Es necesario que él crezca y que yo venga a menos
- 11 Enero 2020
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IX Papa, 11 de enero
Martirologio Romano: En Roma, san Higinio, papa, que fue el octavo en ocupar la sede de san Pedro (142).
Etimología:Higinio = "el saludable", es de origen griego.
Breve Biografía
Reinó cerca del 138-142; sucedió al Papa San Telesforo, quien, de acuerdo a Eusebio de Cesarea (Historia de la Iglesia, IV.15) murió durante el primer año del reinado del emperador Antonino Pío---en 138 ó 139. Pero la cronología de estos obispos de Roma no puede determinarse con ningún grado de exactitud con la ayuda de las autoridades a nuestra disposición hoy día.
Según el “Liber Pontificalis*”, Higinio era griego de nacimiento. La ulterior declaración de que él era anteriormente un filósofo está fundada probablemente en la similitud de su nombre con el de dos autores latinos.
San Ireneo dice (Adv. haereses, III, III) que el gnóstico Valentino vino a Roma en tiempos de Higinio, y se quedó ahí hasta que el Papa San Aniceto fue pontífice. Cerdo, otro gnóstico y predecesor de Marción, también vivía en Roma durante el reinado de Higinio; al retractarse y confesar sus errores obtuvo la readmisión al seno de la Iglesia, pero eventualmente recayó en la herejía y fue expulsado de la Iglesia.
No se sabe cuántos de estos eventos tuvieron lugar durante el tiempo de Higinio. El “Liber Pontificalis” también relata que este Papa organizó la jerarquía y estableció el orden de la precedencia eclesiástica (Hic clerum composuit et distribuit gradus), según Duchesne, el escritor probablemente se refería a las órdenes menores del clero.
Eusebio (Historia de la Iglesia, IV.16) reclama que el pontificado de Higinio duró cuatro años. Las autoridades antiguas no contienen información sobre si murió como un mártir. Al morir fue enterrado en la Colina del Vaticano, cerca de la tumba de San Pedro. Su fiesta se celebra el 11 de enero.
*El "Liber Pontificalis" es una colección de pequeñas biografías de los obispos de Roma desde san Pedro hasta el siglo VI, que es cuando se editó el anónimo libro. Sus informaciones no son demasiado exactas, pero muchas veces es lo único que tenemos, por eso lo que dice debe tomarse con cuidado.
Ser instrumentos
Santo Evangelio según Juan 3, 22-30. Sábado después de Epifanía
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme, Señor, la gracia de reconocerme como miembro de la Iglesia; y que esta experiencia me lleve a un sentimiento de pertenencia a una comunidad y familia, que te tiene a ti como Padre, Maestro, Señor y Guía.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Juan 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando.
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante.
La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: “Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él”.
Contestó Juan: “Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él’. En una boda, el que tiene a esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el Evangelio de hoy, Juan nos da una profunda enseñanza para la vivencia de nuestra fe. Dios es el protagonista, es quien lleva a la esposa, la Iglesia, y a nosotros, que formamos parte de la Iglesia; somos los amigos del Esposo que estamos con Él, le acompañamos y nos alegramos al escuchar su voz. Jesús, al venir a este mundo, vino a hacernos un llamado. Este llamado es vivir nuestra verdad, para lo que fuimos creados: vivir como hijos de Dios. Al llamarnos nos convoca a formar parte de una comunidad, de una familia, que es la Iglesia. En ella nos envía, nos da una misión de ser apóstoles, de anunciar a los demás su Reino, como Juan lo hizo. Nuestro anuncio es ser instrumentos para que la voz del Señor toque y entre en el corazón de cada alma, y gozarnos al escuchar la voz del Señor que ilumina y llena de gozo y paz cada corazón.
Por ello, san Juan experimenta que su alegría es colmada, porque aquel a quien bautizó y de quien dio testimonio, crece y él disminuye, y a Él acuden. Nosotros hemos recibido los dones de la fe, la esperanza y el amor que nos permiten reconocer a Jesús, y en el a Dios, como nuestro Redentor y Señor, como nuestro Creador y Padre, nuestra Luz, nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. En pocas palabras, como la única fuente de felicidad y plenitud de nuestra vida y de la vida de la Iglesia. Él lo es todo, nuestra vida no tendría sentido sin Él, sin su presencia y su guía. Por tanto, aprendamos de san Juan, que nosotros no somos el esposo que lleva a la esposa, sino que es Él quien la lleva, por medio de sus amigos, que somos nosotros, que estamos con Él, lo escuchamos y nos alegramos al oír su voz. Dios no solo es el protagonista de mi vida, sino de toda la Iglesia y nosotros somos sus testigos.
«El creyente es aquel que, a través de su hacerse cercano al hermano, como Juan el Bautista, abre caminos en el desierto, es decir, indica perspectivas de esperanza incluso en aquellos contextos existenciales tortuosos, marcados por el fracaso y la derrota. No podemos rendirnos ante las situaciones negativas de cierre y de rechazo; no debemos dejarnos subyugar por la mentalidad del mundo, porque el centro de nuestra vida es Jesús y su palabra de luz, de amor, de consuelo. ¡Es Él! El Bautista invitaba a la gente de su tiempo a la conversión con fuerza, con vigor, con severidad».
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de diciembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicar un momento de oración por la Iglesia, por su unidad y escucha a la voz del Señor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Juan el Bautista, el precursor
Juan, aquel que señala a Jesús para que sea reconocido como el Mesías.
Juan envía a sus discípulos
Juan estaba preso en la fortaleza de Maqueronte. Sus discípulos que sufren, no son indiferentes a los sucesos que se están viviendo es Israel. Por eso "Informaron a Juan sus discípulos de todas estas cosas. Y Juan llamó a dos de ellos, y los envió al Señor a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Presentándose aquellos hombres le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? En aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades, de dolencias y de malos espíritus, y dio la vista a muchos ciegos. les respondió diciendo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados; y bienaventurado quien no se escandalice de mí"(Lc).
Juan aprovecha la ocasión para que sus discípulos reconozcan a Jesús como el Mesías. Él mismo ya se lo había mostrado como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y algunos de los suyos siguieron a Jesús. Siempre había dejado claro que él no era el Mesías. Ahora anima a los suyos para que hagan a Cristo la pregunta decisiva: ¿Tú eres el Mesías?
Las obras hablan por sí mismas
Jesús contesta, poniendo delante de sus ojos los milagros -que ya habían sido profetizados- como característicos de los nuevos tiempos mesiánicos. Son libres de creer o no, de seguirle o no. Pero las obras hablan por sí mismas. El grupo de los preparados con el bautismo de penitencia se apresta para el gran paso de recibir al Mesías.
"Después de marcharse los enviados de Juan, comenzó a decir a las muchedumbres acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas delicadas? Mirad, los que visten con lujo y viven entre placeres están en palacios de reyes. ¿Qué habéis salido a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío delante de ti mi mensajero, que vaya preparándote el camino.
Os digo, pues, que entre los nacidos de mujer nadie hay mayor que Juan; aunque el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él. Y todo el pueblo y los publicanos, habiéndole escuchado, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los doctores de la Ley rechazaron el plan de Dios sobre ellos, no habiendo sido bautizados por él"(Lc).
La manifestación de Jesús como Mesías
Y es a partir de este momento cuando va a ser más explicita la manifestación de Jesús como Mesías. Es más, en esta segunda Pascua ya va a dar señales más claras aún de su divinidad. No se trata de un reformador religioso más o menos lúcido; Él es el mismo Mesías, el Hijo de Dios. Los espíritus deben estar atentos a lo que va a suceder, y Juan Bautista ha sido el mensajero anunciado por el profeta Malaquías para preparar el camino del Señor.
La embajada del Bautista también interesaba a sus discípulos, pues a pesar de vivir una vida penitente con rechazo del pecado, no eran inmunes a las pequeñas envidias: antes de que encarcelasen a Juan criticaban a los discípulos de Jesús. Así lo cuenta Juan evangelista, que había sido discípulo de los dos: "Después de esto fue Jesús con sus discípulos a la región de Judea, y allí convivía con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Ainón junto a Salín, porque había allí mucha agua, y acudían a ser bautizados, pues aún no había sido encarcelado Juan.
Juan llama a Jesús, el Esposo
Se originó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación. Y fueron a Juan y le dijeron: Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tu diste testimonio, está bautizando y todos van a él. Respondió Juan: No puede el hombre apropiarse de nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. Esposo es el que tiene la esposa; el amigo del esposo, el que está presente y le oye, se alegra mucho con la voz del esposo. Por esto mi gozo se ha colmado. Es necesario que él crezca y que yo disminuya"(Jn).
Juan había llamado Esposo a Jesús. Todos sabían que estas palabras, a la luz de la Escritura, son significativas porque Dios es el Esposo de Israel, en la Alianza de amor que les une. Veladamente, señala quién es Jesús, pero convenía un testimonio evidente, contundente. Con la embajada lo va a conseguir.
La humildad de Juan
Juan era valiente, y verdaderamente humilde. No busca la gloria propia, sino la gloria de Dios. No se siente humillado, porque muchos le abandonen como Maestro y sigan a Jesús. No le considera una competencia, sino que se sabe precusor, y su enseñanza revela bien el sentido profundo de que su penitencia era verdadera humildad: "conviene que él crezca y yo disminuya". El sentido del mensajero es ocultarse cuando llega el hijo del rey. Juan puede decir con verdad que "El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquél a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él"(Jn). En sus palabras se trasluce la voz del Padre, escuchada en el momento del Bautismo de Jesús en el Jordán, hacia ahora año y medio.
Las profecías del nacimiento de Juan
Se estaban cumpliendo las profecías enunciadas en el nacimiento del Bautista por su padre, Zacarías. Recordemos su nacimiento extraordinario: "Hubo, en tiempos de
Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la familia de Abías, cuya mujer, descendiente de Aarón, se llamaba Isabel. Ambos eran justos ante Dios, y caminaban intachables en todos los mandamientos y preceptos del Señor; no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de edad avanzada.
Y sucedió que, al ejercer su ministerio sacerdotal delante de Dios, cuando le tocaba el turno, le cayó en suerte, según la costumbre del Sacerdocio, entrar en el Templo del Señor para ofrecer el incienso; y toda la concurrencia del pueblo estaba fuera orando durante el ofrecimiento del incienso. Se le apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Y Zacarías se turbó al verlo y le invadió el temor. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada, así que tu mujer Isabel te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Será para tí gozo y alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor, será lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios; e irá delante de El con el espíritu y el poder de Elías para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto. Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré yo estar cierto de esto? pues ya soy viejo y mi mujer de edad avanzada. Y el ángel le respondió: Yo soy Gabriel, que asisto ante el trono de Dios, y he sido enviado para hablarte y darte esta buena nueva. Desde ahora, pues, te quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no has creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo.
El pueblo estaba esperando, y se extrañaba de que Zacarías se demorase tanto en el Templo. Cuando salió, no podía hablarles; y comprendieron que había tenido una visión en el Templo. El intentaba explicarse por señas, y permaneció mudo.
Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su ministerios, se marchó a su casa. Después de estos días Isabel, su mujer, concibió y se ocultaba durante cinco meses, diciéndose: Así ha hecho conmigo el Señor, en estos días en los que se ha dignado borrar mi oprobio entre los hombres".
Isabel acoge a María
María Santísima se enteró de estos hechos seis meses después por boca del ángel Gabriel, y acudió a visitar a Isabel para ayudarla en el parto. Isabel la acogió con gran alegría; y convivieron tres meses hasta que nació el niño. Zacarías recuperó el habla porque tuvo fe en la intervención de Dios, y el Espíritu Santo habló por su boca anunciando qué tenía previsto Dios para aquel niño que de adulto será Juan Bautista.
Entre tanto llegó a Isabel el tiempo del parto, y dio a luz un hijo. Y oyeron sus vecinos y parientes la gran misericordia que el Señor le había mostrado, y se congratulaban con ella. El día octavo fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre Zacarías. Pero su madre dijo: De ninguna manera, sino que se ha de llamar Juan. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que se llame con este nombre. Al mismo tiempo preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Y él, pidiendo una tablilla, escribió: Juan es su nombre. Lo cual llenó a todos de admiración. En aquel momento recobró el habla, se soltó su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Y se apoderó de todos sus vecinos el temor y se comentaban estos acontecimientos por toda la montaña de Judea; y cuantos los oían los grababan en su corazón, diciendo: ¿Qué pensáis ha de ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.
Y Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo:
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
y ha suscitado para nosotros el poder salvador
en la casa de David su siervo,
como lo había anunciado desde antiguo
por boca de sus santos profetas;
para salvarnos de nuestros enemigos
y de la mano de cuantos nos odian:
ejerciendo su misericordia con nuestros padres,
y acordándose de su santa alianza,
y del juramento que hizo a Abraham, nuestro padre,
para concedernos
que, libres de la mano de los enemigos,
le sirvamos sin temor,
con santidad y justicia en su presencia
todos los días de nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo:
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
enseñando a su pueblo la salvación
para el perdón de sus pecados;
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
el Sol naciente nos visitará desde lo alto,
para iluminar a los que yacen en tinieblas y en sombra de muerte,
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Mientras tanto, el niño iba creciendo y se fortalecía en el espíritu, y habitaba en el desierto hasta el tiempo en que debía darse a conocer a Israel"(Lc).
Juan correspondió libremente al querer de Dios, y fue profeta del Altísimo anunciando los caminos misericordiosos de Dios. Juan era la voz y Jesús era la Palabra que salva al mundo.
Quien dice que ama a Dios y no ama a su hermano es mentiroso
Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. 10 de enero de 2020
La primera lectura de hoy, tomada de la Primera Carta de San Juan Apóstol, gira enteramente en torno al tema del amor y es sobre este tema que el Papa Francisco invita a la reflexión en su homilía de la misa matutina en la Casa Santa Marta. El apóstol, dice, comprendió lo que es el amor, lo experimentó, y entrando en el corazón de Jesús, comprendió cómo se manifestaba. En su Carta, entonces, nos dice cómo amamos y cómo hemos sido amados.
Dios nos amó primero
Hay dos afirmaciones que el Papa define como "claras". La primera es el fundamento del amor: "Amamos a Dios porque Él nos ha amado primero". El principio del amor viene de Él. "Yo empiezo a amar, o puedo empezar a amar - dice el Papa - porque sé que Él me ha amado primero". Y continúa: "Si no nos hubiera amado, ciertamente no podríamos amar". Francisco da entonces un ejemplo:
Si un recién nacido, de pocos días, pudiera hablar, seguramente explicaría esta realidad: "Me siento amado por los padres". Y lo que los padres hacen con el niño es lo que Dios hizo con nosotros: nos amó primero. Y esto hace nacer y hace crecer nuestra capacidad de amar. Esta es una clara definición de amor: podemos amar a Dios porque Él nos amó primero.
Quien dice que ama a Dios pero odia al hermano, miente
La segunda cosa que el Apóstol dice "sin medias palabras" es ésta: "Si alguno dice: 'Yo amo a Dios' y odia a su hermano, es un mentiroso". El Papa señala que Juan no dice que es un "mal educado", o "uno que se equivoca", dice "mentiroso" y también nosotros debemos aprender esto:
Yo amo a Dios, rezo, entro en éxtasis... y luego descarto a los demás, los odio o no los amo, simplemente, o soy indiferente a los demás... No dice: "te equivocaste", dice "eres un mentiroso". Y esta palabra de la Biblia es clara, porque ser un mentiroso es la forma de ser del diablo: es el Gran Mentiroso, nos dice el Nuevo Testamento, es el padre de la mentira. Esta es la definición de Satanás que nos da la Biblia. Y si dices que amas a Dios y odias a tu hermano, estás del otro lado: eres un mentiroso. No hay concesiones en esto.
Muchos pueden encontrar justificaciones para no amar, algunos pueden decir " Yo no odio, Padre, pero hay muchas personas que me hieren o que no puedo aceptar porque son maleducados o groseros". Y el Papa comenta subrayando la concreción del amor indicada por Juan cuando escribe: "Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto”. Y afirma: "Si no eres capaz de amar a las personas, desde las más cercanas hasta las más lejanas, no puedes decirnos que amas a Dios: eres un mentiroso".
El amor es concreto y cotidiano
Pero no sólo existe el sentimiento de odio, sino que también puede existir la voluntad de no "entrometerse" en las cosas de los demás. Pero esto no es bueno, porque el amor "se expresa haciendo el bien":
Si una persona dice: "Yo, para estar bien limpio, sólo bebo agua destilada":¡morirás!, porque eso no sirve para la vida. El verdadero amor no es agua destilada: es el agua de todos los días, con los problemas, con los afectos, con los amores y con los odios, pero es esto. Amar la concreción, el amor concreto: no es un amor de laboratorio. Esto nos enseña, el Apóstol, con estas definiciones tan claras. Pero hay una forma de no amar a Dios y de no amar al prójimo un poco escondida, que es la indiferencia. "No, no quiero eso: quiero agua destilada. No me meto en los problemas de los demás". Tú debes, para ayudar, para rezar.
El Papa Francisco cita a continuación una expresión de San Alberto Hurtado que decía: "No hacer el mal es bueno; pero no hacer el bien, es malo". El verdadero amor "debe llevar a hacer el bien (...), a ensuciarte las manos en las obras de amor".
A través del camino de la fe conquistamos el mundo
No es fácil, pero a través del camino de la fe existe la posibilidad de superar el mundo, la mentalidad del mundo "que nos impide amar". Este es el camino, dice de nuevo el Papa, "aquí no entran los indiferentes, los que se lavan las manos de los problemas, los que no quieren inmiscuirse en los problemas para ayudar, para hacer el bien; no entran los falsos místicos, los de corazón destilado como el agua, que dicen que aman a Dios pero prescinden de amar al prójimo", y concluye: "Que el Señor nos enseñe estas verdades: la certeza de haber sido amados primero y la valentía de amar a los hermanos".
¿Por qué Dios me creó si sabía que me iba a condenar?
Quién no se ha planteado alguna vez una pregunta acuciante: si sabía que me iba a condenar ¿por qué Dios me creó?¿Tiene sentido esta pregunta? ¿Cómo se responde?
Esta pregunta, planteada con aparente inocencia, desconcierta a algunos cristianos. Se trata de una pregunta tramposa ya que encierra una grave acusación a Dios y hace muy difícil a quien se bloquea con ella, hacer lo necesario para alcanzar la salvación. Hay quienes la repite ingenuamente: la escucharon, los impactó y no supieron qué responder. Pero también hay quienes la susurran en los oídos de cristianos con la intención de sembrar dudas, abrir grietas en su fe, confundirlos, etc.
I. El cuestionamiento
En primer lugar hay que decir que lo que aparenta ser una pregunta, en realidad es un cuestionamiento a Dios: se lo acusa de injusticia y perversidad. Si me creó sabiendo que me condenaría, es evidente que no tengo chance de escapar al infierno. El lo sabe y lo sabía antes de crearme. De manera que Dios sería injusto al no dame la posibilidad de salvarme. Dios sería cruel: si sabía que me voy a condenar, creándome me condenó a condenarme. Si fuera bueno, cuando sabe que alguien se condenará no lo crearía… de manera que nadie se condenaría.
Como se ve, la frase que analizamos en el fondo sugiere la maldad divina, y -yendo un poco más allá- el ateísmo. El planteo se parece bastante a la tentación del pecado original, en cuanto pretende poner en duda la bondad de Dios.
En efecto, pertenece a una línea de argumentos que intenta demostrar la no existencia de Dios: bastaría con demostrar que Dios carece de atributos divinos para demostrar que ese Dios no existe. Veamos de qué manera.
Por definición Dios tiene que ser bueno. Si se demostrara que ese que llamás Dios es malo, entonces estaría demostrando que sencillamente no es Dios... y al mismo tiempo que no existiría... ya que es contradictorio que un ser por esencia bueno sea malo: y lo contradictorio no puede existir.
II. Es una falacia.
La pregunta parte de algo falso y tiene varios presupuestos igualmente falsos. Además, veremos que carece de lógica, acabando por ser absurda. Y para peor de males, desvía de la verdadera ocupación por la salvación, llevando a preocupaciones estériles.
1. Es falso que Dios nos cree “sabiendo” cuál será nuestra respuesta libre.
El problema no es de «ignorancia», sino de falta temporalidad. La eternidad es un presente absoluto. Por definición supone la no temporalidad: no hay ni pasado ni futuro. De manera que en la eternidad carece absolutamente de sentido pensar en un «antes» y un «después».
Por tanto, no cabe plantearse un conocimiento anterior a la creación, una creación posterior a ese conocimiento y una condenación sucesiva en el tiempo, por el sencillo motivo que de Dios está fuera del tiempo: para El no existe un antes y un después: todo es un continuo presente. De esta manera, el instante en que Dios crea y el momento de mi muerte son el mismo momento eterno. El «sabe» sin más, no hay un antes en el cual calcule mi respuesta, ni una previsión de la misma.
Dios no puede saber mi destino eterno antes de crearme sencillamente porque no existe ese antes. De manera que el problema que la pregunta plantea no existe.
Esto no es fácil de entender. El misterio reside en la conjugación de nuestra temporalidad con la eternidad de Dios. No podemos imaginarnos la eternidad porque carecemos de experiencia de la misma. Pero para nuestro asunto basta entender que en la eternidad, no existe ni el pasado ni el futuro: todo es presente.
2. La sola posibilidad de que Dios pueda crear a alguien para que se condene no sólo es falsa sino también impensable.
Si Dios creara en previsión a la condenación aunque sea de una sola persona, sería perverso. Dios es amor y toda su obra creadora y redentora es de amor. Quiere que todos se salven: no crea a nadie para que se condene, sino a todos para que tengan una vida eternamente feliz en la gloria. Que algunos no acepten el amor de Dios y lo rechacen, no hace malo a Dios... sino a quien lo rechaza... La Teología enseña que no hay predestinación al mal.
3. Supone un error en la consideración de la salvación o condenación como si fuese algo externo a nosotros: que viene de afuera, ajeno a mí.
Esto no es cierto: quien se condena, quiere condenarse. Nadie está en el infierno contra su voluntad. Esto es quizá lo más traumático del infierno. Basta leer el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1033):
«Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. (…) Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".»
4. Es absurdo acusar a Dios de mi posible condenación cuando Dios ofrece la salvación a todos y da todo lo necesario para salvarnos.
Frente a El sólo cabe el agradecimiento: me creó, se hizo hombre para redimirme, murió en la cruz por mí, se me da El mismo como alimento en la Eucaristía, está dispuesto a perdonarme todo lo que haga falta... Es decir, para salvarme ha hecho mucho más de lo que jamás podría haber esperado... Acusarlo de condenarme... es bastante caradura, desagradecido, hipócrita... Es como si el hijo pródigo, a su vuelta, en vez de acoger el perdón y gozar de la fiesta que le ofrece su padre, se volviera a ir, esta vez enojado con su padre porque lo dejó ir la vez anterior, lo culpara de sus pecados y rechazara la amorosa acogida. Como si hubiera vuelto sólo a insultar a su padre…
5. Es absurdo hablar de un futuro libre como si estuviera determinado.
Es ridículo hablar de mi posible condenación como un hecho por la sencilla razón de que ahora no estoy condenado y tengo todos los medios para salvarme. Si quiero me salvo, si no quiero no me salvo: depende de mí.
El cuestionamiento falla al presentar mi condenación como una fatalidad a la que estoy determinado haga lo que haga. Y esto no es cierto.
No es lógico hablar de un futuro que está en mis manos como de algo ya realizado y decidido por otro.
6. Es absurdo pretender poner en Dios la responsabilidad de algo que yo decido libremente.
El cuestionamiento pretende culpar a Dios de mi condenación, cuando en realidad yo soy el artífice de mi salvación o condenación. Supone desconocer la responsabilidad de mis propios actos y decisiones libre. Poner la responsabilidad de mi condenación en Dios es al menos irresponsable.
¿Qué sentido tiene culpar a Dios de algo que yo decido ahora libremente?
7. Supone el rechazo de nuestra libertad.
Hay quienes reniegan de su libertad. Dicen: ¿por qué Dios me creó libre? Preferirían no serlo... Hay un razonamiento implícito: "Dios me crea libre", "yo libremente me condeno", por tanto "Dios -al haberme hecho libre - es culpable de mi condenación".
Por el contrario la libertad es el mayor don que Dios nos ha dado en el plano natural, después de la vida (condición de todo don): ¡ser libre es muy bueno! La libertad es condición del amor: sin libertad no se puede amar. Dios nos hizo libres para que fuésemos capaces de amar. Quiso correr el riesgo de nuestra libertad: que al mismo tiempo fuésemos capaces de odiar… Pero la decisión es nuestra.
8. Supone la contradicción de querer salvarse y -al mismo tiempo- querer hacer lo necesario para condenarse.
Está implícito el deseo de salvación y el rechazo de los medios que conducen a ella. Como única solución se ve el "hubiera sido mejor no haber sido creado".
En el fondo se rechaza el proyecto de Dios para el hombre.
9. Supone rechazar la misericordia divina:
No podemos olvidar que Dios perdona siempre... de manera que sólo se puede condenar quien no acepte la misericordia divina.
Evidentemente el perdón divino exige que nos arrepintamos. Porque respeta nuestra libertad. No puede perdonarnos si nosotros rechazamos el perdón: no nos perdona en contra de nuestra voluntad. Para recibir el perdón hay que querer ser perdonado. Si yo no rechazo mi pecado, Dios «no me lo quita». Sin arrepentimiento (=rechazar mi pecado) no hay perdón posible, porque sería absurdo: yo querría conservar mi pecado y Dios me lo sacaría contra mi voluntad... Dios me obligaría a salvarme, cosa que yo no quiero.
10. Supone un error en la concepción de la conjugación de la libertad y la ciencia divina.
Que Dios «vea» como actúo no me quita libertad.
III. Paraliza y amarga
Un segundo problema con la pregunta que nos ocupa es que no conduce a nada, paraliza y amarga. Produce unos sentimientos que conducen a la condenación, al pretender dar por supuesta mi posible condenación, destruyendo la esperanza que es la que la hace posible.
Lleva a encarar mal la vida. Distrae del objetivo. Su principal gravedad es que desvía del camino de salvación.
Lo absurdo del planteo es que lleva a no poner los medios para la salvación. La hace parecer imposible.
La pregunta es ¿es tan difícil salvarse? La verdad que no. Conocemos el camino: está bien determinado. Cristo nos dejó los sacramentos, su palabra y hasta su cuerpo.
Es muy práctico. ¿Qué hacer para salvarse? Ir a Misa el domingo, confesarse de vez en cuando, rezar un poco todos los días, tratar de cumplir los mandamientos. Está al alcance de la mano. No es tan difícil. Además el premio es grandioso.
Hay que tener en cuenta que plantea las cosas fuera de su contexto real: conseguir la salvación no es fácil ni difícil: depende de la gracia de Dios y de nosotros.
El cauce está claro. Es accesible. Requiere esfuerzo.
Nos viene bien es este momento recordar una idea de C.S. Lewis: el demonio tiene interés en que nuestra atención se centre en lo que puede pasarnos, mientras que Dios quiere que la tengamos en lo que tenemos que hacer. Dejémos pues de pensar si nos condenaremos y comencemos a poner por obra lo que sabemos que nos conduce a la salvación.
Conclusión: el cuestionamiento falla por todos lados y por tanto no es sostenible racionalmente. No dejes que te robe el tiempo y la serenidad.
Lo verdaderamente importante no son las especulaciones rebuscadas. Por ese camino no alcanzaremos la salvación y nos llenaremos de angustias.
La salvación es posible para todos. Dios quiere que nos ocupemos de buscarla por los caminos que El nos ha mostrado y haciendo uso de los medios que El mismo nos ha dado.
Sería ridículo dejar de poner lo que está a nuestro alcance para ser santos y al mismo tiempo lamentarse de supuestas fatalidades condenatorias.
Nota final
Hay otros cuestionamientos semejantes que pretenden negar la omnipotencia divina. Es interesante analizarlos brevemente ya que hacen uso de la negación del principio de no contradicción:
¿Puede Dios hacer una piedra tan grande que no pueda levantar?
¿Puede Dios hacer un círculo cuadrado?
Evidentemente Dios no puede hacer lo contradictorio. Pero esto no es una imperfección ni una limitación. Sencillamente la contradicción no puede existir.
El principio de no contradicción es una ley del ser: "el ser es y el no se no es". "Es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto".
Si vas al núcleo de la pregunta, lo que se plantea es ¿puede Dios no poder? Y esto es absurdo.
Es como si se preguntara: ¿puede Dios crear algo que no exista? ¿puede crear la nada? No, Dios no puede hacer existir el no ser. Y esto es pura lógica. No existe ningún problema en que Dios no pueda ir contra la lógica.
De la misma manera Dios no puede pecar ni equivocarse, y esto no es una limitación sino perfección suprema.
P. Eduardo Volpacchio
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Completo la cuestión con un artículo de Louis de Wohl
El antidoto
Sobre saber divino, el tiempo humano, la predestinación y la Redención del hombre.
Louis de Wohl
ConoZe.com
Dios es omnisciente», aprendemos. Por tanto tuvo que saber que nosotros los hombres abusaríamos del don que nos hizo de la libre voluntad. O sea, que en definitiva es culpa suya el que haya sucedido así. En definitiva, es Dios quien tiene la culpa de todo.
Con esta lógica falsa intentamos cargar a Dios con nuestras propias culpas. Siempre hemos sido cobardes morales. Ya el propio Adán intentó echar la culpa de su pecado a Eva. El error básico consiste en que aplicamos de modo totalmente erróneo el concepto de omnisciencia. Y esto lo hacemos porque nos imaginamos a Dios como a un hombre omnisciente.
Nosotros los hombres vivimos en el tiempo, es decir en un continuo discurrir de las cosas. Dios, sin embargo, vive fuera del tiempo. Para nosotros existe el pasado, el presente y el futuro. Para Dios todo es un eterno ahora. Por tanto no tiene ningún sentido hablar de que Dios sabía (pasado) lo que pasaría (futuro). Dios sabe. Para nosotros el presente es un instante mínimo, ya se ha convertido en pasado. Para Dios todo es presente. Y precisamente por eso es omnisciente. El no prevé –como el profeta–. El ve. Para Él no existe ni antes ni después. El concepto de tiempo es, como todo lo demás, parte de su Creación. Pero Él está por encima de su Creación y por ello por encima de todo lo temporal. Él crea al hombre (nosotros decimos: creó). El sabe (nosotros decimos: sabía) que el hombre peca (ha pecado). El posee el antídoto ¿Cuál es el antídoto contra la debilidad y la maldad? Todas las madres lo saben. Precisamente para la oveja negra, para el hijo malo y perverso, ellas sienten el doble y el triple de amor. Dios responde a nuestra caída con un Amor inmenso. Su antídoto es hacerse hombre Él mismo soportando en la cruz nuestras culpas, todas las culpas de todos los hombres de todas las épocas.
Y este hecho es el que eleva al cristianismo por encima de todas las demás religiones. El inocente ha cargado con nuestras culpas. Al hacerse hombre Cristo se ha convertido en hermano nuestro. Por eso nos enseñó a llamar «Padre» al Creador del universo. De criaturas de Dios nos convertimos en hijos de Dios. Esta es la respuesta del Amor. Este es el antídoto.
¿Si el Vaticano tiene tanto dinero por qué no lo...?
7 verdades sobre las finanzas de la Iglesia
Como todo buen católico seguro te ha tocado tener que defender al Papa, a la Virginidad de María, al celibato sacerdotal y a todos los disparates que aparecen en los documentales sensacionalistas en canales del cable que hablan de los hijos de Jesús y de las teorías de conspiración de la Iglesia con los grandes poderes mundiales y dentro de toda esa montaña de cosas, no falta quien asegura con toda propiedad: El Vaticano es la institución más rica que existe, si vendiera todo lo que tiene se acabaría la pobreza en el mundo.
¿Será cierto que el Vaticano tiene más poder económico que gigantes mundiales como Walmart, Apple o Coca-cola? La revista «Fortune», especializada en temas económicos, ha publicado un artículo en donde desmintió lo de las «grandes riquezas del Vaticano» y de hecho aseguró que ni siquiera se encuentra dentro de las 500 más ricas dentro de su famosa lista «Fortune 500».
Para tu tranquilidad espiritual y también para que puedas compartirlo con quienes tienes cerca, queremos dejarte algunos datos que te serán de tremenda utilidad al momento de explicar qué ocurre con las finanzas del Vaticano y de la Iglesia.
1. Los activos más valiosos del Vaticano no son evaluables y no están a la venta
Te lo resumo y luego te lo explico: Las cosas que tiene el Vaticano son tesoros de la humanidad, tan valiosos como la primera carta de amor que recibiste de tu pareja o como el primer diente que perdió tu hijo. Valiosísimos para nosotros (y quizás para algún extraño coleccionista), pero invendibles. El Vaticano tiene en sus museos algunos de los más grandes tesoros artísticos del mundo, reunidos en 2000 años de historia cristiana sin contar todo lo pre-cristiano que también existe en esos museos. Aunque son tesoros, no son vendibles.
En el año 2015 le preguntaron al Papa Francisco: «¿se siente alguna vez bajo presión por vender los tesoros de la Iglesia?», y su respuesta fue clara: «Esta es una pregunta fácil. No son los tesoros de la Iglesia, sino que son los tesoros de la humanidad».
Un botón de muestra. Cuando Juan Pablo II hizo su primer viaje a Brasil, después de una ceremonia salió del protocolo, se metió en medio de una favela y visitó una familia. Conmovido, les dejó de regalo su anillo de Papa. ¿Pensarías que valoraron el regalo como para venderlo por su peso en oro y comprar comida o ropa? Es su tesoro, lo conservan en la capillita de la favela. Los pobres son pobres, pero no tontos.
2. La nueva administración «Francisco»
Con esto no decimos que los demás Papas hayan sido pésimos administradores pero si es verdad que en sus pontificados ocurrieron algunas irregularidades que, lejos de generar riquezas, lo que lograban era endeudar al estado Vaticano, justamente por esta razón el Papa Francisco instauró una nueva política de administración. De hecho, cuando asumió, en 2013, el balance del año fue de un déficit de 27 millones de dólares y para el 2014 bajó a 24 millones, sigue siendo un déficit pero cada vez es menos.
El modo austero de vivir del Papa Francisco no es solo un discurso, también ha permeado la billetera vaticana y como se manejan las finanzas para llegar a fin de mes. Para él la gestión financiera es un pilar de su misión: ayudar a los pobres y desfavorecidos. El Papa Francisco ha dicho que quiere una administración del Vaticano más ágil, más eficiente y «auto-sostenible», pues eso podría liberar más dinero para sus obras de caridad.
«El mensaje del Santo Padre era tan claro: “Hagamos dinero para ir a los pobres”», recuerda José Zahra, miembro del COSEA, una comisión pontificia a cargo de la nueva organización económica del Vaticano.
El Papa Francisco es considerado por la revista Fortune como un «gestor de primer nivel», él ha hecho que el Vaticano en el 2013 tenga un pequeño superávit de 11,5 millones de dólares, demostrando que, aunque se cree que el Vaticano es un poderoso económico a nivel mundial, si fuera una compañía no alcanzaría a formar parte de la lista de los 500.
No obstante esa administración austera, para 2013 la Santa Sede registró ingresos de $315 millones, y los gastos de $348 millones, para un déficit de $33 millones, por lo que el superávit es más bien para cubrir baches y nadie está nadando en oro.
3. Los trabajadores del Vaticano
El Papa no cree en el despido de empleados comunes y corrientes, tampoco en el despilfarro y la ineficiencia y cree que el Vaticano puede funcionar mejor con menos empleados (siempre y cuando trabajen bien y no se jubilen anticipadamente) para no tener que financiar sus pensiones desde muy jóvenes.
Casi dos tercios de los ingresos del Vaticano se van en las remuneraciones de sus 2886 empleados. Los soldados rasos, (incluyendo las religiosas y los sacerdotes), reciben sueldos menores a los del mercado, alrededor de un 25% menos que el sueldo de trabajadores italianos del sector privado. No obstante, a pesar de tener sueldos más bajos ninguno de ellos paga impuestos por sus ingresos, pero sí tienen beneficios de salud y retiro.
4. La independencia diocesana
Aunque teóricamente el Vaticano tiene sucursales por todo el mundo: las diócesis, cada una de ellas (alrededor de 2800) es una corporación por separado, con sus propios presupuestos y bienes, por lo tanto son administrativamente independientes. Esto se puede comprobar en los balances que regularmente se publican en cada diócesis. La Iglesia es descentralizada económicamente, de hecho en términos económicos, el Vaticano básicamente está por su cuenta.
Pero es importante saber que todas las diócesis del mundo envían recursos al Vaticano cada año y no son sumas menores, pero la gran mayoría de ese dinero está destinado al trabajo misionero o a las obras de caridad que apoya el Papa. Aunque no es poca cantidad de dinero la que envían, no alcanza a ser más del 4,5% del total de sus ingresos.
Esto se aplica también en términos inmobiliarios, pues, aunque la Iglesia está presente en todo el mundo, los edificios y terrenos no pertenecen al Vaticano, pues las diócesis y las 296 órdenes religiosas de todo el mundo que son propietarios de esos inmuebles, los administran por su cuenta.
El Vaticano también tiene algunas propiedades, de hecho cerca de 2 mil (en su mayoría edificios de departamentos en Italia), que son arrendados a personas que trabajan para la iglesia a precios que están muy por debajo del valor real de mercado, es decir, no producen plata.
5. Las cosas que si se venden y el dinero que es usado para obras de caridad
El Papa recibe regalos por montones, desde artesanías hasta vehículos cero kilómetro, todos hechos con mucho cariño, pero el Papa Francisco ha preferido usar esos regalos para poder financiar sus obras de caridad. Un ejemplo de ello fue en 2014 cuando la empresa Estadounidense «Harley-Davidson» le regaló una motocicleta. El papa Francisco nunca la utilizó, solo puso su firma en el tanque de combustible y decidió donarla a la asociación católica Cáritas de Roma. Lograron subastarla en 210.000 euros y el dinero se utilizó para la renovación de un hogar carenciado de esa ciudad.
6. Otros gastos y otros ingresos…
Hay muchos gastos administrativos que no generan ningún ingreso, como por ejemplo:
La Radio Vaticana, que para mantenerse operativa cuenta con 330 empleados y gasta $37 millones al año; sin embargo, recoge menos de $1 millón en publicidad.
Las Nunciaturas Apostólicas, que funcionan como embajadas en 113 naciones. Para funcionar requieren más de $30 millones de dólares anuales.
Todo eso sin mencionar que el Vaticano es una ciudad que debe generar ingresos y la mayoría de ellos proviene de la entrada de los turistas y peregrinos a los museos, que generan ingresos de alrededor de $130 millones anuales. Otra cantidad no menor, proviene de donaciones que se aproximan a los 85 millones de dólares anuales.
Para poder financiar esto, el Vaticano realiza operaciones como todos los países responsables realizando inversiones en el extranjero.
Posee unos $920 millones en acciones, bonos y oro. Sus reservas de oro, en la Reserva Federal de EE.UU, asciende a solo $50 millones. El Vaticano por lo general gana entre $15 millones y $25 de millones en sus inversiones. Es decir, invierte dinero, gana un poco y de ahí se saca para pagar las cuentas.
El detalle de las cuentas de la Santa Sede puedes revisarlo aquí, verás que aun el saldo es negativo, pero cada vez es menos.
7. Pero, y al final… ¿la iglesia si hace algo por los pobres?
Lo más extraño de las discusiones del tipo «El Vaticano está rodeado de riquezas y si las vendiera podría ayudar a los pobres» es que insinúan que no lo hace y que Papa se levanta todos los días a nadar en una piscina de monedas de oro rodeado de lujos y excentricidades sin preocuparse por los pobres.
La Iglesia es la institución que más aporta bien al mundo a lo largo de la historia; a los pobres y desvalidos, a los enfermos y a los niños. No hay ninguna institución que sostenga tantos hospitales, hogares, casas de acogida para ancianos, orfanatos, escuelas, universidades, etc.
Para que te quedes con un gusto dulce luego de todas estas ideas, la misma revista «Fortune», cuando habla sobre la administración del Papa Francisco hace referencia a que para él el asunto económico es realmente importante y citándolo dice: «Tenemos que generar más recursos, para poder gastarlos en ayudar a los pobres», por lo tanto, aunque el Vaticano hipotéticamente estuviera dentro de las organizaciones más adineradas del mundo (cosa que no es así), sería un alivio que uno de los lugares donde más riquezas hay, gaste esos recursos en ayudar a los que no lo tienen.
En Noviembre de el Papa Francisco concedió una entrevista a la revista holandesa Straatnieuws en donde respondía a la pregunta de la que trata esta publicación, su respuesta fue la siguiente:
«Esta es una pregunta fácil. No son los tesoros de la Iglesia, sino que son los tesoros de la humanidad. Por ejemplo, si yo mañana digo que La Piedad de Miguel Ángel sea subastada no se podría hacer porque no es propiedad de la Iglesia. Está en una iglesia, pero es de la humanidad. Esto vale para todos los tesoros de la Iglesia (…) hemos comenzado a vender los regalos y otras cosas que me dan. Y los beneficios de las ventas van a Mons. Krajewski, que es mi limosnero. Y después está la lotería. Estaban los carros que han sido todos vendidos o dados a través de una lotería y lo recaudado se ha usado para los pobres. Hay cosas que se pueden vender y estas se venden (…) Los bienes inmobiliarios de la Iglesia son muchos, pero los usamos para mantener las estructuras de la Iglesia y para mantener muchas obras que se hacen en los países necesitados: hospitales, escuelas. Ayer por ejemplo he pedido enviar al Congo 50.000 euros para construir tres escuelas en países pobres, la educación es una cosa importante para los niños. Fui a la administración competente, hice esta petición y el dinero ha sido enviado».
Miedo a la muerte, miedo a la vida y una revolución
La propuesta del Gobierno de Holanda de ampliar la asistencia al suicidio a aquellas personas que estén cansadas de vivir ha reabierto el debate sobre la eutanasia. Salía en su defensa Fernando Pedrós en Público: "Si el humano no es meramente un organismo que respira, sino que es consciente de su existencia, que goza de libertad y decisión en su vida, porque no puede reflexionar y desde sus vivencias sentir que la vida ya no le dice nada, no tiene ilusión por vivir, está cansado y el vivir para él es un peso desagradable de soportar". El biogerontólogo Aubrey De Grey trabaja para lo contrario, derrotar a la muerte a través de la ciencia. En una entrevista publicada por El País explica que algún día la ciencia podrá dar la oportunidad de vivir más, pero añade que "hay que saber por qué la gente se cansa de vivir". En los dos artículos es común está pregunta: ¿por qué la gente se cansa de vivir?
La Razón recogía esta semana unas declaraciones del actor Javier Bardem con el título: "Javier Bardem asume con resignación tener que 'perder' a la gente que quiere". El actor reconocía que "a medida que me voy haciendo mayor creo con más fuerza que existe algún tipo de energía que trasciende lo físico". La columnista de El País Leila Guerriero también anda buscando: "Voy a una exposición de gatos en un hotel del centro (...) No sé por qué voy. ¿Por qué soy así, qué busco?". Y al final: "Subo el volumen, intentando evocar algo que no sé qué es, pero no pasa nada. Regreso a casa. Enciendo el televisor. En domingo late afuera como un fantasma o como un miedo". Otro que pregunta es el arquitecto holandés Rem Koolhass, quien afirmaba en una entrevista concedida a El País Semanal que "no creo que se puedan tener creencias fijas, inquebrantables. La vida se encarga de cuestionarlas". También decía: "Necesitamos una relación más activa y directa con la realidad. Volver a tocar el mundo".
"¿De qué modo la propuesta cristiana puede atraer al hombre de hoy?", preguntaba Belén Tobalina, en una entrevista para La Razón, a Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación. "Sobre todo viviéndola, que uno pueda encontrar a una persona que vaya a trabajar contenta o que tenga una relación con sus amigos que a otro le gustaría tener. Eso es la belleza. Algo que se puede tocar".
De esta belleza que se puede tocar habló Pilar Rahola en el pregón del Domund: "¡Qué idea luminosa, qué ideal tan elevado sacude la vida de miles de personas que un día deciden salir de su casa, cruzar fronteras y horizontes, y aterrizar en los lugares más abandonados del mundo, en aquellos agujeros negros del planeta que no salen en los mapas! ¡Qué revuelta interior tienen que vivir, qué grandeza de alma deben de tener, qué amor a Dios que los lleva a entregar la vida al servicio de la humanidad! No imagino ninguna revolución más pacífica ni ningún hito más grandioso".