El que no está conmigo, está contra mí
- 09 Octubre 2020
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Dionisio de París, Santo
Memoria Litúrgica, 9 de octubre
Primer obispo de París
Martirologio Romano: San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires, de los cuales la tradición quiere que el primero, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fuese el primer obispo de París, y que junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padeciesen en las afueras de la ciudad (s. III).
Etimologicamente: Dionisio = Aquel que mantiene la fe en Dios, viene del griego
Breve Biografía
Dionisio legó a Francia hacia el 250 ó 270 desde Italia con seis compañeros con el fin de evangelizarla. Fue el primer obispo de París, y apóstol de las Galias.
Dionisio fundó en Francia muchas iglesias y fue martirizado en el 272, junto con Rústico y Eleuterio, durante la persecución de Valeriano. Según creen algunos es en Montmartre (mons Martyrum), o en el sur de la Isla de la Cité, según otros, donde se eleva, en la actualidad, la ciudad de Saint-Denis lugar en el que fueron condenados a muerte.
Según las Vidas de San Dionisio, escritas en la época carolingia, tras ser decapitado, Dionisio anduvo durante seis kilómetros con su cabeza bajo el brazo, atravesando Montmartre, por el camino que, más tarde, sería conocido como calle de los Mártires. Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una piadosa mujer descendiente de la nobleza romana, llamada Casulla, y después se desplomó. En ese punto exacto se edificó una basílica en su honor. La ciudad se llama actualmente Saint-Denis.
La tradición del culto a San Dionisio de París, fue creciendo poco a poco, dándole a conocer, llegando a confundirlo con Dionisio Areopagita (obispo de Atenas) o con Dionisio el Místico. Esta confusión proviene del siglo XII cuando el abad Suger falsificó unos documentos por razones políticas, haciendo creer que San Dionisio había asistido a los sermones de Pablo de Tarso.
La mejor mentira del demonio y la lucha espiritual
Santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26. Viernes XXVII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme, Señor, el don de poder discernir qué es lo mejor para mi vida; que ante las mentiras que pueda escuchar, y hasta creerme, no deje de confiar en Ti porque me has mostrado un amor infinito. Te pido me ilumines para conocer mis anhelos más profundos y que te deje entrar en mi vida cada día más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchas veces los que siguen a Cristo pueden perder credibilidad porque al demonio no le gusta que se hagan famosos y que, a fin de cuentas, sean testigos del poder de Dios, por lo que él buscará cualquier medio para desacreditarlos. Su mayor arma es la mentira y qué mayor mentira que decir que Dios no es Dios sino un espíritu inmundo. Claramente no hay persona tan mala que concuerde con el demonio, pero, siendo una creatura muy astuta, puede convencer a la gente de que el Dios que siguen es un impostor, que no es verdad sino una mentira.
En nuestra vida cristiana nos enfrentamos a la decisión más importante, ¿de qué lado estaremos? El estar con Cristo no es fácil y nos puede tomar muchas dificultades, pero al final, cuando nos examinen del amor, podremos decir que hemos vivido una vida plena en Dios. Del lado del demonio puede verse más apetitoso, pero debemos recordar que esos bienes que nos propone son pasajeros y que todo está basado en una mentira bien disfrazada. En este ir de lado a lado en nuestra vida nos podemos poner a pensar cada día de qué lado hemos estado más. Cada acción que hacemos no es indiferente a la lucha espiritual que desde nuestro bautismo empieza, el que no carga con Cristo desparrama. Y tú, ¿estás con Cristo o contra Él?
«En Saulo la religión se había transformado en ideología: ideología religiosa, ideología social, ideología política. Sólo después de ser transformado por Cristo enseñará que la verdadera batalla “no es contra la carne y la sangre, sino contra [...] los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal”. Enseñará que no debemos luchar contra las personas, sino contra el mal que inspira sus acciones. La condición de rabia ?porque Saulo estaba rabioso? y de conflicto de Saulo invita a que cada uno se pregunte: ¿Cómo vivo mi vida de fe? ¿Salgo al encuentro de los demás o estoy en contra de ellos? ¿Pertenezco a la Iglesia universal (buenos y malos, todos) o tengo una ideología selectiva? ¿Adoro a Dios o adoro las fórmulas dogmáticas? ¿Cómo es mi vida religiosa? ¿La fe en Dios que profeso me hace amigable u hostil a los que son diferentes a mí?».
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Santificar mi casa con agua bendita para pedirle a Dios que llene la vida de mi familia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡El demonio existe!, y debemos combatirlo
El Papa Francisco, en todo momento nos hace reflexionar acerca de la existencia del demonio: "La vida cristiana es un combate contra el demonio, el mundo y las pasiones de la carne" es lo que nos recuerda casi constantemente
"El diablo existe", fue la afirmación que el hizo el Santo Padre reflexionando sobre la Carta de San Pablo a los Efesios.
Debemos luchar contra él, con la armadura de la verdad. Fortaleza y valentía en el Señor, desarrolla en un lenguaje militar la vida cristiana. La vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante, se necesita fortaleza y valentía para resistir y anunciar. Para ir adelante en la vida espiritual se debe combatir. No es una simple lucha, sino un combate continuo.
Los enemigos de la vida cristiana son tres: "el demonio, el mundo y la carne". Es decir nuestras pasiones que son las heridas del pecado original. Por cierto, la salvación que nos da Jesús es gratuita, pero estamos llamados a defenderla.
¿De qué me tengo que defender? ¿Qué tengo que hacer?
"Revístanse con la armadura de Dios" nos dice Pablo. Es decir que lo que es de Dios nos defiende, para resistir a las insidias del diablo. ¿Está claro? Claro. No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin revestirse de esta armadura de Dios, que nos da fuerza y nos defiende.
San Pablo subraya que esta lucha nuestra no es contra las cosas pequeñas, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal. Es decir, contra el diablo y los suyos.
El diablo no es un mito
A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! Aunque no estamos muy convencidos de ello. Además San Pablo dice cómo es la armadura de Dios, cuáles son las diversas armaduras, que conforman esta armadura de Dios. Y señala: "Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza". Ésta es la armadura de Dios: la verdad.
El diablo es mentiroso, es el padre de los mentirosos, el padre de la mentira, y reiterando con San Pablo, hay que estar ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza, "no se puede ser cristianos, sin trabajar continuamente para ser justos. No se puede". Nos ayudaría mucho preguntarnos ¿creo o no creo? ¿creo un poco sí y un poco no? ¿soy un poco mundano y un poco creyente?
A defenderse con todo
Sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús, necesitamos el escudo de la fe, porque el diablo no nos tira flores, sino flechas encendidas, para asesinarnos. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Y a elevar constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu.
La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima, porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida, nos da una alegría, una felicidad grande: esa alegría que el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de su salvación. Pero sí, todos somos un poco perezosos, no, en la lucha, y nos dejamos llevar por las pasiones, por algunas tentaciones. Es porque somos pecadores ¡todos! Pero no se desalienten. Ánimo, valentía y fortaleza, porque el Señor está con nosotros.
¿Todos? Una aproximación a la encíclica Fratelli tutti
Que identidades se encuentran detrás de éste término.
Desde el momento que se anunció la nueva carta encíclica de Papa Francisco, Fratelli tutti, se desataron entre los periodistas y en las redes sociales largas discusiones sobre el modo de traducir el título. Naturalmente, estos debates trajeron consigo necesarias reflexiones sobre el rol de la mujer en la Iglesia, y sobre la importancia del lenguaje en la búsqueda de la igualdad de los derechos entre hombre y mujeres. Sin embargo, llama la atención la rapidez para los debates y opiniones, sin haberse publicado tan solo un párrafo de la tercera encíclica de Francisco.
Sin embargo, me sorprende cómo se le ha dedicado una inmensa atención semántica a la primera palabra del título, dejando en las sombras el profundo y profético significado de la segunda: tutti. En un tiempo donde prevalece un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte” (FT 188), donde muchas veces se percibe que los derechos humanos no son iguales para todos (FT 22), donde prevalece una cultura del enfrentamiento (FT 30), donde reaparece la tentación de hacer una cultura de muros (FT 27), la palabra “todos” junto al sustantivo “hermanos y hermanas” debería interpelarnos profundamente en los tiempos en que vivimos.
A través de Fratelli tutti, Papa Francisco busca responder la pregunta del maestro de la ley en la parábola del Buen Samaritano, texto bíblico que es fundamento de la encíclica (FT 56): ¿quién es mi prójimo? A lo largo de las páginas, el Santo Padre invita a trabajar por construir una mística y una cultura del “nosotros” que incluya a todos, dejando de lado las polarizaciones con aquellos que llamamos “los otros”, ya que “todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano” (FT 69).
La Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Credo
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está a la diestra de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.
El Padre Nuestro
Padre Nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Madre de Gracia
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
La misión cristiana es un don para compartir, educar y comunicar la fe para entonces proceder a evangelizar la Palabra de Dios.
Las misiones y los misioneros siempre han sido importantes en el cristianismo. Más aún, son la vanguardia y el referente primero de la evangelización. Al mismo tiempo, todos los cristianos tenemos una misión. Esto significa nuestro nombre, “cristiano”, que deriva de Cristo, el “ungido” por Dios para la salvación del mundo.
En nuestro tiempo se siguen manifestando los límites del hombre, a pesar de los enormes avances de la ciencia y de la tecnología en el mundo de la globalización. No es solo la muerte (el límite más claro y común), sino la persistencia del hambre y las enfermedades, de la ignorancia, de las injusticias, la imposibilidad de hacer todo lo que querríamos, por muy bueno que nos parezca. Nuestra mente, nuestro corazón, nuestra capacidad de trabajo y nuestro tiempo tienen sus límites. No somos Dios. Pero además no funcionamos como sería quizá de esperar.
Decía Sófocles que el hombre está panta poros aporon, abierto a todas las cosas, pero a la vez cerrado. En perspectiva cristiana observaba San Pablo: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero” (Rm 7, 19). Estamos “heridos” en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad y en nuestros deseos y actitudes. Y a esto habría que añadir la confusión y manipulación de que somos objeto continuamente. Todo ello nos hace lentos para percibir la verdad, el bien y la belleza. Y esto se muestra con frecuencia en la extraña ceguera para percibir las necesidades de los otros, incluso de los más cercanos. Y también para perdonar, como se puede ver en la película “El Cuarteto” (Quartet, D. Hoffman, 2012) (ver trailer).
En el momento actual cabe subrayar tres aspectos: la misión nos corresponde efectivamente a todos los cristianos, según nuestras condiciones y circunstancias en la Iglesia y en el mundo; la misión cristiana es un aspecto esencial de la educación en la fe; esta misión requiere hoy antes que nada del testimonio y de la misericordia.
La misión, o la evangelización, corresponde a todos los cristianos
1. Los cristianos hemos recibido la buena noticia (el Evangelio) de que Dios nos ama y el encargo o la misión de anunciarla al mundo. Cristiano significa ungido, como Cristo y en Cristo, para esa misión. Como ha señalado el Papa Francisco, se trata de “un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, 20-X-2013).
Con esa buena noticia y la misión de anunciarla a todos, también tenemos los cristianos el impulso y la energía para hacerlo, saliendo de nosotros mismos e incluso, como nos insiste el Papa, yendo a las “periferias”, especialmente a aquellas que no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. “La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida” (ibid.).
Esta necesidad y su permanente actualidad la han percibido los santos de todos los tiempos. Por eso existen las “misiones”, que el Concilio Vaticano II quiso integrar en la gran y única misión cristiana, en este compromiso evangelizador que nos compromete a todos, porque “los ‘confines’ de la fe no solo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer” (ibid.).
Educar para la evangelización
2. Con otras palabras, “todos somos enviados por los senderos del mundo para caminar con nuestros hermanos, profesando y dando testimonio de nuestra fe en Cristo y convirtiéndonos en anunciadores de su Evangelio” (ibid). Esta misión, la misión de los cristianos, no es simplemente un programa que habría que lograr a un plazo más o menos largo, sino también un horizonte que hemos de tener en todas nuestras actividades cotidianas, aquí y ahora. Con ello llegamos a un segundo punto. En la educación de la fe es esencial formar a los cristianos para su misión; para una misión que pueden y deben llevar a cabo ya desde niños, entre los parientes y los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo y los simples conocidos.
Ahora bien, la evangelización encuentra obstáculos fuera y dentro de la comunidad eclesial. “A veces –reconoce el Papa– el fervor, la alegría, el coraje, la esperanza en anunciar a todos el mensaje de Cristo y ayudar a la gente de nuestro tiempo a encontrarlo son débiles”. En otras ocasiones se piensa que evangelizar es violentar la libertad; más bien sucede que si se lleva a cabo con claridad y respeto, la evangelización es un servicio y un homenaje a la libertad humana (cf. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 80). En un ambiente como el nuestro, que destaca la violencia, la mentira y el error, es urgente que resuene esta buena noticia.
Evangelización, testimonio y misericordia
3. Tercero y último, la evangelización requiere ante todo el testimonio de vida. La evangelización no es una apelación a seguir o adherirse a una doctrina o unos intereses meramente humanos. Es una proposición a la razón y a la libertad de las personas. Se trata de ayudarlas a abrirse ante las necesidades materiales y espirituales de los otros, de modo que se muevan a la compasión y al amor efectivo, con hechos. Y esto solo puede proponerse con el testimonio (es decir, el ejemplo y la coherencia manifestados en la vida y en las palabras) y la misericordia.
En efecto, el Evangelio de Cristo es “anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación”. Hemos de ser capaces de anunciar “que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien”. En esto consiste la naturaleza misionera de la Iglesia, y, por tanto, la misión de los cristianos: es “testimonio de vida que ilumina el camino, que trae esperanza y amor” (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, 20-X-2013; cf. también su Discurso al Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización, 14-X-2013).
La confesión sacramental por correo electrónico es imposible
Las llamadas nuevas tecnologías están invadiendo todas las actividades humanas. Más bien deberíamos decir que las han invadido ya. Basta ver las tiendas, las oficinas, los despachos, los medios de comunicación social. En todas partes vemos aparatos, monitores, pantallas, escaners, teclados, diskettes, compact discs, impresoras, colores... Todo sucede como si nadie pudiera trabajar sin tener a su alcance un ordenador, que lleva en sus entrañas las complicadas estructuras de los modem, conectadas con el universo exterior a través de servidores fieles y atrevidos. Todos conocemos algunos de sus nombres. En este campo no se detiene la investigación ni el progreso. Lo que ahora es moderno, nuevo, dentro de unas semanas se convierte en algo anticuado, inservible.
Todos estamos sumergidos en este mar que puede parecer milagroso, incomprensible para muchas personas de una cierta edad.
Nuestra Iglesia Católica también se siente sacudida por todo este agitado mundo de la informática, de los e-mails o correos electrónicos y de estas terribles tres WWW, que, traducidas al castellano, significarían: “La Telaraña Extendida por todo el Mundo”.
Pero la Iglesia es portadora de un Mensaje Evangélico y de unas Realidades Sagradas, establecidas por su Creador, Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, hace más de dos mil años, que van a durar hasta el final de los siglos.
La Iglesia, impertérrita en su labor comunicadora y santificadora, no se inquieta. Pero a veces experimenta que estos medios modernos se le escapan porque son utilizados por personas o entidades poco serias o eminentemente comerciales.
La Santa Sede ha enviado una nota al episcopado del mundo para recordar a todos los sacerdotes que no está permitido utilizar medios (como el correo electrónico o el fax) para consultar cuestiones cubiertas por el sigilo del sacramento de la Confesión.
Lo sagrado es lo sagrado. Lo establecido por Jesucristo debe ser tratado siempre con mucho cuidado, teniendo siempre en cuenta las normas emanadas de la Tradición Divina y de las Normas de las autoridades eclesiales competentes.
La confesión sacramental por correo electrónico es imposible. Porque el correo electrónico puede esconder la personalidad del que comunica. Los que usamos este medio sabemos perfectamente que, por desgracia, existen personas y empresas que lo utilizan para sus fines comerciales, y hasta al servicio de sus ideologías bastardas y de sus concepciones materialistas y pecaminosas. Las más extravagantes y agitadas imágenes llenan los monitores de los que se comunican por Internet.
Hay que ir con mucho cuidado en la utilización de estos medios electrónicos para fines de consultas serias sobre cuestiones de conciencia y de moral.
Esta sería una parte muy importante de los problemas que nos plantean las nuevas tecnologías. Es la que podríamos llamar la “cara negativa”.
Pero también existe la “cara positiva”. La Iglesia tiene un mandato de su fundador, Jesucristo, de comunicar al mundo entero su mensaje salvador, divinizador. El se despidió de los Apóstoles y Discípulos, dándoles un mandato: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará” (Evangelio de San Marcos, capítulo 16, vers. 15. Traducción de la “Biblia de Jerusalén”).
Las nuevas tecnologías, los E-mails y los WEBS ofrecen a la Iglesia la posibilidad de hacer llegar el mensaje de Jesús a todas las Naciones, a todas horas, a todos los que estén atentos en la soledad de sus aparatos, a los tristes y oprimidos, a los que buscan y quieren encontrar el camino de la Verdad y de la Vida, la posibilidad de lo eterno y de lo feliz.
Nuestro pensamiento debería esforzarse por utilizar estos nuevos medios de un modo incansable, siempre novedoso, para que la humanidad sea más cristiana y más alegre, más pacífica y más solidaria, con un espíritu más fraternalmente ecuménico. Han aparecido numerosas iniciativas que ofrecen a todos los modernos apóstoles la posibilidad real de proclamar la Buena Nueva a toda la creación, extendiendo sus manos abiertas a todos los que buscan sinceramente encontrarse con el Ser Supremo, Dios.
Preces
A Dios, que siempre es fiel a su Alianza, le pedimos:
R/MSeñor, escucha nuestra oración.
Tú que, tras el diluvio, mostraste el arco iris como signo de tu misericordia,
– enséñanos a valorar y cuidar los bienes de la naturaleza.MR/
Tú que prometiste que en Abrahán serían bendecidas todas las naciones,
– ilumina a nuestros gobernantes.MR/
Tú que entregaste a Moisés las tablas de la ley,
– ayúdanos a vivir según tus enseñanzas.MR/
Tú que, a través de los profetas, fuiste recordando tu fidelidad,
– danos espíritu de conversión para que no dejemos de volvernos a ti.MR/
Tú que, en el sacrificio de Jesús, estableciste la Nueva y definitiva Alianza,
– derrama sobre nosotros tu amor para que podamos anunciar la salvación a todos los hombres.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
Oración
Ilumina, Señor, nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, reconociéndote como nuestro guía y maestro. Por nuestro Señor Jesucristo.
EL DIOXIDO DE CLORO O CDS
EL CDS ES UN POTENTE ALCALINIZANTE DEL CUERPO MODIFICA EL PH DEL CUERPO NO DE LA SANGRE E INTRODUCE DE UNA FORMA RAPIDA PERO SEGURA EL OXIGENO EN EL ESPACIO INTERSTICIAL DE LA CELULA. ESTA ES LA RAZON PORQUE EL CDS ES TAN EFICAZ Y HAY DECENAS DE MILES DE CASOS A NIVEL MUNDIAL DE PERSONAS QUE SE HAN CURADO DEL CANCER EN ESTADOS AVANZADOS TOMANDO CDS. EL CANCER ES UNA RESPUESTA DE EMERGENCIA DEL CUERPO Y UNA SOLUCION A LARGO PLAZO SI LAS CELULAS DEL CUERPO NO TIENEN SUFICIENTE OXIGENO Y MUTAN. EL CANCER TERMINA SIENDO LA CAUSA DE MUERTE. HA HABIDO DESINFORMACION CIENTIFICA, NO HAN HECHO EL ESTUDIO DEL CDS Y ES LA FORMA MAS RADICAL DE TERMINAR CON LA PANDEMIA, LOS ELEMENTOS REGULADORES SE HACEN CULPABLES DE TANTAS MUERTES QUE CUENTAN EN LA CONCIENCIA. TODO ALIMENTO INGERIDO SE CONVIERTE EN GLUCOSA Y EN UN CUERPO SANO LA QUEMA USANDO EL OXIGENO PARA GENERAR DICHA MOLECULA ATP ESENCIALES PARA SUPERVIVENCIA CELULAR. ESTE PROCESO SE LLAMA OXIDACION..OXIGENO + GLUCOSA = A LOLECULAS ATP – ENERGIA. OTTO WARBURG DESCUBRIO QUE EL CANCER SE PODIA CURAR DE FORMA RELATIVAMENTE SENCILLA AUMENTANDO LA CANTIDAD DE OXIGENO POR LAS CELULAS Y FUE IGNORADO Y A LA VEZ SE INTENSIFICABAN Y NO CURA PARA EL CANCER.