¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz!
- 22 Noviembre 2018
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Cecilia, Santa
Memoria Litúrgica, 22 de noviembre
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: Memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).
Breve Biografía
La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del “título” de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.
En la Liturgia de las Horas se lee: “El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo”.
Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón: “solamente para el Señor” (de este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano: “Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí”.
Al contrariado esposo no le quedó otro remedio que seguir el consejo de Cecilia, hacerse instruir y bautizar por el Papa Urbano y después compartir el mismo ideal de pureza de la esposa, recibiendo en recompensa su misma gloria: la palma del martirio, al que por gracia divina se asoció también el hermano de Valeriano, Tiburcio.
Aunque el relato del martirio parece fruto de una piadosa fantasía, históricamente es cierto que Valeriano y Tiburcio fueron mártires y que fueron enterrados en las catacumbas de Pretestato. Después del proceso, narrado con abundancia de detalles por el autor de la Pasión, Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: esto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir.
En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su credo en Dios uno y trino.
Consulta también:
Santo Evangelio según San Lucas 19, 41-44. Jueves XXXIII de Tiempo Ordinario.
Por: H. Jesús Alberto Salazar Brenes, L.C. | Fuente: missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Trae, Señor la paz a mi corazón, a pesar de todas las situaciones que me la puedan quitar. Hazme dócil a tu Palabra para que pueda dar mucho fruto.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio que meditamos hoy, en sentido literal, corresponde a una profecía histórica que hace Jesús sobre la destrucción del templo de Jerusalén por parte de Tito en el año 66 d.C. Jerusalén, en sentido bíblico y espiritual, es imagen del cielo y, en este caso particular, una de las vías de cómo llegamos al cielo.
¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! ¡El Señor dice esto LLORANDO! Si eso lo hizo por una ciudad de piedra, ¿cuánto más no lo hará cuando ve nuestro corazón que le rechaza escogiendo el mal?
No dejemos en este día que nada nos robe la paz, aunque el enemigo nos rodee e intente hacernos caer. El Señor nos está hablando al corazón constantemente, pero es más fácil actuar como los habitantes de la Jerusalén terrena y matar al Señor en nuestra conciencia. ¡Qué ciegos somos al buscar el amor y no darnos cuenta que el amor se nos da gratuitamente en la cruz!
¡Si comprendieras lo que conduce a la paz! Sólo el Señor puede hacer que su palabra sea "Dabar" (término hebreo que significa palabra que al ser pronunciada crea lo que dice) Si el Señor te desea la paz con su palabra creadora, y eres dócil al regalo que te quiere dar, serás una piedra viva más bella y santa, más parecida a Cristo, la Piedra Angular, en la ciudad santa, la Jerusalén celestial.
Acoge la Palabra en tu corazón como María y verás como da grandes frutos.
En el tiempo de Jesús, la gente que estaba liberada de demonios decía: "el Señor ha visitado a su pueblo". El mismo Jesús, cuando mira Jerusalén llora, llora por ella. ¿Por qué llora? Porque no conociste el tiempo en el que fuiste visitada; no entendiste la visita del Señor.
Cuando el Señor nos visita, nos da la alegría, es decir, nos lleva a un estado de consolación, nos lleva a cosechar la alegría, da consuelo espiritual. Un consuelo que no solo pasa en aquel tiempo, sino que es un estado en la vida espiritual de cada cristiano. Por eso es necesario: esperar el consuelo, reconocer el consuelo, porque hay falsos profetas que parecen consolarnos y en cambio nos engañan y conservar el consuelo.
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de septiembre de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una visita a Jesús Eucaristía, y si no es posible, me uniré a Él en una comunión espiritual.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios llora como un padre por sus hijos
Por: SS Francisco
S.S. Francisco en la homilía del martes 4 de febrero de 2014: ´Dios tiene corazón de Padre que espera y no rechaza al hijo rebelde.
Dios también llora y su llanto es como el de un padre que ama a los hijos y no los rechaza nunca aunque sean rebeldes, siempre les espera. Así lo ha afirmado el Santo Padre esta mañana en la homilía de Santa Marta.
Las lecturas de día presenta la figura de dos padres: la del rey David, que llora la muerte del hijo rebelde Absalón, y Jairo, jefe de la sinagoga, que pide a Jesús que cure a su hija. El papa ha explicado el llanto de David frente a la noticia del asesinato de hijo, a pesar que su hijo combatía contra David para conquistar el reino. Francisco ha explicado que el ejército de David vence, pero a él no le interesaba la victoria, "¡esperaba al hijo! ¡Le interesaba solo el hijo! Era rey, era jefe del país, pero era padre." Y así, cuando llega la noticia del final de su hijo, fue sacudido por un temblor: subió al piso de arriba... y lloró".
Francisco lo ha explicado así: "Decía yéndose: ´hijo mío, Absalón. ¡Hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Hubiera muerto yo en vez de tú! ¡Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío! Este es el corazón de un padre, que no rechaza nunca a su hijo. ´Es un ladrón. Es un enemigo. Pero es mi hijo´. Y no reniega la paternidad: llora... Dos veces David llora por un hijo: esta y la otra cuando iba a morir el hijo del adulterio. También aquella vez hizo ayuno, penitencia para salvar la vida del hijo. ¡Era padre!"
El otro padre al que el Papa ha hecho referencia en la homilía es el jefe de la Sinagoga. "Un persona importante pero delante de la enfermedad de la hija no tiene miedo de postrarse a los pies de Jesús: ¡Mi hija está muriendo, ven a imponerle las mano, para que sea salvada y viva!´ No tiene vergüenza", no piensa en lo que puedan decir los otros, porque es padre.
David y Jairo son dos padre: "¡Para ellos lo más importante es el hijo y la hija! No hay otra cosa. ¡Lo único importante! Nos hace pensar en lo primero que decimos a Dios en el Credo: ´Creo en Dios Padre...´ Nos hace pensar en la paternidad de Dios. Pero Dios es así. ¡Dios es así con nosotros! ´Pero, Padre, ¡Dios no llora!´ ¡Cómo que no! Recordemos a Jesús, cuando ha llorado en Jerusalén. ´¡Jerusalén, Jerusalén!´ ¡Cuántas veces he querido recoger a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas!´ ¡Dios llora! ¡Jesús ha llorado por nosotros! Y ese llanto de Jesús es precisamente la figura del llano del Padre, que nos quiere a todos con él".
Francisco ha subrayado que "en los momentos difíciles el Padre responde. Recordemos a Isaac, cuando va con Abrahán a hacer el sacrificio: Isaac no era tonto, se había dado cuenta que llevaban leña, el fuego, pero no la oveja para el sacrificio. ¡Tenía angustia en el corazón! ¿Y qué dice? ´¡padre!´ Y en seguida: ´¡Aquí esto hijo!´ El padre responde".
Así, Jesús, en el huerto de los Olivos dice: "con esa angustia en el corazón: ´¡Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz!´ Y los ángeles fueron a darle fuerza. ¡Así es nuestro Dios: es Padre! ¡Es una Padre así!".
Un padre como el que espera al hijo pródigo que se ha ido con "todo el dinero, con toda la herencia. Pero el padre lo esperaba" todo los días y "lo vio de lejos". "¡Ese es nuestro Dios!", ha recordado Francisco. Asimismo ha observado que "nuestra paternidad" es la de los padres de familia como la paternidad espiritual de obispos y sacerdotes "debe ser como esta. El Padre tiene como una unción que viene del hijo: ¡no puede entenderse a sí mismo sin el hijo! Y por esto necesita al hijo: lo espera, lo ama, lo busca, lo perdona, lo quiere cerca de sí, tan cerca como la gallina quiere a su pollitos". Finalmente, Francisco ha pedido que "vayamos hoy a casa con estas dos imágenes: David que llora y el otro, jefe de la sinagoga, que se postra delante de Jesús, sin miedo de pasar vergüenza y hacer reír a los otros. Estaban en juego los hijos: el hijo y la hija. Y con estos dos imágenes decimos: ´Creo en Dios Padre..." Y pidamos al Espíritu Santo - porque solamente Él, el Espíritu Santo - que nos enseñe a decir ´¡Abba, Padre!´ ¡Es una gracia! ¡Poder decir a Dios ´Padre´! con el corazón es una gracia del Espíritu Santo. ¡Pidámosla a Él".
"NO PODEMOS ACOSTUMBRARNOS A LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y LA DESESPERANZA"
Humanizar la crisis
Poder liberador de Jesucristo
Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad, y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos
El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de abril del año 30 un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma. El evangelio de Juan relata el diálogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al evangelista. En un determinado momento, Jesús hace esta solemne proclamación: "Yo para esto nací y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz". Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad, y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos. Por eso Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos, que tratan de imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios, que la defienden por obligación, aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad, sino testigo. Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio, sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en "voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz" (Jon Sobrino). Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación de los poderes financieros y de la gestación política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira. Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave. Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato previo a todo. No podemos acostumbrarnos a la exclusión social y la desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en defensa de los últimos. Quien es dela verdad escucha su voz. Jesucristo, Rey del universo - B
(Juan 18,32-37)
25 de noviembre de 2018