El nombre de Jesús es misión, misión de salvación, de presencia y de sanación
- 23 Mayo 2020
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Presbítero, 23 de mayo
Martirologio Romano: En Roma, san Juan Bautista de Rossi, presbítero, que atendió en la Ciudad Santa a los pobres y a los más marginados, instruyendo a todos en la santa doctrina. († 1764).
Fecha de beatificación: 13 de mayo de 1860 por el Papa Pío IX
Fecha de canonización: 8 de diciembre de 1881 por el Papa León XIII.
Breve Biografía
Juan Bautista de Rossi representa el triunfo de la voluntad sobre la fragilidad física, del generoso empeño apostólico sobre los obstáculos de la enfermedad. A pesar de su doble enfermedad, la epilepsia y una enfermedad de los ojos, multiplicó el trabajo cotidiano en beneficio de los pobres de la ciudad de Roma y de los recogidos en los hospicios. Había nacido en Voltaggio, provincia de Génova, el 22 de febrero de 1698, pero a los trece años se estableció definitivamente en Roma, en casa de un primo sacerdote, canónigo de Santa María en Cosmedin, para poder estudiar en el colegio romano de los jesuitas. En 1714 siguió los estudios eclesiásticos, y terminó los estudios de teología con los dominicos.
Fue ordenado sacerdote el 8 de marzo de 1721, pero desde antes ya había comenzado su intenso apostolado. Antes de su ordenación había dirigido varios grupos de estudiantes, y de esta experiencia nació la idea de la fundación de la Pía Unión de Sacerdotes Seculares, anexa al hospicio de San Gala que él dirigió y que, durante más de dos siglos, hasta 1935, contó con los mejores nombres del clero romano, algunos de los cuales llegaron al honor de los altares.
Además del hospicio de San Gala, no suyo (había sido fundado por Marco Antonio Anastasio Odescalchi, primo de Inocencio XI) y sólo para hombres, quiso ampliar el radio de su apostolado fundando el hospicio para mujeres, dedicado a san Luis Gonzaga, su santo predilecto. Ayudado por su confesor, el siervo de Dios Francisco María Galluzzi, a pesar de su delicada salud redobló su actividad. Parecía omnipresente en cualquier parte en donde había que animar, instruir, socorrer, a cualquier hora del día o de la noche.
No era raro verlo en las plazuelas romanas improvisar un sermón entre los desocupados o por la noche cuando la gente regresaba del trabajo.
La simpatía que despertaba entre la gente humilde de los barrios atraía a su confesonario largas filas de penitentes. Era, efectivamente, un maestro de espiritualidad y en cualquier parte donde promovía una iniciativa, imprimía un ritmo de santo fervor.
Cuando fue elegido canónigo de Santa María en Cosmedin, quedó dispensado de la obligación del coro para poderse dedicar con más libertad a sus compromisos apostólicos. En los últimos meses de su vida, la gravedad de la enfermedad lo sometió a un verdadero calvario.
Murió el 23 de mayo de 1764, y fue beatificado por Pío IX, que había sido sucesor en la dirección de la Pía Unión de los Sacerdotes Seculares de San Gala. León XIII lo canonizó el 8 de diciembre de 1881.
Dios salva
Santo Evangelio según san Juan 16, 23-28. Sábado VI de Pascua
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, quiero escucharte. Quiero escuchar tu voluntad y cumplirla en mi vida para que mi alegría sea completa en ti. Sé que me amas, creo que saliste del Padre y viniste a estar a mi lado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá.
Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.
Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús dice: «cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá». ¿Qué significa el nombre de Jesús? Un evangelista dice Dios salva, otro Emmanuel, que a su vez significa, Dios con nosotros. Simplemente quiere significar Salvador. El nombre de Jesús es misión, misión de salvación, de presencia y de sanación. Entonces, cuando Jesús nos exhorta a pedir en su nombre, en el fondo, ¿qué está diciendo? Nos dice lo siguiente: cuanto pidas en favor de la salvación de las almas, mi Padre te lo concederá; cuando pidas en favor de la sanación de los enfermos de alma y cuerpo, mi Padre te lo concederá; cuanto pidas en favor de mi presencia en la vida de aquellos que me buscan sin conocerme, mi Padre te lo concederá.
El Evangelio también dice pidan y recibirán. ¿Qué pedimos? Ya lo hemos dicho, pidamos experimentar la salvación de Dios en primera persona, pidamos ser sanados de toda enfermedad y de todo pecado, pidamos ser presencia de Dios para los demás pues, cada vez que pedimos, continuamos la misión de Jesús en la tierra. Pedir en su nombre no es otra cosa más que continuar lo que Él ha iniciado con su encarnación, sellado con su pasión y muerte, y confirmado con su resurrección gloriosa por los siglos de los siglos. ¿Qué recibiremos a cambio? La alegría completa, pues hay más alegría en dar que en recibir.
En la medida que recibimos del Señor gracia tras gracia, entonces, en su nombre, somos capaces de dar y ser salvación de Dios, presencia de Dios, sanación de Dios para todas las almas y así, nuestra alegría será completa.
«La oración nos libera del lastre de la mundanidad, nos enseña a vivir de manera gozosa, a elegir alejándonos de la superficialidad, en un ejercicio de verdadera libertad. En la oración crecemos en libertad, en la oración aprendemos a ser libres. La oración nos saca de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en una experiencia religiosa vacía y nos lleva a ponernos con docilidad en las manos de Dios para realizar su voluntad y hacer eficaz su proyecto de salvación. Y en la oración, yo les quiero aconsejar una cosa también: pidan, contemplen, agradezcan, intercedan, pero también acostúmbrense a adorar. No está muy de moda adorar. Acostúmbrense a adorar. Aprender a adorar en silencio».
(Discurso de S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Hoy es sábado, Jesús, quiero contemplar en tu Madre Santísima cómo ella escuchó la voluntad del Padre y en su seno se encarnó la salvación. En su vientre acogió la presencia del Señor. Dio a luz la sanación a muchos enfermos y poseídos por espíritus malignos. Y a mí, ¿qué me toca hacer para ser una canal de salvación, presencia de Dios, y sanación?
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Responde a las siguientes preguntas: 1. ¿Necesito un salvador? 2. En el tiempo actual, ¿cómo se hace presente Dios en mi vida? 3. ¿Estoy sano en mi alma y en mi cuerpo? ¿Cuáles son mis enfermedades?
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Videos para catequesis sobre Parábolas de Jesus
Varios videos de dibujos animados sobre las Parábolas que nos dejó Jesús
Valiván es una empresa familiar dedicada a producir audiovisuales infantiles de contenido cristiano
Anhelamos evangelizar, esto es, influir en la cultura, con valores y criterios cristianos, diferentes de los que nos proclama el mundo.
Queremos que la gente, a partir de la infancia, aprenda a amar al Dios verdadero y no a ídolos que nos conducen a la destrucción como cultura y como civilización. Dicho de otro modo, queremos que los niños aprendan que Dios es Padre, que quiere nuestro bien, que quiere que seamos felices, confiados en su amor, y que sigamos sus leyes, no para frustrarnos ni para reprimirnos, sino para que lleguemos a nuestra plenitud.
Valiván ofrece esta serie de videos sobre las Parábolas de Jesús:
Parábola de El Fariseo y el Publicano
Parábola de la Oveja Perdida
Parábola de El Sembrador
Parábola de los talentos
Parábola de El Siervo Sin Entrañas
Parábola de El Tesoro Escondido
Parábola de El Buen Samaritano
Parábola de La Casa Sobre La Roca
Parábola de Los Trabajadores de la Viña
Parábola La Moneda Perdida
7 características de un buen misionero, según el Papa Francisco
Ya las había hablado en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium.
En un mensaje dirigido a las Obras Misionales Pontificias, el Papa Francisco señaló algunos rasgos que deben distinguir a una misión cristiana, y aseguró que el anuncio del Evangelio es muy diferente al proselitismo, pues se trata de un don del Espíritu Santo.
Este jueves 21 de mayo, debía realizarse la Asamblea General de esta institución vaticana, pero debió suspenderse debido a la pandemia; no obstante, el Santo Padre quiso agradecer su labor con esta carta, en la que recordó que el Espíritu Santo es quien enciende y custodia la fe en los corazones, “y reconocer este hecho lo cambia todo”.
Por ello, recordó siete rasgos característicos que deben guiar a toda misión cristiana, y de los que ya había hablado en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium:
1. Atractivo
El misterio de la Redención entró y continúa obrando en el mundo a través de un atractivo que puede fascinar el corazón de los hombres y de las mujeres, porque es y parece más atrayente que las seducciones basadas en el egoísmo, consecuencia del pecado.
Cuando uno sigue a Jesús, contento por ser atraído por Él, los demás se darán cuenta y podrán asombrarse de ello. La alegría que se transparenta en aquellos que son atraídos por Cristo y por su Espíritu es lo que hace fecunda cualquier iniciativa misionera.
2. Gratitud y gratuidad
La predilección amorosa del Señor nos sorprende, y el asombro —por su propia naturaleza— no podemos poseerlo por nosotros mismos ni imponerlo. No es posible “asombrarse a la fuerza”. Sólo así puede florecer el milagro de la gratuidad, el don gratuito de sí.
Tampoco el fervor misionero puede obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un cálculo. Ponerse en “estado de misión” es un efecto del agradecimiento, es la respuesta de quien, en función de su gratitud, se hace dócil al Espíritu Santo y, por tanto, es libre.
Sólo en la libertad del agradecimiento se conoce verdaderamente al Señor. Y resulta inútil —y, más que nada, inapropiado— insistir en presentar la misión y el anuncio del Evangelio como si fueran un deber vinculante, una especie de “obligación contractual” de los bautizados
3. Humildad
Si la verdad y la fe, la felicidad y la salvación no son una posesión nuestra, una meta alcanzada por nuestros méritos, entonces el Evangelio de Cristo se puede anunciar solamente desde la humildad.
Nunca se podrá pensar en servir a la misión de la Iglesia con la arrogancia individual y a través de la ostentación, con la soberbia de quien desvirtúa también el don de los sacramentos y las palabras más auténticas de la fe, haciendo de ellos un botín que ha merecido.
No se puede ser humilde por buena educación o por querer parecer cautivadores. Se es humilde si se sigue a Cristo, que dijo a los suyos: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29).
4. Facilitar, no complicar
Otro rasgo de la auténtica obra misionera es el que nos remite a la paciencia de Jesús, que también en las narraciones del Evangelio acompañaba siempre con misericordia las etapas de crecimiento de las personas.
Un pequeño paso, en medio de las grandes limitaciones humanas, puede alegrar el corazón de Dios más que las zancadas de quien va por la vida sin grandes dificultades (…) A veces se trata de aminorar el paso para acompañar a quien se ha quedado al borde del camino. A veces hay que imitar al padre de la parábola del hijo pródigo, que deja las puertas abiertas y otea todos los días el horizonte, con la esperanza de la vuelta de su hijo.
5. Cercanía en la vida “cotidiana”.
Jesús encontró a sus primeros discípulos en la orilla del lago de Galilea, mientras estaban ocupados en su trabajo. No los encontró en un convento, ni en un seminario de formación, ni en el templo.
Desde siempre, el anuncio de salvación de Jesús llega a las personas allí donde se encuentran y así como son en la vida de cada día. La vida ordinaria de todos, la participación en las necesidades, esperanzas y problemas de todos, es el lugar y la condición en la que quien ha reconocido el amor de Cristo y ha recibido el don del Espíritu Santo puede dar razón a quien le pregunte de la fe, de la esperanza y de la caridad. Caminando juntos, con los demás.
6. El “sensus fidei” del Pueblo de Dios.
Hay una realidad en el mundo que tiene una especie de “olfato” para el Espíritu Santo y su acción. Es el Pueblo de Dios, predilecto y llamado por Jesús, que, a su vez, sigue buscándolo y clama siempre por Él en las angustias de la vida. El Pueblo de Dios mendiga el don de su Espíritu; confía su espera a las sencillas palabras de las oraciones y nunca se acomoda en la presunción de la propia autosuficiencia.
Es el misterio del pueblo peregrino que, con su espiritualidad popular, camina hacia los santuarios y se encomienda a Jesús, a María y a los santos; que recurre y se revela connatural a la libre y gratuita iniciativa de Dios, sin tener que seguir un plan de movilización pastoral.
7. Predilección por los pequeños y por los pobres.
Todo impulso misionero, si está movido por el Espíritu Santo, manifiesta predilección por los pobres y por los pequeños, como signo y reflejo de la preferencia que el Señor tiene por ellos.
Las personas directamente implicadas en las iniciativas y estructuras misioneras de la Iglesia no deberían justificar nunca su falta de atención a los pobres con la excusa —muy usada en ciertos ambientes eclesiásticos— de tener que concentrar sus propias energías en los cometidos prioritarios de la misión. La predilección por los pobres no es algo opcional en la Iglesia.
7 errores de los católicos sobre la muerte, el infierno y el demonio
Respuestas, apoyadas en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, a 7 errores recurrentes que los católicos debemos evitar.
Ante la complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de la muerte, el infierno y el demonio, la siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas a 7 errores recurrentes que los católicos debemos evitar.
1. El demonio es un mero símbolo
Si esto fuera cierto, entonces Jesús debe haberse equivocado cada vez que habló del demonio en diferentes partes de las Sagradas Escrituras. El diablo es real y anda alrededor como león rugiente buscando almas para devorar (1 Pedro 5: 8). Y, francamente, ¿si es posible para un ser humano rechazar a Dios, por qué es tan inconcebible que un ángel pueda hacer lo mismo? En esta existencia, al igual que en la otra, los ángeles y los seres humanos pueden alinearse con Dios o no (Deu 30:19).
2. Al morir nos volvemos ángeles
No, absolutamente no. El ser humano es distinto a un ángel y no puede convertirse en un ser que no es.
El Catecismo de la Iglesia Católica señala en el numeral 328 que los ángeles existen. En el numeral 330 se afirma que son seres puramente espirituales con inteligencia y voluntad. También se precisa que son servidores y mensajeros de Dios.
A diferencia de los ángeles, el ser humano tiene un cuerpo. El Catecismo señala, en el numeral 366, que el alma espiritual del hombre ha sido creada por Dios y “no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final”.
3. Es fácil determinar quién irá al infierno
La competencia de la Iglesia está en determinar quién está en el cielo, sin embargo, nadie sabe quién se encuentra en el infierno.
Los que mueren en estado de pecado mortal tienen muy pocas opciones disponibles, sin embargo, esta no es una razón por la que debemos ser despectivos o triunfalistas hacia ellos. Más bien, es importante orar por todos los pecadores, incluso por nuestros peores enemigos para que se arrepientan y conviertan (Sab 1: 13-15). Perdonen y serán perdonados (Mateo 6:14, Lucas 6:37). El juicio solo le pertenece a Dios y nadie más. Simplemente no podemos conocer el interior de otra alma y la verdadera naturaleza de su relación con Dios.
4. Todos irán al cielo
El infierno existe y Jesús lo asegura varias veces a lo largo de los Evangelios (Mateo 7: 13-14, Mateo 8:12, Marcos 9:43, Mateo 13: 41-42, 49-50, 48-49, Mat 22:13, Mat 25:46, Lucas 12: 5, Juan 3: 18). Juan también le dedica un largo pasaje en el Apocalipsis (Ap 14: 9-11; 19:3). Si todo el mundo va al cielo, eso significa que Jesús estaba confundido o era un ignorante, lo cual es inaceptable.
5. Quien muere en estado de gracia se va directamente al cielo
Dejemos esto en las manos del Dios que todo lo puede. Es posible que algunos se olviden del Purgatorio, pero las Sagradas Escrituras son muy claras acerca de esto (II Macabeos 12: 39-46, Mat. 5: 24-25, Hab 1:13, I Cor 3: 11-15, Apocalipsis 21:27). El Purgatorio existe como parte de la economía salvífica. ¿Aparte de la Virgen María, hay alguien entre nosotros lo suficientemente puro para estar delante de Dios? (Romanos 3:10, 14: 4, Deu 07:24, Josué 23: 9, 1 Sam 6:20, Esdras 10:13, Proverbios 27: 4, Salmo 76: 7, 130: 3, Nahum 1: 6), incluso los santos tienen pecados que necesitan ser expiados y el Purgatorio es parte de la infinita misericordia de Dios, porque no quiere que ninguno de nosotros muera, sino que viva y se arrepienta (2 Pedro 3: 9).
6. Las cosas malas solo le suceden a personas malas
Cristo nos asegura personalmente que esto no tiene sentido (Lucas 13: 1-5). Él les replicó a quienes llegaron con la noticia de aquellos galileos que fueron asesinados por Pilato cuando ofrecían sacrificios a Dios, diciéndoles: "¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo modo".
Jesús también nos recuerda que las mejores personas sufren enormemente, sin embargo, nos da ánimo ante las tribulaciones (Juan 16:33). Él mismo sufrió una muerte innoble después de ser torturado. Su madre la Virgen María, mujer concebida sin pecado, tuvo difíciles pruebas durante toda su vida que le ocasionaron gran dolor ¿Por qué el resto de nosotros, pecadores, nos ahorraremos el sufrimiento que Pablo nos comenta en Colosenses 1:24?: "Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia".
7. Podemos escoger qué reglas queremos obedecer
Tenemos el derecho de cuestionar todo, pero debemos aceptar la enseñanza de la Iglesia por completo. Si no, nos ponemos encima de la Iglesia y de la voluntad de Dios. Jesús estableció la Iglesia, a San Pedro como su Vicario en la tierra y sus sucesores. ¿Quiénes somos para creer que Dios se equivocó en sus decisiones? (Job 15: 8) ¿Cómo se puede contar con increíble autoridad para juzgar la ley de Dios?
BONUS: El Concilio Vaticano II puede deshacerse o ignorarse
Imposible. Los 21 concilios ecuménicos en el transcurso de 1700 años son importantes, irrevocables e ineluctables debido a que el Espíritu Santo dirige a todos ellos. Cabe señalar que la doctrina puede haber generado discrepancias, pero eso significa menos que nada. Del mismo modo que un católico no puede elegir qué reglas desea seguir, tampoco se le permite elegir su concilio favorito y excluir los demás.
10 hábitos que harán que tu oración sea poderosa
La oración es nuestra fortaleza en todo momento y en todo lugar
La oración es la clave para la salvación. Uno de nuestros grandes Santos de la Iglesia, el famoso San Agustín de Hipona dijo algo muy impresionante sobre la oración:
"El que ora bien, vive bien; el que vive bien, muere bien; y el que muere bien, está completamente bien".
San Alfonso reitera el mismo principio:
"El que ora mucho será salvado; el que no ora será condenado; el que ora poco pone en riesgo su salvación eterna".
El mismo santo afirmó que no hay ni personas fuertes ni personas débiles en el mundo, sino aquellos que saben cómo orar y aquellos que no. En otras palabras, la oración es nuestra fortaleza en todo momento y en todo lugar.
Nos gustaría ofrecer diez palabras de ánimo para ayudarnos en la carrera hacia el cielo a través del esfuerzo de crecer en la vida de oración.
1.- Convicción o determinación
No existe una persona exitosa en este mundo en cualquier empresa que no haya sido animado por la firme determinación de alcanzar su meta.
Súper atletas, músicos exitosos, maestros expertos y escritores nunca alcanzaron la perfección solamente por un deseo, sino por la firme y tenaz convicción de alcanzar su meta - ¡pase lo que pase!
Por esa razón, la Doctora de la oración, Santa Teresa de Ávila dijo:
"Debemos tener una firme determinación para nunca dejar de orar".
Si realmente creemos desde las profundidades de nuestros corazones en los tesoros invaluables que fluyen de la oración, ¡deberíamos fijarnos como meta en esta vida el crecer constantemente en la oración!
2.- El Espíritu Santo como maestro
San Pablo dice que nosotros no sabemos en realidad orar como deberíamos, pero que es el Espíritu Santo que intercede por nosotros como Maestro Interior.
Con María, los Apóstoles pasaron nueve días y noches orando y haciendo ayuno y se vieron empapados del poder que viene de lo alto – el Espíritu Santo.
Antes de iniciar cualquier período de oración formal, ¿por qué no invocar a la Persona del Espíritu Santo para ayudarte en tus debilidades?
Durante el transcurso de tu tiempo de oración, ¿por qué no pedir la presencia del Espíritu Santo para iluminar tu mente y encender tu corazón? Él está más cerca de lo que tú estás consciente. Si estás en estado de gracia, Él habita en tu corazón.
3.- Tiempo, lugar, voluntad y silencio
Como en cualquier arte, nosotros aprendemos con la práctica. ¡Esto también aplica a la oración!
Para aprender a orar debemos tener un tiempo fijo, un buen lugar, voluntad de nuestra parte y silencio. El dicho es tan cierto para los deportes como para la oración:
"La práctica hace la perfección".
4.- Hacer penitencias
Puede suceder que nuestra oración se vuelve insípida, aburrida, sin vida, anémica y estancada por muchas razones. Una posible razón puede ser una vida de sensualidad, indulgencia, glotonería y simplemente vivir más de acuerdo a la carne que al espíritu. Como San Pablo nos recuerda, la carne y el espíritu se oponen mutuamente.
Jesús pasó cuarenta días y cuarenta noches orando y haciendo ayuno. Los apóstoles pasaron nueve días y nueve noches orando y haciendo ayuno.
Uno no puede alcanzar una vida mística seria guiada por el espíritu, si no ha pasado por la vida ascética que implica negarse a sí mismo, mortificación y penitencia.
Un ave necesita dos alas para volar; de igual manera los seguidores de Cristo. Para volar alto en la vida mística las dos alas necesarias son la oración y la penitencia.
Si no tienes experiencia en la vida penitencial, consulta a un buen director espiritual y ¡comienza con pequeños actos de penitencia para acumular la fuerza de voluntad necesaria para los actos más heroicos de penitencia!
Si nunca antes has corrido, ¡comienza con una calle y continúa hasta alcanzar un kilómetro!
5.- Dirección espiritual
Los atletas necesitan entrenadores; los estudiantes necesitan maestros; los maestros necesitan mentores para aprender el arte.
De igual forma, los guerreros de la oración deben tener una forma de guía y esto se llama dirección espiritual.
San Ignacio de Loyola insistió en ver la vida espiritual como un viaje de acompañamiento. Santa Teresa de Ávila tuvo a varios santos dirigiéndola en su largo y doloroso viaje hacia la perfección – San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcántara y San Francisco Borgia.
Hay muchos obstáculos en el viaje espiritual, especialmente cuando uno busca una vida de oración más profunda; por esta razón tener un director espiritual con experiencia, que conozca las trampas del demonio, los riesgos que están siempre presentes, y los peligros puede ayudarnos a crecer continuamente en santidad a través de una vida de oración más profunda y auténtica.
6.- Oración y acción
Santa Teresa de Ávila indica que el auténtico crecimiento en la oración se comprueba con el crecimiento en la santidad y esto significa por medio de la práctica de la virtud.
Jesús dijo que por medio de los frutos conoceremos al árbol. De igual manera, una auténtica vida de oración florece en la práctica de virtudes: fe, esperanza, caridad, puridad, amabilidad, servicio, humildad y un constante amor por el prójimo y la salvación de su alma inmortal.
Nuestra Señora es un modelo en todo momento, pero especialmente en la conexión íntima entre la contemplación y la acción. En la Anunciación, admiramos a María absorta en oración; luego en el siguiente misterio (la Visitación) ella sigue la inspiración del Espíritu Santo de servir a su prima en una misión de amor. En verdad podemos llamar a María “Contemplativa en acción”.
7.- El estudio: leer en la oración
Santa Teresa de Ávila no permitía, en el convento de las Carmelitas, mujeres que no pudieran leer. ¿Por qué? La sencilla razón era que ella sabía lo mucho que uno puede aprender sobre diversos temas, pero especialmente sobre la oración a través de una sólida lectura espiritual.
¡Encuentra buena literatura sobre la oración y lee! ¡Cuántas ideas de gran utilidad nacen a través de una buena lectura espiritual!
Una sugerencia: lee Parte Cuatro del Catecismo de la Iglesia Católica. ¡Ésta es una obra maestra espiritual sobre la oración!
8.- Los retiros
Una forma más propicia para realmente profundizar en la oración es destinar algún tiempo para un período prolongado de oración; a esto se le llama un retiro espiritual.
Uno de los estilos de retiros más eficaces son los retiros ignacianos. Puede durar hasta un mes, u ocho días, o incluso un retiro de un fin de semana puede probar ser extremadamente valioso.
Viendo a los Apóstoles sobrecogidos con el trabajo, Jesús les exhortó: "Retírense un tiempo y descansen..." Este descanso que Jesús menciona ha sido interpretado como una llamada a un retiro espiritual.
Mira el calendario para este año y fija un tiempo aparte. ¡Más períodos extendidos de tiempo para oración permitirán una mayor profundización en la oración!
9.- Confesión y oración
A veces, la oración puede resultar extremadamente difícil debido a una consciencia sucia. Jesús dijo:
"Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios". (Mt, 5,8)
Luego de una buena confesión, en la que la Preciosa Sangre de Jesús lava nuestras almas y limpia nuestras consciencias, el ojo interior del alma puede ver y contemplar la cara de Dios con mayor claridad.
10.- Nuestra Señora y la oración
Como hemos mencionado, es de mucha importancia el Espíritu Santo como nuestro Maestro Interior, y de igual manera deberíamos rogar a María que ore por nosotros y con nosotros cada vez que dedicamos tiempo y esfuerzo a la oración. Ella nunca nos fallará.
Como Jesús convirtió el agua en vino en Caná a través de la intercesión de María, así ella puede ayudarnos a convertir nuestra oración insípida y sin sabor en una dulce devoción. ¡María nunca te fallará! ¡Llámala!