Miren a mi siervo, a quien sostengo

Apolinar de Rávena, Santo

Memoria Litúrgica, 20 de julio 
Obispo y Mártir

Martirologio Romano: San Apolinar, obispo, que al mismo tiempo que propagaba entre los gentiles las insondables riquezas de Cristo, iba delante de sus ovejas como buen pastor, y es tradición que honró con su ilustre martirio a la iglesia de Classe, cerca de Rávena, en la vía Flaminia, pasando al banquete eterno el día veintitrés de julio (c. s. II)

Breve Biografía

SAN APOLINAR DE RÁVENA nació probablemente en Antioquía, en la actual Turquía, en la época de mayor auge del Imperio Romano, apenas después de la muerte de Jesús.



Según la tradición, San Apolinar fue uno de los principales discípulos del Apóstol San Pedro. Cuando San Pedro se trasladó a Roma para fundar ahí la Iglesia, San Apolinar lo habría acompañado hasta la capital del Imperio.




Durante el reinado del emperador Claudio, San Apolinar recibió la comisión de viajar al norte de Italia como embajador de la fe para empezar a evangelizar y a ganar adeptos para el cristianismo.



San Apolinar se convirtió así en el primer obispo de Rávena, cargo que ejerció durante veinte años. Se le ha atribuido el poder de curar a los enfermos en el nombre de Cristo, y de haber realizado otros milagros.



La relativa tranquilidad de su labor apostólica cambió con el ascenso al trono imperial de Vespasiano, en 69, quien cuenta con el dudoso honor de haber organizado las primeras persecuciones con lujo de crueldad contra los cristianos.



Por su cargo y sus actividades en Rávena, San Apolinar fue perseguido inmediatamente. Algunas fuentes cuentan que fue capaz de escapar hacia Dalmacia, donde habría predicado el Evangelio y habría puesto fin milagrosamente a una hambruna.



Sin embargo, al final San Apolinar fue apresado, torturado y martirizado.



Sobre su tumba, en Rávena, se edificó siglos más tarde la célebre Basílica de San Apollinare in Classe, de tres naves, consagrada en 549. Más tarde, en el siglo nueve, fue construida también ahí la iglesia de San Apollinare Nuovo.



SAN APOLINAR DE RÁVENA nos ofrece un ejemplo de la cruenta vida que tuvieron que padecer los santos fundadores del cristianismo.

Quiero misericordia y no sacrificio

Santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21. Sábado XV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


Gracias, Señor, por el don de mi vida, porque me permites cada día levantarme, ver la luz del sol y la sonrisa en el rostro de aquellos que amo. Aumenta mi fe para descubrirte en todo lo que me sucede. Aumenta mi esperanza para confiar en Ti en los momentos difíciles. Aumenta mi amor para ser tu testigo fiel ante mis hermanos los hombres.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21



En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y el curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:

Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará, ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.



Palabra del Señor.




Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Juzgar a los demás puede ser bastante divertido. Ver como hablan, se visten y actúan. Es más, es imposible conocer a alguien sin emitir un juicio sobre esa persona. El problema no está en simplemente juzgar o no juzgar, el problema está en emitir juicios definitivos y absolutos creyendo que conocemos todas las razones por las cuales actúan así.

Este es el tipo de juicios que Jesús condena: el juicio de la persona que cree saberlo todo y ya no se deja sorprender por la bondad que hay en el otro. Y es que es muy difícil interactuar con otra persona cuando ya la hemos llenado de etiquetas, ya que, cuando nos acercamos a ella, estamos buscando signos que confirmen nuestro juicio.

Juzgando de esta manera nos volvemos miopes y simplemente vemos defectos o vemos sólo parte de lo que las personas a nuestro alrededor realmente son.

«Y Jesús nos dice una palabra muy fea, muy fea: “Si vais por este camino, sois unos hipócritas”. Es feo decir hipócrita: Jesús se lo decía a los fariseos, a los doctores de la Ley, que decían una cosa y hacían otra. Hipócrita. Hipócrita significa uno que tiene un doble pensamiento, un doble juicio: Uno lo dice abiertamente y otro a escondidas, con el que condena a los demás. Es tener una doble manera de pensar, una doble manera de dejarse ver. Se muestran como personas buenas y perfectas, y por debajo condenan. Por eso Jesús se escapa de esta hipocresía y nos aconseja: “Es mejor que mires tus defectos y dejes vivir en paz a los demás. No te metas en la vida de los demás: Mira la tuya”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2019).


Diálogo con Cristo


Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.


Propósito


Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré el esfuerzo de no juzgar a nadie hoy, más bien veré la bondad que cada persona tiene.


Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Misericordia

Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor; es decir, de la caridad


"Al amigo se le conoce en la enfermedad y en la cárcel”



Las prisiones son un verdadero infierno. No sólo por las penas físicas -que se agravan por la sobrepoblación y por el daño que se causan entre sí los presos- sino, sobre todo, por la pena moral del remordimiento en los culpables y de la justa indignación en los inocentes, que también los hay.



Algunos tratan de aliviar, en lo posible, las penas de ese infierno y visitan con frecuencia a los presos: son las madres y las esposas. Algunas perseveran aunque la sentencia sea larga, muy larga o para siempre; otras, los dejan solos.



Hay quienes, movidos por motivos religiosos o simplemente humanitarios, visitan también las cárceles, llevando consuelo, esperanza y, a final de cuentas, redención. Estas visitas caritativas pueden parecer inútiles para quienes no tienen fe y siguen considerando a la religión como “opio del pueblo”. Por eso me dio mucho gusto leer en los periódicos que la Comisión de Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de México, entregaba, por medio del cardenal Rivera Carrera, los documentos que acreditaban la libertad de algunos presos que habían sido ayudados por esos voluntarios que los visitaban, cumpliendo el mandato misericordioso de Jesús. En lo que va del año han ayudado a conseguir su libertad a 230 presos. ¡Una misericordia efectiva!



¿Qué es?



La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: misereri, que significa tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor; es decir, de la caridad.



Pasaporte para el cielo


¿Qué se necesita para ir al cielo? ¿Acaso rezar mucho? ¿No faltar a los mandamientos? Pues resulta que lo que Jesús nos pide es que seamos misericordiosos con Él; y lo somos si nos comportamos misericordiosamente con los más necesitados.



Si deseo, pues, ir al cielo, más me vale que comience a preocuparme efectivamente por los prójimos que necesitan de mí.



“Bienaventurados los misericordiosos...”


No sólo en los tiempos históricos en los que vivió Jesús antes de su ascensión, sino en estos tiempos en que vivimos, hace falta la misericordia. Cuando la desgracia alcanza proporciones desmedidas, la misericordia se vuelve una necesidad que atienden oficialmente las organizaciones mundiales o nacionales. Sabemos que la ONU y otras organizaciones filiales ayudan a las víctimas de guerra, a los refugiados, a los que padecen hambre. La Cruz Roja es el paladín de la ayuda voluntaria y desinteresada a los que sufren. En México, y en casi todos los países, hay obras semejantes que se distinguen por su altruismo y filantropía. A nivel de católicos, tenemos Cáritas (Caridad) que trata de expresar en obras la fe de la Iglesia.



Todos estos movimientos necesitan de tu colaboración. La medida de tu compromiso dependerá de la conciencia que tengas de la urgencia de ayuda de tus hermanos necesitados. Una persona que da su tiempo, su dinero y lo que es y sabe a este tipo de organizaciones, se llama “voluntario”. ¿Te gustaría serlo?



Pero también puedes serlo de una forma autónoma o formar equipo con tu familia o tus vecinos. Sólo se necesita un corazón compasivo y, como seguramente ya te habrás dado cuentas, tú lo tienes y lo tienen tus hijos, tu esposa y toda esa gente buena con la que convives.



No necesitamos buscar a quién ayudar, la vida misma nos va presentando la oportunidad. Basta tener los ojos abiertos y, más que los ojos, el corazón.



Hagamos de nuestras obras de misericordia una cuestión de familia en la que todos participemos, cada quien de acuerdo con sus posibilidades y su edad.



Quizás no esté a nuestro alcance adoptar a un huérfano de guerra o ir a socorrer a los damnificados de un terremoto en el otro lado del mundo, pero sí lo está el dar compañía a un solitario, el visitar a un enfermo, el ayudar a un estudiante a pasar un examen, el conseguir trabajo a un amigo, el acudir al novenario de un difunto... ¡tantas cosas que podemos hacer!



Recordando



Cuando íbamos al catecismo nos enseñaron que las obras de misericordia de dividen en espirituales y corporales.



Las espirituales son:



- Enseñar al que no sabe.

- Dar un buen consejo al que lo necesita.

- Corregir al que yerra.

- Perdonar las injurias.

- Consolar al triste.

- Soportar las flaquezas del prójimo.

- Orar por vivos y difuntos.



Las corporales son:



- Dar de comer al hambriento.

- Dar de beber al sediento.

- Dar posada al peregrino.

- Vestir al desnudo.

- Visitar al los enfermos.

- Socorrer al cautivo.



Estas obras de misericordia son pedidas por el mismo Cristo (Mt 25, 31-46); la Iglesia añadió una más:



* Enterrar a los muertos.



Se considera que las obras de misericordia corporales se pueden expresar en una sola: dar limosna.

Sínodo de la Amazonia y Derechos Humanos

El Cardenal Pedro Ricardo Barreto profundiza sobre la diversidad de las comunidades y estados de la región panamazónica.


Con vistas al Sínodo sobre la Amazonía que se llevará a cabo en Roma del 6 al 27 de octubre, el card. Pedro Ricardo Barreto, arzobispo de Huancayo y vice presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), ha escrito un artículo, publicado en la revista La Civiltà Cattolica, en el que parte de las premisas fundamentales del diálogo y la búsqueda del bien común como ejes centrales de este encuentro sinodal que quiere contribuir a la construcción de nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.



El purpurado inicia su texto recordando las palabras del Papa Francisco a los pueblos indígenas con los que se encontró en la Amazonía en 2018: "La Iglesia no es ajena a vuestros problemas ni a vuestras vidas, no quiere ser ajena a vuestro modo de vivir y de organizar. Necesitamos que los pueblos originarios den forma cultural a las Iglesias locales amazónicas".



Objetivo del Sínodo



En este contexto, Su Eminencia señala que el objetivo del Sínodo es crear las condiciones que permitan a los pueblos que viven en el vasto e importante territorio amazónico vivir con dignidad y mirar al futuro con confianza, siempre en el marco del respeto mutuo y el reconocimiento de las responsabilidades diferenciadas y complementarias que corresponden a los actores sociales, políticos y religiosos.



"El Sínodo para la Amazonia y más ampliamente, la misión de la Iglesia en este territorio son, de hecho, expresiones de un acompañamiento significativo a la vida cotidiana de los pueblos y comunidades que viven allí", escribe el purpurado haciendo hincapié en que la presencia de la Iglesia no puede considerarse en modo alguno una amenaza para la estabilidad o la soberanía de los países individuales. Por el contrario, es, en realidad, un prisma que permite identificar los puntos frágiles de la respuesta de los Estados y de las sociedades como tales ante situaciones de urgencia respecto de las cuales, independientemente de la Iglesia, existen deudas concretas e históricas que no pueden ser eludidas.

Respetar la identidad de los pueblos y proteger sus ecosistemas



Por otra parte, el Arzobispo metropolitano de Huancayo subraya que este Sínodo supone "la oportunidad de examinar la identidad de estos pueblos y su capacidad de proteger estos ecosistemas de acuerdo con su forma cultural específica y su cosmovisión puede permitir a nuestras sociedades no amazónicas crear las condiciones adecuadas para apreciarlos, respetarlos y aprender de ellos".



Tal como se lee en el escrito "en este momento de singular importancia en el que el Papa convocó el Sínodo Especial, podemos decir que el Documento de Trabajo, presentado el 17 de junio, es una expresión de la voz del pueblo de Dios. De hecho, se ha llevado a cabo un amplio proceso de escucha directa del territorio para ampliar la participación de los miembros de las poblaciones locales y de los pueblos de la Iglesia, a través de asambleas, foros temáticos y debates, llegando a más de 87.000 personas (22.000 en eventos organizados por la Red eclesial panamazónica[Repam] y cerca de 65.000 en las etapas preparatorias) de los nueve países que componen este territorio. Por lo tanto, el documento expresa en gran medida los sentimientos y deseos de muchos representantes del pueblo amazónico".



"Se trata de una experiencia sin precedentes para un Sínodo especial- expresa el cardenal- y por tanto, sin perder de vista que se trata de un acontecimiento eminentemente eclesial, es un buen indicador de lo que está sucediendo en este territorio. Creemos que la expresión de esta riqueza puede aportar, más allá de cualquier posición sospechosa, elementos para una mejor comprensión de una realidad que clama".



Situación de vulnerabilidad e importancia de la región


Un hecho evidente es que las dimensiones geográficas y culturales de esta región, convierten a la realidad que la circunda, por un lado en enormemente rica, pero al mismo tiempo en enormemente compleja:



La cuenca amazónica ha sido una región históricamente concebida como un espacio para ser ocupado y dividido de acuerdo a intereses externos; de hecho, en un principio fue considerado un territorio desocupado. Cuando se descubrieron sus recursos naturales, comenzó a ser considerada una región de gran interés. Sin embargo, el cardenal explica que su imagen se asocia a una concepción del atraso, de la realidad aislada de la centralidad urbana y que conserva un vacío demográfico: son connotaciones que permiten que los intereses de ciertos grupos la consideren como un territorio disponible, a pesar de que sus riquezas culturales, faunísticas y florísticas se hacen a menudo invisibles.



La superficie total de la zona es de unos 7,5 millones de kilómetros cuadrados. Está dividido en ocho países sudamericanos (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela), además del territorio de ultramar de la Guayana francesa. Representa el 43% de la superficie de América del Sur. La región amazónica alberga el 20% del agua dulce y descongelada de la Tierra. Alberga el 34% de los bosques primarios del planeta, que a su vez albergan entre el 30% y el 40% de la flora y fauna del mundo.


Se trata de un bioma, es decir, un sistema vivo, que actúa como estabilizador climático regional y global, manteniendo húmedo el aire y produciendo un tercio de las precipitaciones que alimentan a la Tierra. Tiene una gran diversidad social, ya que está habitada por unos 2.800.000 indígenas, pertenecientes a 390 pueblos, 137 de los cuales están aislados o sin contactos externos; allí se hablan 240 idiomas, pertenecientes a 49 familias lingüísticas diferentes. Sus habitantes son alrededor de 33 millones. "El Papa Francisco conoce a los pueblos amazónicos y las preguntas que formulan, y afirma: "Probablemente los pueblos originarios de la Amazonía nunca han estado tan amenazados en sus territorios como ahora", afirma Barreto.



La Iglesia en la cuenca amazónica


Por ello, Su Eminencia destaca que en el contexto de la Amazonía, la Iglesia, desde el principio, "ha salido al encuentro de las culturas, con luces y sombras. Siguiendo el mandamiento evangélico, acompaña el ritmo con el que los más pobres proceden".


"En estas realidades se percibe la vitalidad misionera de la Iglesia en la Amazonía. Esta porción del Planeta es el bioma en el que la vida se expresa en su extraordinaria diversidad como don de Dios a todos los que la habitan y a toda la humanidad. Sin embargo, es un territorio cada vez más devastado y amenazado".


Además, el purpurado explica que según la doctrina social de la Iglesia, la misión de todo cristiano se asocia a un compromiso profético con la justicia, la paz, la dignidad de todo ser humano sin distinción, y con la integridad de la creación, en respuesta a un modelo predominante de sociedad que produce exclusión, desigualdad y causa lo que el Papa Francisco ha llamado una verdadera y propia "cultura del descarte" y una "globalización de la indiferencia".



Defender a los hermanos más vulnerables



Otro de los puntos señalados por el cardenal es el hecho de que los pueblos indígenas en aislamiento voluntario (Piav) deben ser considerados con la máxima atención, debido a su alto grado de vulnerabilidad, su condición antropológica específica y la necesidad de protegerlos de cualquier proceso que pueda resultar en una violación de sus derechos humanos.


Y en este sentido cita las palabras del Papa Francisco: "El legado de épocas pasadas les ha obligado a aislarse incluso de sus propios grupos étnicos, comenzando una historia de encarcelamiento en los lugares más inaccesibles del bosque para vivir en libertad. Continúa defendiendo a estos hermanos más vulnerables. Su presencia nos recuerda que no podemos deshacernos de los bienes comunes al ritmo de la codicia y el consumo".


"La necesidad de protegerlos es una exigencia ética fundamental, que para la Iglesia se traduce en un imperativo moral coherente con la perspectiva de la ecología integral propuesta por el Papa Francisco en el Laudato si", añade Barreto.


Hagamos nuestro el desafío


Como Iglesia, siguiendo los llamados del Pontífice y deseando la comunión con y en las sociedades en las que vivimos, queremos vivir una "cultura del encuentro" en la Amazonía con los pueblos indígenas, con las comunidades que habitan a orillas de los ríos, los afrodescendientes, los pequeños campesinos, los habitantes de las ciudades, las comunidades de fe, y un diálogo respetuoso y constructivo con otras religiones y entidades políticas y sociales.


Con este espíritu- concluye el cardenal- los representantes oficiales de la Santa Sede y de la REPAM acompañan a los miembros de los pueblos y comunidades de la Amazonía en los diversos ámbitos internacionales y regionales del sistema de las Naciones Unidas, para que puedan presentar las situaciones particulares que les conciernen.

¿Es lícito hacer trasplantes de un animal a un ser humano?

En algunos casos es la única oportunidad de sobrevida para el hombre. En estos casos ¿es moralmente lícito?

Pregunta:

Se ha intentado muchas veces hacer trasplantes de órganos animales a seres humanos, no sólo para investigar sino porque en algunos casos es la única oportunidad de sobrevida para el hombre. En estos casos ¿es moralmente lícito? ¿Hay límites?

Respuesta:         

Es cierto que en los últimos años viene experimentándose cada vez con más frecuencia la llamada xenotrasplantación, el trasplante interespecífico de animal a hombre. Hay casos en los que el organismo humano no puede recibir órganos humanos, pero podría hacerlo respecto de algunos animales[1].

Los casos de xenotrasplantación se hicieron famosos a partir del trasplante de corazón de simio bebe a una bebita (Baby Fae), en 1984 (vivió tres días); volvieron nuevamente a ponerse de relieve en 1992 (un trasplante de hígado de simio a hombre,  en Pittsburgh; el hombre salió bien, pero murió algunas semanas más tarde por hemorragia cerebral producida por las drogas que anulaban el sistema inmunológico para que éste no rechazara el órgano extraño); etc. Cada vez la cuestión se plantea con más frecuencia, porque el principal problema desde el punto de vista técnico es el rechazo del órgano extraño por parte del organismo; y esto ha sido ya en parte contrarrestado con drogas, cuando se trata de órganos humanos. El rechazo es más fuerte cuando el órgano es de otra especie animal. Pero hoy en día se experimenta con insertar en el ADN de animales ciertos genes humanos que harían que el sistema inmunológico humano no reconociera los órganos animales como extraños. De tener éxito se abre la puerta a numerosos trasplantes interespecícificos.          

  ¿Podemos poner algún límite a este respecto?        

La problemática ética se suscita ante todo por la actual incertidumbre del éxito y el riesgo de rechazo, hasta el momento bastante fundado, de modo tal que la mayor parte de este tipo de intervenciones, al encontrarse en una fase puramente experimental y altamente riesgosa, lo hace éticamente impracticable con seres humanos.

En cuanto a la esencia misma de este tipo de trasplantes, no se puede dar una valoración moral única, sino que, como decía Pío XII, “debe distinguirse según los casos y ver qué tejido o qué órgano se trata de trasplantar”. En línea de principio, la introducción de un órgano animal (y por extensión un órgano puramente mecánico como por ejemplo, el corazón artificial) en el organismo de un ser humano, no representaría –como declaró en su momento el mismo Pío XII– mayores problemas desde el punto de vista moral, mientras se trate de órganos de carácter ejecutivo y no estén ligados a la identidad personal. El principio filosófico que rige esto es el dado por Santo Tomás: los seres imperfectos (vegetales y animales) existen en orden al bien de los más perfectos: “En el orden de las cosas, los seres imperfectos existen por los más perfectos…, aquellos que solamente viven, como las plantas, están al servicio común de todos los animales, y los animales al servicio del hombre… Por tanto es lícito hacer morir las plantas al servicio de los animales, y los animales al servicio de los hombres, y esto por el mismo ordenamiento divino”[2].       

Por ello, en líneas generales debe decirse que respecto de este tipo de trasplantes no hay problemas morales en lo que respecta a los órganos o tejidos que no conllevan un conflicto en la identidad personal del receptor y de sus descendientes; pero debe, en tales casos, tenerse en cuenta (y no subestimarse) el posible conflicto psicológico. Es, en cambio, inmoral todo trasplante que afecte la identidad personal del receptor o de sus descendientes: “No se puede decir que toda la trasplantación de tejidos (biológicamente posible) entre individuos de especies diferentes sea moralmente condenable; pero aún es menos verdad que ninguna trasplantación heterogénea biológicamente posible esté prohibida o no pueda levantar objeción. Es necesario distinguir ante todo el caso concreto y examinar qué tejido o qué órgano se trata de trasplantar. El trasplante de glándulas sexuales animales sobre el hombre ha de ser rechazado como inmoral; por el contrario, el trasplante de córnea de un organismo no humano a un organismo humano no entrañaría ninguna dificultad moral si fuera biológicamente posible e indicada”[3].     

El Papa Juan Pablo II ha dicho, por su parte: “En cuanto a los así llamados xenotrasplantes, es decir, trasplantes de órganos procedentes de otras especies animales… El Papa Pío XII… afirmó en principio que la licitud de un xenotrasplante exige, por una parte, que el órgano trasplantado no menoscabe la integridad de la identidad psicológica o genética de la persona que lo recibe; y, por otra, que exista la comprobada posibilidad biológica de realizar con éxito ese trasplante, sin exponer al receptor a un riesgo excesivo”[4].

Divino Niño Jesús

La imagen se encuentra en el Santuario del barrio 20 de julio de Bogotá - Colombia

En el año 1935 llegó el Padre Salesiano Juan del Rizzo al barrio "20 de julio", al sur de Bogotá, una región muy solitaria y abandonada en aquellos tiempos. Le habían prohibido emplear la Imagen del Niño de Praga porque una asociación muy antigua reclamaba para ella el derecho exclusivo de propagar esa imagen. El Padre del Rizzo estaba convencido de que a Dios le agrada mucho que honremos la infancia de Jesús, pues así lo ha demostrado con innumerables y numerosos milagros. ¿Si otros niños son tan inocentes y tan dignos de ser amados, cuánto más lo será el niño Jesús? Además recordaba muy bien la promesa hecha por Nuestro Señor a una santa: " Todo lo que quieres pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo". Así que no desistió de propagar la devoción al Divino Niño pero dispuso adquirir una nueva imagen.

Se fue a un almacén de arte religioso llamado "Vaticano"  propiedad de un artista italiano, y le encargó una imagen bien hermosa del Divino Niño. Le prestaron una imagen bellísima, el padre la llevó para sus solitarios, desérticos y abandonados campos del "20 de julio". Ahora empezaría una nueva era de milagros en esta región.

Esta es un de las imágenes más hermosas y agradables que han hecho de nuestro Señor. Con los brazos abiertos como queriendo recibir a todos. Con una sonrisa imborrable de eterna amistad. Atrae la atención y el cariño desde la primera vez que uno le contempla. Allí a su alrededor se han obrado y se siguen obrando maravillosos favores, para quien no conozca los prodigios que obtiene la fe parecerían fábulas o cuentos inventados por la imaginación, pero que son muy ciertos para quienes recuerdan la promesa de Jesús "Según sea tu fe así serán las cosas que te sucederán".

El Padre Juan comenzó a narrar a las gentes los milagros que hace el Divino Niño Jesús a quienes le rezan con fe y a quienes ayudan a los pobres, y empezaron a presenciarse prodigios admirables: enfermos que obtenían la salud, gentes que conseguían buenos empleos o estudio para los niños, o casa o éxito en los negocios. Familias que recobraban la paz. Pecadores que se convertían. Y cada persona que obtenía un favor del Divino Niño Jesús se encargaba de propagar su devoción entre amigos y conocidos.

Las Cuatro Condiciones

Las cuatro condiciones que recomendaba el Padre Juan, para obtener favores del Divino Niño Jesús.

1.    Ofrecerle la Santa Misa Durante Nueve Domingos y confesarse y comulgar al menos en uno de ellos.
2.    Dar una libra de chocolate (o equivalente en dinero o en comida) a los pobres.
3.    Si la persona es pudiente dar un mercado para familias pobres (o su equivalente en dinero). No repartir en la calle porque se forma desorden.
4.    Propagar la devoción al Divino Niño narrando a otros los milagros que Él hace a sus devotos y repartiendo novenas estampas, almanaques, etc. e invitando a otras personas a que hagan el ensayo de visitar al Niño Jesús y de pedirle lo que necesitan.

El Padre Juan recomendaba también:

1.    No dejar ningún domingo sin asistir a Misa. El que abandona a Dios, lo abandona Dios. El que no deja domingos sin asistir a Misa recibe favores que jamás había imaginado.
2.    No vivir en pecado mortal. Si se vive en unión libre, o en matrimonio civil o robando o emborrachándose, u odiando, y si se admiten en casa parejas no casadas por lo católico, con todo eso se atraen maldiciones y castigos de Dios sobre el hogar. El Padre Juan repetía mucho esa frase de San Pablo: "los que viven en impureza, los borrachos los ladrones, no entrarán en el Reino de los cielos".
3.    Que la limosna que se da sea costosa. Si solamente se da a los pobres y a Dios lo que sobra, lo que no vale nada, eso no le gusta a nuestro Señor. La sagrada Biblia dice que para Dios y para los pobres hay que dar la décima parte de lo que se gana (el Diezmo) y que Dios le devolverá a cada uno cien veces más de lo que haya dado, y le concederá después la vida eterna. ¿Qué regala usted? ¿Regala sólo para el cuerpo? (comidas, bebidas, ropas, joyas) Regale para el alma. Regale lo mejor, regale libros religiosos. Gánese premios para el cielo regalando buenos libros en la tierra.

Yo reinaré

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