En la casa de mi Padre hay muchas estancias
- 08 Mayo 2020
- 08 Mayo 2020
- 08 Mayo 2020
Bonifacio IV, Santo
LXVII Papa, 8 de mayo
Martirologio Romano: En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica († 615).
Etimológicamente: Bonifacio = Aquel que hace el bien, es de origen latino.
Breve Biografía
Hijo de Juan, un médico, marso de la provincia y ciudad de Valeria; sucedió a Bonifacio III tras un paréntesis de unos nueve meses; consagrado el 25 de Agosto de 608; murió el 8 de Mayo de 615; (otras fuentes indican que fue consagrado el 15 de Septiembre de 608 y murió el 25 de Mayo de 615).
En tiempos del Papa San Gregorio Magno fue diácono de la Iglesia romana y tuvo el cargo de dispensator, esto es, el primer funcionario en lo relativo a la administración de los patrimonios.
Bonifacio obtuvo el permiso del emperador Focas para convertir el Panteón en una iglesia cristiana, y el 13 de Mayo de 609 el templo erigido por Agripa a Júpiter Vengador, a Venus, y a Marte fue consagrado por el Papa a la Virgen María y a todos los mártires.(De ahí el título de Santa María Rotunda).
Fue el primer ejemplo en Roma de transformación de un templo pagano en lugar cristiano de culto. Se dice que veintiocho carretas de huesos sagrados fueron sacadas de las Catacumbas y colocadas en un recipiente de pórfido bajo el altar mayor.
Durante el pontificado de Bonifacio, Melitón, el primer obispo de Londres, fue a Roma "a consultar al Papa sobre cuestiones importantes relativas a la recientemente establecida Iglesia de Inglaterra". Mientras estaba en Roma asistió a un concilio que se estaba celebrando entonces referente a ciertas cuestiones de "la vida y paz monástica de los monjes", y, a su partida, se llevó consigo los decretos del concilio junto con cartas del Papa a Lorenzo, arzobispo de Canterbury, y a todo el clero, al rey Etelberto, y a todo el pueblo inglés "referentes a lo que tenía que observarse por la Iglesia de Inglaterra". Los decretos del concilio hoy existentes son espurios.
Entre 612 y 615, San Columbano, que entonces vivía en Bobbio, Italia, fue persuadido por Agilulfo, rey de los Lombardos, para que dirigiera a Bonifacio IV una carta sobre la condena de los "Tres Capítulos" que es notable a la vez por sus expresiones de exagerada deferencia y su tono de aspereza excesiva.
En ella dice al Papa que está acusado de herejía (por aceptar el Quinto Concilio, esto es, el de Constantinopla, 553), y le exhorta a convocar un concilio y demostrar su ortodoxia. Pero la carta del impetuoso celta, que no captó la importancia del problema teológico implicado en los "Tres Capítulos", parece no haber perturbado lo más mínimo su relación con la Santa Sede, y sería erróneo suponer que Columbano se consideraba a sí mismo como independiente de la autoridad papal.
Durante el pontificado de Bonifacio hubo mucha aflicción en Roma debido al hambre, la peste, y las inundaciones. El pontífice murió en retiro monástico (había convertido su propia casa en un monasterio) y fue enterrado en el pórtico de San Pedro. Sus restos fueron trasladados tres veces-en el Siglo X u XI, a fines del Siglo XII bajo Bonifacio VIII, y al nuevo San Pedro el 21 de Octubre de 1603.
Santo Evangelio según san Juan 14, 1-6. Viernes IV de Pascua
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios, enséñame a caminar a donde Tú estás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones.
Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”.
Entonces Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de estar perdidos; recuerdo una ocasión de forma muy especial.
Siendo novicio estaba subiendo una montaña con un grupo de compañeros, perdimos el camino y no sabíamos por dónde íbamos; el mayor problema que teníamos era que había un hermano lesionado.
El regreso por donde habíamos subido era imposible con el hermano, teníamos que encontrar otro camino.
Esa sensación de estar perdidos a todos nos puede causar desesperación, angustia, tristeza, simplemente perdemos la paz. Pero cuando nuestra montaña es la vida y descubrimos tantos caminos que hemos tomado, pero que ninguno nos deja con paz, empezamos a sentirnos perdidos; el retorno con un alma herida por la desesperación parece imposible. Pero el consejo de Cristo es precisamente que no perdamos la paz.
Sin embargo, resulta imposible no perderla cuando uno no sabe qué hacer, no sabe a dónde ir, cuando el temor y las dudas comienzan a gobernar. Estar lejos del camino original, estar lleno de pecados siempre nos quitará la paz.
Pero mi historia de aquel paseo, la historia de mi vida, de nuestra vida, no termina en estar perdidos todo el día; por gracia de Dios he encontrado el camino, he encontrado a Cristo.
Es Cristo que se presenta, Cristo es el único camino que busca caminantes, y encontrarnos en la senda de la montaña que nos lleva a casa nos da la tranquilidad; encontrar a Cristo en nuestra vida es lo que nos llena de paz.
Por lo tanto, en la subida de nuestra vida no perdamos nuestro camino, en nuestro paseo permanezcamos con Cristo, y si algún día por error nos perdemos, nos alejamos de Cristo, hay que buscarlo con todas las fuerzas sin perder la esperanza de que Él también nos está buscando.
Para un cristiano solamente Cristo es la paz de su corazón. Cristo es nuestro camino seguro para regresar a casa.
«Pero es sobre todo Jesús quien nos ha dado ejemplo. Salió de su condición divina por nosotros y vino entre nosotros para caminar, él que es el Camino. Él, el Señor y Maestro, se hizo peregrino y huésped entre nosotros. Cuando regresó al Padre, nos dio el don de su mismo Espíritu, para que también nosotros tuviéramos la fuerza para caminar hacia él y hacer lo que Pablo pide: caminar según el Espíritu. Según el Espíritu: si cada hombre es un ser en camino, y encerrándose en sí mismo reniega de su vocación, mucho más el cristiano».
(Discurso de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dejarme encontrar con Cristo hoy, ver cómo me está buscando en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Los Mandamientos, el camino que Dios nos muestra
Pequeño resumen que ayuda a saber si vamos por el camino correcto
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Hoy en día, muchas personas han eliminado a Dios de su vida. Como que en ocasiones nos estorba y preferimos borrarlo, en vez de sentarnos a reflexionar por qué nos pide ciertas cosas. Unas de las cosas que Dios nos pide es cumplir con los mandamientos que Él nos entregó. Los Mandamientos son un camino para llegar al Cielo y ser felices. Cuando los cumplimos, vivimos en paz.
Los tres primeros mandamientos de la ley de Dios nos enseñan cómo debe de ser nuestra actitud para con Dios y los siete siguientes nos enseñan nuestra actitud hacia el prójimo, con los que nos rodean.
Los mandamientos de la ley de Dios son los siguientes:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Este mandamiento nos dice que Dios debe ser lo más importante en nuestras vidas, debemos amarlo, respetarlo y vivir cerca de Él. Esto lo podemos hacer a través de la oración y los sacramentos.
Debemos creer, confiar y amar a Dios sobre todas las cosas:
1. Creer en Dios que es mi Padre, me ha dado la vida y me ama.
2. Confiar en Dios porque es mi Padre y me ama infinitamente
3. Amar a Dios más que a nada y a nadie en el mundo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Estoy amando a Dios como un hijo ama a un padre?
• ¿Vivo sólo para las cosas temporales, de la tierra?
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
Este mandamiento nos manda respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas.
Para cumplir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con mucho amor y respeto. Debemos de cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.
Para saber si cumplimos con este mandamiento nos podemos preguntar:
• ¿Uso el nombre de Dios de una manera cariñosa y con respeto, sin jurar en vano el nombre de Dios?
• ¿Respeto las cosas de Dios (capilla, Biblia, rosario, etc.)?
• ¿Trato de manera respetuosa a los sacerdotes y personas consagradas al servicio de Dios?
• ¿He cumplido con las promesas que he hecho?
• ¿He jurado en falso?
• ¿He cumplido las promesas que he hecho a Dios?
3. Santificarás las fiestas.
Este mandamiento nos manda dedicar los domingos y los días de fiesta a alabar a Dios y a descansar sanamente.
Para cumplir con este mandamiento, debemos ir a Misa todos los domingos y fiestas que la Iglesia e indique y celebrar el amor de Dios y todo lo que ha hecho por nosotros. Debemos aprovechar los domingos para rezar más y estar cerca de Dios, así como para descansar sanamente y ayudar a que otros descansen. También, debemos dedicar este día a las cosas de Dios y a la familia.
Para saber si cumplimos bien con este mandamiento, podemos preguntarnos:
• ¿Voy a Misa los domingos y fiestas que manda la Iglesia?
• ¿Hago un esfuerzo por estar muy cerca de Dios durante la Misa y escuchar lo que me quiere decir?
• ¿Pienso en Dios los domingos?
• ¿Ayudo a los demás para que puedan descansar?
Los días en que se debe de asisitr a Misa, además de los domingos, son marcados por la Conferencia Episcopal de cada país.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
Este mandamiento nos manda honrar y respetar a nuestros padres y a quienes Dios le da autoridad para guiarnos y ciudarnos en nuestras vidas.
Para cumplir este mandamiento, debemos escuchar, respetar y amar a los padres y a aquellas personas que tengan autoridad sobre nosotros (abuelos, tíos, sacerdotes, maestros, autoridad civil).
Esto no quiere decir que los padres deben de olvidarse de sus deberes y obligaciones para con los hijos.
Para saber si cumplimos con este mandamiento podemos preguntarnos:
• ¿Ayudo material o espiritualmente a mis padres?
• ¿Soy agradecido con mis padres?
• ¿Los acompaño en su vejez?
• ¿Les demuestro amor?
• ¿Soy agradecido con ellos?
• ¿Los acompaño en sus enfermedades?
5. No matarás
Este mandamiento nos manda respetar nuestra propia vida y la del prójimo, cuidando de la propia salud, porque la vida humana es sagrada. Se trata de no lastimar ni atentar contra la vida propia o ajena, física o moral.
Para cumplir este mandamiento, debemos servir a la vida cuidando nuestra salud, para no caer en vicios como el alcoholismo o la drogadicción. El suicidio es un atentado contra la propia vida.
Con respecto a la vida de otros, debo evitar las críticas y el dar a conocer a todos los defectos ajenos, es decir, las calumnias. El maltratar físicamente a las personas, atenta contra la vida ajena. El aborto es dar muerte a una vida en el vientre de la madre.
Para saber si estoy cumpliendo con este mandamiento me puedo preguntar:
• ¿He hablado mal de los demás?
• ¿He maltratado a alguien físicamente?
• ¿He caído en algún vicio?
• ¿He atentado contra mi salud?
6. No cometerás actos impuros
Este mandamiento nos manda conservar la pureza del cuerpo y del alma.
Para cumplir con este mandamiento, debemos procurar la limpieza interior de nuestro cuerpo y de nuestra alma ya que es un tesoro muy grande que debemos conservar. Nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He cometido adulterio o fornicado?
• ¿He visto algún tipo de pornografía?
• ¿Me he permitido tener pensamientos y deseos morbosos? ¿He dominado mis pasiones?
• ¿He practicado la homosexualidad?
• ¿He practicado la masturbación?
7. No robarás
Este mandamiento nos manda respetar las cosas de los demás y utilizar las nuestras para hacer el bien. También, nos manda respetar y cuidar la Creación.
Para cumplir este mandamiento, no debemos apropiarnos de lo que no sea nuestro y debemos evitar causar daño a lo que tienen los demás. Respetar la Creación y usar las cosas para hacer el bien. Pagar lo justo a las personas que empleo y cuando soy empleado cumplir con el trabajo para el que fui contratado.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos preguntamos:
• ¿Devuelvo las cosas que encuentro y no son mías?
• ¿Cuido las cosas que me prestan?
• ¿Cuido las cosas que tengo?
• ¿Cuido y respeto la creación?
• ¿Comparto mis cosas con la gente necesitada?
8. No mentirás
Este mandamiento nos manda ser sinceros y no mentir. Nos pide decir siempre la verdad. Mentir es decir algo falso, es engañar.
Para cumplir este mandamiento, debemos decir la verdad y no engañar a los demás ni hablar mal de ellos.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, me puedo preguntar:
• ¿Estoy acostumbrado a ser sincero?
• ¿Acostumbro resolver mis problemas sin mentir?
• ¿Hablo bien de las demás personas?
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Este mandamiento nos dice que no debemos pensar ni desear cosas inmorales. Nos pide pureza de corazón para ver todas las cosas con los ojos de Dios. Pureza de corazón, sea yo soltero(a) o casado(a).
Para poder vivir este mandamiento, necesitamos vivir la virtud de la pureza. Esta virtud nos lleva a respetar el orden establecido por Dios en el uso de la capacidad sexual a fin de vivir un amor humano más perfecto. Practicar la castidad, cuidando lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, etc. Cuidar el corazón de todo aquello que lo pueda manchar.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He tenido pensamientos inmorales?
• ¿He vivido la virtud de la castidad en mi vida?
• ¿He cuidado la pureza de mi corazón?
• ¿He propiciado situaciones que me pongan en peligro para tener pensamientos y deseos impuros?
10. No desearás los bienes ajenos
Este mandamiento nos manda ser generosos y no dejar lugar a la envidia en nuestros corazones.
Para poder cumplir este mandamiento debemos ser felices con las cosas que tenemos y no tener envidia si alguien tiene más que nosotros. Disfrutar y agradecer lo que tenemos.
Para saber si estamos cumpliendo con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Soy feliz con las cosas que tengo?
• ¿Agradezco y cuido las cosas que tengo como un regalo de Dios?
• ¿Me pongo feliz por mis amigos cuando consiguen algo que yo no tengo?
• ¿Me pongo feliz cuando a los demás les pasan cosas buenas?
¡Al cumplir los mandamientos vamos a estar cerca de Dios y vamos a vivir más felices! Los Diez mandamientos son el mejor camino para llegar al Cielo.
Recuerda que para ser feliz nos conviene cumplir con los Diez Mandamientos que Dios le entregó a Moisés. No olvides que seguir las huellas de Cristo es imitarlo en su perfecto cumplimiento de las leyes de su Padre. Los católicos, además, seguimos el mandato de Cristo: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo y, predicar el Evangelio a todas las personas.
Para profundizar:
Para Salvarte 5° mandamiento Pág 435, num. 62.
Sin belleza, el Evangelio no puede ser entendido
Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. 7 de mayo de 2020
Francisco preside la Misa en la Casa Santa Marta el jueves de la cuarta semana de Pascua. En la introducción, una vez más ha vuelto a dirigirse a los artistas:
“"Ayer recibí una carta de un grupo de artistas: agradecían la oración que hicimos por ellos. Me gustaría pedirle al Señor que los bendiga porque los artistas nos hacen entender qué es la belleza y que sin la belleza no se puede entender el Evangelio. Oremos nuevamente por los artistas"”.
En la homilía, el Papa ha comentado el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 13, 13-25) en el que Pablo, que llegó a Antòchia en Pisia, explica la historia del pueblo de Israel en la sinagoga, anunciando que Jesús es el Salvador esperado.
Cuando Pablo explica la nueva doctrina - dice Francisco - habla de la historia de la salvación: ¿Qué hay detrás de Jesús? hay una historia. “Una historia de gracia, de elección, de promesa”. El Señor eligió a Abraham y caminó con su pueblo: “Por esta razón, cuando se le pide a Pablo que explique la razón de la fe en Jesucristo, no comienza con Jesucristo: comienza con la historia. El cristianismo es una doctrina, sí, pero no solo. No solo son las cosas en las que creemos", sino que es una historia que trae "esta doctrina que es la promesa de Dios, el pacto de Dios, de ser elegida por Dios. El cristianismo no es solo una ética": "tiene principios morales, pero no somos cristianos solo con una visión ética". Es mucho más. El cristianismo no es una élite de personas elegidas por la verdad. Este sentido elitista que continúa en la Iglesia", cuando decimos: " Yo soy esa institución, pertenezco a este movimiento que es mejor que el tuyo"... no es este "sentido elitista. No, el cristianismo no es esto: el cristianismo pertenece a un pueblo, a un pueblo elegido por Dios gratuitamente. Si no tenemos esta conciencia de pertenecer a un pueblo, seríamos cristianos ideológicos, con una pequeña doctrina de afirmación de la verdad, con una ética, con una moral "o considerándonos "una élite, nos sentimos parte de un grupo elegido por Dios - los cristianos - otros irán al infierno o si se salvan es por la misericordia de Dios, pero ellos son los descartados”. "Si no tenemos conciencia de pertenecer a un pueblo, no somos verdaderos cristianos".
Es por eso que Pablo - reitera el Papa - explica Jesús a partir de pertenecer a un pueblo: "Muchas veces caemos en estas parcialidades, ya sean dogmáticas, morales o elitistas. El sentido de la élite es lo que nos hace tanto mal y perdemos ese sentido de pertenencia al santo pueblo fiel de Dios, a quien Dios eligió en Abraham "e hizo la gran promesa que es Jesús, y lo hizo caminar con esperanza. Es tener "conciencia del pueblo". Debemos "transmitir la historia de nuestra salvación", la memoria de un pueblo, de ser un pueblo, y "en esta historia del pueblo de Dios, hasta llegar a Jesucristo, hubo santos, pecadores y mucha gente común, buena, con virtudes y pecados, pero todos. La famosa 'multitud' que siguió a Jesús, que tenía un sentido de pertenencia a un pueblo. Un cristiano autodenominado que no tiene este don no es un verdadero cristiano "porque" se siente justificado del el pueblo".
La desviación "más peligrosa" de los cristianos hoy y siempre ha dicho Francisco - es sin duda "la falta de memoria de pertenecer a un pueblo".
Cuando esto falta, surgen dogmatismos, moralismos, éticas, movimientos elitistas. falta el pueblo. Un pueblo pecaminoso siempre, todos lo somos, pero que no cometen errores en general, que tiene la sensación de ser un pueblo electo, que camina detrás de una promesa y que hicieron una alianza que quizás no cumple, pero conoce".
Finalmente, el Papa Francisco invita a pedirle al Señor esta conciencia de pueblo, que Nuestra Señora cantó en su Magníficat y Zacarías en su Benedictus: "conciencia del pueblo: somos el pueblo santo y fiel de Dios" que "en su totalidad tiene el instinto de fe y es infalible en esta forma de creer".
Después de estas palabras, el Papa ha invitado a hacer la Comunión espiritual con esta oración:
“A tus pies, oh Jesús mío, me inclino y te ofrezco el arrepentimiento de mi contrito corazón que se aviva en su nada y en tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía. Deseo recibirte en la pobre morada que mi corazón te ofrece; esperando la felicidad de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, que vengo a Ti. Que tu amor inflame todo mi ser por la vida y la muerte. Creo en Ti, espero en Ti, te amo”.
El Papa Francisco ha terminado la celebración con la adoración y bendición eucarística. Antes de abandonar la capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana "Regina Caeli", cantada durante el tiempo de Pascua:
Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
Nuestra Señora de Luján
Patrona de Argentina
A 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires se halla la villa de Luján. En 1630 no había en aquel paraje ningún rastro de población y sólo era frecuentado por las caravanas de carretas y las rescuas de mulas tucumanas que bajaban o subían del puerto de Buenos Aires.
Sucedió que un portugués dueño de una estancia, a cuarenta leguas de la ciudad, trató de erigir en ella una modesta capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Para esto le pidió a un amigo de Brasil que le envíe una imagen pequeña de la Virgen en aquel misterio. Su amigo le envió dos imágenes en bulto: una que representaba a María en su Inmaculada Concepción y que hoy se venera en el santuario de Luján y otra que tenía en sus brazos al Niño Jesús y ahora es venerada en Sumampa.
Partió entonces de Buenos Aires el encargado de conducir las imágenes. En la tarde del tercer día se detuvo la caravana para pasar la noche y al día siguiente el conductor de las imágenes preparó los bueyes para proseguir el viaje pero éstos no se movían. Vinieron en su ayuda troperos y peones pero no tuvieron suerte. Finalmente juzgaron que era necesario aliviar el peso de la carreta. Descargaron las imágenes y en ese momento los bueyes pudieron moverse con facilidad. Queriendo cerciorarse si el obstáculo provenía de las imágenes las pusieron nuevamente en la carreta y no se pudo mover. Entonces viendo que las imágenes se querían quedar en aquel lugar decidieron que una de ellas permaneciera en la Cañada y la entregaron al dueño de esas tierras. La fama del prodigio corrió hasta Buenos Aires y no faltaron quienes emprendieron un viaje a Luján para contemplar la imagen.
En 1887 la imagen fue coronada canónicamente por el Papa León XIII
Hay un miedo profundo en el corazón del hombre al Amor, porque no lo conocemos.
Pocas veces hemos escuchado este termino: ¿Miedo al amor?; ¿Cómo puede ser eso posible?, si es lo que en todas partes las personas buscan. La gente ahora esta loca por encontrar el amor, por qué afirmar, entonces, que se le tiene miedo.
La respuesta es sencilla: Si, hay un miedo profundo en el corazón del hombre al Amor, porque no lo conocemos. Nuestra sociedad ha relativizado tantos conceptos que ahora esas mentiras nos las creemos. ¿Qué es el amor? ¿Quién con certeza me puede decir que se siente?
Y ahí están, miles de ideas giran en nuestra cabeza: el amor se siente como “mariposas en el estomago”, se siente “bien”, “es cuando no te concentras”: dirían algunos adolescentes enamorados; hay una canción: “El amor” de Tito el Bambino, que nos ayudaría a resolver esta pregunta. Pero no, todo eso apenas se le acerca a la experiencia del Amor.
Como no tener una idea tan pobre si eso es lo que se nos vende en la película, en el libro de moda, la serie y ahora hasta la vox populi.
¿Quién te habla de un amor de entrega, de paciencia, de fortaleza?, ¿Quién te habla del amor que no se siente?, ¿Quién?. Eso, todo eso que acabo de mencionar, son palabras sin sentido para muchos.
Nuestro intelecto no lo alcanza a procesar; “la cosa” con la "realidad subjetiva" no se adecuan y por tanto pareciera una locura lo que digo, sin embargo, aunque no nos demos cuenta nuestro corazón busca más, y eso es porque lo que tenemos no es suficiente, porque la vocación natural del hombre es el Amor a plenitud.
En oración lo entendí, y con el ir de los días, en la experiencia de la vida lo reafirmé: nos da miedo amar.
No nos creemos dignos de recibir Amor; muestras de afecto si, esas aumentan nuestro ego; pero Amor, no. Y digo yo: si no puedo recibirlo, mucho menos puedo darlo.
A los pies de la Cruz esto se entiende; cuantas veces hemos escuchado: Dios te ama, murió por ti, ahora piensa cuantas veces te la has creído.
¿Cómo? Aquel del “que nada escapa su mirada”, aquel que hizo la creación: cada animal, cada flor, cada piedra, cada detalle; la respuesta ante eso es “Ajá, si me ama”. Ante nuestros ojos, nos vemos tan insignificantes que no lo creemos. Así que lo generalizamos: “Si, bueno, nos ama a todos, murió por todos”.
¿Por qué no personalizamos ese Amor? Porque resulta entonces amenazador, nos pone vulnerables, y en una sociedad donde la fuerza y el poder son lo que debes conservar, es imposible.
Que miedo, entonces creer que murió por mi, si, solo por mi; claro hay más personas, pero en su mente estaba yo, y si yo fuera el único en la tierra, el bajaría y sufriría lo mismo por mi solo.
Que incómodo pensar que cada cosa que hago, que digo, que me hacen, le afecta a Él, se lo están haciendo a Él; que cuando yo lloro, Él llora, que si reprobé un examen, o no fue un buen día de trabajo, o simplemente “se quemó el arroz” - algo que a los demás les parece insignificante - para Él , es el mayor problema que hay que resolver, porque Él te creó y sabe como eso afecta tu corazón.
Demasiado fuerte saber que eso es Amor, que indignos nos podemos sentir de que las cosas sean así. Por eso finjo que no es, por eso lo verbalizó, lo racionalizó.
Por que si me diera cuenta que en realidad es así, día a día, minuto a minuto, me exigiría, como un deseo natural del corazón regresar algo a Él. Pero lo que recibo no se ve, no se oye y la mayoría de las veces no se siente. Y donde vivo, el mundo, exige comprobar con los sentidos lo que está sucediendo. No se comprueba, no existe; y regresar algo de lo que me han dado pero no se palpa se convierte entonces en una mera perdida de tiempo.
¡Que miedo al Amor, que miedo a Amar y a Ser amados!
Y luego en la experiencia del día a día, con los cachitos de pistas que tenemos sobre el amor, incluso ahí se nos nota el miedo que hay a Amar.
No me reconozco digno, mucho menos puedo reconocer digno al otro. No lo veo, no lo escucho, no conecto; solo estoy ahí tratando de encontrar en mi mismo como llenarme. ¿Qué me falta?, como reinventarme para mi, para mi propio progreso. Y entonces, puedo ser una mejor versión de mi mismo, pero no cambia las cosas, porque no lo comparto.
La idea de “amor” que nos venden, viene producida, con el regreso de todo cuanto se da. Si no aseguro que lo mismo o más regresará a mi, entonces no es buena “inversión”
Desde luego, en la sociedad encuentras mil conversaciones en diferentes lugares y de diferentes personas, hablando lo mismo: “le dejé de hablar porque me traicionó”, “la dejé de buscar porque no me buscó”, “yo, ¿por qué me tengo que acercar? si el fue el que me ofendió”, empalmadas con acciones que se nos hacen tan obvias, como no ver al de a lado y mantener multiconversaciones: la presencial y las que tenemos en línea.
No saber quien barrió la calle el día de hoy, quién y por que esta pidiendo limosna afuera de nuestro edificio.
Sólo sí es importante “para mi”, sí me habla a mi, sí trae un beneficio para mi, sólo así es cuando decidimos voltear a ver al otro; Si no me afecta a mi (positivo o negativo), sí su fin no es que yo sea el centro, no le doy interés.
¡Que miedo al compromiso!, y no me refiero solo al de las parejas que se divorcian o viven en unión libre: no, al compromiso de ver al otro. ¿Qué vacío tendremos, qué anhelo del corazón no estaremos escuchando, que nos da miedo dar si no tenemos la certeza que lo recibiremos de regreso?
El ser humano es más humano, más persona cuando da, porque su corazón esta desbordado de gracias, virtudes y dones que el otro no tiene, ¿Cómo puede alguien tan diferente a mi darme lo mismo que yo doy? Ilógico ¿no?, sin embargo esperamos que sea así.
Actualmente las personas han perdido parte de su humanidad: el desempleo, la pobreza, la falta de escucha, los vicios; nos han rebajado la dignidad de SER humano.
Ves en la ciudad gente que camina como si no supiera a donde va o donde está, porque realmente no sabe. Ves personas que gastan la mitad de su día buscando que cada paso que den les traiga un beneficio aunque ni siquiera estén felices, y entonces ves estrés, ves agobio, ves depresión ves suicidios; ¿Ves? o tu tampoco lo alcanzas a ver.
Y qué, si hoy saludas a la de la oficina, si, la que sepas que es mas voluble, que tal si hoy no evades en tu caminar al vagabundo, o si al que pide limosna en lugar de aventarle una moneda le avientas una mirada, una que en el silencio le recuerde que es igual a ti y que tiene todo el potencial para salir de donde está.
Que tal si hoy le hablas a quien ha hablado mal de ti, al que te ha roto el corazón por levantarte falsos: no le reclamas no lo hieres, solo con un abrazo le expresas tu arrepentimiento, ¿Arrepentirte, tu?, si a ti fue al que ofendieron: pues si. Pide disculpas tu, por no haber visto antes que sufría, por no ayudarle a pelear en su batalla diaria, por no darte cuenta que sea lo que sea que haya dicho o hecho, lo hizo sin conciencia, porque si hubiera sabido que te rompería, que te cambiaría el esquema de tú vida, no lo hubiera hecho. Pídele perdón, por no reconocer el AMOR: si ese que acoge y que abraza.
Pídele perdón por que bajo la influencia de sea lo que sea que nos venden los medios, sobre querer y amar, una vez que te dio lo malo que tenia en su ser, fuiste egoísta y se lo regresaste y lo juzgaste, como si nunca tu hubieras hecho algo similar, en lugar de abrazarlo y cargarlo con él, porque él ya no podía.
Quizá nadie te va a regresar nada, de eso se trata, te aseguro que si vas enojado y te pausas a ti mismo un momento, y te das al otro, no se dará cuenta y no, quizás, no te sentirás mejor, quizás seguirás enojado, triste, cansado.
Pero eso es el amor, dar y dar y así hasta que ya no tengas y buscar entonces más para seguir dando. Sin nada a cambio, sin sentimientos, sin risas todo el tiempo. Pero con la certeza que no es por ti es por, para y con el otro.
Que ilógico suena Amar.
Pídete perdón por todas las veces que has buscado desmesuradamente, y has rogado y te has humillado por tener en un momento, algo que parecía te llenaría y no, cuando la respuesta siempre estuvo en el deseo más profundo de tu corazón.
Voltea a ver la Cruz, y créetela: ese amor si existe, y si bien quien lo da es verdadero Dios, recuerda que también es verdadero hombre.
Murió por ti, esta ahí, porque te lo mereces, y aún cuando sientas que ya no puedes ser peor, mas grande será su amor.
Si te sientes amado, del corazón fluye el amor.
No ignores que el amor, es la Cruz del hombre, que le da el paso a la eternidad. Ese es el amor mas intenso jamás contando, el más puro, en el cual no encuentras decepción.
La divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre
Nos preguntan: ¿Es verdad que María no es madre de Dios, es solamente madre de Cristo, y que no puede ser madre de Dios porque Dios es infinito y eterno, y María no?
Santa Isabel, en el pasaje de la visitación, llama a María "La madre de mi Señor" (Lc 1, 43). Ciertamente, el Señor es Jesús, quien es Dios mismo. Si aceptamos que María es verdadera y real madre del Señor Jesús, entonces Ella es, por tanto, verdadera y real Madre de Dios, puesto que el Señor Jesús es Dios mismo. Pretender que María es madre "solamente" del cuerpo físico del Señor es absurdo. El Señor Jesús es una persona completa. Pretender separar su divinidad y su humanidad es absurdo, y es una herejía conocida como nestorianismo, que dice que hay dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina (el hijo de Dios) y otra humana (el hijo de María). La herejía fue condenada y la doctrina aclarada en el Concilio de Éfeso en el año 431.
Lógicamente, la divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre. Lo mismo sucede con nosotros: el alma inmortal que cada uno de nosotros posee proviene directamente de Dios, pero eso no significa que mi madre no sea verdadera madre mía. Hay que recordar que fue voluntad del Señor el haberse encarnado en una mujer, y que esa Mujer fuese su Madre. Dios no necesitaba una Madre, pero quiso actuar así en su plan de Salvación, y por su Voluntad María fue elegida como Madre de Dios "porque ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc 1, 37)