Él Espíritu Santo es el protagonista de la misión
- 04 Julio 2020
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Memoria Litúrgica, 4 de julio
Por: n/a | Fuente: Corazones.org
Reina de Portugal y Terciaria Franciscana.
Martirologio Romano: Santa Isabel, reina de Portugal, admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces y por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado, y en el cual murió cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados († 1336).
Etimológicamente: Isabel = "Promesa de Dios", viene de la lengua hebrea
Breve Biografía
Nacida en Aragón, España en 1271, santa Isabel es la hija del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.
Su formación fue formidable y ya desde muy pequeña tenía una notable piedad. Le enseñaron que, para ser verdaderamente buena debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos. Conocía desde pequeña la frase: "Tanta mayor libertad de espíritu tendrás cuando menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas". Se esmeró por ordenar su vida en el amor a Dios y al prójimo, disciplinando sus hábitos de vida. No comía nada entre horas .
La casaron cuando tenía 12 años con el rey Dionisio de Portugal. Esta fue la gran cruz de Santa Isabel ya que era un hombre de poca moral, siendo violento e infiel. Pero ella supo llevar heroicamente esta prueba. Oraba y hacía sacrificios por el. Lo trataba siempre con bondad. Tuvo dos hijos: Alfonso, futuro rey de Portugal y Constancia, futura reina de Castilla. Santa Isabel llegó hasta educar los hijos naturales de su esposo con otras mujeres.
El rey por su parte la admiraba y le permitía hasta cierto punto su vida de cristiana auténtica. Ella se levantaba muy temprano y leía 6 salmos, asistía a la Santa Misa y se dedicaba a regir las labores del palacio. En su tiempo libre se reunía con otras damas para confeccionar ropas para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos.
Hizo construir albergues, un hospital para los pobres, una escuela gratuita, una casa para mujeres arrepentidas de la mala vida y un hospicio para niños abandonados. También construyó conventos y otras obras para el bien del pueblo. Prestaba sus bellos vestidos y hasta una corona para la boda de jóvenes pobres.
Santa Isabel frecuentemente distribuía Monedas del Tesoro Real a los pobres para que pudieran comprar el pan de cada día. En una ocasión, el Rey Dionisio, sospechando de sus actos, comenzó a espiarla. Cuando la Reina comenzó a distribuir monedas entre los pobre, el rey lo observó y enfurecido fue a reclamarle. Pero el Señor intervino, de manera que, cuando el rey le ordenó que le enseñara lo que estaba dando a los pobres, las monedas de oro se convirtieron en rosas.
Forjadora de la paz
El hijo de Isabel, Alfonso, tenía como su padre un carácter violento. Se llenaba de ira por la preferencia que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones promovió la guerra civil contra su padre. Isabel hizo todo lo posible por la reconciliación. En una ocasión se fue en peregrinación hasta Santarém lugar del Milagro Eucarístico, y vestida de penitente imploró al Señor por la paz.
Llegó hasta presentarse en el campo de batalla y, cuando los ejércitos de su esposo y su hijo se disponían a la guerra, la reina se arrodillaba entre ellos y de rodillas ante su esposo e hijo, les pedía que se reconciliasen.
Se conservan algunas de sus cartas las cuales reflejan el calibre evangélico y la audacia de nuestra santa.
A su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes de que ellos disparen contra los seguidores de su padre".
A su hijo: "Por Santa María Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo, y como súbito con el rey".
Consiguió la paz en mas de una ocasión y su esposo murió arrepentido, sin duda por las oraciones de su santa esposa.
Entra en el convento de las Clarisas después de enviudar
Por el amor tan grande que Santa Isabel le tenía a la Eucaristía, se dedicó a estudiar la vida de los santos mas notables por su amor a la Eucaristía, en especial Santa Clara. Después de enviudar, Santa Isabel se despojó de todas sus riquezas. Emprendió un peregrinaje a Santiago de Compostela, donde le entregó la corona al Arzobispo para recibir el hábito de las Clarisas como terciaria. El Arzobispo fue tan movido por este acto de la santa, que el le entregó su callado pastoral para que la ayudara en su regreso a Portugal.
Vivió los últimos años en el convento, dedicada a la adoración Eucarística.
Cuando estalló la guerra entre su hijo y su yerno, el rey de Castilla, Santa Isabel, a pesar de su ancianidad, emprendió un largísimo viaje por caminos muy peligrosos y logró la paz. Sin embargo el viaje le costó la vida. Al sentir próxima la muerte pidió que la llevasen al convento de las Clarisas que ella misma había fundado. Allí murió invocando a la Virgen Santísima el 4 de julio de 1336.
Dios bendijo su sepulcro con milagros. Su cuerpo se puede venerar en el convento de las Clarisas en Coimbra.
Fue canonizada en 1625.
Santa Isabel de Portugal, ruega por la paz en nuestros países.
Es patrona de los territorios en guerra.
¿Para qué vienes a ver a Jesús?
Santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17. Sábado de Nuestra Señora del Refugio
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, aquí estoy para estar contigo. Concédeme que quiera estar contigo. Concédeme tener sed de ti. Concédeme que me conozca, que conozca tu gran amor por mí, y que me arrepienta de verdad de mis pecados. María, madre de Jesús y madre mía, acompáñame en este momento de oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los discípulos de Juan fueron con Él para pedir que explicara una aparente injusticia: mientras ellos ayunaban, los que seguían a Jesús comían y bebían. Tú, ¿tienes alguna pregunta que le quieras hacer a Jesús? No tiene que ser algo profundo. Sólo deja que tu corazón hable. Jesús es todo oídos para ti. ¿Hay algún por qué o un para qué que no tienes claro? Ahora es el momento de sacarlo y mostrarlo al Señor. Sólo recuerda: rezar con fe es «escuchar, caminar, dialogar hasta incluso discutir, pero siempre dispuestos a acoger la Palabra de Dios y ponerla en práctica» (Papa Francisco, Audiencia General, 3 junio 2020).
«No se trata simplemente de replantear las motivaciones para mejorar lo que ya hacéis. La conversión misionera de las estructuras de la Iglesia requiere santidad personal y creatividad espiritual. Por lo tanto, no solo renovar lo viejo, sino permitir que el Espíritu Santo cree lo nuevo. No nosotros: el Espíritu Santo. Hacer espacio al Espíritu Santo, dejarle que cree algo nuevo, que haga nuevas todas las cosas. Él es el protagonista de la misión: es él el “jefe de la oficina” de las Obras Misionales Pontificias. Es él, no nosotros. No tengáis miedo de la novedad que proviene del Señor Crucificado y Resucitado: esta novedad es hermosa. Temed otras novedades: esas no están bien. Las que no vienen de esa raíz. Sed audaces y valientes en la misión, colaborando con el Espíritu Santo en comunión con la Iglesia de Cristo. Y esta audacia significa caminar con la valentía, con el fervor de los primeros que anunciaron el Evangelio. Que vuestro libro frecuente de oración y de meditación sea los Hechos de los Apóstoles. Id allí a encontrar inspiración. Y el protagonista de este libro es el Espíritu Santo». (Discurso de S.S. Francisco, 1 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Jesús, algo pasó en este tiempo de oración. ¿Qué fue? ¿Me sentí consolado, o más bien desolado? ¿Por qué? En mí se han despertado deseos o rechazos. ¿Cuáles? Los pongo en tus manos, Jesús. Concédeme querer lo que Tú quieres. María, ayúdame a decir contigo «hágase en mí según tu palabra».
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en vez de quejarme interior o exteriormente, voy a tener una actitud de servicio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El Servicio: Ver a Jesús en el otro
El servicio, nos permite ser personas con consciencia de paz y cumplir con la voluntad de Dios
Al escuchar las palabras de SS Francisco I “El verdadero poder es el servicio” recordamos el Evangelio de San Mateo 25, 34-40:
“Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme.
Entonces le responderán los justos: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les responderá: Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.”
Ante uno de los textos bíblicos esenciales del cristianismo, surgen algunas ideas de reflexión:
En primer lugar, la fraternidad, la unión entre los seres humanos como hermanos, por el amor que tenemos a los demás, no sólo a los amigos, sino también a los enemigos. Asimismo, surge la preocupación por crear condiciones fraternales en el mundo.
En segundo lugar, el entendimiento del amor, no como idea abstracta, sino como obras concretas. Jesús nos habla claramente de obras concretas: dar de comer, vestir, visitar a los enfermos, entre otras.
Y en tercer lugar, el Amor a Dios a través de nuestras acciones con los demás, Viendo a Jesús en el otro. Si amo a Dios, no puedo dejar de amar a mi hermano.
Jesús se identifica con las personas en desventaja, los más necesitados, los que no tienen las mismas oportunidades que nosotros.
El acoger a los miembros más abandonados de la comunidad, a los despreciados, los que no tienen a dónde ir, los que no son bien recibidos, es reconocer a Jesús en el otro.
El servicio, nos permite ser personas con consciencia de paz y cumplir con la voluntad de Dios.
Retomando en Evangelio de San Mateo 10:42: “Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.” De esta manera, en el Servicio cumplimos con lo que Dios quiere y le demostramos nuestro amor al ver a su hijo en el otro”.
En esta celebración de Pascuas de Resurrección, celebrando a Jesús vivo, proclamemos un humanismo cristiano activo, reconociendo que nuestra labor en la familia, en la escuela, en la comunidad, se cumple solamente en la formación de hombres y mujeres con actitud de auténtico servicio. De tal manera el servicio es el poder, como lo indica Francisco I. Es el poder para transformar a través de la responsabilidad conjunta, de servir a la persona y a la sociedad para la animación cristiana del orden temporal.
El cristianismo no consiste sólo en rezos y posturas piadosas. Esto, indudablemente, tiene su valor y es un medio válido para vivir la fe, pero no es lo único, ni lo más esencial. Celebremos actuando, en el servicio como Jesús nos enseñó. Veamos a Jesús en el otro.
El verdadero amor a Dios se vive realmente en el prójimo. Jesús nos lo dice claramente “lo que hiciste a mis hermanos más pequeños, a mí me lo hiciste” y además con ejemplos prácticos. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios.
El espíritu cristiano de servicio a los demás es la promoción de la justicia social. Es necesario promover el bien, reconociendo a la persona a partir del principio de filiación divina, como Ser creado por amor y a quien Dios ama por sí mismo, así como una cultura de encuentro y fraternidad universal basada en los valores fundamentales del cristianismo, apoyando a los débiles, los necesitados, los que se encuentran en desventaja.
La práctica de estos valores permite alcanzar la superación personal y lograr una convivencia social más humana a través de la solidaridad, subsidiariedad y reciprocidad.
El servicio también se refiere a conocer y discernir éticamente las estructuras inhumanas que generan y mantienen la pobreza y la degradación humana.
La participación es un deber para la edificación de una sociedad digna, incluyendo la ecología humana y la ecología natural, cuyo desarrollo favorezca la verdad, la libertad, la justicia y la caridad.
El Papa pide rezar por las familias
El «Video del Papa» del mes de julio.
Se acaba de publicar el Video del Papa de julio, dando a conocer la intención de oración que el Santo Padre confía a la Red Mundial de Oración del Papa (incluye el Movimiento Eucarístico Juvenil - MEJ). En esta ocasión, trata sobre las familias, que necesitan ser protegidas en estos momentos difíciles. Con esta preocupación en mente, Francisco pide que los Estados las protejan y que “en el mundo de hoy sean acompañadas con amor, respeto y consejo”.
Las realidades de las familias de hoy son diferentes a las del pasado. Inmersas en una cultura donde hay poco tiempo, donde el exceso de trabajo a veces impide el espacio para la convivencia y donde la conexión digital desplaza, en algunos casos, los lazos afectivos, muchas familias se sienten solas y sufren en silencio.
En estos tiempos de crisis, además, donde seguimos viendo las consecuencias socioeconómicas de la pandemia —como la pérdida de trabajo o la dificultad de mantener una vivienda— se hace más evidente que ni los individuos ni la sociedad pueden prescindir de las familias. Es por ello que los Estados necesitan promover políticas que las contengan y protejan.
Es por ello que el Video del Papa de este mes señala que son este tipo de situaciones, entre otras, los peligros a los que se enfrenta la familia en la actualidad:“La familia tiene que ser protegida. Son muchos los peligros a los que está enfrentada: el ritmo de vida, el estrés... A veces los padres se olvidan de jugar con sus hijos. La Iglesia tiene que animar y estar al lado de las familias ayudándolas a descubrir caminos que les permitan superar todas estas dificultades. Recemos para que las familias en el mundo de hoy sean acompañadas con amor, respeto y consejo. Y de modo especial, sean protegidas por los Estados”
En este contexto, el padre Frédéric Fornos, sacerdote jesuita, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, explica el sentido de la intención de oración del Santo Padre:
“La familia tiene que ser protegida. Son muchos los peligros a los que está enfrentada: el ritmo de vida, el estrés... A veces los padres se olvidan de jugar con sus hijos. La Iglesia tiene que animar y estar al lado de las familias ayudándolas a descubrir caminos que les permitan superar todas estas dificultades. Recemos para que las familias en el mundo de hoy sean acompañadas con amor, respeto y consejo. Y de modo especial, sean protegidas por los Estados”.
En este tiempo que vivimos, por tanto, las familias necesitan ser apoyadas, fortalecidas, "acompañadas con amor, respeto y consejo".
"Rezar por esta intención de oración es ponernos en camino, al servicio de nuestras familias, apoyando las asociaciones que las ayudan a enfrentar sus diversos desafíos, pues la verdadera oración se encarna en nuestras vidas", concluye el padre Fornos alentándonos a que en el mes de julio, "dediquemos cada día tiempo gratuito a nuestras familias; cada persona sabe concretamente lo que esto significa”.
Consejos prácticos Para conservar su Fe Católica
Hay que ir con mucha cautela porque algunos hermanos evangélicos que no trepidan en recurrir a proselitismos desfasados para arrebatarles su fe Católica
Cuando un hermano evangélico le invite a orar o a conversar con seriedad sobre la Biblia, naturalmente usted lo puede hacer, siempre y cuando exista un clima de mutuo respeto y caridad. Pero sin polemizar ni tomar actitudes anticristianas.
Pero cuando lo inviten a orar o estudiar la Biblia y usted descubre que su intención no es ésta, sino arrebatarle su fe católica diga: No me interesa, porque usted lo que quiere no es orar o estudiar la Biblia conmigo, sino arrebatarme mi Fe.
Cuando los mormones les prometan dólares, viajes, o ayudas de cualquier tipo con tal que se cambien a su religión, digan: Con la Fe no se juega.
Cuando los Testigos de Jehová les digan: «Cuando yo era católico tomaba, le pegaba a mi señora y pasaba puro peleando...» contesten: Desde este mismo momento ya está usted mintiendo porque si hacía todo esto es que «no era un verdadero católico».
Decía un católico: «Los evangélicos se pasan la mitad de su vida despotricando contra los católicos... como si ellos fueran los únicos justos y perfectos. ¿Por qué en vez de mirar tanto la paja ajena no reflexionan un poco sobre la viga de su propio ojo?».
Ojalá que con motivo de este final de siglo se vayan afinando diferencias y lleguemos a una plena comunión de Fe y de Doctrina entre todos los seguidores de Cristo. Esto sería maravilloso. Pero, por mientras, hay que ir con mucha cautela porque algunos hermanos evangélicos que no trepidan en recurrir a proselitismos desfasados para arrebatarles su fe Católica.
5 fundamentos bíblicos del por qué veneramos a María
Los cristianos no estamos huérfanos, tenemos a María como nuestra madre
1. Jn 19,26-27. El deseo de un moribundo.
“Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.”
Una de las cosas más sagradas que existen es el deseo de un moribundo, es un deseo que se debe cumplir tal como lo pidió la persona que estaba a punto de fallecer. Pues bien, el último deseo de Jesús lo expresó en esta cita: “Ahí tienes a tu madre”. Y dicho regalo se lo dejó “al discípulo amado”. Esto nos hace concluir que el “verdadero discípulo” es aquel que recibe a María en su casa, así como Jesús deseó.
2. Lc 1, 26-28. El saludo “del Ángel”.
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, .a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»”
Estas palabras las dice el ángel Gabriel, pero recordemos que un ángel es un mensajero de Dios, es decir, lo que hace es transmitir lo que aquella persona emisora le dice que transmita a la receptora; por lo tanto, el saludo es de Dios, no del ángel; es decir, que el primero que la bendijo y el primero que la alabó fue el mismo Dios a través de este mensajero (el ángel): “llena eres de gracia”.
3. Lc 1,41. El saludo de María
“Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo”.
El hijo al que se refiere la cita bíblica es Juan El Bautista. De él se había anunciado: que iba a ser grande, que anunciaría al mesías y que estaría lleno del espíritu santo. Pues bien, sucede que este llenarse del espíritu santo se da cuando María saluda a Isabel. Dice el versículo: el niño saltó de gozo en su vientre e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. La presencia de María y su saludo les llevan el Espíritu Santo a Isabel y Juan el Bautista (casi lo mismo sucede con los discípulos en Pentecostés).
4. Lc 1,42. El Ave María.
“y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;”
¿A qué te suena esta frase? ¡Es el Ave María! La primera que rezó el rosario (que es venerar a María) fue Isabel, y quién impulsó a bendecir a María fue el Espíritu Santo. Muy bien podemos afirmar entonces que quien ataca a María, está atacando al Espíritu Santo, pues fue él, el que movió a Isabel a alabar y a venerar a María por primera vez en la historia.
Otro detalle interesante es que la primera alabanza se hace a María (“bendita tú”) y después es al fruto de su vientre (Jesús). Es el Espíritu Santo el que mueve a Isabel a reconocer la grandeza de esta mujer. Los que insultan a María, insultan lo que Jesús alabó y lo que el Espíritu inspiró a Isabel.
5. Lc 1,48. Bienaventurada
“porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.
“El Magníficat” es uno de los cánticos más famosos, María lo hace después de su encuentro con su prima Isabel. En el encontramos como la “biografía” de María, y una de las palabras claves es la profecía que María hace de sí misma: “desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. Cumplir con la palabra de Dios, es llamar a María “bienaventurada”.
…
Por todo lo dicho anteriormente, no tengamos miedo de alabar a María, de rezar el rosario, de venerar a María, pues el primero que la alabó fue Dios; después lo hizo Isabel, después muchos otros… cumpliendo esa profecía de Lc 1, 48.
María fue uno de los regalos más queridos y especiales de parte de Jesús, uno de sus últimos deseos. Como diría el papa Francisco: “los cristianos no estamos huérfanos, tenemos a María como nuestra madre”; venerarla, alabarla, no es quitarle espacio a Dios, pues al acercarnos a María, lo único que hace es reconducirnos a Jesús (“hagan lo que Él les diga”).
No temas llevarte a María a tu casa, no temas tener a María como tu madre o intercesora. Ella es uno de los más preciados regalos que nos dejó el mismo Dios.