Inmediatamente, dejando sus redes, lo siguieron

5 consejos prácticos para crecer en familia durante Adviento

El Adviento está lleno de hermosas y antiguas tradiciones únicas del cristianismo

El Adviento está lleno de hermosas y antiguas tradiciones únicas del cristianismo que los padres pueden compartir con sus hijos durante el tiempo de preparación para celebrar la Navidad.

Aquí 5 consejos prácticos para crecer en familia durante el Adviento compartidos por el National Catholic Register.

1. Colocar una corona de Adviento sobre la mesa y encenderla antes de cenar

No debe permitirse que esta tradición milenaria se guarde solo para el día domingo en la iglesia, sino que también pueda encenderse por las noches a la hora de la cena.

La corona simboliza más que las cuatro semanas de Adviento; pues también pueden representar los 4.000 años que el hombre estuvo en la tierra antes de que naciera el Salvador. Por otro lado, los niños pueden turnarse iluminando y soplando las velas.

Usualmente se puede recitar una oración diciendo antes la siguiente jaculatoria: "Ven, Señor Jesús, nace en nuestros corazones".

2. Hacer obras de misericordia

El Adviento es un tiempo de preparación, y todas las personas necesitan formas tangibles de prepararse espiritualmente para el nacimiento de Jesús.

Se puede armar un pequeño pesebre en algún lugar de su casa, y cada vez que algún miembro de la familia realice una obra de misericordia, puede poner un hilo de heno en el pesebre.

Es una bendición ver cada día más lleno el pesebre para Jesús cuando se acerca el día de su natividad. Recuerde no colocar la imagen del Niño Jesús hasta la víspera de Navidad.

3. No olvidar al verdadero San Nicolás

Según varios historiadores, el popular Santa Claus es la distorsión –primero literaria y luego comercial– de San Nicolás, el generoso Obispo de Myra, patrono de los niños, navegantes y cautivos.

La leyenda de Santa Claus deriva directamente de la figura de San Nicolás, quien según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su día se reparten dulces y regalos. Es representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasa de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños.

4. Enseñar a los niños

Anime a los niños en este tiempo de preparación para la Navidad a orar por los demás, ayudar en casa, compartir los bienes con quien más necesite, cumplir las tareas sin quejarse, hacer un sacrificio, leer algún pasaje de la Biblia, dar gracias a Dios, saludar cariñosamente, no pelear con sus hermanos, etc.

Es importante no solo que los niños se comprometan a realizar buenas acciones para el nuevo año que se aproxima, sino también que los padres enseñen a sus hijos el verdadero sentido del Adviento.

Es decir, que mediten sobre la venida final del Señor, así como del nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad. Además, mostrarles el significado de las coronas de Adviento, las velas y el color morado para la liturgia que significa preparación espiritual y penitencia.

5. Crecer espiritualmente

¿Puede añadir a su día un tiempo de oración corto, la lectura de la Biblia cada mañana durante el Adviento o quizás un Rosario diario? Cualquiera podría convertirse en un gran hábito.

Puede servirle cualquier actividad que desarrolle su parroquia también. Finalmente, debe orar para que la Navidad le traiga un nuevo celo y un amor más profundo por Cristo este año.

¿Vivimos como cristianos?

Papa Francisco: Cuidado con la paganización de la vida

En la Misa que celebró esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco aseguró que llegará el día en que el Señor dirá “basta a las apariencias de este mundo”, por lo que animó a abrir el corazón con esperanza para alejarse de “la paganización de la vida”.

En su homilía, el Santo Padre comentó las lecturas del día que narraban la destrucción de Babilonia y de Jerusalén.

En el texto del libro del Apocalipsis, San Juan describe la destrucción de Babilonia, la ciudad bella, símbolo de mundanidad “de lujo, de autosuficiencia, del poder de este mundo”, explicó el Papa.

En el día del juicio, Babilonia será destruida con un grito de victoria. La “grande prostituta” caerá, condenada por el Señor porque sus fiestas aparecerán como falsa felicidad. “No habrán más bellas fiestas, los artesanos de cualquier oficio no tendrán más (trabajo), porque no es una ciudad de trabajo, sino de corrupción. La luz de la lámpara no brillará más. Quizá será una ciudad iluminada, pero sin luz, no luminosa. Esta es la civilización corrupta”, precisó el Papa.

“Esta destrucción comienza en el interior y termina cuando el Señor dice: ‘basta’. Y habrá un día en el cual el Señor dirá ‘basta’ a las apariencias de este mundo. Esta -remarcó- es la crisis de una civilización que se cree orgullosa, suficiente, dictatorial y termina así”.

Posteriormente, el Santo Padre comentó el Evangelio de San Lucas, que narra la destrucción de Jerusalén, la ciudad santa, que sufrió “la corrupción de la infidelidad al amor”, porque no fue capaz de “reconocer el amor de Dios en su Hijo”, sino que más bien abrió la puerta de su corazón a los paganos.

En esta línea, el Papa Francisco remarcó que “existe la paganización de la vida, en nuestro caso, cristiana” y preguntó: “¿Vivimos como cristianos? Parece que sí, pero en verdad, nuestra vida es pagana”, advirtió.

Al recordar los casos de Babilonia y Jerusalén, el Pontífice interrogó: “¿Tú eres cristiano? ¿Tú eres cristiana? Vive como cristiano” y añadió “no se puede mezclar el agua con el aceite. Siempre distinto. El final de una civilización contradictoria en sí misma que dice ser cristiana y vive como pagana”.

Por este motivo, el Papa dijo que “hay tragedias, también en nuestra vida” por lo que alentó a mirar el horizonte “porque hemos sido redimidos y el Señor vendrá a salvarnos. Y esto nos enseña a vivir las pruebas del mundo no con un pacto de mundanidad o con paganismo, que nos lleva a la destrucción, sino en esperanza, separándonos de esta seducción mundana y pagana y mirando el horizonte, esperando a Cristo, el Señor”.

Al finalizar, el Santo Padre reiteró que “la esperanza es nuestra fuerza: vamos hacia adelante. Pero debemos pedirle al Espíritu Santo” y destacó que “permanecerán solo quienes colocan la esperanza en el Señor”.

“Abramos el corazón con esperanza y alejémonos de la paganización de la vida”, concluyó.

Andrés, Santo

Fiesta Litúrgica, 30 de Noviembre

Apóstol

Martrirologio Romano: Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.

Breve Biografía

Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.

Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías. Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.

Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.
Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.

Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.

Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.

Cristo no cambia, transforma

Santo Evangelio según San Mateo 4,18-22. Fiesta litúrgica de San Andrés Apóstol

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por todo lo que me concedes en cada momento; te pido la gracia de ser cada vez más santo, de poder corresponder siempre a tu voluntad. Creo en ti, pero te pido aumentes mi fe; te amo, pero aumenta cada día mi amor por Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muchos hombres no se animan a dejar entrar a Cristo en sus vidas pues tienen un miedo, el de pensar qué va a ser Cristo con sus vidas. No se atreven a dejarse impresionar, piensan que habrá un cambio radical en sus vidas, pero no; Cristo lo que hace en la vida de quien lo deja entrar, es ir transformándola poco a poco; es una transformación, no un cambio.

Al leer este Evangelio se ve muy claro. Hace el llamado a Pedro y a Andrés, que eran pescadores, y solo les dice: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres". En ese llamado, no existe cambio alguno, existe una transformación, que es como un plus en su vida. Solo agrega a lo que ya son, algo especial.

Cuando dejamos entrar a Cristo en nuestras vidas, Él toma nuestro barro y lo comienza a moldear, empieza a transformar lo que ya somos en algo muchísimo mejor. Lo que queda de nuestra parte es dejarnos moldear. Muchas veces pasa que dejamos entrar a Dios en nuestras vidas, pero esperamos que nos moldee como nosotros queremos que sea, no le damos libertad a Dios. Y Él no se resiste, pero sabe que lo que estamos haciendo no nos hace ser plenamente felices.

No tengamos miedo a dejar entrar a Cristo en nuestras vidas y darle plena libertad para que haga de nuestro pobre barro, la mejor escultura que jamás ha existido.

¿Cómo envía nuestro Señor a san Andrés y a su hermano Simón Pedro en el Evangelio de hoy? "¡Seguidme!", les dice. Eso es lo que significa ser enviado:seguir a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas. El

Señor invitará a algunos de vosotros a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en "pescadores de hombres". A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea vuestra vocación, os exhorto: ¡sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!

(Homilía de S.S. Francisco, 30 de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía y recordar todo su amor por mí; pedirle la gracia de abrir mi corazón y darle plena libertad de actuar.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La fe como confianza que libera y transforma

Además de don, la fe es un acto profundamente humano y libre

Hoy necesitamos personas que sepan capaces de constituir un “banco de tiempo” verdadero, de tiempo vivo, que es el tiempo que dedicamos a servir a los demás

En otro lugar hemos hablado de Michael Ende y su“Historia Interminable”. En Momo (1973), el mismo autor cuenta la historia de los ladrones de tiempo, los “hombres grises” que promueven un “banco de tiempo”, pero en realidad es un tiempo robado y muerto. Y de una niña que devolvió el tiempo a los hombres. Esta novela se considera, entre otras cosas, como una crítica al consumismo o al materialismo. Momo es sobre todo capaz de escuchar, y por eso inspira confianza, y así contribuye a la verdadera libertad, a la verdadera vida que tiene que ver con el amor. Aunque fuera solamente por eso, puede representar la actitud de quien atiende a las necesidades de los demás.

Confianza, que libera y vivifica plenamente la existencia humana, es la fe cristiana. A ello ha dedicado El Papa emérito Benedicto XVI su audiencia del 24 de octubre.

Ha comenzado con estas preguntas: «¿Qué es la fe? ¿Tiene sentido aún la fe en un mundo donde la ciencia y la tecnología han abierto horizontes, hasta hace poco tiempo impensables? ¿Qué significa creer hoy?».

Y en el desarrollo de su reflexión, ha quedado claro cómo debe ser la educación en la fe, es decir, la catequesis y la formación cristiana en todas las edades, y la enseñanza escolar y académica de la religión.

Lo primero es transmitir la vida que la fe engendra; transmisión que no es posible si el educador de la fe no la vive y lucha por crecer en ella.

Esa transmisión de la vida de fe es lo que hace posible profundizar en el conocimiento de los “contenidos” de la fe y de la historia de la salvación.

La educación en la fe nace primero de la confianza

«En nuestro tiempo —señala el Papa ya desde el principio— es necesaria una renovada educación en la fe, que incluya por cierto un conocimiento de su verdad y de los acontecimientos de la salvación, pero que principalmente nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo, de amarlo, de confiar en él, de tal modo que toda la vida esté involucrada con él».

Ha seguido explicando cómo es el «desierto espiritual» en que amenaza convertirse nuestra cultura occidental: a pesar del proyecto de progreso que está en sus orígenes y el bienestar, y los avances científicos y tecnológicos alcanzados, prosigue la falta de una libertad verdaderamente humana, y abunda la explotación y la injusticia, la mentalidad materialista, y la paradójica “fe” en cualquier cosa.

Algunas preguntas importantes

En este contexto, apunta el Papa, surgen algunas preguntas fundamentales, mucho más concretas de lo que aparentan: «¿Qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el hombre, para nosotros y para las generaciones futuras? ¿En qué dirección orientar las decisiones de nuestra libertad en pos de un resultado bueno y feliz de la vida? ¿Qué nos espera más allá del umbral de la muerte?».

Las respuestas que da la ciencia no son suficientes. «Nosotros necesitamos no solo el pan material, necesitamos amor, sentido y esperanza, de un fundamento seguro, de un terreno sólido que nos ayude a vivir con un sentido auténtico, incluso en la crisis, en la oscuridad, en las dificultades y en los problemas cotidianos».

Confianza, libertad, transformación

Y esto, continúa, es lo que nos da la fe: «Una confianza plena en un ‘Tú’, que es Dios, el cual me da una seguridad diferente, pero no menos sólida que la que proviene del cálculo exacto o de la ciencia». Y es que «la fe no es un mero asentimiento intelectual del hombre frente a las verdades (de la fe), en particular sobre Dios; es un acto por el cual me confío libremente a un Dios que es Padre y me ama; es la adhesión a un ‘Tú’ que me da esperanza y confianza».

Ciertamente, explica Benedicto XVI, que esta adhesión a Dios no carece de“contenido”. Y el contenido es que Dios nos ha revelado en Cristo su amor sin medida, que le ha llevado a morir nosotros para resucitar y elevarnos hasta la altura divina. Precisamente, «la fe es creer en este amor de Dios, que no disminuye ante la maldad de los hombres, ante el mal y la muerte, sino que es capaz de transformar todas las formas de esclavitud, dando la posibilidad de la salvación».

Insiste el Papa: «Tener fe, entonces, es encontrar ese ‘Tú’, Dios, que me sostiene y me concede la promesa de un amor indestructible, que no solo aspira a la eternidad, sino que la da; es confiar en Dios con la actitud del niño, el cual sabe que todas sus dificultades, todos sus problemas están a salvo en el ‘tú’ de la madre».

De este modo gráfico, Benedicto XVI subraya la confianza, «la certeza liberadora y tranquilizadora de la fe», que nos lleva a proclamarla y demostrarla con nuestra vida y nuestra palabra.

La fe: don de Dios y acto libre

Ciertamente, observa, existe la posibilidad del rechazo de la fe por parte de aquellos a quienes nos dirigimos, pero esto no ha de infundirnos temor ni desaliento. Tenemos experiencia, en nosotros mismos y en la historia, de que la semilla de la fe puede producir abundantes frutos de justicia y de paz, de amor y de renovaciónen la humanidad. Pero no debemos olvidar que la fe es ante todo un don de Dios, como dice el Concilio Vaticano II (cf. DV, 5), que se perfecciona con el bautismo, por el que entramos en la comunidad de fe que es la Iglesia.

Además de don, la fe es un acto profundamente humano y libre. Así lo afirma elCatecismo de la Iglesia Católica«Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre» (n. 154). Y agrega Benedicto XVI: «Más aún, las implica y las exalta, en una apuesta de vida que es como un éxodo, es decir, un salir de sí mismo, de las propias seguridades, de los propios esquemas mentales, para confiarse a la acción de Dios que nos muestra el camino para obtener la verdadera libertad, nuestra identidad humana, la verdadera alegría del corazón, la paz con todos».

Dicho brevemente: «Creer es confiar libremente y con alegría en el plan providencial de Dios en la historia, como lo hizo el patriarca Abraham, al igual que María de Nazaret».

Decir que "sí" a Dios

En consecuencia: «La fe es, pues, un acuerdo por el cual nuestra mente y nuestro corazón dicen su propio ‘sí’ a Dios, confesando que Jesús es el Señor. Y este ‘sí’ transforma la vida, abre el camino hacia una plenitud de sentido, la hace nueva, llena de alegría y de esperanza fiable».

Y concluye: «Nuestro tiempo requiere de cristianos que estén aferrados a Cristo, que crezcan en la fe a través de la familiaridad con la Sagrada Escritura y los sacramentos. Personas que sean casi un libro abierto que narra la experiencia de la vida nueva en el Espíritu, la presencia de un Dios que nos sostiene en el camino y que nos abre hacia la vida que no tendrá fin».

Volviendo a la historia de Momo, hoy necesitamos personas que sepan capaces de constituir un “banco de tiempo” verdadero, de tiempo vivo, que es el tiempo que dedicamos a servir a los demás. Entre ellos, por un motivo y con una ayuda muy especial (la misma vida de Cristo) hemos de estar los cristianos. No, por tanto, como“personas grises” que corren de un lado para otro buscando solamente lo que se toca, se compra y se vende. Al contrario, y, como consecuencia de la fe, dedicando tiempo a las necesidades de los demás, como reflejo de nuestra confianza en Dios y en cada uno de ellos; dándoles, en ese tiempo, una parte de nosotros mismos.

¡Tú no puedes demostrar la existencia de Dios!

Respuesta a crítica de un creyente fundamentalista

El día 23 de agosto de 2015 concedí una entrevista en Guadalajara (España) a los apologistas Jesús Rodríguez y Yasmin Oré del canal “Convertidos Católicos” sobre cómo responder a los ateos. El video completo de la entrevista lo podrán ver al final de este artículo.

Pues bien, habiendo estado también disponible en el canal de YouTube de ellos, un comentarista, creyente, curiosamente, realizó una crítica respecto de mi exposición y enfoque en la entrevista. A continuación, el comentario crítico: “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no. Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales. Además, en la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia.

Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura que cuando uno lee se va convenciendo. Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”.

No es mi costumbre responder directamente por medios web a críticos particulares (de hecho, tengo la regla de no hacerlo), pero hice una excepción en ese contexto, no porque el comentario sea pertinente (en realidad resulta bastante impertinente, como pasaré a mostrar) sino por deferencia a Jesús y Yasmin, un extraordinario matrimonio católico que con su fe y amor son verdadera “luz del mundo” (cfr. Mateo 5:14-16) por medio de su apostolado. En todo caso, creo que la respuesta que di puede ayudar a muchas personas a comprender mejor el correcto contexto de la apologética (defensa de la fe por medio de la razón).

A continuación, mi respuesta punto por punto (respecto de la cual en su momento hice la anotación de que sería mi única intervención ya que no entraría al juego de “réplicas y dúplicas” si es que se diere por el simple hecho de que, como ya he anotado, no debato por Internet con comentaristas particulares):

1) “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no: Empezamos mal. El comentarista pretende ampararse en la Biblia ¡pero comienza su crítica contradiciendo una clara enseñanza bíblica! En efecto, es una verdad bíblica que el hombre, desde su sola razón natural, puede llegar al conocimiento básico de la existencia de Dios. ¿Qué dónde dice eso? Simple, lo dice el apóstol Pablo en su Carta a los Romanos: “Lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se los ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer si se reflexiona sobre las cosas visibles que Él ha hecho” (Romanos 1:19-20). Aquí es muy importante entender, visto el contexto del pasaje, que Pablo no está hablando de los judíos que han recibido la revelación directa y específica de Dios por medio de la ley de Moisés, sino de los paganos que no han recibido ello sino solo la revelación indirecta y general de la creación. Lo que está diciendo Pablo es que basta con que estos paganos reflexionen, es decir piensen, sobre la creación (“las cosas visibles”) para que puedan inferir la existencia del Creador (“invisible”). Justamente porque todo hombre puede al menos conocer la existencia de Dios por la razón natural es que Pablo dice que los que lo rechazan “no tienen excusa” (Romanos 1:20). De ahí que Pablo no crea que el problema es que sea imposible conocer la existencia de Dios por medio del pensamiento humano sino que los paganos “aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1:21). O sea, el rechazo a Dios no es tanto un problema de la razón sino del corazón. Ya luego, el corazón que rechaza a Dios afectará a la razón y por eso el apóstol continúa el versículo diciendo que esos paganos “han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras” (Romanos 1:21). Pero el punto es que de partida todos ellos tenían la perfecta posibilidad de reconocer a Dios por medio de la razón. Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la fe (“creer en el Dios invisible”), de modo que son aspectos complementarios antes que contradictorios.

2) “Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales: Lamento informarle al comentarista que, quiéralo o no, los seres humanos somos seres racionales (y le recomendaría no molestarse mucho con eso porque quien nos hizo seres racionales ¡fue Dios mismo!). ¿Quiere ver seres que no se hagan ningún tipo de preguntas existenciales? ¡Pues fíjese en las piedras o los animales! El que los seres humanos podamos formularnos preguntas existenciales no es una “maldición”, como pareciera pensar el comentarista; más bien se trata de un don que nos ha dado Dios precisamente para buscarlo. Jesús dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6). Si el hombre se formula preguntas existenciales eso está muy bien ¡porque la respuesta es Cristo! Si el hombre no se formulara nunca esas preguntas y solo viviera como un animal, no tendría esa “sed de Dios” que en última instancia, por gracia, lo conduce… a Dios. El comentarista puede hallarse ofuscado al ver tantos sistemas filosóficos anticristianos como el marxismo, el liberalismo, el ateísmo, el positivismo, etc. Pero la solución que debemos dar los cristianos a eso no es decirles a los filósofos de esas corrientes: “Oigan, tiren sus cerebros a la basura y dejen de hacerse preguntas existenciales”. No. La solución cristiana es mostrarles que Cristo es la respuesta correcta a todas sus preguntas. Un gran ejemplo de esto es C. S. Lewis, profesor de la Universidad de Oxford y extraordinario escritor cristiano pero que comenzó siendo ateo. ¿Y cómo fue que dejó de ser ateo? Simple: reflexionó profundamente sobre las preguntas existenciales que tenía ¡y al final tuvo que aceptar que Dios era la única respuesta coherente a todas esas preguntas!(1). Así que dejemos esa actitud de pretender prohibir o censurar el que la gente pueda hacerse preguntas existenciales, ¡más bien hay que aprovechar ello para mostrar a Cristo! Él mismo ha dicho “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12). ¡Dejemos que ilumine nuestros pensamientos entonces! (no parece muy atractiva ni razonable la “solución” de tirar nuestro cerebro a la basura).

3) “En la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura: Una clara falacia de premisa falsa o indemostrada. Esta crítica presupone que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo tiene que estar en la Biblia. Pero, ¿dónde está el versículo bíblico que explícitamente diga queabsolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo debe estar en la Biblia? No existe. Así que esa idea se refuta a sí misma. De otro lado, al parecer el comentarista me increpa el que cite a Santo Tomás de Aquino (filósofo católico del siglo XIII) y no solo a profetas y personajes de la Biblia. Si es así, ¡pues que comience increpándole al apóstol Pablo! Hubo una ocasión en que Pablo tenía que predicar el mensaje cristiano en el Areópago de Atenas. Y el auditorio ante el que estaba no era cualquiera: se trataba del centro cultural de los griegos donde se encontraban varios filósofos, inclusive epicúreos y estoicos como explícitamente nos dice Hechos 17:18. ¿Y qué hizo Pablo en ese momento?, ¿se ciñó a los parámetros del comentarista, limitándose a citar única y exclusivamente a profetas y personajes del Antiguo Testamento (que era la “Biblia” de su tiempo)? De ningún modo. Pablo explícitamente citó a pensadores griegos: “Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ´Somos descendientes de Dios´” (Hechos 17:28). ¡Pero esos poetas (pensadores) griegos no son personajes bíblicos! Luego, tenemos un claro ejemplo bíblico de que es errada la idea de que única y exclusivamente podemos citar a personajes bíblicos. Pablo introdujo citas de pensadores griegos en su discurso y si bien, como sucede siempre y como pasó hasta con el mismo Jesús, hubo varios que no le creyeron… también hubo quienes sí se convirtieron, ¡incluido un relevante miembro de este centro cultural y político! ¿Qué de dónde saco eso? Pues de Hechos 17:34: “Pero algunos lo siguieron y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago”. Así que si puedo ayudar aunque fuere a una sola conversión introduciendo citas de Santo Tomás de Aquino u otro filósofo teísta, lo seguiré haciendo. Mi prioridad es ayudar a las almas, no ceñirme a los prejuicios del comentarista. He visto que comenzando con el lenguaje filosófico se puede abrir la mente de muchas personas hacia el mensaje del Evangelio, así que me sirvo de eso así como en su tiempo hicieron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Al ascender al cielo Jesús dijo que quería que su mensaje llegara a “todas las naciones” por “todos los días hasta el fin del mundo” (cfr. Mateo 28:19-20). En ese contexto no solo es perfectamente factible sino necesario que Jesús suscite santos y pensadores para su Iglesia más allá de la época de los apóstoles, de forma que conocerlos y citarlos no es de ningún modo “pecado” (que es prácticamente lo que pareciera pensar el comentarista).

4) “Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos: Si yo salto en frente de alguien y esta persona me dice “Dante, tú no puedes saltar”, ¡lo mínimo que tiene que hacer es demostrar que no he saltado! El comentarista dice que no puedo demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía. Si va a afirmar eso ¡lo mínimo que tiene que hacer es refutar punto por punto las demostraciones que he desarrollado! Pero no ha hecho nada de eso. Simplemente se basa en la idea de que demostrar la existencia de Dios por el razonamiento es algo antibíblico ¡pero ya demostramos que es más bien esa idea la que es antibíblica pues Pablo dice que todos los hombres pueden inferir la existencia del Dios invisible a partir de la reflexión sobre las cosas visibles! No sé si el comentarista estará informado pero la filosofía es primariamente ¡una reflexión sobre las cosas! Y no solo eso: las demostraciones que he dado de la existencia de Dios con base en las cinco vías de Santo Tomás de Aquino siguen precisamente el método recomendado por el apóstol Pablo. En efecto: se parte de ciertos aspectos de la creación visible (movimiento, causalidad, contingencia, grados de perfección, orden) y por reflexión filosófica se llega a la existencia del Creador invisible. Pero nuevamente el comentarista cae en una falacia de falso dilema y pone esto como si fuera excluido por los 10 mandamientos. Nada más errado. Uno puede mostrar a Dios tanto por su palabra como por sus obras: lo uno no quita lo otro. Es más, miren lo que dice el primer mandamiento: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Así que el punto no es descartar nuestra mente y racionalidad, sino ponerlas al servicio del Señor. Dice el apóstol Pablo: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo para que lo sirva a Él” (2 Corintios 10:5). ¡Que se lea bien por favor! Pablo no dice “Prohibimos todo pensamiento humano…”. No nos dice que dejemos de pensar, nos dice que pongamos nuestro pensamiento al servicio de Cristo, tal como hizo Santo Tomás de Aquino y tal como busco hacer yo (con todas mis limitaciones e imperfecciones, claro está). Prefiero tener un pensamiento para que pueda servir a Cristo. Si el comentarista prefiere dejar de tener cerebro y racionalidad ya es problema de él… pero se pierde la oportunidad de servir a Cristo con la sana filosofía. Parece que él parte del prejuicio de que toda filosofía es enferma por el solo hecho de ser filosofía, pero Pablo nos muestra que es posible una recta filosofía en servicio a Cristo.

En suma, no he sido yo quien ha respondido a este comentarista supuestamente “bíblico”: ¡han sido Pablo y la Biblia quienes le han respondido!

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