"¡Alégrate!, llena de gracia"

Francisco, en la ventana

"Dejaros consolar por el Señor, ¿entendido? Dejaros consolar"
Papa: "Hoy se necesitan personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura de Dios"
"El Evangelio en el bolsillo y en el bolso, para leerlo continuamente"

Llamados a consolar a nuestros hermanos. Dios olvida nuestros pecados y nos consuela

(José M. Vidal).-Ángelus del Papa, con la plaza atestada y el gran árbol de Navidad en medio. Francisco centra su catequesis en la consolación. Pide los fieles en repetidas ocasiones que se dejen consolar por el Señor y, al mismo tiempo, que "sean testigos de la misericordia y de la ternura de Dios". Y vuelve a recordar la conveniencia de llevar "el Evangelio en el bolsillo o en el bolso, para leerlo continuamente".

Algunas de las frases del Papa

"Segunda etapa del tiempo de adviento"
"La invitación del Señor: Consolad, consolad a mi pueblo"
"Se abre el libro de la Consolación"
"El tiempo de la tribulación ha terminado"
"Os invito a dejarse consolar por el Señor"
"La tristeza y el miedo puedeb dejar lugar a la alegría"
"Como un pastor que cuida a su rebaño"
"Reunirá a las ovejas perdidas y prestará mayor atención a las más frágiles y débiles"
"El Señor nos consuela"
"Experimentar la alegría de ser consolados y amados por él"
"El Evangelio en el bolsillo y en el bolso, para leerlo continuamente"
"Hoy se necesitan personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor"

"Él enciende el foco de la esperanza"

"Pobrecillos, los esclavos del poder y del dinero y de la mundanidad"
"Llamados a consolar a nuestros hermanos"
"Dios olvida nuestros pecados y nos consuela"
"Es curioso, pero, a veces, tenemos miedo de la consolación"
"Nos sentimos más seguros en la tristeza y en la desolación. ¿Por qué? porque en la tristeza nos sentimos casi protagonistas. En la consolación, el protagonista es el Espíritu Santo"

Por favor, dejaros consolar por el Señor"

Saludos después de la bendición

Saluda "a los misioneros y misioneras identes, que hacen tanto bien"
"Dejaros consolar por el Señor, ¿entendido?"
"Buena fiesta de la Inmaculada, mañana. Que el Señor os bendiga"

Texto íntegro de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Este domingo marca la segunda etapa del Tiempo de Adviento, un tiempo estupendo que despierta en nosotros la espera del regreso de Cristo y la memoria de su venida histórica. La liturgia de hoy nos presenta un mensaje lleno de esperanza. Es la invitación del Señor expresada por la boca del profeta Isaías: «Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios» (40,1). Con estas palabras se abre el Libro de la consolación, en la cual el profeta dirige al pueblo en exilio el anuncio gozoso de la liberación. El tiempo de la tribulación ha terminado; el pueblo de Israel puede ver con confianza hacia el futuro: le espera finalmente el regreso a su patria. Y por eso es la invitación a dejarse consolar por el Señor.

Isaías se dirige a la gente que ha atravesado un periodo oscuro, que ha sufrido una prueba muy dura; pero que ahora ha llegado el tiempo de la consolación. La tristeza y el miedo pueden dejar lugar a la alegría, porque el Señor mismo guiará su pueblo en la vía de la liberación y de la salvación. ¿De qué modo hará todo esto? Con la diligencia y ternura de un pastor que cuida su rebaño. De hecho, Él dará unidad y seguridad al rebaño, lo hará pastar, reunirá a las ovejas perdidas, dará particular atención a las más frágiles y débiles (v. 11). Esta es la actitud de Dios hacia nosotros sus creaturas. Por eso el profeta invita a quien lo escucha - incluso a nosotros, hoy - a difundir entre el pueblo este mensaje de esperanza: mensaje que el Señor nos consuela. Y hagan lugar a la consolación que viene del Señor.

Pero no podemos ser mensajeros de la consolación de Dios si nosotros no experimentamos en primer lugar la alegría de ser consolados y amados por Él. Esto sucede especialmente cuando escuchamos su Palabra, el Evangelio, que debemos llevar en el bolsillo: no se olviden de esto, ¡eh! El Evangelio en el bolsillo o en la bolsa, para leerlo continuamente. Y esto nos da consolación: cuando permanecemos en oración silenciosa en su presencia, cuando lo encontramos en la Eucaristía o en el sacramento dl perdón. Todo esto nos consuela.

Dejemos entonces que la invitación de Isaías - «Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios» - resuene en nuestro corazón en este tiempo de Adviento. Hoy se necesita personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor, que sacuda a los resignados, que reanime a los desanimados, que encienda el fuego de la esperanza. ¡Él enciende el fuego de la esperanza! No nosotros. Tantas situaciones exigen nuestro testimonio consolador. Ser personas alegres, consoladas. Pienso a cuantos están oprimidos por sufrimientos, injusticias y abusos; a cuantos son esclavos del dinero, del poder, del suceso, de la mundanidad. ¡Pobrecitos! "Tienen falsas consolaciones, no la verdadera consolación del Señor! Todos estamos llamados a consolar a nuestros hermanos, dando testimonio que sólo Dios puede eliminar las causas de los dramas existenciales y espirituales- ¡Él lo puede hacer! ¡Es potente!

El mensaje de Isaías, que resuena en este segundo domingo de Adviento, es un bálsamo sobre nuestras heridas y un estímulo para preparar con empeño el camino del Señor. El profeta, de hecho, habla hoy a nuestro corazón para decirnos que Dios olvida nuestros pecados y nos consuela. Si nosotros confiamos en Él con un corazón humilde y arrepentido, Él destruirá los muros del mal, llenará los vacíos de nuestras omisiones, allanará las montañas de la soberbia y de la vanidad y abrirá el camino del encuentro con Él. Es curioso, pero muchas veces tenemos miedo a la consolación, de ser consolados. Al contrario, nos sentimos más seguros en la tristeza y en la desolación. ¿Saben por qué? Porque en la tristeza nos sentimos casi protagonistas. En cambio, en la consolación es ¡el Espíritu Santo el protagonista! Es Él quien nos consuela, es Él quien nos da la valentía para salir de nosotros mismos, es Él quien nos lleva a la fuente de toda verdadera consolación, es decir el Padre. Y esto es la conversión. ¡Por favor déjense consolar por el Señor! ¡Déjense consolar por el Señor!

La Virgen María es la "vía" que Dios mismo se ha preparado para venir al mundo. Confiemos a Ella la espera de la salvación y de la paz de todos los hombres y las mujeres de nuestro tiempo.

SALUDOS DEL PAPA DESPUÉS DEL ÁNGELUS

Queridos hermanos y hermanas,

Saludo a todos ustedes, fieles de Roma y peregrinos llegados de Italia y de diversos Países: las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones. En especial, saludo a los misioneros y a las misioneras Identes, tan buenos, que hacen tanto bien; a los fieles de Bianzé, Dalmine, Sassuolo, Arpaíse e Oliveri; a la comunidad de Rumanos de Cordenons - Pordenone; a la asociación "Puerta Abierta" de Módena, a las familias de Fratta Polesine, a los jóvenes de Petrosino.

A todos ustedes les deseo un buen domingo. Por favor, ¡Déjense consolar por el Señor! ¿Entendido? ¡Déjense consolar por el Señor! Y no se olviden de orar por mí. ¡Buen almuerzo, hasta la vista! Y mañana buen día de la Inmaculada, que el Señor los bendiga.

Evangelio según San Lucas 1,26-38. 

En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 

También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". 

María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó. 

Catecismo de la Iglesia Católica § 490-493

"¡Alégrate!, llena de gracia"

Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante" (Vaticano II LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia". En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.

A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María "llena de gracia" por había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: «... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género.

Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción" (LG 56), le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (LG 53). El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a ninguna otra persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4).

Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo" (LG 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.

8 de diciembre 2014 Lunes La Inmaculada Concepción Gn 3, 9-15.20

En esta lectura nos sale un personaje, la serpiente, que la tradición ha hecho que nos la mirásemos bien mal, pero más allá de la repugnancia instintiva que nos puede suscitar, para el hombre bíblico evoca los cultos idolátricos, por tanto todo lo que contradice Dios.

La serpiente representa todo lo que lleva a la muerte, lo que se opone al proyecto de Dios. El hombre descubre su limitación, iba desnudo y este sentimiento hace que se esconda de Dios y se aleje de Dios. El texto nos anuncia el conflicto permanente que habrá entre las fuerzas del mal y lo que lleva al verdadero bien. Por eso dice: «Haré que seáis enemigos ti y la mujer, y su linaje y el de ella» Pero anuncia una victoria del linaje humano que representa la mujer cuando nos dice: "Ella te herirá en la cabeza, y tú la hieras en el talón ". Hoy que celebramos el dogma de la Inmaculada, vemos en María la superación de la esclavitud del pecado; es Dios mismo que protege María. Y nosotros vemos en la figura de María la misma Iglesia. María nos anuncia todo esto.


II LUNES DE ADVIENTO. LA INMACULADA CONCEPCIÓN
(Gn 3, 9-15. 20; Sal 97; Ef 1, 3-6. 11-12; Lc 1, 26-38)

PREGUNTAS EXISTENCIALES

En la Biblia hay textos asertivos, acerca de los que no cabe discusión ni excusa, pues revelan de manera contundente la verdad y afirman lo que está conforme con la voluntad divina. Pero hay otros que son abiertos, y dejan que intervenga la interpretación o provocan cuestiones que no se pueden soslayar. No olvides la elección que ha hecho la liturgia del texto del Génesis y de la Anunciación, al celebrar el día en que Dios comienza la cuenta atrás para redimirnos del pecado y de la muerte, como fue la Concepción Inmaculada de María. Sorprende que el relato de la creación esté hecho en forma abierta; por ello, cabe personalizar el mensaje, si se asumen las preguntas y se responde con sinceridad. Observa cómo destaca la iniciativa de Dios de acercarse al ser humano, a pesar de que éste ha decidido algo contrario a la voluntad divina: “Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre”. Pocas preguntas más directas y que llevan a darse cuenta por dónde se camina, como la que el Señor hace a Adán: -«¿Dónde estás?» Háztela tú mismo. Plantéate, cómo sugerida por el Espíritu, en lo más profundo de tu conciencia, la cuestión sobre tu localización, no solo externa, geográfica, sino interior. ¿En qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Dónde estás?

Es posible que no resistas fácilmente la pregunta, por percibirte sin defensa, como se sintió Adán. Pero esto supone un posible punto de partida. A veces hay que llegar al mayor despojo, para iniciar la recuperación interior. -«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»

Ya no se puede parar, y como catarata, sucede una serie de acontecimientos: -«¿Qué es lo que has hecho?»” (Gn 3, 9.) Responde con sinceridad.

Y observa que en el texto del evangelio de san Lucas, quien pregunta a Dios es la joven nazarena. “María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»” Sin duda, es un paso sobrecogedor el que representa a la Virgen preguntando al ángel. Dios desea el diálogo, lo provoca y lo espera, y a diferencia del ser humano, siempre responderá de manera comprometida.

Santa Teresa comenta: “Acuérdome cuando el ángel dijo a la Virgen sacratísima, Señora nuestra: La virtud del muy alto os hará sombra. ¡Qué amparada se ve un alma, cuando el Señor la pone en esta grandeza! Con razón se puede asentar y asegurar” (Los “Conceptos del Amor de Dios” 5, 2).

Inmaculada por ser de Dios

La fiesta de la Inmaculada Concepción puede ser una buena ocasión para aclarar un malentendido que todavía se da entre muchos creyentes. Me refiero a la confusión extendida en la mentalidad común entre inmaculada concepción y virginidad de María. Supuestamente, María no tendría pecado por ser virgen. Esta confusión avala la falsa idea de que el pecado original consistiría en la relación sexual de Adán con Eva y fomenta una concepción negativa de la sexualidad en la vida cristiana. Convendría que los cristianos no difundiéramos estas ideas que luego sirven para ridiculizar la fe por parte de los enemigos de la fe.

El dogma de la Inmaculada Concepción es reciente. Los padres griegos lo ignoran y ha sido rechazado por grandes figuras como san Bernardo y santo Tomás de Aquino. Precisamente el argumento que daba Tomás de Aquino para no aceptar la Inmaculada Concepción ayudó a precisar el sentido del dogma. María, decía Tomás, necesitaba ser redimida, como cualquier otro ser humano.

Por tanto, es inaceptable toda comprensión del misterio de María que dé a entender que ella no necesitaba de Cristo por no tener pecado. La declaración dogmática proclamada por Pío IX deja claro que María fue redimida con la más perfecta de las redenciones: con gracia previniente y elevante.

En la pureza de María irradia la santidad de Dios, el único santo. Así lo que ocurre con ella podría entenderse como un signo que indica a todos los cristianos donde está su meta: en vivir santos e inmaculados delante de Dios por el amor. La virginidad de María es otra cosa: es la “otra cara”, el correlato humano de la afirmación de fe en la divinidad del niño que ella lleva en su seno. Es un modo de decir que el niño que nace de María, siendo hijo de los hombres y, por tanto, tan humano como cualquier otro, a diferencia de todos los otros humanos, sólo tiene por Padre a Dios. No se puede confundir, por tanto, el dogma de la Inmaculada con el misterio de la virginidad de María. Son dos misterios relacionados, pero distintos. En María, la razón de ser inmaculada no es ser virgen, sino ser de Dios.

En cualquier caso, conviene dejar claro que todos los dogmas marianos son teológicamente correctos y legítimos sólo cuando pueden entenderse cristológicamente. Estos dogmas tienen su importancia en la medida en que en ellos se debaten cuestiones cristológicas. Es lo que sucedió en el Concilio de Éfeso cuando se debatió la verdadera Encarnación de Dios con ayuda del título “Madre de Dios”. Así y todo, hay que procurar que ni los dogmas marianos ni ningún otro, ni tampoco las manifestaciones de la piedad popular, impidan el acceso al centro y a la clave de toda fe, que es el misterio de Cristo.


El Papa reza el ángelus desde su ventana

"Recibimos el don de la salvación y tenemos que volver a darlo a los demás"
Papa: "Ninguno de nosotros puede comprar la salvación, que es un don gratuito"
"San Agustín afirma que la Virgen concibió primero en el corazón que en su seno"

José Manuel Vidal, 08 de diciembre de 2014 a las 12:25

María se abandona a la gracia. También nosotros se nos pide escuchar a Dios que nos habla y acoger su voluntad"

(José Manuel Vidal).-Este lunes, fiesta de la Inmaculada, Francisco rezó, desde la ventana, el ángelus y dedicó su catequesis a la Virgen, recordando que la salvación es un don, que "ninguno de nosotros puede comprar". Al ser un don, hay que volver a darlo gratuitamente a los demás. Porque, "todo es don gratuito de Dios, todo es gracia, todo es don de su amor por nosotros".

Algunas frases del Papa
"Buen día y buena fiesta"
"Todo es don gratuito de Dios, todo es gracia, todo es don de su amor por nosotros"
"Llena de gracia, porque en ella no hay espacio para el pecado"
"María se abandona a la gracia"
"También nosotros se nos pide escuchar a Dios que nos habla y acoger su voluntad"
"El Señor nos habla siempre"
"El ser va primero que el hacer. Hay que dejar hacer a Dios"
"María es receptiva, pero no pasiva"
"San Agustín afirma que la Virgen concibió primero en el corazón que en su seno"
"También nosotros somos bendecidos, amados y salvados por Dios"
"Ante el amor y la misericordia se impone una sola consecuencia: la gratuidad"
"Ninguno de nosotros puede comprar la salvación, que es un don gratuito"
"Lo donado debe ser redonado"
"El Espíritu es un don para nosotros y nosotros, un don para los demás"
"Instrumentos de acogida, de reconciliación y de perdón"
"La gracia del Señor nos transforma"
"Aprendamos de María"

Saludos tras el ángelus

Saluda especialmente a la Acción Católica italiana, "escuela de santidad y de generoso servicio a la Iglesia y al mundo"

"Esta tarde iré a Santa María la Mayor y, después, a la Plaza de España, acto de homenaje y de oración al pie de la columna de la Inmaculada. Toda la tarde dedicada a la Virgen"

"La salvación es gratuita. Recibimos el don de la salvación y tenemos que volver a darlo a los demás"

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