Grandes son las obras de Dios que se compadece del necesitado
- 07 Julio 2020
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Obispo y Mártir, 7 de julioSan Fermín, obispo de Pamplona. El obispo de Tolosa San Saturnino le envió a predicar el Evangelio a Pamplona, le consagró por su primer obispo y, vuelto después de algunos años a las Galias, predicó el Evangelio en el norte de Francia, muriendo en Amiéns, s. II.
Etimológicamente: Fermín = Aquel que es constante, firme, recio, valeroso y sólido, es de origen latino.
Breve Biografía
Este Santo es el famoso patrono de las "Corridas de San Fermín" en España, aunque en su vida ni los toros ni la fiesta brava tuvieron presencia alguna.
San Fermín de Amiens, nacio -según su leyenda- en Pamplona alrededor del año 272, murió en Amiens el 25 de septiembre de 303 fue un misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya iglesia construyó. Fue decapitado cuando tenía unos 31 años. Es patrón de Amiens, Lesaca, y co-patrón de Navarra junto con San Francisco Javier.
Nacido en Pompaelo (la actual Pamplona), hijo de un senador pagano de nombre Firmo, un alto funcionario de la administración romana que gobernó Pamplona en el siglo III. La predicación de san Honesto, quien había marchado a la península tras ser milagrosamente liberado de su prisión en Carcassonne, conmovió a sus padres, quienes sin embargo no se convirtieron hasta oír a san Saturnino de Toulose. El santo habría bautizado a Fermín y a sus padres en el lugar que hoy se llama popularmente pocico de San Cernin.
Bajo la tutela de Honesto el joven Fermín aprendió la religión y el arte de la prédica. A los 18 años fue enviado a Tolosa, donde sería ordenado. Tras predicar en Navarra, marchó a Francia, donde se asentó en Amiens. Habiendo organizado la construcción de la iglesia local, fue nombrado obispo a los 24 años. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado.
En 1186 el obispo Pedro de París llevó de Amiens a Pamplona una reliquia de la cabeza de Fermín.
Actualmente su santoral se celebra el 7 de julio. En Pamplona se conmemora con unas fiestas de fama internacional, los Sanfermines, en las que destacan los encierros de toros.
Es además patrono de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos.
Un Dios compasivo que te necesita
Santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38. Martes XIV del Tiempo OrdinarioEn el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú conoces mejor que nadie mi interior, sabes qué es lo que traigo dentro ahora. Ayúdame a poner mi vida en tus manos y confiar que me sanarás de todo mal que tenga. Te pido que me concedas la gracia de ser un ejemplo de tu amor para que todo el que me vea, pueda enamorarse de tu llamado y acercarse a ti, que eres amor incondicional e infinito.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Grandes son las obras de Dios que se compadece del necesitado y acoge a todo aquel que viene buscando su ayuda con sincero corazón. Cristo puede sacar cualquier demonio que tengamos dentro porque su poder viene del Padre que, cuando nos ve extenuados y agobiados, sufre con nosotros. Es difícil tener un corazón sincero para presentarnos al Señor porque es la obra de toda una vida, pero no es imposible. Cada día, en cada momento, nos enfrentamos a nuestro egoísmo que busca nuestro propio bien y nada más; ante una actitud así no podemos más que darnos cuenta que es mejor una vida de cara a Dios, que Él sea el juez de nuestras acciones y nadie más. Esta actitud nos llevará a encontrarnos con Cristo para que nos cure de todos nuestros males.
El hecho de vivir de cara a Dios es muy importante porque, aun en el mundo religioso, puede haber personas que no creen profundamente en el poder de Dios y dicen que esas cosas no las haría Él. El problema es que no se han dejado tocar por este Dios que es misericordioso y todopoderoso, su entendimiento está cegado y, aunque constaten milagros con sus propios ojos, no reconocen el poder curativo de Dios.
Para hacerse presente y manifestar su amor y poder Dios necesita manos, pies, cabeza, hombros; por eso quiso encarnarse y ser un hombre como todos los demás. Ahora que Él está vivo en el cielo, pero su necesidad permanece. Esos pies que caminan largas horas para llevar su mensaje, esas manos que reciben y bendicen a los necesitados, esa cabeza que piensa planes para dejar que la gente se acerque a Él, y esos hombros que ayudan a los demás a llevar la cruz somos tú y yo, los elegidos de Señor para transmitir su mensaje a todo el mundo, un mensaje de sanación y esperanza.
«La misión es pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, es pasión por su pueblo. Es aprender a mirar donde él mira y a dejarnos conmover por lo mismo que él se conmueve: sentimientos entrañables por la vida de sus hermanos, especialmente de los pecadores y de todos los que andan abatidos y fatigados como ovejas sin pastor. Por favor, nunca acurrucarse en cobertizos personales o comunitarios que nos alejen de los nudos donde se escribe la historia. Cautivados por Jesús y miembros de su Cuerpo integrarnos a fondo en la sociedad, compartir la vida con todos, escuchar sus inquietudes… alegrarnos con los que están alegres, llorar con los que lloran y ofrecer cada eucaristía por todos esos rostros que nos fueron confiados». (Discurso de S.S. Francisco, 15 de noviembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicar un misterio del Rosario a las vocaciones sacerdotales y pedir por los jóvenes que están discerniendo un posible llamado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El firmamento de Dios está lleno de constelaciones
Miles, millones de santos, gozan ya para siempre del Amor del Padre bueno, porque dieron pan al hambriento, porque enjugaron las lágrimas de los tristes, porque...
¿Hay pocos santos? ¿No serán, más bien, demasiados? ¿No están los calendarios llenos de cientos de nombres, muchos de los cuales nos resultan casi completamente desconocidos?
Aunque parezcan muchos, aunque algunos hayan hablado de “demasiadas” beatificaciones y canonizaciones, en realidad los santos del calendario son, simplemente, poquísimos.
Son poquísimos, porque la santidad no consiste en que uno sea declarado santo, sino en vivir y morir como amigos de Dios, en una actitud de acogida plena del gran regalo: el Evangelio del amor.
Dios está presente en la historia humana desde sus inicios. Los primeros padres, es verdad, quisieron caminar por su cuenta: abandonaron las seguridades de los mandatos divinos para hacer un mal uso de su la libertad. Desde entonces, el pecado entró en el mundo, y con el pecado la muerte y un sinfín de dolor y de injusticias.Tras el pecado, Dios mantuvo su amor, quiso abrir puertas de esperanza. Prometió su misericordia, animó a Abel a ofrecer sacrificios llenos de santidad, escogió a Noé como varón justo, invitó a Abraham para iniciar la aventura de un pueblo que sería el origen de la salvación humana.
Luego vino Cristo, el Santo por excelencia, el Hombre Dios que pasó simplemente haciendo el bien. Sembró cariño, curó a enfermos, dio vista a ciegos, resucitó a muertos. Y, sobre todo, perdonó pecados.
La santidad, desde entonces, está al alcance de todos. Muchos, muchísimos, acogen el amor: son santos.
“Los santos -decía en una homilía el Papa Benedicto XVI, el 1 de noviembre de 2006- no son una exigua casta de elegidos, sino una muchedumbre innumerable”.
Seguía el Papa: “En esa muchedumbre no sólo están los santos reconocidos de forma oficial, sino también los bautizados de todas las épocas y naciones, que se han esforzado por cumplir con amor y fidelidad la voluntad divina. De gran parte de ellos no conocemos ni el rostro ni el nombre, pero con los ojos de la fe los vemos resplandecer, como astros llenos de gloria, en el firmamento de Dios”.
El firmamento de Dios está lleno de constelaciones. Miles, millones de santos, gozan ya para siempre del Amor del Padre bueno. Porque dieron pan al hambriento, porque repartieron agua al sediento, porque enjugaron las lágrimas de los tristes, porque trabajaron por un mundo con más justicia, porque respondieron a la violencia con la mansedumbre y la bondad sincera, porque fueron limpios de corazón entre tanto egoísmo e inmundicia.
Los santos son una muchedumbre innumerable, una polifonía cósmica que acoge a ancianos y a niños, a casados y a célibes, a sacerdotes y a laicos, a ricos y a pobres, a soldados honestos y a voluntarios sociales, a misioneros itinerantes y a padres de familia, a obreros y a parados, a sanos y a enfermos, a encarcelados y a jueces, a mártires y a verdugos arrepentidos.
Es fácil seguir sus huellas, es sencillo abrir el corazón al querer divino. Aunque uno nunca sea canonizado “oficialmente”, aunque falten certificados sobre virtudes que brillaron sencillamente entre chabolas u oficinas. Basta con repetir, como María, la primera entre los santos, aquellas palabras decisivas en la historia humana: “Hágase en mí según tu palabra”.
Un magisterio para la paz y contra la hipocresía
Las palabras del Papa en apoyo para un cese del fuego global.
En los últimos días, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución para "una suspensión inmediata de las hostilidades en todas las situaciones durante al menos 90 días consecutivos" con el fin de garantizar la asistencia humanitaria a las poblaciones afectadas y contrarrestar las consecuencias devastadoras de la propagación del COVID-19. Francisco, con su intervención al final del Ángelus, quiso dar su apoyo a la iniciativa, con la esperanza de que el alto el fuego global sea observado "efectiva e inmediatamente". La iniciativa del Papa representa un nuevo paso en un largo camino. Un paso que se hace aún más urgente por la crisis provocada por la pandemia, cuyas consecuencias más devastadoras – a la par de las de las guerras – recaen sobre los más pobres.
El domingo 29 de marzo, el Papa ya había hecho esta petición, apoyando el llamamiento en este sentido hecho cinco días antes por el Secretario General de las Naciones Unidas. António Guterres había pedido un "alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo", recordando la emergencia del COVID-19, que no conoce fronteras. Francisco se había asociado "a cuantos han aceptado este llamamiento" y había invitado "a todos a darle seguimiento deteniendo toda forma de hostilidad bélica, favoreciendo la creación de corredores para la ayuda humanitaria, la apertura a la diplomacia y la atención a quien se encuentra en situación de mayor vulnerabilidad".
Que el compromiso conjunto contra la pandemia, había deseado el Papa, "pueda llevar a todos a reconocer nuestra necesidad de fortalecer los lazos fraternos como miembros de una sola familia". En especial, que suscite en los responsables de las naciones y en las otras partes involucradas un compromiso renovado para superar las rivalidades. ¡Los conflictos no se resuelven con la guerra! Es necesario superar los antagonismos y los contrastes mediante el diálogo y una búsqueda constructiva de la paz".
En las semanas siguientes, Francisco había vuelto a deplorar, otras dos veces, los gastos de armamentos. En su homilía en la Vigilia Pascual, celebrada en San Pedro, había dicho: "¡Silenciemos los gritos de la muerte, basta con las guerras! Que se detengan la producción y el comercio de las armas, porque tenemos necesidad de pan y no de fusiles". El Papa Bergoglio había querido recordar nuevamente este tema que representa una constante de su pontificado, también en la más larga de las dos oraciones marianas sugeridas a los fieles al final del Rosario en el mes de mayo: "Asiste a los Responsables de las Naciones, para que trabajen con sabiduría, solicitud y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, programando soluciones sociales y económicas con clarividencia y con espíritu de solidaridad". María Santísima, toca las conciencias para que las ingentes sumas utilizadas para aumentar y perfeccionar los armamentos se destinen, en cambio, para promover estudios adecuados para prevenir catástrofes similares en el futuro".
Varias veces y en diferentes ocasiones, en años anteriores, Francisco había denunciado "la hipocresía" y "el pecado" de los responsables de aquellos Países que "hablan de paz y venden las armas para hacer estas guerras". Palabras que repitió también al regreso del último viaje internacional antes del brote de la pandemia, el que realizó a Tailandia y Japón: "En Nagasaki e Hiroshima me detuve a rezar, me reuní con algunos supervivientes y familiares de las víctimas y reiteré la firme condena de las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo armas bélicas”.
Según un informe de Oxfam, en el 2019 el gasto militar mundial ha alcanzado los dos billones de dólares y actualmente hay dos mil millones de seres humanos atrapados en los Países en guerra y agotados por la violencia, las persecuciones, las carestías, y ahora también la emergencia de la pandemia.
Los Sanfermines
Los Sanfermines surgieron de la conjunción de tres fiestas distintas: las de carácter religioso en honor a San Fermín, las ferias comerciales y las taurinas
El culto al santo
El culto a San Fermín en Pamplona es anterior a la celebración de los Sanfermines, y su imagen sigue siendo el eje principal sobre el que gira esta universal fiesta. La tradición cuenta que el presbítero Honesto llegó a la Pamplona romana enviado por San Saturnino para evangelizarla y que el senador Firmo se convirtió al cristianismo. Su hijo Fermín comenzó a predicar a los 17 años y a los 31 se marchó a predicar a las Galias. En Amiens consiguió muchas conversiones, fue encarcelado y un 25 de septiembre fue decapitado.
Según la tradición, San Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque su culto no consta documentalmente hasta el siglo XII, importado de Amiens en cuyas letanías figuraba desde el siglo VIII. Los martirologios de la siguiente centuria (Wandalberto, Rábano de Mauro y Usardo) incluyen un santo de ese nombre, mártir de Amiens conmemorado el 25 de septiembre.Tras ser consagrado obispo a los 24 años, San Fermín marchó a evangelizar la Galia y tras predicar en Agen, Clermont, Angers y Beavois sufrió martirio en Amiens tras bautizar a más de 3.000 personas.
Historia de los Sanfermines
Según los historiadores, los Sanfermines surgieron de la conjunción de tres fiestas distintas: las de carácter religioso en honor a San Fermín y que se celebraban desde tiempo inmemorial, las ferias comerciales organizadas a partir del siglo XIV, y las taurinas que se ceñían a la celebración de corridas de toros, también desde el siglo XIV.
Poco a poco, la conmemoración de San Fermín, que se celebraba el 10 de octubre, se fue completando con músicos, danzantes, comediantes, puestos de venta y corridas de toros. Dado que la climatología en octubre era bastante inestable y podía arruinar todos estos actos, el Ayuntamiento solicitó al obispo el traslado de la fiesta al 7 de julio.
Con el traslado de fecha, en 1591 nacieron los Sanfermines, que en su primera edición se prolongaron durante dos días y contaron con pregón, músicos, torneo, teatro y corrida de toros. En años sucesivos se fueron intercalando nuevos festejos como fuegos artificiales y danzas, y las fiestas se alargaron hasta el día 10.
Las crónicas de los siglos XVII y XVIII hablan de actos religiosos junto a músicos, danzantes, gigantes, torneos, saltimbanquis, encierros y toros; de la preocupación del clero por los abusos en el beber y el libertinaje de mozos y mozas, y de la presencia de gentes de otras tierras que con sus espectáculos hacían "más divertida la ciudad". Así, durante el siglo XIX hubo curiosas atracciones de feria como la mujer cañón, lápices irrompibles, animales exóticos o figuras de cera, mientras que la Comparsa de Gigantes estrenó cabezudos, kilikis y zaldikos. Por otro lado, la no existencia del doble vallado en el encierro ocasionó que en numerosas ocasiones los toros se fugasen por las calles de la ciudad.
Número de hijos y salud del planeta
Entre los seres vivos, también cada ser humano influye, en ocasiones seriamente, en el equilibrio del ambiente que nos permite existir.
Cada ser vivo influye, con mayor o menor medida, en el planeta Tierra. Entre los seres vivos, también cada ser humano influye, en ocasiones seriamente, en el equilibrio del ambiente que nos permite existir.
En este contexto surge en algunos la pregunta sobre el número de hijos que genere cada pareja. ¿Tener más hijos provocaría un mayor daño al ambiente? ¿Tener menos hijos llevaría a mejorar las condiciones externas y a respetar la ecología?
No resulta fácil ofrecer respuestas exhaustivas por la cantidad de aspectos que habría que tener en cuenta. Estas líneas se fijan en cuatro que merecen una reflexión seria y equilibrada.
Lo primero que hace falta recordar es lo siguiente: no todos los seres humanos influyen de igual modo en el ambiente.
Ello explica que una familia con 6 hijos puede tener un impacto sobre el planeta mucho menor que un soltero sin hijos, según los estilos de vida que adopten la familia y la persona que vive sola, respectivamente.
Porque si esa familia numerosa, por elección o por necesidad, vive con pocos aparatos, con un escaso uso de electricidad, con una dieta bastante reducida, sin un coche, sin sistemas de calefacción o de refrigeración, será mucho más “ecológica” que el individuo que vive sin hijos pero que usa continuamente un yet particular...
Este primer aspecto pone de relieve que el punto central no está en el número de hijos, sino en los estilos de vida que cada uno puede escoger. Desde luego, una familia con muchos hijos y que adopta un nivel de vida lleno de aparatos y de viajes generará consecuencias ecológicas de enorme importancia. Pero no sería correcto considerar a tal familia como irresponsable por tener tantos hijos, sino por la manera consumística en la que vive...
Tener esto en cuenta no significa ignorar la importancia de los números. El influjo que tienen en un territorio 100 personas que usan razonablemente de los recursos de nuestro mundo será siempre menor que lo que generen 1000 personas con un tenor de vida semejante al de las 100 personas en ese mismo territorio. Lo que se intenta evidenciar es la complejidad del tema y la importancia de las opciones y comportamientos que adopten cada individuo y cada familia, para no fijarnos solo en los números.
El segundo aspecto se refiere a lo difícil que resulta evaluar el impacto que tiene la especie humana en una perspectiva que tenga en cuenta todo el globo terráqueo. Son tantas las variables y tantos los aspectos a considerar, que establecer cuál sería el número total de habitantes que “soporte” la Tierra resulta prácticamente imposible.
Lo que sí resultaría más asequible es estudiar el tema en territorios reducidos. Ciertamente, existe el comercio y muchos alimentos pasan de un continente a otro. Además, durante siglos cientos y miles de personas, en situaciones de comida o de agua en una zona concreta, han optado por desplazarse a otros territorios. Pero es obvio que si en un determinado momento las familias constatan que tener hijos es condenarlos al hambre y agravar la situación de todo un poblado o una región, tendrán esto en cuenta a la hora de abrirse o no a la llegada de un nuevo hijo.
Hay un tercer aspecto que tiene su importancia. Cada ser humano tiene unas características que lo hacen único. Si no está afectado por graves enfermedades que le impidan una vida normal, pensará de modo inteligente y tomará decisiones libres.
De esta manera, cada hijo entra en el mundo con unas posibilidades casi ilimitadas, lo que permitirá que el quinto hijo de un matrimonio llegue un día a descubrir un nuevo sistema de producir agua dulce desde el agua del mar. También permitirá, por desgracia, que otro hijo construya fábricas que contaminen el ambiente, o provoque guerras en las que se usen armas químicas...
Por eso, a la hora de pensar en cuántos hijos “debería” tener una pareja no basta con sopesar en qué influirá este posible nuevo hijo en el ambiente, sino en las maneras concretas en las que vivirá, maneras que permitirán mejorar las cosas (si vive ecológicamente) o empeorarlas (si actúa esclavizado por el consumismo y las ambiciones egoístas).
Un último aspecto a considerar va más allá de lo simplemente terrestre. Un hijo empieza a existir en la Tierra, pero está llamado a una vida eterna. Es a la luz de esa vida eterna que cada existencia tiene un valor incalculable. Sea rico o pobre, sano o enfermo, de una raza o de otra, su existencia está en relación directa con Dios.
Por eso, optar por no tener hijos por miedo a que provoquen un posible y no muy claro daño el ambiente es caer en un reduccionismo que no ve que cada vida vale por sí misma, aunque camine por una ciudad llena de smog o no consiga los alimentos necesarios para lograr una dieta equilibrada.
Tener en cuenta estos aspectos ayuda a reconocer la complejidad de las dimensiones que están en juego. En cambio, pensar que con menos hijos mejorará la salud del planeta resulta simplista y, en ocasiones, implica una alianza con mentalidades antinatalistas denunciadas por el Papa Francisco en la encíclica “Laudato si'“.
En concreto, y así terminamos estas líneas, son de especial interés las siguientes reflexiones de la encíclica apenas citada:
“En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad. No faltan presiones internacionales a los países en desarrollo, condicionando ayudas económicas a ciertas políticas de «salud reproductiva». Pero, «si bien es cierto que la desigual distribución de la población y de los recursos disponibles crean obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario».
Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas. Se pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de semejante consumo. Además, sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y «el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre». De cualquier manera, es cierto que hay que prestar atención al desequilibrio en la distribución de la población sobre el territorio, tanto en el nivel nacional como en el global, porque el aumento del consumo llevaría a situaciones regionales complejas, por las combinaciones de problemas ligados a la contaminación ambiental, al transporte, al tratamiento de residuos, a la pérdida de recursos, a la calidad de vida” (Papa Francisco, Laudato si', n. 50).
Novena a la Virgen del Carmen
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (7 al 15 de julio)Por la señal, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío. Me has de perdonar mis culpas y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti te amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.
DÍA PRIMERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA TERCERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA CUARTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA QUINTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
SEXTO DÍA
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA OCTAVO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA NOVENO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
Para saber qué es el Escapulario de la Virgen del Carmen, su historia, el objetivo, las promesas de la Virgen a quien lo lleve, puedes leer Nuestra Señora del Carmen Fiesta y significado del Escapulario.