María es la que siempre escucha la Palabra de Dios y la cumple


Tomás de Aquino, Santo

Memoria litúrgica, 28 de enero
Presbítero y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).

Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII

Breve Biografía
 
Nació hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.



A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología. Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.



Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo, contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas, tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que murió a los 48 años.



En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó, en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos milagros realizó".



El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV), no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante, que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia - bienaventuranza.



El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos espirituales.



Oración de San Tomás de Aquino



Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.



Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.



Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento ¡Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.



¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



Intimidad del Corazón de Cristo

Santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35. Martes del III del Tiempo Ordinario


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.



Cristo, Rey nuestro.


¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, creo que estás aquí, aumenta mi débil fe. Confío en tu amor infinito, aumenta mi confianza. Te amo, Señor, pero aumenta mi amor.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo

Evangelio según san Marcos 3, 31-35



En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.



Palabra del Señor.




Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Estas hermosas palabras de Cristo son fruto de una conversación, de unas palabras dirigidas por alguien al Maestro. Primer punto para reflexionar es precisamente esta sublime realidad del diálogo que puede tener la creatura con el Creador, el discípulo con el Maestro, el hombre con Dios. Es este mismo diálogo que puedes tener con Cristo, donde Cristo mismo, Dios del Universo, presta oído a cuanto tengas que decirle para después responderte con palabras de vida eterna.

Este Evangelio es, igualmente, un hermoso homenaje del Hijo Dios para con su Madre, la Santísima Virgen María. Es a través de sus palabras que Cristo nos quiere dar a conocer quién es su Madre. Es ella la que siempre escucha la Palabra de Dios y la cumple.

María, no es solo para Cristo su Madre. Ella es también su hermana, hermano, etc. ¿Qué quiere decir nuestro Señor con esto? Que ella lo es todo para Él, la persona de mayor importancia. ¡Qué gran y sublime dignidad la de nuestra Señora! Igualmente yo, tú, estamos llamados a ser todo para Cristo, a ser su madre, su hermano, hermana, etc., con el simple y grandioso hecho de escuchar la Santísima Voluntad de Dios, revelada en nuestra conciencia, y poniéndola en práctica.

«En respuesta a una vocación especial del Señor, se establecen lazos mucho más sólidos que los del parentesco. Se actúa una consanguinidad con Jesús, propia de quien ha renacido del agua y del Espíritu Santo y según las palabras del divino Maestro: "Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Este vínculo especial de consanguinidad y de familiaridad, también se manifiesta en las relaciones mutuas entre las personas: todos se llaman por nombre, nunca por apellido, y en las relaciones diarios se usa el familiar "tú"».
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de mayo de 2018).




Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Madre mía, mírame y dame las gracias de seguir tu ejemplo; de estar siempre a la escucha de lo que Dios quiera para mi alma, para mi vida, lo que quiera de mí, sabiendo que, en la medida en que cumpla su plan para mi vida, con docilidad de espíritu, en esa misma medida seré feliz, y en esa misma medida, igualmente, estaré ganando para mi alma la entrada en el Reino de los Cielos.

Señor mío, lo único que te pido es que siempre me des las fuerzas necesarias de seguirte a donde quiera que vayas, sabiendo que muchas veces tendré que ir contra corriente, tendré que actuar distinto, tendré que hacer lo que a los demás no les agrada. Pero que todo lo haga por agradarte a ti, sabiendo que, si doy testimonio de ti ante los hombres, tú testimoniarás de mí ante tu Padre Celestial. Dame tu amor y gracias que eso me basta.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré dos de las cosas que siento que Dios me está pidiendo que haga.



Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!



Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


¿Cómo saber si estoy haciendo la voluntad de Dios?

La paz es uno de los signos de que estamos haciendo la Voluntad de Dios en nuestras vidas


El signo principal de que estamos haciendo la voluntad de Dios es la paz. Paz que no es una simple tranquilidad psicológica porque todo va bien, sino una paz que es mucho más profunda, mucho más íntima. Esta paz se percibe y se confirma especialmente cuando estoy en presencia de Dios, en la oración. La paz del que hace la voluntad de Dios va acompañada de otros elementos: un sentimiento interior de libertad (incluso cuando la voluntad de Dios puede ser exigente, no se cumple como algo restringido o forzado, sino con una motivación personal y libre), una cierta dilatación del corazón (el corazón se hace grande en el deseo de amar a Dios más y más, en la ternura y bondad hacia el prójimo), una alegría interior.



Dicho esto, el sentimiento de paz y aquello que lo acompaña (libertad, amor, alegría) no siempre se siente intensamente, y esto es por diferentes razones. A veces vivimos tiempos de pruebas, de tentaciones, de preguntas y dudas, incluso tormentas interiores, que son normales en toda vida espiritual y que hacen que, aunque seamos fieles a Dios y hagamos su voluntad, no gocemos sensiblemente de esta paz. Pero estos tiempos de prueba son pasajeros y la paz vuelve después de un tiempo, más profunda que antes.



Hay que saber también que no siempre podemos tener la certeza absoluta de estar haciendo la voluntad de Dios. Habrá de repente tiempos de "tantear" en la vida espiritual, tiempos de búsqueda, de interrogación sobre nuestras decisiones, sin que tengamos siempre una respuesta inmediata. La respuesta llegará algún día si tenemos buena voluntad, pero se necesita tiempo. Por otra parte, Dios quiere que nos mantengamos pobres y pequeños, siempre con deseos de progresar. Si alguien tuviera permanentemente la certeza total de hacer la voluntad de Dios, podría tener el riesgo de caer en un cierto orgullo o presunción, de estar demasiado seguro de sí mismo; a veces es mejor para nosotros vivir en una cierta pobreza e incertidumbre, guardando simplemente la buena voluntad. Dios nos da siempre luz para las decisiones esenciales, pero eso no impide que haya una parte de oscuridad o de interrogación en la comprensión de su voluntad.



Otras veces puede haber razones psicológicas que hacen que, aunque estemos en la voluntad de Dios, el corazón no logre sentir paz: un temperamento escrupuloso o demasiado inquieto, un periodo de depresión o de angustia, etc.
De todo esto se derivan las siguientes consecuencias prácticas:

-

Cuando estamos en una paz estable y profunda, en general es signo de que estamos en la voluntad de Dios. Pero hay que cuidar no caer en la presunción; debemos mantenernos humildes y pequeños, sabiendo que no estamos exentos de buscar comprender y cumplir cada vez mejor esta voluntad de Dios. Hay que estar siempre en búsqueda... No con inquietud y tensión, obviamente, sino con confianza y paz, deseando siempre y con fuerza avanzar.



- Si no se tiene esta paz hay que intentar comprender por qué. A veces puede significar que no estoy en la voluntad de Dios. Otras veces quiere decir que tengo demasiados escrúpulos, o que estoy en una fase de prueba o de combate espiritual. Y otras veces es el demonio quien, para inquietarme y desmotivarme, me acusa sin un motivo verdadero (en la Escritura, el demonio se llama "acusador de los hermanos").



- Cuando no logremos ver claro por nosotros mismos, es bueno pedir consejo a un orientador espiritual que pueda ayudarnos en nuestro discernimiento. Cuando nos abrimos a una persona que conoce la vida espiritual, en general es bastante fácil descubrir si la falta de paz viene de una infidelidad a Dios o de otra causa.

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Diplomado sobre los abusos en la Iglesia en América Latina

Ayuda a fortalecer la lucha contra los abusos.


La segunda edición del diplomado “La Prevención en la Iglesia Latinoamericana”, organizado por el Centro de investigación y formación interdisciplinar para la protección del menor (CEPROME) con el respaldo de la Universidad Pontificia de México, capacita en la lucha contra los abusos sexuales a un centenar de representantes de la Iglesia en distintos países de América Latina.

El diplomado se realiza del 20 de enero al 14 de febrero de 2020 en la sede de la Universidad Pontificia de México al sur de Ciudad de México e incluye materias como “Psicopatología y atención integral de los victimarios”, “Atención psico-espiritual de la víctima”, “La prevención del abuso en la Iglesia” y “Discernimiento vocacional y prevención”.

En diálogo con ACI Prensa, el P. Daniel Portillo, director del CEPROME, destacó que “resulta importante la formación interdisciplinar, puesto que una manera para poder enfrentar el tema concretamente del abuso y la manera para ir combatiendo este tipo de casos es a partir de la capacitación”.

En este diplomado, dijo, “se están considerando varios aspectos como el canónico, el legislativo civil, el clínico, psiquiátrico, sociológico, de comunicación, teológico”, con la participación de “especialistas desde distintas partes del mundo”.

“Un primer paso elemental que debe dar la Iglesia para poder implementar la prevención es a partir de la capacitación, porque si nuestros laicos, nuestra comunidad eclesial se encuentra capacitada, es consciente de las situaciones, de los daños”, señaló.

El P. Portillo remarcó además la importancia que tiene este diplomado para “la formación y capacitación para los latinoamericanos”.

Además, dijo, “implica un esfuerzo concreto para poder capacitar a los representantes de las distintas conferencias episcopales y de las conferencias de religiosos a nivel nacional en el tema de la prevención”.

En esta edición, señaló, participaron 50 mexicanos y 100 estudiantes de otros países de América Latina.

El sacerdote mexicano indicó que un punto importante de este diplomado es que los participantes “puedan hacer réplica de este tipo de formación en sus países, que vayan a transmitir a sus países y congregaciones aquello que han recibido aquí”.

“Por eso se les insiste a las conferencias episcopales que manden personas que van a estar concretamente trabajando en esta área”, dijo. Con estos participantes, destacó, se podrá “ir generando una red cada vez más amplia de prevención a nivel de Latinoamérica”. El P. Portillo dijo luego que CEPROME desarrollará diversos espacios de formación con las conferencias episcopales en América Latina, de forma concreta en Perú, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Colombia y República Dominicana. “Además de estos espacios de formación, creemos que es importante para nosotros desarrollar una tercera edición del diplomado”, dijo, y destacó que es posible que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) brinde nuevamente su apoyo para dar becas a diversos participantes.

¿Has pecado? Dios quiere recordarte algo

Cuando nos toca vivir la experiencia del pecado… tenemos 2 opciones: ampararnos a su misericordia o auto condenarnos

El Hijo de Dios no vino por los justos, sino por los pecadores… eso lo sabemos, pero, cuando nos toca vivir la experiencia del pecado… tenemos dos opciones: ampararnos a su misericordia o auto condenarnos… cierto, Dios acoge a todos, pero Él es justo y denuncia el pecado. Por eso, en la Biblia podemos ver que todos los que se encontraron con Jesús (Mateo, Zaqueo, Magdalena) ninguno fue rechazado, PERO TODOS DEJARON SU VIDA DE PECADO.  Él es la misericordia y no rechaza a quien se reconoce débil, necesitado, pecador, pequeño, limitado.

En nosotros está dejar que el pecado nos destruya o no; podemos, desde el dolor, levantar los ojos a los montes y pedir el auxilio que nos viene del Señor que hizo el cielo y la tierra. Dios que no se deja ganar en generosidad, sale al encuentro de los heridos. Él ama al pecador y es un ejercicio diario repetir: “Dios no me condena”. Es ese Amor el que nos irá moviendo a salir del pecado recurrente. El amor de Dios es lo único que nos puede cambiar y renovar por dentro. Es el único que nos puede sacar de la obscuridad… Dios y solo Dios.

La Palabra de Dios es clara cuando dice que Él sanará los corazones rotos, El enjugará cada lágrima. Y ante la dificultad de seguir adelante, es la fe la que nos debe mover, y aun cuando no se tenga ganas de rezar y solo llorar… que esas lágrimas sean oración viva para Él, y Él las va a tomar en cuenta y poco a poco Él irá transformando ese luto en danza de júbilo porque seremos testigos que cada herida ha sido sanada por El.

Si has pecado, o sientes que no tienes solución, quisiera pedirte que busques en Su Iglesia el Sacramento de la reconciliación, yo sé, está el miedo a ser regañado, o da vergüenza… y por eso te invito a que le pidas a Él que ponga en tu camino a un sacerdote que te acoja y te muestre lo que Él quiere decirte: “Yo te perdono, vete y no peques más”. Quizá pienses ¿para qué ir si quizá no estoy del todo arrepentido? Pues aún así, ve y desde la conciencia que has pecado, confiesa todo pecado e incluso tu dificultad de arrepentirte… Él ve las intenciones de tu corazón y, sobre todo, Él conoce tu corazón.

No importa si has pecado poco o mucho, si es recurrente o no, Dios quiere que te abras al camino de la conversión, que te enamores de Él, y aprendiendo a vivir del Amor… vas a ir sanando, vas a ir llenando ese vacío que solo el Amor de los Amores puede llenar… no tengas vergüenza, el precio ya ha sido pagado, es solo que te la creas, que en Su Nombre puedes hacer maravillas, puedes perdonar, puedes amar al enemigo, puedes ser santo…

Mira el cielo y si quieres llorar, llora… pero mirando el cielo, debes saber que Él está a tu lado, siendo más real que nunca, por amor a ti. No dudes en buscarle, en buscar a María, a los santos… es que si supieras cuanto te aman… Intenta creerlo. Aunque todo esté oscuro.

Tira la red a la derecha. Renuncia a lo que sabes que te hace daño. Y abrázate, porque eres profundamente amado. Y sí, Él te va a sanar de todo pecado. Él es misericordia y Él JAMÁS RECHAZA UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO.
Él te espera de todo corazón en la oración y en Su Iglesia porque te ama eternamente.

Los peligros de una ideología de género

Soy pediatra. Esto es lo que hice cuando uno de mis pacientes, un niño, me dijo que era una niña

“¡Felicidades, es un niño” o “¡Felicidades, es una niña!”.

Como pediatra desde hace casi veinte años, así es como empiezan muchas de mis relaciones con mis pacientes. Nuestros cuerpos declaran nuestro sexo.

El sexo biológico no se asigna. El sexo está determinado en la concepción a través de nuestro ADN y está grabado en cada célula de nuestro cuerpo. La sexualidad humana es binaria. O tienes un cromosoma Y, por lo que entonces serás un varón, o no lo tienes, y serás una mujer. Hay por lo menos 6.500 diferencias genéticas entre el hombre y la mujer, y esto es algo que las hormonas y la cirugía no pueden cambiar.

Una identidad no es biológica, es psicológica. Tiene que ver con los pensamientos y los sentimientos, que no son biológicamente innatos, puesto que pueden ser objetivamente justos, u objetivamente equivocados.

La información sesgada en los medios de comunicación dominantes sigue aumentando. Antes de que acabe 2017, hay algo que puedes hacer para combatir esta situación.

Si hoy entro en el despacho de mi médico y digo: “Hola, soy Margaret Thatcher”, mi médico me dirá que estoy delirando y me dará un anti-psicótico. Si en cambio entro y digo: “Soy un hombre”, me dirá: “Felicidades, eres un transgénero”.

Si yo dijera: “Estoy al borde del suicidio porque soy un amputado atrapado en un cuerpo normal, por favor, córteme la pierna”, me diagnosticaría un trastorno de la integridad de la identidad corporal. Pero si entrara diciéndole: “Soy hombre, quiero una doble mastectomía”, mi médico me la haría. En resumen: si quieres que te amputen una pierna o un brazo eres un enfermo mental; pero si quieres amputarte los pechos o el pene, eres un transgénero.

Nadie nace transgénero. Si la identidad de género estuviera de manera innata en el cerebro antes del nacimiento, los gemelos idénticos tendrían la misma identidad de género al 100%. Pero no es así.

Tenía un paciente llamado Andy. Entre los 3 y los 5 años jugaba cada vez más con niñas y con “juguetes de niñas”. Decía que era una niña. Remití a los padres y a Andy a un terapeuta. A veces el trastorno mental de un progenitor o el abuso son factores desencadenantes, pero la mayoría de las veces el niño percibe de manera errónea la dinámica familiar e interioriza una falsa creencia.

En medio de una sesión, Andy dejó el camión de juguete, agarró una Barbie y dijo: “Mamá y papá, cuando soy niño no me queréis”. Cuando Andy tenía tres años, nació su hermana, que necesitó cuidados especiales y requirió, por consiguiente, mayor atención por parte de sus padres.  Andy interpretó esto como: “A mamá y papá les gustan las niñas. Si quiero que me amen, tengo que ser una niña”. Con la terapia familiar, Andy mejoró.

Hoy, a los padres de Andy se les diría: “Esto es lo que Andy realmente es. Debéis aseguraros que todos lo tratan como una niña, porque si no podría suicidarse”.

Y a medida que Andy se acercara a la pubertad, los especialistas le harían tomar bloqueadores hormonales para que pudiera seguir siendo niña.

No importa si no hemos hecho pruebas con los bloqueadores hormonales de la pubertad en niños biológicamente normales. No importa si dichos bloqueadores, cuando son utilizados en hombres para tratar el cáncer de próstata, o en mujeres con problemas ginecológicos, causan trastornos de la memoria. No necesitamos hacer pruebas con ellos. Tenemos sólo que detener el desarrollo físico del niño ahora, o se suicidará.

Pero esto no es verdad. Cuando a estos niños con confusión de género se les apoya en su sexo biológico a través de una pubertad natural, la gran mayoría mejora. Sin embargo, castramos químicamente a niños con confusión de género utilizando bloqueadores hormonales de la pubertad. Luego, los esterilizamos permanentemente añadiendo terapias de sustitución hormonal, que también los ponen en riesgo de sufrir infartos, ictus, diabetes, cáncer e incluso los problemas emocionales reales que los expertos en género dicen que están tratando.

P.S. Si una niña que insiste en decir que es niño ha recibido testosterona diaria durante un año, podrá ser sometida a una mastectomía bilateral a los 16 años. Eso sí, la Academia Americana de Pediatría publicó recientemente un informe en el que urgía a los pediatras a prevenir a los adolescentes sobre los tatuajes aduciendo que, fundamentalmente, son permanentes y pueden dejar cicatriz. Pero esta misma Academia está 110 por ciento a favor de que adolescentes de 16 años que quieren una doble mastectomía se la hagan, incluso sin el permiso parental, siempre que la adolescente insista en que es un chico y que haya tomado testosterona diariamente durante un año.

Adoctrinar a todos los niños desde el jardín de infancia con la mentira que pueden estar atrapados en el cuerpo equivocado altera el verdadero fundamento de la experiencia que el niño tiene de la realidad. Si no pueden confiar en la realidad de sus cuerpos físicos, ¿en quién o en qué pueden confiar? La ideología transgénero en los colegios es un abuso psicológico que a menudo lleva a la castración química, la esterilización y la mutilación quirúrgica.

7 prendas de vestir que debes evitar para asistir a Misa

¿Está bien si voy a misa usando esto?


«La moda no incomoda» dicen por ahí, pero hay “modas”que son ciertamente inoportunas dependiendo del lugar, del ambiente y de las personas. ¡Cuánto más cuidado pondremos en un ambiente cristiano!

Quisiera a través de este artículo darles a conocer las 7 prendas más inadecuadas para asistir a la Santa Misa. Se podrían enumerar más, pero quisiera que estas siete quedaran en nuestra memoria para evitarlas en un futuro. Algunos se sorprenderán (no es mi intención causar revuelo), pero sí quisiera dar algunas pautas para vestirse mejor durante la celebración Eucarística. Se trata principalmente de formar un criterio general para ayudar, sobretodo a quienes deben catequizar a otros sobre el respeto y el amor que tenemos los católicos a la Eucaristía.

¡Ojo! Antes de mencionarlos, es importante resaltar que estos son algunos criterios básicos, corresponde a cada uno hacer un discernimiento maduro de lo que es más adecuado dependiendo de las circunstancias que cada uno viva

¿Qué debemos evitar vestir cuando vamos a Misa?

1. Camisas deportivas (equipos de fútbol)

Si quiero ir al estadio a ver fútbol, permitido. Si quiero pasear por el parque, permitido. Pero, ¿para ir a encontrarme con el Señor? Imagínense una exhibición de camisetas deportivas en la Iglesia, colores y equipos por doquier, viendo a “Messi” o “Vidal” decenas de veces cuando miro hacia el altar porque están en las espaldas de mis hermanos. Esto puede crear rivalidad, disgusto, distracción o molestias en la asamblea. Además es bien sabido que una prenda deportiva se usa en un ambiente deportivo, por ende debemos evitar llevarlo a Misa.

2. Short muy corto o minifalda

Para la playa está bien. El sol cuando calienta puede ser insoportable, pero ¿en la iglesia? El calor no es excusa para vestir como queramos, es más, si tenemos calor, podremos ofrecerlo al Señor como muestra de amor por Él. Un short o una minifalda (en el caso de una dama) es una prenda que llama bastante la atención en un grupo humano, ¡cuánto más dentro de la iglesia! Ya me podrán decir ustedes sobre diseños, tamaños o colores, eso no importa tanto. Vestir una falda esta bien, pero una mini-falda, no.

3. Chanclas de playa

Aunque muchos no lo crean, sucede. Sobre todo en ambientes veraniegos donde ir a Misa está de paso entre mi casa y la playa. ¡Siempre dignos! No lo olvidemos. Aunque me lleve más tiempo cambiarme de ropa y calzado, lo haré por amor al Señor. Las chanclas de verano son para la playa, no para la iglesia. Te pones un calzado más discreto para ir a Misa y luego te los quitas para ir a la playa, ¿cuál es el problema? Que la pereza o la comodidad no intervengan en la dignidad y sobriedad que predomina en un templo católico.

4. Sombreros o gorras

Mi madre decía: «dentro de la casa no se usa gorra», y ahí va de nuevo, ¡cuánto más en la casa de Dios! Además de evitar tapar la vista a los demás hermanos es un gran signo de respeto. Cuando se está con alguien importante nos sacamos el sombrero o la gorra y saludamos, por lo menos así era antes y es algo que no podemos perder. Los sombreros son para protegerse del sol, pero dentro de una iglesia, ¿de qué querríamos protegernos? Es mejor evitarlo. Te lo puedes quitar y dejarlo a un lado de tu asiento o bajo el reclinatorio. Llevarlos a la iglesia está bien, usarlos dentro es inapropiado.

5. Escotes o camisas abiertas

Esto es parte de la moda de este siglo. Al parecer la premisa es que «mientras más muestres tu cuerpo, mejor». No es así entre cristianos. Sabemos que el cuerpo es un don de Dios, es el templo del Espíritu Santo, por lo tanto lo protegemos con cautela. No andamos mostrándonos a todo el mundo, esto podría incitar distracción y provocación en los demás. Sinceramente disgusta un poco ver por la calle desfiles de jóvenes vestidos así, ¡cuanto más en la iglesia!. Vamos bien arreglados, pero dignos. Ropa abierta, medio transparente, es mejor dejarla en casa. Nuestra premisa es «mientras más dignos, mejor».

6. Joyas, lujos y anillos exuberantes

Esto casi no habría que explicarlo. Sabemos todos que a la iglesia no vamos a exhibir nuestros bienes o a aparentar un cierto status social. ¡Nosotros vamos a encontrarnos con Jesús! por ende todas las joyas y ornamentos exuberantes sobran en la Misa. Mientras más sobrios mejor. Algunos me dirán: «para Dios lo mejor», claro que sí ¡pero para Dios!, no para que tú hagas alarde de tus posesiones. Es admirable ver cómo grandes empresarios van a Misa, a veces, incluso pasando desapercibidos por su forma de vestir o de tratar a los demás. Tener o no tener dinero no te va llevar al cielo. La caridad con los hermanos y el amor a Dios ¡eso sí!. Así que ya sabes, las joyas en la casa bien guardadas. Así, además de evitar posibles robos, nos hacemos uno más en la asamblea de Dios, donde nadie tiene preferencias, todos somos hijos de Dios. Santiago, en su carta, nos da más luz acerca de este punto: «Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: “Tú, siéntate aquí, en un buen lugar”; y en cambio al pobre le decís: “Tú, quédate ahí de pie”, o “Siéntate a mis pies”. ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con criterios malos?» (Santiago 2,2-4).

7. Zapatos de fútbol

Todos sabemos el concepto de calzado deportivo. Aquí vamos de nuevo, es deportivo. Como ya sabemos lo deportivo se usa en un contexto de deporte, pero ¿en la iglesia?, ¿para qué? Cuando organicemos un partido de fútbol parroquial, permitido. Pero para la santa misa es inadecuado. Mejor usar calzado formal y discreto. Porque ir con zapatos de montaña a jugar fútbol es inútil, lo mismo en la iglesia, asistir a Misa con zapatos deportivos es inútil.

Estas medidas no son para “encajar en un ambiente social”, como muchos podrán creer, sino para hacer de la Santa Misa un verdadero encuentro con el Señor, un lugar digno de recibirle, un lugar santo. Como cristianos y católicos estamos llamados a buscar la perfección, por ende el vestido no debería constituir ocasión para retroceder en la virtud y en la identificación con Cristo. La limpieza, el decoro, los modales y la distinción son hábitos básicos que debemos ir inculcando a las futuras generaciones, más aún en un mundo muchas veces permisivo.

«Cada Santa Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: alegra a toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos» (Santo Cura de Ars).
¡Vayamos dignos al Encuentro del Señor!

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