El que quiera venir detrás de mi, que cargue con su cruz y me siga
- 07 Agosto 2020
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Francisco: Ante la pandemia la Iglesia no es experta en política pero sí en «principios sociales»
El Papa Francisco ha querido tener un recuerdo especial para todas las víctimas del coronavirus / Vatican Media
En su intervención, el Santo Padre quiso recordar a las millones de personas que están sufriendo las consecuencias del coronavirus, pues “la pandemia continúa causando profundas heridas, desenmascarando nuestras vulnerabilidades”. De este modo, Francisco ha señalado que “son muchos los difuntos, muchísimos los enfermos en todos los continentes. Muchas personas y muchas familias viven un tiempo de incertidumbre debido a los problemas socio-económicos que golpean especialmente a los más pobres”. Por todo ello, el Santo Padre animó a “tener fija nuestra mirada en Jesús y, con esta fe, abrazar la esperanza del Reino de Dios que el mismo Jesús nos trae”. Y no es otro –agregó Francisco- “un Reino de curación y de salvación que ya está presente en medio de nosotros. Un reino de justicia y paz que se manifiesta con las obras de caridad que, cada vez más, hacen crecer la esperanza y refuerza la fe”. El Papa Francisco animó a todo a tener un encuentro con el Evangelio “de la fe, de la esperanza y del amor” que invita a “sumir un nuevo espíritu creativo y renovado”. De esa manera, agregó que así“estaremos preparados para transformar las raíces de nuestras enfermedades físicas, espirituales y sociales. Podremos curar profundamente las estructuras injustas y las prácticas destructivas que nos separan a unos de los otros, amenazando a la familia humana y a nuestro planeta”. “¿De qué modo podemos ayudar a curar nuestro mundo de hoy?”, preguntó el Pontífie. Pero recordó que la Iglesia, “aunque administra la gracia sanadora de Cristo mediante los Sacramentos, y aunque ofrece servicios sanitarios en las esquinas más remotas del planeta, no es experta en la prevención y en la gestión de la pandemia”. Menos aún “da indicaciones socio-políticas específicas. Eso es competencia de los dirigentes políticas y sociales. En cambio, a lo largo de los siglos, y a la luz del Evangelio, la Iglesia ha desarrollado algunos principios sociales fundamentales, principios que nos pueden ayudar a avanzar y preparar el futuro que necesitamos”. Algunos de esos principios son “la dignidad de las personas, el bien común, la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes, la solidaridad, la subsidiaridad, el cuidado de la casa común”. “Todos estos principios expresan de modos diferentes las virtudes de la fe, de la esperanza y del amor”, añadió.
Cayetano de Thiene, Santo
Memoria Litúrgica, 7 de agosto
Sacerdote y Fundador
Martirologio Romano: San Cayetano de Thiene, presbítero, que en Nápoles, en la región de la Campania, se entregó piadosamente a obras de caridad, especialmente a favor de los aquejados de enfermedades incurables, promovió cofradías para formar religiosamente a los laicos e instituyó los Clérigos Regulares, para la reforma de la Iglesia, enseñando a sus discípulos a seguir la primitiva manera de vida apostólica († 1547).
Etimología: Cayetano = alegre. Viene de la lengua latina.
Breve Biografía
Su padre, el Conde Gaspar de Thiene y su madre María di Porto. El padre murió cuando los dos hermanos eran muy pequeños. Su piadosa madre dio a sus hijos un admirable ejemplo.
Cayetano estudió 4 años en la Universidad de Padua donde se distinguió en la teología y se doctoró en derecho civil y canónico en 1504. Fue nombrado senador en Vicenza.
Estaba, sin embargo, decidido a seguir los estudios sacerdotales. Se trasladó a Roma en 1506. Decía que Dios le llamaba a realizar una gran obra. Al poco tiempo fue nombrado secretario privado del Papa Julio II. Ayudaba al Papa a escribir las cartas apostólicas. Conoció de cerca a cardenales y prelados.
El Papa muere en 1513 y Cayetano decide no continuar en el cargo. Se preparó durante 3 años para ser sacerdote. Fue ordenado en 1516, a los 36 años. Celebra su primera misa y queda sobrecogido por el don del que no se considera digno.
Funda en Roma la "Cofradía del Amor Divino", una asociación de clérigos que se dedicaba a promover la gloria de Dios. Tuvo su primera experiencia pastoral en la parroquia de Santa María de Malo, cerca de Vicenza; luego se dedicó a cuidar los santuarios esparcidos por el monte Soratte.
Ingresó en el oratorio de San Jerónimo que tenía los mismos fines que la cofradía del Amor Divino, pero incluía a laicos pobres. Sus amigos se molestaron mucho por eso, porque consideraban que aquello era indigno para un hombre de gran alcurnia como él. A Cayetano no le importó. Ayudaba y servía personalmente a los pobres y enfermos de la ciudad y atendía a los pacientes de las enfermedades repugnantes.
Cayetano se preocupaba mucho por el bien espiritual de su congregación. Solía decir: "En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente".
Fundó otro oratorio en Verona. Se trasladó a Venecia en 1520, siguiendo el consejo de su confesor, Juan Bautista de Crema, un dominico santo y prudente. Se alojó en el hospital de la ciudad y siguió la misma forma de vida. Se le consideraba fundador principal del hospital por todos los regalos que hizo.
La Eucaristía
Implantó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente, en los 3 años que vivió en Venecia. Escribió: "No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza".
La cristiandad pasaba por un periodo de crisis. La corrupción debilitaba a la Iglesia. Cayetano era uno de los que más imploraban la verdadera reforma de vida y de costumbres dentro de la Iglesia. Repetía a menudo: "Cristo espera, ninguno se mueve".
Fundador
San Cayetano regresó a Roma para hablar de la reforma con los miembros de la Cofradía del Amor Divino en 1523, en compañía del obispo de Teato Giampietro Carafa, de Bonifacio Colli y de Pablo Consiglieri. No solo predicó la reforma, sino la llevó a cabo fundando con sus tres compañeros una orden de Clérigos Regulares que tomasen como modelo la vida de los Apóstoles. La llamaron "Ordo Regularium Theatinorum" o Congregación de los Teatinos (el nombre de padres teatinos viene del episcopado de "Teate Marrucinorum" ), y tenía como finalidad principal la renovación del clero.
Clemente VII aprobó la fundación el 14 de septiembre de 1524. Cayetano renuncia a todos sus bienes y Carafa a los 2 episcopados de Brindis y de Chieti.
Los 4 primeros miembros visten sus hábitos religiosos y hacen los votos en San Pedro, ante un delegado pontificio. Carafa es nombrado superior general de la orden. Aparte de la renovación del clero, sus otros objetivos eran la predicación de la sana doctrina, el cuidado de los enfermos y la restauración del uso frecuente de los Sacramentos.
Los seguidores no eran muchos. A los 4 años, en 1527, cuando la orden tenía 12 miembros, el ejercito saqueó la ciudad, la casa fue destruida y ellos escaparon a Venecia. En 1530 San Cayetano sucede a Carafa en el cargo de superior. Por su humildad, lo hace con renuencia.
Trabaja enérgicamente por la reforma del clero. En 1533, Carafa fue elegido superior general por segunda vez. Cayetano es enviado a Verona, donde recibe oposición a sus reformas.
Viaja a Nápoles para fundar una casa de su orden. Recibe una casa donada por el conde de Oppido y rechaza otros terrenos. El conde alega que los napolitanos no eran tan ricos y generosos como los venecianos a los que San Cayetano le responde: "Tal vez tengáis razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades. Dios está en Nápoles como en Venecia".
Se quedó en Nápoles donde había mas trabajo. La ciudad mejoró notablemente gracias a las prédicas y el trabajo apostólico del santo, que en ocasiones tuvo que enfrentarse con laicos y religiosos que predicaban el calvinismo, el luteranismo y otros errores.
Fundó con el Beato Juan Marinoni los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados. Esta obra fue aprobada poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.
Cae enfermo en el verano de 1547. Los médicos le aconsejan poner un colchón sobre su cama de tablas, el respondió: "Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero".
Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547.
Ocho años después de su muerte, el teatino Carafa fue elegido Papa, con el nombre Pablo IV, un auténtico reformador, aunque su pontificado fue muy impopular.
Cayetano fue canonizado en 1671 después que la comisión encargada terminara de examinar rigurosamente los numerosos milagros.
ORACIÓN
Glorioso San Cayetano,
aclamado por todos los pueblos
padre de providencia porque socorres con grandes milagros
a cuantos te invocan en sus necesidades:
acudo a tu altar,
suplicando que presentes al Señor
los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)
Haz que estas gracias,
que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia,
sabiendo que Dios
(que viste de hermosura las flores del campo
y alimenta con largueza las aves del cielo)
me dará las demás cosas por añadidura.
Amén.
La cruz y los altos ideales en mi vida
Santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28. Viernes XVIII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido que me ayudes a abrir los ojos a tu gracia para amarte conociendo cuánto me has amado Tú primero. Te pido que me concedas la gracia de ver las cosas desde tu perspectiva y poder seguir tu ejemplo cada día.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras. Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Este Evangelio fue el que escuchó san Francisco Javier antes de su conversión. Le hizo pensar en todo lo que había hecho en su vida hasta ese punto y qué quería hacer de ese hoy en adelante. Cristo te pregunta a ti también hoy, ¿de qué te sirven todas las cosas si pierdes tu alma? Las cosas más importantes, muchas veces, son de gran dificultad, pero nos ayuda a valorarlas el esfuerzo que nos piden.
Cargar la cruz en nuestras vidas significa salir al paso de las dificultades teniendo la mirada en Cristo, así como mirar la cima de una montaña nos ayuda a no desanimarnos, a seguir adelante, pues vemos que cada vez estamos más cerca.
Esta actitud nos propone el Evangelio: tener las prioridades en la mente, saber cuáles son las cosas más importantes y hacer todo lo posible por poner esfuerzo en estas cosas. Es el camino del verdadero héroe que no teme dar la vida por las cosas que son más importantes y que de verdad valen la pena. Y, ¿quién no quisiera seguir este camino de grandes ideales?
Cada día es una nueva oportunidad para tomar la cruz y seguir adelante con la fuerza que nos viene del Señor.
«Enfáticamente les dice: “No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. Con esa actitud, el Señor busca recentrar la mirada y el corazón de sus discípulos, no permitiendo que las discusiones estériles y autorreferenciales ganen espacio en el seno de la comunidad. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se está corroído por dentro? ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se vive atrapado en intrigas asfixiantes que secan y vuelven estéril el corazón y la misión?».
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer una lista de las cosas más importantes en mi vida y ver dónde he puesto a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amar más y mejor
La muerte es algo habitual dentro de un hospital. Podríamos decir que es una empleada más del centro que ejerce su profesión con rigurosidad calculada.
Los que junto a ella trabajamos llegamos a habituarnos a sus entradas y salidas, a sus exigencias y reclamaciones, a su compañía...a su rostro frío. Sólo cuando se dirige a nosotros, cuando se fija en nosotros empieza a preocuparnos su presencia y a provocar en nosotros algo nunca hasta entonces sentido.
A pesar de todo, a pesar de su presencia y cercanía, en mi sigue suscitando una serie de interrogantes que sólo encuentran su respuesta en Dios: ¿qué es la vida que hoy tengo y mañana no? ¿qué es el hombre, capaz de tanto, sin el aliento de esa vida? ¿para qué tanto esfuerzo, sacrificio, superación, dolor...? ¿para nada?...Repito, sólo en Dios encuentro paz, certeza y esperanza.
Pero la muerte además de traernos interrogantes también nos trae certezas. Seguro que todos hemos escuchado alguna frase: “llega cuando menos lo esperamos” “alcanza a todos” “no pide permiso para entrar” “desde ella la vida adquiere su verdadera dimensión”...
A mi personalmente tener a la muerte por compañera de trabajo me ha ayudado a valorar más a los que tengo a mi lado: padres, hermanos, amigos...a los que hoy puedo amar en directo, a los que puedo decirles gracias por lo mucho que me dan, a los que puedo pedir perdón sin tener cuentas pendientes con ellos, a los que puedo sencillamente dar un beso, tender mi mano o sonreír, porque hoy están a mi lado y habrá un día que aunque quiera no podré, porque ya no estarán a mi lado aquí en la tierra. Por eso a veces, desde mi hospital, me gusta mirar en silencio a esos seres queridos que Dios a puesto a mi lado y saborear su presencia, sus cualidades, sus años con su juventud o su ancianidad, y hasta sus defectos y “manías” que también me recuerdan que están vivos.
Cuántos, al perder un ser querido, siente un remordimiento de conciencia por lo que hicieron o dejaron de hacer con esa persona que acaba de partir de este mundo; cuántos, si pudieran “rebobinar” la vida compartida con los que ya no están, los amarían más intensamente.
Por eso al llegar el mes de noviembre, mes en que recordamos especialmente a nuestros difuntos, con la gracia de Dios, pensemos también en los vivos que tenemos a nuestro lado y entreguemos todo nuestro corazón mientras estén junto a nosotros.
Que no tenga la muerte que arrebatarnos a los que queremos, para que caigamos en la cuenta de que siempre podemos amar más y mejor, para darnos cuenta de lo insustituible que es un padre, una madre, un esposo, una esposa, un hijo, una hija, una amigo, una amiga...
No es válido el Bautismo conferido con fórmulas arbitrariamente modificadas
Lo afirma la Congregación para la Doctrina de la Fe en un «responsum».
El sacramento del bautismo administrado con una fórmula arbitrariamente modificada no es válido y quienes lo han recibido de esta manera deben ser bautizados "en forma absoluta", es decir, repitiendo el rito según las normas litúrgicas establecidas por la Iglesia. Esto es lo que afirma la Congregación para la Doctrina de la Fe al responder a dos preguntas sobre la validez de un Bautismo conferido con la fórmula "En nombre de tu padre y tu madre, de tu padrino y tu madrina, de tus abuelos, de tus familiares y amigos, en nombre de la comunidad nosotros te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". El pasado mes de junio, el Papa Francisco aprobó este "responsum" que se publica hoy.
Cristo, protagonista del acontecimiento que se celebra
En una nota doctrinal explicativa, el Dicasterio señala que "la modificación deliberada de la fórmula sacramental" se introdujo "para subrayar el valor comunitario del Bautismo, para expresar la participación de la familia y de los presentes y para evitar la idea de la concentración de un poder sagrado en el sacerdote en detrimento de los padres y de la comunidad, que la fórmula del Ritual Romano transmitiría". En realidad -recuerda la nota que cita la Constitución Sacrosantum Concilium- "cuando uno bautiza es Cristo mismo quien bautiza", es "el protagonista del acontecimiento que se celebra". Ciertamente, en la celebración "los padres, los padrinos y toda la comunidad están llamados a desempeñar un papel activo, un verdadero y propio oficio litúrgico", pero esto, según el dictado conciliar, implica que "cada uno, ministro o fiel, desempeñando su propio oficio, realiza sólo y todo lo que, según la naturaleza del rito y las normas litúrgicas, es de su competencia" (Sacrosanctum Concilium, n. 28).
Una antigua tentación
"Reaparece aquí -continúa la nota- con discutibles motivos de orden pastoral, una antigua tentación de sustituir la fórmula tradicional con otros textos juzgados más idóneos", pero "el recurso a la motivación pastoral oculta, a veces de forma inconsciente, una deriva subjetiva y una voluntad manipuladora". El Concilio Vaticano II, después del Concilio de Trento, declaró "la absoluta indisponibilidad del septenario sacramental a la discreción de la Iglesia", estableciendo que nadie "aunque sea sacerdote, se atreva, por su propia iniciativa, a añadir, quitar o cambiar algo en materia litúrgica". En efecto, "modificar al propio arbitrio la forma celebrativa de un sacramento no constituye un simple abuso litúrgico, en cuanto transgresión de una norma positiva, sino también un vulnus infligido tanto a la comunión eclesial como a la posibilidad de reconocer en ella la obra de Cristo, que en los casos más graves hace inválido el sacramento mismo, porque la naturaleza de la acción ministerial exige transmitir con fidelidad lo que se ha recibido".
Acción ministerial
En la celebración de los sacramentos -explica la nota- la asamblea no actúa "colegialmente", sino "ministerialmente" y el ministro "no habla como un funcionario que ejerce un papel que se le ha asignado, sino que opera ministerialmente como signo-presencia de Cristo, que actúa en su Cuerpo, donando su gracia". A la luz de esto, se debe entender "cuanto enseña el Concilio Tridentino sobre la necesidad de que el ministro tenga la intención al menos de hacer lo que hace la Iglesia": una intención que no puede permanecer "sólo a nivel interior", con el riesgo de subjetivismo, sino que se expresa también en un "acto exterior" realizado "no en nombre propio, sino en la persona de Cristo".
Cristo es quien bautiza
"Alterar la fórmula sacramental -concluye la nota- significa, además, no comprender la naturaleza misma del ministerio eclesial, que es siempre el servicio a Dios y a su pueblo, y no ejercicio de un poder que llega hasta la manipulación de lo que se ha confiado a la Iglesia con un acto que pertenece a la Tradición. En todo ministro del Bautismo, por lo tanto, debe estar bien enraizada no sólo la conciencia del deber de actuar en comunión con la Iglesia, sino también la misma convicción que San Agustín atribuye al Precursor, el cual aprendió «que en Cristo habría cierta propiedad tal, que, aunque muchos ministros, justos o injustos, iban a bautizar, la santidad del bautismo no se atribuiría sino a aquel sobre quien descendió la paloma, del cual está dicho “este es el que bautiza en el Espíritu Santo” (Jn 1, 33)». Comenta, por tanto, Agustín: «Bautice Pedro, Cristo es quien bautiza; bautice Pablo, es Cristo quien bautiza; bautice Judas, es Cristo quien bautiza»”.
Ya en 2008, la Congregación para la Doctrina de la Fe había respondido a dos preguntas sobre la validez de los bautismos conferidos con fórmulas arbitrariamente modificadas: "Yo te bautizo en el nombre del Creador, del Redentor y del Santificador" y "Yo te bautizo en el nombre del Creador, del Liberador y del Sustentador". La respuesta fue como la de hoy: que el bautismo no era válido y que los bautizados con esas fórmulas tenían que ser bautizados "en forma absoluta".
8 consejos prácticos para rezar mejor el Rosario
El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad- (JPII, 29 oct 78)
El Papa Juan Pablo II dijo: "El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad." (JPII, 29 oct 78) Comenzó a rezarlo desde joven y nunca lo dejó. Él mismo nos cuenta que el Rosario le acompañó en momentos de alegría y de tribulación, y que en él encontró consuelo y le confió sus preocupaciones.
No tan sólo el testimonio de Juan Pablo II y de muchos otros Papas y Santos nos exhortan a rezar el Rosario todos los días, sino la misma Virgen María se ha ocupado en diversas ocasiones de pedirnos recurrir a esta forma de oración contemplativa, especialmente para pedir por la paz del mundo.
Desde mi adolescencia tengo el hábito de rezar el Rosario todos los días, pero debo confesar que a veces caigo en la rutina: no siempre lo rezo bien. A aquellos a quienes les pasa lo mismo que a mí, quisiera compartirles algunos elementos que me ayudan para tratar de rezarlo mejor cada día.
8 consejos para rezar mejor el Rosario
Entre los 8 consejos hay actos, actitudes y reflexiones. Los he ido extrayendo de documentos de la Iglesia, sobre todo del Papa Juan Pablo II, de conversaciones con personas que disfrutan mucho el rezo del Rosario y de mi propia experiencia.
1. Antes de iniciar el Rosario es provechoso guardar unos segundos de silencio para tomar conciencia de lo que vas a hacer y así rezarlo con devoción, no mecánicamente. Adoptar la actitud del hijo que se acerca con mucho cariño a su Madre del cielo y decirle algo así: Aquí me tienes de nuevo, María, quiero estar un rato contigo, mostrarte mi afecto, sentir tu cercanía; quiero que me ayudes a conocer mejor a Tu Hijo, que me enseñes a rezar como Él y a parecerme cada día más a Él.
2. Durante unos minutos o durante todo el rezo del Rosario puedes tener delante una imagen de la Santísima Virgen que te recuerde a la que está en el cielo. A partir de la imagen perceptible con los sentidos, trae a la memoria a tu Madre del cielo y ponte espiritualmente en Sus brazos.
3. Recuerda que el Rosario consiste en meditar y contemplar los principales episodios de la vida de Cristo para conocerlo, amarlo e imitarlo. Mientras rezas las diez Avemarías de cada misterio como si fueran una melodía de fondo que tranquiliza y serena, centras tu oración en Cristo, su vida, sus enseñanzas. Los misterios del Rosario son como un compendio del mensaje de Cristo.
Cada misterio tiene sus gracias especiales, grandes temas en qué meditar, grandes enseñanzas. Meditar en los misterios de la vida de Cristo nos ayuda a crecer en nuestra configuración en Él. No es un simple ejercicio intelectual, sino un encuentro vivo con Cristo, pues por las virtudes teologales podemos entrar en contacto real con Cristo.
4. "Contemplar con María el rostro de Cristo" (RVM, 3). Ponte al lado de María junto con Ella recuerda a Cristo. Si rezas así el Rosario, verás que algo sucede en tu alma mientras lo rezas. Experimentas la presencia de María que te dice que Ella está allí, siempre a tu lado, te abraza, te enseña a contemplar a Jesús. Durante el Rosario, María trabaja de manera especial en tu alma, modelándola conforme a la imagen de Jesús. Ella es quien nos conduce de modo más seguro a Cristo y lo hace no sólo con su ejemplo sino con una acción espiritual, profundamente eficaz. Cuando María y el Espíritu Santo trabajan juntos, forman una mancuerna realmente poderosa.
5. Rezar el Rosario es rezar desde el corazón de María. "Aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y la profundidad de su amor". (RVM 1) María es modelo insuperable de contemplación. A partir de la experiencia de María, el Rosario es oración contemplativa; es entrar a la escuela de oración de la Virgen María. Nos enseña mostrándonos a Jesús y permitiéndonos ver cómo ella los vive interiormente.
6. Ten siempre presente que el Rosario es un arma poderosa. Rezándolo con esta certeza de fe, obtenemos abundantes gracias a través de las manos de María. La paz del mundo es una intención particularmente querida por María. Otra intención muy especial y que, como dice Juan Pablo II, requiere hoy "urgente atención y oración", es la familia.
7. Es una oración que ayuda a unificar e integrar toda la vida y a ponerla en manos de Jesús y María, pues a lo largo de los misterios del Rosario podemos ir poniendo en sus manos las personas que más llevamos en el corazón, la familia, los amigos, la Iglesia, la nación, la humanidad, la misión, el trabajo, las preocupaciones e intenciones personales.
8. El hábito de rezar el Rosario todos los días es un modo de asegurar un contacto diario con la Virgen María, de expresarle todo tu afecto, veneración y gratitud. Es bueno tratar de rezarlo cada día mejor, con más atención, disponiéndote con las actitudes correctas, meditando mejor, poniendo más amor.
Primer Viernes de mes: Cómo ganar el Cielo en 9 meses
Devoción de los nueve viernes dedicados al Sagrado Corazón.
"Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento."
Eso le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque (cuyo cuerpo permanece incorrupto a pesar de los 330 años transcurridos), el 16 de junio de 1675. Ver Catecismo: punto 478 y 2669
Aprovechemos las innumerables gracias que Jesús concede a quienes desagravian su Sagrado Corazón los primeros Viernes de mes.
Las Doce Promesas del Sagrado Corazón
1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2. Les daré paz a sus familias.
3. Las consolaré en todas sus penas.
4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
9. Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
10. Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.
Condiciones para ganar esta gracia:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las ofensas al Sagrado Corazón.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE CADA UNA DE LAS COMUNIONES DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES
Jesús mío dulcísimo,
que en vuestra infinita y dulcísima misericordia
prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos,
acordaos de esta promesa
y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e
intención,
concededme que muera detestando todos mis pecados,
creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo
Corazón.
Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS VIERNES
Jesús mío, os doy mi corazón, os consagro toda mi vida, en vuestras manos pongo la eterna suerte de mi alma y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros Viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de vuestras promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y gozaros en el cielo. Amén.
ORACIONES PARA LOS NUEVE VIERNES
PRIMER VIERNES
Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.
¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SEGUNDO VIERNES
Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
Jesús misericordioso, que prometisteis, a cuantos invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María.
Siendo constante en invocar la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
TERCER VIERNES
Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón.
Jesús amantísimo, que prometisteis bendecir las casas donde se venera la imagen de vuestro Sagrado Corazón, yo quiero que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo, llenas las manos de buenas obras.
¡Oh Jesús, que os complacéis en alejar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria! Haced que, vuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos beneficios. Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
CUARTO VIERNES
Seré su consuelo en todas las tribulaciones.
Jesús mío, que prometisteis consuelo a cuantos a Vos acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consolad y salvad a los que sufren! ¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo!
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
QUINTO VIERNES
Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas.
Jesús mío, que prometisteis bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima Madre la gracia de que bendigáis mis estudios, mis exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida.
Renuevo el inquebrantable propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día..., y de trabajar con empeño y constancia para complaceros y alcanzar en recompensa el cielo.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SEXTO VIERNES
Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
SÉPTIMO VIERNES
Las almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas llegarán presto a la perfección.
Sin vuestro auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, os ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos no lo sienten. Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana, cada mes, avance un poco en la virtud que más necesito.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
OCTAVO VIERNES
Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.
Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado.
¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
NOVENO VIERNES
Guardaré recuerdo eterno de cuanto un alma haya hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, de donde no será borrado.
Os ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan, a los que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dignaos, ¡oh Jesús!, escribir hoy mi nombre en vuestro Corazón y decir a los ángeles que rodean vuestro Tabernáculo: Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.
Amén.
Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...
La Ley, una guía en nuestro camino
La Ley eterna, la Ley natural, la Ley Revelada y las Leyes Civiles en nuestra vida.
Vivimos en una época de grandes avances científicos y tecnológicos: la radio, el teléfono, la televisión, los aviones, etc. Todos estos avances que ha realizado el hombre los ha tenido que realizar respetando ciertas leyes que están inscritas en la naturaleza y por ello, alcanzaron el éxito.
El hombre, cuando respeta la naturaleza propia del ser humano, alcanza la felicidad y la plenitud. Cuando va en contra de su naturaleza, cae en el vacío. Su vida pierde sentido, como le sucede, por ejemplo, a una persona adicta a las drogas.
Pero, la pregunta es: ¿con respecto a qué? ¿Cuál es la norma o el criterio para saber si algo es bueno o malo?
La respuesta es el bien moral, que regula y mide los actos humanos en orden a su fin último. El bien moral es lo que mejora a toda la persona y no solo a una de sus partes, por ello es diferente al valor que sólo mejora alguna parte de la persona. Es el bien que está por encima de todos los demás bienes.
El bien moral" es el que le da valor a todos los actos del hombre.
La ley moral nos guía para conseguir el bien moral que abarca a todo el hombre, que hace que éste actúe de acuerdo a su dignidad y sea un reflejo de la bondad de Dios.
La Ley
Existen diferentes tipos de leyes:
La ley Moral
Es una llamada divina a participar en la misma vida de Dios, un mandato que Dios da para indicar el camino que se debe seguir para alcanzar la vida eterna. Es una orientación para la propia libertad.
La ley moral con principios generales y normas particulares, es percibida por la conciencia, aparece en la Sagrada Escritura o por medio de los hombres.
La Ley Eterna
Cuando Dios creó el universo, le dio unas leyes concretas que garantizaban su perfecto funcionamiento y para que se cumpla su propio fin. Por eso, Santo Tomás define la ley divina como “el plan de la divina sabiduría que dirige todas las acciones y movimientos de las criaturas en orden del bien común de todo el universo”.
Todo lo creado ha sido orientado hacia el hombre, que es el único ser libre que convive con todo lo creado, a pesar de ser criatura también. Al hombre, que por su libertad es el único ser que rompe la ley eterna, Dios le ha dado una ley de comportamiento, misma que se encuentra grabada en su corazón: la ley moral natural.
La ley moral es eterna porque es anterior a la creación; es ley porque es una ordenación normativa que hace la inteligencia divina para el recto ser y obrar de todo lo que existe.
Es inmutable y es universal porque es para siempre y abarca a todos los seres creados según su naturaleza.
La Ley Natural
La ley natural es la ley eterna en lo que se refiere al hombre. Ley para orientar su libertad hacia su realización perfecta como seres espirituales. Se llama natural porque se refiere a la misma naturaleza del hombre. Es un designino amoroso de Dios.
Existen ciertas leyes y normas que rigen el Universo. Son leyes que no han sido fabricadas por el hombre, sino que están inscritas en la naturaleza. Son tan “naturales” como la ley de gravedad, por medio de la cual sabemos que siempre que soltamos un objeto, éste caerá al suelo. Nosotros, sin necesidad de estudiar nada, sabemos que los objetos se caen, que el agua moja, que el fuego quema.
Gracias a nuestra libertad, podemos elegir bañarnos o no bañarnos, pero si nos metemos a un chorro de agua, no podemos elegir mojarnos o no mojarnos, como tampoco podemos evitar caernos si sacamos todo nuestro cuerpo por la ventana desde el tercer piso de un edificio. No podemos evitar que la Tierra se mueva alrededor del sol, ni que cada día dure 24 horas. Estas leyes que rigen el universo son inmutables y universales y no queda más remedio que aceptarlas y adecuar nuestro comportamiento a ellas.
De la misma manera en que hemos descubierto estas leyes que rigen el Universo sin que nadie tuviera que explicarnos el por qué son así, también podemos descubrir dentro de nosotros otras leyes que están ya inscritas dentro de nuestra naturaleza de hombre, compuesto de alma y cuerpo.
Pensemos en nuestro cuerpo: si no comemos, nos da hambre; si no dormimos, sentimos sueño; si hacemos ejercicio nos da sed. Respiramos y nuestros pulmones purifican la sangre que el corazón bombea a todo nuestro cuerpo sin que podamos hacer nada para impedirlo. Son leyes que no podemos cambiar sin poner en serio peligro nuestra vida.
En nuestra alma también encontramos una ley que nosotros no hemos escrito y que tampoco podemos cambiar sin hacernos daño. Esta ley nos dicta hacer siempre el bien y evitar el mal. La conocemos desde siempre. Nadie nos la tuvo que decir o explicar pues ya estaba dentro de nosotros.
Esta Ley natural también es universal e inmutable, como la ley de la gravedad, es decir, es aplicable a todos los hombres y no cambia con el paso del tiempo.
Dentro de esta Ley natural están todos los preceptos universalmente válidos, como el “no matarás”, “respeta a los otros y a sus bienes”, “defiende la verdad”, “lucha por la justicia”,
Toda ley está enfocada a buscar un bien, y así como la ley de la gravedad conserva el equilibrio en el universo, así también la Ley moral natural está encaminada a que todo lo que hay dentro de nosotros funcione correctamente y no se rompa el equilibrio planeado por Dios desde el principio.
La Ley Divina Revelada
Parece increíble, pero Dios sabía que no era suficiente el habernos dado la luz de nuestra conciencia y la ley natural.
Dios sabía que el hombre, al hacer uso de su libertad, iba a intentar violar aún estas leyes universales e inmutables, con el riesgo de hacerse un daño irreparable.
Por esto, Él mismo se comunica con el hombre y le transmite “instructivos” exactos y precisos que debe respetar para llegar a su fin último, a encontrar el “tesoro escondido” que es la felicidad plena y eterna junto a Él.
Este instructivo lo conocemos con el nombre de Ley Divina Reveladay está plasmado en la Sagrada Escritura. Dentro de ella están los Diez Mandamientos, el Mandamiento de Amor, las Bienaventuranzas y todas las normas de comportamiento que nos dio Jesucristo con sus palabras y su ejemplo.
Si leemos el Evangelio, encontraremos en él cientos de consejos que te da Jesucristo:
Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
Al que te pida el manto, dale también la túnica.
Ama a tus enemigos y ora por los que te persiguen.
Todos estos consejos son "pistas” que Dios nos da para que realmente encontremos nuestro tesoro y no nos quedemos perdidos a la mitad del camino.
Las Leyes Civiles
Aparte de las pistas, Dios ha querido escoger a ciertas personas como “guías”, conocedores del camino, y les ha dado la autoridad para guiarnos, para dictar leyes que nos indiquen con claridad el camino más seguro para llegar a nuestro fin.
Las leyes civiles, dictadas por hombres con autoridad, son necesarias e indispensables para que podamos vivir en armonía. ¿Te imaginas el desastre que sería la vialidad, si no existieran leyes de tránsito y cada quien circulara por donde se le antojara?
Todas estas leyes y normas, nacen de la razón humana y son dictadas por las autoridades para buscar el bien común.
Estas leyes no son universales, pues están dictadas sólo para un grupo determinado de individuos, de un país, de un estado, de una determinada profesión, o que cumplen determinadas características. De esta manera, las leyes de tránsito sólo afectan a aquellas personas que manejan o transitan por la calle y el código civil mexicano no es válido para los que viven en otro país.
Estas leyes tampoco son inmutables, pues están dictadas para un momento determinado y pueden cambiar cuando cambien las circunstancias actuales. Así, podemos ver que las leyes que existían en el siglo pasado para el tránsito de carretas y caballos por las calles, desaparecieron.
Dado que son hombres los que dictan las leyes civiles, no son infalibles y pueden equivocarse voluntaria o involuntariamente.
Es muy fácil descubrirlo, basta que siempre tengas en mente que las leyes positivas son obligatorias sólo cuando son legítimas y justas, es decir, cuando:
A) Están dirigidas al bien común, al bien de la comunidad y sus individuos. Esto quiere decir que una ley no debe buscar solamente beneficiar a una persona o a un grupo determinado, sino a toda la sociedad por igual.
B)Han sido dictadas por una autoridad legítima. Esto significa, por ejemplo, que nosotros, aunque tengamos autoridad sobre nuestros hijos, no podemos dictar una ley válida para todo el país, a menos que fuéramos el Presidente de la Nación. Tampoco serían válidas las leyes dictadas por alguien que haya alcanzado el puesto de autoridad por una vía ilícita, como podría ser el caso de un loco.
C) Son buenas en sí mismas y en sus circunstancias. Esto significa que deben estar de acuerdo con la Ley eterna, la Ley natural y la Ley revelada. Así, no puede ser válida ninguna ley que vaya en contra del respeto a la vida o del respeto a los demás, pues sería tan ilógica como una ley que te obligara a desafiar la Ley de la gravedad.
D) Son impuestas a cada individuo en las debidas proporciones. Una ley no puede ser válida si exige algo fuera de las posibilidades del individuo, como podría ser una ley que obligara a trabajar a niños o ancianos.
Si una ley es injusta porque no cumple con alguna de las condiciones anteriores, no estamos obligados a obedecerla y si acaso una ley va en contra directamente de la ley natural, nuestra obligación es desobedecerla, pero tenemos que saber con claridad el porqué de las leyes, de este modo, siempre obedeceremos las leyes buenas y no seguiremos aquellas que por diferentes motivos puedan ir en contra de la dignidad de la persona humana.
Algunas personas podrán decir que cada uno puede interpretar la Ley de Dios a su manera. Recordar que Dios dejó una Iglesia y un “instructivo” muy claro que son las Sagradas Escrituras en la cuales se encuentran los Diez Mandamientos, el Mandamiento de Amor, las Bienaventuranzas y todas las normas de comportamiento que nos dio Jesucristo con sus palabras y su ejemplo. En la Iglesia, Dios está presente en el Papa. Es el vicario de Cristo en la Tierra y está asistido por el Espíritu Santo.