Dios tiene sus tiempos, solo necesitamos estar abiertos a su plan
- 08 Agosto 2020
- 08 Agosto 2020
- 08 Agosto 2020
Memoria Litúrgica, 8 de agosto
Sacerdote y Fundador
Martirologio Romano: Memoria de santo Domingo, presbítero, que siendo canónigo de Osma se hizo humilde ministro de la predicación en los países agitados por la herejía albigense y vivió en voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios o acerca de Dios. Deseoso de una nueva forma de propagar la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar en la Iglesia la manera apostólica de vida, mandando a sus hermanos que se entregaran al servicio del prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. Su muerte tuvo lugar en Bolonia, el día seis de agosto (1221).
Etimológícamente: Domingo = del Señor. Viene de la lengua latina.
Breve Biografía
Los Padres Dominicos están hoy de fiesta. Santo Domingo de Guzmán los fundó en el siglo XIII. Durante tantos años han hecho y siguen haciendo un gran bien a la Iglesia en todo el mundo.
El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa.
A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.
Por aquel tiempo vino por la región una gran hambre y las gentes suplicaban alguna ayuda para sobrevivir. Domingo repartió en su casa todo lo que tenía y hasta el mobiliario. Luego, cuando ya no le quedaba nada más con qué ayudar a los hambrientos, vendió lo que más amaba y apreciaba, sus libros (que en ese tiempo eran copiados a mano y costosísimos y muy difíciles de conseguir) y con el precio de la venta ayudó a los menesterosos. A quienes lo criticaban por este desprendimiento, les decía: "No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres, mientras yo guarde en mi casa algo con lo cual podía socorrerlos".
En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad. Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente.
Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos.
Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: "Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones".
Domingo llevaba ya diez años predicando al sur de Francia y convirtiendo herejes y enfervorizando católicos, y a su alrededor había reunido un grupo de predicadores que él mismo había ido organizando e instruyendo de la mejor manera posible. Entonces pensó en formar con ellos una comunidad de religiosos, y acompañado de su obispo consultó al Sumo Pontífice Inocencio III.
Al principio el Pontífice estaba dudoso de si conceder o no el permiso para fundar la nueva comunidad religiosa. Pero dicen que en un sueño vio que el edificio de la Iglesia estaba ladeándose y con peligro de venirse abajo y que llegaban dos hombres, Santo Domingo y San Francisco, y le ponían el hombro y lo volvían a levantar. Después de esa visión ya el Papa no tuvo dudas en que sí debía aprobar las ideas de nuestro santo.
Y cuentan las antiguas tradiciones que Santo Domingo vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar castigos sobre el mundo, pero que la Virgen Santísima señalaba a dos hombres que con sus obras iban a interceder ante Dios y lo calmaban. El uno era Domingo y el otro era un desconocido, vestido casi como un pordiosero. Y al día siguiente estando orando en el templo vio llegar al que vestía como un mendigo, y era nada menos que San Francisco de Asís. Nuestro santo lo abrazó y le dijo: "Los dos tenemos que trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios". Y desde hace siglos ha existido la bella costumbre de que cada año, el día de la fiesta de San Francisco, los Padres dominicos van a los conventos de los franciscanos y celebran con ellos muy fraternalmente la fiesta, y el día de la fiesta de Santo Domingo, los padres franciscanos van a los conventos de los dominicos y hacen juntos una alegre celebración de buenos hermanos.
En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia.
El gran fundador le dio a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos. Por ejemplo estas:
Primero contemplar, y después enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible.
Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.
La experiencia le había demostrado que las almas se ganan con la caridad. Por eso todos los días pedía a Nuestro Señor la gracia de crecer en el amor hacia Dios y en la caridad hacia los demás y tener un gran deseo de salvar almas. Esto mismo recomendaba a sus discípulos que pidieran a Dios constantemente.
La misión de los dominicos, predicar para llevar almas a Cristo, encontró grandes dificultades pero la Virgen vino a su auxilio. Estando en Fangeaux una noche, en oración, tiene una revelación donde, según la tradición, la Virgen le revela el Rosario como arma poderosa para ganar almas. Esta tradición está respaldada por numerosos documentos pontificios.
Los santos han dominado su cuerpo con unas mortificaciones que en muchos casos son más para admirar que para imitar. Recordemos algunas de las que hacía este hombre de Dios.
Cada año hacía varias cuaresmas, o sea, pasaba varias temporadas de a 40 días ayunando a pan y agua.
Siempre dormía sobre duras tablas. Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos cubiertos de nieve. No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del sol, ni para guarecerse contra los aguaceros. Soportaba los más terribles insultos sin responder ni una sola palabra. Cuando llegaban de un viaje empapados por los terribles aguaceros mientras los demás se iban junto al fuego a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar. Un día en que por venganza los enemigos los hicieron caminar descalzos por un camino con demasiadas piedrecitas afiladas, el santo exclamaba: "la próxima predicación tendrá grandes frutos, porque los hemos ganado con estos sufrimientos". Y así sucedió en verdad. Sufría de muchas enfermedades, pero sin embargo seguía predicando y enseñando catecismo sin cansarse ni demostrar desánimo.
Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: "De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación". Pasaba noches enteras en oración.
Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo.
Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo.
Los que trataron con él afirmaban que estaban seguros de que este santo conservó siempre la inocencia bautismal y que no cometió jamás un pecado grave.
Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: "Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte", dijo: "¡Qué hermoso, qué hermoso!" y expiró.
A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice Gregorio IX lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: "De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo".
¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Dominicos y Dominicas!
“Hay silencios que hieren, pero hay palabras que curan”.
Instrumento de Dios y la fe
Santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20. Sábado XVIII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú que conoces mi vida, ayúdame a crecer en mi fe porque la necesito en cada momento. Te pido que me des tu gracia para ver las cosas como Tú las ves y que me ponga a actuar de acuerdo a lo que me inspiras.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20
En aquel tiempo, al llegar Jesús a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, que se puso de rodillas y le dijo: "Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo".
Entonces Jesús exclamó: "¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho". Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano.
Después, al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?". Les respondió Jesús: "Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe al menos del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: 'Trasládate de aquí para allá', y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Todos queremos ser importantes, ser reconocidos, es un deseo que todos tenemos en el corazón. Cuando podemos ayudar a alguien nos sentimos bien por haber hecho algo bueno, y cuando ayudamos a una persona a acercarse a Dios nos podemos sentir como las personas más importantes, pero no podemos perder de vista quién es verdaderamente importante porque nosotros somos solamente instrumentos.
Dios sabe cuándo salir al encuentro de las personas necesitadas. En una ocasión, visitando una biblioteca, me encontré con una señora que al inicio me preguntó quién era porque notaba que tenía algo especial. Sin más le dije que era seminarista y me comenzó a contar su vida que había sido un poco difícil por las relaciones que tuvo. Le aseguré mis oraciones y fue un pequeño momento de gracia porque se puso muy feliz de que la tuviera presente en mis oraciones. Puede ser que Dios no responda al primer momento o que, por cualquier motivo que no es comprensible, no lo haga cuando yo quiero, pero Dios tiene sus tiempos, solo necesitamos estar abiertos a su plan.
La fe es un don, pero nosotros también debemos poner nuestro esfuerzo porque es un cincuenta y cincuenta. La gracia de Dios nos ayuda a creer y poder actuar pues, como dice el evangelio, por la fe se pueden mover hasta las montañas. Es una prueba de que cada uno de nosotros y Dios hacemos un buen equipo, que podemos hacer grandes cosas y milagros, solo tenemos que decirle sí a Dios para ser parte de su equipo.
«Jesús responde con dos imágenes: el grano de mostaza y el siervo disponible. “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y os habría obedecido”. La morera es un árbol fuerte, bien arraigado en la tierra y resistente a los vientos. Jesús, por tanto, quiere hacer comprender que la fe, aunque sea pequeña, puede tener la fuerza para arrancar incluso una morera; y luego trasplantarla al mar, lo cual es algo aún más improbable: pero nada es imposible para los que tienen fe, porque no se apoyan en sus propias fuerzas, sino en Dios, que lo puede todo». (Homilía de S.S. Francisco, 6 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pedirle a Dios, de manera especial, que cure a los niños que sufren enfermedades crónicas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Un sol para los demás
Todo ser humano en realidad tiene luz propia, una chispa divina que lo acredita como hijo de Dios.
Hay personas que brillan; personas “solares” –las llaman los italianos– que irradian optimismo, espontaneidad y un inexplicable resplandor. Algo hay en su porte, en sus modos y semblante que ilumina casi cualquier situación.
Todo ser humano en realidad tiene luz propia, una chispa divina que lo acredita como hijo de Dios. Basta ver el brillo en los ojos de un bebé para percatarse del sol que despunta en su alma y que promete iluminar el mundo con luces y matices propios, hasta el ocaso de su vida.
Al pasar los años, sucede muchas veces que ese sol pierde su brillo, aun en las casas más favorecidas. El amanecer diáfano y risueño de la infancia se va contaminando poco a poco en una atmósfera hostil a la inocencia y la alegría. Si a esto se añaden los inevitables nubarrones y tormentas que se ciernen sobre toda existencia terrena, aquella luz primigenia titubea y se torna ambigua, opaca, melancólica. Es cierto: no faltan quiénes, a pesar de todo, conservan la mirada fresca y el rostro luminoso. También los hay que en la desgracia –como dijo Lacordaire– descubren luces que en la prosperidad no veían. Muchos, sin embargo, sucumben a la oscuridad y viven en un eclipse permanente.
Cuando Jesús se transfiguró en el Monte Tabor no dio sólo una prueba de su condición divina; reveló también –me parece– un querer de Dios que concierne a toda existencia humana: “¡Quiero que brilles!”. Él quiere que cada persona sea un sol que ilumine el mundo, que dé figura y color a todo lo que existe, y especialmente a la vida de los demás.
Pedro fue el primero que entró en la lógica de la transfiguración, cuando dijo: “¡Qué bueno es estar aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En un instante cambió su visión y su modo de existir: ya no necesitaba ni pedía nada para sí; sólo vivía y pedía “para los demás”.
La transfiguración de nuestra vida supone entrar en esa misma lógica: pensar y actuar a favor de los demás. Hay personas cuyo objetivo diario es iluminar su entorno. Así se “transfiguran” constantemente cambiando una actitud negativa por una positiva; abriendo una puerta del corazón que estaba cerrada; transformando las cruces en ofrendas y los legítimos lamentos en agradecimientos; trocando en sonrisa un acto de vencimiento.
Toda transfiguración auténtica viene de dentro: de la conciencia de ser “hijo amado de Dios” –como declaró Dios Padre de su Hijo transfigurado–. Quien así se sabe y reconoce, jamás será abatido por ninguna oscuridad. El amor del Padre encenderá siempre de nuevo el corazón y cambiará su modo de ver a los demás, de vivir los acontecimientos y de repasar la propia historia.
Quien se transfigura por medio de la caridad ejerce hoy un apostolado muy necesario. Pues así como la existencia del mal oscurece la fe de no pocas personas, así también la presencia viva de la caridad hace creíble el Evangelio y puede alumbrar, quizá sin pretenderlo, existencias muy sufridas. Quién quita y Dios se sirva del fulgor de un acto de amor para iluminar los más profundos entresijos de un alma.
Después de varios años, escuché hace poco un clásico de los setenta: “You light up my life” (“Tú iluminas mi vida”) de Debby Boone. Sin buscar sacralizar esta canción, cabe muy bien aplicar sus versos, antes que a nadie, a Jesús mismo, que ilumina nuestros días y llena nuestras noches con su canción de amor; pero también a todo ser humano, llamado a ser un “solar” para iluminar la vida de los demás. Dios no quiere vidas apagadas y sombrías; quiere vidas radiantes que reflejen su Luz; quiere vidas transfiguradas. El mundo necesita muchos soles, no hoyos negros en su firmamento.
Recomendamos:
Caries en los huesos: la envidia
El Catecismo de la Iglesia Católica sugiere tres remedios: la benevolencia, la humildad y el abandono en la Providencia.
Un código liberador: La ley divina es, en última instancia, Jesús mismo: Presencia amorosa de Dios que libera, encamina y salva.
Qué esperar hoy de los sacerdotes: Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca” (Lc 22, 31)
El Papa Francisco dona 250.000 euros a la Iglesia del Líbano
Un primer signo concreto de la cercanía del Papa Francisco
El Santo Padre ha enviado a través del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, una primera ayuda de 250.000 euros para atender las necesidades de la Iglesia libanesa en estos momentos de dificultad y sufrimiento. Esta donación quiere ser un signo de la atención y cercanía de Su Santidad hacia la población afectada y de su cercanía paternal a las personas que se encuentran en graves dificultades.
La ayuda fue transmitida a través de la Nunciatura Apostólica de Beirut y se utilizará para atender a los afectados por la terrible explosión del puerto, que causó varias muertes y cientos de miles de heridos y desplazados, al tiempo que destruyó edificios, iglesias, monasterios e instalaciones civiles y sanitarias. Frente a las necesidades urgentes, las estructuras católicas, a través de los centros de recepción de desplazados, junto con la acción de Caritas Líbano, Caritas Internationalis y varias organizaciones hermanas de Caritas, ya han dado una primera respuesta de ayuda de emergencia.
Todos nos sumamos a la invitación del Papa Francisco, expresada durante su Audiencia General del 5 de agosto pasado: "rezamos por las víctimas y sus familias; y rezamos por el Líbano para que, con el compromiso de todos sus componentes sociales, políticos y religiosos, pueda hacer frente a este trágico y doloroso momento y, con la ayuda de la comunidad internacional, superar la grave crisis que atraviesa".
Alicia y el gato
Luis Ignacio Batista nos ofrece un análisis de la obra Alicia en el país de las maravillas
Marzo de 2010. En estos días está rondando en los cines la película de Alicia en el país de las maravillas. Si mal no recuerdo, en la caricatura de Disney que lleva el mismo nombre (ca.1951) hay una escena donde Alicia pregunta al gato: «¿cómo puedo salir de aquí?» El gato le responde: «eso depende de a dónde quieras ir». Alicia le dice: «no lo sé». El gato, finalmente, apunta: «entonces no importa por dónde salgas».
Cuántas veces somos como Alicia. Queremos salir de nuestra rutina, queremos novedades en la vida o queremos dejar atrás lo que ya no nos gusta: el trabajo o el estudio. Queremos casi cambiar en su totalidad la vida que llevamos. Pero no sabemos para qué lo queremos. En este sentido, es cada vez más común la poca constancia en diversas actividades en la vida de la gente, especialmente en las jóvenes generaciones. Podemos ver lo frágil que es la constancia en estudios universitarios, en los noviazgos, en la amistad. Es una constante cada vez más común en nuestra sociedad: querer cambiar pero sin saber por qué, ni cómo ni a dónde.
Comenzar con el fin en la mente. Ese debe ser el inicio. Fijar una meta. (Evidentemente pensamos en un fin bueno, lejos totalmente de quienes sí tienen un fin, pero empeñado en hacer el mal). Encontrar lo que queremos ser en la vida y luego trabajar por alcanzarlo. Sean Covey, en «Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos» dice que este es un hábito primordial porque marca la pauta de lo que se quiere ser en la vida. Es como un mapa, si no lo tienes no sabes a dónde debes ir. Un ejercicio que el mismo Sean propone es imaginarnos cómo nos gustaría vernos en un año. Una vez pensado el ideal, hay que poner los medios.
No las circunstancias sino nuestro modo de relacionar
Sin embargo, hay que ser muy conscientes de que la inconstancia se da por un motivo: las circunstancias. Es interesante lo que dice Sean Covey sobre la carencia de principios sólidos. Sin principios que rijan la vida se corre el peligro de andar como veletas sin rumbo. En cambio, quien basa su vida en principios permanece firme como un faro en medio de la tormenta. Eso es lo que cambia: las circunstancias. Ellas son imprevistas, volubles, dolorosas. El faro, pase lo que pase, no se mueve, porque tiene un fin concretísimo.
Con ello queremos decir que lo importante en la vida no son las cosas que nos sucedan. La vida, en sí misma es muy inestable. Lo importante es nuestra manera de reaccionar frente a las circunstancias. Por eso es necesario un fin en la mente, que dé sentido a la propia vida y la mantenga firme en las más variadas circunstancias. Eso sí lo podemos controlar, en cambio las circunstancias, no.
Si Alicia supiera a dónde quiere ir, tal vez hubiera sido más fácil la salida.
Marque la tecla gato para continuar...
Sembrando Esperanza II. Acércate a Dios con confianza, con constancia, con cariño y con la seguridad que serás inmediatamente atendido.
Por: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
Se dice que la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios, que es el amor más grande sobre la tierra. Es la hermosa oportunidad que tenemos los hombres de unirnos a Dios, de platicar con Él y de escucharle. Dios está ahí, siempre presente, siempre atento a hablar con el hombre, su creatura predilecta; y tal vez ahí estoy yo, tan distraído, y lo que menos me interesa es hablar con Él.
El Papa Juan Pablo II nos dio un gran ejemplo, él fue un hombre de oración; en una ocasión, ofreció el siguiente consejo: "¿Sabéis que Jesús se retiró al desierto para orar durante cuarenta días? Pues bien, queridos jóvenes, tratad vosotros también de crear un poco de silencio en vuestras vidas que os permita reflexionar y orar. Resulta un poco difícil, pues estamos atrapados en la barahúnda de los acontecimientos y los medios de comunicación, de tal forma, que nuestra paz interior se ve comprometida. Es difícil, pero es posible y muy importante poder hacerlo" (Juan Pablo II a la juventud del mundo).
En una ocasión, en París y Estados Unidos, le preguntaron al Papa "¿Cómo reza el Papa?". Y él contestó: "Como todos los cristianos, habla?escucha. Algunas veces reza sin palabras y es en esos momentos cuando más escucha. Lo más importante es que "oye" y trata de unir el rezo a sus obligaciones, sus actividades, su trabajo y de unir su trabajo al rezo. De esta forma, día tras día trata de llevar a cabo su "servicio", su "ministerio", que viene de la Voluntad de Cristo y de la tradición viva de la Iglesia" (Ibidem.).
Todos quisiéramos fórmulas, facilidades para aprender a rezar, sentir siempre bonito y nunca aburrirnos o desesperarnos en nuestra oración.
¿Qué sucedería si Cristo instalara un contestador telefónico automático en el cielo?
Imagínate rezando y escuchando el siguiente mensaje: Gracias por llamar a la Casa de mi Padre. Por favor selecciona una de estas opciones:
Presiona 1 para peticiones.
Presiona 2 para acciones de gracias.
Presiona 3 para quejas.
Presiona 4 para cualquier otro asunto.
¡Imagínate que Dios usara esta conocida excusa!: De momento todos nuestros ángeles están ocupados atendiendo a otros clientes. Por favor manténgase rezando en la línea, su llamada será atendida en el orden que fue recibida.
¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?:
Si deseas hablar con Gabriel, presiona 5.
Si es con Miguel, presiona 6.
Si es con cualquier otro ángel, presiona 7.
Si quieres que el Rey David te cante un salmo, presiona 8.
Si deseas obtener respuestas o preguntas necias sobre los dinosaurios, la edad de la tierra, dónde está el arca de Noé, por favor espérate a llegar al cielo.
¿Te imaginas lo siguiente en tu oración?:
Nuestra computadora señala que llamaste hoy. Por favor despeja la línea para otros que también quieren rezar...
O bien:
Nuestras oficinas están cerradas por Semana Santa. Por favor, vuelve a llamar el lunes. Y para terminar marque la tecla gato...
Gracias a Dios que esto no sucede...
Gracias a Dios que le puedes llamar a Él cuantas veces necesites...
Gracias a Dios que a la primera llamada, Él siempre te contesta...
Gracias a Dios por que la línea de Jesús nunca está ocupada...
Gracias a Dios que Él nos responde y nos conoce por nuestro nombre...
Gracias a Dios que Él conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos...
Gracias a Dios porque de nosotros depende llamarle en oración...
Acércate a Dios con confianza, con constancia, con cariño y con la seguridad que serás inmediatamente atendido, sigue el ejemplo de Jesús que se acercó a la oración en los momentos de triunfo y de fracaso, en los momentos de alegría y de tristeza, en los momentos de dolor y en los momentos en que todo estaba bien; pero sobre todo, aprende a acudir a Jesús en las grandes o pequeñas decisiones que tienes que tomar en tu vida.
Los derechos de los animales
Karol Wojtyla, en un libro escrito antes de ser elegido Papa, examina aquello que diferencia al hombre de los demás seres.
Por: P. Luis Montes, Ucrania
¿Qué diferencia hay entre una persona y un animal? Según algunos, los animales no se diferencian demasiado del hombre. Es frecuente hoy día encontrar en la prensa noticias sobre la defensa de los animales y referencias a sus «derechos».
Recientemente se dio el caso de Woofie, una perra collie que se salvó de ser ejecutada por orden de una corte escocesa gracias a una campaña internacional encabezada por la ex actriz francesa y ahora defensora de los animales Brigitte Bardot. Bardot, que ha se ha dedicado al bienestar de los animales desde que abandonó abruptamente su carrera artística, hace 25 años, había hecho un dramático llamamiento para que se le perdonara la vida a Woofie.
La perra había sido condenada a morir en septiembre después de que su propietario, Terence Swankie, de Peterhead, en el nordeste de Escocia, reconoció haber violado la ley que prohíbe tener animales peligrosos. En el proceso reconoció además que su mascota suponía un peligro pues estaba «fuera de control en un lugar público». En efecto, la perrita Woofie de tres años tenía aterrorizados a los carteros del barrio durante sus correrías callejeras. La Corte de Edimburgo, sin embargo, imputó el veredicto de un tribunal inferior y decidió mantenerla en vida.
El animal y el hombre
Independientemente del caso de Woofie, numerosas personas se pronuncian a favor de la prohibición de los experimentos médicos con los animales, del uso de las pieles para los vestidos, etc. Algunos van más lejos, hasta construir cementerios u hoteles para los animales. El filósofo Peter Singer desde hace tiempo viene repitiendo la idea de que no hay diferencia intrínseca entre los animales y el hombre. En su famoso libro «Animal Liberation», publicado en 1975 y en años posteriores en varias ediciones, Singer pide que se ponga fin a la «tiranía» de los hombres sobre los animales. Según él, nuestro tratamiento injusto de los animales esequivalente al racismo y al sexismo. Para referirse a él, ha acuñado la palabra «especismo». Más que hablar de derechos, Singer pide una igualdad para los animales. En su moral utilitarista, basada en Bentham y otros, la vida de un feto no tiene más valor que la vida de un animal. De hecho, en una entrevista concedida en 1996, afirmó que si comparamos la vida de un chimpancé con la un bebé con problemas cerebrales, hay que reconocer un mayor «significado moral» al chimpancé.
En respuesta a este tipo de argumentos, el filósofo inglés Roger Scruton ha publicado un libro donde critica a quienes pretenden poner los animales al mismo nivel del hombre. Su publicación «Animal Rights and Wrongs», publicada en segunda edición este año, ofrece una serie de argumentos convincentes. Por lo que se refiere al tema de la diferencia en la capacidad intelectiva entre el hombre y los animales, Scruton hace las siguientes observaciones:
--» Los animales tienen deseos, pero no hacen opciones. Cuando entrenamos un animal cambiamos sus deseos, pero el animal no hace una opción.
--» La inteligencia de los animales está orientada por sus instintos y la experiencia del momento. El hombre, por el contrario, puede proyectarse en el futuro.
--» La vida social de los animales está guiada por los instintos y no hay diálogo o razonamiento moral como existe en una comunidad de personas.
--» Los animales no tienen una imaginación propiamente hablando, o un sentido estético y sus emociones están limitadas a un nivel físico. Tampoco tienen consciencia de sí o un lenguaje abstracto.
La dimensión interior
Hay otro filósofo que ha escrito sobre la diferencia entre el hombre y los animales. Se llama Karol Wojtyla. En un libro «Amor y responsabilidad», escrito antes de ser elegido Papa, examina aquello que diferencia al hombre de los demás seres, incluso los animales. Una persona es un ser racional, con una capacidad intelectiva cualitativamente superior a los animales. Pero no nos encontramos sólo ante una cuestión de funcionalidad intelectiva. La persona goza de una interioridad, en cuanto que es un sujeto con un carácter espiritual, en el que se incluye una conciencia y una orientación hacia la verdad y el bien. Por tanto, la naturaleza del hombre es sustancialmente diversa a la de los animales e incluye la capacidad de la autodeterminación basada sobre la propia reflexión y la libre voluntad.
La diferencia esencial entre la persona y un animal está claramente expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica. El número 2415 afirma que «los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura». Pero el dominio del hombre sobre los animales, y sobre toda la creación, no debe ser entendido como un poder absoluto. Si bien es posible servirse de los animales para responder a las necesidades humanas, es necesario respetarlos como criaturas de Dios. El número 2415 dice que los animales pueden ser utilizados legítimamente para alimentar o vestir al hombre, así como para realizar experimentos médicos. En este último aspecto, exige que se garanticen unos límites razonables y que los experimentos contribuyan realmente con la curación o la salvación de vidas humanas. El siguiente número advierte que se debe evitar hacer sufrir sin necesidad los animales, pero también afirma que no es bueno invertir en ellos sumas de dinero que podrían ser destinados a aliviar la situación de los pobres. Además, explica que «no se debe desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos».
En estos días en los que han sido frecuentes las noticias sobre experimentos con fetos humanos y la manipulación genética del hombre, algunos se preocupan más por los derechos de los animales que por salvaguardar la vida de los seres humanos. Por desgracia, entre los grupos políticos que promueven la defensa de los animales, se da con frecuencia una mentalidad favorable al aborto de los niños. El tiempo es buen consejero, esperemos que también lo sea en este campo.