"El silencio de Zacarías"
- 19 Diciembre 2014
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El Papa, con la Acción CatólicaAgencias
Francisco, con los niños de Acción Católica
Papa: "La Iglesia no es sólo los sacerdotes, los obispos... sino es toda la comunidad, ¿eh?"
"No se rindan jamás: quien ha elegido querer a Jesús, no puede no amar al prójimo"
Radio Vaticana, 18 de diciembre de 2014 a las 16:39
Es bello quererse mucho y saber superar las incomprensiones, y todo esto es posible dijo, sólo si estamos unidos a Jesús
(RV).- "Todo por descubrir, todo por construir, todo por amar, todo por compartir, todo es posible y la fe es un evento todo por anunciar", es la exhortación del Papa Francisco a los Niños de la Acción Católica Italiana a quienes recibió la mañana de este jueves en la Sala del Consistorio del Vaticano.
Después de agradecer a los niños por los saludos de Navidad que le llevaron en nombre de toda la Acción Católica Italiana, el Santo Padre resaltó el tema que eligieron como slogan este año. «He escuchado que este año se han comprometido con un tema que tiene como slogan "Todo por descubrir". Es un camino bello, que necesita el coraje y la fatiga de la búsqueda, para luego gozar cuando se ha descubierto el proyecto que Jesús tiene para cada uno de ustedes». Tomando como inspiración la palabra "Todo", el Papa dio algunas sugerencias para caminar bien en la asociación, en la familia y en la comunidad.
En primer lugar dijo Francisco, los invitó a no rendirse jamás. «No se rindan jamás, porque aquello que Jesús ha pensado para su camino es para construir todo juntos: junto a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a sus compañeros de escuela, de catequesis, de oratorio, de asociación»; también los invitó a interesarse por los pobres, por los sufrientes y de los que están solos, porque quien ha elegido querer a Jesús, agrego el Papa, no puede no amar al prójimo, y así este camino se será todo amor.
Además el Obispo de Roma les exhortó a amar a la Iglesia y cuantos forman parte de ella. «Amar a la Iglesia, querer bien a los sacerdotes, ponerse al servicio de la comunidad, porque la Iglesia no es sólo los sacerdotes, los obispos... sino es toda la comunidad, ¿eh? Ponerse al servicio de la comunidad». De esto deriva señaló el Pontífice, el ser apóstoles de paz y serenidad, en la familia, con sus padres, con sus hermanos y con sus coetáneos, porque es bello quererse mucho y saber superar las incomprensiones, y todo esto es posible dijo, sólo si estamos unidos a Jesús.
Además, Francisco los alentó en el diálogo con Jesús a través de la oración. «Hablar con Jesús, ¿eh? La oración, pero hablar con Jesús, el amigo más grande que no nos abandona jamás, confiarle sus alegrías y sus tristezas. Correr a Él cada vez que se equivocan y hagan algo malo, con la seguridad que Él los perdona. Y hablar a todos de Jesús, de su amor, de su misericordia, de su ternura, porque la amistad con Jesús, que ha dado su vida por nosotros, es todo un evento por anunciar». Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco los invitó a dar un paso más decidido para convertirse en discípulos de Jesús. Les dijo que era suficiente una pequeña palabra, "aquí estoy". «Nos lo enseña nuestra Madre, la Virgen, que ha respondido así a la llamada del Señor: "Aquí estoy", "Aquí estoy". Podemos pedirlo juntos con un Ave María... y recuerden bien, eh: todo por descubrir, todo por construir, todo por amar, todo por compartir, todo es posible y la fe es un evento todo por anunciar».
III VIERNES DE ADVIENTO, 19 DE DICIEMBRE (Jue 13, 2-7. 24-25a; Sal 70; Lc 1, 5-25)
ANUNCIACIONES
Dios, a lo largo de los siglos y en el transcurso de la Historia de Salvación, ha venido actuando en la vida de los hombres, y ha ido preparando el camino para que pudieran comprender mejor lo que tenía dispuesto en la plenitud del tiempo con la encarnación de su Hijo en el seno de una virgen. Hoy las lecturas coinciden en los relatos de anunciación. Con la concepción de Sansón y de Juan el Bautista en el seno de dos mujeres estériles se quiere demostrar el poder de Dios, que se manifestará de manera desbordante cuando actúe en la concepción de su Hijo en el seno de la Nazarena. Tanto en el caso de Sansón como en el de Juan, se trató de concepción natural: “La mujer fue a decirle a su marido: -«Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo” (Jue 13,4). -“No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento” (Lc 1, 13). Cada uno de nosotros hemos sido concebidos en el seno de nuestras madres, de forma natural, pero todos hemos llegado a nacer por la providencia amorosa de Dios: “Tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías” (Sal 70). Esta experiencia del salmista debiera llevarnos a sentir gratitud y confianza. No estamos en la vida por casualidad, sino por el amor de Dios. CONCEBIDOS POR AMOR
El suelo de nuestra estabilidad emocional es la certeza de sabernos amados por Dios, y que estamos hechos a imagen de su Hijo único, el Primogénito. Santa Teresa de Jesús funda su itinerario espiritual en la verdad que nos define: “No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza” (Moradas I, 1, 1). Cuando nos rondan los pensamientos destructivos y la desafección personal, es bueno recordar lo que afirma la doctora mística: “Basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima” (Moradas I, 1,1). No sería poco provecho, con motivo de la Navidad, tomar conciencia de lo que somos. Y al ver al Niño de Belén, sobrecogernos, porque en Él recobramos la dignidad de hijos de Dios, y en Él se nos muestra el rostro en que Dios se extasió para darnos su imagen.
Evangelio según San Lucas 1,5-25.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Angel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto". Pero Zacarías dijo al Angel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada". El Angel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón para la natividad de San Juan Bautista, PL 38, pag. 1327-1328)
"El silencio de Zacarías"
El nacimiento de Juan se encuentra con la incredulidad de su padre y éste se vuelve mudo; María cree en el nacimiento de Cristo y concibe por la fe. Como no somos capaces de escrutar las honduras de un misterio tan grande, por falta de tiempo o de capacidad, será el Espíritu en vuestro corazón que os hablará, incluso en mi ausencia; el Espíritu que ocupa vuestro pensamiento lleno de afecto, aquel que habéis acogido en vuestro corazón, del que vosotros sois templo santo. Zacarías calla y pierde el habla hasta el nacimiento de Juan, precursor del Señor que le devuelve la palabra. Le es devuelta el habla a causa del nacimiento de aquel que es la voz, porque le preguntaron a Juan, cuando ya anunciaba al Señor: “Tú ¿quien eres?” El respondió: “Yo soy la voz del que clama en el desierto.” (Jn 1,22-23) La voz es Juan mientras que el Señor es la Palabra: “Al principio ya existía la Palabra.” (Jn 1,1).Juan es la voz por un tiempo. Cristo es el Verbo desde el principio, el Verbo eterno.
19 de diciembre 2014 Viernes Adviento Feria privilegiada Jue 13, 2-7.24-25ª
Sansón, como Jesús, «desde antes de nacer hasta el día de la muerte, será consagrado a Dios»; pero hay todavía otra coincidencia: Sansón nace de una mujer estéril, es decir, en una situación de debilidad; Jesús también nacerá en una situación muy precaria, pobre, débil. ¿Como voy a ser capaz de ver estos días la fuerza de Dios en la debilidad?
San Anastasio I
San Anastasio I, papa
En Roma, en el cementerio Ponciano, en la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas.
El «Liber Pontificalis» dice que fue de origen romano, y que su padre se llamaba Máximo. Sucedió a san Siricio en 399, y fue el 39º Obispo de Roma. Edificó en Roma la basílica Crescenciana, mencionada todavía en el sínodo del 499, e individualizada hoy en San Sisto Vecchio. Combatió con energía el donatismo en las provincias del norte de África, y ratificó las decisiones del Concilio de Toledo del 400, por decisión del cual algunos obispos gaelicos que habían renegado del donatista Prisciliano pudieron conservar su sede, siempre que su readmisión fuese aprobada por Anastasio.
El Liber Pontificalis nos informa también cómo descubrió en Roma un cierto número de maniqueos. Lo animaba el espíritu de los defensores de la Iglesia contra el arrianismo, y los derechos del patriarcado occidental en el Ilírico encontraron en él un baluarte.
Anastasio es conocido especialmente por su papel en la disputa origenista y por la severidad mostrada hacia Rufino: En el 399 los amigos de san Jerónimo presionaban para obtener del papa una condena formal del origenismo. Solicitado incluso por cartas y embajadores de parte de Teófilo, obispo de Alejandría, para que Occidente participe en esta lucha, condenó las «Proposiciones blasfematorias presentadas». Rufino, profundamente irritado por esta campaña, le hizo presente una «Defensa de Orígenes», «para borrar toda huella de sospecha y para remitir al Papa la declaración de fe». Esta defensa, sin embargo, no produjo efecto en Anastasio. Sobre el origenismo escribió varias cartas, una dirigida a Venerio de Milán. De la copiosa correspondencia que Anastasio dirigió desde Letrán a personalidades de diversos países, sólo se han conservado unas pocas cartas.
Después de un pontificado breve (399-401) y muy activo, murió el 19 de diciembre del 401, como lo demuestra Duchesne en su comentario al Liber Pontificalis, aunque en otras biografías se interpreta que murió en 402. Fue enterrado en la Via Portuense, en una tumba situada entre las basílicas de Santa Cándida y Santos Abdón y Sennen. San Jerónimo, quien tuvo palabras de alto elogio para Anastasio, llegó a escribir que, si murió tan pronto, fue «porque el mundo no podía ser decapitado mientras lo gobernase tal obispo», en alusión a la caída de Roma, que tuvo lugar en el año 410 por obra de Alarico. Este elogio aun figuraba en la versión anterior del Martirologio Romano.
Filippo Caraffa en Enciclopedia dei Santi. Duchesne del Liher Pontificalis (vol. I, pp. 218 ss.). Acta Sanctorum Sept, vol III (día 27).
El Papa, con los luteranos alemanes
"Recorremos juntos el camino de la amistad, del respeto mutuo y de la investigación teológica"
El Papa anuncia que luteranos y católicos conmemorarán juntos, en 2017, el V Centenario de la Reforma
Ambas confesiones pedirán "perdón al Señor Jesucristo por las culpas recíprocas"
Francisco recibiendo esta mañana a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana Alemana, en visita ecuménica a Rom
(VIS).- El diálogo oficial entre luteranos y católicos está en marcha desde hace casi cincuenta años y los progresos logrados en este medio siglo ''constituyen un sólido fundamento para de amistad sincera vivida en la fe y en la espiritualidad'', constató el Papa Francisco recibiendo esta mañana a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana Alemana, en visita ecuménica a Roma.
A pesar de las diferencias teológicas que persisten en diversas cuestiones de fe, la colaboración y la convivencia fraterna caracterizan la vida de las Iglesias y comunidades eclesiales católicas y luteranas, comprometidas en un camino ecuménico común, y textos conjuntos como la "Declaración Común sobre la Doctrina de la Justificación" entre la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, firmada oficialmente hace quince años en Augsburg, ''son -dijo el Pontífice- piedras angulares, que permiten seguir con confianza el camino emprendido''.
Y aunque el objetivo común de la unidad plena y visible de los cristianos a veces parezca alejarse a causa de diferentes interpretaciones sobre lo que es la Iglesia y su unidad, es necesario no ceder a la resignación sino concentrarse en el próximo paso posible. '
'No olvidemos -recalcó el Papa- que recorremos juntos el camino de la amistad, del respeto mutuo y de la investigación teológica; un camino que nos hace mirar con esperanza al futuro. Por eso el pasado 21 de noviembre las campanas de todas las catedrales de Alemania tocaron para invitar a todos los hermanos cristianos a un servicio litúrgico común por el quincuagésimo aniversario de la promulgación del Decreto Unitatis Redintegratio del Vaticano II''.
El Santo Padre manifestó su complacencia porque la Comisión de diálogo bilateral entre la Conferencia Episcopal Alemana y la Iglesia Evangélica Luterana de Alemania están a punto de terminar un trabajo dedicado a "Dios y la dignidad del hombre", y subrayó la gran actualidad de ''los temas relacionados con la dignidad de la persona humana en el principio y el final de su vida, así como las relacionadas con la familia, el matrimonio y la sexualidad, que no pueden ser excluidos o dejados de lado solo porque no se quiere poner en peligro el consenso ecuménico alcanzado hasta el momento. Sería una pena que, en temas tan importantes relacionados con la existencia humana, hubiera nuevas diferencias confesionales''.
''El diálogo ecuménico ya no puede separarse hoy de la realidad y de la vida de nuestras iglesias. En 2017 los cristianos luteranos y católicos conmemorarán conjuntamente el quinto centenario de la Reforma. En esa ocasión ambos tendrán, por primera vez, la oportunidad de compartir la misma conmemoración ecuménica en todo el mundo, no como una celebración triunfalista, sino como una profesión de nuestra fe común en el Dios uno y trino. El fulcro de este evento serán, por tanto, la oración en común y la petición de perdón al Señor Jesucristo por las culpas recíprocas, junto con la alegría de compartir y recorrer juntos un camino ecuménico. De este hecho es muestra significativa el documento elaborado por la Comisión luterano-católica para la Unidad y publicado el año pasado "Del conflicto a la comunión. La conmemoración conjunta luterano-católico de la Reforma en 2017 ". ¡Que esta conmemoración -finalizó el Papa- nos lleve a todos a dar, con la ayuda de Dios y el apoyo de su Espíritu, nuevos pasos hacia la unidad y a no limitarnos sólo a lo que ya hemos logrado!''.
La Gran Revelación: el Mesías
Cristo, el hombre histórico, es verdaderamente el Hijo de Dios, el Mesías prometido a los judíos
En el tiempo en que vivió Jesús, más que nunca, se esperaba la venida del Mesías, pero se había falseado el concepto que de El habían dado los profetas. En su gran mayoría, los judíos contemporáneos de Jesús, esperaban un Mesías que les traería bonanza, un gran jefe político.
Las tres concepciones erróneas sobre el Mesías eran:
1) El reino mesiánico sería un período de prosperidad material obtenida sin cansancio ni molestias y en la liberación del dominio extranjero. Los mismos apóstoles no concibían que Jesús hablara de muerte en la cruz para atraer a sí todas las cosas.
2) Los rabinos concebían el Mesías futuro como un jefe político, el restaurador de la dinastía davídica.
3) La tercera corriente hacía coincidir la venida del Mesías con el fin del mundo. El reino mesiánico se realizaría en la otra vida (visión escatológica).
A pesar de estas concepciones falsas, había un "pequeño resto" de personas que tenían una idea exacta del Mesías: El Mesías, sacerdote y víctima al mismo tiempo, sacrificaría su vida para liberarnos del pecado y para restaurar la amistad entre Dios y los hombres. En este grupo encontramos con María a su prima Isabel (Lc. 1, 41-46), el viejo Simeón (Lc. 2, 30-32), la profetisa Ana (2, 38) y sobre todo Juan el Bautista (Mt. 3, 2-12) y a los esenios, secta que los recientes descubrimientos del Mar Muerto nos han permitido conocer mejor y a la que pertenecía Juan el Bautista.
A causa de estas deformaciones Jesús usó una táctica prudente para no despertar demasiado escándalo para demostrar su mesianidad. Toma el título de "Hijo del Hombre" (Dan. 7, 13-14).
Acepta en primer lugar el testimonio de Juan Bautista (Jn. 1, 29-30). Declara abiertamente su mesianidad ante la samaritana Jn.4.25-26), ante Nicodemo (Jn. 3, 13-18) y de una manera contundente ante Caifás, durante su propio juicio (Mt. 26, 63-64).
Al mismo tiempo, también se presenta ante el mundo como el Hijo de Dios: "Nadie conoce al Padre sino el Hijo" (Mt. 11, 27). Nos revela su íntima unión con el Padre con el cual se identifica. Esta afirmación, completamente original, no se encuentra en ningún otro fundador de religiones. La apreciamos en la profesión de fe de Pedro (Mt. 16,18). La manifestación más clara de la divinidad de Jesús que tenemos en los sinópticos está en la respuesta que El dio ante el sumo sacerdote Caifás en el Sanedrín:
"Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios" (Mt. 26, 63). Jesús respondió: "Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Padre, y venir sobre las nubes del cielo" (Mt.26,64).
Aún es más clara la divinidad de Jesús en el evangelio de San Juan. Citaremos algunos textos:
"Y el Verbo era Dios" (1,1)
"Yo y el Padre somos una sola cosa" (10-30)
"Os lo dije y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi
Padre testifican de mí. Pero vosotros no creéis porque no sois ovejas mías" (10, 25-26).
Nos queda además como testimonio la misma actuación de Jesús durante su vida pública. En primer lugar habla de perfeccionar la Ley que Dios le dio al pueblo judío, y solamente El, que esos, puede apropiarse un dominio sobre las cosas de Dios (Mt. 34-36, Juicio Final). También se proclama el fin mismo de la ley moral, cosa que únicamente Dios puede pretender. Por otro lado se proclama más digno de amor que todos los seres queridos, más aún que de nuestra propia vida (Mt.10, 37; y Mt.16, 25). Por consiguiente: JESUS SE PRESENTA COMO DIOS.
El lenguaje de algunas expresiones evangélicas sólo se comprende si se tiene esta perspectiva de la divinidad de Cristo:
"Yo soy la resurrección y la vida" (Jn.11, 25).
"Yo soy la luz del mundo" (Jn.8, 12).
"Yo soy el camino y la verdad y la vida" (Jn. 14, 6).
"El que no recoge conmigo, desparrama" (Mt. 12, 30).
Cuando cura a los enfermos, etc., obra directamente por propia virtud: "Quiero, queda limpio" (Mt. 8,3). Asume también el derecho a perdonar los pecados que es algo que solamente compete a Dios:
"Confía, hijo, tus pecados te son perdonados" (Mt.9,2).
Actúa como Dios cuando la tempestad sacude la barca y amenaza con hundirla y Jesús despierta ordenando al mar: "¡Calla! ¡Cálmate!" (Mc.4,39).
Por último, durante toda su vida Jesús nunca tiene una duda, ni titubea. Pronuncia los juicios más decisivos y comprometidos sobre los problemas humanos más graves sin que nunca su inteligencia acuse el mínimo esfuerzo, sin verse obligado a reflexionar antes de responder, ya que lo que sabe no es en virtud del estudio o del razonamiento.