El arte de amar como Dios
- 23 Febrero 2020
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Policarpo de Esmirna, Santo
Memoria Litúrgica, 23 de febrero
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: Memoria de san Policarpo, obispo y mártir, discípulo de san Juan y el último de los testigos de los tiempos apostólicos, que en tiempo de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, cuando contaba ya casi noventa años, fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna, en Asia, en presencia del procónsul y del pueblo, mientras daba gracias a Dios Padre por haberle contado entre los mártires y dejado participar del cáliz de Cristo (c. 155).
Breve Biografía
San Policarpo, obispo de Esmirna, conoció de cerca al apóstol Juan y a los otros que habían vista al Señor", y fue "instruido por testigos oculares de la vida del Verbo". Por eso él se presenta a nosotros como el testigo de la vida apostólica y como el hombre de la tradición viva "siempre de acuerdo con las Escrituras". Los trozos citados pertenecen a una carta suya a los cristianos de Filipos en Macedonia, que le habían pedido alguna exhortación y la copia de eventuales cartas del santo obispo de Antioquía, Ignacio, del que él había sido amigo.
Policarpo era sobre todo un hombre de gobierno. No tenía la cualidad de escritor y pensador como San Ignacio, ni deseaba como él ser "triturado" por las fieras del circo para "llegar a Dios". Al contrario, se mantuvo escondido "a causa de la humilde desconfianza en sí mismo". Era anciano y sabía que no se podía confiar mucho en sus fuerzas.
Pero cuando fue descubierto en un granero y reconducido a la ciudad, demostró la serena valentía de su fe.
Conocemos la conmovedora conclusión de su vida gracias a un documento fechado un año después del martirio de San Policarpo, que tuvo lugar el 23 de febrero del año 155. Es una carta de la "Iglesia de Dios peregrinante en Esmirna, a la Iglesia de Dios peregrinante en Filomelio y también a todas las parroquias de cualquier lugar de la Iglesia santa y católica". Es una narración muy importante bajo el aspecto histórico, hagiográfico y litúrgico. A1 procónsul Stazio Quadrato, que lo exhorta a renegar de Jesús, contesta moviendo la cabeza: "Desde hace 86 años lo sirvo y nunca me ha hecho ningún mal: ¿cómo podría blasfemar de mi Rey que me ha redimido?". "Te puedo hacer quemar vivo", insiste el procónsul. Y Policarpo: "EL fuego con que me amenazas quema por un momento, después pasa; yo en cambio temo el fuego eterno de la condenación".
Mientras en el anfiteatro de Esmirna se está quemando vivo, "no como una carne que se asa, sino como un pan que se cocina", el mártir eleva al Señor una estupenda oración, breve pero intensa: "Bendito seas siempre, oh Señor; que tu nombre adorable sea glorificado por todos los siglos, por Jesucristo pontífice eterno y omnipotente, y que se te rinda todo el honor con él y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos". De improviso ese cuerpo quemado quedó reducido a cenizas. "A pesar de esto – escribe el autor de esa carta, que recomienda hacer leer a las otras Iglesias – nosotros recogimos uno que otro hueso, que conservamos como oro y piedras preciosas".
Santo Evangelio según san Mateo 5, 38-48. Domingo VII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hazme un instrumento de tu paz para encontrar amor donde hay odio. Acepta mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres. Conviérteme en signo visible de tu misericordia para lo humanidad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús dice – En esto reconocerán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros. Ama al que te odia y te hace mal. Este es el corazón de ser mi amigo: renunciar a nuestro derecho de odio y venganza.
Tú dices – ¿Cómo puedo amar a quien no me ama? ¿Cómo puedo pensar bien del que me insulta, del que me roba, del que me hace violencia? Tengo derecho a sentirme ofendido, herido cuando me atacan. Señor, lo que dices es muy difícil de aceptar.
Jesús dice – Sin embargo, ese es camino de la libertad. Te quiero libre de la esclavitud del odio. El rencor nos hace inhumanos, endurece nuestro corazón … y pesa. La perfección en el amor es humana. Amar como yo te amo implica tener el corazón listo para ser despreciado, flagelado y crucificado. Mi corazón soporta la soledad porque comprende que esas personas no han sido amadas y buscan desahogarse con quienes han sido amados. Sus acciones no son más que un reflejo de la falta de amor que no han conocido.
Deseo que tu corazón comprenda y acoja el dolor y la soledad de los hombres y mujeres que no me han encontrado. Sobre todo, te pido que acojas mi soledad y mi dolor en tu vida. Ámalos por mí. Diles que no me olvido de ellos, los tengo tatuados en mis manos.
«El Señor extiende su mano: es un gesto gratuito, no obligado. Así es como se hace. No estamos llamados a hacer el bien solo a los que nos aman. Corresponder es normal, pero Jesús pide ir más lejos: dar a los que no tienen con qué devolver, es decir, amar gratuitamente. Miremos lo que sucede en cada una de nuestras jornadas: entre tantas cosas, ¿hacemos algo gratuito, alguna cosa para los que no tienen cómo corresponder? Esa será nuestra mano extendida, nuestra verdadera riqueza en el cielo. Extiende tu mano hacia nosotros, Señor, y agárranos. Ayúdanos a amar como tú amas. Enséñanos a dejar lo que pasa, a alentar al que tenemos a nuestro lado, a dar gratuitamente a quien está necesitado. Amén».
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de noviembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Tú dices – Señor, comprendo lo que dices. Me pides que te ofrezca las ofensas recibidas para que sanes mi corazón. Cuando me ofendan, pensaré en Ti, no actuaré como si nada hubiera pasado, sino que me pondré en tu presencia y te diré, ‘perdónales, no saben lo que hacen’, ayúdame a perdonarles también. Enséñame a amarte en el perdón. Ayúdame a recordar que Tú me has perdonado.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En mi balance del día, me haré las siguientes preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que pedí perdón con corazón sincero? ¿Hay alguien a quien no he perdonado de corazón? ¿Creo que es posible ofrecer perdón? ¿Quiero perdonar o prefiero aferrarme al rencor?
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cuándo superaremos el «ojo por ojo y diente por diente»?
En menudo lío nos ha metido Jesús...
La venganza anidada en el corazón del hombre, cuando no se le pone límite, es capaz de acabar con los individuos en conflicto e incluso con naciones enteras, provocando guerras, hambre, sangre inocente derramada y enemistades que pueden durar siglos enteros. Por eso, aunque nos parezca una ley de gente bárbara, en uno de los códigos más antiguos, grabado en piedra, en el Código de Hammurabi, se intenta legislar para que los hombres no tengan que pagar más allá de sus propias faltas y nunca de una manera desproporcionada.
Aunque tiene sus diferencias, con ese códice, el Antiguo Testamento habla ya de la ley del Talión, que se expresa de esta manera: “Cada quién pagara vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Ex 21, 23-25) y que venía ya a ser una norma moral, un avance en la convivencia no ciertamente fácil entre los hombres, intimando a dejar los deseos de venganza desmedida, para contentarse con un daño proporcionado al daño recibido.
Cristo conoció esta ley, reconociendo su legitimidad y su efectividad para su tiempo, pero entre aquellas frases que nos ha dejado: “han oído que se dijo… pero yo os digo”, hoy después de habernos hablado de sus bienaventuranzas, luego de que nos ha pedido convertirnos en sal y en luz para las gentes que nos rodean, y después de habernos indicado que él no venía a abolir los dichos de sus antiguos sino que venía a darles plenitud, hasta hacernos llegar hasta las grandes alturas de la santidad y del heroísmo, Cristo deja caer sobre nuestros ánimos algo que si no lo vemos como un consejo de abuelita, tendría que cambiar radicalmente nuestras vidas:
Cristo fue muy preciso y muy claro y muy tajante sobre lo que él quiere de los que se han convertido en sus seguidores: "Han oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los manos y manda su lluvia sobre los justos y los injustos".
¡Menudo lío en el que nos mete Jesús! Si no tuviéramos fe, ¿cómo podríamos amar al que te ha dejado sin casa y sin familia porque su voracidad ha sido grande y sin medida? Quién que no tenga fe ¿podría siquiera pensar en hacer el bien a los que saben que te odian, que te ven como objeto inservible, para quienes sólo eres útil mientras pueden servirse de ti, pero al que han tirado cuando ya te han sacado todo el jugo? Y ¿Quién se atrevería a rogar por los que te persiguen y te ha calumniado hasta dejarte en la lona?
Sin embargo, no nos movamos a engaño. El hecho de Cristo te pida que dejes de usar la violencia, la venganza y el odio como el móvil de tu vida, eso no quiere decir que debamos de quedarnos callados y con los brazos cruzados ante la injusticia y la maldad. Cristo mismo no procedió así. Él nunca se doblegó ante la injusticia del Imperio romano; a Herodes lo llamó “don nadie”, zorro; a los ricos a les señaló su gran dificultad para llegar al Reino de los cielos; a los fariseos los denunció por manipular las conciencias de los pobres y a los sumos sacerdotes por haber convertido las cosas de Dios en un negocio.
Y si no nos acabamos de reponer de la sorpresa que nos han causado las palabras de Cristo, todavía podemos sorprendernos un poco más, cuando el profeta Isaías nos llama a la santidad, porque nos hemos acercado Dios que es tres veces santo, y todavía más, el mismo Cristo, en el colmo del heroísmo y la santidad, nos pide escuetamente: “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”. Ya tenemos trabajo para rato, ¿Tú ya comenzaste?
¿Por qué es importante la Cátedra de San Pedro?
Esto es lo que debes saber de esta fiesta
La Iglesia celebra hoy la Fiesta de la Cátedra de San Pedro para recordar la autoridad del Vicario de Cristo en la tierra; por tal motivo, el sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus, reflexionó sobre su importancia tanto en la Iglesia como en el mundo entero.
“La Santa Sede, cuyo concepto se remonta al banco de madera de un pescador, a quien el Señor nombró Pastor de su Iglesia, es la más alta autoridad moral en todo el mundo actual”.
“También los no cristianos prestan atención a las palabras del Papa sobre la paz, migración y protección climática”, escribió Mons. Kolfhaus en una columna publicada en CNA Deutsch –agencia alemana del Grupo ACI– el 22 de febrero de 2017.
El Papa “goza del reconocimiento de alrededor de 170 estados y 20 organizaciones internacionales” y “es reconocido en virtud de sus relaciones de siglos con otros estados”, añadió el experto, al recordar que el Pontífice es también un soberano sujeto de derecho internacional.
“El Papa, y solo él entre todos los demás líderes religiosos, es quien goza de la autoridad de un jefe de estado, equiparada a la de los presidentes. Y todo esto se lo debe, por así decir, al banquillo de madera sobre el que se sentó San Pedro, cuando enseñaba a la comunidad de Roma”, agregó.
No obstante, el sacerdote dijo que más importante que los temas políticos es “la preservación y auténtica interpretación de la fe, que le fue confiada a Pedro y a sus sucesores”.
“A él le fue prometida –tal como bellamente muestra el altar en San Pedro– la especial asistencia del Espíritu Santo al explicar el Evangelio de Cristo desde la Tradición de la Iglesia y sus padres”.
“El Papa, y solamente él, tiene la potestad de las llaves, para atar y desatar. Él tiene poder directo, inmediato, limitado solo por la Ley Divina sobre toda la Iglesia. Él es el pastor supremo a quien le es confiado la totalidad del rebaño del Señor. La Iglesia celebra hoy este elevado servicio del servidor de los siervos de Dios”, enfatizó.
A pesar de estas características, Mons. Kolfhaus recordó que cada Papa debe tener conciencia de que es un “hombre frágil y débil” y “necesita constantemente purificación y conversión”.
“Pero debe tener también conciencia de que del Señor le viene la fuerza para confirmar a sus hermanos en la fe y mantenerlos unidos en la confesión de Cristo crucificado y resucitado”, añadió.
Por otra parte, el sacerdote indicó que el Obispo de Roma se sienta en su cátedra para dar “testimonio de Cristo” y que ese poder conferido por Cristo a Él y a sus sucesores “es, en sentido absoluto, un mandato para servir”.
“La potestad de enseñar, en la Iglesia, implica un compromiso al servicio de la obediencia a la fe”, recalcó.
Finalmente, Mons. Kolfhaus recordó que el Papa “no es un soberano absoluto cuyo pensamiento y voluntad son ley”.
“Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo”, concluyó.
Creer o no creer, esa es la cuestión
Empecemos por definir ¿qué es la fe?
La discusión entre filosofía y teología acerca de la fe reside entre: a) creer racionalmente, o b) activar la experiencia de vivir una relación cercana a Dios a través de la fe. Creer significa aceptar racionalmente algo como cierto. Es una decisión que a menudo se basa en la evidencia. La fe, por su parte, implica a la voluntad también, pero requiere de revelación y gracia.
El dilema entre si Dios existe o no es materia humana. Creer en la existencia de Dios no es exactamente tener una fe devotamente enfocada en los principios teológicos del cristianismo. Tener fe en Él significa incondicionalmente y sin evidencia aceptar que Dios existe y, por lo tanto, seguir sus estatutos. Si Dios es nuestro creador y tiene un plan para nosotros, no podemos concebir entonces vivir independientemente de Él, como seres no creados.
Pero al tener fe la gracia se ha manifestado, y el hombre espiritual es capaz de entender las cosas del espíritu. En toda la Escritura se muestra que el Espíritu Santo es el que enseña, guía, revela, interpreta, aconseja y evidencia la existencia de Dios, su intervención en la historia humana, su origen, su plan divino, su obra salvadora en la cruz, y sus profecías.
Jesucristo es el hijo de Dios, es Dios mismo, y es también el Salvador del mundo. El misterio de su naturaleza humana-divina es complejo, pero en este se concentra el dilema entre creer o no creer. Si Jesús es verdaderamente quien dijo que era, y quien la Biblia dice que es, toda discusión acerca de la fe debería terminar, pues no hay argumento humano que pueda rebasar a Dios.
Sin embargo, la voluntad humana a menudo se opone a creer en los asuntos de la teología que no alcanza a comprender mediante el raciocinio. Es ahí donde se requiere la intervención divina para otorgarnos la gracia de creer y así poder entender y aceptar los misterios de la fe.
No es lo mismo creer que querer creer. La fe filosófica termina o se limita al ámbito de la reflexión, mientras que la fe producto de la gracia es aquella que se somete a la autoridad divina, su ordenanza y su doctrina. Es decir, que la filosofía se limita al intelecto humano, mientras que la teología contiene la revelación del conocimiento acerca de Dios, o sea, lo que Dios ha revelado acerca de sí mismo.
Es la fe, pues, el acto de la voluntad cuya ignición es la gracia, la que conduce al hombre a encontrarse con Dios, no sólo de manera reflexiva o contemplativa sino en una intimidad espiritual-orgánica en la que la manifestación de Dios y su Reino se construye en la única verdad no relativa, ya no a través de la creencia intelectual individual, sino de la fe que se activa, se expande y se identifica con otros individuos de fe, en un propósito universal.
Una cosa es creer en Dios, y otra cosa es creerle a Dios. Mientras la filosofía se plantea la posibilidad de la existencia de Dios desde la perspectiva humana, la teología nos enseña la cosmovisión de la vida humana desde las verdades absolutas e inamovibles de Dios. Pero nos toca a nosotros el someternos a la revelación del creador, o empeñarnos en vivir en los límites de nuestra valiosa pero corta humanidad.
Si hubiera vida en otros planetas, ¿cambiaría la fe católica?
Dios, en su libertad, podría haber creado otras criaturas inteligentes y ellas serían también parte de la creación
Este miércoles, 22 de febrero de 2017, la NASA anunció el descubrimiento de un sistema solar con planetas similares a la Tierra, y en la redes sociales surgió la interrogante sobre cómo el eventual hallazgo de vida extraterrestre podría cambiar el cristianismo y su visión del universo.
Según informó la NASA, el nuevo sistema solar está a 40 años luz de la Tierra y posee siete planetas con una masa similar al nuestro. Además, tres de estos se encuentran en una zona habitable y podrían albergar océanos de agua en la superficie, aumentando la posibilidad de que puedan acoger vida.
Ya en el año 2012 el entonces director del Observatorio Astronómico del Vaticano, el jesuita argentino José Gabriel Funes, afirmó que si bien hay grandes probabilidades de que exista vida fuera del planeta Tierra, esto no cambia la visión cristiana del universo. “No veo ninguna dificultad para la fe católica”, aseguró.
En declaraciones a ACI Prensa, el sacerdote señaló que de haber vida extraterrestre, “los católicos no tenemos necesidad de cambiar nuestra visión del universo”, pues “Dios, en su libertad, podría haber creado otras criaturas también inteligentes y poder ser parte de la creación”.
Según el P. Funes, estos seres "se podrían relacionar con Dios, así como lo hemos hecho nosotros" y su existencia no estaría lidiada con la existencia de Jesucristo.
El sacerdote explicó que todo se reduce a probabilidad. Considerando que el universo está hecho de cien mil millones de galaxias y "si dividimos las galaxias por la población mundial, a cada uno le tocarían 14 galaxias, cada una estas galaxias están hechas de unos cien mil millones de estrellas".
Es posible, entonces, "que cada una de estas estrellas tengan planetas que giran alrededor de otras estrellas, como lo hacen alrededor del Sol. Y por lo tanto, sería posible la existencia de vida en el universo".
"Es mucho lo que sabemos, porque podemos reconstruir la historia del universo desde los primeros instantes hasta la formación de la tierra, de los planetas, esto no está en contradicción con la fe. Lo que aprendemos del mensaje bíblico, y también con la reflexión teológica. Lo que sabemos por la fe, y también por la razón, no solo por la fe, es que Dios es el creador, un Padre bueno, que nos sostiene en el ser, en el existir", dijo.
Dentro de este marco, recordó que el universo "existe gracias a la voluntad de Dios, y como dice la Biblia, "cuando al terminar de crear vio Dios que era bueno...", también nos tiene que ayudar a nosotros viendo la bondad del universo, mirar también con ojos de bondad en la historia de la humanidad y también nuestra propia historia en la tierra".
"De todos modos, por ahora, no tenemos ningún resultado. No hay ninguna evidencia de que exista vida fuera de la Tierra. Este descubrimiento podría suceder mañana. Tal vez dentro de mil años, o tal vez jamás suceda", y "que alguna vez tengamos una evidencia de que haya vida, depende de la ciencia, si no, es inútil especular", señaló.
El P. Funes se licenció en Astronomía en el año 1985, posteriormente ingresó en la Compañía de Jesús, y después de su ordenación sacerdotal, se doctoró en astrofísica en la Universidad de Padua, Italia. Posteriormente, los superiores de su congregación lo destinaron como astrónomo al Observatorio Vaticano, y en el año 2006, el Papa Benedicto XVI, lo nombró director del organismo.
El P. Funes señaló entonces que el Observatorio "trata de hacer de puente, un puente entre la Iglesia Católica y los científicos, en particular los astrónomos. Es un desafío que entusiasma, que también permite llegar a más público, porque hay temas muy interesantes, el origen del universo, la posibilidad de vida extraterrestre".
En este sentido, explicó que la relación entre ciencia y fe ocupa un lugar muy importante para el Santo Padre, "se puede ver en sus homilías, en sus discursos...en particular, para el Observatorio Vaticano y para los otros observatorios también en el mundo, 2009 fue una época muy importante, porque fue el año internacional para la astronomía, durante ese año, el Papa (Benedicto XVI) se refirió varias veces a la astronomía en particular, y en ese año, el Papa inauguró las nuevas instalaciones del observatorio".
Se puede afirmar que el origen de Observatorio Vaticano, como se le conoce hoy, se puede fijar al año 1891, cuando el Papa León XIII quiso demostrar que la Iglesia no se opone al desarrollo científico y que, por el contrario, promueve la ciencia de gran calidad.
Hoy en día, el Observatorio Astronómico del Vaticano se divide en dos grupos, uno con una sede histórica en los jardines pontificios de Castel Gandolfo, y otro en Monte Graham, Tucson, Arizona (Estados Unidos), donde los investigadores, principalmente sacerdotes jesuitas, tienen su telescopio más importante. Es uno de los centros astronómicos más importantes del mundo.
la libertad es positiva; conlleva una variante de exigencia que brota de una virtud fundamental: el amor.
La libertad consiste en decir sí más que en decir no. Así se eligen unas cosas en lugar de otras. Esto tiene sus consecuencias lógicas en la vida, pues cada uno es y se hace a cada momento. Ortega y Gasset diría que el hombre es historia y, haciéndose, hace la historia. La libertad es una palabra positiva que conlleva una gran responsabilidad.
La principal repercusión de esta característica de la libertad se ve más explícitamente en las opciones de vida más fundamentales: el noviazgo, el matrimonio, la vida consagrada o el ser soltero, por poner algunos ejemplos. El novio enamorado dice que sí a cualquier compromiso que le implique sacrificarse por la mujer que ama; el que está a punto de casarse dice sí a un amor perdurable; un consagrado dice sí al amor que siente siguiendo a Cristo y donándose a través del amor y de la oración a más personas.
En estos casos se ve claramente que la libertad es positiva; es más, conlleva una variante de exigencia que brota de una virtud fundamental: el amor. Se es libre por amor, se hacen opciones radicales por amor. Todo radica en el saber decir sí por amor.
La mayoría de los problemas y dificultades en la vida comienzan cuando se cree que la libertad consiste sólo en decir no. En parte se tiene más madurez para decidir ciertas cosas. Pero siempre está la capacidad de pensar qué más se puede hacer o cómo se puede ayudar a los demás.
Es muy fácil escuchar un no de un padre de familia que responde a su hijo porque le pide más tiempo para jugar. Es menos común oír un sí. Pero, ¿qué pasaría si el padre de familia le dice al hijo que si hace a tiempo sus tareas y se las muestra terminadas, podrá tener otra media hora de juego? ¿Qué pasaría si se le propone al chico ver después con él una película de valores, o un juego en un parque el fin de semana si se porta bien? Muchas veces el amor lleva a decir que no. Pero no debe ser esto lo que predomine. La iniciativa y la imaginación deben ser las armas de los que quieran formar con amor en la libertad.
Reprimir las ideas o iniciativas no está de moda. Esto se ve en los jóvenes que se rebelan hoy porque no les dejan actuar en casa. Encauzar y proponer, no reprimir, son las actitudes del buen formador de la libertad en el amor.
En síntesis, se puede decir que tanto en las opciones fundamentales, como en las exigencias cotidianas por amor, es más fácil encauzar ideas y proponer que simplemente reprimir.