El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre

Pedro Poveda Castroverde, Santo

Sacerdote y Mártir, 28 de julio

Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, San Pedro Poveda Castroverde, presbítero y mártir, fundador de la Institución Teresiana destinada a promover la formación cristiana, que al comienzo de la persecución contra la Iglesia fue asesinado por odio a la religión, dando un claro testimonio de su fe († 1936).

Fecha de beatificación: 10 de octubre de 1993, por S.S. Juan Pablo II

Fecha de canonización: 4 de mayo de 2003 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía

Nacido en Linares (Jaén) en 1874 en el seno de una familia muy cristiana, Pedro José Luis Francisco Javier Poveda Castroverde era el mayor de seis hermanos. De temprana vocación sacerdotal, ingresa joven en el Seminario de Jaén, aunque por motivos económicos se traslada con una beca al Seminario de Guadix (Granada).

Compagina los estudios eclesiásticos con los civiles. Fue ordenado sacerdote en 1897 y, al tiempo que continúa sus estudios, da clases, atiende catequesis, predica misiones populares, dirige a seminaristas… Su preocupación por los niños que vivían en las Cuevas de Guadix le lleva a fundar las Escuelas del Sagrado Corazón, donde ofrece enseñanza gratuita, alimento y vestido a los más necesitados de esta zona suburbial de la ciudad.

En 1906 es nombrado canónigo de la Basílica de Covadonga (Asturias), donde permanece hasta 1913. Allí, estudia la situación educativa de la España de principios de siglo, pensando qué respuesta puede dar desde el humanismo cristiano para la educación de los niños y la formación de los educadores en el momento histórico que le toca vivir. Así, en 1911 funda en Oviedo la primera Academia de la Institución Teresiana. En 1913 regresa a Jaén, donde conocerá a Josefa Segovia, quien será su fiel colaboradora y cofundadora de la Institución. En 1921 las Academias, Centros de formación de educadores, cuyo campo principal de actuación será la escuela pública, estaban en doce poblaciones de importancia. En 1917 la Institución Teresiana obtiene la aprobación eclesiástica y civil en Jaén, y en 1924 la aprobación pontificia como Pía Unión.

El Padre Poveda se traslada a Madrid en 1921, al ser nombrado Capellán de la Casa Real. Sigue trabajando en la consolidación y expansión de la Institución Teresiana, participa en la fundación de la FAE (Federación de Amigos de la Enseñanza), y colabora con proyectos e instituciones a favor del profesorado católico. El 27 de julio de 1936 es detenido en su casa de Madrid. Muere mártir, como sacerdote de Jesucristo, el 28 de julio de 1936.

¿Cuáles son los rasgos personales del Padre Poveda?

Convencido de que la fuerza del Evangelio puede transformar la realidad, se preocupa por la formación de la persona humana y promueve la educación como medio de transformación social. Su contacto con realidades de pobreza, hambre, enfermedad, paro, e injusticia, en su infancia, le lleva a luchar contra ello y a trabajar por la dignidad humana mediante la formación de las clases populares; confía en la capacidad de la juventud para transformar el mundo; reclama y promueve la presencia de la mujer en el campo de la educación, de la ciencia, de la investigación. Le preocupa la actualización pedagógica del profesorado, la asociación profesional de los maestros y su promoción social, así como su compromiso con la realidad desde su ser creyente. Humanista y pedagogo, educador de educadores, impulsor del laicado, maestro de oración, hombre de paz, audaz y solidario con los más desfavorecidos, creyó que la renovación de la educación, de la cultura y de las relaciones entre los hombres eran posibles desde la fe.

Sacrificado y paciente, manso y humilde, sencillo, afable y respetuoso, de fino sentido del humor y gran fortaleza interior. Con una entrega entusiasta a Dios, gran devoción a la Virgen, y filial amor a la Iglesia. Austero para sí y tolerante con todo excepto con el pecado. El trabajo, la oración, el estudio, el amor entregado a los demás, el hacer la voluntad de Dios, fueron constantes en su vida. Poveda es ante todo sacerdote y apóstol de Jesucristo. Y la Eucaristía, el centro de su existir. Testigo fiel, acaba dando la vida en testimonio de su fe. Su grandeza se basa en la coherencia de su vida con el Evangelio, en la intuición de los signos de su tiempo y en la radicalidad de su entrega a Dios, a los hombres y al mundo que le tocó vivir.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993 y canonizado el 4 de mayo de 2003.

Tomar el abono de Jesús para mi semilla

Santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43. Martes XVII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame hoy la gracia de poder vivir siempre cada vez más unido a ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo".

Jesús les contestó: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que las siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, por medio del Evangelio de hoy, nos explica lo que significa la parábola de la cizaña. Podríamos sentarnos un momento en silencio y sintonizar bien nuestra señal espiritual para ver qué es lo que Dios nos quiere decir hoy.

Todos los bautizados, como cristianos, hemos recibido la buena semilla que siembra Jesús, pero depende, en cierto sentido, de cada uno el cómo queremos que crezca esta semilla y esto dependerá de cómo la alimentamos. Si la alimentamos de cosas sin importancia, de superficialidades, de lo que aparentemente es la felicidad, pero que no es, entonces esta semilla crecerá, pero no será fuerte, y es ahí donde llegará la cizaña, que son las semillas del maligno, y nos puede ganar, nos puede envolver y, lamentablemente, hasta matar; pero es inevitable que crezcamos con la cizaña. Tenemos que ser astutos pues la semilla de la cizaña no pierde el tiempo y busca cualquier abono para alimentarse bien y, de esta manera, ser fuerte. ¡Cuánto más a nosotros que somos semilla regada por Cristo! Pero debemos siempre buscar el abono que Dios nos regala, alimentarnos bien con los medios que Cristo nos regala y estar listos para cuando venga la cizaña y empiece a atacarnos.

«El cristiano sabe que el Reino de Dios, su Señoría de amor está creciendo como un gran campo de grano, aunque en medio está la cizaña. Siempre hay problemas, están los chismorreos, están las guerras, están las enfermedades... están los problemas. Pero el grano crece, y al final el mal será eliminado. El futuro no nos pertenece, pero sabemos que Jesucristo es la gracia más grande de la vida: es el abrazo de Dios que nos espera al final, pero que ya desde ahora nos acompaña y nos consuela en el camino. Él nos conduce a la gran “tienda” de Dios con los hombres, con muchos otros hermanos y hermanas, y llevaremos a Dios el recuerdo de los días vividos aquí abajo. Y será bonito descubrir en ese instante que nada se ha perdido, ninguna sonrisa y ninguna lágrima. Por mucho que nuestra vida haya sido larga, nos parecerá haber vivido en un suspiro. Y que la creación no se ha detenido en el sexto día del Génesis, sino que ha proseguido infatigable, porque Dios siempre se ha preocupado por nosotros. Hasta el día en el que todo se cumplirá, en la mañana en la que se se extinguirán las lágrimas, en el mismo instante en el que Dios pronunciará su última palabra de bendición: “¡Mira que hago un mundo nuevo!”. Sí, nuestro Padre es el Dios de las novedades y de las sorpresas. Y aquel día nosotros seremos verdaderamente felices, y lloraremos. Sí: pero lloraremos de alegría».
(Audiencia de S.S. Francisco, 23 de agosto de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy hacer el propósito de alimentarme de lo que Cristo me ofrece, la eucaristía, la confesión, la lectura de la Palabra, etc.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Identificando al enemigo

Tradicionalmente se conocen tres enemigos de nuestra santidad: el demonio, el mundo y la carne

Luego del “quiero ser santo” traducido como “quiero hacer la voluntad de Dios”, es necesario visualizar con claridad al enemigo. Estamos en un combate (Job 7,1), y no hay combate sin adversario, y no hay adversario capaz de ser vencido sino es conocido:

“Lo que posibilita a un gobierno inteligente y a un mando militar sabio vencer a los demás y lograr triunfos extraordinarios es la información previa”[1]. (Sun Tzu)

Tradicionalmente se conocen tres enemigos de nuestra santidad: el demonio, el mundo y la carne. Ésta es una verdad de perogrullo que no caduca a pesar de los años –en muchos casos se intensifica…–, y que quien la niegue sufrirá las consecuencias, temporales al menos, y esperemos que no también eternas.

De todos modos ninguno de estos tres enemigos es “él” enemigo, ya que si nosotros ponemos lo que está de nuestra parte –gracia de Dios de por medio, por supuesto– esta tríada no podrá más que ayudarnos a caminar hacia Dios.

Santo Tomás dice, por ejemplo, que Dios, para que los ángeles malos tuviesen algún “para qué” en la creación luego de su pecado, les ha asignado la tarea de santificarnos por medio de la lucha que nos procuran[2]. Del mismo modo, el “mundo” rechazado y la “carne” dominada son causa de mayores méritos. Estos tales sólo pueden tentarnos y no pueden pasar de eso; por lo cual, como dice el P. Pío: “Si llegáramos a saber los méritos que obtenemos por las tentaciones sufridas con paciencia y vencidas, casi exclamaríamos: ¡Señor, envíanos tentaciones!” (atenti con ese “casi”: nunca se debe pedir una tentación).

¿Por qué entonces son enemigos? Lo son en cuanto que si nos vencen, nos hacen caer en el que es verdaderamente el enemigo por antonomasia: el pecado. He aquí entonces “él” enemigo, demasiado conocido y muy poco detestado; más amado cuando estamos de su parte que odiado cuando nos arrepentimos de él; identificado con claridad en los demás y excusado con ahínco en nosotros mismos; menos conocido cuanto más nos abrazamos a él; más rechazado a veces por amor propio que por amor a Dios;y, aunque mal nos pese, “compañía” inseparable en nuestra vida.

Si siempre ha sido difícil ponderar qué es el pecado porque es un misterio, misterio de iniquidad (2Tes 2,7) y porque su gravedad proviene de la Persona ofendida, que es Dios, ¡cuánto más en estos tiempos! en que se ha perdido el sentido de Dios y en que vivimos un “oscurecimiento del sentido cristiano del misterio[3]”.

Que lo digan los que saben:

“Anteriormente el Papa Pío XII había afirmado que «el pecado de nuestro siglo es la pérdida del sentido del pecado»[4] y esta pérdida está acompañada por la «pérdida del sentido de Dios». En la citada Exhortación [Reconciliatio et paenitentia] leemos: «En realidad, Dios es la raíz y el fin supremo del hombre y éste lleva en sí un germen divino. Por ello, es la realidad de Dios la que descubre e ilumina el misterio del hombre. Es vano, por lo tanto, esperar que tenga consistencia un sentido del pecado respecto al hombre y a los valores humanos, si falta el sentido de la ofensa cometida contra Dios, o sea, el verdadero sentido del pecado»[5]”. (San Juan Pablo II)

Estamos en tiempos de crisis y apuntar al pecado tiene que ser el primer objetivo:

“Restablecer el sentido justo del pecado es la primera manera de afrontar la grave crisis espiritual que afecta al hombre de nuestro tiempo[6]”. (San Juan Pablo II)

¡Qué terrible realidad que es el pecado!

“Pensemos que el pecado en sí mismo es una rebelión contra Dios, es el gesto de un traidor que trata de derribar a su soberano y matarlo. Es un acto –la expresión es muy fuerte– que si fuera capaz aniquilaría al Dueño de todo. El pecado es el enemigo mortal del tres veces santo, de modo que el pecado y Él no pueden vivir juntos, y así como el Santísimo lanza de sí al pecado a las tinieblas, así también, si Dios pudiera no ser Dios, o ser menos que Dios, sería el pecado el que tendría la capacidad de hacerlo”[7]. (San Alberto Hurtado)

Muchas más citas podrían evocarse para tratar de describir más y más este océano de maldad, pero me parece que con esto alcanza como para pasar a focalizarnos en algo más puntual.

Lo que se dice del pecado generalmente se entiende del pecado grave (o mortal)[8], pero si bien es cierto que hay una gran diferencia entre el pecado mortal y el venial, sin embargo, este último también es pecado, con todo lo que eso implica. Y aquí quiero referirme justamente a la lucha contra el pecado venial.

Una vez escuché una conferencia sobre la misericordia, muy buena en general, pero al final el expositor dijo que los pecados veniales eran imposibles de evitar y que solo la Santísima Virgen había tenido ese privilegio.

Esto, dicho así, sin aclaraciones, me parece un error no menor, ¿por qué? Porque una vez superada la caída en pecado grave, o sea una vez adquirido un estado habitual de vida de gracia, lo decisivo, lo que marca la diferencia, lo que nos catapulta a la más alta santidad o nos deja en una crasa mediocridad es, a todas luces, la lucha contra el pecado venial.

Y aquí cabe una importante distinción: existe el pecado venial deliberado y el semideliberado. El semideliberado es aquel que se comente sin la total deliberación, o sea sin la total voluntariedad. Es decir, son los pecados que “se nos escapan” por ser débiles, por ser, justamente, pecadores: una respuesta poco paciente, una palabra demás, un pensamiento indebido no refrenado al instante, una distracción en la oración que no cortamos de entrada, etc. En realidad, estos actos que estoy nombrando, de suyo, pueden ser semideliberados o deliberados, la diferencia no está en ellos mismos, sino en nosotros.

Deliberados son aquellos que se hacen con plena voluntad; es decir, por el hecho de que no son mortales, el alma se toma la “libertad” de cometerlos sin ningún escrúpulo. No es tan difícil de deducir que es simplemente imposible que una persona vaya creciendo en su vida espiritual si comete, habitualmente, pecados veniales deliberados.

Pongamos un ejemplo bien cotidiano: si vivo con una persona (familiar, cónyuge, religioso, etc.) y sé que determinadas cosas le disgustan pero, aun pudiendo hacerlo, no las evito so pretexto de que “no son graves” y que, justamente por eso nuestra amistad no va a romperse, evidentemente que la relación nunca va a crecer, perfeccionándose, y, lo más probable, es que vaya decayendo. En definitiva el punto está en que falla el amor. Quien ama de verdad trata de hacer absolutamente todo lo que a la persona amada le agrada, y trata de evitar absolutamente todo lo que a la persona amada le molesta, le irrita, le desagrada, le entristece. Exactamente lo mismo pasa en nuestra relación con Dios.

Y en este mismo sentido podemos agregar las imperfecciones que, al menos en lo teórico, pueden distinguirse muy bien de los pecados veniales, ya que estos están en la línea del mal y aquellas en la línea del bien: una imperfección es un acto bueno pero “no tan bueno” como debería haber sido; o sea, se trata de un acto de virtud pero remiso (flojo, dejado). Estos actos menos perfectos, si son deliberados, también impiden nuestra santificación, también minan nuestras relación amorosa con Dios, como lo harían con cualquier persona.

Y decíamos que en la teoría pueden distinguirse del pecado venial, pero no siempre pueden diferenciarse en lo concreto: por ej.: es difícil que un acto hecho no con toda la generosidad que debería haber tenido (imperfección) no involucre un pecado venial de pereza o amor propio. Pero lo importante, me parece, no es tanto distinguir si se trata de imperfección o pecado venial, sino reconocer si son deliberados o semideliberados.

Vivir habitualmente aceptando en nuestra vida las imperfecciones o los pecados veniales deliberados, es lo mismo que vivir habitualmente diciendo “no quiero ser santo”, “no quiero amar a Dios tanto como puedo hacerlo”, “no quiero cumplir lo más perfectamente posible Su voluntad”; “quiero tener un ‘espacio’ en mi vida, aunque sea mínimo, donde mande yo y no Dios”; “no quiero aceptar las reglas del amor que es totalizador y totalizante”; “no quiero entregarme totalmente, no quiero amar de verdad, prefiero, al menos en esto puntual, amarme a mí mismo”…

Vivir así es también considerar que un “gustito” vale más que el “gusto” de Dios; que en algo al menos sé yo más que Él; que puedo trazar un camino mejor y “más feliz” para mi vida de lo que Él mismo me ha trazado; que Jesucristo no es el modelo acabadísimo a seguir porque no quiero imitarlo en el cumplimento perfecto de la voluntad del Padre; que las creaturas, al menos en algún aspecto, son más perfectas que el Creador; que en algún punto determinado somos mejores y más inteligentes que los Santos que vivieron lo contrario de lo que nosotros vivimos… etc., etc., etc.

Justamente por esto, quienes llegaron a la perfección de la caridad, nunca pactaron con este enemigo que, aunque no llegue a dar la muerte, enferma nuestra vida espiritual. “Reventar antes que cometer un pecado venial” repetía como una muletilla Santo Toribio de Mogrovejo.

Aun con riesgo de extenderme demasiado, transcribo parte de un excelente comentario (el mejor que conozco) de San Alberto Hurtado -a quien celebramos hoy 18 de agosto- a las “Tres maneras de humildad[9]” de los Ejercicios Espirituales; la segunda manera de humildad consiste, entre otras cosas, en el rechazo al pecado venial, y lo comenta así:

“El segundo grado consiste en hacer reinar en mí disposiciones afectivas tales, que ante lo que solicite vivísimamente mi sensibilidad (ya sea una amenaza o un llamamiento), yo no sea en deliberar de cometer un pecado venial. Hay que llegar a obtener un estado habitual, que no excluye, claro está, las debilidades pasajeras. Esta disposición es la que constituye al hombre como amigo de Dios, lo hace ser “capaz de ser instruido por Dios”, forma a los santos y a los perfectos; es la gran condición de la fecundidad apostólica, por su pureza total de intención.

Esta segunda manera de humildad mira a los pecados veniales plenamente deliberados, que son los que podemos evitar. Porque faltillas, hijas de inadvertencia en las que la responsabilidad no es plena, son inevitables. Sólo María Santísima tuvo el singular privilegio de verse libre de toda mancha, ¡tota pulchra!

Pero las faltas veniales plenamente deliberadas, convendría a toda costa que nos pusiéramos en la firme resolución de evitarlas: murmuraciones -que son tan frecuentes-, detracciones, lecturas peligrosas, faltas de respeto con Nuestro Señor, bromas molestas, y mucho más faltas deliberadas de caridad. Todo lo que es pecado venial, que esté a mil leguas de mí. Los santos lo comprendieron: San Juan Crisóstomo decía que prefería ser poseído del demonio antes de cometer pecado venial. Santa Catalina de Génova, que con gusto se arrojaría en un océano de fuego ardiente por evitar la ocasión de un solo pecado venial, y que allí permanecería permanentemente si para salir fuera menester cometerlo. San Alonso Rodríguez exclamaba: “Señor, haced que yo sufra todas las penas del infierno antes que cometer un solo pecado venial”. Y es que, como decía San Juan Crisóstomo: “Si amáramos a Cristo de veras, juzgaríamos más grave la ofensa del amado que el fuego del infierno”.

Más que insistir en los castigos del pecado venial, miremos, para resolvernos a detestarlo más, lo que debe ser para nuestro Padre Dios y nuestro Redentor Jesucristo. Nuestra alma, el alma de su hijo, se afea, se empaña… no ofrece a Cristo ese deleite pleno que tenía derecho a esperar de ella. Y si yo con mi santidad pudiera darle a mi Señor un poquito más de consuelo y alegría ¡por muy bien empleados podría dar todos mis sacrificios! ¡Un poquito más de amor a quien tanto me amó!

Mi alma se debilita… pone en peligro la delicadeza y fervor del amor haciendo que prevalezca el espíritu de temor sobre el amor filial. Es una concesión a alguna inclinación torcida y viciosa que se va arraigando, debilitando a la par las fuerzas de la voluntad. De las cenizas de ese deseo malo, brota uno nuevo más ardiente que el anterior. Amengua el amor de Dios, porque lo que concedemos a los amores no rectos lo quitamos al amor de Dios: esos otros amores arden con combustible robado. El alma se va atando con hilos a esta tierra… y aunque conserve sus alas, ¿de qué le sirven si sus patas están atadas a la tierra?

La luz del alma se amengua. Cada pecado venial es como una nubecita que se interpone entre nosotros y el sol, que es Dios. Tantos pueden ser los pecados que ese nublado sea espeso, oscuro y apenas si nos envía su luz… Sólo a los limpios de corazón se ha prometido ver a Dios.

Nos priva de un grado de gracia. No nos quita ciertamente el estado de gracia, ni disminuye la gracia que tenemos, pero sí nos priva de otras nuevas gracias que Dios dispone para los generosos. Y puede llegar a tanto que el alma se va disponiendo para una caída grave. Santo Tomás, tan poco amigo de exageraciones, afirma: “Quien peca venialmente… desprecia algún orden, y con eso acostumbra su voluntad a no sujetarse en las cosas menores al orden debido; se dispone a no sujetar su voluntad al orden el último fin, eligiendo lo que de suyo es pecado mortal”. La repetición de veniales nunca llega a constituir el pecado mortal, pero el alma puede llegar a tanto en su debilidad que casi insensiblemente, sin percatarse dé el paso fatal: como la muerte por consunción y por anemia que es como el apagarse del fuego, agotando el combustible.

Pero no es nuestro ánimo en esta meditación pintar los males del pecado venial, sino mostrarle al alma que está adherida al mal en alguna forma, que no puede considerarse presta para adherirse a su Padre, sin afección alguna al desorden. Hemos de examinarnos si estamos libres de estas adhesiones terrenas, y para estarlo en forma sincera, San Ignacio nos indica que no basta no querer el pecado venial, sino que hemos también de aborrecer el desorden de las cosas: no hemos de querer nada por sí mismo, nada, nada… es el Principio y Fundamento que reaparece en la cumbre de los Ejercicios con su luz tan clara. Todo lo hemos de querer en Dios, conforme a la voluntad divina, solamente queriendo y eligiendo lo que más. Elegir ¿qué? Lo que más… Aquí está toda la perfección de los Ejercicios: no hay para qué ir más lejos, ésta es en realidad toda la aspiración de un alma que aspira a la santidad. Por ejemplo Mateo Talbot, obrero, que renuncia a un espléndido puesto por uno muy modesto, pero que le permitía oír misa cada día”[10].

Y, poco más adelante, en un diálogo con el Señor agonizando en el Huerto de los Olivos, el mismo santo escribe lo siguiente:

“Vos habéis presentado a vuestros santos la imagen de un solo pecado tal como aparece ante vuestra Faz, la imagen de un pecado venial, no mortal, y nos han dicho que habrían muerto a su vista si tal imagen no la hubierais removido rápidamente”[11].

El pecado venial deliberado también nos impide tomar buenas decisiones. San Ignacio dice que quien en los Ejercicios Espirituales no llega a la segunda manera de humildad, o sea quien no haya alcanzado la determinación de evitar el pecado venial deliberado, “no está para ponerse en elecciones, y es mejor entretenerle en otros ejercicios hasta que venga a ella”[12]. En este contexto, no poder hacer las elecciones implica no poder conocer ni hacer la voluntad de Dios. Y quien ha hecho su elección contando con esas disposiciones, si las llega a perder, o sea si comienza a vivir en pecado venial deliberado de manera habitual, tranquilamente puede esto ser causa de una “crisis” (vocacional –consagrada o matrimonial– si se trata de una elección de ese tipo), que sólo se remedia con una vuelta a la fidelidad al Señor buscando evitar el pecado venial.

Y ¿qué diremos de las imperfecciones y de los pecados veniales semideliberados? Algo muy distinto… porque sucede que a estos, si bien hay que tratar de reducirlos al mínimo –estando más atentos, quitando las causas, etc. –, totalmente no los podemos evitar; de ellos se dice en la Escritura el justo caerá siete veces en el día y se levantará (Prov 24,16), y está hablando del justo, o sea del santo… ¿cuántos serán los nuestros?…

Debemos hacer lo que santa Teresita de Jesús: aprovecharlas para humillarnos. Ella, al ser designada como Maestra de novicias, comenzó a notar algunas impaciencias que antes no solía tener; pero esto, en lugar de entristecerla, la ponía feliz, porque la hacía más humilde; y además, esa humildad le ayudaba a no perder las esperanzas de llegar a ser santa:

“Confieso que me siento más feliz de haber sido imperfecta que si, sostenida por la gracia, hubiera sino modelo de paciencia. ¡Me aprovecha tanto ver que siempre Jesús es tan dulce y tan tierno conmigo! Sí, desde ahora lo reconozco: sí, todas mis esperanzas se verán colmadas; sí, el Señor hará en nosotras maravillas que rebasarán infinitamente nuestros inmensos deseos…”[13].

Y, como decíamos antes, sin dejar de evitar lo evitable, una vez que caemos en este tipo de cosas, podemos usarlas para reírnos de nosotros mismos, sobre todo para reírnos de la soberbia idea que tenemos de nuestro “super yo”. Chesterton decía: “eso de tomarse en serio es una inclinación o falla natural, porque es la cosa más fácil de hacer… Satanás cayó por la fuerza de su seriedad”. En consecuencia “hay que elevarse hasta el alegre olvido de sí mismo”[14]. Si llegamos a esto, nunca se nos acabará la fuente de nuestra alegría: “Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse” (Santo Tomás Moro).

Luego de un mínimo gesto de impaciencia en presencia del Cardenal Medina –el relator del hecho–, Juan Pablo II se lleva la mano a la frente y dice: “¡y eso que me confesé esta mañana!”. ¡Eso es tomarse con humor!

Digamos con el P. Luis de la Puente: “Yo he caído en muchas imperfecciones, pero jamás he hecho las paces con ellas”.

María es llamada “refugio de pecadores”; a Ella nos encomendamos para que nos ayude a evitarlos, aceptar nuestra debilidad cuando los cometemos y poder crecer así, día en día, en la gracia de quien Ella es la inventora[15].
 
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Mas material sobre el tema:
– Royo Marín, sobre el pecado venial y las imperfecciones; en Teología de la Perfección Cristiana, (Ver Aquí).
– San Alberto Hurtado, Tres maneras de humildad.” (Ver Aquí)
 
Ver todas las lecturas recomendadas, AQUÍ.
 
[1]Sun Tzu, El Arte de la guerra, cap. XIII.
[2]“La providencia divina conduce al hombre a su fin de dos maneras. Directamente, llevándolo al bien o alejándolo del mal, lo que se hace por el ministerio de los ángeles buenos. Indirectamente, ejercitándolo a la lucha, contrariándolo en el querer hacer el bien. Convenía que esta segunda manera de procurar el bien del hombre se confiase a los ángeles malos, para que ellos, después del pecado, no fueran del todo inútiles al orden del universo. De aquí deriva que hay para ellos dos lugares de tormento: uno por razón de su culpa, y es el infierno; otro por razón del ejercicio que deben procurar al hombre, y es la tenebrosa atmósfera que los circunda. Ahora bien, el procurar la salud del hombre debe durar hasta el día del juicio. Por eso durará hasta ese entonces el ministerio de los ángeles buenos y la tentación de los malos. Así los ángeles buenos seguirán siéndonos enviados hasta el último día del mundo y los malos seguirán habitando las regiones inferiores del aire” S. Th., I, q. 64, a. 4.
[3]San Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 10.
[4]Pío XII, Radiomensaje al Congreso Catequístico Nacional de los Estados Unidos de América en Boston (26 de octubre de 1946): Discursos y radiomensajes, VIII (1946), 288.
[5]San Juan Pablo II, Cartaencíclica “Dominum et vivificantem” sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo, n. 47.
[6]San Juan Pablo II, Reconciliatio et paenitentia, n. 18
[7]San Alberto Hurtado, Un disparo a la eternidad, Sufrimientos morales de Cristo en su agonía, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 20043, p. 307.
[8]Las condiciones que exige todo pecado mortal: materia grave, conocimiento y consentimiento perfectos.
[9]“2ª humildad. La 2ª es más perfecta humildad que la primera, es a saber, si yo me hallo en tal puncto que no quiero ni me affecto más a tener riqueza que pobreza, a querer honor que deshonor, a desear vida larga que corta, siendo igual servicio de Dios nuestro Señor y salud de mi ánima; y con esto, que por todo lo criado, ni porque la vida me quitasen, no sea en deliberar de hacer un peccado venial”. [166]
[10]San Alberto Hurtado, Un disparo a la eternidad, Sufrimientos morales de Cristo en su agonía, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 20043, pp. 285-287.
[11]San Alberto Hurtado, Un disparo a la eternidad, Sufrimientos morales de Cristo en su agonía, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 20043, pp. 308-309.
[12] San Ignacio, Directorio autógrafo de Ejercicios, n. 17. En: San Ignacio de Loyola, Obras completas, Madrid (1977), 297.
[13] Carta 230, A la madre Inés de Jesús, 28 de mayo de 1897.
[14] Chesterton, Ortodoxia, cap. VII.
[15]“inventora de la gracia”Así la llama San Bernardo “La felicitaremos, a no ser que –lo que Dios no quiera- nos mostremos del todo ingratos a la inventora de la gracia”. Sermón de la Asunción de la Virgen, Verbum Vitae, t. X, B.A.C., Madrid, 1955, p. 328-330.

«Cada anciano es tu abuelo»: luchar contra el aislamiento en pandemia

Campaña del Dicasterio Vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida

Con el fin de combatir el aislamiento social y la soledad que padecen muchos ancianos en todo el mundo a causa de la pandemia, el Dicasterio Vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida lanza la campaña “Cada anciano es tu abuelo” para invitar a los jóvenes de todo el mundo a hacer un gesto de ternura hacia las personas mayores que se sienten solas, porque “¡cada persona mayor sola es tu abuelo y tu abuela y te necesita!”. Una idea inspirada en las palabras del Papa Francisco pronunciadas después del Ángelus del 26 de julio en la Plaza de San Pedro.

A través de un comunicado, el Dicasterio recuerda que en estos meses, "muchas conferencias episcopales, asociaciones y fieles, con la fantasía del amor, han encontrado el modo de llevar a las personas mayores solas la cercanía de las comunidades eclesiales", ya que es posible superar el aislamiento de las personas mayores, incluso observando rigurosamente las normas sanitarias en relación al Covid-19.

No abandonar a los ancianos en esta pandemia

La pandemia ha afectado en modo particularmente duro a las personas mayores y ha interrumpido los ya débiles lazos entre las generaciones, pero respetar el distanciamiento no quiere decir aceptar un destino de soledad y abandono.

Llega virtualmente con una llamada, foto o video

Es por ello que en esta fase de la campaña, y respetando las normas de salud en vigor en los distintos países, "se invita a llegar virtualmente a las personas mayores más solas del propio barrio o de la parroquia y enviarles un abrazo, como ha dicho el Papa, a través de una llamada por teléfono, una videollamada o el envío de una imagen".

De ahí que la invitacion del Dicasterio sea concreta: "Siempre que sea posible – o cuando la emergencia sanitaria lo permita – invitamos a los jóvenes a concretar aún más el abrazo, yendo a visitar personalmente a las personas mayores".

Hashtag #Sendyourhug

Asimismo, esta iniciativa se difunde en redes con el hashtag #sendyourhug y los post más significativos se divulgarán en las redes sociales del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida @laityfamilylife.

Tal como se lee en el comunicado, "Nuestra esperanza es que, también desde esta campaña, se pueda cumplir el deseo del Papa Francisco, que escribió: “Esto es lo que yo quisiera: un mundo que viva un nuevo abrazo entre los jóvenes y las personas mayores (Introducción al libro "La sabiduría del tiempo").

Finalmente, recordamos las palabras del Santo Padre a la hora del Ángelus, el domingo 26 de julio en la Plaza de San Pedro:

“En la memoria de los santos Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús, quisiera invitar a los jóvenes a realizar un gesto de ternura hacia los ancianos, sobre todo a los que están más solos, en las casas y en las residencias, los que desde hace muchos meses no ven a sus seres queridos. ¡Queridos jóvenes, cada uno de estos ancianos es vuestro abuelo! ¡No les dejéis solos! Usad la fantasía del amor, haced llamadas, videollamadas, enviad mensajes, escuchadles y, donde sea posible respetando las normas sanitarias, id a visitarlos. Enviadles un abrazo. Ellos son vuestras raíces. Un árbol separado de las raíces no crece, no da flores ni frutos. Por esto es importante la unión y la conexión con vuestras raíces. “Lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”, dice un poeta de mi patria. Por esto os invito a dar un aplauso grande a nuestros abuelos, ¡todos!”.

Salud como don para dar

Porque la salud es un don maravilloso que recibo para darme a los demás...

Tener salud no resulta fácil. Basta una infección, una corriente de aire, una comida no adecuada, una alergia, para que empiecen los problemas.

Por eso, cuando la salud brilla en momentos buenos, hay oportunidades maravillosas para entregarnos con mayor plenitud a los demás.

No siempre será una salud perfecta, pero basta la suficiente para que empecemos a salir de nosotros mismos para amar y servir.

¿Qué bien puedo hacer ahora? ¿Qué deberes puedo cumplir? ¿A quién puedo ayudar? ¿Cómo aprovechar esa energía que tengo disponible?

Al valorar la salud como don reconocemos que es algo no merecido. Millones de seres humanos están imposibilitados por enfermedades, algunas terribles.

Por eso, al despertarme y gozar de un nuevo día, puedo agradecer a Dios este don tan grande y empezar a emplearlo de la mejor manera posible: dándome.

Quizá mañana las fuerzas empiecen a fallar, los dolores se hagan más molestos, un virus limite mis posibilidades. La salud de ahora se convierte en un tesoro que puedo invertir para beneficiar a otros.

Cuando pierda la salud (ese momento llega más tarde o más temprano), Dios me concederá otros modos de darme, con la oración, la paciencia, la sonrisa ante quienes me ayuden.

Mientras la tenga, o tras recuperarla después de una enfermedad superada, pediré luz a Dios para que la sepa aprovechar en tantas obras buenas. Porque la salud es un don maravilloso que recibo para darme a los demás...

10 consejos imprescindibles para mantener la salud espiritual

Solemos poner las necesidades de nuestro cuerpo por encima de la de nuestra alma y esto es una errónea jerarquía de valores

Alimentación orgánica saludable, centros de salud física, tomar varios suplementos vitamínicos, escapadas de vacaciones a hoteles exóticos, y muchos otros son todos intentos por mantener una buena salud corporal.

Sin duda, todo esto puede ser bueno por una simple razón: nuestro cuerpo es el templo del espíritu santo. Por consiguiente, debemos ser guardianes y custodios responsables del regalo de nuestro cuerpo que Dios en su generosidad nos dio.

Sin embargo, a menudo existe este error: ponemos las necesidades de nuestro cuerpo por encima de la de nuestra alma y esto es una errónea jerarquía de valores.

La palabra de nuestro señor y salvador Jesucristo nos enseña la siguiente verdad:

"Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?  Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?" (Marcos 8,36-37)

Evitar el daño

En un nivel humano y natural, debemos hacer un esfuerzo común para evitar lo que podría dañar nuestro cuerpo. Los buenos padres le han enseñado esto a sus hijos desde el comienzo: no juegues con fuego, mira dos veces antes de cruzar la calle, no estés con  malas compañías, come tus vegetales, duerme temprano, limpia tus dientes antes de acostarte, lava tus manos antes de comer, limpia tu cuarto.

En definitiva, la limpieza es próxima a la santidad.

Todo lo anteriormente mencionado son consejos comunes que los padres han dado a sus hijos durante años. Debemos elevar esto a un plano sobrenatural más alto y dar consejos de cómo evitar lo que puede perjudicar a nuestra alma inmortal, que tiene más valor que todo el universo creado.

En efecto, podemos pecar mediante pensamiento, palabra, obra y omisión; al no hacer lo que Dios nos exige hacer.  

Evitar ocasiones cercanas al pecado es una cualidad indispensable en nuestra búsqueda de la santidad y a la adquisición de nuestra corona de gloria que llamamos vida eterna.

1.- Evite los chismes y a los chismosos

Jesús dijo claramente que seremos juzgados por cada palabra que sale de nuestra boca, y también dijo que de la abundancia del corazón habla la boca.

Si tenemos el hábito de frecuentar a individuos que son unos chismosos incorregibles, entonces debemos hacer un cambio y no frecuentarlos más.

Leer el capítulo 3 de la Carta al apóstol Santiago, es un excelente capítulo en las escrituras acerca de los pecados de la lengua.  

2.- Vístase apropiadamente

No debemos ser ocasión de pecado para los demás. Nuestro cuerpo es un templo sagrado desde el bautismo.

San Pablo nos recuerda que somos embajadores de Cristo, eso significa representantes del señor de señores y rey de reyes. Debemos vestirnos de acorde a esto.

Cuando decimos vestirse apropiadamente no solamente es en la iglesia, como si este fuera el único lugar para vestirse con decoro y modestia, debemos hacerlo a todo hora y en todo lugar. Nunca debemos olvidar que somos cristianos 24/7 y eso significa siempre.

3.- Evite las malas compañías

San Pablo decía que las malas compañías corrompen la moral. Este proverbio expresa concisamente la siguiente verdad:
"Dime con quién andas y te diré quién eres".

No tenemos que ser genios para saber que tendemos imitar a nuestros amigos y a nuestros compañeros.

Oremos por la gracia de encontrar uno o dos amigos que sean realmente nobles, honestos, puros, cristianos trabajadores y habrás descubierto un verdadero tesoro.  La sabiduría del viejo testamento nos enseña que encontrar un buen amigo es encontrar un tesoro.

4.- Cuide su mirada

Otro proverbio es oportuno para este concepto: "La curiosidad mató al gato". Peor aún, la mirada pícara del Rey David resultó en el adulterio con Betsabé, y eventualmente en el asesinato de su marido, el valiente y honesto soldado Urías de hitita (2 Samuel 11).

El santo hombre Job afirmó:

"Yo establecí un pacto con mis ojos para no fijar la mirada en ninguna joven" (Job 31,1)
Finalmente, Jesús lo deja por sentado en una de sus Bienaventuranzas:
"Benditos los puros de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5,8)
En un mundo colmado con imágenes impuras, humanas y digitales, más que nunca necesitamos tener estricta custodia de nuestros sentidos, en especial nuestra vista.

5.- Evitar ser impulsivo

Otra actitud o disposición que debemos evitar es rendirnos a nuestra impulsividad, en todos los sentidos, pero especialmente al hablar.

Un buen proverbio indica: "Piensa antes de hablar". Otro proverbio, que de algún modo hace caer en cuenta a aquellos que hablan y después piensan es el siguiente: "No digas algo de lo que te puedas arrepentir".

A un nivel espiritual más elevado Santiago nos advierte:
"Debemos estar listos para escuchar y lentos para hablar".
Santo Tomás de Aquino ofrece esta interesante perspectiva:
"Dios nos ha dado dos orejas y una boca para así escuchar el doble de lo que hablamos".
¡Medita sobre esto antes de hablar!

6.- Medios electrónicos

De suma importancia para todos los que ahora vivimos en este universo electrónico es la extrema necesidad de prestar atención acerca del uso de los medios electrónicos actuales.

Como dijo el Venerable Fulton Sheen:

"Obviamente nunca abriremos la boca para escarbar en la basura".

También estableció que: podemos fácilmente ser embebidos y absorbidos por la basura moral con nuestros ojos.

Un buen vomito puede liberarnos de la basura física consumida. Sin embargo, puede llevar años borrar o eliminar una imagen que hemos visto de una de las muchas fuentes del moderno mundo de los medios electrónicos.

Nuestra mente es un gran archivo que guarda todas nuestras experiencias, todo lo que hemos hecho, al igual que todo lo que hemos visto por consiguiente, debemos ser estrictos con nosotros mismos y con nuestros hijos acerca de lo que traemos a nuestras mentes y nuestros corazones a través de lo que vemos.

7.- Síndrome de teleadicto

La ociosidad es el taller del diablo, es otro proverbio a tomar en cuenta. En otras palabras, si no tenemos nada que hacer, entonces el diablo nos dará muchas cosas por hacer.

San Juan Bosco tenía un miedo mortal de la época de vacaciones para la juventud y adolescentes.

El trabajo es bueno para todos nosotros. El trabajo perfecciona nuestro carácter y ayuda a cultivar nuestros talentos. El trabajo sirve como medio para ayudar a los demás. El trabajo fue lo que Dios le ordenó a Adán después del pecado original:

"Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado". (Génesis 3,19)

8.- Pereza mental

Para darle seguimiento al punto siete el síndrome del teleadicto, está la pereza mental. Otro eslogan juvenil es: "Si no lo usas lo pierdes".

Dios nos ha dotado a todos con una mente que él desea cultivemos. Un jardín que no se cultiva bien rápidamente le crece maleza.

Una mente que no se cultiva permite el crecimiento de maleza en el cerebro.

Esta pereza mental puede ser prevenida o corregida a través del excelente hábito de la buena lectura.

Nunca hemos vivido en un mundo con tanta confusión. Sin embargo, nunca habíamos vivido en un mundo con tan buena literatura.

Depende de nosotros encontrar buena literatura y formar el hábito de la lectura.

Algunos de nuestros mejores amigos pueden ser los buenos libros. San Ignacio recibió la gracia de su conversión a través de la lectura de buenos libros: La vida de los Santos.

9.- Evitar comer demasiado

La gula es uno de los siete pecados capitales. La definición de la glotonería es: Un deseo desordenado de comer y beber. Muchos problemas de salud son resultado de malos hábitos alimenticios.

También la glotonería, la lujuria y la pereza a menudo trabajan juntas como un equipo para llevarnos al pecado. ¿Cuál es el remedio?

Aquí lo tienes: Orar por un autentica hambre de Jesús, el pan de vida (Leer a Juan, capítulo 6:22-71, la palabra del pan de vida).

En el Padre Nuestro rezamos: "Danos hoy el pan nuestro de cada día". Esto puede ser interpretado de una manera sacramental, el hábito de ir a misa y recibir a Jesús en la sagrada comunión, el verdadero pan de vida. Esto nos ayudará a subordinar los deseos del cuerpo al dominio de la voluntad.

10.- Evitar opiniones contrarias a nuestra madre María

Muchos protestantes rechazan vehementemente el poder de la intercesión de María, para su propio detrimento espiritual.

María nunca, y digo nunca, nos distancia de Jesús. Por el contrario, como afirma San Luis de Montfort:

"María es el camino más rápido, seguro y más corto hacia Jesús".

María es el ATAJO a la Unión con Jesús, si te gusta verlo así. Las últimas palabras de María grabadas en la Sagrada Escritura fueron pronunciadas en la fiesta de la boda de Caná:

"Hagan lo que Él les diga". (Juan 2,5)

¡Sin duda, el mejor consejo en todo el mundo! Nuestra señora sirve como puente a la unión con Jesús.

A continuación las palabras del Cura de Ars, San Juan María Vianney:

"Todo lo que el Hijo pide al Padre se lo concede. Todo aquello que la Madre pide al Hijo le es igualmente concedido".

San Efrén, con su mística y destello poético  exclama:

"La incomparable Madre de Dios es el más puro incensario de oro. En sus oraciones se ofrece al Dios eterno".

Por último, medita en oración sobre las palabras de San Maximiliano Kolbe:

"Colocaos en las manos de María; ella pensará en todo y proveerá las necesidades de tu cuerpo y alma. Por lo tanto, está en paz, en paz total, con confianza ilimitada en ella".

CONCLUSIÓN

Es muy cierto que debemos evitar todos los peligros que pueden comprometer tan fácilmente la salud de nuestro cuerpo, aquello que pertenece a nuestra vida natural. Sin embargo, debemos tomar una decisión más firme por nuestra parte, y por el beneficio de quienes nos han confiado a nuestro cuidado, para evitar todo el veneno moral que puede posiblemente matar la vida espiritual en nuestras almas.

¡Que nuestra señora logre para nosotros la gracia de amar a Dios con todos nuestros corazones, mentes y almas para que un día el cielo sea nuestro hogar y lugar de perpetuo reposo!

Santa María, ruega por nosotros los pobres pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

11. Eliana

Un novio perverso

11 – ELIANA:

UN NOVIO PERVERSO

Lo que menos entiendo es por qué
si él terminó conmigo insiste tanto en mantener el contacto,
apareciendo constantemente en mi vida
con una u otra excusa.

Mi nombre es Eliana, tengo 25 años. Marcela, una amiga mía, me pasó su dirección y me contó de su experiencia personal con Usted por eso le escribo procurando entender un poquito toda esta situación que viene sucediendo...

Paso a contarle la situación de cada uno de nosotros:

Luciano tiene veintinueve años, es de General Roca, toda su familia vive allá. Vino hace unos años a estudiar y a trabajar a Buenos Aires.

Nos conocimos hace dos años y medio... Siempre mediante la oración y dejando que Dios abriera los caminos si quisiera que estemos juntos.

Durante este tiempo surgió un problema donde el vivía, y mi familia le brindó un departamento en capital federal para que no pagara alquiler y pudiera ahorrar para lo que él quisiera (en este momento el está en ese departamento). Siempre dijo que le resultaba incómodo que agradecía a mi familia pero que no estaba bien. Además donde trabaja no le pagan muy bien y empezó a ver que sus amigos de General Roca estaban teniendo su casa, su esposa e hijos… y él nada... entonces entró en crisis.

El es una persona muy respetuosa, no dice una cosa por otra, mide muy bien las palabras.

Yo: trabajo en el negocio familiar y tenemos un buen pasar gracias a Dios no nos falta nada. Hace ocho años que trabajo aquí y obviamente se mezclan las cuestiones familiares y laborales por lo tanto repercutía en el ambiente de mi hogar y él no toleraba eso...

La cuestión es que actualmente hace dos meses que mis padres se separaron. Y Luciano hace un mes que me dejó.

Sus motivos, dice ser que no me quiere hacerme perder el tiempo, que él está mal, que así no me sirve, no me mima, no me cuida ni nada, que solo piensa en él y no sabe cómo seguir, que ya no va, que yo no voy a cambiar, que necesito un hombre que me saque de mi casa y me lleve con él y él no es ése. Que se siente muy poca cosa al lado mío y que yo le di más de lo que él pudiera imaginar y que ni su propia familia se preocupó tanto por él como lo hice yo.

Me propuso seguir hablando, charlando. Que no sería una despedida. Además hay que arreglar todo el asunto del departamento. Está tratando de conseguir uno. Tenemos cuentas en común y estamos obligados a vernos.

Luego de haber terminado pasamos diez días sin saber nada ni de uno ni del otro, hasta que me llamó y me dijo que se contiene mucho de llamarme pero que necesita saber de mí y hablar…

El tema está en que me habla muy seguido, y me invitó a vernos el día de su franco. Fuimos a tomar mates y, cuando me iba, me dijo llorando que me extrañaba. Me abrazaba muy fuerte, y me dijo que quería que yo esté bien y que lo llamara y mantengamos el contacto siempre. Insiste constantemente en eso. Cuando lo fui a saludar para irme, quiso como intentar dar un beso pero no se lo permití y me fui. Gracias a Dios estoy bastante fortalecida en el Señor, y esto no me hizo mal. Concurro mucho a los grupos de oración, rezo el rosario meditando con un grupo y participo de las misas dominicales como siempre.

Luego al otro día de vernos, subió una canción al Facebook que decía: “se te ve muy bien. ¿Por qué no lloras? ¿Por qué no estás mal? Si se sabe que ella no es así” y demás cosas… A la mañana siguiente, me llama para decirme que subió unas fotos al facebook que las mirara y de paso me contó cómo está nuestra mascota en común.

Vi las fotos. Es una carpeta que dice ¨afectos¨ y son fotos nuestras, de nuestras vacaciones, los dos juntos. Son un total de 18 fotos y en 10 estoy yo. Luego seguimos hablando vía chat. Me dijo que estaba muy mal, que no puede dormir, que se siente fracasado frustrado, que todos hacen su vida y él no... y que le da vueltas en la cabeza el trabajo, el estudio, el departamento y yo. Le pregunté ¿por qué yo? Y me contestó porque te hice perder el tiempo y me siento mal...

Luego nuevamente me invito para vernos. Fui y estaba desconocido lleno de ira, bronca, resentimiento... y estaba todo bien hablando de pavadas. Confesó que se siente muy solo que sólo comparte lo que le pasa con un compañero de trabajo y conmigo, que se apoya en mí, pero que no quiere seguir haciéndolo pero no puede dejar de hacerlo porque yo lo conozco lo sé llevar. Y culminó diciendo “sos mi ex, pero seguimos hablando y seguís estando como siempre”.

Hasta que salió nuestro tema y me dijo que él había empezado a full conmigo, que había puesto todas las fichas en nuestra relación pero que se canso de mí y de mi familia, que yo le saqué las ganas de todo. (Yo nunca accedía a quedarme a dormir en su casa, porque justamente respeto la mía, y él me proponía juntarnos y yo no quería. Procuraba que Dios despertara en él la vocación al matrimonio).

Entonces mientras hablábamos me decía cosas feas. Jamás me había tratado mal y esta vez sí lo hizo. Y fueron palabras hirientes. Pero a la vez que me quería muchísimo y que soy la mujer de su vida; que soy una flor de mujer.

Por supuesto nada me cierra. No logro comprenderlo. Cuando me iba, me acompañó al auto me pidió que le mandara un mensaje cuando llegara para saber que había llegado bien (vivimos a 35km de distancia) y me dijo nuevamente que me llamaría para hablar y salir y despejarnos.

Realmente lo que yo siento en mi corazón es que necesita a Dios, que esté en crisis, muy enojado consigo mismo y que decidió apartarme para comenzar a resolver sus problemas. Y nada se soluciona por ahora y esta sobrepasado.

Lo que menos entiendo es por qué si él terminó conmigo insiste tanto en mantener el contacto, apareciendo constantemente en mi vida con una u otra excusa. Eso es lo que me confunde porque tiene delicadezas para conmigo y demuestra preocupación e interés por mí. No sé si tendrá miedo de estar solo. ¿O sentirá que se equivoco y no sabe cómo arreglarlo? O que necesita tiempo para aclarar su corazón y por eso no quiere alejarse más de mí….

Yo no quiero ilusionarme, si es que no va a ser, le pregunto a Dios constantemente qué es lo que quiere para nosotros y me dio una palabra muy linda que es 1ª Pedro del capítulo 3,13 al capítulo. Además de otras palabras de consuelo. Pero necesito ayuda para discernir su voluntad.

Cabe decir que yo nunca tomo la iniciativa para hablar ni mandar mensajes ni chatear. Es él quien me busca. Pero no puedo no contestarle, aún me puede. Y quiero saber de él. Además me preocupa muchísimo su bienestar y lo amo.

Necesito aclarar que él no está bautizado pero compartía algunas misas conmigo porque me acompañaba y también a algunos eventos en la parroquia. Además me alentaba a seguir dando la catequesis a los chicos... siempre me apoyó en el camino de Dios pero él se declara agnóstico.

Lo único que yo hago es rezar muchísimo por su corazón por su mente y su alma para que Dios pueda penetrar en su corazón y hacer maravillas, que pueda llevar su luz y ser su guía en este momento que tanto lo necesita. y que por supuesto si no es su voluntad que arranque de mi corazón todo sentimiento hacia él, sane mis heridas y me prepare para recibir a quien Él elija como mi José....pero no puedo negar que sigo esperándolo, lo extraño mucho y lo amo muchísimo.

Muchas gracias por su atención, Dios lo bendiga, espero su pronta respuesta para q me dé más luz en esta prueba tan grande.

Eliana

Mi respuesta
Eliana:

Ese muchacho se ama a sí mismo más que a ti. Y si te quiere, es en gran parte para sí mismo. Repito: Ese muchacho se quiere demasiado a sí mismo y te quiere a ti para sí mismo más que por ti. Es una cuestión de proporciones entre el amor al otro y el amor a sí mismo (=egoísmo). Y me parece que en él la proporción de egoísmo es grande. A estar a tu descripción es envidioso, quejoso y acusa a los demás.

Llegado el momento no vacila en herir a la que dice que ama descargando sobre ella iras que no merece. Este tipo de personas, si es como lo imagino a partir de tu descripción, es profundamente malagradecida, pero necesita usar artes de encantamiento para seguirlos parasitando a aquellos sin los cuales no podría vivir.

¿Especula con que a pesar de haberte dejado igual puedas seguir sirviéndolo sin que él tenga compromiso contigo? ¿Pensó, acaso, que te heriría haciéndolo? ¿Le importó lastimar tus sentimientos?

Él no es creyente ni bautizado. Pero tú has puesto tu corazón, inadvertida pero de todos modos imprudentemente, en un hombre con esas características, que te propuso ir a vivir junto con él sin estar casados.

¿Has pensado que, aún casados (no hay sacramento con un no bautizado) le darías a tus hijos un padre sin fe? ¿Has pensado que tú misma te privarías de las gracias que la esposa debe recibir por el ministerio del esposo creyente?

Para mí, por lo que me cuentas, es evidente que él no te ama con un amor que venga de Dios y que busque tu bien. Por lo tanto el afecto que has puesto en él, encariñándote y que ahora te tiene de algún modo prisionera y te impide la libertad de corazón para dejarlo, no es un verdadero amor según Dios, sino un afecto que viene de tu propensión protectora que él manipula haciéndose víctima.

Pero acuérdate que la mujer es una protectora que necesita ser protegida. Él no te protege, ni te protegerá jamás, ya se ve, sino que te utilizará para sí mismo, como por el momento lo hace teniéndote de parche de su soledad.

¿Te has preguntado por qué un hombre de treinta años no tiene amigos? ¿Por qué, - como lo dice él mismo y lo reconoce - ha fracasado y no puede ofrecerte nada? ¿Por qué descarga su ira injustamente sobre su bienhechora a la que dice amar? ¿Por qué se llena de ira envidiosa por ver que los demás se han casado y tienen hijos y se gime para despertar misericordia como si fuese víctima de otros y no de sí mismo?

Tu carta me da la certeza de que eres muy sensata y por eso mismo, al parecer, tú misma te extrañas de que hayas colocado el afecto de tu corazón protector en un tipo de hombre así. Tienes razón, eso no es sabio.

Mi consejo es que te desvincules cuanto antes de toda deuda de dinero que tengan juntos o en común. Y que cortes en forma consecuente toda comunicación.

Él dice que cortó... pero no corta. Afloja cuerda y luego recoge y tú inadvertidamente entras en ese juego a costa de tu dignidad de mujer.

Ahora voy a ir comentando algunos pasajes de tu carta.

Dices que se conocieron hace dos años y medio: “siempre mediante la oración y dejando que Dios abriera los caminos si quisiera que estemos juntos”. Esto me desorienta, porque más abajo dices que no es bautizado. Mientras que a primera lectura lo que dices aquí me sugirió que oraban juntos y buscaban juntos la voluntad de Dios.

Dices también que “él es una persona muy respetuosa, no dice una cosa por otra, mide muy bien las palabras”. Pero por lo que me relatas no me parece respetuosa su manifestación de ingratitud quejándose del apartamento que sigue usufructuando y que no devuelve a pesar de que no le resulte cómodo. Y sin embargo ¿no tenía empacho en llevarte a vivir con él en un apartamento incómodo y someterte a su incomodidad? Yo veo el perfil de un malagradecido y tú lo calificas de persona respetuosa y que mide muy bien sus palabras. No me cierra. A no ser que te parezca respetuoso y de palabras medidas lo que en realidad es propio de un egocéntrico muy "calculador". Un perverso narcisista. Busca este perfil en Internet: "perverso narcisista". Quizás no te estés dando cuenta de que puedes estar siendo víctima de una personalidad de ese tipo.

Dices: “hace dos meses que mis padres se separaron. y Luciano hace un mes que me dejó”. Sin embargo lo que me cuentas a continuación me hace pensar que deberías haber dicho "dijo que me dejaba" porque en los hecho se demuestra luego que "no te dejó".

Me cuentas que él dice que te dejó porque no te quiere hacer perder el tiempo, pero hace todo lo contrario, porque te lo sigue haciendo perder en los hechos en contradicción con lo que te dice. Y mantiene ocupada la línea de tu corazón impidiéndote que se abra a pensar y sentir o a estar receptiva para otro que Dios te envíe. Que ojalá sea un hombre de fe y a quien poderle dar hijos para ser educados en Dios. O por lo menos un hombre que tenga algo para ofrecerte y no tenga de hecho una relación parasitaria con tu familia y contigo.

Él alegó como motivo para “haberte dejado” que “él está mal, que así no te sirve ni te mima ni te cuida ni nada, que sólo piensa en él. ¡Hay que reconocer que en esto dice verdad, como lo puedes comprobar! ¡Sigue haciendo ahora contigo todo lo que dijo que no hacía y puso como motivo para dejarte como novia y seguir manteniéndote dependiente como ex novia! Él ahora borra con el codo lo que escribió con la mano, porque te sigue utilizando, sin mimarte ni cuidarte, pensando solamente en él y, llegado el momento, maltratándote de palabra. Pareces como hipnotizada para ver la realidad. O la ves, pero no actúas según lo que dicta la razón porque te traicionan tus sentimientos. Ese es un estado característico en las personas que son víctimas de un perverso narcisista. Y es otro indicio que me hace pensar que no me equivoco en mi hipótesis de trabajo.

Me cuentas que él dice que “no sabe cómo seguir, que ya no va, que yo no voy a cambiar”, Esto me asombra. Si he entendido bien: ¿Quién no va a cambiar? ¿Tú no vas a cambiar? ¿Eres tú la que él dice que deberías cambiar? Entonces ¿está sugiriendo que te dejó por tu culpa? ¿Y en qué consistiría ese cambio? ¿En irte a vivir junto con él? Me parece que es un tergiversador de la realidad.

Luego, agrega que tú necesitas un hombre que te saque de tu casa y te lleve con él pero que él no es ese hombre. Otra afirmación tergiversadora. Porque él intentó llevarte a vivir consigo y lo hubiera hecho si tú no hubieses tenido la clarividencia y la firmeza que tuviste. ¿Ese eso acaso lo que él hubiera querido hacer contigo y te propuso y fracasó? ¿Es ese fracaso el que está ahora vomitando inconscientemente y diciendo verdad sin quererlo?

Sigue sus tergiversaciones diciendo que se siente muy poca cosa al lado tuyo y que tú le diste más de lo que él pudiera imaginar y que ni su familia se preocupó tanto por él como lo hiciste tú. ¿Y por eso te deja como novia y te sigue usando como ex?

Sí, porque inmediatamente sigues contándome que te propuso seguir hablando, charlando, que no sería una despedida. Si su intención fuera tan noble como dice ¿no te parece que él debería dejarte espacio interior y exterior, tiempo de tranquilidad sentimental y emocional, para entablar otras relaciones y para que, socialmente, no te sigan visualizando como ocupada por esa relación. ¿No te parece que debería salir de tu vida en los hechos y no invadiéndote en los hechos mientras se despide con palabras mentirosas.

Creo que si aceptas continuar este juego perverso sufrirás daños cada vez mayores. Dices que te ata el tema del departamento y de cuentas de dinero comunes. En cuanto al departamento, que es de tus padres: ¿No podría encargarse de tratar con él de eso tu padre o tu madre? ¿No puedes eludir de otra manera esa "obligación" de seguir viéndose para arreglar esas cosas, por ejemplo mediante un gestor o un profesional? Ese "gasto" en dinero sería muy justificado. Sería en realidad un "ahorro" de algo que es más importante: tu alma, tu paz interior, tu libertad.

Me cuentas que luego de haber terminado pasaron diez días sin saber nada ni de uno ni del otro, hasta que te llamó y te dijo que se había contenido mucho de llamarte pero que necesitaba saber de ti y habla. Esto tiene el aspecto del tipo de maniobra de “recuperación” de la víctima por parte de un perverso. No es bueno que continúes en ese juego relacional equivocado

Por eso no debiste tampoco aceptar su invitación de verse en su día de franco. Aunque hiciste bien en irte sin darle el beso con que intentó recuperarte. Comparto contigo tu convicción que para no caer en ese lazo te ayudó la fortaleza que te dan los grupos de oración en que participas. Con todo, obraste temerariamente al aceptar la invitación y podías haberte vuelto a enredar en sus redes.

Él volvió al día siguiente a armar sus redes con la canción en Facebook, en la que manifiesta su preocupación porque no logra contigo lo que quiere. Esa canción te acusa de insensible, de no llorar. ¿Es esto lo que especulaba que sucedería contigo? Y al ver que no funcionas según sus previsiones subió al día siguiente esas fotos a Facebook. Todo manipulación y al parecer algo desesperada.

Sigues narrando cosas que a mí me confirman en que es un manipulador sutil, ya sea que lo advierta ya lo haga inconscientemente. Fotos, carpeta afectos, reproche de insensibilidad tuya. Y en el chateo nuevas confesiones de sufrimientos: insomnio, sentimientos de fracaso y frustración de sus deseos (claro que tu lo frustras no entrando del todo en su juego perverso), comparación de su vida con la de los exitosos, y por fin culpabilidades por el trabajo, el estudio, el apartamento y por ti, porque “te hizo perder tiempo”. ¡Pero es que te lo sigue haciendo perder! La culpabilidad verdadera conduce a la conversión. Él no cambia. Sigue haciendo lo que dice que deploraría hacer. No enfrenta sus responsabilidades, laborales. Eso no es un comportamiento normal.

Dale gracias al Señor que Luciano cometió el error de decir que te dejaba. Hubieras podido terminar casada con un anormal y tus hijos tendrían un padre anormal, incapaz de ser padre para ellos. Habrías vivido sumergiéndote durante el resto de tu vida en el pantano de sus manipulaciones, cada vez más confundida e incapaz de salir. Mira lo que me escribes a continuación:

“Luego nuevamente me invito para vernos, fui y estaba desconocido lleno de ira, bronca, resentimiento...y estaba todo bien hablando de pavadas. Confesó que se siente muy solo que sólo comparte lo que le pasa con un compañero de trabajo y conmigo, que se apoya en mí, pero que no quiere seguir haciéndolo pero no puede dejar de hacerlo porque yo lo conozco lo sé llevar...y culminó diciendo “sos mi ex, y seguimos hablando y seguís estando como siempre... hasta que salió nuestro tema y me dijo que él había empezado a full conmigo, que había puesto todas las fichas en nuestra relación pero que se cansó de mí y de mi familia, que yo le saqué las ganas de todo…”

No. No es asombroso. Es lógico. Ni tú ni tu familia entraron plenamente en el juego de dominación que él hubiera querido llevar hasta donde tú sabes. Por eso te llenó de reproches e inculpaciones a ti y a tu familia. Fueron sus bienhechores, pero no pudo dominarlos plena y totalmente según sus propios planes. El proponía que te quedaras a dormir en su casa, que te fueras a vivir junto con él. Te lo propuso muchas veces y tú nunca accediste. Eso es lo que te inculpa.

Eliana examina la firmeza de tus principios de fe, ¿no habrías debido cortar la relación, con un hombre que conociendo tus principios te proponía irte a convivir con él? ¿Le disgustaría el apartamento porque no se adaptaba a su plan de llevarte a vivir con él y tener casa y mujer gratis?

En cambio, me dices que tú procurabas que Dios despertara en él la vocación al matrimonio. Voy a decirte algo aún a riesgo de que si te parece que lo ataco te inclines a defenderlo: ¿no ves que más bien tiene vocación de ser mantenido?

Me dices que ese día mientras hablaban te decía cosas feas, como jamás había hecho antes. “Fueron palabras hirientes – dices - pero a la vez que me quería muchísimo y que soy la mujer de su vida. que soy una flor de mujer”. Son las manipulaciones y tergiversaciones típicas de la perversidad mental.

En este momento me viene a la cabeza lo que le pasó a Mariluz, y lo cuenta en su libro Rompecabezas (Editorial Lumen). ¿Estás segura de que Luciano no anda en droga? Toda esa incapacidad social, laboral… esa apercepción de la realidad propia y ajena, da que pensar.

Nada de esto te cierra a ti tampoco. Porque alterna el maltrato verbal y emocional con declaraciones de afecto y preocupación por ti: “que cuando llegues a tu casa le mandes un mensaje”. Maniobras perversas del dominador, que primero te maltrata y luego te mima para no perderte. Te maltratará y mimará alternativamente, para dominarte. Y querrá que lo llames no porque te ame tanto, sino para mantenerte pensando en él.

Dices: “lo que menos entiendo es por qué si el terminó conmigo insiste tanto en mantener el contacto...apareciendo constantemente en mi vida con una u otra excusa... eso es lo que me confunde porque tiene delicadezas para conmigo y demuestra preocupación e interés por mí. No sé si tendrá miedo a estar solo. ¿O sentirá que se equivocó y no sabe cómo arreglarlo? ¿O que necesita tiempo para aclarar su corazón y por eso no quiere alejarse mas de mi?”

Eliana, temo que nada de eso. Te aconsejo que busques en Internet los escritos de la psicóloga francesa Marie France Hirigoyen donde describe cómo proceden los perversos narcisistas, encantando y maltratando, confundiendo y manipulando a sus víctimas como lo hacía el marido de Mariluz. Lo que tu carta me cuenta y describe me suena me suena a esos juegos mortales.

Creo que debes cortar pronto y totalmente. No debes contestarle. Esa debilidad te costará carísima. Espero que no estés presa en su tela por el hecho de que, como dices: “aun me puede… y quiero saber de él. Además me preocupa muchísimo su bienestar y lo amo”. Efectivamente, tú quieres su bien y gracias a eso él establece su juego perverso y te atrapa. Déjate de insistir contra las evidencias que Dios te muestra. No esperes a que Dios venga a arrancar de tu corazón todo sentimiento hacia él. Eso lo tienes que hacer tú misma cuando recibes la luz de Dios acerca del mal que ese hombre significa para ti.

Lo único que me queda por hacer ahora por ti después de todo, lo único eficaz, será la oración. Me voy a rezar el Rosario y a la adoración por ti y otras almas necesitadas de luz, porque como tú están encandiladas por la mentira. Te adjunto, por fin, unos cuantos archivos para que los leas y los compares con tu experiencia de tu relación con él. Y espero tus noticias
Padre Horacio

PS: te recorto aquí un trocito central de uno de los archivos que te envío , sobre el perfil del perverso narcisista que me parece que pinta la conducta que Luciano ha tenido y tiene contigo:

Los perversos narcisistas son considerados como psicóticos sin síntomas. Ellos encuentran su equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no sienten – extraño, ¿no? – y las contradicciones internas que se niegan a percibir. A ellos también los hirieron durante su infancia e intentan sobrevivir de esta manera. Esta transferencia del dolor – más extraño todavía – les permite valorarse en detrimento de los demás

Y yo te comento que por eso son malagradecidos, descalifican a sus bienhechores y en el fondo descargan sobre ellos su cólera, como lo hizo contigo, en este momento en que tus padres se separan, él te deja. Estudia los archivos y después me contestas. Si lees atentamente esos archivos, comprenderás por qué no tiene amigos. Es una intuición. Tú me dirás si me equivoqué.
P. Horacio

Padre:

Muchas gracias por su atención, su oración y su sinceridad. La verdad me quedé helada con la respuesta justamente porque es una realidad que no vi. Y cuando la leí parece tan evidente. Agradezco de todo corazón, y por el bien de mi salud ¡cortaré todo contacto! Muchísimas gracias, y voy a leer los artículos que me recomendó y más adelante le comentaré cómo sigue todo. ¡Dios lo Bendiga!
Eliana

Mi respuesta

Eliana:

Agradezco al Señor la intuición que me permitió detectar el engaño. Me alegra de que lo hayas podido reconocer. El lazó se rompió y volamos. No te extrañes de no haberlo advertido. Porque el trato con este tipo de personas produce un estado de confusión.
Cordialmente, que el Señor te ayude y te proteja tu Ángel de la Guarda
Padre Horacio

Dos años después le volví a escribir a Eliana para saber acerca de ella:
Eliana:

Hoy día de la Asunción de María, pienso en sus hijas y me pregunto si las está levantando con ella hacia Dios. ¿En qué quedó el asunto por el que me consultaste?

Padre Horacio

Eliana me respondió lo que sigue:

Hola Padre, gracias por su preocupación.

Bueno, con respecto a mi asunto, se terminó todo desde que le consulté y Usted me respondió el mail. Pude ver claramente cómo eran las cosas. Y yo realmente a pesar de que lo quiero un montón no quiero una persona así a mi lado. He cortado todo contacto de mi parte, a pesar de que él me sigue llamando o mandando mensajes. Contesto lo justo y necesario y nada más. No voy a ser descortés ni nada por el estilo, porque realmente tengo muy en claro que Dios tiene algo muchísimo mejor para mí y para él, entonces no me confunde y estoy muy bien así.

Tuve un accidente de tránsito bastante grande y aún más cambió mi forma de ver las cosas. Pude ver cómo Dios me cuidó y me salvó. Volví a nacer.

A pesar de que no vienen siendo unos buenos meses para mi, ya que suceden demasiadas cosas feas, sigo aferrada a Él amándolo y sabiendo que detrás de todo esto saldrá la luz y podré ¡salir victoriosa en Jesús! Así que estoy esperando esperanzada en Él...
¡Muchas gracias, y un abrazo en Jesús Rey y María Reina!
Eliana

Mi respuesta final
Eliana

Permíteme que vuelva un poquito sobre el hecho de responder mensajes o llamadas a Luciano. Creo que deberías dejar de hacerlo. Eso no sería grosería ni mala educación. La mala educación es la del que insiste en llamarte imponiéndote la violencia de responder, sea como sea. Estás en un error que daña a ambos. Cordialmente Padre Horacio

Notas

Algunos de esos documentos tomados de Internet que le envié a Eliana son los siguientes
1) Marie France Hirigoyen, “Cualquiera puede ser víctima de un perverso” en: http://www.el-refugioesjo.net:80/bib/entrevista_victima.htm
2) Marie France Hirigoyen. “El actuar perverso” en: http://www.acosomoral.org/tatie3.htm
3) Marie France Hirigoyen: “El acoso moral” en: http://www.acosomoral.org/tatie3.htm
4) “Cómo detectar si vive con un psicópata cotidiano”, en: http://www.perfil.com/contenidos/2008/11/18/noticia_0019.html
5) Kerby Anderson, “El abuso verbal” en: http://espanol.leaderu.com/docs/ministeriales/el_abuso_verbal.html
6) Violencia perversa, en: http://www.nuestraedad.com.mx/violenciaperversa.htm

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