El pueblo entero quedó pendiente de sus labios
- 23 Noviembre 2018
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Columbano, Santo
Memoria Litúrgica, 23 de noviembre
Abad
Martirologio Romano: San Columbano, abad, irlandés de nacimiento, que por Cristo se hizo peregrino para evangelizar a las gentes de las Galias. Fundó, entre otros muchos, el monasterio de Luxeuil, que él mismo rigió con estricta observancia, y obligado después a exiliarse, atravesó los Alpes y construyó el cenobio de Bobbio, en la Liguria, famoso por su disciplina y estudios, en el cual se durmió en paz, lleno de méritos para con la Iglesia. Su cuerpo recibió sepultura en este día († 615).
Etimológicamente Columbano = “paloma”. Viene de la lengua latina.
Breve Biografía
Nació en Irlanda en el 543. Desde pequeño mostró una clara inclinación para la vida consagrada.
Al salir de Irlanda en compañía del monje y San Galo, recorrió Europa Occidental. Unas veces era rechazado, otras acogido, pero de lo que no cabe duda es que fue el fundador de monasterios y abadías desde las cuales salía un resplandor cultural y religioso dignos de toda loa.
Fueron el foco para culturización y cristianización de la época merovingia. Su estilo de vida fue austero y así se lo exigía a los monjes, pues gracias a ella, encontraron un camino para la santidad al menos trece santos que no es el caso de enumerar.
El monasterio más célebre fue el de Luxeuil, al que confluyeron monjes francos, galos y burgondes. Fue durante dos siglos el centro de vida monástica más importante en todo el Occidente.
En el año 610 tuvo que salir pitando de Francia porque la cruel reina Brunehaut lo perseguía, porque le había echado en cara todos sus vicios y sus crímenes.
Pensaba volver a Irlanda pero se quedó en Nantes. También que tuvo que huir por los Alpes hasta que encontró acogida y refugio en Bobio, al norte de Italia, en la región de la Emilia Romagna, provincia de Piacenza.
Aquí fundó su último monasterio y en él murió en el año 615. La regla monástica original que dio a sus monasterios tuvo una influencia por toda Europa durante más de dos siglos.
Muchos pueblos, regiones y lugares están bajo su patrocinio.
También tuvo dificultades con los obispos franceses. Estos mandan en su diócesis pero no en los monasterios que desde siempre han estado exentos, es decir, no dependen del obispo.
Hubo alguien que lo trató bien. Fue el rey Aguilulfo. Menos mal que los cuatro últimos años de su vida pudo vivir tranquilo.
¡Felicidades a los que lleven este nombre!
Todos los días enseñaba en el templo
Santo Evangelio según San Lucas 19, 45-48. Viernes XXXIII de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dame, Señor, la fe necesaria para descubrirte en la Eucaristía y enséñame a valorar tu presencia real en ella.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús iba todos los días al templo y enseñaba allí. Después de su muerte, Jesús no perdió esta buena costumbre. Es más, decidió quedarse allí para que cada vez que tengamos necesidad sepamos donde encontrarlo. Curiosamente, nosotros católicos, nos hemos acostumbrado a su compañía y ya no estamos tan pendientes de las palabras de "sus labios". Lo dejamos solo y abandonado en lo profundo de su sagrario.
Sin embargo, Jesús está ahí siempre a la espera de que nos animemos a visitarle, a contarle nuestros problemas y necesidades. Él espera todos los días el momento en que se realice su deseo y "su casa" se convierta en aquel lugar de oración que tanto desea, un lugar donde podamos hablar al Padre y, en el silencio de nuestro corazón, escuchar su voz.
Para interpretar el gesto de Jesús de purificar la casa de Dios, sus discípulos usaron un texto bíblico tomado del salmo 69: "El celo por tu casa me devorará"; así dice el salmo: "pues me devora el celo de tu casa". Este salmo es una invocación de ayuda en una situación de extremo peligro a causa del odio de los enemigos: la situación que Jesús vivirá en su pasión. El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz: su celo es el del amor que lleva al sacrificio de sí, no el falso que presume de servir a Dios mediante la violencia. De hecho, el "signo" que Jesús dará como prueba de su autoridad será precisamente su muerte y resurrección: "Destruid este santuario -dice- y en tres días lo levantaré". Y el evangelista anota: "Él hablaba del Santuario de su cuerpo". Con la Pascua de Jesús inicia el nuevo culto en el nuevo templo, el culto del amor, y el nuevo templo es Él mismo.
(Ángelus de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita a Jesús Eucaristía por lo menos de 5 minutos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¿Un buen lugar para orar? El templo de tu corazón
Una buena lección de San Ignacio de Antioquía.
«Sois piedras de un templo, preparadas de antemano para un edificio de Dios el Padre, siendo elevadas hacia lo alto por medio del instrumento de Jesucristo, que es la Cruz, y usando como cuerda el Espíritu Santo; en tanto que la fe es vuestra polea, y el amor es el camino que lleva a Dios. Así pues, todos sois compañeros en el camino, llevando a vuestro Dios y vuestro santuario, vuestro Cristo y vuestras cosas santas, adornados de pies a cabeza en los mandamientos de Jesucristo. […] Y orad sin cesar por el resto de la humanidad (los que tienen en sí esperanza de arrepentimiento) para que puedan hallar a Dios» (San Ignacio
de Antioquía, Carta a los Efesios, 9 y 10).
Acabo de tener la oportunidad de estar en un campamento con 55 niños españoles entre 9 y 11 años. Fue una experiencia maravillosa y refrescante. Además de disfrutar de cada una de las actividades con ellos durante esos días, pude volver a comprobar que los niños llegan a ser pequeños maestros de vida con sus comentarios y acciones cargados de inocencia. Y mientras preparaba este artículo me vino a la mente una respuesta que me dio Javier en uno de esos días.
Habíamos tenido un día muy hermoso y le pregunté a Javi si había ido a agradecer a Jesús por el día en la capillita del campamento. Su respuesta fue un no, pero acompañado de una sonrisa. Me intrigó y por eso volví a la carga: «Pero, ¿de qué te ríes? No crees que a Jesús le gustaría que le agradecieras todo lo que te dio hoy?». Su respuesta fue una pequeña bofetada de guante blanco: «¡Claro que sí, padre! Pero no había tenido tiempo de ir a la capillita, por lo que ya le había agradecido en mi corazón a Jesús por todo. Pero ahora mismo voy a decírselo también en persona». Menos mal que se fue corriendo y no volvió la vista; hubiese visto un sonrojo de vergüenza pintado en mi cara…
Javi me enseñó en esa ocasión algo que San Ignacio de Antioquía reafirma en el texto que preside este artículo: que Dios está siempre en el corazón de quienes lo acogen. El Santo habla de ser «templos de Dios», «portadores» suyos. ¿Nos damos cuenta de la grandeza que eso supone? Dios siempre nos acompaña, nos ve, nos anima, nos abraza. En ningún momento se separa de nosotros… siempre y cuando nosotros no le cerremos las puertas con el pecado. E incluso si lo hacemos, Él está ahí, esperando a que le volvamos a encontrar con la confesión y dispuesto a perdonar cualquier cosa con tal de morar de nuevo en nuestro interior.
¿Y tiene esto importancia para nuestra oración? ¡Yo diría que es básico! Si esto es verdad –y lo es– significa que podemos orar en cualquier circunstancia, en cualquier momento, estemos donde estemos: en el trabajo, en la cocina, en el colegio, jugando, escribiendo, leyendo este artículo, etc. Siempre podemos elevar el corazón y hablar con Quien lo habita. De esta manera, aunque la Eucaristía sea efectivamente el lugar apropiado para hacer oración (y lo recomiendo muy vivamente) no será absolutamente indispensable o necesario tener que acudir a una iglesia para orar. Tú mismo eres templo de Dios, teóforos (para usar el término de San Ignacio). Ahí, en el santuario de tu corazón puedes adorarle, hablarle y tratar con Él.
Otra consecuencia de esta certeza es que también nos permite sabernos “compañeros de camino” unos con otros. Tú, que lees estas líneas, eres templo del mismo Dios que habita mi alma. Por eso mi oración te enriquece también a ti y la tuya nos enriquece a todos. Mi oración deja de ser sólo “mía” y se convierte en “nuestra”; deja de ser sólo un diálogo con “mi” Dios y se convierte en un diálogo de todos con “nuestro” Dios.
«No sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?». Esta rotunda frase de San Pablo en la primera carta a los corintios (6, 19) es el leitmotiv de la oración del cristiano. San Ignacio lo sabía… y presiento que el buen Javi lo intuye. Después de todo, sólo el corazón inocente, como el de los niños, es capaz de percibir esa Presencia Amorosa en nuestro interior.
Cristo Rey, misterio de grandeza y de amor infinito
Cristo es rey porque tiene la primacía absoluta delante de Dios y delante de los hombres, en el orden de la creación y de la redención
Queridos amigos y hermanos: el año litúrgico se cierra con la solemnidad de Cristo Rey, celebración global de su misterio de grandeza y de amor infinito.
En Colosenses 1, 12-20, es donde san Pablo ensalza la realeza de Cristo y pasa revista a sus títulos más expresivos. Cristo es rey porque tiene la primacía absoluta delante de Dios y delante de los hombres, en el orden de la creación y de la redención. “El es
imagen de Dios invisible”, imagen perfecta y visible que revela al Padre: el que le ve a él, ve a su Padre.
Tal realeza de Jesucristo está documentada al vivo en el Evangelio de san Lucas, capítulo 23, versículos del 35 al 43, que nos presenta el episodio conmovedor del buen ladrón. Jesús está en la cruz; sobre su cabeza cuelga, como escarnio y condena, el título de su realeza: “Este es el Rey de los Judíos”.
Los jefes y los soldados se burlan de él: “Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Hasta uno de los malhechores colgados al lado, le injuria; el otro, en cambio, movido de temor de Dios, le defiende: “Lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada”; y dirigiéndose a Jesús, dice: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.
Es un ladrón, pero cree en Dios y le teme, se confiesa culpable y acepta el castigo de sus delitos. La fe le ilumina y, primero entre todos, reconoce la realeza de Jesús, escarnecida y rechazada por los sacerdotes y jefes del pueblo; y la reconoce no delante de Cristo glorioso, sino ante un Cristo humillado y moribundo en el patíbulo. Su fe es premiada y Cristo le dice: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Pide para el futuro y recibe en el presente, al punto “hoy”. No tendrá que esperar; Jesús ha expiado ya por él, le ha merecido la gracia del perdón; para cogerla ha sido suficiente el arrepentimiento acompañado de la fe.
De este modo Cristo desde la cruz atrae a sí a los hombres; es el buen pastor que salva la oveja perdida, el padre que acoge al hijo pródigo, el Rey que establece su reino con el poder del amor y a precio de su sangre. El que cree y confía en él, podrá escuchar: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Terminemos nuestra reflexión de hoy haciendo oración con el texto del Prefacio de la Misa de Cristo Rey: “Gracias siempre y en todo lugar, a ti, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno: porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del Universo a tu Único Hijo, nuestro Señor Jesucristo, ungiéndolo con óleo de alegría, para que ofreciéndose a sí mismo, como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz consumara el misterio de la redención humana; y sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un reino eterno y universal: el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”. ¡Viva Cristo Rey! Con mi bendición.
¿Por qué es Sta. Cecilia Patrona de la música y de los músicos?
El profesor de historia de música Jesús Pérez Perazzo explica dos razones del famoso patronazgo de la santa
Está envuelto en misterio la asociación de la mártir romana Sta. Cecilia con la música, que tan popular fue que el Papa Gregorio XIII le declaró Patrona de la música y de los músicos en 1584. Algunos piensan que se relaciona a Sta. Cecilia con la música porque se dice que cuando se casó por deseo de su padre (a pesar de haber decidido ofrecerse al Señor), mientras los músicos tocaban, la santa cantaba a Dios en su corazón.
La santa le reveló a su esposo pagano Valeriano que ella podía ver a su ángel custodio, quien se ofendería si él no respetara su virginidad y a quien vería si creía en el verdadero Dios y se bautizaba, lo cual hizo. Tanto Valeriano como su hermano fueron martirizados tras convertirse a la fe cristiana. Sta. Cecilia ayudó a muchas otras personas a convertirse también, y por eso le condenaron a morir sofocada en su casa por los gases de un horno. Terminaron su martirio decapitándole.
El profesor de historia de música Jesús Ignacio Pérez Perazzo explica en “Santa Cecilia: ¿Patrona de la Música y de los Músicos?” dos razones más probables del famoso patronazgo de la santa:
“El hecho más probable para que se le relacione con la música es, porque desde muy joven y de acuerdo con las costumbres y tradiciones de las familias patricias romanas, Cecilia debió iniciarse y tocar algún instrumento musical, probablemente la lira, la cítara o algún tipo de arpa de las utilizadas por las damas de la sociedad romana.
“[… Además,] El texto del Acta dice: ‘Candéntibus órganis Cæcilia Dómino decantábat dicens…’ o lo que es igual: ‘Mientras estaba el horno al rojo vivo, Cecilia cantaba al Señor diciendo…’ El copista de la época en que se realizó la trascripción debió traducir la palabra Órgano –que para la época de Cecilia, siglo III, significaba: especie de fuelle, herramienta o utensilio para hacer insuflar algo-, por el neologismo que nombra al instrumento musical actualque derivó del Hydraulis utilizado por los romanos para animar incluso, las festividades del circo romano.”
Lo que no está en duda es que Sta. Cecilia comprendió bien lo que le dice el Señor a Poncio Pilato en el Evangelio de la Solemnidad de Cristo Rey: “‘Mi reino no es de este mundo’” (Jn. 18, 36). Ella se dedicó a buscar almas para ese reino celestial, animándoles por su martirio a hacer todo lo posible para permanecer fieles a Dios.
Propongo agradecer a Dios por el don de la familia
Hoy los estadounidenses celebran, como todos los años, el Día de Acción de Gracias, una festividad que tiene sus raíces en el siglo XVII cuando los primeros colonos agradecían por las cosechas del año. Muchos esperan estas fechas para las famosas compras del Viernes Negro o Black Friday, y hay otros, los más golosos, que solo piensan en los deliciosos platillos de la temporada. Pero lo maravilloso de esta época es que se reúne toda la familia alrededor de una mesa impecable para hacer una pausa y simplemente dar gracias.
En nuestros países latinos no tenemos esa costumbre, esa de tener un día específico para agradecer por algo y por todo. Sin embargo, creo que las costumbres buenas hay que emularlas, y yo propongo agradecer a Dios este año por el don de la familia.
Qué bonito sería que papá y mamá comenzaran agradeciendo por la vida, la vida de sus hijos, de cada uno de ellos, que con sus sonrisas y travesuras alegran los días y los hacen más divertidos. Agradecer también por el esposo, la esposa, por esa persona que está al lado a pesar de todo, que sabe apoyar y sostener con un consejo oportuno o simplemente una mirada de reconocimiento. Dar gracias por el trabajo que tienen, porque sin él sería difícil mantener el estilo de vida holgado que llevan. Por aquel viaje familiar que hicieron sin mucha planificación, porque pudieron compartir anécdotas inolvidables.
¿Qué agradecerían los más pequeños? Incentiven a sus hijos a ser agradecidos. Planifiquen esto con tiempo y coménteles de qué se trata, para que estén preparados y tengan qué decir. Seguramente ellos también tienen cosas por las que dar gracias. Por la mascota nueva, por la oportunidad de tener estudios y alimentación, por tener unos padres amorosos y preocupados; que agradezcan por la dicha de tener abuelitos todavía en casa. Ustedes se sorprenderían al conocer todo lo que esos corazones inocentes dirían. ¡Ciertamente hay mucho que agradecer!
Según palabras de San Juan Pablo II en su encíclica Familiaris Consortio, “la familia cristiana es la primera comunidad llamada a anunciar el Evangelio a la persona humana en desarrollo y a conducirla a la plena madurez humana y cristiana, mediante una progresiva educación y catequesis”, por eso, las buenas costumbres, como la de ser una persona agradecida, se aprende en el seno de una familia.
Los esposos, al asumir la responsabilidad de padres, tienen el deber y la obligación de ser guía para sus hijos, y en un mundo tan envuelto por la satisfacción inmediata muchas veces nos olvidamos de ser agradecidos. La mayoría de los jóvenes de hoy asumen que las cosas y las personas están ahí para ellos porque se lo merecen, se sienten con el derecho a… “entitled to” dirían los gringos.
Es una obligación de los padres darles comida y estudios hasta que ellos sean capaces de solventar su propia situación económica. El viaje de graduación, los estudios universitarios, el carro y el último “gadget” deberían de ganárselo de alguna manera. Si no valoran el costo de cada cosa, ellos se sentirán con ese sentimiento de que se merecen todo en la vida, haciendo cada vez más difícil enfrentarse a la realidad sin que los padres le solucionen todo.
Entiendo que es difícil ser padre, lo veo con mi hermana y con mis amigas. Pero recuerden que, hasta que esos hijos crezcan lo suficiente como para ser responsables por sí mismos, ustedes son los custodios de esas almas. Las bases para que ellos se salven y lleguen a la meta -que es el cielo- las ponen ustedes. Ustedes han sido facultados por Dios para ser autoridad ante sus hijos.
Por eso, y por muchos otros motivos, vale la pena instaurar, como los estadounidenses, el penúltimo jueves de noviembre como un Día de Acción de Gracias para enseñar en familia el valor primordial de la gratitud.
"¡EL MUNDO NECESITA PERSONAS LIBRES!", CLAMA EN UN VÍDEOMENSAJE AL FESTIVAL DE DOCTRINA SOCIAL DE VERONA
Francisco receta estilos de vida "sobrios, solidarios, abiertos y acogedores" para acabar con la esclavitud
Alerta de que la pobreza, la tecnología y el consumismo hacen peligrar la libertad de la persona
El Papa FranciscoAgencias
La libertad nunca mata los sueños, sino que construye en la vida lo que muchos desean pero no tienen el coraje de perseguir
(C. Doody/Vatican News).- "Arriesgarse" e "involucrarse", para "eliminar lo que priva a los hombres y a las mujeres del tesoro de la libertad" y "redescubrir el sabor de esa libertad que sabe cómo custodiar la Casa Común que Dios nos ha dado". Es la llamada que el Papa Francisco ha hecho hoy en un vídeo mensaje al 8° Festival de la Doctrina Social de la Iglesia en Verona, en el que también anima a ser "personas libres" que no tengan miedo de entregarse y de ensuciarse las manos "para hacer el bien y ayudar a quien lo necesita". "El riesgo de libertad" es el tema elegido para el Festival de la Doctrina Social de la Iglesia de este año, que se está celebrando del 22 al 25 de noviembre. Una invitación, según el Papa, a reflexionar sobre "lo que siempre ha apoyado el camino de los hombres, las mujeres, la sociedad y las civilizaciones". En su vídeo mensaje, el Papa dice que como cristianos, "estamos llamados a estar atentos y vigilantes" para que este riesgo de libertad "no pierda su significado más elevado y exigente".
Francisco también señala que hay muchas situaciones en las que, incluso hoy en día, "hombres y mujeres no pueden dar un buen uso a su libertad, no pueden arriesgarse", destacando en concreto tres situaciones: la pobreza, el dominio de la tecnología y la reducción del hombre a mero consumidor.
En cuanto al concepto de libertad, el Santo Padre señala que "la libertad nunca mata los sueños, sino que construye en la vida lo que muchos desean pero no tienen el coraje de perseguir". "Ser libre es un desafío - puntualiza - pero un desafío permanente: fascina, cautiva, da valor, nos hace soñar, crea esperanza, invierte en el bien, cree en el futuro", y esto significa que la libertad "contiene una fuerza que es más fuerte que cualquier esclavitud".
"¡El mundo necesita gente libre!", exclama el Papa. Además, asegura que la libertad humana se descubre hasta el final "cuando comprende que es generada y sostenida por la libertad amorosa del Padre, revelada en el Hijo ante la Misericordia". Es bajo su mirada compasiva que cada hombre "siempre puede reanudar el camino del 'riesgo de la libertad'"
Papa Francisco
A los ojos de Dios la vida humana es valiosa, sacra e inviolable. Nadie puede despreciar la vida de otros o la propia.
La indigencia
El Papa habla en su vídeo mensaje de la "cultura del descarte" y cita una de las frases que se leen en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium: "Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son 'explotados' sino desechos, 'sobrantes'". Para el Papa, si un hombre o una mujer se reducen a "sobras", "no solo experimentan los frutos malvados de la libertad de los demás en ellos, sino que también son defraudados de la posibilidad de 'arriesgar' su propia libertad".
El desarrollo tecnológico
El Papa considera que el desarrollo tecnológico es otra de las situaciones que afecta negativamente a la experiencia de la libertad cuando éste "no está acompañado por un desarrollo adecuado de responsabilidad, valores y conciencia" y asegura que "la absolutización de la técnica se puede volver en contra del hombre".
La reducción del hombre a mero consumidor
La tercera situación negativa que explica el Santo Padre está representada por la reducción del hombre a un mero consumidor. "En realidad - dice el Papa - aquellos que poseen libertad son aquellos que pertenecen a la minoría que detiene el poder económico y financiero". "Esto no es libertad, es esclavitud".
Hacia el final del vídeo mensaje, Francisco asegura que a pesar de estas desviaciones, "el deseo de arriesgar la libertad de uno nunca falla", incluso - dice - "en aquellos que han vivido y experimentan situaciones de esclavitud y explotación".
"Aunque algunos temen ir a contracorriente, muchos, en su vida cotidiana, llevan estilos de vida sobrios, solidarios, abiertos y acogedores", afirma el Papa. "Ellos son la verdadera respuesta a las diversas esclavitudesporque se mueven como personas libres. Encienden deseos latentes, abren horizontes, hacen deseable el bien".