Pero aquel que persevere hasta el fin se salvará

Dios se hace niño

Dios se hace niño para que nosotros lo acojamos. Si se hubiera hecho un ser poderoso, ¿Quién de nosotros se atrevería a acogerlo? Por poco conscientes que seamos, vemos nuestros límites y miserias. Así que no nos atreveríamos a ni tan siquiera a acercarnos. Pero un bebé es un ser tan dulce que no tenemos reparo en acogerlo entre nuestros brazos, en acariciarlo, en darle un sinfín de besos.

Jesús dijo que quien acoge a uno de estos pequeños lo acoge a él y quien lo acoge a él acoge a su Padre que lo ha enviado.

Pero resulta que hay un intercambio admirable, si nosotros acogemos a Jesús él nos acoge a nosotros y mima mucho mejor que cualquier ser humano, porque no sólo nos acoge sino que se da por entero a nosotros. Este es el don de Navidad, el misterio del amor.
Es lo que canta el villancico:

Sobre la noche reina la luz de tu esplendor;
en medio del silencio del eco de tu voz.
¡Misterio del amor!
En medio del silencio el Verbo se encarnó.
Nos ha nacido un niño: un hijo se nos dio;
hoy brilla la esperanza de nuestra salvación.

Evangelio según San Mateo 10,17-22. 


Jesús dijo a sus apóstoles: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.

San Fulgencio de Ruspe (467-532), obispo en África del Norte 
Sermón 3, 1-3, 5-6 ; CCL 91 A, 905-909 (trad. cf breviario 26/12)

Coronados juntos por el humilde Rey de gloria

Ayer celebramos el nacimiento temporal de nuestro Rey eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado. (…) Nuestro Rey, siendo la excelsitud misma, se humilló por nosotros; su venida no ha sido en vano, pues ha aportado grandes dones a sus soldados, a los que no sólo ha enriquecido abundantemente, sino que también los ha fortalecido para luchar invenciblemente. Ha traído el don de la caridad, por la que los hombres se hacen partícipes de la naturaleza divina. (…)

Así, pues, la misma caridad que Cristo trajo del cielo a la tierra ha levantado a Esteban de la tierra al cielo. (…) Esteban, para merecer la corona que significa su nombre, tenía la caridad como arma, y por ella triunfaba en todas partes. Por la caridad de Dios, no cedió ante los judíos que lo atacaban; por la caridad hacia el prójimo, rogaba por los que lo lapidaban. Por la caridad, argüía contra los que estaban equivocados, para que se corrigieran; por la caridad, oraba por los que lo lapidaban, para que no fueran castigados. Confiado en la fuerza de la caridad, venció la acerba crueldad de Saulo, y mereció tener en el cielo como compañero a quien conoció en la tierra como perseguidor. La santa e inquebrantable caridad de Esteban deseaba conquistar orando a aquellos que no pudo convertir amonestando. Y ahora Pablo se alegra con Esteban, y con Esteban goza de la caridad de Cristo, triunfa con Esteban, reina con Esteban; pues allí donde precedió Esteban, martirizado por las piedras de Pablo, lo ha seguido éste, ayudado por las oraciones de Esteban.


San Esteban, el Protomártir, diácono y mártir

Fiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espiritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que veía al Señor sentado en la gloria a la derecha del Padre, al ser lapidado mientras oraba por los perseguidores.

La Biblia es tan consecuentemente «antibiografista» que de ninguno de sus personajes -incluido Jesús- nos cuenta ni un trazo que no sea estrictamente en función de lo que va a relatar sobre él, y así nos quedamos habitualmente con el deseo de saber un poco más: edad, procedencia, etc. San Esteban no podía ser una excepción, y a pesar de la enorme importancia que tuvieron los hechos relacionados con él en la primera Iglesia, apenas si se nos presenta en Hechos 6,5 y ya quedamos abocados a la situación de su martirio y las consecuencias para la comunidad cristiana.

Su nombre, Stephanos, es griego (significa «Corona»), y también están relacionadas con «los griegos» las funciones que cumplirá, tanto él como sus seis compañeros diáconos. El relato dirá que en la Iglesia «los helenistas» se quejaron contra «los hebreos» (Hech 6,1); lamentablemente, ya no tenemos forma de saber a qué se referían con exactitud las dos categorías, pero, aunque hay otras, la hipótesis más plausible sigue siendo la habitual: «los hebreos» designaría a los judeo-cristianos «tradicionales», típicamente de Jerusalén (aunque Pablo es «hebreo, hijo de hebreos», Flp 3,5, y no es de Jerusalén), caracterizados metonímicamente porque sabían hebreo (quizás leían la Biblia en hebreo normalmente, o rezaban las oraciones en hebreo, o hablaban mayoritariamente arameo, que para quien no conociera la diferencia le podía sonar como hebreo); mientras que los «helenistas» serían judeo-cristianos de habla griega, no gentiles ni procedentes de la gentilidad, a lo sumo judíos de la diáspora. Los siete nombres, el de Esteban y los demás, son todos griegos. Cuando comienza el pasaje da la impresión de que tan solo se va a dividir la comunidad en dos, al menos a los efectos administrativos, pero lo que en realidad ocurre es algo bien distinto: por un lado estos «siete hombres de buena fama» no se dedican sólo al «servicio de la mesa» sino que tienen funciones de predicación como «los Doce», que las vemos claramente en Esteban y Felipe (el diácono); por el otro, hay un reacomodamiento en el conjunto de las «funciones jerárquicas», y estos «diakonoi» (es decir, servidores) no serán un parche ni un añadido para sufragar las necesidades de un sector de la comunidad, sino que de a poco tendrán relación con toda la Iglesia.

Lo cierto es que acto seguido, inmediatamente después de la escena de la elección, vemos a Esteban en plena acción apostólica: hace milagros, polemiza, predica. No tarda en aparecer la acusación: «le hemos oído decir que Jesús, ese Nazareo, destruiría este Lugar y cambiaría las costumbres que Moisés nos ha transmitido». (Hech 6,14); sólo en parte se trata de una calumnia, porque efectivamente la predicación de Esteban era abiertamente anti templo, como tenemos ocasión de leerlo por nosotros mismos en Hechos 7,2-53; la calumnia no está en el hecho de que él predicara contra el templo, sino en que él pretendiera la abolición de la religión tradicional: la primitiva Iglesia se sentía en completa continuidad con el judaísmo y de ninguna manera podía aceptar la acusación de pretender «cambiar de raíz» la fe judía; aunque unas décadas después, ya en la generación de san Lucas, no en la de san Esteban, ese panorama se había modificado, y la Iglesia tomado más conciencia de su autonomía y originalidad respecto de la fe judía.

Naturalmente, la predicación de Esteban no fue registrada por taquígrafos, sino que sobre la base de testimonios orales Lucas recibió el contenido, y dio -al igual que en los demás casos de discursos que hay en gran variedad en Hechos- forma literaria a esa predicación, de modo que quedara no sólo como recuerdo de lo predicado por Esteban, sino como modelo de predicación para toda la Iglesia. Es un discurso, entonces, que vale la pena leer con minuciosidad, porque nos muestra no sólo un conjunto de ideas propias de los comienzos de la fe, sino un modo concreto de cómo la Iglesia desarrolló su forma de recibir lo que llamamos el Antiguo Testamento (y que para ese momento eran simplemente «Las Escrituras»); el discurso de Esteban sólo secundariamente tiene un valor «arqueológico», para que sepamos «lo que dijo», lo principal es su valor como modelo de acercamiento al Antiguo Testamento: enseña a «leer» la historia -los hechos que ocurren en la historia, en este caso, la historia del pueblo de Israel- como anticipo, como siempre encaminada hacia la revelación del reinado de Dios.

Y sobreviene la lapidación -castigo de la blasfemia, y ejemplo para los demás- que, al igual que el discurso es modelo de recepción del AT, es modelo de martirio cristiano, con todos aquellos elementos que no faltarán en la «Passio» de los mártires, tal como se nos recopilarán luego en las historias martiriales hasta nuestros días: la valentía e intrepidez que provienen, no de sí mismo sino del Espíritu Santo, la presencia de Cristo (visión, voz, consuelo, ángeles, etc), en el momento de la tortura, y sobre todo un elemento fundamental que hace del mártir el imitador perfecto de Jesús: el perdón a los verdugos. Y como todo martirio, da mucho fruto, e incluso lo da inmediatamente: ya en Hechos 11,19 se nos dirá que «los que se habían dispersado cuando la tribulación originada a la muerte de Esteban, llegaron en su recorrido hasta Fenicia, Chipre y Antioquía...» Todo es ocasión para el crecimiento de la Iglesia.

La cuestión de las reliquias merece un tratamiento propio, ya que el 3 de diciembre del 415, unos 350 años después de la lapidación, un sacerdote de Gámala de Palestina encontró las reliquias de Esteban, junto con las de Nicodemo, Gamaliel (el rabino, que la leyenda supone que se convirtió y murió mártir), y Abib, hijo de Nicodemo. Acorde con las costumbres de la hagiografía antigua, no bastó con que el sacerdote «encontrara» (si es que es cierto) las reliquias, sino que en torno a ese hecho se fue tejiendo una leyenda, que pudo haberla iniciado él mismo.

Supuestamente, al mismo tiempo Luciano y un monje, Migesio, tuvieron un sueño, o quizás una visión, en el que se le aparecía Gamaliel, vestido litúrgicamente, se presentaba comno el maestro de san Pablo, y reprochaba que él y sus compañeros, Esteban, Nicodemo y Abib, hubieran sido enterrados sin honores. Les indicaba el lugar de las reliquias y les instaba a que fueran descubiertas y veneradas. Con el acuerdo del obispo de Jerusalén se procede a la excavación y descubrimiento de las venerandas reliquias, que son trasladadas solemnemente el 26 de diciembre a la iglesia de Sión, en Jerusalén; otra parte queda con el sacerdote Luciano, que a su vez reparte entre sus conocidos. Ocurre entonces una primera dispersión, pero en el siglo XIII, los cruzados traen esas reliquias a Occidente, y a partir de allí la dispersión es total: un brazo de Esteban en Roma, en San Ivo alla Sapienza, otro brazo de Esteban en San Luis de los Franceses, y otros brazo de Esteban (!) en Santa Cecilia; el cráneo en San Pablo extramuros, y muchos más fragmentos en Venecia, Constantinopla, Nápoles, Besançon, Ancona, Ravena, etc.

Llegaron a ser tan famosas, y tan detallada la leyenda del descubrimiento, que tuvieron una fiesta litúrgica propia; efectivamente, además de celebrarse el 26 de diciembre al mártir, el 3 de agosto se celebraba la «Inventio Sancti Stephani» («inventio» en latín significa descubrimiento), aunque se pierde en la noche de los datos el motivo por el cual se celebraba el 3 de agosto en vez del 3 de diciembre, que hubiera sido más lógico. Esta fiesta fue suprimida por un breve de SS Juan XXIII en 1960, poco antes de que la atinada reforma litúrgica del Concilio Vaticano II barriera con muchos otros abusos en las celebraciones de los santos.

La celebración de Esteban el día 26 de diciembre es antiquísima. El protomártir forma parte de los «comites Christi», es decir los «escoltas de Cristo», que se celebran junto con la Natividad: Juan (identificado tradicionalmente con el Discípulo Amado del cuarto evangelio), los santos inocentes, y el propio Esteban.

Jesús, como preparamos nuestros corazones para recibirte? Somos conscientes de la necesidad de prepararnos? ¿O más bien tendemos a correr a última hora una vez ya estás aquí, intentando acoger un invitado que no esperábamos? Estaremos a punto la noche de Navidad? O nuestros corazones y mentes están tan centrados en las luchas inmediatas que se han olvidado de prepararse para la esperanza y la gracia eternas? Te reconoceremos? O seguiremos buscando el salvador entre los de aquí abajo? Los poderosos o los que se proponen cambiar el mundo con la fuerza si es necesario? Seguiremos buscando un salvador como nosotros igual en raza, cultura o religión? Seremos capaces de detenernos a contemplarte, olvidándonos de todo lo demás por unos momentos? ¿O seguiremos lejos de ti, distraídos por las tarjetas de crédito, las ruidosas reuniones familiares, el peso que hemos ganado después de las comidas, y todas las cosas que queremos comprar y hacer durante el próximo año?

Viajaremos a través de todo tipo de paisajes y climas, sólo para terminar mirándonos el ombligo? O si nos parece demasiado duro quedarnos simplemente ante el pesebre, pul • Lula a través de los canales de televisión como cada año, tomaremos un aperitivo, nos pondremos ropa cómoda y divagar por consoladoras fantasías?

¿Como preparamos nuestro corazón a la venida del Niño Jesús?

Lo que yo quiero decirle cuando le digo FELIZ NAVIDAD

Lo que quiero decirte cuando te digo FELIZ NAVIDAD...

No es una frase hecha, no es un formalismo,
No es un deseo de felices "fiestas",
No es un decirte que te lo pases bien de vacaciones,
ni quiero decirte que estés rodeado de todas las personas que amas,
ni siquiera te digo que tengas buenas comilonas familiares,
ni que te llenen de regalos....

Cuando yo te digo FELIZ NAVIDAD estoy haciendo una oración sobre ti... pidiéndole al buen Dios que abra tu corazón al misterio más grande y poderoso que se presenta ante la humanidad: que Dios está cerca de ti. Porque la navidad no es solo una celebración familiar, no son solo días festivos, ni son los regalos que nos intercambiamos... La navidad es JESÚS.

Y cuando te digo FELIZ NAVIDAD estoy deseándote que JESÚS sea importante en tu vida, que descubras en Él la plenitud de tu humanidad, que Él se apodere de tu vida de tal modo que todo cobre un sentido nuevo (tu familia, tu trabajo, tus amistades, tu modo de relacionarte, tus fiestas....).

¡FELIZ NAVIDAD!

LA SUPERIORA Y DIRECTORA DE LA COMUNIDAD DE LAS MISIONERAS DE PAX BOVIS SISTER CECILIA CON CADA UNA DE LAS SISTERS LE DESEAN UNA BENDICION DE AMOR Y DE PAZ EXTENSIVA PARA USTED Y FAMILIA Y QUE LA LLEGADA DE JESUS LES LLENE CON MARIA Y JOSE DE GRAN ALEGRIA.

"Fueron Reinas, y no Reyes, las primeras que llegaron al portal"

La historia de las tres Reinas Magas

"No llamaron a los soldados de Herodes, llamaron a los ángeles"

Las tres reinas magas

De Melchor, Gaspar y Baltasar, mucho traje, mucho camello, pero útiles, lo que se dice útiles esta noche no fueron, tal vez para reyes y además muy interesados, solo te traen cosas si te portas bien

Un curioso Belén, obra del cura José Antonio, en Sigüenza

(Emilio Pinto).- Si hay un pasaje del Evangelio que nos invita a elevar nuestra imaginación, como el que más, es el de esta noche. Solo los hombres de buena voluntad y los niños son capaces de ver lo que nadie aún había visto de esta noche.

El nacimiento es siempre motivo de alboroto, de idas y venidas, de whatsapp a los amigos, de la foto de Facebook, de saber cuánto ha pesado, cómo fue todo, qué tal están la madre y el niño y de preguntar qué necesitáis.

Estoy seguro al cien por cien que las Reinas y no los reyes fueron los primeros en llegar y quiero exponer mis razones:

Las mujeres tienen un sexto sentido para saber cuándo será el parto, qué palabra necesita la madre, cómo hay que ayudar al niño a venir al mundo, como colocarlo y como hacer del momento, un momento especial.

Las mujeres tienen algunos sentidos que nos faltan a los hombres, ven donde nosotros no vemos y sienten donde nosotros no sentimos. Ellas supieron, como lo supo Magdalena, que aquel niño era "una gran cosa para la humanidad"

Las mujeres saben cómo acoger en una noche de frío a todo el que llegue, de una tortilla de dos huevos comen cien, de unas rosquillas mil y de un vino malo, con un poco de canela, capaces de transfórmalo en un buen vino dulce.

Y sobre todo las mujeres son las estrellas invisibles del mundo, por lo tanto ellas sabían a quien sí y a quien no había que avisar. En eso los hombres somos un poco ignorantes. No llamaron a los soldados de Herodes, llamaron a los ángeles, no avisaron a todo el pueblo, sino a los pastores y, bien claro se lo dijeron, "traer el rebaño, que seremos muchos en la calle y hace falta calor, quesos, leche, dátiles, lo que tengáis (¿Cuándo un hombre se va a dar cuenta de esas cosas?)

No desprecio la buena organización de los otros: De Melchor, Gaspar y Baltasar, pero mientras que ellos venían de camino ya estaba todo hecho. No les echo en cara que se pararan para hablar con Herodes, eso a ninguna mujer se le hubiera ocurrido, y tampoco que llevaran oro, incienso y mirra, cuando todo el mundo sabía que en Belén no había tiendas de cambio de Oro, no sabían para que usar la mirra y el olor a incienso se mete mucho por la nariz.
Las tres Reinas magas se llamaban así:

-השכן ( del hebreo que traducido significa Vecina), "Ve" para las amigas
-اليجريا (del árabe que traducido significa es alegría) "Ali" para las amigas
y commeatus, (del latín que traducido significa avituallamiento) "Come" para las amigas.
Los idiomas, las religiones, las separaciones sean del tipo que sea, se callan y se unen ante el nacimiento. Muy, pero que muy burro hay que ser para no amar al que está ya por nacer.

Ve, Ali y Come no solo llegaron las primeras y se fueron las últimas, yo creo que aún siguen viniendo a mi casa:

"Ali" (alegría) por ejemplo casi siempre viene vestida de villancicos que nos dan una alegría que para qué, aunque yo siga sin entender algunos como ese de la burra cargada de chocolate y que tiene que ir María corriendo que se lo comen.

O ese otro de peinarse y peinarse, ni que la Virgen estuviera obsesionada con el pelo y además nunca he visto a un pez beber en el río, o el de campana y campana que llega al mismo número de campanadas dependiendo del alcohol en sangre. Pero todos hacen que hasta el que nunca canta, cante. Como no venga Ali este año a tu casa, ya verás la que se arma, hablando del podemos y la política, de lo que se gana y se pierde, de tus defectos y los del vecino. De la Iglesia. En fin Ali yo sí te espero en casa.

"Ve"(vecina) es la que antes viene, fue la primera en ir al mercado y sigue siendo la primera en ir y trae el pescado:

-Ese no, el de al lado. ¿Será fresco? ¿No estará caro? ¿No me engañarás? Mira que es para la casa del niño. Ponme también un poco de marisco, que los pobres también tienen que vivir y Champán, mira que me va mal al estomago, pero que no sea Francés, no por nada es que este año hay que ayudar a los de casa. Y cargada se da hoy una vuelta a ver que van a poner las vecinas de cena, no para cotillear, sino para ir dejando una cosa aquí y otra allí, total, dice ella, si yo con huevo frito tengo de sobra. ¡Benditas las vecinas entre todas las mujeres! Y encima si son guapas te alegran el día. (Yo tengo una guapísima, o será que me lo imagino)

-"Come" (avituallamiento) es la más maga de las magas:
-Vosotros los de la tele a recoger juguetes, ¿Pero cómo se va a quedar un niño sin nada?
-Vosotros los de la radio a poner cosas bonitas, que para penas ya habrá otros días.
-Vosotros los de religión digital, a dar en portada la buena noticia que es vuestro deber.

Come es la que te da las ganas de comer, la que se ocupa de la tirita, de que no te rasques, de que no te mires demasiado la herida, de mirar para adelante. Es la que viene con una idea nueva, casi loca pero que es genial: Pongamos este año más burros para cuidar la especie y más flores que la floristería no ha vendido mucho, y digamos que el turrón baja el colesterol, total nadie sabe lo que lo sube y lo que lo baja, hagamos que los guiris venga a gastarse el dinero en el cotillón, (que viene de la palabra cotilla, y es que el alcohol a ciertas horas no da pa más)

Y así hace ya más de dos mil años, las primeras en llegar fueron las Reinas Magas: Ali, Ve y Come que bien traducido por expertos en la materia sería:
¡Ali, hombre! (olvídate de lo malo, estate alegre)

Ve (Ven)

Y Come, que no le hace falta traducción.

Por qué el niño Jesús lo único que quiere hoy es eso, darnos un poco del cielo en la tierra y eso solo lo pueden conseguir nuestras mujeres.

Queda demostrado que las primeras en llegar y las últimas en irse, que tuvieron que recoger todo, fueron estas tres mujeres. Ya podrían los hombres echar una manita. De Melchor, Gaspar y Baltasar, mucho traje, mucho camello, pero útiles, lo que se dice útiles esta noche no fueron, tal vez para reyes y además muy interesados, solo te traen cosas si te portas bien, ¡oigan señores, que eso es imposible!, pero ¿Para qué se invento la confesión?. Y otra cosa que ellos no están todo el día mirándote para ver como te portas, pero las reinas magas seguro.

Un abrazo a todos ¡Feliz Navidad! Y que entre ellas, ellos y sobre todo Él que vuelva la Paz a nuestros corazones y al mundo, que como le ponga yo la mano al que se la llevó, ¡Se va a enterar!

Cuando queráis nos vemos en Belén que significa "casa del pan" y para eso tenemos a Ain karen que nos puede llevar y que quiere ser otra reina maga.

"No se preocupen por lo que les pueda pasar"


Mateo 10, 17-22. Fiesta San Esteban.Perseveren en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente radicados en la fe. 




Oración introductoria


Gracias, Señor, por este momento de oración. Te doy gracias también por las cruces que pones en mi camino, porque sé que en ellas te puedo encontrar. Guía mi oración para que sepa perseverar en tu amor.


Petición


Jesús, convénceme de que la cruz es el único camino para llegar a la salvación, y la oración el medio para poder aceptarla y vivirla con plenitud.


Meditación del Papa Benedicto XVI

Debemos prestar atención a lo que los evangelistas nos relatan sobre la actitud de Jesús durante su oración. Mateo y Marcos dicen que "cayó rostro en tierra"; asume por consiguiente la actitud de total sumisión, que ha sido conservada en la liturgia romana del Viernes Santo. Lucas, en cambio, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente.

Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe. Benedicto XVI, 5 de abril de 2012.



Reflexión


La advertencia del Señor de guardarnos de los hombres está precedida en el Evangelio por la invitación de ser "prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas".

Nuestro Señor Jesucristo no se hacía ilusiones acerca de los hombres. Conociendo lo que había en el hombre (Jn 2, 25), sólo se confiaba a aquellos, que buscaban ante todo la mayor gloria de Dios, no sus propios intereses.

La prudencia y la sencillez no son virtudes que se excluyen mutuamente, sino que pueden complementarse, llegando a formar en el hombre un hermoso equilibrio.

La serpiente y la paloma tienen cada una su propio hábitat. Mientras que la serpiente se desliza en el suelo, la paloma se lanza por los aires. Así también el seguidor de Jesucristo debe tener los pies firmemente puestos sobre la tierra, pero su corazón debe aspirar siempre hacia lo alto.


Al encontrar apoyo en el suelo, la serpiente nunca cae. Así el cristiano también está prevenido para no exponerse al peligro, sobre todo evitando el pecado y la tibieza. Además, la serpiente no tiene brazos, así se convierte en imagen del hombre que no se apega a nada, porque usa las cosas como si no le pertenecieran, precisamente "deslizándose" entre ellas, palpándolo todo y refiriéndolo a Dios.

En tiempos antiguos los hombres se servían de las palomas para enviar correo de un lugar a otro. Así, la paloma es símbolo del que tiene una misión, un mensaje, del cristiano que debe poseer una familiaridad profunda con las cosas de Dios, para poder dar testimonio de ellas ante los demás.

Por eso, el verdadero cristiano no es ni soñador, ni terrenal, sino cándido y transparente en sus intenciones, práctico y realista al ponerlas por obra.

Hoy celebramos la fiesta de San Esteban.

Fiesta de san Esteban, el primer martir de la Iglesia


Celebramos hoy la "navidad" de Esteban, que en profundidad se desprende de la Navidad de Cristo.


Duante la octava de Navidad, en la alegría de la Navidad se inserta la fiesta de san Esteban, el primer martir de la Iglesia. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos lo presenta como "un hombre lleno de fe y de Espíritu Santo", elegido con otros seis para dar servicio a las viudas y a los pobres en la primera comunidad de Jerusalén.

Y nos cuenta su martirio, cuando después de un fogoso discurso que suscitó la ira de los miembros del Sanedrín, fue arrastrado afuera de las murallas de la ciudad y lapidado.
Esteban murió como Jesús, pidiendo perdón por sus asesinos. En el clima de la alegría navideña, esta conmemoración podría parecer fuera de contexto. De hecho la Navidad es la fiesta de la vida y nos infunde sentimientos de serenidad y de paz. ¿Por qué entonces turbar su encanto con el recuerdo de una violencia tan atroz? En realidad en la óptica de la fe, la fiesta de san Esteban está en plena sintonía con el significado profundo de la Navidad.


En el martirio, de hecho, el amor derrota a la violencia, la vida a la muerte. La Iglesia ve en el sacrificio de los mártires su "nacimiento al cielo". Celebramos por lo tanto hoy la "navidad" de Esteban, que en profundidad se desprende de la Navidad de Cristo. ¡Jesús transforma la muerte de quienes lo aman en aurora de vida nueva!

En el martirio de Esteban se reproduce la misma lucha entre el bien y el mal, entre el odio y el perdón, entre la mansedumbre y la violencia, que tuvo su culminación en la cruz de Cristo. La memoria del primer mártir acaba así con una falsa imagen de la Navidad: ¡una imagen de fábula y dulzurosa, que en el evangelio no existe!


La liturgia nos trae el sentido auténtico de la Encarnación, relacionando Belén al Calvario y recordándonos que la salvación divina implica que la lucha al pecado, pasa por la puerta estrecha de la cruz.
Este es el camino que Jesús ha indicado claramente a sus discípulos: "Serán todos odiados a causa de mi nombre. Pero quién habrá perseverado hasta el final será salvado".


Por eso hoy rezamos de manera particular por los cristianos que sufren discriminación a causa del testimonio que dan de Cristo y del evangelio. Estamos cerca de estos hermanos y hermanas que como san Esteban, son acusados injustamente y objeto de violencias de varios tipos.



Estoy seguro que, lamentablemente, son más numerosos hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia y que son tantos. Esto sucede especialmente en los lugares en donde la libertad religiosa no está todavía garantizada o no está plenamente realizada.

Sucede también en países y ambientes que en sus papeles tutelan la libertad y los derechos humanos, pero donde de hecho los creyentes, especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones.



A un cristiano esto no lo maravilla, porque Jesús lo ha anunciado como ocasión propicia para dar testimonio. Entretanto en el plano civil, la injusticia va denunciada y eliminada. Que María Reina de los Mártires nos ayude a vivir este tiempo de Navidad con aquel ardor de fe y de amor que refulge en san Esteban y en todos los mártires de la Iglesia.

Bendición Urbi et Orbi del Papa

El Papa recuerda a los niños maltratados y abusados “bajo nuestro silencio cómplice”
Francisco denuncia la “persecución brutal” en Irak y Siria, y pide la paz en Ucrania, África y Oriente Medio
Aboga por “transformar la indiferencia en cercanía y el rechazo en acogida” en su bendición Urbi et Orbi
Que Jesús salve a tantos niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y de personas, o forzados a convertirse en soldados. Niños, tantos niños son abusados

(Jesús Bastante).- Miles de banderas, decenas de miles de fieles, provenientes de todo el mundo, y también de la ciudad, se acercaron a la mañana brumosa de Roma para recibir la bendición "Urbi et Orbi" del Papa Francisco. La ciudad y el mundo, en el día en que nace el niño Dios, en una Tierra que continúa sacudido por el odio y las guerras. Una tragedia "brutal" que afecta a muchos niños hoy, ante nuestro "silencio cómplice". Que ha de acabar ya.

No fue ajeno Francisco a ninguna de ellas. Ante casi cien mil personas, y después de escuchar, como es tradicional, los himnos de Italia y el Vaticano, Bergoglio pronunció por segunda vez su bendición. En esta ocasión, como en la Navidad de 2013, el Papa únicamente utilizó el italiano. Sin los clásicos ornamentos solemnes -ni siquiera hubo silla en esta ocasión-, Bergolio se hizo acompañar por los cardenales Müller y Rodé.

En su discurso, Francisco comenzó felicitando la Navidad a los presentes, que respondieron con un largo aplauso. "Jesús, el hijo de Dios, el salvador del mundo, ha nacido para nosotros. Ha nacido en Belén de una Virgen cumpliendo las antiguas profecías", arrancó el Papa, subrayando cómo "el Espíritu Santo iluminó a los pastores de Belén, y luego a los ancianos Simeón y Ana en el Templo de Jerusalén".

"Hermanos, Jesús es la salvación para todas las personas y para todos los pueblos. Hoy le pido que proteja a nuestros hermanos y hermanas de Irak y Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos de un conflicto que aún perdura, y junto con grupos étnicos y religiosos sufren una persecución brutal. Que la Navidad les traiga esperanza, así como a los desplazados, prófugos, niños, ancianos de esa región y del mundo entero".

"Que transforme la indiferencia en cercanía y el rechazo en acogida", clamó el Papa, quien pidió "la ayuda humanitaria para sobrevivir al invierno". "Que el Señor abra los corazones y otorgue la paz a todo Oriente Medio, sosteniendo el empeño de los que dialogan por la paz entre judíos y palestinos".

También pidió por los que sufren en Ucrania, "que venzan en odio y la violencia y empernada un nuevo camino, con fraternidad y reconciliación". También paz "a Nigeria, y donde se derrama más sangre y demasiadas personas son retenidos como rehenes o masacradas". "También invoco la paz para otras partes del continente africano: Libia, Sudán del sur, república Centroafricana, Congo....", y a todos "les pido a los que tengan responsabilidades políticas que se comprometan a construir una fraternidad duradera".

Un niño nace. Miles, millones sufren por no haber nacido o, una vez en esta Tierra, por ser forzados, abusados, esclavizados. "Que Jesús salve a tantos niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y de personas, o forzados a convertirse en soldados. Niños, tantos niños son abusados. Esas familias de los niños muertos en Pakistán en las últimas semanas, los que sufren la enfermedad de ébola en Liberia o Sierra Leona... Agradezco de corazón a los que están atendiendo a los enfermos. Que se garantice el tratamiento y la atención necesarios".

"Jesús, el niño. Mi pensamiento va a todos los niños maltratados, que todavía no han visto la luz, que son víctimas del egoísmo, como esos niños aislados, que sufren la guerra, la persecución, que son explotados, bajo nuestro silencio cómplice. Esos niños que mueren o sufren bajo bombardeos.

Todavía hoy, su silencio impotente está gritando debajo de la espada de tantos Herodes, bajo las sombras de los actuales Herodes. Tantas lágrimas están en esta Navidad, junto a las del niño Jesús".

"Que el Espíritu Santo ilumine nuestros corazones -continuó el Pontífice-, para que podamos reconocer al niño Jesús, nacido de la Virgen María, la salvación que Dios nos ha dado a todos los hombres y mujeres de la Tierra. Que su voz se haga oir en todos los corazones que sufren"

"Que con su mansedumbre este poder divino extirpe la dureza del corazón de los que están sumidos en lo mundano o la indiferencia", añadió.

"Que su fuerza redentora transforme las armas en arados, el odio en amor y ternura. Así podremos decir con júbilo que nuestros ojos han visto a Su Salvador", culminó el Papa.

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Navidad!

Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, nos ha nacido. Ha nacido en Belén de una virgen, cumpliendo las antiguas profecías. La virgen se llama María, y su esposo José.

Son personas humildes, llenas de esperanza en la bondad de Dios, que acogen a Jesús y lo reconocen. Así, el Espíritu Santo iluminó a los pastores de Belén, que fueron corriendo a la cueva y adoraron al niño. Y luego el Espíritu guió a los ancianos Simeón y Ana en el templo de Jerusalén, y reconocieron en Jesús al Mesías. «Mis ojos han visto a tu Salvador - exclama Simeón -, a quien has presentado ante todos los pueblos» (Lc 2,30).

Sí, hermanos, Jesús es la salvación para todas las personas y todos los pueblos.

Para él, el Salvador del mundo, le pido que guarde a nuestros hermanos y hermanas de Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y religiosos, sufren una persecución brutal. Que la Navidad les traiga esperanza, así como a tantos desplazados, profugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de aquella región y de todo el mundo; que la indiferencia se transforme en cercanía y el rechazo en acogida, para que los que ahora están sumidos en la prueba reciban la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan regresar a sus países y vivir con dignidad. Que el Señor abra los corazones a la confianza y otorgue la paz a todo el Medio Oriente, a partir la tierra bendecida por su nacimiento, sosteniendo los esfuerzos de los que se comprometen activamente en el diálogo entre israelíes y palestinos.

Que Jesús, Salvador del mundo, custodie a cuantos están sufriendo en Ucrania y conceda a esa amada tierra superar las tensiones, vencer el odio y la violencia y emprender un nuevo camino de fraternidad y reconciliación.

Que Cristo Salvador conceda paz a Nigeria, donde se derrama más sangre y demasiadas personas son apartadas injustamente de sus seres queridos y retenidas como rehenes o masacradas. También invoco la paz para otras partes del continente africano. Pienso, en particular, en Libia, el Sudán del Sur, la República Centroafricana y varias regiones de la República Democrática del Congo; y pido a todos los que tienen responsabilidades políticas a que se comprometan, mediante el diálogo, a superar contrastes y construir una convivencia fraterna duradera.

Que Jesús salve a tantos niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y trata de personas, o forzados a convertirse en soldados. Que consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada. Que sea cercano a los que sufren por enfermedad, en particular a las víctimas de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea. Agradezco de corazón a los que se están esforzando con valentía para ayudar a los enfermos y sus familias, y renuevo un llamamiento ardiente a que se garantice la atención y el tratamiento necesario.

Hay verdaderamente muchas lágrimas en esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús.

Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo ilumine hoy nuestros corazones, para que podamos reconocer en el Niño Jesús, nacido en Belén de la Virgen María, la salvación que Dios nos da a cada uno de nosotros, a todos los hombres y todos los pueblos de la tierra. Que el poder de Cristo, que es liberación y servicio, se haga oír en tantos corazones que sufren la guerra, la persecución, la esclavitud. Que este poder divino, con su mansedumbre, extirpe la dureza de corazón de muchos hombres y mujeres sumidos en lo mundano y la indiferencia. Que su fuerza redentora transforme las armas en arados, la destrucción en creatividad, el odio en amor y ternura. Así podremos decir con júbilo: «Nuestros ojos han visto a tu Salvador».
Feliz Navidad a todos.

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