No dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro

Santa María Reina

Memoria Litúrgica, 22 de agosto

María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo

Martirologio Romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo reino no tendrá fin, y que es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo y Madre de misericordia.

El 22 de agosto celebramos a la Santísima Virgen María como Reina. María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo.

Un poco de historia

La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre.

María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo.

María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría. Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra.

María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.

La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos.

La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males.

Oraciones Marianas
María Reina según San Maximiliano Kolbe y San Luis de Montfort
 
¿Qué es la vida?

Santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12. Sábado XX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, quiero acercarme a ti, depositar en tus manos mis angustias y preocupaciones. Dame tu yugo, pues es llevadero y tu carga, ligera.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.

Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Para nosotros, cristianos, ¿qué es la vida? Es una peregrinación hacia nuestra verdadera patria, el cielo, anhelando aquel día en que veremos al Señor cara a cara. Vamos a comentar cuál es una de las características específicas de nuestra peregrinación: la vida es un camino de aprendizaje, un discipulado. ¿Qué debemos aprender? Debemos aprender a hacer vida la palabra de Cristo, pues, nuestro guía es sólo Cristo. ¿Qué dice su palabra? Ámense unos a otros como yo los he amado. Que el mayor entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido. ¿Por qué el mayor debe ser el servidor y humillarse? Porque nuestra vida, como cristianos, tiene otro aspecto ligado a la peregrinación. Esta peregrinación, este ir en salida, ponerse en marcha hacia un lugar o hacia alguien, tiene su origen en que Dios nos ha llamado a estar con Él, a buscarlo, a pertenecerle. ¿Qué sentido tendría ponerse en camino si no sabemos a dónde nos dirigimos?

Resumiendo, para nosotros, cristianos, ¿qué es la vida? Es una peregrinación como respuesta al llamado de Dios Padre a ser luz del mundo, sal de la tierra; pasar por este mundo haciendo el bien a todos, pues lo que hagamos a uno de los más pequeños, se la hacemos a Él.

«La experiencia de caminar juntos, con el estilo sinodal, como Pueblo de Dios, y esta es la base sólida e indispensable de todo: La escuela del pueblo de Dios donde el que enseña y guía es el único Maestro (cf. Mt 23,10) y donde la dinámica es la de la escucha mutua y del intercambio de dones entre todos. De aquí se puede tomar un nuevo impulso, enriqueciéndose con la fantasía del amor y abriéndose a las solicitudes del Espíritu y de la historia». (Discurso de S.S. Francisco, 10 de mayo de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Quiero confesarte que tiendo a idealizar mi vocación a ser cristiano/a. Constantemente pienso que vivir según el Evangelio se trata de hacer un esfuerzo voluntarista que termina por frustrarme o agotando toda mi energía. Ahora, entiendo que me llamas; vivir a tu lado, según tu Evangelio, no es un deber más, sino una prueba, una confirmación de que te amo.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Le diré a Jesús que me ayude a vivir una vida plenamente cristiana, una vida que manifieste satisfacción y la alegría de creer en Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Kejaritomene: La Llena de Gracia

¿Qué quiso decir el ángel al llamar a María la Llena de Gracia?

Partamos del saludo del ángel a Maria (Lucas 1, 28), en traducciones protestantes (y lastimosamente en algunas traducciones católicas) se dice que el saludo fue: "Salve muy favorecida, el Señor está contigo", pero en la versión en latín de dicho texto se nos dicee que el saludo fue: "Ave María, gratia plena, dominus tecum", es decir Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo.
 
¿Qué quiso decir el ángel al llamar a María la "llena de gracia"?, pues precisamente que en ella no había sombra de pecado alguno, ya que por singular gracia y privilegio divino, en previsión de los méritos del hijo que de ella nacería, fue preservada del pecado original.  Para poder afirmar que algo está realmente lleno, ese algo debe haber recibido el 100% del volumen que puede contener, si tan sólo contuviera el 99.999999% aunque ante el ojo humano pareciera lleno, sabríamos que falta algo para que realmente lo esté; los ojos de Dios son -en todo, y en especial con respecto al pecado- mucho más exactos que cualquier sistema robótico creado por el hombre y por ello se deduce que si el ángel la llama "llena de gracia" es por que ante Dios ella verdaderamente lo está, es decir no tiene sombra de pecado alguno.

En este punto podemos hacer un mejor análisis si vamos al idioma en que originalmente estaba escrito el Evangelio de Lucas, es decir el griego, en este texto en lugar de llamar a la Virgen la llena de gracia, el ángel la saluda usando el vocablo kejaritomene, vocablo que no tiene traducción al latín y mucho menos al español, ya que más que una palabra es un concepto que indica que la persona a quien va dirigida es "desde siempre, por siempre, y hasta siempre, llena de gracia", es decir, esta sola palabra en griego nos revela que la Virgen fue concebida sin pecado, no por méritos de ella, claro está, pero si por gracia de Dios.

La palabra κεχαριτομ?νη (kejaritomene) es una extensión de tres palabras: χαριτοω (charitoo), μ?νη (mene) y κε (ke). χαριτοω (charitoo) significa "gracia", κε (ke) es un prefijo de χαριτοω que significa que la palabra está en tiempo perfecto. Este indica un estado presente producto de una acción completada en el pasado. μ?νη (mene) hace esto un participio pasivo. "Pasivo" significa que la acción es realizada en el sujeto (en nuestro caso la Virgen María) por otra persona (en nuestro caso Dios). Resumiendo, la palabra κεχαριτομ?νη de María es un participio pasivo de χαριτοω (charitoo) y nos dice que María está llena de gracia por voluntad -voluntad que es eterna- de Dios.
 
Es Dios el autor de su estado de gracia: llena, colmada de gracia. Esto indica que el ángel no está diciendo que María está llena de gracia (en ese momento), sino que se está refiriendo a ella como la "llena de gracia" (por siempre). (Cabe resaltar que esta palabra con la que él ángel identifica a María solamente es utilizada para ella en toda la Escritura).

Esteban en Hch 6,8, también está lleno de gracia, pero de una manera diferente, no desde siempre, ni de forma tal de que esa “gracia” permanezca para siempre, dado que el término utilizado es “pléres járis” (pleno de gracia).

Entonces, ¿qué llevó a Lucas a “crear” una palabra para referirse de esa manera a la Santísima Virgen a tal punto que la palabra kejaritomene no es utilizada por la literatura griega sino hasta el siglo V después de Cristo? Simplemente, Lucas, inspirado por el Espíritu Santo , comprendió que Dios eligió a la Virgen desde la eternidad para que fuera Madre de su Hijo y para tal fin, ella fue concebida sin pecado, sin mancha alguna.

Solo una persona libre de pecado pudo albergar en su vientre a Nuestro Señor Jesucristo.

Solo la Inmaculada Concepción de María pudo permitir que Emmanuel (Dios-con-nosotros) se hiciera Hombre.

Llamada sorpresa del Papa Francisco a Cabo Delgado en Mozambique

La constante preocupación del Papa y su cercanía al país africano.

El obispo de Pemba en Mozambique, Monseñor Fernando Lisboa, cuenta a Vatican News la inesperada llamada telefónica que recibió del Papa Francisco el miércoles por la mañana. La voz del prelado es una de las que constantemente llama la atención sobre el empeoramiento de la situación humanitaria en la provincia septentrional del país africano, en Cabo Delgado, donde desde 2010 se han descubierto importantes reservas de gas frente a la costa. La zona alberga el mayor yacimiento de gas natural líquido de África, que atrae enormes inversiones para su posible extracción. Ahora los crecientes y continuos levantamientos están poniendo en peligro la inversión.

El Papa sigue con gran preocupación los acontecimientos en la región

"Recibí una llamada del Papa que me dio mucho consuelo y tranquilidad. En la llamada, el Papa expresó su cercanía al obispo (de Pemba) y a la gente de la región de Cabo Delgado. El Santo Padre dijo que sigue los acontecimientos de nuestra provincia con gran preocupación y que reza constantemente por nosotros. También me dijo que, si hay algo más que pueda hacer, no debemos dudar en preguntarle. Está listo para caminar con nosotros. Le expresé mi profundo agradecimiento por el gesto de la llamada telefónica y le dije lo agradecidos que estamos cuando el domingo de Pascua, 12 de abril, rezó por Cabo Delgado durante la bendición Urbi et Orbi. Le dije que su referencia a la crisis humanitaria en nuestra provincia hizo que otras personas se enteraran de nuestra situación. Vemos que varias congregaciones, algunas organizaciones (humanitarias), muchas personas - tanto locales como de fuera - están empezando a colaborar. Le dije: 'Santo Padre, ha puesto a Cabo Delgado en el mapa del mundo'". Él - dijo el obispo de Pemba - simplemente comentó en italiano: "¡Qué hermoso! ¡Qué hermoso!"

El ataque yihadista en la ciudad portuaria de Mocimboa da Praia

El obispo Fernando Lisboa también dijo que había informado al Papa Francisco de la situación en la ciudad portuaria de Mocimboa da Praia, que ha sido ocupada por militantes yihadistas que se dice están vinculados al Estado Islámico (ISIS). Según los informes, las fuerzas del gobierno abandonaron la ciudad estratégica después de que los yihadistas la atacaran la semana pasada. ISIS ha emitido una declaración en la que afirma haber secuestrado a Mocimboa da Praia, aunque algunos observadores de la región indican la participación de militantes somalíes de Al Shabab. De hecho, no está del todo claro quién está detrás de los ataques en Cabo Delgado.

No hay noticias de dos monjas desde hace más de una semana

"Le conté al Santo Padre - continúa Monseñor Fernando Lisboa - sobre la ciudad portuaria de Mocimboa da Praia, que fue tomada por los yihadistas, y cómo no tenemos más noticias de dos de nuestras monjas en esa ciudad. Son dos hermanas de la Congregación Internacional de las Hermanas de San José de Chambéry". En la reacción del Papa, el obispo subrayó la profunda tristeza y la promesa de rezar por ellos.

¡Adelante!

Volviendo de nuevo al contenido de la llamada telefónica con el Papa, el obispo añadió que, al final, Francisco recordó su visita a Mozambique hace un año y lo difícil que era ya entonces la situación en Cabo Delgado. "Me animó -añadió el obispo- a contactar con el cardenal Michael Czerny, del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, para que me ayudara en el frente de la asistencia humanitaria. Por mi parte - continúa el obispo - le aseguré al Santo Padre, a través de la oración, nuestra cercanía a su ministerio. Le dije que rezamos por él todos los días".  "¡Adelante!", este fue el estímulo en español con el que el Papa concluyó la conversación. "Adelante, entonces, y mantén la fe firme".

Los disturbios en Cabo Delgado

Desde 2017, la provincia septentrional de Mozambique se ha visto sacudida por ataques mortales perpetrados por grupos armados cuyas operaciones son cada vez más sofisticadas y constituyen una fuente de preocupación para los Estados vecinos, en particular Tanzania. Los ataques en Cabo Delgado han creado un clima de temor en toda la región, causando víctimas y miles de personas desplazadas. Pero incluso antes de que se descubrieran las reservas de gas y de la presencia yihadista, Cabo Delgado ya experimentaba dificultades extremas debido al alto nivel de pobreza y exclusión social.

El gobierno culpa a las élites internas y externas por el conflicto...

Ya en su discurso del 25 de junio de 2020, al comienzo de las manifestaciones por el 45º aniversario de la independencia nacional, el Presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, culpó de la insurgencia en la provincia septentrional a lo que llamó "élites internas y externas", prometiendo que el país no sería chantajeado en una guerra mortal por terroristas patrocinados.

El obispo de Pemba recibió amenazas de muerte

Por su parte, el obispo de Pemba levantó varias veces su voz con valentía en nombre de la pobre gente de Cabo Delgado. También dijo en el pasado que el gobierno podía hacer más para proteger a la gente. Y precisamente para ser la voz de los sin voz, el prelado de origen brasileño ha recibido críticas e incluso amenazas de muerte de muchos sectores.

15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado

Visitas al Stmo. Sacramento, 1. ¿Qué podemos platicarle a Jesús Sacramentado?
 
No es menester, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames con fervor. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, o a tu madre, o a tu hermano.

I. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos: dime al punto qué quisieras hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho; no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender a las necesidades ajenas. Háblame con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, entrañable y fervorosa. Recuérdame que prometí escuchar toda súplica salida del corazón, ¿y no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón ama especialmente?

II.Y para ti ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades y léela en mi presencia.

Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez, egoísta, inconsciente, negligente..., y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de encima de ti tales miserias.

No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad..., y poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darlo, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer en tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres haga por tu hermano, hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿Qué desearías hacer por ellos?

¿Y por mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá olvidados de mí? Dime qué cosa solicita hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y Yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.

III. ¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.

¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías que, no por ser infundadas, dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi Providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora, olvidadas, se alejan de ti sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.

IV. ¿Y no tienes tal vez alguna alegría que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo?

Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá viste disipados negros recelos, quizá recibiste faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y Yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente, como hijo a su padre: ¡Gracias, Padre mío, gracias! El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.

V. ¿Tampoco tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente, a Dios no; háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a la ocasión aquella de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que avivo tu imaginación? ¿De no tratar más a la persona que turbó la paz de tu alma? ¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado como enemiga?

Ahora bien, hijo mío: vuelve a tus ocupaciones habituales; al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda en cuanto puedas silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón hallarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, consuelos nuevos.

Santa María, Reina y Madre de Misericordia

Multitud de poetas medievales cantaron con cincelados versos a la Madre Misericordiosa o de la misericordia. Pocas advocaciones habrán sido más celebradas, ya que polarizó la atención y súplica de los fieles deseosos de alcanzar por medio de la Virgen, el perdón divino.

Deseo ocuparme y éste, y en otros posibles artículos de la imagen evangélica de la Virgen en los nuevos Prefacios marianos. Comienzo con un bellísimo formulario, tomado de la colección "Misas de la Virgen María". Es el n1 39, llamado Reina y Madre de misericordia. Los dos se ensamblan armónicamente en la devoción popular hacia la Madre de Dios, como los dos rasgos característicos que mejor configuran la semblanza de nuestra Señora. En el sencillo y breve análisis del Prefacio aparecen las razones doctrinales que justifican el doble título o advocación.

1. Riqueza de los títulos bíblicos y eucológicos

El título o advocación de "Reina de misericordia" al que hacen referencia la antífona de entrada y la Colecta alternativa, celebra conjuntamente la bondad, la generosidad, la dignidad de la Virgen que, elevada al cielo, cumple con su misión de rogar incesantemente a su Hijo por la salvación de los hombres. He aquí el saludo inicial: Salve, Reina de misericordia, Madre gloriosa de Cristo, consuelo de los penitentes y esperanza de los pecadores. En cuanto a la segunda Colecta, que se ofrece opcionalmente, su texto resulta bien elocuente: "Dios misericordioso escucha las plegarias de tus hijos que, inclinados por el peso de sus culpas, se convierten a ti e invocan tu clemencia. Movido por ella enviaste a tu Hijo al mundo como Salvador y nos diste a la Virgen Santa María como Reina de misericordia".

En cuanto al mencionado título, recogido en la Colecta primera, Oración sobre las Ofrendas y en el Prefacio, conviene aportar algún dato histórico aclaratorio. Quien atribuyó por primera vez este título a la Virgen fue -según parece- san Odón, abad benedictino de Cluny y fundador del monasterio homónimo, fallecido el año 942. El título cuadraba con entera razón a Santa María, porque dio a luz para nosotros a Jesucristo, misericordia visible del invisible Dios misericordioso, y porque es Madre espiritual de los fieles, llena de gracia y misericordia.

San Lorenzo de Brindis, capuchino y doctor de la Iglesia (1559-1619), hombre de amplia y profunda sabiduría bíblico-teológica, indaga con unción las razones de este título llamado a María "Madre misericordiosísima, Madre clementísima, Madre tiernísima y amantísima". El formulario de esta Misa mariana gira sobre dos goznes de sólida base doctrinal: Ella es Profetisa que ensalza la misericordia de Dios, y a esta idea central alude el pasaje evangélico de la Visitación con el cántico de Magnificat (Lc 1,39-55). Fue en esta ocasión cuando la Virgen alabó por dos veces a Dios misericordioso: su misericordia llega a sus fieles / de generación en generación (...)./ Auxilia a Israel su siervo / acordándose de la misericordia. Por este motivo, los fieles desean proclamar continuamente la misericordia de Dios para con la bienaventurada Virgen María, como reza la Poscomunión.

El segundo gozne está constituido por la afirmación principal del Prefacio: La Virgen es la Mujer que ha experimentado la misericordia de Dios de un modo único y privilegiado. Comentaremos enseguida esta iluminadora enseñanza que nos hace celebrar con desbordante gozo el título consolador de María, Madre de Misericordia, que desde el comienzo del segundo milenio, pasó a la piedad popular y a la Liturgia. Multitud de poetas medievales cantaron con cincelados versos a la Madre Misericordiosa o de la misericordia. Pocas advocaciones habrán sido más celebradas, ya que polarizó la atención y súplica de los fieles deseosos de alcanzar por medio de la Virgen, el perdón divino.

2. El nucleo doctrinal del prefacio   

Las tres "estrofas" de esta pieza admirable nos revelan las excelencias sobrenaturales de Nuestra Señora. Después del párrafo introductorio común a todos los Prefacios, escuchamos como una triple cadencia las exclamaciones gozosas de la Iglesia que celebra los divinos misterios: Ella es Reina clemente, / que, habiendo experimentado tu misericordia / de un modo único y privilegiado, / acoge a todos los que en ella se refugian, / y los escucha cuando la invocan. / Ella es la Madre de la misericordia, / atenta siempre a los ruegos de sus hijos, / para impetrar indulgencia, / y obtenerles el perdón de los pecados. / Ella es la dispensadora del amor divino, / la que ruega incesantemente por nosotros / para que su gracia enriquezca nuestra pobreza / y su poder fortalezca nuestra debilidad.

Hasta aquí lo que podemos denominar el núcleo central que canta a la bienaventurada Virgen María, Reina de piedad y Madre de misericordia tanto en sentido objetivo como subjetivo. Si Ella es la Madre de Jesucristo, la misericordia encarnada del Padre, María es la Madre de la misericordia. Y si Dios quiso enriquecerla con la poderosa intercesión haciéndola "Mediadora ante el Mediador", según la bella expresión de san Bernardo, Ella es Madre misericordiosa. El eje diamantino del Prefacio que cruza y vertebra todo el conjunto reside en las palabras clave de la segunda estrofa: María ha experimentado la misericordia del Señor. Consciente de ello prorrumpe ante Isabel en su éxtasis de amor agradecido: "Mi alma proclama la grandeza del Señor. Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador". El nuevo Prefacio se hace eco de las enseñanzas de Juan Pablo II en su encíclica "Dives in misericordia" (30-XI-1980) a la que pertenece este denso pasaje:

"María es la que conoce más a fondo el misterio de la misericordia divina. Sabe su precio y sabe cuán alto es. En este sentido la llamamos también Madre de la Misericordia. En cada uno de estos títulos se encierra un profundo significado teológico, porque expresan la preparación particular de su alma, de toda su personalidad, descubriendo a través de los complicados acontecimientos de Israel, y de todo hombre, y de la humanidad entera después, aquella misericordia de la que por todas las generaciones, nos hacemos partícipes, según el eterno designio de la Santísima Trinidad. Los susodichos títulos que atribuimos a la Madre de Dios nos hablan de Ella, por encima de todo, como Madre del Crucificado y del Resucitado".

"Sin duda María, y por María, experimentamos la misericordia divina, porque en virtud del tacto singular de su corazón materno y de su extraordinaria sensibilidad compasiva, posee una esencial actitud para llegar a todos aquellos que aceptan más fácilmente el amor misericordioso de parte de una Madre".

Añade como sugestiva apostilla el Pontífice: "Este es uno de los misterios más grandes y vivificantes del cristianismo, tan íntimamente vinculado con el misterio de la Encarnación" (DM, 9). Todas estas ideas pontificias han sido incorporadas de manera sintética al texto del Prefacio que venimos comentando. Ciertamente la importancia teológica y doctrinal de sus contenidos deriva de las Fuentes Reveladas y de la Sagrada Liturgia donde se verifica el aforismo "Lex orandi, lex credendi": Se ora como se cree, y se cree como se ora. Pero la enseñanza autoritativa de la Iglesia ilumina y enriquece con perfiles muy acusados, el dato revelado.

3. Cristianos misericordiosos en el tercer milenio   

En la llamada Oración sobre las Ofrendas la Iglesia dice: "Al venerar a la Virgen María Madre de Misericordia, concédenos ser misericordiosos con nuestros hermanos". Esta petición desea corresponder al mandato de Cristo en el Sermón del Monte: Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso (Mt 6,36). Quizá lo que más necesita la Iglesia, cuando ha inaugurado ya el tercer milenio y el nuevo siglo XXI, sea de cristianos misericordiosos que lleven a cabo el programa sobre las virtudes evangélicas, propuesto por san Pablo a los fieles de Colosas: Revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, magnanimidad (Col 3.12).

En una sociedad cada vez más fría e indiferente, de escasos rasgos de apertura a los demás, en los que predominan múltiples formas de egocentrismo insolidario, urge que los discípulos de Jesús den unánime y constante testimonio de caridad compasiva y comprensiva, es decir, de fraternidad evangélica hacia todos los demás. El preámbulo de la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual nos señala el camino: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre resonancia en sus corazones" (GS, 1).

Esta es la estampa genuina del cristiano en un nuevo siglo marcado por increíbles avances técnicos y científicos, pero sellado al mismo tiempo por vergonzosas lacras, zonas oscuras y humillantes servidumbres. La Misa de la Virgen María, Reina y Madre de la misericordia, indica la dirección de nuestros pasos de peregrinos, en la encrucijada incierta que debe conducir a la civilización del amor. Otros equivocados rumbos nos llevarían a un túnel sin salida. En la "Vida de María" -quizá la primera históricamente- escrita por Máximo el Confesor a mediados del siglo VII, se habla así de la bienaventurada Virgen: "Su misericordia no era sólo para los parientes y los conocidos, sino también para los extraños y los enemigos, porque era verdaderamente la Madre de la Misericordia, la Madre del Misericordioso, la Madre de Aquel que por nosotros se encarnó y fue Crucificado, para derramar sobre nosotros, enemigos y rebeldes, su misericordia".

Y san Andrés de Creta fallecido el año 740, ruega así a María: "Levanta con la riqueza de tu misericordia mi alma, vuelta mísera por los pecados, oh Madre de Dios". No olvidemos que la misericordia envuelve a la Virgen María desde el punto de partida de su ser, total y completamente. Toda su vida no cesa de recibir la plenitud de la misericordia de Dios. Si acertamos a comprender cómo María es la mejor obra de arte de esta misericordia, tendremos -de alguna forma- la llave para penetrar en todas las misericordias del Padre y poder vivirlas.

Nos conviene meditar mucho los textos evangélicos marianos de san Lucas. Comprobaremos entonces que el Fiat (Hágase en mí) y el Magnificat (proclama mi alma la grandeza del Señor) son la respuesta más perfecta de María a las misericordias del Padre derramadas sobre Ella. El tema del Magnificat es fundamentalmente el tema de amor del Padre hacia los humildes y los pobres. Por ello Dios ha elegido para su designio salvífico a una doncella pobre y humilde. María es la profetisa de la misericordia del Padre y su más fiel icono después de Cristo.

San Bernardo escribe: "María se ha hecho toda para todos y a todos abre el seno de su misericordia a fin de que todos reciban la gracia que necesitan: el esclavo, el rescate; el enfermo, la salud; el afligido, el consuelo; y el pecador, el perdón". La mirada a María "Reina y Madre de misericordia" nos lleva a lo que Juan Pablo II ha repetido con insistencia: "María Santísima. Hija predilecta del Padre, se presenta ante la mirada de los creyentes, como ejemplo de amor, tanto a Dios como al prójimo".

María es Reina y Madre de misericordia porque su mediación en favor de todos los hombres está unida a su maternidad. Este carácter materno de su mediación siempre subordina a la única mediación de Cristo, y siempre participada, explica por qué, en cuanto Madre, coopera en la acción salvífica del Hijo, Redentor del mundo. Y explica también por qué esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar hasta la consumación perpetua de todos los elegidos (LG, 62). Nuestros poetas clásicos se hicieron eco de este poder intercesor de María capaz de alcanzarnos la múltiple e infinita misericordia de Dios.

Oigamos estos sentidos versos de Cristóbal de Cabrera: Quién podrá tanto alabarte / según es tu merecer; / Quién sabrá tan bien loarte / que no le falte saber; / pues que para nos valer / tanto vales / da remedio a nuestros males. / ¡Oh Madre de Dios y hombre! / ¡Oh concierto de concordia! / Tú que tienes por renombre / Madre de misericordia; / pues para quitar discordia / tanto vales, / da remedio a nuestros males.

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