El mismo David lo llama Señor

Bonifacio, Santo

Memoria Litúrgica, 5 de junio

Obispo y Mártir

Martirologio Romano: Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. Monje en Inglaterra con el nombre de Wifrido por el bautismo, al llegar a Roma el papa san Gregorio II lo ordenó obispo y cambió su nombre de pila por el de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia (Mainz) y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. ( 754)

También se lo conoce como: Bonifacio de Maguncia, Bonifacio de Crediton

Breve Biografía

La obra misionera de San Bonifacio no habría sido posible sin la organización política y social europea de Carlomagno. Bonifacio o Winfrid parece que perteneció a una noble familia inglesa de Crediton del condado de Devonshire, en donde nació en el año 673 (o 680). Fue monje en la abadía de Exeter, y después se dedicó a la evangelización de los pueblos germánicos, más allá del Rin. Quiso ir a Frisia, pero no le fue posible por la hostilidad entre el duque alemán Radbod y Carlos Martelo.

Entonces Winfrid fue a Roma en peregrinación para orar sobre las tumbas de los mártires y recibir la bendición del Papa. San Gregorio. II apoyó el compromiso misionero, y Winfrid regresó a Alemania. Se detuvo en Turingia, luego pasó a Frisia, recientemente sometida por los francos, y allí logró las primeras conversiones.

Durante tres años recorrió gran parte del territorio germánico. Los Sajones correspondieron con entusiasmo a su predicación.

El Papa lo llamó a Roma, lo consagró obispo y le dio el nuevo nombre de Bonifacio. Durante el viaje de regreso a Alemania, en un bosque de Hessen, hizo derribar un gigantesco roble al que los pueblos paganos le atribuían poderes mágicos, porque decían que era sede de un dios. Ese gesto fue considerado como un desafío a la divinidad y los paganos corrieron para presenciar la venganza del dios ofendido. Bonifacio aprovechó la ocasión para transmitirles el mensaje evangélico. A los pies del roble derribado hizo construir la primera iglesia, que dedicó a San Pedro.

Antes de organizar la Iglesia a orillas del Rin, pensó en la fundación, entre las regiones de Hessen y Turingia, de una abadía, que fuera el centro propulsor de la espiritualidad y de la cultura religiosa de Alemania. Así nació la célebre abadía de Fulda, comparable con la de los benedictinos de Montecassino por la actividad y el prestigio. Eligió a Maguncia como sede arzobispal, pero expresó el deseo de ser enterrado en Fulda.

Ya anciano, pero todavía infatigable, regresó a Frisia. Lo acompañaban unos cincuenta monjes. El 5 de junio había citado cerca de Dokkum a un grupo de catecúmenos. Era el día de Pentecostés; estaban comenzando la celebración de la Misa cuando un grupo de Frisones armadas con espadas asaltaron a los misioneros. Bonifacio les dijo a los compañeros: “No teman. Todas las armas de este mundo no pueden matar nuestra alma”. Cuando la espada de un infiel cayó sobre su cabeza, él trató de cubrirse con el misal, pero el enemigo derribó el libro y le cortó la cabeza al mártir.

Un Dios grande oculto en lo pequeño

Santo Evangelio según san Marcos 12, 35-37. Viernes IX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, manso y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 35-37

Un día, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: “¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, ha declarado: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha y yo haré de tus enemigos el estrado donde pongas los pies. Si el mismo David lo llama ‘Señor’; ¿cómo puede ser hijo suyo?”.

La multitud que lo rodeaba, que era mucha, lo escuchaba con agrado.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Cuántas veces no nos hemos sorprendido al encontrar a Dios en las cosas que parecen no tener un gran valor?

A veces nos sucede que buscamos Dios en cosas aparentemente «dignas de Dios» y nos decepcionamos. Puede ser que esto nos lleve a pensar si en verdad no estoy haciendo lo suficiente para encontrar a Dios. Lo que sucede es que Dios, el Grande, el Inmenso, tiene un gusto especial por las cosas pequeñas. Es un gran amante de los detallitos: de una sonrisa de un hijo, de un dibujo hecho con amor, de un pequeño acto de caridad sin que nadie me vea.

Jesús en evangelio nos lanza un reto: buscar a Dios en lo pequeño. Cristo dice « ¿cómo puede ser hijo suyo?» refiriéndose a sí mismo. Pero casualmente Jesús es efectivamente «el hijo de David». Misterioso, pero cierto. Dios, siendo grandísimo se hizo un hombre. El Dios que le prometió a David darle descendencia se hizo descendiente suyo. Dios se hizo parte de la familia humana.

Así Jesús se esconde en los pequeños, en nuestra vida diaria. A nosotros nos toca encontrarlo. Ahora puede ayudar hacerse unas preguntas para poder contemplar más fácilmente su paso en mi vida: «¿En dónde lo has visto? » «¿Qué sentiste al encontrarlo? » «¿Cómo le hiciste para verlo?».

«Con Dios, la carga de la vida no permanece sobre nuestros hombros: el Espíritu, a quien nombramos cada vez que hacemos la señal de la cruz, justo cuando nos tocamos los hombros, viene a darnos fuerza, a alentarnos, a soportar los pesos. En efecto, es un especialista en resucitar, levantar, reconstruir. Se necesita más fuerza para reparar que para construir, para recomenzar que para comenzar, para reconciliarse que para llevarse bien. Esta es la fuerza que Dios nos da. Por eso el que se acerca a Dios no se abate, sale adelante: comienza de nuevo, intenta de nuevo, reconstruye».

(Homilía de S.S. Francisco, 16 de junio de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a estar atento para agradecer los pequeños actos de gentileza que las personas hagan por mí.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén

Los principales nombres que se le dan a Jesús.

Todos los títulos que se le dan nos demuestran la riqueza escondida en Jesús, el Hijo de Dios.

Leyendo los Santos Evangelios nos sorprende la variedad de nombres que se le dan a Cristo, ya sea por parte de los evangelistas o porque el mismo Cristo se los aplica a sí mismo: Camino, Verdad, Vida, Pastor, Rey, Luz, Pan, Maestro, Compañero de camino, Resurrección, Vida, Salvador, Mesías, Cordero de Dios, etc.. Esto nos demuestra la riqueza inmensa que encierra el corazón de Cristo. Acerquémonos, pues, al Evangelio para descubrir la hondura y profundidad de su Amor.

A lo largo de los Evangelios podemos descubrir diversos títulos de Jesús. Todos nos demuestran que ha sido el hombre más grande de la historia. Muchos hombres han sido admirados, pero no siempre amados. Jesucristo es el único hombre que ha sido amado más allá de su tumba.

A los dos mil años de su muerte, legiones de hombres y mujeres, dejando su familia paterna y su familia futura, sus riquezas y su Patria, despojándose de todo, han vivido sólo para Él. Jesucristo ha sido amado con heroísmo.

Millares y millares de mártires dieron por Él su sangre. Millares y millares de santos centraron en Él su vida. Jesús ha sido también el hombre más combatido de la humanidad.

¿Qué tendrá este hombre que murió hace dos mil años y hoy molesta a tantos vivos? ¿Qué tendrá este hombre que sigue enterrando a sus mismos enemigos y Él sigue vivo? ¿Quién es Jesús?

Fray Luis de León ha escrito lo siguiente: "Vienen a ser casi innumerables los nombres que la Escritura divina da a Cristo, porque le llama León y Cordero, y Puerta y Camino, y Pastor y Sacerdote, y Sacrificio y Esposo, y Vid y Pimpollo, y Rey de Dios y Cara suya, y Piedra y Lucero, y Oriente y Padre, y Príncipe de Paz y Salud, y Vida y Verdad, y así otros nombres sin cuento".

¿Quién es, pues, Cristo?

Aún resuena en nuestros oídos la pregunta que el mismo Cristo formuló hace dos mil años: "¿Quién decís que soy Yo?" (Mateo 16, 16-17).

A esta pregunta respondió su mismo Padre celestial, respondió la gente que le vio y le escuchó y respondió el mismo Jesús.

Todos los títulos que se le dan nos demuestran la riqueza escondida en Jesús, el Hijo de Dios. Es la riqueza que Dios Padre quiso compartir con la humanidad. Cada uno de nosotros va haciendo a lo largo de la vida diversas experiencias de Jesucristo. Lo importante es estar abierto a este Pozo insondable y acercarnos cada día a sorber aunque sólo sea una gota de su agua saciativa y refrescante.

Ojalá terminemos nuestra vida con el nombre de Jesús en nuestros labios y en nuestro corazón. Con solo escuchar este nombre el alma se pacifica, el corazón se enardece y se ensancha. ¿Cómo no predicarlo por todos los rincones del mundo? En Él está la salvación.

1. Jesús

San Mateo nos dice así, de parte del ángel: Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Son palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salva, Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador.

Este el nombre que resume todos los demás que enunció Fray Luis de León. Es el nombre más suave. Así lo dirá san Bernardo: Nada más suave de cantar, nada más grato de oír, nada tan dulce de pensar, como Jesús, Hijo de Dios.

¡Jesús! No existe bajo el cielo otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de salvarnos (Act 4,12).

Manuel de Iribarne cuenta la muerte trágica de Francisco Pizarro diciendo: Pizarro quedó solo en medio de sus enemigos, que arremetieron contra él sin compasión. Atacado por todas partes, el viejo soldado se mantuvo en pie defendiéndose durante algún tiempo, hasta que su nervudo brazo se rindió a la fatiga, incapaz de sostener la espada.

Martín Bilbao le asestó entonces una furiosa cuchillada en el cuello, que dio con él de bruces sobre las losas. Un surtidor de sangre caliente brotó de su garganta. Al caer, el conquistador del Perú pidió confesión a voces. Dícese que antes de lanzar su postres aliento, como español y como cristiano, trazó una cruz con su propia sangre en el suelo -única firma que usó en vida- y luego la besó devotamente. Un tenue y suspirado ¡Jesús! Se escapó de sus labios"


Un nombre, pues, que trae consuelo y confianza incluso en el mismo trance de la muerte trágica.

2. Jesús: Cordero de Dios

Así lo nombró Juan Bautista a orillas del Jordán (cf Jn 1, 29). ¿Qué quiso significar Juan? Tal vez estaba indicándolo como el verdadero Cordero Pascual (cf Ex 12,6), o tenía en mente el cordero del sacrificio cotidiano en el templo (cf Ex 29,38); o tal vez al Siervo de Yahvéh, de Isaías, llevado al matadero como corderito mudo (cf Is 53, 6,7); podía también querer resaltar su cualidad de inocencia o su disposición al sufrimiento.

Es Cordero que quita el pecado del mundo, no sólo que lo lleva. Y san Juan dice que quita y no que quitará, para indicar y significar la virtud natural de Cristo de quitar los pecados.

3. Jesús: Profeta

Este es el profeta Jesús, de Nazaret en Galilea (Mt 21, 9-11). Jesús fue el Profeta esperado. ¿Qué es una profecía? Es un conocimiento impreso en la mente del profeta mediante una revelación divina; es una señal de la divina presciencia.

¿Qué clase de profeta: taumaturgo (que obra milagros), reformador, mesiánico?

Jesús no rechaza el intento popular de colocar su obra y su personalidad dentro del marco de profetismo, pero la supera porque no sólo anuncia la venida del Reino, sino que la realiza en Él mismo. Es profeta, también, porque es rechazado y perseguido; así supera la imagen del profeta mesiánico nacionalista, apocalíptico y espectacular.

Como Profeta Jesús tuvo conocimiento del corazón del hombre. Conocía lo que había en el corazón de Natanael (cf Jn 1, 43). Conocía los pecados de la samaritana (cf Jn 4, 17-18). Conocía las murmuraciones internas de los escribas cuando sana al paralítico (cf Lc 9, 46). Conocía los juicios del fariseo cuando la pecadora lava sus pies con lágrimas (cf Lc 7, 36-50). Conocía la traición de Judas (cf Jn 13, 27). ¡Él conocía lo que hay en el corazón del hombre!

Pero Jesús fue más que un Profeta. Y con sus profecías demostró que era enviado de Dios y además demostró que era Dios. Todo cuanto Él decía lo sabía como Dios y también como Hombre.

4. Jesús: Mesías

Elegido y ungido por Dios y enviado con una misión. Jesús no sólo no usa el término de Mesías, sino que positivamente tiene una actitud de ocultamiento y reserva en este sentido. Impone silencio a los demonios para que no lo descubran como Mesías (Cf Mc 1, 33; 3, 12; Lc 4, 41).

Pero ocurre también que a Jesús le preguntan si es Él el Mesías y responde diciendo: Sí, pero...; sí, pero no del modo como vosotros pensáis.. Su mesianismo va a escandalizar, va a defraudar a muchos, va a ser signo de contradicción, una piedra de escándalo para los judíos.

Cristo había sido reacio a confesar públicamente su identidad mesiánica. Tenía el peligro de que le entendieran en sentido político-nacional, cuando su misión era otra muy distinta. Y cuando lo confesó públicamente en la Pasión, ante el sumo sacerdote, fue tratado de blasfemo.

5. Jesús: Hijo de David

Jesús no se lo aplica nunca espontáneamente, aunque tampoco lo niega cuando se lo atribuyen (Mt 21, 9-15). La muchedumbre lo considera como hijo de David (Mt 12, 23-27; Mc 10, 47-48; Lc 18, 38-39); pero Jesús no reivindica dicho título, como si tuviese miedo a la exaltación política que ello traería consigo. Era en tiempos de Jesús uno de los títulos de más acusado trasfondo político.

6. Jesús: el Hijo del hombre

Tiene estos sentidos:

Primero: Hijo del hombre en clara referencia al texto de Daniel (7, 9-14). Con ellos viene a indicar que su mesianismo es divino. En efecto, el hijo del hombre es preexistente, proviene del cielo y aparece junto al anciano sobre la nube, lugar de las manifestaciones de Dios.
 

Segundo: Jesús, al usar el título de hijo del hombre, lo hace en conexión con la función del siervo de Yavé, en cuanto que su mesianismo de origen divino y trascendente se realiza con la misión de redimir a la humanidad (Mateo 20, 28), perdonar los pecados, juzgar, consolar a los pecadores. Jesucristo emplea este título ochenta y dos veces.
 

Tercero: Hijo del hombre por ser verdadero hombre. Es el hijo de hombre más extraordinario de todos. Hijo de hombre porque sufrirá todo tipo de humillaciones, porque no tendrá donde reclinar la cabeza. Une la función del Hijo del Hombre con la del siervo de Yavé humillado, servidor y sufrido.

Jesús: Maestro

Es curioso ver que de un total de cincuenta y ocho veces en que aparece la palabra maestroen el Nuevo Testamento, cuarenta y ocho se encuentran en los evangelios, y cuarenta y uno referido a Jesús. En muchas ocasiones se dice en el evangelio que Jesús enseña a los discípulos y a la gente. La actividad pública de Jesús se caracteriza por su enseñanza, por lo que parece justificado hablar respecta a Él designándolo como Maestro.

Jesús enseña en los lugares públicos de carácter religioso, dirigiéndose a la gente que allí se reúne: en la sinagoga los días de sábado y en el área del templo.
Ocasionalmente los evangelios mencionan la actividad de enseñanza al aire libre, o en las plazas de la aldea.

La instrucción de Jesús se dirige a la gente sin distinción alguna o a los discípulos por separado.
La forma de enseñanza de Jesús corresponde a la de la tradición bíblica, sapiencial y de las escuelas judías: sentencias proverbiales, semejanzas, parábolas, etc.

Este título de Jesús Maestro será objeto de todo un capítulo más adelante.

Jesús: Señor

Superior a todos, de condición divina. El título Señorse refiere más directamente a las relaciones de Cristo con nosotros. La función magisterial de Jesús, según el primer evangelista, tiende a coincidir con la de Señor de los discípulos, hasta el punto de que ninguno de ellos puede arrogarse el título de 

En concomitancia con esta acentuación del papel autorizado de Jesús en el evangelio de Mateo, los discípulos se dirigen a Jesús dándole el título de Señor, mientras que son los demás, los de fuera, los que llaman a Jesús maestro. También el evangelio de Lucas revela esta tendencia a reservar el uso del título maestro para los que son extraños al grupo de los discípulos, mientras que estos últimos llaman a Jesús Señor

9. Jesús: Hijo de Dios

Jesús al presentar al Padre, indirectamente se está revelando a sí mismo como el Hijo en un sentido único y trascendente. No es que busque su gloria al revelarse como el Hijo; es que al revelar la gloria del Padre, inevitablemente revela la suya propia.

Es en el evangelio de san Juan donde Jesús se presenta como el Hijo en un sentido único y trascendente. La relación única entre ambos la presenta mediante un conocimiento mutuo único (Jn 1, 18: 10, 15; 17, 25), un amor recíproco también exclusivo (Jn 5, 20; 14, 31; 17, 24.26), mediante la unidad de ambos en la acción (Jn 5, 17.19.20.30), que hace que los dos sean una misma cosa (Jn 14, 10; 17, 21-22). De este modo, quien honra al Padre honra al Hijo (Jn 5, 22-27), y quien ve al Hijo ve igualmente al Padre.

Este es el secreto de la vida íntima de Jesús: su filiación divina. Hay en él, junto a su condición divina, una atracción continua del Padre, un deseo de estar a solas con Él; deseo que a veces sólo puede cumplir quedándose toda la noche de oración tras una jornada agotadora de actividad. Parece como si la esencia misma de la personalidad de Jesús fuese su relación con el Padre. Era algo obsesivo en Él. Incluso le llamaba Abbá, papá, expresando así la conciencia de su filiación divina.

Jesús nos ha introducido por adopción en la relación única filial que él mantiene con el Padre. Ser cristiano es ser hijo en el Hijo.

Jesús: Mesías, el Hijo de Dios vivo

Jesús no se autodesigna nunca como el mesías. Son los otros, los discípulos o la gente quienes lo llaman mesias, christós, o con fórmulas equivalentes como hijo de David.

No sólo Jesús no se presenta nunca como mesías, sino que se muestra reticente y en algunos casos contrario frente a semejante reconocimiento por parte de los demás. Incluso cuando Pedro le confesó como Mesías, les impuso a todos los apóstoles severamente que no hablasen de él a nadie (cf. Mc 8, 30).

Se trata del famoso secreto mesiánico. ¿Por qué? Porque había tendencia de entender el término mesiasdesde el punto de vista demasiado político y social. Y Jesús quería evitar a toda costa ese significado. No es un mesías político ni social, sino un mesías espiritual, un ungido de Dios, que nos salvó del pecado a través de su pasión y muerte en la cruz. No vino a instaurar un mesianismo nacionalista judío. Incluso la fuerte acentuación religiosa de su proyecto, que incluye una nueva imagen de Dios-Padre que acoge a los pobres, a los pequeños y desamparados, a los pecadores y a los extranjeros, choca abiertamente con la visión de un mesianismo político.

Además, la propuesta de una síntesis ética que se caracteriza por el amor gratuito y universal que abraza incluso a los enemigos no se presta a la realización de un programa mesiánico de tipo revolucionario y socializante.
De hecho, Jesús con sus opciones y sus tomas de posición defraudó las esperanzas mesiánico-nacionalistas.

Jesús: Salvador

Jesucristo vino a salvar al hombre, no tanto a las circunstancias molestas. Por eso, aún con la venida de Cristo Salvador, perdura el mal en el mundo, sobre todo el mal físico (cf. Mt 19, 12-13; Mc 1, 14-15).Vino a salvar a todo el hombre: sea en el alma, sea el cuerpo. Y vino a salvar a todos los hombres (cf. Mt 28, 19-20). Esa salvación supuso un cambio interior del hombre. La salvación de Cristo nos hace hombres nuevos.

¿Cómo nos salvó? Encarnándose, muriendo por nosotros, satisfaciendo y reparando nuestro pecado.

Nosotros recibimos la salvación reconociéndonos pecadores, abriéndonos a esa salvación en los sacramentos. Estamos llamados a ser co-salvadores con Cristo, mediante nuestro sacrificio, nuestro apostolado directo.

Jesús: Siervo de Yavé

Este calificativo hace referencia al hecho de que está íntimamente unido a Dios y que sufrirá por nosotros.

Jesús: Sumo sacerdote


Sumo Sacerdote, pues es el puente más directo para unirnos a Dios.

Jesús: Mediador

Ya que es el intermediario ante Dios de nuestras necesidades.

Jesús: Juez

Porque juzgará en el último día.

Jesús: Santo de Dios

Se le denomina Santo de Dios dado que es Hijo de Dios.

Los obispos de EEUU agradecen al Papa por sus palabras de consuelo

Sobre el caso de George Floyd y la ola de disturbios que trajo consigo.

Los obispos están informando de la noticia con un comunicado en la página web del Episcopado, a través del Arzobispo Gómez que expresó la esperanza de que todos los prelados estadounidenses puedan sacar consuelo y fuerza de las palabras de ánimo del Santo Padre. El Papa Francisco expresó su gratitud a los obispos por su tono pastoral en la respuesta de la Iglesia a las manifestaciones en todo el país en sus declaraciones y acciones desde la muerte de George Floyd y aseguró a los prelados su continua oración y cercanía en los días y semanas venideros. También expresó oraciones especiales por el arzobispo Bernard A. Hebda y la iglesia local de St. Paul y Minneapolis.

Por su parte, el Arzobispo Gómez, en nombre de la Conferencia Episcopal, expresó su gratitud al Santo Padre por sus fuertes palabras de apoyo que también se expresaron durante la audiencia general de ayer por la mañana y, a su vez, aseguró al Santo Padre sus oraciones.

Los Mandamientos, el camino que Dios nos muestra

Pequeño resumen que ayuda a saber si vamos por el camino correcto

Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net

Hoy en día, muchas personas han eliminado a Dios de su vida. Como que en ocasiones nos estorba y preferimos borrarlo, en vez de sentarnos a reflexionar por qué nos pide ciertas cosas. Unas de las cosas que Dios nos pide es cumplir con los mandamientos que Él nos entregó. Los Mandamientos son un camino para llegar al Cielo y ser felices. Cuando los cumplimos, vivimos en paz.

Los tres primeros mandamientos de la ley de Dios nos enseñan cómo debe de ser nuestra actitud para con Dios y los siete siguientes nos enseñan nuestra actitud hacia el prójimo, con los que nos rodean.

Los mandamientos de la ley de Dios son los siguientes:

Amarás a Dios sobre todas las cosas.

Este mandamiento nos dice que Dios debe ser lo más importante en nuestras vidas, debemos amarlo, respetarlo y vivir cerca de Él. Esto lo podemos hacer a través de la oración y los sacramentos.

Debemos creer, confiar y amar a Dios sobre todas las cosas:

1. Creer en Dios que es mi Padre, me ha dado la vida y me ama.
2. Confiar en Dios porque es mi Padre y me ama infinitamente
3. Amar a Dios más que a nada y a nadie en el mundo.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Estoy amando a Dios como un hijo ama a un padre?
• ¿Vivo sólo para las cosas temporales, de la tierra?

2. No tomarás el nombre de Dios en vano.

Este mandamiento nos manda respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas.
Para cumplir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con mucho amor y respeto. Debemos de cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.

Para saber si cumplimos con este mandamiento nos podemos preguntar:

• ¿Uso el nombre de Dios de una manera cariñosa y con respeto, sin jurar en vano el nombre de Dios?
• ¿Respeto las cosas de Dios (capilla, Biblia, rosario, etc.)?
• ¿Trato de manera respetuosa a los sacerdotes y personas consagradas al servicio de Dios?
• ¿He cumplido con las promesas que he hecho?
• ¿He jurado en falso?
• ¿He cumplido las promesas que he hecho a Dios?

3. Santificarás las fiestas.

Este mandamiento nos manda dedicar los domingos y los días de fiesta a alabar a Dios y a descansar sanamente.

Para cumplir con este mandamiento, debemos ir a Misa todos los domingos y fiestas que la Iglesia e indique y celebrar el amor de Dios y todo lo que ha hecho por nosotros. Debemos aprovechar los domingos para rezar más y estar cerca de Dios, así como para descansar sanamente y ayudar a que otros descansen. También, debemos dedicar este día a las cosas de Dios y a la familia.

Para saber si cumplimos bien con este mandamiento, podemos preguntarnos:
• ¿Voy a Misa los domingos y fiestas que manda la Iglesia?
• ¿Hago un esfuerzo por estar muy cerca de Dios durante la Misa y escuchar lo que me quiere decir?
• ¿Pienso en Dios los domingos?
• ¿Ayudo a los demás para que puedan descansar?

Los días en que se debe de asisitr a Misa, además de los domingos, son marcados por la Conferencia Episcopal de cada país.

4. Honrarás a tu padre y a tu madre

Este mandamiento nos manda honrar y respetar a nuestros padres y a quienes Dios le da autoridad para guiarnos y ciudarnos en nuestras vidas.

Para cumplir este mandamiento, debemos escuchar, respetar y amar a los padres y a aquellas personas que tengan autoridad sobre nosotros (abuelos, tíos, sacerdotes, maestros, autoridad civil).

Esto no quiere decir que los padres deben de olvidarse de sus deberes y obligaciones para con los hijos.

Para saber si cumplimos con este mandamiento podemos preguntarnos:
• ¿Ayudo material o espiritualmente a mis padres?
• ¿Soy agradecido con mis padres?
• ¿Los acompaño en su vejez?
• ¿Les demuestro amor?
• ¿Soy agradecido con ellos?
• ¿Los acompaño en sus enfermedades?

5. No matarás

Este mandamiento nos manda respetar nuestra propia vida y la del prójimo, cuidando de la propia salud, porque la vida humana es sagrada. Se trata de no lastimar ni atentar contra la vida propia o ajena, física o moral.

Para cumplir este mandamiento, debemos servir a la vida cuidando nuestra salud, para no caer en vicios como el alcoholismo o la drogadicción. El suicidio es un atentado contra la propia vida.

Con respecto a la vida de otros, debo evitar las críticas y el dar a conocer a todos los defectos ajenos, es decir, las calumnias. El maltratar físicamente a las personas, atenta contra la vida ajena. El aborto es dar muerte a una vida en el vientre de la madre.

Para saber si estoy cumpliendo con este mandamiento me puedo preguntar:
• ¿He hablado mal de los demás?
• ¿He maltratado a alguien físicamente?
• ¿He caído en algún vicio?
• ¿He atentado contra mi salud?

6. No cometerás actos impuros

Este mandamiento nos manda conservar la pureza del cuerpo y del alma.

Para cumplir con este mandamiento, debemos procurar la limpieza interior de nuestro cuerpo y de nuestra alma ya que es un tesoro muy grande que debemos conservar. Nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He cometido adulterio o fornicado?
• ¿He visto algún tipo de pornografía?
• ¿Me he permitido tener pensamientos y deseos morbosos? ¿He dominado mis pasiones?
• ¿He practicado la homosexualidad?
• ¿He practicado la masturbación?

7. No robarás

Este mandamiento nos manda respetar las cosas de los demás y utilizar las nuestras para hacer el bien. También, nos manda respetar y cuidar la Creación.

Para cumplir este mandamiento, no debemos apropiarnos de lo que no sea nuestro y debemos evitar causar daño a lo que tienen los demás. Respetar la Creación y usar las cosas para hacer el bien. Pagar lo justo a las personas que empleo y cuando soy empleado cumplir con el trabajo para el que fui contratado.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos preguntamos:
• ¿Devuelvo las cosas que encuentro y no son mías?
• ¿Cuido las cosas que me prestan?
• ¿Cuido las cosas que tengo?
• ¿Cuido y respeto la creación?
• ¿Comparto mis cosas con la gente necesitada?

8. No mentirás

Este mandamiento nos manda ser sinceros y no mentir. Nos pide decir siempre la verdad. Mentir es decir algo falso, es engañar.
Para cumplir este mandamiento, debemos decir la verdad y no engañar a los demás ni hablar mal de ellos.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, me puedo preguntar:

• ¿Estoy acostumbrado a ser sincero?
• ¿Acostumbro resolver mis problemas sin mentir?
• ¿Hablo bien de las demás personas?

9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

Este mandamiento nos dice que no debemos pensar ni desear cosas inmorales. Nos pide pureza de corazón para ver todas las cosas con los ojos de Dios. Pureza de corazón, sea yo soltero(a) o casado(a).

Para poder vivir este mandamiento, necesitamos vivir la virtud de la pureza. Esta virtud nos lleva a respetar el orden establecido por Dios en el uso de la capacidad sexual a fin de vivir un amor humano más perfecto. Practicar la castidad, cuidando lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, etc. Cuidar el corazón de todo aquello que lo pueda manchar.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He tenido pensamientos inmorales?
• ¿He vivido la virtud de la castidad en mi vida?
• ¿He cuidado la pureza de mi corazón?
• ¿He propiciado situaciones que me pongan en peligro para tener pensamientos y deseos impuros?

10. No desearás los bienes ajenos

Este mandamiento nos manda ser generosos y no dejar lugar a la envidia en nuestros corazones.

Para poder cumplir este mandamiento debemos ser felices con las cosas que tenemos y no tener envidia si alguien tiene más que nosotros. Disfrutar y agradecer lo que tenemos.

Para saber si estamos cumpliendo con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Soy feliz con las cosas que tengo?
• ¿Agradezco y cuido las cosas que tengo como un regalo de Dios?
• ¿Me pongo feliz por mis amigos cuando consiguen algo que yo no tengo?
• ¿Me pongo feliz cuando a los demás les pasan cosas buenas?

¡Al cumplir los mandamientos vamos a estar cerca de Dios y vamos a vivir más felices! Los Diez mandamientos son el mejor camino para llegar al Cielo.

Recuerda que para ser feliz nos conviene cumplir con los Diez Mandamientos que Dios le entregó a Moisés. No olvides que seguir las huellas de Cristo es imitarlo en su perfecto cumplimiento de las leyes de su Padre. Los católicos, además, seguimos el mandato de Cristo: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo y, predicar el Evangelio a todas las personas.

Para profundizar:

Para Salvarte 5° mandamiento Pág 435, num. 62.

15 formas sencillas de expresar amor al prójimo

Sonreír ¡Un cristiano siempre es alegre!

Hemos querido hacer una recopilación de actos sencillos de amor que muchas veces pasamos por alto pero que, en su sencillez son manifestaciones concretas del amor de Dios. Un corazón que se ha encontrado con Él no puede permanecer indiferente a los demás. ¡No privemos a los demás de nuestra sonrisa, de nuestra alegría, de la esperanza que nos da Cristo! El mundo lo necesita.

1) Sonreír ¡Un cristiano siempre es alegre!

No nos damos cuenta pero cuando sonreímos aligeramos la carga a quienes nos rodean. Cuando vamos por la calle, en el trabajo, en la casa, en la universidad. La felicidad del cristiano es una bendición para los demás y para uno mismo. ¡Quién tiene a Cristo en su vida no puede estar triste!

2) Dar las gracias siempre (aunque no "debas" hacerlo).

Nunca te acostumbres a recibir porque lo necesitas o porque tienes "derecho a". Todo lo recibes como un regalo, nada te "lo deben" aunque hayas pagado por ello. Da siempre las gracias. Es más feliz quien es agradecido.

3) Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.

Seguro es quien abre la puerta, quien limpia, quien contesta las llamadas. Lo ves a diario y al saludarlo le recuerdas que es importantísimo lo que hace. Tanto tu trabajo como el de él/ella se hace más a gusto si le haces ver que es valioso para otros, que su presencia cambia las cosas.

4) Recordarle a los demás cuánto los amas.

Tú sabes que los amas ... ¿y ellos? Las caricias, los abrazos y las palabras nunca sobran. Si Jesús no se hubiera hecho carne, nosotros jamás habríamos entendido que Dios es Amor.

5) Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.

¿Qué puede hacernos más humanos que saber escuchar? Cada historia que te cuentan te une más con el otro: sus hijos, su pareja, la jefa, el profesor, sus preocupaciones y alegrías ... tú sabes que no sólo son palabras, son partes de su vida que necesitan ser compartidas.

6) Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.

¿Qué más podemos decir? No importa si es un problema de matemáticas, una simple pregunta o alguien que tiene hambre ¡jamás sobra la ayuda! Todos necesitamos de los demás. Aunque suelas ayudar, recuerda que tu también eres necesitado.

7) Levantarle los ánimos a alguien.

Sabes que no anda bien o nada bien y no sabes qué hacer. Decides sacarle una sonrisa para hacerle saber que no todo es malo. Siempre es bueno saber que hay alguien que te ama y que estará siempre a pesar de las dificultades.

8) Celebrar las cualidades o éxitos de otro.

Solemos callarnos lo que nos gusta y nos alegra de los demás: sus éxitos, sus cualidades, sus buenas actitudes. Simples frases como "¡Felicidades!", "Me alegro mucho por ti" o "Ese color te queda muy bien" le han hecho el día a tu compañero y nos ayudan a vernos entre nosotros como Dios nos ve.

9) Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.

¿Te has imaginado alguna vez que tu playera favorita de cuando tenías 17 años, ahora es la playera favorita de una adolescente que no tiene mucho que ponerse? Si eres hermano mayor, lo sabes. Por eso es bueno acostumbrarnos a valorar lo que tenemos y si tenemos más de lo que necesitamos, regalarlo nos ensancha el corazón y protege del frío a otro.

10) Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.

Esto se vive en las familias: cuando uno descansa otro trabaja. Nada más hermoso que saber que alguien más ya comenzó a hacer algo que necesitabas por ti o que siempre puedes pedir ayuda. Cuando nos ayudamos mutuamente a llevar las responsabilides diarias la vida es más llevadera.

11) Corregir con amor, no callar por miedo.

Corregir es un arte. Muchas veces nos encontramos en situaciones que no sabemos manejar. El mejor método es el amor. El amor no sólo sabe corregir, sino que sabe perdonar, aceptar y seguir adelante. No tengas miedo de corregir y ser corregido, eso es una muestra que los demás apuestan por ti y quieren que seas mejor.

12) Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.

Sabes lo que le gusta mejor que nadie, ¿por qué no aprovechar eso? Nada se disfruta más que aquello que es dado con amor, él se gana unos minutos de descanso y tú una sonrisa auténtica. Salir de uno mismo y pensar en los demás siempre es mejor y alegra el corazón.

13) Limpiar lo que uso en casa.

Si vives con tu familia o ya vives fuera de casa, sabes lo importante que es recoger y limpiar lo que usas. Hay una voz dentro de ti que te dice que deberías ayudar un poco más de lo que quisieras... Y sorprendentemente te sientes muy bien de hacerlo.

14) Llamar por teléfono a tus padres.

Ahora tú vives solo, te mueves solo y quizá hasta tienes tu propia familia. Sin embargo, tus padres aún se conmueven cuando les haces saber que piensas en ellos. Estar atentos a lo que necesitan o simplemente saber cómo están es algo que no te cuesta mucho y es un gesto enorme de gratitud.

15) Ayudar a los demás a superar obstáculos.

De chiquitos lo hacíamos, ¿porqué no hacerlo ahora? Ayudarle a alcanzar el transporte, a cargar sus maletas, a cruzar la calle o regalarle unas monedas para que pueda pagar. Esos detalles nunca se olvidan. Eres el extraño que aún cree en la humanidad.

La mariposa azul

Sembrando Esperanza I. No debemos culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos o no.

La diferencia la marcas tú, y tú y nadie más que tú; tu libertad, tus decisiones, tus juicios y tus acciones, ellas te llevarán por el camino de la verdad, del bien y de la paz si así lo quieres; de lo contrario, te puedes ir preparando, porque fácil no será, te lo aseguro.

¿Cómo enfrentar esos momentos que quisiéramos que nunca llegaran? pero ahí estarán y no le podremos dar la espalda o meter la cabeza al agujero como lo hacen las avestruces cuando ven que se acerca el peligro... ¡saca la cabeza, mira fijamente el problema y atácalo de raíz! Hay realidades que ni papá, ni mamá, ni la maestra, ni nadie podrá resolver por tí. En pocas palabras, todo está en tus manos. Tu presente y tu futuro, tu felicidad, tu realización, y al final, la vida eterna.

Había un viudo que vivía con sus dos hijas, curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas él sabía responder, a otras no. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar.

Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiese responder; entonces una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.

"¿Qué vas a hacer?" –preguntó la hermana.

"Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta."

Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada! jijijiji, soltó una risa maliciosa.

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio que estaba meditando.

- "Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?"

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:

"Depende de tí. Ella está en tus manos."

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro, con nuestras decisiones y nuestros juicios. No debemos culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos). Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul... Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.

El día que puse mi vida en las manos de Dios, me quité de un gran peso, en Él confío y en Él tengo puestas todas mis esperanzas, con la seguridad que un día llegaré al cielo. Soy consciente que a Dios rogando y con el mazo dando... Por lo tanto, nunca tires la toalla y no dejes de mirarle a Él.

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