La parábola del sembrador
- 24 Julio 2020
- 24 Julio 2020
- 24 Julio 2020
Desde el Vaticano: La vacuna contra la covid-19 sea accesible a todos
La Academia Pontificia para la Vida habla contra el acaparamiento de tratamientos médicos durante la pandemia en detrimento de las comunidades y países más pobres.
El covid-19 ha traído tanta desolación al mundo y la Academia para la Vida del Papa pide resistir hasta la búsqueda de una vacuna y de una explicación científica completa de lo que desencadenó la catástrofe.
La Pontificia Academia para la Vida (PAV) aseguró en un documento oficial que la distribución de una vacuna, una vez que esté disponible en el futuro, deberá ser para todos, sin excepciones.
Esta exhortación desde el Vaticano, coincide con la noticia reciente de que la Universidad de Oxford encontró una vacuna que considera ‘segura’ debido a los resultados positivos en el sistema inmune de los más de mil voluntarios que han participado en la experimentación en dos fases.
Precisamente la PAV lanzó la alarma respecto a la incógnita actual de cómo, cuándo y con qué precio deberá distribuirse una vacuna de covid-19. Esto porque existe un peligro concreto de acaparamiento de tratamientos médicos y de vacunas en detrimento de los países y las comunidades más pobres (dentro de los países en desarrollo, como entre naciones ricas y pobres).
En el segundo texto dedicado a las consecuencias de la crisis sanitaria mundial (30 de marzo), la PAV afirma en el nuevo documento “Humana Communitas en la era de la pandemia. Consideraciones intempestivas sobre el renacimiento de la vida”, publicado este 21 de julio de 2020: “El único objetivo aceptable, coherente con una asignación justa de la vacuna, es el acceso para todos, sin excepciones”.
El objetivo es alertar sobre la posibilidad de que los países en desarrollo no tengan acceso a la vacuna sin una debida regulación internacional. Por ello, la PAV destacó que el “conocimiento científico”, en un contexto democrático, debería seguir “normas de igualdad, libertad y equidad”.
En efecto, la valía en términos humanitarios de la vacuna es incalculable pues los datos de nuevos contagios cambian rápidamente, hasta la fecha, hay 15 millones de casos confirmados en el mundo: Estados Unidos tiene 4 millones y América Latina se ha convertido en un nuevo foco: Brasil: 2,2 millones, Perú: 366 mil, México: 362 mil, Chile: 336 mil, Colombia: 218 mil.
Acceso universal a salud de calidad
Mientras en Perú, el oxígeno se ha convertido en instrumento ‘salvavidas’ precioso por su escasez, el Vaticano escribe: “El acceso a una atención de salud de calidad y a los medicamentos esenciales debe reconocerse como un derecho humano universal”, se lee en el documento publicado por la PAV.
Así, insistió en el “acceso universal a las mejores oportunidades de prevención, diagnóstico y tratamiento, más allá de su restricción a unos pocos”.
Investigación científica responsable
Asimismo, el documento del Vaticano exhortó a una “investigación científica responsable”. Por ello, el documento invita a perseguir “el ideal de objetividad controlada, si no totalmente “desapegada”; y el ideal de libertad de investigación, especialmente la libertad de conflictos de intereses”.
En particular, “la libertad de investigación científica no debe incluir la adopción de decisiones políticas en su esfera de influencia”.
“La toma de decisiones políticas y el ámbito de la política en su conjunto mantienen su autonomía frente a la usurpación del poder científico, especialmente cuando éste se convierte en una manipulación de la opinión pública”.
En el texto se renueva el “carácter esencialmente “fiduciario” del conocimiento científico en su búsqueda de resultados socialmente beneficiosos, especialmente cuando el conocimiento se obtiene mediante la experimentación en seres humanos y la promesa de un tratamiento probado en ensayos clínicos”.
Nada de lucro o beneficio privado
La Iglesia Católica insiste para que la búsqueda de una vacuna y los cuidados médicos salgan de la lógica de llenarse los bolsillos de dinero y estrujar la ética, es decir que no se viole la ley natural de la vida, es decir usar en la experimentación embriones o fetos humanos.
“El bien de la sociedad y las exigencias del bien común en el ámbito de la atención de la salud se anteponen a cualquier preocupación por el lucro”.
Y esto – insiste el documento del Vaticano – porque las dimensiones públicas de la investigación no pueden ser sacrificadas en el altar del beneficio privado. Cuando la vida y el bienestar de una comunidad están en juego, el beneficio debe pasar a un segundo plano”.
Espaldarazo del Vaticano a la OMS
Cabe destacar que, al contrario de lo que hacen algunos países, el Vaticano da un espaldarazo al esfuerzo de cooperación internacional para abastecer de vacunas a los países en desarrollo. “En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocupa un lugar privilegiado”, afirma.
“Esta crisis pone de relieve lo mucho que se necesita una organización internacional de alcance mundial, que incluya específicamente las necesidades y preocupaciones de los países menos adelantados que se enfrentan a una catástrofe sin precedentes”.
El problema es que el covid-19 ha golpeado tan fuerte el mundo que los países más desarrollados luego de encontrar una vacuna pueden estar menos dispuestos a donar vacunas a otros países más pobres.
En este sentido, el Vaticano lamenta la “estrechez de miras de los intereses nacionales” que ha llevado a “muchos países a reivindicar para sí mismos una política de independencia y aislamiento del resto del mundo, como si se pudiera hacer frente a una pandemia sin una estrategia mundial coordinada”.
“Estamos juntos en este desastre”
“La misma falta de interconexión puede observarse en los esfuerzos por desarrollar remedios y vacunas. La falta de coordinación y cooperación se reconoce cada vez más como un obstáculo para abordar el Covid-19.
La conciencia de que estamos juntos en este desastre, y de que sólo podemos superarlo mediante los esfuerzos cooperativos de la comunidad humana en su conjunto, está estimulando los esfuerzos compartidos. El establecimiento de proyectos científicos transfronterizos es un esfuerzo que va en esa dirección”.
Acaparamiento de tratamientos médicos
La posición de la Santa Sede y del papa Francisco es oponerse y denunciar el acaparamiento de tratamientos médicos durante el covid-19. Así ocurrió durante la gripe porcina de 2009, cuando naciones ricas pasaron por encima de otras adquiriendo la producción de la vacuna contra el virus.
De hecho, Estados Unidos ha comprado recientemente el abastecimiento global de remdesivir, una medicina que puede tratar el covid-19. Posición criticada a nivel mundial y llamada: “nacionalismo de tratamiento”.
El documento de la academia de la vida del Papa insiste en que esta actitud en cuestión “se alimenta de una lógica de separación que, para empezar, es menos eficaz contra el Covid-19”.
La pandemia está empeorando las desigualdades
Es decir, ningún país por más potente que sea puede enfrenta solo la crisis: “la desventaja no sólo es de facto corta de miras, sino que también da lugar a un aumento de las desigualdades y a la exacerbación de los desequilibrios de recursos entre los distintos países”.
“Aunque todos, ricos y pobres, son vulnerables al virus, estos últimos están obligados a pagar el precio más alto y a soportar las consecuencias a largo plazo de la falta de cooperación”, sentencia del documento.
“Es evidente que la pandemia está empeorando las desigualdades que ya están asociadas a los procesos de globalización, haciendo que más personas sean vulnerables y estén marginadas, desprovistas de atención sanitaria, empleo y redes de seguridad social”, afirmó la PAV.
El equilibrio ético centrado en el principio de solidaridad En última instancia, el significado moral, y no sólo estratégico, de la solidaridad es el verdadero problema en la actual encrucijada a la que ha de hacer frente la familia humana. La solidaridad conlleva la responsabilidad hacia el otro que está en una situación de necesidad, que se basa en el reconocimiento de que, como sujeto humano dotado de dignidad, cada persona es un fin en sí mismo, no un medio. La articulación de la solidaridad como principio de la ética social se basa en la realidad concreta de una presencia personal en la necesidad, que clama por su reconocimiento. Así pues, la respuesta que se nos pide no es sólo una reacción basada en nociones sentimentales de simpatía; es la única respuesta adecuada a la dignidad del otro que requiere nuestra atención, una disposición ética basada en la aprehensión racional del valor intrínseco de todo ser humano. Como un deber, la solidaridad no viene gratis, sin costo, y es necesaria la disposición de los países ricos a pagar el precio requerido por el llamado a la supervivencia de los pobres y la sostenibilidad de todo el planeta. Esto es válido tanto de manera sincrónica, con respecto a los distintos sectores de la economía, como diacrónica, es decir, en relación con nuestra responsabilidad por el bienestar de las generaciones futuras y la medición de los recursos disponibles. Todos estamos llamados a hacer nuestra parte. Mitigar las consecuencias de la crisis implica renunciar a la noción de que “la ayuda vendrá del gobierno”, como si fuera un deus ex machina que deja a todos los ciudadanos responsables fuera de la ecuación, intocables en su búsqueda de intereses personales. La transparencia de la política y las estrategias políticas, junto con la 9 integridad de los procesos democráticos, requieren un enfoque diferente. La posibilidad de una escasez catastrófica de recursos para la atención médica (materiales de protección, equipos de test, ventilación y cuidados intensivos en el caso del Covid-19), podría utilizarse como ejemplo. Ante los trágicos dilemas, los criterios generales de intervención, basados en la equidad en la distribución de los recursos, el respeto de la dignidad de toda persona y la especial atención a los vulnerables, deben esbozarse de antemano y articularse en su plausibilidad racional con el mayor cuidado posible. La capacidad y la voluntad de equilibrar principios que podrían competir entre sí es otro pilar esencial de una ética del riesgo y la solidaridad. Por supuesto, el primer deber es proteger la vida y la salud. Aunque una situación de riesgo cero sigue siendo una imposibilidad, respetar el distanciamiento físico y frenar, si no detener totalmente, ciertas actividades han producido efectos dramáticos y duraderos en la economía. Habrá que tener en cuenta también el costo de la vida privada y social. Se plantean dos cuestiones cruciales. La primera se refiere al umbral de riesgo aceptable, cuya aplicación no puede producir efectos discriminatorios con respecto a las condiciones de poder y riqueza. La protección básica y la disponibilidad de medios de diagnóstico deben ofrecerse a todos, de acuerdo con un principio de no discriminación. La segunda aclaración decisiva se refiere al concepto de “solidaridad en el riesgo”. La adopción de reglas específicas por una comunidad requiere una atención a la evolución de la situación en el campo, tarea que sólo puede llevarse a cabo mediante un discernimiento fundado en la sensibilidad ética, y no sólo en la obediencia a la letra de la ley. Una comunidad responsable es aquella en la que las cargas de la cautela y el apoyo recíproco se comparten proactivamente con miras al bienestar de todos. Las soluciones jurídicas a los conflictos en la asignación de la culpabilidad y la responsabilidad por mala conducta o negligencia voluntarias son a veces necesarias como instrumento de justicia. Sin embargo, no pueden sustituir a la confianza como sustancia de la interacción humana. Sólo esta última nos guiará a través de la crisis, ya que sólo sobre la base de la confianza puede la humana communitas finalmente florecer. Estamos llamados a una actitud de esperanza, más allá del efecto paralizante de dos tentaciones opuestas: por un lado, la resignación que sufre pasivamente los acontecimientos; por otro, la nostalgia de un retorno al pasado, sólo anhelando lo que había antes. En cambio, es hora de imaginar y poner en práctica un proyecto de convivencia humana que permita un futuro mejor para todos y cada uno. El sueño recientemente descrito para la región amazónica podría convertirse en un sueño universal, un sueño para todo el planeta que “integre y promueva a todos sus habitantes para que puedan consolidar un «buen vivir»” (Querida Amazonia, 8)
Memoria Litúrgica, 24 de julio
Gran amante de la Eucaristía y de la Virgen Santísima
Martirologio Romano: San Sarbelio (José, Charbel) Makhluf, presbítero de la Orden de los Maronitas Libaneses, que, por amor a la soledad y para alcanzar la más alta perfección, dejó el cenobio de Annaya, en el Líbano, y se retiró al desierto, en el que sirvió a Dios día y noche, viviendo con gran austeridad, ayunando y orando (†1898).
Breve Biografía
Youssef (José) nació el 8 de mayo de 1828 en un pequeño poblado del Líbano llamado Biqa-Kafra. Era el quinto hijo de Antonio Makhlouf y Brígida Choudiac, sencillos campesinos llenos de fe. Dos de sus tíos maternos eran monjes en el monasterio de Quzhaya que distaba una hora de camino desde Biqa-Kafra. José los visitaba con frecuencia y se quedaba con ellos ayudando en los oficios divinos, participando en sus oraciones y cantos y escuchando sus sabios consejos.
Tenía veintitrés años cuando dejó casa y familia para entrar al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouk de la orden maronita libanesa. Al recibir el hábito de novicio cambió su nombre por el de Chárbel, nombre de un mártir de la iglesia de Antioquía que murió en el año 107 bajo el imperio de Trajano. Cuando su madre y su tío se enteraron de su decisión, se dirigieron inmediatamente a buscarlo al monasterio tratando de convencerlo de que regresara. Finalmente, Brígida, también convencida de la vocación de su hijo, le dijo: Si no fueras a ser buen religioso te diría: ¡Regresa a casa! Pero ahora sé que el Señor te quiere a su servicio. Y en mi dolor al estar separada de tí, le digo resignada: ¡Que Dios te bendiga, hijo mío, y que haga de ti un santo...!
Desde joven había desarrollado una intensa vida interior y de oración que durante sus años de monje había madurado. Pronto se despertó en él la vocación por la vida eremítica que, de acuerdo con la tradición cristiana, se debe hacer viviendo en soledad. Se retiró a la ermita de San Pedro y San Pablo en Gebel an Nour (Montaña de la Luz) que tenía sólo dos habitaciones pequeñísimas y un oratorio también estrechísimo.
Comenzó esta vida más austera en el año 1875 y la llevó durante veintitrés años. Se ejercitaba en diversas mortificaciones y en la oración continua; dormía sobre el suelo y comía una sola vez al día. Ordinariamente oficiaba la misa hacia el mediodía de tal forma que pasaba la mañana preparándose para el Santo Sacrificio y la tarde dando gracias a Dios. Vivía en el más absoluto retiro, del que sólo salía para atender alguna necesidad pastoral.
El 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Maron, actual meta de peregrinaciones y milagros incesantes. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI.
Santo Evangelio según san Mateo 13, 18-23. Viernes XVI del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame a escuchar tu palabra con generosidad y poder profundizarla en mi corazón. Que sea tu Palabra la que me ayude a dar mucho más fruto y así poder extender en mi corazón, y en el de cada uno de los que me rodean, tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 18-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy el Evangelio nos invita a escuchar atentamente. Muchas veces durante el día escuchamos muchas cosas, pero solo hay algunas a las que ponemos atención. Lo mismo pasa hoy en el Evangelio que nos explica la parábola del sembrador. La atención que requiere esta parábola es radical porque en sí misma exige algo que es profundo, constante y debe morir para así, dar fruto. ¿Pero cómo podremos ser constantes en la escucha de la Palabra de Dios?
Cristo mismo quiere darnos la respuesta. Necesitamos tener tierra buena, estar atentos a cómo estamos cuidando, cultivando y produciendo las semillas de Dios que caen en nuestra vida, sobre todo de los momentos en los cuales sentimos que su mano pasa por nuestra vida. Hacer memoria de cómo Dios mismo va tocando nuestra historia concreta y qué es lo que ahora nos pide para preparar la tierra buena en la cual caiga la semilla y se multiplique en un ciento por uno.
«En este “destino” del Reino de Dios podemos intuir la trama de la vida de Jesús: él también era un signo débil para sus contemporáneos, un evento casi desconocido para los historiadores oficiales de la época. El mismo se definió como un “grano de trigo” que muere en la tierra, pero solo de esta manera puede dar “mucho fruto”. El símbolo de la semilla es elocuente: un día el campesino la hunde en la tierra (un gesto que parece un entierro), y luego, “duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él mismo sepa cómo”. Una semilla que brota es más obra de Dios que del hombre que la ha sembrado. Dios siempre nos precede, Dios siempre nos sorprende».
(Ángelus de S.S. Francisco, 6 de marzo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor Jesús, toca mi vida con amor y renueva mi entrega para que así, al verme las personas, se encuentren contigo. Que sea vivo ejemplo del seguimiento de tu palabra.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dar una sonrisa a alguien que lo necesite.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La Misa es el centro y la raíz de la vida espiritual del cristiano
En la Misa, adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias y reparamos por nuestros pecados
Hablemos un poco de la Misa. Vaya por delante, que la belleza estética y la estructura ritual ayudan, pero la fuerza y el vigor de la celebración de la Misa radica en la centralidad que el misterio que en ella se celebra ocupa en la vida de Cristo y en toda la historia de la salvación. De ahí su capacidad de trasformar la vida de las comunidades cristianas.
“[la Misa] es el Sacrificio de Cristo, ofrecido al Padre con la cooperación del Espíritu Santo: oblación de valor infinito, que eterniza en nosotros la Redención” (san Josemaría, ECP, 86), de principios de los sesenta, y este otro pasaje de origen autobiográfico, que recoge un punto de meditación de Via Crucis: “Después de tantos años, aquel sacerdote hizo un descubrimiento maravilloso: comprendió que la Santa Misa es verdadero trabajo: operatio Dei, trabajo de Dios. Y ese día, al celebrarla, experimentó dolor, alegría y cansancio. Sintió en su carne el agotamiento de una labor divina. A Cristo también le costó esfuerzo la primera Misa: la Cruz” (VC, XI Estación, 5).
Nada más empezar decimos: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: nos introducimos así en la acción Trinitaria:
“La Misa (…) es acción divina, trinitaria, no humana. El sacerdote que celebra sirve al designio del Señor, prestando su cuerpo y su voz; pero no obra en nombre propio, sino in persona et in nomine Christi, en la Persona de Cristo, y en nombre de Cristo. (…) Es el Sacrificio de Cristo, ofrecido al Padre con la cooperación del Espíritu Santo: oblación de valor Infinito, que eterniza en nosotros la Redención, que no podían alcanzar los sacrificios de la Antigua Ley. (…) La Santa Misa nos sitúa de este modo ante los misterios primordiales de la fe, porque es la donación misma de la Trinidad a la Iglesia” (ECP, 86-87). Este es el punto nuclear para comprender la espiritualidad de la Misa que enseñó san Josemaría. De hecho, él mismo hace derivar de los pasajes citados la siguiente conclusión: “Así se entiende que la Misa sea el centro y la raíz de la vida espiritual del cristiano. Es el fin de todos los demás sacramentos. En la Misa se encamina hacia su plenitud la vida de la gracia, que fue depositada en nosotros por el Bautismo” (ECP, 87). Se entiende pues que al que le pedía “un programa de vida cristiana“, le podía responder: “La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Santa Misa (…), porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros” (ECP, 88).
De ahí que la presencia y participación del cristiano en la Misa debe ser amorosamente participativa, de modo que propicie un encuentro personal “de cada uno con el sacrificio redentor de Cristo; y así, mientas tomamos parte en la Misa, “adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purifícamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos” (ECP, 88).
(Relata alguien, como en cierta ocasión, escuchó estas palabras de san Josemaría al salir de la sacristía para celebrar la Misa: “Hijo mío, voy al encuentro de mi Amor”)
Hemos de buscar pues una sintonía lo más perfecta posible entre la objetividad de los textos y ritos y la subjetividad de los participantes. “El cristiano que se aísla -decía san Josemaría por los años treinta- en una piedad privada, no participa como conviene de la corriente santificadora de la Iglesia (vid y sarmientos).
El sacrificio es ofrecido a Dios juntamente por el sacerdote y los fieles (…). Los fieles son oferentes y ofrendas al mismo tiempo: ofrecen a Dios el sacrificio de Cristo, y se ofrecen con Cristo, de modo que es el sacrificio de Cristo y de todos” (CECH, p. 677).
Entonces ocurre que la Misa, y la liturgia en general -y con ellas el trato de Jesús en el Sagrario-, alimentan la oración, y se derrama en la vida: la meta ha de ser convertir cada día en una Misa ininterrumpida:
“Hemos de amar la Santa Misa que debe ser el centro de nuestro día. Si vivimos bien la Misa, ¿cómo no continuar luego el resto de la jornada con el pensamiento en el Señor, con la comezón de no apartarnos de su presencia, para trabajar como Él trabajaba y amar como Él amaba?” (ECP, 154). Ese “trabajar y amar como Él” comporta “que nuestros pensamientos sean sinceros: de paz, de entrega, de servicio. Que nuestras palabras sean verdaderas, claras, oportunas; que sepan consolar y ayudar, que sepan, sobre todo, llevar a otros la luz de Dios, Que nuestras acciones sean coherentes, eficaces, acertadas; que tengan ese bonus odor Chrísti (2 Co 2,15), el buen olor de Cristo, porque recuerden su modo de comportarse y de vivir” (ECP, 156).
Así sea.
El Papa felicita a Álvaro: joven con discapacidad que recorrió el Camino de Santiago
Una hazaña motivada por la fe.
Se llama Álvaro Calvente, tiene 15 años, es originario de Málaga, España, y tiene una discapacidad intelectual.
Sin embargo, hace unos días Álvaro hizo la peregrinación del "Camino de Santiago", acompañado por su padre y un amigo de la familia. Su hazaña no pasó desapercibida para el Papa Francisco quien le escribió una carta - publicada en la página web de la diócesis de Málaga - en la que felicita al joven y le agradece su valiente testimonio.
"Querido Álvaro - escribe el Pontífice - he recibido una carta de tu padre en la que me dice que has terminado el Camino de Santiago y que en tu mochila has llevado, no solo tus intenciones personales, sino también las de muchas personas que se han unido a ti en la peregrinación, rezando".
"Gracias por animarnos a caminar y por invitar a muchos otros a caminar contigo. En medio de la pandemia que estamos viviendo, con tu sinceridad, alegría y sencillez, lograste poner en marcha la esperanza de muchas personas que conociste ya sea en el camino o a través de las redes sociales".
El viaje de Alvaro fue, de hecho, compartido por su padre en Twitter, a través de la cuenta @CaminodeAlvaro
"En el camino nunca estamos solos"
"Hiciste una peregrinación e hiciste que mucha gente peregrinara, animándoles a no tener miedo y a recuperar la alegría, porque a lo largo del camino nunca vamos solos -continúa escribiendo el Papa Francisco - el Señor siempre camina a nuestro lado. Gracias por su testimonio y tus oraciones". La carta del Papa concluye con una bendición, una invocación a Nuestra Señora del Carmen y una petición para el joven: "No te olvides de rezar por mí".
Séptimo de diez hermanos, Álvaro vive en el distrito de Huelin y es miembro de la Comunidad Neocatecumenal de la parroquia local de "San Patricio". A pesar de su discapacidad -explica la diócesis de Málaga- el joven participa activamente en la vida parroquial, de hecho: "Su experiencia de fe, tan alegre, es un testimonio para todos los que lo conocen".
¿Eres un buen cristiano? 5 preguntas que puedes hacerte si te crees muy bueno
Parece fácil ser cristiano; no matarás, no mentirás, no robarás y tienes el cielo ganado.
Los 10 mandamientos nos los enseñan desde que somos pequeños (¿al preparar la primera comunión?), y desde entonces intentamos cumplir con ellos para ser las buenas personas que queremos ser. La verdad es que querer ser buena persona es un gran comienzo, y querer cumplir con los mandamientos aún más. Recordando el pasaje del joven rico, cuando este va al encuentro del Señor y le pregunta: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”, Jesús le responde “Tú sabes los mandamientos: ‘no mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”». A primera vista parece que lo estamos haciendo bien. Traduciendo ese pasaje a nuestra vida, no solo se trata de atender a los 10 mandamientos –que a veces pueden sonar un poco arcaicos– («no codiciarás a la mujer de tu prójimo»), sino que se trata de cumplir con los deberes de tu estado (tu situación cotidiana actual). Por ejemplo, si soy estudiante de la universidad y contextualizo dichos mandamientos a mi día a día: voy a misa los domingos, separo un espacio para mi oración, hablo con mis padres regularmente y nunca les alzo la voz; intento (al menos intento), no hablar mal de nadie y hago mis deberes de forma diligente.
Ahora bien, ¿y si siempre he sido responsable y virtuosa?, ¿si como el joven rico todo esto lo he cumplido bien? ¿Ahora qué?, ¿ya soy buena? No debemos olvidar que a la pregunta del joven el Señor también le responde: «¿Por qué Me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios». La mayor tentación de un cristiano comprometido con su fe está en que podemos llegar a creernos buenos. Creer que hemos hecho suficiente. Entender la vida cristiana como un catálogo de reglas que tenemos que cumplir para «ser bueno» es un error que conlleva una profunda tristeza. Quien se gana el cielo y quien vive con esa alegría en la tierra, no es la persona que concibe la vida como un continuo poner vistos en una to-do-list. Claro está que cumplir con los mandamientos es necesario (no me malinterpreten) pero esto no es suficiente para ser llenar el corazón del hombre.
Entonces, ¿cómo se es santo y se gana el cielo?
El joven rico se pregunta lo mismo y le dice al Señor : «Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud” a lo que Jesús responde “Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y Me sigues».
¿Cómo entender estas palabras tan exigentes del Señor en nuestra día a día? Estas 5 preguntas te pueden ayudar:
1. ¿Me he puesto hoy al servicio de los demás?
El Señor nos invita a vivir nuestra vida desde una perspectiva distinta, la de dejar todo a los demás por Él, por amor.
Ese «vende todo lo que tienes» hoy en día es una forma de vaciar el corazón de prejuicios contra los demás, de dar demasiada importancia a las apariencias, de preocuparse excesivamente de uno mismo; y de darle la oportunidad de llenarse de Cristo.
Un amor que «da a los pobres» es aquel que se entrega por completo a los demás para vivir con una apertura radical a los demás. Ya lo decía San Agustín «Ama y haz lo que quieras», ¡y no se equivoca! El amor es el auténtico fin del hombre y lo único que puede colmar su corazón con anhelos de eternidad
2. ¿He buscado hoy ser instrumento de Dios para que los demás le conozcan?
Como hemos dicho arriba, no se trata solo de ser buenos. El«nuevo» mandamiento del amor renueva la vivencia de las enseñanzas que Dios nos ha dejado (cumplir con los mandamientos) de manera que engrandece la vida del hombre al no dejarla circunscrita a la constatación de «buenas obras», a conformarse con «ser bueno», sino que lo lleva a ilusionarse con «ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:48), perfectos en el amor. Y este amor, para que sea perfecto, es expansivo, busca siempre transmitirse a los demás.
3. ¿He procurado cuidar algún momento de oración hoy para poder encontrarme con Dios?
Sin oración no somos nada. Para subir un poco más arriba del escalón de «ser buenos», necesitamos de la gracia. Nadie puede ser santo por sus propios medios.
«Siempre que sentimos en nuestro corazón deseos de mejorar, de responder más generosamente al Señor, y buscamos una guía, un norte claro para nuestra existencia, el Espíritu Santo trae a nuestra memoria las palabras del Evangelio: “conviene orar perseverantemente y no desfallecer”. La oración es el fundamento de toda labor sobrenatural; con la oración somos omnipotentes y, si prescindiésemos de este recurso, no lograríamos nada» (San José María Escrivá).
4. ¿He sido agradecido hoy con Dios por todo lo que me ha regalado?
Una de las condiciones más importantes para la santidad es el agradecimiento. Todo lo bueno que tenemos proviene de Dios y es a Él a quien primero debemos agradecer. Vivir en un constante agradecimiento nos ayuda a crecer en la humildad y la alegría.
«El saber agradecer a los hermanos es signo de que se tiene un corazón agradecido para con Dios nuestro Señor y un corazón agradecido es siempre fuente de gracia» (Papa Francisco)
5. ¿He sabido hoy apreciar lo que los demás han hecho por mí?
No solo se trata de ser agradecidos con Dios, es bueno tambien serlo con los demás. Ir más allá de «ser buenos» implica ese ponernos siempre en disposición, en apertura hacia los otros, y esto no se trata solo de servirlos, se trata también de buscar valorar al otro por quién es, aprender a ver en cada persona una oportunidad para vivir el encuentro, la alegría y el agradecimiento.
La Castidad en el noviazgo. ¿qué hacer para no caer?
Por: P. Horacio Bojorge S.J. | Fuente: Clínica del Buen Amor
7.- GIMENA
LA CASTIDAD EN EL NOVIAZGO
¿QUÉ HACER PARA NO CAER?
Realmente nos asustamos mucho porque se nos fue de las manos,
no pasó nada, pero sólo porque Dios no nos dejó caer…
los dos perdimos el control…
Yo quiero que él sea santo y que se vaya al Cielo.
Y quiero lo mismo para mí.
Quiero que podamos mostrarle a Dios los frutos de un noviazgo santo,
pero, con lo que nos viene pasando a los dos,
me parece realmente lejano e imposible.”
1. Padre,
¿Cómo está?
Antes que nada muchas gracias por el aporte que hace a todos los cristianos con su blog. Le cuento por qué le escribo.
Resulta que estoy de novia hace poco más de seis meses, con un chico buenísimo, practicante y piadoso. Pero tenemos un problema con el tema de la pureza.
Hemos tenido varias caídas, (no es que hayamos tenido relaciones sexuales, sólo caricias fuera de lugar). La última vez que pasó esto, realmente nos asustamos mucho porque se nos fue de las manos, no pasó nada, porque Dios no nos dejó caer tan bajo.
Hablamos del tema y ambos pensamos en terminar la relación por este problema. Quedamos en rezarlo y en pedir consejo. Sinceramente, yo no quiero terminar la relación por lo que sucedió, yo lo amo. Pienso en una familia con él y él piensa igual.
¿Qué quiere Dios? Obviamente no quiere que caigamos en pecado mortal, yo tampoco quiero eso. Esta situación me hace mal... a él también. Trato de rectificarme, ¿me ayuda? ¿Cómo podemos hacer para no caer más? Padre, espero que pueda aconsejarme. Muchas gracias, desde ya. Que Dios lo bendiga.
Gimena
Mi respuesta
Tengo una respuesta para ti en la carpeta de borradores. Pero antes de enviártela desearía que me dijeras algo más acerca de ti misma: país y ciudad de residencia, si estudias y o trabajas y en qué; tu edad y la de tu novio (o por lo menos la diferencia que hay en años y quién de los dos es mayor), si has tenido otro(s) novio(s) antes y lo mismo tu novio si ha tenido otra(s) novia(s)... en fin algunos datos biográficos tuyos e información sobre tu vida religiosa pasada y presente.
Comprenderás que es muy arriesgado responder sobre un hecho tan importante, a una persona totalmente desconocida con tan poca información acerca de la situación de ambos.
También quiero pedirte que seas prudente con mi respuesta, que si algo no entiendes me lo preguntes a mí y no a terceros. Y que lo tengas como una conversación confidencial solamente para ti y tu novio.
A mi vez, yo podría pedirte que, cambiando todos los nombres y datos, pudiera subir al Blog del Buen Amor tus "preguntas" y mis "respuestas" para provecho de otros jóvenes. Antes de publicar nada, lo sometería a tu corrección y aprobación para publicar solamente lo que tú estés conforme en que se publique. Pero respetaría tu negativa. Bendiciones
Padre Horacio
2. Padre,
Puede publicar, sé que mantendrá la confidencialidad.
Ambos tenemos 24 años y somos católicos militantes de Misa diaria y apostolados semanales. Vivimos en Argentina, pero él a mil doscientos kilómetros de Buenos Aires donde vivo yo. Como verá la distancia es grande, nos vemos una vez por mes, como mucho.
Yo practico de manera constante desde hace 4 años y él desde adolescente. Él tuvo una novia antes y salió con una chica también. Lamentablemente sí… tuvo relaciones, pero sólo una vez. Luego hizo un retiro espiritual y no pasó nunca más. Yo estuve de novia una vez antes y sin mayores problemas en relación a este tema. Es recién ahora que se me empieza a convertir en un verdadero problema.
Ambos estudiamos y trabajamos en nuestras ciudades de origen. Yo doy un círculo de formación católica y él participa de uno de estudio, también participa de campamentos coordinando la pastoral con niños.
Últimamente ambos hemos estado bastante secos (espiritualmente hablando) y nos ha costado el estudio y la oración. Yo creo que es por este problema de la pureza en el noviazgo.
Tengo miedo de perderlo, porque él es mi mejor amigo. Nos llevamos bien a pesar de tener el mismo carácter (fuerte) y creo que si esto arruina el tesoro tan lindo que nos dio Dios, habremos hecho la peor cosa.
Yo soy bastante "rara" con mis sentimientos, nunca sé si quiero a alguien. Me pasa eso con mis padres, y los amo. La cuestión es que a él sí sé que lo amo. Pero no quiero que este amor mío sea desordenado ni contra la voluntad de Dios.
Yo quiero que él sea santo y que se vaya al Cielo, yo quiero lo mismo para mí. Quiero que podamos mostrarle a Dios los frutos de un noviazgo santo, pero, con lo que nos viene pasando a los dos, me parece realmente lejano e imposible por momentos. Yo quiero esforzarme y él también, no quiero que esto nos separe.
Gracias Padre, es importante para mí su respuesta. Saludos afectuosos de:
Gimena
Mi respuesta
Querida Gimena:
Después de tu respuesta te envío lo que tenía preparado. No tuve que cambiar prácticamente nada después de tus aclaraciones.
1) Examina serenamente lo sucedido – yo me lo imagino, pero todavía no te has atrevido a describírmelo y entiendo tu pudor, pero conviene que lo explicites - y me juego a que fuiste tú la que no pusiste límites al comienzo y tuviste que ponerlos antes de un mal final.
Sucede que la chica, a menudo, no sólo no pone límites sino que provoca la extralimitación sin plena conciencia de los riesgos. ¿Por qué? porque hambrea las manifestaciones de afecto de su novio: el abrazo cariñoso, el beso, el contacto físico. Si el novio fuera una amiga no pasaría nada. ¡Pero es un varón! Y en él, esa misma cercanía física que ella busca y anhela en su hambre de amor, se convierte en motivo de excitación sexual y pasión enceguecedora.
Por eso te digo que si examinas lo sucedido, apuesto a que fuiste tú la que indujiste el comienzo y tuviste que poner fin al episodio que tanto te aflige. Y menos mal que lo hiciste. Hay chicas que no se conforman con que el novio no le dé frecuentes y hasta continuos signos físicos de afecto. Por este motivo a menudo lo tildan de frío o de desamorado. O dudan de si realmente la querrá.
Por el otro lado hay chicos que no entienden otra forma de manifestar su amor y de que su novia se lo exprese si no es con besos, tactos y abrazos. Error por ambas partes.
Durante el noviazgo hay que aprender a manifestarse el afecto sin profusión de contactos físicos intensos. Éstos son más peligrosos para el varón que para ella. Por eso debe ser ella la que cultive el recato y el pudor. Pudor en el vestir y en el actuar. Ya bastante agredida está la castidad de nuestros varones, para que su propia novia provoque su desgobierno pasional y se convierta, por eso mismo, de la amiga en enemigo.
2) Pero lo que tanto te aflige no es motivo para romper el noviazgo y la relación. Dice un proverbio latino muy sabio "abusus non tollit usum": el abuso no se opone al uso. Por miedo al abuso no hay que desesperar de que se pueda hacer buen uso. ¿Por miedo al alcoholismo no tomar vino?
Si fuera por eso tampoco habría que casarse. Porque, no nos engañemos, algo semejante pasa aún dentro del matrimonio, durante el cual también debe el varón alcanzar la virtud de la castidad en el ejercicio mismo de la intimidad matrimonial. Por eso debe ir cultivando la virtud de la castidad desde el noviazgo, con la ayuda de su novia, que debe ser el ángel guardián de la castidad.
La virtud de la templanza es la que sabe moderar el uso de los bienes de modo que no degeneren en abuso. En este caso creo que hay que llamar a la mujer a tener templanza en dar y querer recibir manifestaciones de afecto. Y al varón hay que llamarlo a la templanza en el impulso sexual físico. Porque por esos dos extremos, el uso degenera en abuso.
3) Una vez casados empezará, con la gracia divina del sacramento, la tarea de la esposa en ayudar a su esposo a no perder pie en una sexualidad despersonalizada y despersonalizadora. Sexualidad, de algún modo, animal. Ella tendrá la tarea de ayudarlo a crecer en la personalización de sus relaciones. Ella debe ser médico que sane en el varón las consecuencias del pecado original, las cuales son en él muy distintas que en la mujer.
Para entender mejor esto: ¿Has leído "La Casa sobre Roca"? Si no lo has leído, léanlo con tu novio. Y también te recomiendo la lectura del libro que sigue a La Casa sobre Roca: “¿Qué la pasó a nuestro amor? Respuestas divinas a preguntas humanas”.
4) Y ahora vengo a responder tu pregunta: ¿Qué hacer para no caer más? Hay que dedicar los encuentros del noviazgo a fortalecer la amistad entre ambos. Con este fin conviene que
a) oren juntos,
b) estudien juntos en el catecismo lo que es el sacramento del matrimonio,
c) crezcan juntos en su relación de fe, esperanza y caridad, con las Tres divinas Personas.
d) si es posible prepárense juntos para consagrarse a la Santísima Virgen.
e) tengan ambos confesor fijo y padre espiritual, cuando esto es posible, y si es posible, el mismo para los dos
f) vayan a la misa juntos.
g) consagren su noviazgo y su futuro matrimonio e hijos al Señor.
h) Tú examínate si estás dispuesta a tener muchos hijos. Y piensa que tu novio tendrá que ir aprendiendo a manifestarte su amor de manera ordenada. En algún momento de tu matrimonio puede ser que no quieras relaciones íntimas y que te arregles perfectamente con otro tipo de manifestaciones de afecto de tu esposo ¿Por qué no vas aprendiendo esa templanza desde el noviazgo, para evitar dañar a tu novio, haciéndole perder pie en la excitación sexual?
i) Conviene que el lugar del encuentro los proteja de lo sucedido. Examinen cuál fue el lugar en el que les sucedió lo que me cuentas y vean por qué pudo suceder eso allí. Eviten ese lugar y ese tipo de lugares como lugar de encuentro.
j) El que es humilde sabe que puede caer. Y el que casi cae, que examine si no fue presuntuoso en vez de humilde y no temió ni de sí mismo ni por el otro, convencido de que "a mí" o "a nosotros no nos va a pasar nada".
k) Por eso hay que ser cauteloso. Tratar de no encontrarse en situaciones que facilitarían una caída, como sería quedarse solos en una misma casa. O salir a vacacionar juntos solos. En los encuentros: evitar sentarse demasiado juntos en un solo asiento, estar abrazados, etc.
Convéncete de que la naturaleza humana está herida por el pecado original y que las pasiones se desordenan, sustrayéndose al control de la razón. En ti se desordena el deseo de ser querida y poseer afectivamente a tu novio, de expresarle tu afecto al modo femenino. Y en tu novio se desordena el deseo de poseerte físicamente. Los dos deseos se desordenan y ambos pierden pie en su propio desorden arrastrándose mutuamente hacia la pérdida del control.
Si hay dudas sobre algo de lo que te digo, pregunta. Pero también yo quisiera saber si lo que te digo te enseña algo nuevo. Si reconoces que estabas equivocada en alguno de los puntos que te expongo en forma de conjetura.
Si te das cuenta ahora de cuáles fueron tus errores para que las cosas fueran tan lejos, espero que me lo digas sinceramente. Quiero decir, que no te reserves para ti misma y para tu propio uso lo que te estoy exponiendo, para manejarlo todo por ti misma, "con ayuda de los consejos del padre", pero comportándote como un dios que lo gobierna todo con su propia pequeña providencia.
He conocido varones que dejaron a su novia porque los acosaba "echándoseles encima" por decirlo así, o imponiéndoles un contacto físico que los "descomponía" o "excitaba".
Hay chicas que intentan así un apoderamiento del ser del varón aún a costa de la dignidad del varón, o de su división espiritual. Y chocan contra la voluntad de algunos varones, que son quizás los mejores y más nobles, que aspiran a la castidad como a una condición necesaria para mantenerse íntegros, es decir, no disociados porque la pasión va por un camino opuesto al que prescriben la razón y la fe.
Por duda de si me ama y por el miedo a perderlo
“Creo que he caído en la trampa que usted dice:
de querer apoderarme del varón.
Estaba ciega por miedo a perderlo
Por eso lo excité”
2. Estimado Padre:
Mil gracias por su respuesta. Paso a responderle punto por punto.
1- Tiene razón yo no puse límites. Es más: yo llevé la situación a ese extremo. Lamentablemente nunca me di cuenta de eso hasta después de lo que sucedió. Eso me llena de mucho dolor pero me muestra lo necesario de ser humilde para comprender que se puede caer y que es necesario estar prevenidos.
2 - Mi novio había venido manteniendo distancia física y manejando todo evitando los "arrumacos". Y yo pensaba que era "frío" o que no me quería. ¡Estaba tan equivocada! Mi novio nos estaba cuidando a los dos. Me duele mucho haber sido causa de todo este dolor para ambos.
3 - Todo sucedió por no haber guardado, temerariamente, las cautelas que Usted recomienda. Esas cautelas son de sentido común cuando uno sabe que puede caer por estar heridos por el pecado original. Yo no las tuve en cuenta, aunque se las hubiera aconsejado a cualquier amiga. Ya que Usted me lo pregunta le cuento, venciendo mi vergüenza de contarlo, qué es lo que sucedió realmente, para que otros jóvenes que visiten su Blog, vean cuánta razón tiene lo que Usted aconseja. ¡Hicimos todo lo que Usted aconseja no hacer!
Nos quedamos solos en su casa de casualidad y comenzamos a besarnos y acariciarnos de una manera que se fue haciendo bastante desenfrenada desde el primer momento. No sé ni cómo llegamos a su habitación y nos recostamos en la cama, ya que nunca dejamos de besarnos. Allí las cosas se fueron de control, las caricias fueron debajo de la ropa, (camisa y pantalón). Sinceramente yo no conseguía pensar en ese momento. La situación se extendió unos minutos. El se recostó encima mío y metió su mano dentro de mi pantalón, luego lo bajó un poco, y acaricio mis genitales. Yo también acaricié los suyos. Tanto se extendieron estas caricias que ambos tuvimos un orgasmo. Cuando a mí me pasó eso, me asusté por la sensación, ya que era desconocida para mí y me levanté de manera bastante violenta dirigiéndome al baño.
Estaba muy avergonzada por lo que había hecho; por lo que le hice a él. La eyaculación me asustó mucho. Me puse a llorar en el baño y él, del otro lado de la puerta me preguntaba cómo estaba, si él me había lastimado, etc.
Cuando salí me abrazó, me pidió disculpas. Ambos estábamos realmente avergonzados, heridos en nuestro pudor. Fue en un segundo que todo se nos fue de las manos, fuimos muy imprudentes. Y todo fue mi culpa, yo no puse límites, yo induje la situación...
4- Le cuento cómo llevé la situación a ese extremo. Creo que primero es por falta de confianza en Dios. Mi novio es muy bueno, realmente valioso. Me daba miedo perderlo. Y eso que no soy una persona con problemas aparentes de autoestima. Aunque ante esto creo que se evidenciaron.
Tiene razón, era miedo irracional. Si me pregunta qué pensaba tengo que contestarle... "en nada y en todo junto". Eran un montón de ideas arremolinadas en la cabeza. Sinceramente no puedo identificar una frase que me moviera, solo era un impulso irracional. MIEDO y DUDA. La duda era sobre él, sobre su amor hacia mí y sobre mí y sobre mí misma, si estoy capacitada para estar de novia "bien" o no. Era un torbellino de inseguridades, se ve que el Enemigo se hizo "tamaño plato" conmigo...
Respecto a los errores de procedimiento es simple, lo "cargosié" todo el tiempo. Cuando él me apartaba, yo entendía que era un acto de desamor cuando era todo lo contrario. Yo procuraba estar sola con él, sin intención de nada prohibido, pero dado mis "cargoseos" esas situaciones se daban solas. Creo que yo quería que él me prestara “toda” su atención, la cual ya me daba. Solo que yo la exigía total y de una manera más desordenada.
Y otra cosa, yo me sentía muy mal después de haber tenido alguna caída, pensaba..."¿quién va a querer, para madre de sus hijos, a alguien como yo, que no se controla?" o "¡no soy digna de confianza!" o " ¡él es tan bueno, que va a enamorarse de alguien mejor que yo, más buena y más pura y a mí no me va a querer más!". Ese fue el último pensamiento que me atormentó.
Y acá estoy.
Anoche hablé con el que todavía es mi novio y no sé si esto seguirá siendo así. Le conté todo lo que me pasaba, las inseguridades, todo... él me escuchó como siempre, atento. Calculo que ya lo imaginaba... es muy perceptivo.
De todas maneras él está dudando de la conveniencia de seguir. Lo lastimé mucho, hice salir de él cosas muy feas y él no sabe si podrá manejarlas a futuro.
Dañé a quien amo, me partí el corazón y ofendí a Dios. La hice completa.
Merezco que la relación se termine y con eso, todo el dolor que eso traiga.
Espero que esto pueda ayudar a alguien. Yo me pongo en las manos de mi Madre y le ruego que rece por mí. Y por mi "príncipe", para que pueda oír la voz de Dios, ya que está muy atribulado. Le está siendo difícil discernir las ideas del buen espíritu.
5- Me hace muy feliz que usted considere que esto no es motivo para romper con el noviazgo. También le pido oraciones para que ambos podamos robustecer la voluntad y crecer en virtud para mantenernos puros y castos. Principalmente por mí, ya que soy la encargada de ser "ángel guardián" de la pureza de mi novio. Eso me da mucho miedo, pero sé que con la gracia de Dios, será posible. También había pensado antes de recibir su mail en una consagración del noviazgo a la Virgen Santísima ¡Lo haremos!
6- Respecto a la oración: cuando nos vemos, lo cual no es frecuente por la distancia a la que vivimos, vamos a la Misa juntos. Por la distancia tampoco podemos tener el mismo director espiritual. Pero tener uno cada uno por su lado será algo más posible.
7- Voy a mantener la distancia física en los encuentros para evitar las caídas, para no herirlo ni salir herida, no quiero "acosarlo" ni "excitarlo"... Quiero que sea santo, que ambos lo seamos.
8- Cuando usted dice ... "apoderamiento del varón" creo que he caído en esa trampa también. Supongo que por inseguridad busco que me demuestre lo que siente de manera más física. Y eso es realmente una estupidez, él me lo demuestra precisamente "sin lo físico", se esfuerza por nuestra relación, viaja y se sacrifica... Yo no lo veía, estaba ciega por miedo a perderlo, cuando él demostraba todo el tiempo amarme.
Padre, espero que no sea tarde y que podamos sanar las heridas del noviazgo. Sé que mi novio es bueno y que es imprescindible que yo me esfuerce y empiece a practicar la templanza. He rogado tanto por ello, Mamá María, va a escucharme, estoy segura.
Si, ya he leído el libro, La Casa sobre Roca. Y creo que mi novio también lo ha hecho. Estará de acuerdo con que lo meditemos para tenerlo más presente, ¿no?
Padre, rece por mí y por mi novio. Gracias, que Dios le pague por este consejo con alegría eterna. Saludos afectuosos en Cristo.
Gimena
Mi respuesta
Querida Gimena
Eso que sucede en el noviazgo viene a ser una masturbación de a dos. Y por eso se ha de evitar. Y es masturbación porque se excluye la relación plena en orden a la generación o abierta a ella. ¿Te das cuenta que no podía responderte sin tener yo claridad al respecto?
Si entendí bien, me dices que tu novio había quedado herido o enojado o que pensaba que tenían que dejar el noviazgo por lo sucedido ¿puedes aclararme este punto?
Comprendo tu vergüenza, pero si consultas a un sacerdote, haces bien en callar la verdad por vergüenza. El Papa nos está enseñando a ser claros en estos asuntos cuando es para corregir el mal y evitarlo, no andándonos con tapujos. La verdad nos hace libres. Y la caridad se realiza en la verdad.
Padre Horacio
3. Padre,
Mi novio me comentó el motivo de su enojo. Él me dijo que creyó haberme aclarado antes que mi trato hacia él era “cargoso”. Lamentablemente yo no advertí eso, es decir lo escuché, pero no lo internalicé y que porque no cambié mi modo de proceder con él, llegamos a la situación tan fea de esa tarde.
También estimo que tiene que ver con su disgusto, que él en su adolescencia había tenido una caída significativa en este aspecto, por lo cual él me confió que esta situación lo hizo "retroceder" a eso de lo cual él tanto se había venido cuidando.
Me dijo que lo que nos había pasado le dio mucho miedo de no poder controlarse conmigo en un futuro y seguir ofendiendo a Dios. Me dijo que en los días posteriores había tenido tentaciones muy fuertes que lo tenían asqueado (lo cual a mí también me pasó en los días siguientes).
Y por último que él no se sentía capaz de presentarle a Dios un propósito de enmienda serio, por más que lo tuviera.
Él habló con su confesor y este lo aconsejó de manera semejante a como Usted me aconsejó a mí. Por eso él quiso plantear nuevas pautas de comportamiento para cuando estemos juntos, para no dejar en la "nada" lo que pasó y para no caer de nuevo en la misma falta. Creo que él se culpa por haberme generado el desorden, de la que sólo yo soy la culpable por haberlo consentido.
Más allá de eso no hubo enojo en él. Creo que fue más frustración y amor propio herido por contemplar sus faltas y las mías (se ve que me tenía en gran estima).
Muchas gracias, Padre. Saludos afectuosos de
Gimena
Mi respuesta
Gimena, querida hija:
Doy gracias al Señor por darte tanta luz para entender lo que te pasó y para poderlo describir tan bien. Tu relato hará mucho bien a otras chicas a las que el demonio les juega las mismas malas pasadas.
Creo que tienes que abrirle tu alma a tu novio y contarle todo lo que me cuentas a mí. Quizás escribírselo. Reconocer tu error, pedir perdón... y dar tiempo esperando. Orando para aguantar la marejada a la que te someterá tu enemigo.
Debe ser algo muy discreto, por eso te hablo de una carta. Creo que convendría que se entere de este intercambio de correos. Quizás le convenga leerlos enteros para entender él también lo que me dices y lo que te explico respondiendo.
Es importante que tu miedo y tus dudas no te precipiten a tomar la iniciativa y "cargosearlo" no dándole tiempo para que decante su vergüenza y vuelva a tomar la iniciativa él.
En todo lo sucedido, que describes muy bien, si lo relees, verás que esas tentaciones te hicieron tomar iniciativa, es decir quitarle al varón la iniciativa.
El amor de la mujer debe ser un amor de respuesta. De lo contrario se convierte en lo del cantar; "el que quiere comprar el amor se hace despreciable". Comprar, es decir ser dueño, apoderarse.
Y por eso, cuando ella duda del amor del varón se inclina a intentar comprobarlo por sí misma y pasa lo que pasó.
La mujer debe apreciar la gratuidad del amor del buen varón, del varón virtuoso. Portador del fuego divino del amor. La "gratuidad".
Es un don gratuito. ¿Y cómo se ha de recibir un regalo? Pues sin temor ni dudas, ¡con gratitud!
Y la gratitud es un efecto de la receptividad. Se agradece lo que se recibe. La mujer debe recibir el amor del varón como se recibe un regalo.
Las flores, los bombones, las cartas, y otros regalos del novio, son como "sacramentos", signos sensibles del amor invisible. Cuando la mujer no ve el regalo, en lugar de dar las gracias quiere manotearlo. Pasa de la receptividad a la iniciativa.
Receptividad no quiere decir pasividad. Es una acción, es algo muy activo: es una activa receptividad. Por eso te insisto que te quedes quieta y que confíes. Que no empieces a los manotazos de ahogada. Confía en Dios que ha puesto amor en el corazón de tu novio. Y espéralo luchando si es necesario contra las tentaciones, para lograr estar en paz.
¡Nuestra Señora de la Paz, ruega por Gimena. Rey de la Paz, reina en el corazón de Gimena. Amen!
Padre Horacio
4. Padre,
Agradezco a Dios por sus consejos. Han sido fundamentales para mí.
He hablado con mi novio, sincerándome. Le pedí disculpas por lo que había hecho, le conté que había llevado a la oración todo lo que pasó y que todo había sido mi culpa.
Él me dijo que de ninguna manera las cosas podrían quedar como "si nada hubiese pasado"; que era necesario modificar nuestras acciones para encaminar nuestro noviazgo al Cielo. Y que esos cambios iban a ser lo que demostrarán a Dios el propósito de enmienda por nuestros pecados.
Me dijo que temía mucho volver a caer y que no quería arriesgarse a eso nunca más. Hizo hincapié en el miedo que tenía a dañarme, que eso no iba a poder perdonárselo, que en este tiempo de noviazgo él no me había aportado nada bueno (lo cual no es verdad).
Hablamos bastante, la distancia hace que usemos el teléfono, lo cual deja más tiempo para pensar y para no guiarse por las emociones de una charla frente a frente.
Así que llegamos a una conclusión. El amor entre los dos es algo que se meditó mucho antes de ponernos de novios, ambos lo llevamos a la oración y fuimos prudentes.
Si ocurrió el desorden fue después, por falta de vigilancia de mi parte... por todo lo que ya vimos. Así que me dio otra oportunidad (decir esto atenta terriblemente con mi amor propio, pero es verdad. Yo me equivoqué y a mí me dieron otra oportunidad).
Cambiamos algunas "reglas internas" para protegernos del enemigo. Y acá estamos, haciendo un acto de confianza en la gracia de Dios. Yo tratando de ser receptiva de ese amor que mi novio me da. Eso implica que mortifique mucho mi impaciencia natural y que rechace las imaginaciones e inseguridades.
Es verdad lo que Usted me dijo, el amor es un don de Dios, un regalo que tengo que aceptar cuando se me da. Habrá notado que me cuesta mucho tener una actitud pasiva, pero es la más conveniente y apropiada para una mujer. De eso estoy convencida (me convencí con esto).
Dios es muy bueno, me dio a un novio muy virtuoso y encima me ama, tengo que cuidar ese "don". Estoy bastante esperanzada, pero eso no quita mi cuota de realismo, sé que va a ser difícil. Por eso me quiero preparar con mucha oración y mortificación, para poder someter mis pasiones.
El domingo pasado, ya habiéndose solucionado todo con mi novio ofrecimos el Rosario en agradecimiento y pidiendo fuerzas para llevar un noviazgo santo. También en la Misa y en la Adoración de la tarde me encargué de eso. Le pido que nos encomiende. Sé que será difícil pero es la voluntad de Dios. Además lo único que tenemos es la Cruz, así que acá vamos...
Padre, muchas Gracias! Ha sido un gran apoyo para mí en estos momentos...
A mi novio ya le mandé los mails, para que entienda mejor. Dios nos guíe y sepamos nosotros ser dóciles a sus inspiraciones.
Que Dios le pague con alegría eterna lo que ha hecho por mí.
Saludos afectuosos de Gimena