“Todos los profetas, al igual que la ley, han hablado hasta Juan”
- 11 Diciembre 2014
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- 11 Diciembre 2014
El Papa saluda a Riccardi
"Aceptar el desafío de ser Iglesia-pueblo es crucial"
Andrea Riccardi: "El Papa tiene mucha oposición dentro y fuera de la Curia, y lo sabe"
"La Iglesia erró al presentarse como el partido de los valores tradicionales"
El papa Francisco conseguirá una renovación profunda de la Iglesia que pasa por poner fin a la "subcristianidad clerical"
El historiador y biógrafo de papas Andrea Riccardi considera que "el gran error" de la Iglesia Católica ha sido "presentarse como el partido de los valores tradicionales, cuando es la tradición de la esperanza".
Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y ex ministro de la República italiana, pronunció hoy en Barcelona la conferencia "Una inaplazable renovación eclesial", con la que se inauguró el III Simposio Internacional sobre el Concilio Vaticano II: La Iglesia, misterio de comunión y misión, que organiza la Facultad de Teología de Cataluña.
Para este experto en la historia de la Iglesia católica en los siglos XIX y XX, a cincuenta años de la finalización del Vaticano II (1965-2015) se puede afirmar que sin ese concilio "la Iglesia habría naufragado y sería una pequeña comunidad con un gran pasado".
También destacó que la Iglesia no es tan fuerte como era en los 60, con más de un millón de religiosos consagrados, y el mundo también ha cambiado y dijo que "aceptar el desafío de ser Iglesia-pueblo" es para ella "cuestión de vida o muerte".
Riccardi indicó que ahora la Iglesia es "frágil" e "insignificante" y está obligada a afrontar la globalización que, en su opinión, es la que lleva a los fundamentalismos porque "nace de estar sin raíces".
El profesor Riccardi fue amigo personal de los últimos papas y autor del libro "La sorpresa di Papa Francesco", en el que se abordan las ideas-fuerza del presente pontificado y el proyecto eclesial que hay detrás de la figura del papa.
"Con Francisco la palabra 'pueblo' de nuevo vuelve a fluir en nuestro idioma: el pueblo de Dios, que no tiene límites marcados", destacó Riccardi, que puso énfasis en el compromiso comunitario que reclama Bergoglio.
En este sentido, consideró que Francisco "no es un Papa liberal que sucedió a un Papa tradicional" porque "conservadores y liberales son categorías equivocadas en la vida de la Iglesia".
"Francisco encarnaba el sueño de reconciliación, no acepta una Iglesia que se resigna a ser una minoría, quiere una comunidad de personas", explicó el experto, quien reconoció que el actual papa tiene "mucha oposición, dentro y fuera de la curia, y lo sabe".
Para Riccardi, el papa Francisco "sueña en un mundo y en una Iglesia en la que hay muchos sueños. Su sueño es el Concilio".
Andrea Riccardi señaló precisamente que la encíclica papal "Evangelii Gaudium" dedica un capítulo a la "renovación de la Iglesia", en el que Francisco dice: "Sueño con una opción misionera que puede transformar todo..."
"Me parece que la Iglesia ha tenido problemas para leer el mundo global. El sueño del concilio era para cambiar a hombres y mujeres con la palabra del Evangelio, y también para cambiar el mundo", dijo, pero en su opinión no lo hizo porque ante los abandonos y la pérdida de capacidad atractiva, más que a transformar se dedicó a "contener las pérdidas".
En un encuentro con periodistas, Riccardi se manifestó convencido de que precisamente, gracias a "su gran alianza con el pueblo", el papa Francisco conseguirá una renovación profunda de la Iglesia que pasa por poner fin a la "subcristianidad clerical". (RD/Agencias)
Evangelio según San Mateo 11,11-15.
Jesús dijo a la multitud: "Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!"
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Tratado contra los donatistas, libro segundo
“Todos los profetas, al igual que la ley, han hablado hasta Juan”
Hermanos, la ley y los profetas contenían, hasta llegar Juan, unos signos que tenían por finalidad anunciar el porvenir. Los signos de la nueva ley, en cambio, los sacramentos de nuestro tiempo, atestiguan la venida de lo que anunciaron los antiguos. Y Juan es entre todos los precursores de Cristo el que lo anuncia como inminente.
Porque todos los justos y todos los profetas de los siglos anteriores anhelaban ver el cumplimiento de aquello que el Espíritu Santo les hacía vislumbrar de lejos, levantando el velo de lo que había de suceder. El Señor Jesús lo dice él mismo: “...muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.” (Mt 13,17) Por esto se dice de Juan que es más que un profeta y que no hay otro mayor que él entre los nacidos de mujer.
En efecto, los justos de los primeros tiempos tan sólo gozaban del favor de anunciar a Cristo; Juan Bautista, en cambio, tuvo la gracia de anunciarlo cuando todavía estaba lejos, y de verlo, por fin, presente. Juan ha visto sin velo a aquel que los otros anhelaban ver. De hecho, el signo de su bautismo pertenece todavía a la era del anuncio de Cristo que viene, si bien en el último extremo de esta espera. Hasta Juan existían las predicciones de la venida del Señor; ahora, después de Juan, esta venida de Cristo no se predice, se proclama.
Santa María Maravillas de Jesús
Santa María Maravillas de Jesús, virgen y fundadora
En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad.
María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919. En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España. En 1933 participó en la fundación de un convento de carmelitas en Kottayam, en India.
Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando «¡Qué felicidad morir Carmelita!» Fue beatificada por SS Juan Pablo II en 1998, y canonizada por el mismo papa en Madrid, el 4 de mayo de 2003.
De ella afirma el Papa en la misa de canonización: «Vivió animada por una fe heroica, plasmada en la respuesta a una vocación austera, poniendo a Dios como centro de su existencia. Superadas las tristes circunstancias de la Guerra Civil española, realizó nuevas fundaciones de la Orden del Carmelo presididas por el espíritu característico de la reforma teresiana. Su vida contemplativa y la clausura del monasterio no le impidieron atender a las necesidades de las personas que trataba y a promover obras sociales y caritativas a su alrededor.»
fuente: Vaticano
Nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Pertenecía a una familia aristocrática muy religiosa. Era la cuarta y última hija de los Marqueses de Pidal. Su padre fue sucesivamente Ministro de Fomento y embajador de España ante la Santa Sede y había actuado a favor de la Iglesia distinguiéndose por sus iniciativas apostólicas. Y su madre, igualmente comprometida eclesialmente, estaba emparentada con la más alta nobleza, de modo que Maravillas recibió una excelente educación. Pertrechada en la fe y finura espiritual que se respiraba en su hogar, dio ejemplo de caridad tratando de paliar las graves carencias de gente que no tenía posibles.
Sus modelos de vida eran dos grandes santos: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, figuras señeras de la Orden carmelita. Con la determinación a seguir sus pasos, sintiéndose profundamente conmovida por el amor de Jesucristo y alentada por su devoción a María, cuando contaba con 21 años consagró su castidad en la intimidad. Más tarde, el 12 de octubre de 1919 ingresó en el convento carmelita de El Escorial; profesó en 1921. De su impronta apostólica –que emanó del Sagrario, ante el que oraba sin imponerse límite alguno–, surgió la fundación del Carmelo en el Cerro de los Ángeles, lugar emblemático y punto neurálgico del territorio español. Allí se había erigido el monumento en honor del Sagrado Corazón de Jesús, y España fue consagrada a él por el monarca Alfonso XIII el 30 de mayo de ese año. Para iniciar su obra, la santa contaba con la aprobación del prelado de Madrid-Alcalá. Con objeto de ocuparse de los preparativos, se instaló en Getafe junto a otras religiosas. En 1926 tuvo lugar la apertura del convento, y ella fue elegida priora de la comunidad. Rápidamente fueron bendecidas con numerosas vocaciones en las que entrevió un signo para continuar extendiendo el Carmelo. Pero en 1936 estalló la Guerra Civil, y la comunidad padeció numerosos sobresaltos.
Sin temer a la muerte, en un rasgo de generosidad y valentía que brotaba de su fe, se había ofrecido heroicamente a Pío XI para defender la imagen del Sagrado Corazón en el caso de que se atentase contra la imagen. El Pontífice aceptó su propuesta, pero las monjas fueron detenidas y conducidas a Getafe. Luego, tras un año largo de grandes zozobras soportadas en un piso madrileño, se vieron obligadas a abandonar Madrid. En su recorrido llegaron a Lourdes y de allí al territorio salmantino en 1937. El bellísimo paraje de las Batuecas, entonces apartado e inhóspito, fue su morada hasta que en 1939 regresaron al Cerro de los Ángeles, debiendo restaurar la que había sido su morada antes de la contienda. A lo largo de ese convulso periodo Maravillas había dado testimonio de templanza y fortaleza, infundiendo confianza y alegría en su derredor. Asentadas otra vez en el convento, brotaron abundantemente las vocaciones y, con ellas, la anhelada expansión apostólica que se hizo notar en varias provincias españolas y en la India con la apertura de nuevas fundaciones, diez en total, emprendidas por esta santa carmelita. Espiritualmente fue una ejemplar asceta y es considerada una gran mística. Se caracterizó por su austeridad. Se abrazo felizmente a la pobreza, contribuyendo con su trabajo al sostenimiento de la comunidad. Con los medios económicos que poseía, entre otras acciones, propició la creación de casas para personas sin recursos, una Iglesia y un colegio, costeó estudios a seminaristas, puso en marcha una fundación destinada a religiosas enfermas, adquiriendo también una vivienda para su alojamiento en el caso que fuera preciso, etc. Muchas de estas iniciativas las impulsó dentro de la clausura del convento de la Aldehuela, donde murió. A ella se debe la existencia de la «Asociación de Santa Teresa» que aglutina a los conventos que fundó. Amable, discreta, paciente, confiada, dadora de paz, vivía lejos de sí, entregada a la oración y a la penitencia. Ejercitaba la caridad con todos, preocupándose por la más mínima de sus necesidades. Gran apóstol, solía decir: «Me abraso en deseos de que las almas vayan a Dios». La conciencia de su pequeñez, que le hacía considerarse «una nada pecadora» da cuenta de su afán por la unión plena con Dios: «No quiero la vida más que para imitar lo más posible la de Cristo». Hasta el fin, como hizo en el proceso de su enfermedad, quiso cumplir la voluntad de Dios. Siempre había dicho a sus hijas: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera». Falleció, mientras decía: «¡Qué felicidad morir carmelita!», el 11 de diciembre de 1974. Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998 y canonizada por él , el 4 de mayo de 2003.
11 de diciembre 2014 Jueves II Adviento Is 41, 13-20
Si de alguna manera nuestra vida espiritual está impregnada por la inseguridad, el comienzo del texto de hoy, nos ofrece un buen bastón para apoyarnos en nuestro camino: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te doy la mano y te digo: "No temas, yo te ayudo." »y nos habla de cómo transforma la vida:« porque todo el mundo vea y sepa, se dé cuenta y comprenda de una vez que todo esto es obra de la mano del Señor. »Ábreme los ojos y la inteligencia • inteligencia para darme cuenta de que tu presencia entre nosotros se hace cada día más necesaria para no ser víctima del miedo que paraliza los corazones.
II JUEVES DE ADVIENTO (Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15)
EL YERMO FLORIDO
Si las imágenes de los curados y restablecidos por la entrañable bondad de Dios señalan el tiempo de la manifestación plena del Señor, las que nos muestran el yermo y la estepa hechos manantial y el desierto convertido en bosque, no son menos significativas respecto a la nueva creación que se augura con la venida del Salvador. Observa la profecía. Curiosamente se citan seis árboles: “Alumbraré ríos en cumbres peladas; en medio de las vaguadas, manantiales; transformaré el desierto en estanque y el yermo en fuentes de agua; pondré en el desierto cedros, y acacias, y mirtos, y olivos; plantaré en la estepa cipreses, y olmos y alerces, juntos” (Is 41, ). Para ser perfecta la visión debería citar siete.
Durante el transcurso de los días hemos reparado en la evocación del tronco de Jesé, que floreció por generaciones bendecidas. Tanto el tocón, que es raíz del pueblo elegido, como la abundancia de árboles en el bosque, vienen a repoblar la estepa que siguió a la desobediencia de Adán. El árbol que se erguirá como enseña de reparación total del jardín primero será la Cruz, para que se cumpla lo que se proclama en la liturgia: “El que venció en un árbol, en un árbol será vencido. “El que tenga oídos que escuche” (Mt 11, 15).
EL ÁRBOL REDENTOR
San Juan de la Cruz alude al manzano, donde pecó la humanidad, pero también afirma que allí, debajo del manzano, la misma humanidad fue desposada por el amor divino.
Santa Teresa aclara: “Entiendo yo por el manzano el árbol de la Cruz” (Los “Conceptos del Amor de Dios 7, 8). Ella se refiere a la imagen del árbol redentor cuando escribe: “¡Cómo baja sus ramas este divino manzano, para que unas veces las coja el alma considerando sus grandezas y las muchedumbres de sus misericordias que ha usado con ella y que vea y goce del fruto que sacó Jesucristo Señor nuestro de su Pasión, regando este árbol con su sangre preciosa con tan admirable amor!” (Los “Conceptos del Amor de Dios” 5, 5). El desierto, gracias a la Cruz, se vuelve jardín, y en él florecen las obras buenas de quienes por Jesús sirven a sus hermanos o se dedican a la contemplación. “… nunca dejan de obrar casi juntas Marta y María; porque en lo activo y que parece exterior, obra lo interior, y cuando las obras activas salen de esta raíz, son admirables y olorosísimas flores; porque proceden de este árbol de amor de Dios y por sólo El, sin ningún interés propio, y extiéndese el olor de estas flores para aprovechar a muchos, y es olor que dura, no pasa presto, sino que hace gran operación” (Los “Conceptos del Amor de Dios” 7, 3).
Respuestas del Sínodo de Obispos de la Familia
"El Papa Francisco prefiere la pastoral de preguntas, más que la moral de respuestas"
Preguntar al Espíritu y preguntar al pueblo
"Sabe que no hay enfermedades, sino enfermos, y que no se puede diagnosticar sin mirar el rostro"
Juan Masiá, sj, 11 de diciembre de 2014 a las 10:23
Preguntar al Espíritu y preguntar al pueblo, escuchar la vox populi y la vox Dei, A que hagamos esto durante todo el año, de cara al próximo Sínodo, nos anima Francisco. ¿Le haremos caso esta vez en todas las comunidades?
(Juan Masiá, sj).- Papa Francisco prefiere la pastoral de preguntas, más que la moral de respuestas. Preguntas para discernir, más que respuestas prefabricadas. Pastoral de sanación y escucha, en vez de moral de condenaciones y recetas. Como los buenos médicos, pregunta para diagnosticar, en vez de recetar sin diagnosticar. Sabe que no hay enfermedades, sino enfermos y que no se puede diagnosticar solamente ante la pantalla del ordenador sin mirar el rostro de las personas.
Francisco practica lo que recomienda. Al enviar a todo el "pueblo fiel" las preguntas sobre los temas a deliberar en la iglesia, está poniendo en práctica el método de discernimiento evangélico que recomienda insistentemente en su exhortación La Alegría del Evangelio (Evangelii gaudium).
Ya en la convocatoria del anterior Sínodo extraordinario (2014) manifestó su propósito de desencadenar un "proceso sinodal de deliberación" que implicase a todas las comunidades durante estos dos años. Por eso envió las preguntas del documento preparatorio para ser respondidas por todo el "pueblo fiel", en vez de dirigirlas como hasta ahora solamente a los obispos. (Lamentablemente, hubo diócesis cuyos obispos ni siquiera enviaron el documento a las parroquias).
Esta vez Francisco ha decidido que la Relatio Synodi (Relación final del Sínodo de 2014), tal como los obispos concluyeron, se convierta en documento preparatorio (Lineamenta), como material de trabajo para la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2015). Va acompañada de una larga y densa colección de preguntas para que todo el pueblo creyente (y no solo sus obispos) dialogue y discierna comunitariamente a lo largo del año y envíe su parecer como contribución a la deliberación sinodal. Este proceso de deliberación encarna el método de discernimiento recomendado en la exhortación Evangelii gaudium (EG) , insignia emblemática de la primavera de reforma eclesial. Francisco invita en esa exhortación a que tengamos una doble pasión: "pasión por Jesús" y "pasión por el pueblo", a la espiritualidad de "reconocer a Dios" y "reconocer al otro" (EG, cap. 5).
Recuerda Francisco a los agentes de pastoral que Jesús se irritaba frente a los maestros exigentes que enseñan la Palabra de Dios sin dejarse iluminar por ella y atan sobre los hombros del pueblo cargas pesadas que ellos no soportarían. Dice Francisco que "El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo..." Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situación humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista o diplomática, sino que es profundamente religiosa y pastoral (EG 154)".