“Jesús se acercó a ella y la cogió de la mano”
- 14 Enero 2015
- 14 Enero 2015
- 14 Enero 2015
Francisco, con el presidente Sirisana
Con 300.000 personas en las calles
El Papa, "impresionado" por el recibimiento en Sri Lanka
Francisco regaló al presidente un atlas de un español
El portavoz vaticano reconoció que el papa estaba cansado tras recorrer los 28 kilómetros en el papamóvil con un calor asfixiante aseguró que no existe "ningún problema de salud"
El papa Francisco se reunió hoy en privado con el nuevo presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, en el palacio presidencial, donde le regaló un atlas náutico de 1562 atribuido al cartógrafo español Bartolomé Oliva.
El papa apareció descansado y relajadodespués de que hoy tuvo que anular un encuentro con obispos debido al retraso acumulado de manera que pudo reposar antes de los dos actos previstos para la tarde.
El nuevo presidente, que fue elegido el pasado 8 de enero, le recibió también esta mañana (4:30 GMT) a su llegada al aeropuerto de la capital de Sri Lanka.
La presencia de Sirisena fue una novedad de las últimas horas, ya que el Vaticano había previsto que fuese el presidente saliente, Mahinda Rajapaksa, derrotado en las urnas la semana pasada, quien se encargase de ser el anfitrión.
Tras una breve reunión en privado, el presidente acompañó después al papa en la Gran Sala donde se realizaron las presentaciones de las autoridades y dignatarios y algunos familiares.
Además el papa pudo apreciar la emisión filatélica conmemorativa del viaje.
Francisco trajo como regalo un atlas náutico, formado por 14 mapas, atribuido al mallorquín Bartolomé Oliva (1538-1588), del que hay sólo 50 de ejemplares y escrito sobre todo en castellano.
Por otro lado, el Papa quedó "impresionado" por la espectacular acogida que prepararon en el aeropuerto de Sri Lanka a su llegada y la masiva presencia de personas durante su trayecto en papamóvil.
Así lo explicó el portavoz de la oficina de prensa del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, quien también matizó que el papa no tiene ningún problema de salud y sólo estaba "un poco cansado".
El portavoz vaticano explicó que tanto el papa como el resto de la delegación quedaron "impresionados" por la recepción en el aeropuerto, con cientos de bailarines, coros, y hasta 40 elefantes.
"Una recepción como esta no es algo común. En el último viaje en Corea del pasado agosto vivimos algo parecido, pero la de hoy fue impresionante", destacó.
Pero además, el pontífice argentino quedó asombrado de la cantidad de personas que se agolparon a los márgenes de la carretera para ver pasar el papamóvil, sobre todo teniendo en cuenta que el país cuenta sólo con un 7 % de católicos.
"En los 28 kilómetros que recorrió el papa encontramos personas a los lados de la carretera. No nos esperábamos algo así en un país no católico", explicó Lombardi, que comparó este evento sólo con el viaje de Juan Pablo II a Polonia o a México.
El Vaticano afirmó que cerca 300.000 personas salieron a la calle para dar la bienvenida a Francisco.
Sobre la anulación de la visita a los 20 obispos cingaleses, Lombardi puntualizó que no se realizó porque quedó poco tiempo después de más de una hora de retraso que se acumuló en el traslado en papamóvil del aeropuerto a la nunciatura.
Aunque el portavoz vaticano reconoció que el papa estaba cansado tras recorrer los 28 kilómetros en el papamóvil con un calor asfixiante aseguró que no existe "ningún problema de salud", pero se decidió permanecer en la nunciatura para celebrar una misa y descansar.
El papa, recordó Lombardi, saludó a los obispos en el aeropuerto y también les había recibido hace unos meses en el Vaticano en la tradicional visita "ad limina", la que realizan las conferencias episcopales cada cinco años.
Lombardi también explicó que el papa está muy satisfecho y feliz por el encuentro interreligioso que celebró en el centro de congresos Bandaranaike.
Un encuentro en el que se reiteró la importancia del dialogo interreligioso y del respeto entre las diferentes confesiones para conseguir la paz y en el que el papa pidió a los líderes religiosos que encontró que se condene cualquier tipo de violencia que se haga en nombre de la fe.
Lombardi calificó este evento como "importante y significativo" al participar 500 exponentes de las religiones que conviven en el país, y sobre todo porque, por ejemplo, en el viaje a Sri Lanka de Juan Pablo II de hace 20 años no se contó con la participación de los budistas.
El Papa y un líder religioso en Sri Lanka
Cristianos, musulmanes, budistas e hinduístas condenan la violencia en nombre de Dios
“Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra”
El líder musulmán de Colombo invita a Francisco a visitar Medina, la ciudad santa del Islam
Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones
(Jesús Bastante).- Un universo de colores, sensibilidades, creencias y cercanía. Religiones que se han masacrado en nombre de su Dios, hoy, en Colombo, se abrazaban y prometían "vivir y construir juntos una sociedad mejor". Francisco fue el invitado de excepción en un encuentro interreligioso, que contó con la presencia de los principales líderes anglicanos, católicos, musulmanes, budistas e hinduistas de la isla, y en la que juntos clamaron en contra de la violencia en nombre de Dios. "Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra", dijo el Papa.
Tras la clausura de su encuentro con los obispos cingaleses, el Papa se encontró de forma privada con el presidente del país, antes de dirigirse al Bandaranaike Memorial International Conference Hall, donde fue recibido por varios centenares de religiosos, en su mayor parte -como el propio país- budistas.
Abrió el "fuego" el representante hinduísta, quien clamó por la paz y el encuentro entre todos para construir un país y una sociedad nuevos, y culminó su intervención imponiendo al Papa el clásico manto naranja, que Bergoglio llevó durante toda la ceremonia. "La gente cree en el amor, creemos en el respeto a las religiones, las culturas y las personas", proclamó el representante de hindú.
Por su parte, el responsable islámico sorprendió a todos al invitar al Papa a visitar la Mezquita de la Roca, en Medina, uno de los grandes lugares de culto islámico, y apelando por la coexistencia y la convivencia entre las religiones, pues el Islam es una "religión de diálogo, que remueva las confusiones entre las religiones y de los corazones de sus seguidores".
"Es importante que sepamos vivir juntos, que podamos dialogar, discutir. Que podamos vivir y dejar vivir", afirmó el imán, quien subrayó que "los ataques en Francia o Pakistán, en el nombre del Islam, son inaceptables. El Islam no acepta las prácticas violentas. El Islam promueve la paz para la humanidad y rechaza los extremismos. Denunciamos a los extremistas que corrompen la religión en todo el planeta".
"Los líderes religiosos necesitamos unirnos, comprendernos los unos a los otros", culminó.
Por su parte, el líder anglicano de Colombo reiteró los deseos de las personas de Sri Lanka por vivir en paz. "Debemos vivir unidos como una familia, como una nación. Gracias por decirlo hoy. Somos una isla pequeña, que ha querido visitar. Muchas gracias Santo Padre, por su amor hacia nosotros. Pedimos por su ministerio. Rezamos por usted todos los días. Somos sus amigos". Para el anglicano, "podemos trabajar para la paz y la fraternidad, unidos en Jesucristo".
Finalmente, el discurso del Papa, en un inglés que aún no domina, pero que se nota ha practicado. En el mismo, Francisco agradeció la oportunidad de participar en el encuentro, "donde nos damos cita todas las confesiones que integran Sri Lanka: sintoístas, hinduistas, musulmanes, budistas y cristianos".
"Vengo a Sri Lanka siguiendo los pasos de Pablo VI y Juan Pablo II, para demostrar el gran amor que la Iglesia católica tiene por este país", para "rezar con vosotros y con todos los que sufren", señaló el Papa.
"En el Concilio Vaticano II -prosiguió-, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas»".
Desde ese respeto, "la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka", clamó el Papa, quien espera que su visita sirva para fomentar "el diálogo y el encuentro".
"Si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común", añadió Bergoglio, quien recordó la responsabilidad de los líderes religiosos en el futuro en paz del país. "Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones", añadió.
"Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas", sostuvo Francisco, quien compartir la denuncia de cualquier tipo de violencia. "Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra".
"Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan", culminó.
Este fue el discurso del Papa:
Queridos amigos
Me alegro de tener la oportunidad de participar en este encuentro, que reúne a las cuatro comunidades religiosas más grandes que integran la vida de Sri Lanka: el budismo, el hinduismo, el islam y el cristianismo. Muchas gracias por su presencia y su calurosa bienvenida. También doy las gracias a cuantos han ofrecido sus oraciones y peticiones, y de un modo particular expreso mi gratitud al Obispo Cletus Chandrasiri Perera y al Venerable Vigithasiri Niyangoda Thero por sus amables palabras.
He llegado a Sri Lanka siguiendo las huellas de mis predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica, confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus alegrías y sufrimientos.
Es igualmente una gracia poder estar con todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad y santidad. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas» (Nostra aetate, 2). Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias.
Con este espíritu de respeto, la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka. Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años. Estas iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás.
Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común.
Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad. Esos desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones. Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la nación y, en el fondo, por toda la familia humana.
Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas. De cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden llevar a cabo este servicio. Cuántas son las necesidades que hay que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna.
Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen llorando la pérdida de sus seres queridos. Especialmente en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales de la sociedad en su conjunto!
Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones. Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra.
Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan. Queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y difundir la bendición de la paz.
Francisco, durante su primer contacto con fieles en Sri Lanka
Decenas de miles de fieles se agolparon a lo largo de los 28 kilómetros de recorrido
El calor y el cansancio obligan a Francisco a suspender su encuentro con los obispos de Sri Lanka
Bergoglio se reunirá con líderes musulmanes, budistas, hindúes y taoístas
"¡Gracias por vuestra compañía en este viaje, les deseo buen viaje!¡Hay tanto trabajo!", dijo el Papa a los 76 periodistas del vuelo
(Jesús Bastante).- El larguísimo viaje, las altas temperaturas, la humedad y un excesivo retraso en el recorrido en papamóvil han hecho que Francisco cancelase su encuentro con los obispos de Sri Lanka, previsto para esta mañana. El Papa estaba agotado por el vuelo y el calor. Aún así, detuvo el vehículo en numerosas ocasiones, e incluso bajó en varios momentos para saludar de cerca a las decenas de miles de fieles que le acompañaron durante el trayecto.
La comitiva papal tardó hora y media en recorrer los 28 kilómetros que separaban el aeropuerto del Arzobispado de Colombo, donde estaba previsto el almuerzo con el episcopado cingalés.
El cansancio papal y el calor han modificado la agenda, y en lugar de dirigirse allí, el Pontífice decidió ir a Nunciatura, donde en estos momentos celebra misa y donde reposará un par de horas antes de encontrarse, a las 12,30 horas, con el presidente de la República, en un encuentro privado.
Posteriormente, tendrá lugar el primer gran acto de este viaje, un encuentro interreligioso en el Bandaranaike Memorial International Conference Hall. Allí se encontrará con líderes musulmanes, budistas, hindúes y taoístas.
El Vaticano explicó que la razón de este imprevisto es que debido el papa llevaba más de una hora y media de retraso y por ello se decidió suprimir este acto previsto, ya que además a los obispos cingaleses les había recibido hace algunos meses en la tradicional visita ad limina, que se realiza cada cinco años.
El recorrido del papamóvil estuvo marcado por el colorido en las calles y en los fieles. Miles de banderas con las enseñas del Vaticano y de Sri Lanka, así como una comitiva de 40 elefantes marcaron el evento. Francisco, con un vehículo sin blindaje, saludó sin perder la compostura, pese al fuerte calor.
Por otro lado, y según informa Radio Vaticana, como es tradición durante el vuelo desde Roma a Colombo el Papa ha enviado telegramas de saludo a los Jefes de Estado de los países sobrevolados. Luego, en el avión, el Pontífice ha saludado a los periodistas del séquito, 76 en esta ocasión, en un clima de cordial familiaridad.
Con una novedad: en esta ocasión, los periodistas no fueron a saludar al Pontífice, sino que fue el Papa, acompañado por director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, que pasó entre ellos a saludarlos personalmente con breves palabras y estrechándoles la mano. "¡Gracias por vuestra compañía en este viaje, les deseo buen viaje!¡Hay tanto trabajo! - les dijo con una sonrisa el Santo Padre, antes de acercarse a saludar a cada uno.
El Papa ha enviado los habituales telegramas a Presidentes de los países que el avión papal ha sobrevolado: Italia, Albania, Grecia, Turquía, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Omán e India. A todos el Francisco ha asegurado su oración y bendecido con el deseo de paz y prosperidad.
Especiales los saludos del Pontífice a Albania y Turquía, a quienes con 'cálidos recuerdos' de su reciente visita a estos dos países, ha renovado y asegurado sus oraciones por estas naciones y su población.
Significativas también las palabras enviadas al Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano. El Papa desea serenidad, unidad, bienestar espiritual y social al pueblo italiano y con afecto envía su bendición apostólica. Igualmente significativa la respuesta del Jede de Estado italiano: "Esta visita llama la atención sobre Sri Lanka, empeñada en la reconstrucción tras una sanguinaria guerra civil y sobre Filipinas duramente afectada por las calamidades naturales. Estoy seguro, concluye el Presidente, que su presencia será de consolación para ambas poblaciones", concluye Napolitano.
Evangelio según San Marcos 1,29-39.
Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando". El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido". Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.
San Pedro Crisólogo (c.406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 18, 1-3; CCL 24, 107-108.
“Jesús se acercó a ella y la cogió de la mano”
Los que han escuchado con atención el evangelio de hoy saben por qué razón el Señor del cielo entró en una humilde casa de este mundo. Porque, por pura bondad, vino a salvar a todos los hombres. No es de extrañar, pues, que entre en todos los lugares. “Entrando en la casa de Pedro, Jesús vio que su suegra estaba en cama con fiebre.” (Mt 8,14) Este es motivo por el que Cristo entró en casa de Pedro. No fue el deseo de ponerse a la mesa con él sino la debilidad de la enferma. No fue la necesidad de tomar alimento sino la ocasión de obrar una curación. Vino a ejercer su poder divino y no a tomar parte en un banquete con los hombres, ya que no había vino en casa de Pedro sino lágrimas... Cristo no entró en esta casa para tomar alimento sino para restaurar la vida. Dios está en busca de los hombres no de los bienes humanos. Les quiere colmar con los bienes del cielo. No desea encontrar cosas terrenas. Cristo ha venido aquí para tomarnos con él. No ha venido a buscar nuestras cosas.
San Felix de Nola
Natural de Nola, abrazó el servicio apostólico desde muy joven. Al morir su padre, Feliz distribuyó su herencia entre los pobres y fue ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola. Al iniciarse una cruel persecución contra la Iglesia, Máximo huyó al desierto para continuar al servicio de su rebaño.
Al no ser encontrado por los soldados romanos, Felix, quien lo sustituía en sus deberes pastorales, fue tomado preso, azotado, cargado de cadenas y encerrado en el calabazo cuyo piso estaba lleno de vidrios.
Sin embargo, el Ángel del Señor se le apareció y le ordenó ir en ayuda de su Obispo, quien yacía medio muerto de hambre y de frío. Ante su capacidad de hacerlo volverlo en sí, el Santo acudió a la oración y al punto apareció un racimo de uvas, cuyas gotas derramó sobre los labios del maestro, el cual recuperó el conocimiento siendo conducido luego a su Iglesia.
Felix permaneció escondido orando permanente por la Iglesia hasta la muerte de Decio; sin embargo, continuó siendo perseguido hasta que se estableció la paz de la Iglesia. Murió en medio de la pobreza y el servicio de los más necesitados, a pesar de que fue elegido como Obispo de Nola.
Oremos
Señor, Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de San Felix seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Calendario de fiestas marianas: Nuestra Señora de la Palabra, Montserrat, España (1514).
14 de enero 2015 Miércoles Y He 2, 14-18
Hoy también nos ha explicado la carta a los Hebreos nuevos aspectos de la misión de Jesucristo. «Jesús se ha emparentado con nosotros para poder destruir con su muerte el diablo ... y así hacernos libres.» Y, más adelante dice: "Por eso era necesario que pudiera ser un sumo sacerdote compasivo y acreditado ante Dios por expiar los pecados del pueblo. »Así pues, nos libera de la muerte para hacernos libres; es sumo sacerdote compasivo; y expía los pecados. Señor, muéstrame el camino para recibir el don de la libertad, el de sentirme compadecido y el del perdón para la expiación.
José Vaz, Santo Presbítero, 16 de enero
Presbítero Misionero
Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, San José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711).
Fecha de canonización: Culto universal confirmado el 14 de enero de 2015, por S.S. el Papa Francisco. Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, San José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711). Fecha de canonización: Culto universal confirmado el 14 de enero de 2015, por S.S. el Papa Francisco. Nació el 21 de abril de 1651, en India, fue el tercero de los seis hijos del matrimonio cristiano formado por Cristopher Vaz y María de Miranda, Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el colegio de Sancoale, donde los estudios se realizaban en dos idiomas: el nativo y el portugués, además aprendió latín. Posteriormente estudió humanidades en la Jesuit Goa University especializándose en filosofía y teología en la San Thomas Aquinas Academy.
Recibió la ordenación en 1676. Abrió una escuela de latín en Sancoale para los posibles seminaristas. Muy devoto de Nuestra Señora, en 1677 se consagró como "esclavo de María", sellándolo con un documento conocido como su "Carta de Esclavitud". Fue en esta época que él se enteró de las penurias de los católicos en Ceylon; quienes sufrían persecución de los protestantes holandeses, al punto que por 50 años no habían tenido sacerdote en su comunidad. Pidió permiso para trabajar en Ceylon, pero le solicitaron fuera a Kanara. Aceptó, pero sus pensamientos y corazón estaban en Ceylon. Como Vicario en Kanara, predicó, oyó confesiones, visitaba enfermos, ayudó a los pobres, rescató a cristianos esclavizados y trabajó para solucionar disputas jurídicas que interferían con la celebración de los sacramentos.
Mientras, una pequeña congregación sacerdotal se había formado en Goa teniendo la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros como sede. El P. José se unió a esta congregación y fue elegido como su superior. El dio un estatus canónico a este oratorio introduciendo ejercicios religiosos, actividades de caridad y preparando a sus miembros para las misiones. En 1686 dejó su cargo y se encaminó a Ceylon, disfrazado como un obrero itinerante, llegando al puerto de Tuticorin en la Pascua de 1687, y luego a la fortaleza holandesa de Jaffna en el norte de Ceylon. Padeció disentería aguda, agravada por las condiciones terribles del viaje, apenas se recuperó empezó su misión contactando a los católicos y escondiéndose de los holandeses. Fue alojado por un valeroso católico, y atendía en la noche a su oculta feligresía. Se mantuvo siempre un paso delante de las autoridades, y en 1689 se fue a Sillalai, un poblado católico, y empezó a atender a las gentes en pueblos circundantes. En 1690 el P. José viajó a Puttalam en el Reino de Kandy, donde 1,000 católicos no habían tenido un sacerdote por medio siglo. Decidió hacer el centro de su apostolado en Kandy, y en 1692 se mudó para allá y pidió permiso al Rey para trasladarse libremente en ese territorio. En lugar de ello, él fue aprendido por imputaciones Calvinistas de ser un espía de Portugués, y se lo encarceló con otros dos católicos. Allí él aprendió Sinhala, el idioma local, y apenas los guardias de la prisión redujeron su vigilancia, construyó una choza-iglesia y posteriormente una iglesia que dedicó a Nuestra Señora, empezando así su misión, convirtiendo a otros prisioneros.
En 1696 el Reino de Kandy estaba sufriendo una seria sequía, y el rey pidió a los monjes budistas que oraran a sus dioses para que lloviera; nada ocurrió. Entonces el Rey se volvió hacia José quien erigió un altar y una cruz en el medio de un área cuadrada, y oró; una lluvia abundante empezó a caer, mientras José y la zona del altar permanecían secas. El rey le concedió licencia a José para predicar a lo largo del reino. Haciendo uso de su reencontrada libertad, hizo una labor misionera visitando la zona holandesa y a los católicos en Colombo. Tres misioneros del Oratorio de Goa llegaron a 1697 para ayudarlo y con la¿ noticia de que Don Pedro Pacheco, Obispo de Cochin, lo había nombrado Vicario General en Ceylon. Él estaba organizando la estructura básica de la misión cuando la viruela asoló Kandy. Su trabajo con los enfermos convenció al rey de concederle todas las facilidades para que el P. José realizara sus labores. Joseph llevó su misión a los principales centros poblados de la isla, regresando a Kandy en 1699 con el Padre José de Carvalho que había sido expulsado por instigación de monjes budistas. Completó la construcción de su nueva iglesia, y entró al servicio del rey, traduciendo libros portugueses al sinhala. Desde esa óptica, intensificó su ministerio, y convirtió algunos notables Cingaleses que dio lugar a calumnias contra él y a la persecución de los convertidos. Nuevos misioneros llegaron en 1705, lo que le permitió organizar las misiones en ocho distritos cada uno a cargo de un sacerdote. Trabajó en la creación de una biblioteca católica comparable a la de los budistas, y en cimentar los derechos de católicos con el Gobierno protestante holandés.
El Rey Vimaldharna Surya II, protector del Padre José, murió en 1707, Narendrasimha, su sucesor, fue un respaldo aun mayor. Nuevos misioneros llegaron a 1708. En 1710, a pesar de sus problemas de salud, José hizo otro viaje apostólico. A su retorno, él cayó enfermo de su carruaje, y llegó a Kandy en condición seria. Aunque se recuperó de una serie de infecciones y fiebres durante el año siguiente, su edad, el trabajo, y las enfermedades lo habían debilitado. Inició nueve días de ejercicios espirituales prescritos por la Regla de su orden, pero antes del séptimo día, fue llamado a la casa de Dios, era el 16 de enero de 1711. Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó el 21 de enero de 1995 durante su visita apostólica a Sri Lanka. La causa había sido iniciada en 1737.
El Papa saluda a un niño durante el camino a la canonización de José Vaz
Un millón de personas asiste a la canonización de José Vaz, el primer santo de Sri Lanka
El Papa recuerda que "el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio o la violencia"
Francisco pide a los cristianos que "contribuyan a la paz, la justicia y la reconciliación" en el país
El Papa invoca el "derecho fundamental" a la libertad religiosa "libre de intimidaciones y coacciones externas"
(Jesús Bastante).- Gran baño de masas para Francisco en Colombo. Bajo un sol de justicia, centenares de miles de personas -un millón, según fuentes vaticanas- asistieron a la canonización del beato José Vaz, misionero indio que consagró su vida, entre los siglos XVII y XVIII, a la evangelización de Sri Lanka.
"Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes", indicó el Papa, quien resaltó que "estamos llamados a ser discípulos misioneros", con "su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia".
Un respeto que se basa en la "libertad religiosa, que es uno de los derechos humanos fundamentales". Y es que, como recordó Francisco, "toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas".
Porque "el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos".
Una ceremonia larga, multicolor, en el parque Galle Face Green, al pie del Índico, el mismo océano que en ocasiones ruge y desata su furia. Esta mañana no fue así, y alrededor de las 4,15 (hora española), Bergoglio ordenaba, en latín, y en el mismo altar que hace 20 años usara Juan Pablo II, la inscripción de Vaz en el libro de los santos universales de la Iglesia, desatando un enorme aplauso que duró varios minutos. El primer santo de Sri Lanka.
Muchos de los fieles pasaron la noche en el parque para participar en la misa, en la que se utilizaron las lenguas de las etnias tamil y singalesa, así como el inglés, idioma en el que Bergoglio no se termina de soltar. Muy poca improvisación en las palabras, pero muchas más en los gestos. Los cingaleses no esperaban un Papa tan cercano, y seguramente Francisco tampoco aguardaba un recibimiento tan espectacular en esta pequeña isla, apenas un apéndice bajo el subcontinente indio.
"Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes -subrayó el Papa-. Él es también un ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios". "Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución. Sin embargo, y debido a que estaba constantemente unido al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios".
En una misa en la que resonaron los cantos y las intenciones en las lenguas de las etnias tamil y singalesa, Bergoglio afirmó que "san José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos". "Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad". "Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de san José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia (cf. Hch 20,32), que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros", continuó el Pontífice.
"En san José Vaz -añadió- vemos un signo espléndido de la bondad y el amor de Dios para con el pueblo de Sri Lanka. Pero vemos también en él un estímulo para perseverar en el camino del Evangelio, para crecer en santidad, y para dar testimonio del mensaje evangélico de la reconciliación". Francisco utilizó el ejemplo del nuevo santo para reclamar a la Iglesia en Sri Lanka que continúe sirviendo "con agrado y generosidad a todos los miembros de la sociedad. No hace distinción de raza, credo, tribu, condición social o religión, en el servicio que ofrece a través de sus escuelas, hospitales, clínicas, y muchas otras obras de caridad".
"Lo único que pide a cambio es libertad para llevar a cabo su misión. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas", insistió.
"Queridos hermanos y hermanas, pido al Señor que los cristianos de este país, siguiendo el ejemplo de san José Vaz, se mantengan firmes en la fe y contribuyan cada vez más a la paz, la justicia y la reconciliación en la sociedad de Sri Lanka", concluyó el Pontífice.
Ésta fue la homilía de Francisco:
«Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios» (Is 52,10). Ésta es la extraordinaria profecía que hemos escuchado en la primera lectura de hoy. Isaías anuncia la predicación del Evangelio de Jesucristo a todos los confines de la tierra. Esta profecía tiene un significado especial para nosotros al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio, san José Vaz. Al igual que muchos misioneros en la historia de la Iglesia, él respondió al mandato del Señor resucitado de hacer discípulos de todas las naciones (cf. Mc 16,15). Con sus palabras, pero más aún, con el ejemplo de su vida, ha llevado al pueblo de este país a la fe que nos hace partícipes de «la herencia de los santos» (Hch 20,32).
En san José Vaz vemos un signo espléndido de la bondad y el amor de Dios para con el pueblo de Sri Lanka. Pero vemos también en él un estímulo para perseverar en el camino del Evangelio, para crecer en santidad, y para dar testimonio del mensaje evangélico de la reconciliación al que dedicó su vida. Sacerdote del Oratorio en su Goa natal, san José Vaz llegó a este país animado por el celo misionero y un gran amor por sus gentes. Debido a la persecución religiosa, vestía como un mendigo y ejercía sus funciones sacerdotales en los encuentros secretos de los fieles, a menudo por la noche. Sus desvelos dieron fuerza espiritual y moral a la atribulada población católica.
Se entregó especialmente al servicio de los enfermos y cuantos sufren. Su atención a los enfermos, durante una epidemia de viruela en Kandy, fue tan apreciada por el rey que se le permitió una mayor libertad de actuación. Desde Kandy pudo llegar a otras partes de la isla. Se desgastó en el trabajo misionero y murió, extenuado, a la edad de cincuenta y nueve años, venerado por su santidad. San José Vaz sigue siendo un modelo y un maestro por muchas razones, pero me gustaría centrarme en tres. En primer lugar, fue un sacerdote ejemplar.
Hoy aquí, hay muchos sacerdotes y religiosos, hombres y mujeres que, al igual que José Vaz, están consagrados al servicio de Dios y del prójimo. Os animo a encontrar en san José Vaz una guía segura. Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes. Él es también un ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios (cf. Hch 20,28).
Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución. Sin embargo, y debido a que estaba constantemente unido al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios.
En segundo lugar, san José Vaz nos muestra la importancia de ir más allá de las divisiones religiosas en el servicio de la paz. Su amor indiviso a Dios lo abrió al amor del prójimo; sirvió a los necesitados, quienquiera que fueran y dondequiera que estuvieran. Su ejemplo sigue siendo hoy una fuente de inspiración para la Iglesia en Sri Lanka, que sirve con agrado y generosidad a todos los miembros de la sociedad.
No hace distinción de raza, credo, tribu, condición social o religión, en el servicio que ofrece a través de sus escuelas, hospitales, clínicas, y muchas otras obras de caridad. Lo único que pide a cambio es libertad para llevar a cabo su misión. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas.
Como la vida de san José Vaz nos enseña, el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos.
Por último, san José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús.
Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de san José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia (cf. Hch 20,32), que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros. Queridos hermanos y hermanas, pido al Señor que los cristianos de este país, siguiendo el ejemplo de san José Vaz, se mantengan firmes en la fe y contribuyan cada vez más a la paz, la justicia y la reconciliación en la sociedad de Sri Lanka.
Esto es lo que el Señor quiere de vosotros. Esto es lo que san José Vaz os enseña. Esto es lo que la Iglesia necesita de vosotros. Os encomiendo a todos a la intercesión del nuevo santo, para que, en unión con la Iglesia extendida por todo el mundo, podáis cantar un canto nuevo al Señor y proclamar su gloria a todos los confines de la tierra. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza (cf. Sal 96,1- 4). Amén.
CURACION DE LA SUEGRA DE PEDRO
Marcos 1, 29-39. Tiempo Ordinario. Jesús siempre atento para curar nuestras necesidades.
Oración introductoria
Jesús, Tú si sabías darle el lugar que le corresponde a tu Padre en tu vida. Ni los milagros, ni la atención a tus discípulos te hacían olvidar lo fundamental: la oración. Permite que yo sepa vivir tu estilo de vida, quiero enamorarme más de Ti en esta oración para poder ser fiel a mi vida de oración y, así, convertirme en un propagador de tu amor entre todos los hombres.
Petición
Señor, ayúdame a orar y a dialogar con tu Padre como Tú lo hacías.
Meditación del Papa Francisco
Muchas veces escuchamos decir a las personas que no saben en quien confiar: “¡Confíate en las manos de Dios!”. Esto es bello porque allí estamos seguros: es la máxima seguridad, porque es la seguridad de nuestro Padre que nos quiere mucho. Las manos de Dios también nos curan de nuestras enfermedades espirituales. Pensemos en las manos de Jesús, cuando tocaba a los enfermos y los curaba… son las manos de Dios: ¡Nos curan! ¡No me imagino a Dios dándonos una bofetada! No me lo imagino. Reprendiéndonos sí me lo imagino, porque lo hace. Pero nunca, nunca nos hiere. ¡Nunca! Nos acaricia. También cuando nos reprende lo hace con una caricia porque es Padre. ‘Las almas de los justos están en las manos de Dios’. Pensemos en las manos de Dios, que nos ha creado como un artesano, que nos ha dado la salud eterna. Son manos llagadas y nos acompañan en el camino de la vida. Confiémonos en las manos de Dios, como un niño se confía en las manos de su papá. ¡Esas son manos seguras! (Cf. S.S. Francisco, 12 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Jesús nunca se ha cansado de servir a los hombres. Hoy aún sigue siendo el hombre más servidor de todos. Él mismo nos lo dijo: "no he venido a ser servido, sino a servir". Pero de vez en cuando Él buscaba momentos de tranquilidad al lado de sus discípulos. Hoy es uno de esos días.
Han llegado a la casa de Simón, y encuentra a la suegra de éste enferma. Jesús, no sabiendo cómo no salvar un alma más en ese día, la toma de la mano y la cura.
Parece que Dios, hecho hombre para servir no quiera hacer otra cosa. Él todo poderoso; Él conocedor de los sufrimientos humanos; Él que tanto ha amado al mundo, ¿se iba a quedar tranquilo viendo a los hombres perderse? No, hay que salvarlos a toda costa. Por eso allí está, sirviendo en los momentos de mayor intimidad con sus discípulos. La suegra aprendió muy bien la lección de ese día: "En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles". ¿Cuántas lecciones tenemos que sacar de este pequeño acto de donación? Se dice que arrastra más un ejemplo que muchas palabras. Aquí lo tienen. El ejemplo está claro: Cristo, servidor de los hombres para salvarlos.
Aunque haya pasado toda una tarde de enseñanzas con sus discípulos, Él al atardecer sirvió a los demás, para darles la Vida y que la tuvieran en abundancia. No sólo actuó en ese pueblo, sino que su amor se extendió, durante su vida terrena, a los judíos, pero ahora sigue haciendo el bien, a través de un ejemplo de uno de sus consagrados, a través de la oración abnegada de todos los días de una madre de familia, o la sencillez de corazón de un jovencito que hace un acto de amor para con el viejito que está cruzando la calle. El actúa hoy de muchas formas en el mundo, principalmente a través de la oración.
Propósito
Oración confiada para no dejar que la duda o la angustia me domine cuando surjan los problemas de la vida.
Diálogo con Cristo
¡Cuánto me enseña este pasaje del Evangelio! Ahora comprendo la importancia de la oración y el cómo vivir los acontecimientos difíciles de la vida: con paciencia, ánimo y esperanza. Gracias, Señor, por llevarme de tu mano y permite que, al igual que la suegra de Pedro, me ponga a servir a los demás. Dame la gracia de identificarme contigo para pensar como Tú, sentir como Tú, amar como Tú y vivir como Tú.