Nuestra Señora de Guadalupe
- 12 Diciembre 2019
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Memoria Litúrgica. 12 de diciembre
Advocación Mariana
Martirologio Romano: Beata María Vírgen de Guadalupe en México, a su ayuda maternal el pueblo de fieles implora humildemente numeroso en la colina de Tepeyac cercana a la ciudad de México, donde ella se apareció, saludándola con confianza como la estrella de la evangelización del pueblo y sustento de los indígenas y de los pobres.
Historia de la fiesta
Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del mundo:
Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.
Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.
Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.
Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.
La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor.
En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pero aquí presentamos un resumen de la misma:
Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.
Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco.
El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.
La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".
La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho.
Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían.
La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen.
Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".
Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen.
Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.
Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.
El ayate permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.
- En 1754, Benedicto XIV nombró a al Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.
- El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.
En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.
En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe.
Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa pintura que la Virgen pintó a Juan Diego en su ayate para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda.
Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad.
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.
Oración a la Virgen de Guadalupe
Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.
Canciones guadalupanas
La Guadalupana
Desde el Cielo, una hermosa mañana (bis)
La Guadalupana (tres veces)bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos (bis)y eran mexicanos (tres veces) su porte y su faz.
Su llegada llenó de alegría (bis)
De luz y armonía (tres veces) el Anáhuac.
Junto al monte pasaba Juan Diego (bis)
Y acercóse luego (tres veces) al oír cantar.
A Juan Diego la Virgen le dijo (bis)este cerro elijo (tres veces) para hacer mi altar.
Y en la tilma entre rosas pintada (bis)Su imagen amada (tres veces)se dignó dejar.
Desde entonces para el mexicano (bis)Ser guadalupano (tres veces) es algo esencial.En sus penas se postra de hinojos (bis)Y eleva sus ojos (tres veces)hacia el Tepeyac.
Himno a la Virgen de Guadalupe
Mexicanos volad presurosos del pendón de la Virgen en pos, y en la lucha saldréis victoriosos defendiendo a la patria y a Dios.
De la santa montaña en la cumbre apareció como un astro María ahuyentando con plácida lumbrelas tinieblas de la idolatría.
Es patrona del indio, su mantoal Anáhuac protege y da gloria; elevad mexicanos el canto,alabanza y eterna victoria.
En Dolores brilló refulgente cual bandera su imagen sagrada dando arrojo al patriota insurgente y tomando invencible su espada.
Siempre así lucirá; invasores hollar quieren Anáhuac la tierra flameará nuevamente en la guerra.
En redor de esa enseña brill ante todo el pueblo luchará, volará,y por siempre en las lides triunfantecon arrojo sacarlas habrá.
Rosario a la Virgen Guadalupana
En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Al iniciar cada misterio, se lee el pasaje y se hace la petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final, se canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de Guadalupe.
Primer Misterio: La Virgen de Guadalupe trae un mensaje de paz a su pueblo.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
Pedir a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre.
Segundo Misterio: Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos de los hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de corazón.
Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás.
Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y el dolor a los que están cerca de nosotros.
Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.
Jesús enséñame a llevarte como te lleva María
Santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48. Jueves II de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Virgen de Guadalupe, gracias por estar tan cerca de mí. María, Madre mía, enséñame a abrir mi corazón a Jesús como tú.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Día de la Virgen de Guadalupe!
En los versículos anteriores María recibe a Dios en su seno y el ángel le anuncia que su prima está encinta (Lc, 1, 36).
¿Qué hace María? María se «encamina presurosa” a visitar a su prima. Qué acto tan humano. Visita a su prima olvidándose de sí misma. Es el primer viaje de evangelización de Jesús. Jesús se vale de la persona de María para evangelizar. Es la primera vez que Jesús, como hombre, sale al encuentro. ¿Cómo lo hace? Con la ayuda de otra persona, de otros pies humanos, de otros brazos humanos, de otro cuerpo humano. María nos pone el primer ejemplo de lo que a Jesús le gusta tanto hacer. ¡Y que lo quiere seguir haciendo conmigo hoy!
Qué ejemplo de María y Jesús. Nos quieren decir tanto en este pasaje tan sencillo. Es la primera vez que trabajan juntos, la primera vez que llevan al Padre juntos. La primera de tantas. María que lleva a Jesús en su seno, lo lleva escondido pero real. Lo lleva invisible para el ojo humano, pero con presencia real. Así hay que llevar a Jesús. Así quiere ser llevado
Jesús hoy. Jesús quiere seguir viviendo entre nosotros. Pero no puede si no le decimos FIAT.
¿De qué manera lleva María a Jesús que se nota? Isabel lo nota. ¿De qué manera María habla que Isabel lo nota? Noto en otras personas que tienen algo especial, que llevan a Jesús. Así lo notó Isabel en María. María quería que aumentara Jesús y ella disminuyera. Que notaran a Jesús en ella. Dos personas que no se han podido ver con los ojos del cuerpo pero que ya se conocen, ya saben que le gusta al otro. Ya saben a dónde quieren ir. Se han visto antes con los ojos del alma, con los ojos de la fe.
«San Juan Diego, indígena pobre y excluido, fue precisamente el instrumento pequeño y humilde, que escogió Santa María de Guadalupe para una gran misión que daría origen al rostro pluriforme de la gran nación latinoamericana. Nos encomendamos a su intercesión para que cuando las fuerzas nos falten en la lucha por nuestro pueblo, recordemos que es precisamente en la debilidad que la fuerza de Dios puede hacer su mejor trabajo. Y que la Morenita del Tepeyac nunca se olvide de nuestra amada “Patria Grande”, eso es América Latina, una Patria Grande en gestación, que nunca se olvide de nuestras familias y de los que más sufren».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Invitar a Jesús a vivir junto conmigo durante el día: «Jesús ven a vivir este día Tú en mí, y yo junto contigo».
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo
De los sermones de san Sofronio, obispo, patriarca de Jerusalén
Por: San Sofronio de Jerusalén | Fuente: Schola Veritatis
En la solemnidad litúrgica de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen, no falte la enamorada alabanza de la comunidad Schola veritatis a la Santa Madre de Dios. Pero como no hallamos palabras que expresen su gloria y belleza con una elocuencia suficiente, recurrimos a un sermón del Obispo San Sofronio. Nació en Damasco, Siria (560-638), desde su juventud fue monje y en 634 fue nombrado patriarca de Jerusalén. Hagamos nuestro su canto a la Llena-de-gracia.
De los sermones de San Sofronio, obispo, patriarca de Jerusalén
Sermón 2, en la Anunciación de la Santísima Virgen
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. ¿Y qué puede ser más sublime que este gozo, oh Virgen Madre? ¿O qué cosa puede ser más excelente que esta gracia, que, viniendo de Dios, tú sólo has obtenido? ¿Acaso se puede imaginar una gracia más agradable o más espléndida? Todas las demás no se pueden comparar a las maravillas que se realizan en ti. Todas las demás son inferiores a tu gracia; todas, incluso las más excelsas, son secundarias y gozan de una claridad muy inferior.
El Señor está contigo. ¿Y quién es el que puede competir contigo? Dios proviene de ti; ¿quién no te cederá el paso, quién habrá que no te conceda con gozo la primacía y la precedencia? Por todo ello, contemplando tus excelsas prerrogativas, que destacan sobre las de todas las creaturas, te aclamo con el máximo entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Pues tú eres la fuente del gozo no sólo para los hombres, sino también, para los ángeles del cielo.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en bendición; pues has hecho que Adán, que yacía postrado por una maldición, fuera bendecido por medio de ti.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres y los ha liberado de la antigua maldición.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti encuentran la salvación tus progenitores; pues tú has engendrado al Salvador, que les concederá la salvación eterna.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues sin concurso de varón has dado a luz aquel fruto que e bendición para todo el mundo, al que ha redimido de 1a maldición que no producía sino espinas.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues a pesar de ser una mujer, creatura de Dios como todas la demás, has llegado a ser, de verdad, Madre de Dios. Pues lo que nacerá de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, y, por lo tanto, con toda justicia y con toda razón, te llamas Madre de Dios, pues de verdad das a luz a Dios.
Tú tienes en tu seno al mismo Dios, hecho hombre en tus entrañas, quien, como un esposo, saldrá de ti para conceder a todos los hombres el gozo y la luz divina.
Dios ha puesto en ti, oh Virgen, su tienda como en un cielo puro y resplandeciente. Saldrá de ti como el esposo de su alcoba e, imitando el recorrido del sol, recorrerá n su vida el camino de la futura salvación para todos los vivientes, y, extendiéndose de un extremo a otro del cielo, llenará con calor divino y vivificante todas las cosas.
Esta es la imagen más antigua de la Virgen de Guadalupe en Roma
Se encuentra en el Monasterio de la visitación.
La imagen más antigua de la Virgen de Guadalupe en Roma se encuentra en el Monasterio de la visitación.
Se trata de un cuadro pintado por el pintor mexicano Miguel Cabrera en 1752 y regalado al Papa Benedicto XIV en 1754.
El sacerdote jesuita Francisco López llevó a Roma al Pontífice esta copia de la imagen original de la Virgen de Guadalupe que apareció a San Juan Diego el 12 de diciembre de 1531.
Según indica la tradición, en el momento en que el Papa Benedicto XIV vio este cuadro de la Virgen de Guadalupe pronunció un fragmento del Salmo 147 en latín: “Non felicit taliter omni nationi” que en español significa “no ha hecho nada semejante con ninguna otra nación”.
Tres años más tarde, en 1757, el Papa Benedicto XIV regaló este cuadro de la Virgen de Guadalupe a la Orden de la Visitación de María.
En aquel entonces, el Pontífice vivía en el Palacio del Quirinal y el Monasterio se localizaba en la cercana colina del Palatino.
La Orden de la Visitación de María fue fundada por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Frémyot de Chantal.
Actualmente, el Monasterio de la visitación de Roma que custodia la imagen más antigua de la Virgen de Guadalupe se localiza en Via Galla Placidia 63. En el Monasterio viven 14 religiosas de clausura, y cuatro de ellas son mexicanas.
Según indicó a ACI Prensa sor María Inés, religiosa de la Orden de la Visitación, “siempre ha habido mucha devoción también de parte de los fieles”. De hecho, cada 12 del mes, celebran la Misa votiva de la Virgen de Guadalupe.
Los Papas y la Virgen Guadalupe
El 25 de mayo de 1754 el Papa Benedicto XIV promulgó la bula Non est equidem con la cual declaró que la Virgen de Guadalupe era la patrona de la Nueva España y definió que el día de su festividad sería el 12 de diciembre.
Pío X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas", Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas" y Juan Pablo II “Emperatriz del Continente americano”.
¿Es verdad que no existen testimonios sobre las apariciones guadalupanas contemporaneos a cuando éstas ocurrieron?
Uno de los argumentos favoritos de todos aquellos que niegan las aparicones guadalupanas, es el llamado "argumento del silencio"
Sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe, uno de los argumentos favoritos de todos aquellos que niegan las aparicones marianas, es el llamado "argumento del silencio". Que básicamente dice que: no existen testimonios, relatos, menciones, sobre las apariciones guadalupanas, de época inmediata a que éstas ocurrieron y que es en épocas muy tardías, cuando tales relatos sobre Guadalupe surgen. Siendo esto, según ellos, una prueba de que las apariciones nunca ocurrieron y que tales testimonios fueron inventados por la Iglesia Católica mucho tiempo después.
¿Son verdaderas estas afirmaciones? ¿Es verdad que no existen testimonios, ni menciones de la Virgen de Guadalupe en época cercana a sus apariciones en 1531? Veamos.
Tan sólo 37 años después del portento ocurrido en el Tepeyac. Un soldado de Hernán Cortés, llamado Bernal Díaz del Castillo, terminó de escribir su "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España". Un libro que recuerdo con mucho cariño, porque lo leí o mejor dicho, devoré en unas vacaciones, como un reto personal que me llevó 3 días, en los que apenas me levanté para comer, pues me comprometí a mí mismo a no levantarme de la cama hasta haber terminado de leerlo.
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, es uno de los primeros testimonios contemporáneos al hecho guadalupano, que mencionan a la Virgen de Guadalupe, destruyendo el mito del "argumento del silencio". Demostrando que tal silencio, no existe más que en la imaginación y prejuicios de los antiaparicionistas.
Bernal Díaz del castillo (1495-1583) nació en Valladolid, España y murió en Guatemala. Vino a América en 1514. Su testimonio sobre la Virgen de Guadalupe es de un valor excepcional, por la calidad del que lo escribe, compañero de Cortés desde Cuba a México, y que escribió su historia para corregir las falsedades y exageraciones de otros autores, dando a conocer cómo realmente sucedieron "las ciento diez y nueve batallas y encuentros de guerra" en que estuvo presente. Iba escribiendo sus "memorias y borradores" de cuanto acontecía. De ellos tomó el material para redactar la historia definitiva, en Guatemala en 1568.
Es testigo inmediato y muy fidedigno de la aparición, pues vivía en México por el año 1531. Su testimonio es invaluable: "Mandó Cortés a Gonzalo de Sandoval que fuese por tierra a poner cerco a toda calzada que da desde México a un pueblo que se dice Tepeaquilla: adonde ahora llama Nuestra Señora de Guadalupe, donde hace y ha hecho muchos admirables milagros".
En el capítulo 210 en que trata "de otras cosas y provechos que se han seguido de nuestros ilustres trabajos", empieza así: "Ya habrán oído en los capítulos pasados por lo mí recontado acerca de los bienes y provechos que se han hecho con nuestras ilustres hazañas y conquistas: miren los curiosos lectores qué de ciudades, villas y lugares... y tengan atención a los Obispados que hay, que son diez, sin el Arzobispo de la muy insigne Ciudad de México, y como hay tres Audiencias reales... y miren las santas iglesias y catedrales, y los Monasterios donde están Dominicos, como Franciscos y Mercedarios y Agustinos; y miren qué hay de hospitales, y los grandes perdones que tienen, y la santa casa de Nuestra Señora de Guadalupe que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar asentado el real de Gonzalo de Sandoval cuando ganamos a México; y miren los santos milagros que ha hecho y hace de cada día y démosle muchas gracias a Dios y a su bendita Madre Nuestra Señora por ello, que nos dio gracia y ayuda que ganásemos estas tierras donde hay tanta cristiandad y también tengan cuenta como en México hay Colegio Universal..."
Este solo testimonio de un militar y escritor contemporáneo, que escribe de la Virgen de Guadalupe y de su santuario, como de cosa conocidísima, y que alega milagros que ha hecho y hace cada día, resulta una prueba que no admite réplica; atendidas las circunstancias del escritor, de su modo de escribir y del fin que le mueve a redactar esas palabras tiene, según la regla de la Congregación de Ritos, toda la autoridad de un testigo mayor, de excepción, certeza y seguridad.
¿Cuál es la respuesta de los antiaparicionistas ante este documento? Fácil, afirman que todo es mentira. "Para quien quiere creer tengo mil pruebas, para quien no, no tengo ninguna" decía San Agustín.
Historia de la Virgen de Guadalupe
Resumen de los hechos ocurridos hace casi 500 años
Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.
Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".
De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.
De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo.
Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba.
El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.
Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.
Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".
La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.