Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición
- 05 Agosto 2019
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Dedicación de la Basílica de Santa María
Llamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto
Santa María La Mayor
Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida en el monte Esquilino, que el papa Sixto III ofreció al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Efeso, en el que la Virgen María fue saludada como Madre de Dios (c. 434).
Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de María, el Papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde había de construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.
Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.
El pan divino para los hombres
Santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21. Lunes XVIII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que este momento de oración aumente mi fe en tu Eucaristía para que así pueda ser un fiel instrumento de voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario.
Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.
Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos”.
Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cada vez que acudimos a la Misa nos damos cuenta de lo que significa la multiplicación de los panes en su sentido más profundo. Cristo quiso multiplicarse para que todo el que venga a Él pueda probar la vida eterna en su cuerpo, ya que el pan y el vino consagrado son verdaderamente el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. El sacerdote es el instrumento de Dios para obrar este milagro y sin su sí Cristo mismo no podría hacerse presente y llenar nuestro vacío de Él, es increíble cuanta confianza tiene Cristo en su Iglesia y sus sacerdotes dándoles custodia de su santísimo cuerpo. Por eso les dice: Denles ustedes de comer.
El acto de confianza también está de nuestra parte porque si no creyéramos que Cristo puede obrar milagros vana sería nuestra oración. Nuestro esfuerzo es importante porque es una parte de la relación que tenemos con Dios. Sabemos que Él siempre será fiel por eso nuestras acciones son la parte más difícil de realizar, pero pidiendo la gracia de confiar en el Señor y secundar sus palabras, podemos colaborar en la multiplicación del bien.
«La Iglesia no es nuestra, hermanos, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento. Todos. Y Él, el que preparó las bodas para su Hijo- manda a buscar a todos, sanos y enfermos, buenos y malos, todos. Nosotros somos simples “servidores” no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Al contrario, Jesús nos pide, como lo hizo a sus discípulos: “Denles ustedes de comer”; este es nuestro servicio. Comer el pan de Dios, comer el amor de Dios, comer el pan que nos lleva a sobrevivir también».
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer, hoy, diez minutos de adoración eucarística.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jesús hará el milagro, si tú compartieras tus cinco panes y dos pescados. Si no, nada puede hacer.
Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: "Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda". Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. ”.(Juan 6, 1-15)
El problema que nos narra san Juan en la multiplicación de los panes y pescados está clarísimo: problema de alimentación. Hay cinco mil hombres que carecen de comida. Tienen hambre, y ¡mucha!
Ante este problema hay dos lógicas:
La lógica humana del cálculo egoísta y el interés: ¡despídelos, Señor!
La lógica divina del compartir caritativamente: ¡Dadles vosotros de comer!
¿En cuál estamos cada uno de nosotros?
El mensaje del Evangelio es bien claro: hay que compartir. ¡Lo que no se puede hacer con cinco panes y dos pescados! Jesús dio de comer a 5.000 hombres y le sobraron doce canastas. Y sin contar las mujeres y los niños, que llegarían, yo creo, en total a unos 15.000 personas en ese descampado.
Hay que compartir, y así Dios alimentará a su pueblo.
¿Cómo de los 57 millones de hombres y mujeres hoy a pie por el planeta tierra, 3.700 millones gritan de hambre, cientos de miles enferman del hambre, y 40.000 niños diarios mueren de hambre? ¿Por qué?
¡Por no compartir! No le demos más vueltas.
Ni Eliseo (cf. 2 Re, 4, 42-44), ni Jesús, crearon los panes, sino que les llevaron unos pocos panes, y Eliseo y Jesús los trocearon, los “milagrearon” y los repartieron. Y así hubo para todos, ¿qué tal?
Así debemos hacer nosotros: tenemos pocos panes, pero no siempre los repartimos, ni los compartimos. Y así nos va: 3.700 millones gritan de hambre, de los 5.700 millones que habitan en el planeta... y 40.000 niños mueren de hambre diariamente, además de los 15 millones de leprosos y los 800 millones de analfabetos del mundo. ¡Por no compartir! No le demos más vueltas.
¡Hay que compartir, si queremos solucionar estos problemas que nos aquejan hoy! Pero como no sólo de pan vive el hombre, igualmente hay que compartir la justicia, la fe, el amor, la dignidad, los derechos, la paz, la cultura, las desgracias, las alegrías, las penas... Dios no remplaza al hombre. Lo que el hombre no le da a Dios, Dios no lo puede multiplicar, no lo puede “trocear”.
¿Siempre tienes disponibles en tu corazón tus cinco panes y los dos pescados? ¿Te importan tus hermanos hambrientos?
Oye, ¿qué haces que te los estás comiendo solo en el rincón de tu egoísmo?
- Es que tengo hambre, mucha hambre, ¿sabe usted?
¿No ves la cantidad de hermanos tuyos en Tucumán, aquí mismo en capital que se están muriendo de hambre? ¿No te compadeces de ellos?
- Es que mi familia los necesita, ¿sabe usted?
Pero, ¿no te importa que la gran familia de Dios, que también es tuya, esté mendigando?
- Pues, voy a ver si me sobra algo...¿sabe usted?
Y así nos va. ¡Qué egoístas somos!
Y tú, ¿dónde están tus panes y pescados? ¿ya te los comiste?
- La verdad es que, es que... me los estoy guardando para mañana... no sea que mañana no tenga para mi vejez...tengo que asegurar algunos mendrugos, ¿no cree?
Pero, oye, ¿quién te ha dicho que vivirás mañana? ¿Por qué no los compartes hoy con los hermanos que hoy se morirán, si tú no los compartes? ¿No tienes corazón compasivo?
- Vamos a ver.
Y así nos va.
Jesús hará el milagro, si tú compartieras tus cinco panes y dos pescados. Si no, nada puede hacer.
El proceso para esa caridad, para que surja esa caridad es claro. Nos da ejemplo Jesús en este evangelio.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él. Primero: levantar los ojos y ver. Pues, ojos que no ven, corazón que no siente. El egoísmo nos impide levantar los ojos. La indiferencia nos tapa los ojos. Y la ambición nos ciega. ¡Abre tus ojos, amigo! ¡Levanta tus ojos y mira a tu alrededor cuántos están muriéndose de hambre material, pero también de hambre de amor, de paz, de justicia, de cariño!
Sintió compasión. Segundo: sentir compasión. Nuestro corazón debería ser un sismógrafo que sabe registrar las necesidades del prójimo, de nuestro hermano. ¿Por qué el corazón a veces está parado y no siente esa compasión? Otra vez: el egoísmo. El egoísmo nos hiela el corazón. ¡Deja que tu corazón reaccione a la humano al ver tantas miserias” ¡Compadécete! Dios quiere amar a través de tu corazón. ¡Préstale tu corazón!
Háganlos sentar. Tercero: dar solución concreta. Sí, mirar al cielo y bendecir y orar; pero también, distribuir esos cinco panes y dos pescados que entre todos podemos juntar. ¿Qué nos impide esto? De nuevo, el egoísmo. El egoísmo no mira ciertamente al cielo, ni bendice los alimentos, ni tampoco los distribuye. El egoísmo se va a una esquina donde nadie le vea, ni le moleste, y ahí, se los come él solo todos los panes y pescados: “¡Son míos! Tengo hambre... me los he ganado con honestidad... me queda mucho camino de vuelta y quiero tener fuerza...”. Somos familia, somos comunidad, y en cuanto pongas tus panes y pescados se agranda la familia y se forma la comunidad, y se sentarán, nos sentaremos, y comerán, y comeremos, y habrá alegría y amor. ¡Venga, comparte! ¡Forma comunidad!
Recojan los pedazos. Cuarto: ¡Impresionante!, habrá en abundancia para otras ocasiones y para otros hermanos. ¡El milagro de Dios por haberle dado nuestra poquedad: cinco panes y dos pescados! Todos satisfechos. ¡Así es Dios: frente a la mezquindad del cálculo humano emerge con claridad la generosidad del don divino! Aprendamos la lección. ¡Da y habrá para todos y se recogerán para otros hermanos y para otras ocasiones! ¡Qué maravilla! ¿no crees?
El egoísta nunca está satisfecho. Nunca recoge, porque no da. No se le multiplica su gozo, su alegría, su caridad y su fe, porque nunca los comparte. ¡Maldito egoísmo que nos cierra ojos, corazón y manos, ante las necesidades de nuestros hermanos!
“¡Qué nos importa que haya 3.700 millones que gritan de hambre, de los 5.700 millones del planeta! ¡Qué nos importa que haya 40.000 niños que diariamente mueren de hambre! ¡Qué nos importan los 8.000 millones de analfabetos y los 15 millones de leprosos! ¡Qué nos importa que haya habido inundaciones en Santa Fe, y se mueran de hambre en Tucumán, y que todas las noches recojan papeles en las calles, para hacer algunos pesitos y poder comer! ¡Sólo tenemos cinco panes y dos pescados!”.
¿Es que no sabemos que si los compartimos, el Señor hará el milagro para que haya para todos, se sacien, e incluso que sobre para otras ocasiones y para otros hermanos nuestros?
¿Por qué no hacemos la prueba? Abramos los ojos... Abramos el corazón... Abramos las manos...Experimentaremos la felicidad y repartiremos felicidad.
El Papa Francisco reza por las víctimas de la masacre en EE.UU.
Después del Ángelus, el Papa Francisco expresó sus condolencias por las víctimas indefensas de las masacres de El Paso, Ohio y California.
“Estoy espiritualmente cerca de las víctimas de los episodios de violencia que en estos días han ensangrentado Texas, California y Ohio en los Estados Unidos, afectando a personas indefensas. Los invito a unirse a mi oración por quienes han perdido la vida, por los heridos y sus familiares”: fueron las palabras del Papa después de la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro, expresando su dolor con una oración a María por las víctimas del tiroteo en los Estados Unidos.
9 muertos en Ohio, 20 en Texas
El último en orden de tiempo ocurrió en la noche entre el sábado y el domingo en Dayton, Ohio, donde un hombre salió a la calle con un rifle matando a 9 personas e hiriendo a otras 16. La masacre llevada a cabo por el homicida, que fue asesinado durante la intervención de las fuerzas policiales y cuyas motivaciones aún se desconocen, tuvo lugar a pocas horas de lo ocurrido en El Paso, Texas, donde un joven de 21 años de edad disparó en un centro comercial, causando la muerte de 20 personas e hiriendo a otras 26.
La condena de los obispos americanos
"La violencia vinculada al uso de armas de fuego se ha convertido en una plaga que continúa sin control y se extiende por todo el país", comentó el Cardenal Daniel Di Nardo, Arzobispo de Galveston-Houston y Presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (Usccb), en una nota también firmada por Mons. Frank J. Dewane, obispo de Venice en Florida y presidente de la Comisión de Justicia y Desarrollo Humano de la Uscbb: "Las cosas -escriben los obispos- deben cambiar" y por eso, "una vez más", se pide "una legislación eficaz que aborde las razones" por las cuales en las comunidades americanas, "continúan ocurriendo estos inimaginables y repetidos episodios de violencia armada y homicida".
Vigilia por las víctimas de El Paso
Mientras tanto, una vigilia de oración por las víctimas fue organizada durante la noche por el Obispo de El Paso, Monseñor Mark Seitz, mientras que Monseñor Gustavo García-Siller, Obispo de San Antonio, destacó en una nota la "gratitud a la policía y al personal de emergencia que fueron los primeros en llegar al lugar de este atroz crimen, y cuyas acciones sin duda han salvado otras vidas. Esta violencia sin sentido", dijo el obispo, "asusta una vez más nuestras conciencias, porque parece que el derramamiento de sangre que nos abruma no tiene fin". “Invitamos al Señor y al Espíritu Santo a que nos ayuden a restablecer y reconstruir el respeto por la vida en nuestra nación y a poner fin a esta indescriptible matanza que continúa repitiéndose de una manera desgarradora.
¿Por qué la Iglesia es: Católica, Apostólica y Romana?
El Papa Francisco nos lo explica
¿Sabías que la Iglesia Católica está constituida por 24 ritos diferentes? La Iglesia católica romana es la más conocida, porque depende jurídicamente del Papa y está distribuida en todo el mundo. Pero existen 23 ritos orientales, que dependen de sus patriarcas (o eparcas, o metropolitas, o arzobispos) para su ordenamiento litúrgico y territorial, pero que en lo dogmático obedecen al Papa Francisco, que las guía a todas en la caridad.
¿Te parece confuso? Te cuento cómo me enteré yo: en Argentina hay una fuerte inmigración sirio-libanesa. Los sirios y libaneses se integraron a nuestro país y son actualmente tan argentinos como el mate y el papa Francisco. Pero cuando recién comenzaron a llegar, a principios del siglo XX, esa integración no fue tan rápida. Fue tanta la migración, que la Iglesia Maronita decidió fundar una eparquía (una división territorial similar a una diócesis) para los sirios y libaneses residentes en Argentina. Un día, yendo a misa en Mendoza, donde vive una hermana mía, me llevó a la parroquia san Juan Marón, de rito Maronita, ¡quedé fascinado con la liturgia! (aunque al principio no entendía nada) ¡Las palabras de la consagración son en arameo, así que son exactamente las mismas palabras que utilizó Nuestro Señor Jesucristo en la última cena! Al salir de la misa mi hermana me contó qué era el rito Maronita y por qué lo teníamos en Argentina, y luego, me enteré que hay muchísimos otros ritos, y que de allí venía la nota de la Iglesia: «Católica, apostólica y romana», es decir de rito latino.
Y entonces me surgió la duda, ¿por qué católica y apostólica? ¿Qué quieren decir cada una de estas notas? El video que nos trae Rome Reports nos sirve para refrescarlo de un modo sencillo, de la boca del mismo Papa, que lo explica en un modo sencillo y concreto. Me permito agregar algunas precisiones a lo expresado por el Papa Francisco.
Católica
Porque es universal. En griego καθολικ?ς (katólikos) quiere decir “universal”, es decir, que está en todo el mundo. Antes de la Ascensión, Nuestro Señor le dijo a los discípulos: «Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt, 28, 19-20). El mandato del Señor fue entendido desde el rechazo de los judíos y la dispersión de los apóstoles y discípulos por el mundo conocido en ese momento: todo el Imperio Romano. Así, Pedro y Pablo llevan la fe a Roma, Santiago el Mayor a España, san Bartolomé a Oriente; y así, cada uno fue cumpliendo con el mandato de Nuestro Señor. Al morir san Juan, cerca del final del siglo I, se puede decir que la Iglesia ya era Católica, es decir, “universal” para el mundo conocido en esa época. San Ignacio de Antioquía así lo indica en su carta a los esmirnotas, donde dice, cerca del año 110: «Donde está el obispo está la comunidad, así como donde está Cristo Jesús está la Iglesia católica». Esto nos indica además, que la Iglesia está unida como cuerpo místico de Cristo a su cabeza.
Apostólica y romana
Esta nota tiene dos características: como indica el Papa Francisco es misionera,porque de los apóstoles recibió el mandato de Nuestro Señor de enseñar a todo el mundo. Pero también es apostólica porque está fundada sobre la sucesión de los apóstoles, es decir, sobre quienes el Señor envió (eso quiere decir apóstol: “enviado”) que son los obispos, que enseñan, santifican y dirigen a la Iglesia que les ha sido confiada. Las iglesias “particulares”, es decir, territoriales, son plenamente católicas por su comunión con la Iglesia de Roma que, como dice san Ignacio de Antioquía, preside “en la caridad” a las otras.
Desde el ministerio de Pedro el obispo de Roma tomó el primado sobre los otros obispos. ¿Qué quiere decir el primado? Que los otros obispos tienen que estar en comunión con el Obispo de Roma, al que con el tiempo se comenzó a llamar “Papa”. Jesús, después de la triple negación de Pedro, le confirmó su ministerio diciéndole tres veces “apacienta a mi rebaño”, para afirmarle en su misión.
¿En qué consiste ese “primado” de Pedro y sus sucesores? El Catecismo de la Iglesia nos dice: «El Romano Pontífice, cabeza del colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral» (CIC 891). Hay tanta confusión con respecto a la infalibilidad papal que es bueno detenerse un poco a examinar en qué consiste la misma, y remitirse a la constitución “Pastor Aeternus” que la define:
«El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables».
El Papa es infalible, es decir que tiene la potestad de “no equivocarse” en un ámbito muy definido y acotado. Para que una enseñanza suya sea considerada infalible tienen que darse varias condiciones:
Tiene que hablar como “pastor y maestro de todos los cristianos” Si habla como persona privada o le habla a un grupo particular de cristianos, sus enseñanzas no deben considerarse infalibles. Si el Papa, dirigiéndose al pueblo argentino, que conoce, nos dice algo particular para nuestra idiosincrasia, el resto de la Iglesia puede o no tomar esa enseñanza, pero no cae dentro del magisterio ordinario del Papa.
Tiene que ser en cuestiones de fe y moral (o costumbres). El Papa es bastante fanático (como buen argentino) de un equipo de Fútbol, San Lorenzo de Almagro. Sus definiciones sobre fe y moral por supuesto que las debo obedecer y acatar, pero podemos pelearnos toda la vida porque el equipo más grande de Argentina es River Plate. Bromas aparte, esto quiere decir que el Papa puede definir un dogma que esté relacionado solamente con la fe y la moral. Sus opiniones personales no caen dentro de la infalibilidad.
Tiene que haber una declaración formal de que la enseñanza es “irreformable”, es decir, definitiva. Pero para esto, la definición tiene que estar en un todo de acuerdo con la enseñanza previa de todos los Papas. El Papa tiene potestad sobre aquello que aún no está claramente definido por la doctrina, y tampoco es que puede definir lo que a él se le ocurra: tiene que haber una indicación, en la Escritura o en la Tradición de esa enseñanza. Por esta razón, cuando se discutía sobre el “limbo”, es decir, sobre dónde iban las almas de los inocentes que no habían sido bautizados, el papa Benedicto XVI dijo que no habiendo enseñanza en concreto en la Escritura al respecto, no se podía definir, dejando a esas almas a la infinita Misericordia Divina.
El Magisterio de la Iglesia es de una riqueza y una profundidad tal que las cuestiones “indefinidas” son pocas y están acotadas. La última definición ex-cathedra de un papa fue en 1950, el dogma de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los Cielos fue proclamado por el papa Pío XII el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución“Munificentisimus Deus”. Este tipo de enseñanza definitiva se conoce como “magisterio extraordinario”. El llamado “magisterio ordinario”, es decir, el resto de las enseñanzas de los Papas y los obispos en comunión con el papa, no son infalibles en ese sentido estricto, aunque sí se debe prestar “religiosa sumisión”. Como dice la constitución“Lumen Gentium”:
«Esta religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento, de modo particular se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se adhiera al parecer expresado por él según la mente y voluntad que haya manifestado él mismo y que se descubre principalmente, ya sea por la índole del documento, ya sea por la insistencia con que repite una misma doctrina, ya sea también por las fórmulas empleadas» (LG, 25).
¿Qué quiere decir esto? Que debemos recibir la enseñanza de los papas en materia de fe y moral con sumisión, y tratando de entenderla de modo tal que no sea un obstáculo para nuestra fe ni la de otros hermanos. Si cada cosa que publica el Papa vamos a estar discutiendo desaforadamente por cada punto y coma que no entendamos o que (probablemente) malinterpretemos, la enseñanza de la Iglesia sería imposible. Voy a tomar un ejemplo para ilustrar esto. El año que yo nací, allá lejos y hace tiempo, fue el año que el Papa Pablo VI publicó la “Humanae Vitae”. Debe de haber sido la encíclica más malinterpretada y más rechazada, incluso por muchísimos católicos de buena fe. ¿Por qué sucedió esto? Porque, según sus detractores, el papa estaba “frenando un avance de la ciencia” y porque la escritura no decía claramente: “no tomarás anticonceptivos hormonales sintéticos producidos por multinacionales farmacéuticas que se llenan los bolsillos arruinando la salud de las mujeres”.
Hoy, la “Humanae Vitae” es un clásico, una pieza clave que los activistas provida conocemos, y que es perfectamente entendida por la inmensa mayoría de los católicos. ¿Es infalible? ¡No! Sin embargo, sus enseñanzas son tan claras y vivas, tan incontrastablemente seguras, que no hay casi nadie que se atreva a cuestionarlas.
Volviendo al tema inicial, la Iglesia es católica, es decir que es universal, y apostólica, porque recibió de los apóstoles y sus sucesores una misión, la de enseñar a todas las naciones lo que Jesús les enseñó, y nos confirma en la fe mediante un Pastor infalible. Y es romana porque Pedro eligió como sede apostólica Roma, y los católicos que estamos directamente sujetos a él tenemos un mismo rito que llamamos latino.
5 disgustos que viven las parejas en vacaciones y 4 pasos para poder superarlos mejor los dos juntos
Esperamos que con estas ídeas las vacaciones unan más a las familias
En vacaciones aumentan a menudo los disgustos en las familias y los choques entre los esposos. Las causas son variadas:
1. Hay un tiempo precioso para el ocio y puede haber desacuerdos sobre como gastarlo. ¿Mar o montaña? ¿Con la familia paterna o con la materna? ¿Más activo o más tranquilo?
2. Se tienen expectativas altísimas de las vacaciones y luego decepcionan: no se pudo hacer lo que se quería, no era tan bueno, el otro no ayudó a lo que yo quería o planeaba...
3. Demasiado tiempo demasiado juntos: a veces puede ser bueno dejar espacios para que cada cónyuge haga lo que le gusta
4. No se consigue desconectar: quizá un esposo está completamente de vacaciones mientras el otro sigue supervisando trabajos y tareas...
5. Y el calor extremo, los mosquitos, la falta de sueño, un entorno o dieta distintos y otras molestias veraniegas nos hacen irritables a todos.
Todo esto puede aportar enfados y erosión a nuestra relación de pareja. Pero el vacaciones debería ser una ocasión especial para, con menos prisas, poder contactar mejor con nuestro esposo o esposa y gestionar mejor nuestro trato, evitando una escalada de enfados y discusiones o una acumulación de frustraciones que quizá exploten luego, de regreso tras las vacaciones.
Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga clínica sanitaria y directora de Educa y Aprende (educayaprende.com), propone en la revista Hacer Familia cuatro pasos para lograr que la pareja conecte mejor en estos días que son más largos y a menudo más intensos, pero con un ritmo al que no estamos adecuados.
1. Legitima las emociones de tu pareja
No juzgues, critiques o menosprecies, puede que no siempre compartas sus emociones y que a veces prefieras emociones más positivas ante diferentes situaciones. Pero recuerda que las emociones son algo personal y subjetivo, el primer paso para conectar consiste en aceptar y respetar las emociones de tu pareja. Ojo, no se trata de aceptar todos los actos fruto de esas emociones, podemos criticar el acto. Por ejemplo: es importante aceptar y respetar los enfados del otro, pero no los actos fruto de ese enfado que pueden ser dañinos (como insultos, gritos, etc.).
2. Da protagonismo a tu pareja.
Tu pareja necesita sentirse importante para ti, es importante empezar a dar sus momentos de protagonismo. Es más sencillo de lo que podemos suponer, con pequeños gestos es suficiente, una llamada, un elogio, un gracias, etc.
3. Utiliza la sonrisa y las emociones positivas.
A todas las personas nos gustan las emociones positivas, todo aquello que conlleve emociones positivas nos genera bienestar. Es importante que la relación se sustente en emociones positivas, en el bienestar y para ello tienes un arma asombrosa, la sonrisa.
4. Quéjate menos y busca el lado positivo. Aprende a compartir con otra persona.
A veces nos acostumbramos a la queja cuando algo no nos gusta o no es como nos gustaría. Debemos tener en cuenta que la otra persona no está para complacernos, por lo tanto debemos dejar de lado esa queja y aprender a compartir momentos. En lugar de quejarte de lo que no hace, o de lo que no es, prueba a cambiar tu forma de comunicarte y trata de decir lo que sí te gusta de lo que hace y de lo que es.
Con estas cuatro herramientas, la pareja puede comunicarse y conectar mejor y eso ayudará a tomar decisiones conjuntas que superen todos los demás roces.