Enderecen el camino del Señor, como anunció el profeta Isaías

Basilio Magno, Santo

Memoria Litúrgica, 2 de Enero
 
Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado “Magno” por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado “Teólogo”. La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores.

Etimológicamente: Basilio = Aquel que es un rey, es de origen griego.

Breve Biografía

BASILIO nació en Cesarea, la capital de Capadocia, en el Asia Menor, a mediados del año 329. Por parte de padre y de madre, descendía de familias cristianas que habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron San Gregorio de Nicea, Santa Macrina la Joven y San Pedro de Sebaste. Su padre, San Basilio el Viejo, y su madre, Santa Emelia, poseían vastos terrenos y Basilio pasó su infancia en la casa de campo de su abuela, Santa Macrina, cuyo ejemplo y cuyas enseñanzas nunca olvidó. Inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañeros de estudio a San Gregorio Nacianceno, que se convirtió en su amigo inseparable y a Juliano, que más tarde sería el emperador apóstata.

Basilio y Gregorio Nacianceno, los dos jóvenes capadocios, se asociaron con los más selectos talentos contemporáneos y, como lo dice éste último en sus escritos, “sólo conocíamos dos calles en la ciudad: la que conducía a la iglesia y la que nos llevaba a las escuelas”. Tan pronto como Basilio aprendió todo lo que sus maestros podían enseñarle, regresó a Cesárea. Ahí pasó algunos años en la enseñanza de la retórica y, cuando se hallaba en los umbrales de una brillantísima carrera, se sintió impulsado a abandonar el mundo, por consejos de su hermana mayor, Macrina. Esta, luego de haber colaborado activamente en la educación y establecimiento de sus hermanas y hermanos más pequeños, se había retirado con su madre, ya viuda, y otras mujeres, a una de las casas de la familia, en Annesi, sobre el río Iris, para llevar una vida comunitaria.

Fue entonces, al parecer, que Basilio recibió el bautismo y, desde aquel momento, tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica. Comenzó por visitar los principales monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Al regreso de su extensa gira, se estableció en un paraje agreste y muy hermoso en la región del Ponto, separado de Annesi por el río Iris, y en aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. Con los discípulos, que no tardaron en agruparse en torno suyo, entre los cuales figuraba su hermano Pedro, formó el primer monasterio que hubo en el Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

Lucha contra la herejía arriana

Por aquella época, la herejía arriana estaba en su apogeo y los emperadores herejes perseguían a los ortodoxos. En el año 363, se convenció a Basilio para que se ordenase diácono y sacerdote en Cesárea; pero inmediatamente, el arzobispo Eusebio tuvo celos de la influencia del santo y éste, para no crear discordias, volvió a retirarse calladamente al Ponto para ayudar en la fundación y dirección de nuevos monasterios. Sin embargo Cesárea lo necesitaba y lo reclamó. Dos años más tarde, San Gregorio Nacianceno, en nombre de la ortodoxia, sacó a Basilio de su retiro para que le ayudase en la defensa de la fe del clero y de las Iglesias. Se llevó a cabo una reconciliación entre Eusebio y Basilio; éste se quedó en Cesárea como el primer auxiliar del arzobispo; en realidad, era él quien gobernaba la Iglesia, pero empleaba su gran tacto para que se diera crédito a Eusebio por todo lo que él realizaba. Durante una época de sequía a la que siguió otra de hambre, Basilio echó mano de todos los bienes de todos los bienes que le había heredado su madre, los vendió y distribuyó el producto entre los más necesitados; mas no se detuvo ahí su caridad, puesto que también organizó un vasto sistema de ayuda, que comprendía a las cocinas ambulantes que él mismo, resguardado con un delantal de manta y cucharón en ristre, conducía por las calles de los barrios más apartados para distribuir alimentos a los pobres.

Obispo de Cesárea

El año de 370 murió Eusebio y, a pesar de la oposición que se puso de manifiesto en algunos poderosos círculos, Basilio fue elegido para ocupar la sede arzobispal vacante. El 14 de junio tomó posesión, para gran contento de San Atanasio y una contrariedad igualmente grande para Valente, el emperador arriano. El puesto era muy importante y, en el caso de Basilio, muy difícil y erizado de peligros, porque al mismo tiempo que obispo de Cesárea, era exarca del Ponto y metropolitano de cincuenta sufragáneos, muchos de los cuales se habían opuesto a su elección y mantuvieron su hostilidad, hasta que Basilio, a fuerza de paciencia y caridad, se conquistó su confianza y su apoyo.

Antes de cumplirse doce meses del nombramiento de Basilio, el emperador Valente llegó a Cesárea, tras de haber desarrollado en Bitrina y Galacia una implacable campaña de persecuciones. Por delante suyo envió al prefecto Modesto, con la misión de convencer a Basilio para que se sometiera o, por lo menos, accediera a tratar algún compromiso. Varios habían renegado por miedo, pero nuestro santo le respondió:

¿Qué me vas a poder quitar si no tengo ni casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Qué me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento . . .

El gobernador respondió admirado: “Jamás nadie me había contestado así”. Y Basilio añadió: “Es que jamás te habías encontrado con un obispo”.

El emperador Valente se decidió en favor de exilarlo y se dispuso a firmar el edicto; pero en tres ocasiones sucesivas, la pluma de caña con que iba a hacerlo, se partió en el momento de comenzar a escribir. El emperador quedó sobrecogido de temor ante aquella extraordinaria manifestación, confesó que, muy a su pesar, admiraba la firme determinación de Basilio y, a fin de cuentas, resolvió que, en lo sucesivo, no volvería a intervenir en los asuntos eclesiásticos de Cesárea.

Pero apenas terminada esta desavenencia, el santo quedó envuelto en una nueva lucha, provocada por la división de Capadocia en dos provincias civiles y la consecuente reclamación de Antino, obispo de Tiana, para ocupar la sede metropolitana de la Nueva Capadocia. La disputa resultó desafortunada para San Basilio, no tanto por haberse visto obligado a ceder en la división de su arquidiócesis, como por haberse malquistado con su amigo San Gregorio Nacianceno, a quien Basilio insistía en consagrar obispo de Sasima, un miserable caserío que se hallaba situado sobre terrenos en disputa entre las dos Capadocias. Mientras el santo defendía así a la iglesia de Cesárea de los ataques contra su fe y su jurisdicción, no dejaba de mostrar su celo acostumbrado en el cumplimiento de sus deberes pastorales. Hasta en los días ordinarios predicaba, por la mañana y por la tarde, a asambleas tan numerosas, que él mismo las comparaba con el mar. Sus fieles adquirieron la costumbre de comulgar todos los domingos, miércoles, viernes y sábados. Entre las prácticas que Basilio había observado en sus viajes y que más tarde implantó en su sede, figuraban las reuniones en la iglesia antes del amanecer, para cantar los salmos. Para beneficio de los enfermos pobres, estableció un hospital fuera de los muros de Cesárea, tan grande y bien acondicionado, que San Gregorio Nacianceno lo describe como una ciudad nueva y con grandeza suficiente para ser reconocido como una de las maravillas del mundo. A ese centro de beneficencia llegó a conocérsela con el nombre de Basiliada, y sostuvo su fama durante mucho tiempo después de la muerte de su fundador. A pesar de sus enfermedades crónicas, con frecuencia realizaba visitas a lugares apartados de su residencia episcopal, hasta en remotos sectores de las montañas y, gracias a la constante vigilancia que ejercía sobre su clero y su insistencia en rechazar la ordenación de los candidatos que no fuesen enteramente dignos, hizo de su arquidiócesis un modelo del orden y la disciplina eclesiásticos.

No tuvo tanto éxito en los esfuerzos que realizó en favor de las iglesias que se encontraban fuera de su provincia. La muerte de San Atanasio dejó a Basilio como único paladín de la ortodoxia en el oriente, y éste luchó con ejemplar tenacidad para merecer ese título por medio de constantes esfuerzos para fortalecer y unificar a todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y descompuestos por los cismas y la disensiones entre sí, parecían estar a punto de extinguirse. Pero las propuestas del santo fueron mal recibidas, y a sus desinteresados esfuerzos se respondió con malos entendimientos, malas interpretaciones y hasta acusaciones de ambición y de herejía. Incluso los llamados que hicieron él y sus amigos al Papa San Dámaso y a los obispos occidentales para que interviniesen en los asuntos del oriente y allanasen las dificultades, tropezaron con una casi absoluta indiferencia, debido, según parece, a que ya corrían en Roma las calumnias respecto a su buena fe. “¡Sin duda a causa de mis pecados, escribía San Basilio con un profundo desaliento, parece que estoy condenado al fracaso en todo cuanto emprendo!"”

Sin embargo, el alivio no había de tardar, desde un sector absolutamente inesperado. El 9 de agosto de 378, el emperador Valente recibió heridas mortales en la batalla de Adrianópolis y, con el ascenso al trono de su sobrino Graciano, se puso fin al ascendiente del arrianismo en el oriente. Cuando las noticias de estos cambios llegaron a oídos de San Basilio, éste se encontraba en su lecho de muerte, pero de todas maneras le proporcionaron un gran consuelo en sus últimos momentos. Murió el 1º de enero del año 379, a la edad de cuarenta y nueve años, agotado por la austeridad en que había vivido, el trabajo incansable y una penosa enfermedad. Toda Cesárea quedó enlutada y sus habitantes lo lloraron como a un padre y a un protector; los paganos, judíos y cristianos se unieron en el duelo.

San Gregorio Nacianceno, Arzobispo de Constantinopla, en el día del entierro: “Basilio santo, nació entre santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables”.

Setenta y dos años después de su muerte, el Concilio de Calcedonia le rindió homenaje con estas palabras: “El gran Basilio, el ministro de la gracia quien expuso la verdad al mundo entero indudablemente que fue uno de los más elocuentes oradores entre los mejores que la Iglesia haya tenido; sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre sus doctores.
 
Recordemos a los mártires de hoy

Santo Evangelio según san Juan 1, 19-28. Sábado de la Octava de Navidad
 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Señor, por este tiempo de oración. Ayúdame a poner a un lado mis preocupaciones, todo aquello que me distraiga y me separe de Ti. Necesito de tu luz, de tu fortaleza y de tu guía para ser un discípulo y misionero como Juan el Bautista. Háblame Señor, te escucho.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 1, 19-28

Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: «¿Quién eres tú?».

Él reconoció y no negó quien era. El afirmó: «Yo no soy el Mesías». De nuevo le preguntaron: «¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?». Él les respondió: «No lo soy». «¿Eres el Profeta?». Respondió: «No». Le dijeron: «Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?». Juan les contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías».

Los enviados que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias». Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.

Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Juan, que nunca ha traicionado su vocación, consciente de que su deber era solamente anunciar la llegada del Mesías, consciente de ser solo la voz porque la palabra era Otro, terminó su vida como el Señor, con el martirio.

El hombre más grande nacido de mujer se convierte en pequeño, pequeño, pequeño. Primero golpeado por la prueba de la oscuridad del alma -cuando dudaba que Jesús fuera aquel al que había preparado el camino.

Al final, después de esta purificación, después de este descenso continuo en la aniquilación, haciendo camino en la aniquilación de Jesús, termina su vida. Ese rey perplejo se hace capaz de una decisión, pero no porque su corazón se haya convertido, sino porque el vino le dio valentía. Y así Juan termina su vida bajo la autoridad de un rey mediocre, borracho y corrupto, por el capricho de una bailarina y por el odio vengativo de una adúltera. Así termina el Grande, el hombre más grande nacido de mujer.

Pienso en nuestros mártires, los mártires de nuestros días, esos hombre, mujeres, niños que son perseguidos, odiados, expulsados de las casas, torturados, masacrados. Y esto no es algo del pasado: hoy sucede esto. Nuestros mártires, que terminan su vida bajo la autoridad corrupta de gente que odia a Jesucristo. Nos hará bien pensar en nuestros mártires (Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de febrero de 2015, en Santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar un rosario, o al menos un misterio, para pedir la intercesión de María en los países donde hay actualmente persecución religiosa.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 
La humildad es el cimiento y fundamento de todas las virtudes

La humildad es contraria a la soberbia
 
 ¿Qué es la Humildad?
 
“La humildad no es otra cosa que andar en verdad, caminar según la realidad auténtica y objetiva. Por ello, no se trata de menospreciar o negar el valor de la persona humana como tampoco exaltarlo de manera ilusoria, falseando o distorsionando su dignidad. En este sentido, la soberbia y la vanidad se oponen a esta virtud. Se trata de reconocer y aceptar la condición humana con todo lo que lleva de fragilidad y grandeza, de miseria y dignidad, como misterio insondable cuya verdad nos trasciende”.  (4)
La humildad es el cimiento, la base y fundamento de todas las virtudes, la sal y la vida de ellas. La humildad es contraria a la soberbia. Sin humildad no puede haber obediencia.

La humildad lleva a la docilidad, que no es lo mismo que la dejadez o sumisión, tampoco significa dejar que los demás pasen primero o sobre nosotros.

La humildad es, simplemente, la virtud que hace conocer y aceptar las propias limitaciones y debilidades y permite obrar con el prójimo, de acuerdo con este conocimiento y sirve para llegar a la Paz Interior. ¿Cuánta falta le hace a nuestro mundo personas con estas características? (5)
 
¿Por qué la gente miente?
 
Porque no hay humildad, se oculta la verdad porque se tiene la sensación de haber transgredido una regla.

La humildad ayuda a mantenernos en la verdad, librándonos además de incontables errores. El que se tiene a sí mismo en menos o en más de lo que realmente es y puede, no es humilde, pues carece de la más adecuada percepción de quién es. (6)

Es importante decir que si encontramos que nuestros hijos tienen muchas cualidades no actúen de forma prepotente o creyéndose superiores a los demás y mucho menos que vean a los demás como poca cosa ya que esas actitudes son contrarias a la humildad. (1)

A menudo pensamos que estamos siendo humildes cuando en realidad nos estamos poniendo justo al frente de otras personas y le estamos diciendo a todos cuán terribles somos. Eso no es humildad. (7)

“Sin humildad no hay virtud que lo sea” (2)

“Si quieres volar alto empieza desde abajo. La humildad es el fundamento de todo” (3) Tu grandeza se encuentra en tu humildad y en tu sencillez

La sencillez y la humildad es lo más hermoso de todo ser humano.
 
Los deseos del Papa para un 2021 solidario y de paz

Ángelus del Papa, 1 de enero de 2021

El viernes 1 de enero, primer día del año 2021, Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y 54° Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, sin presencia de fieles a causa de la pandemia.

Un momento que permitió al Papa conectar con los fieles tras su ausencia (a causa de molestias de ciática) en la celebreación de las vísperas y el Te Deum, el jueves 31 de diciembre, y en la primera misa del año, que fue presidida hoy por el cardenal Pietro Parolin.

La ternura de la Virgen María

En su alocución, el Pontífice recordó que empezamos el nuevo año poniéndonos bajo la mirada materna y amorosa de María Santísima, que la liturgia hodierna celebra como Madre de Dios.

“Retomamos así el camino a lo largo de las sendas del tiempo, encomendando nuestras angustias y nuestros tormentos a Aquella que todo lo puede. María nos mira con ternura materna así como miraba a su Hijo Jesús. La mirada tranquilizadora y consoladora de la Santísima Virgen es un estímulo para que este tiempo, que nos ha dado el Señor, sea dedicado a nuestro crecimiento humano y espiritual, sea tiempo de suavizar los odios y las divisiones, sea tiempo de sentirnos todos más hermanos, sea tiempo de construir y no de destruir, cuidándonos unos a otros y de la creación”.

54° Jornada Mundial de la Paz

Y precisamente al cuidado del prójimo y de la creación está dedicado el tema de esta Jornada Mundial de la Paz, que hoy celebramos:

"La cultura del cuidado como camino de paz", dijo Francisco, indicando que los dolorosos eventos que han marcado el camino de la humanidad el año pasado, especialmente la pandemia, "nos enseñan lo necesario que es interesarse por los problemas de los otros y compartir sus preocupaciones".

“Esta actitud representa el camino que conduce a la paz, porque favorece la construcción de una sociedad fundada en las relaciones de fraternidad. Cada uno de nosotros, hombres y mujeres de este tiempo, está llamado a traer la paz cada día y en cada ambiente de vida, sosteniendo la mano al hermano que necesita una palabra de consuelo, un gesto de ternura, una ayuda solidaria”.

Asimismo, el Santo Padre hizo hincapié en que la paz "se puede construir si empezamos a estar en paz con nosotros mismos y con quien tenemos cerca, quitando los obstáculos que nos impiden cuidar de quienes se encuentran en necesidad y en la indigencia".

Primera Misa del Año: "María enséñanos a encontrar tiempo para Dios y los demás"

Se trata de desarrollar una mentalidad y una cultura del “cuidado” - continuó Francisco- para derrotar la indiferencia, el descarte y la rivalidad, que lamentablemente prevalecen. La paz no es solo ausencia de guerra, sino vida rica de sentido, configurada y vivida en la realización personal y en el compartir fraterno con los otros. Entonces esa paz tan ansiada y puesta siempre en peligro por la violencia, el egoísmo y la maldad, se convierte en posible y realizable.

2021: un año de solidaridad y paz para todos

En este sentido, el Papa pidió a la Virgen María, que ha dado a luz al «Príncipe de paz» (Is 9,6), que nos obtenga del cielo "el bien precioso de la paz que con tan solo las fuerzas humanas no se logra perseguir en plenitud".

“La paz es sobre todo don de Dios; debe ser implorada con incesante oración, sostenida con un diálogo paciente y respetuoso, construida con una colaboración abierta a la verdad y a la justicia y siempre atenta a las legítimas aspiraciones de las personas y de los pueblos. Mi deseo es que reine la paz en el corazón de los hombres y en las familias; en los lugares de trabajo y de ocio; en las comunidades y en las naciones”.

Al comenzar este año nuevo, el Santo Padre dirigió a todos un feliz y sereno 2021: "Que sea un año de fraterna solidaridad y de paz para todos; un año cargado de confiada espera y de esperanzas, que encomendamos a la celeste protección de María, madre de Dios y madre nuestra", concluyó.

Las paradojas en la vida

Sembrando Esperanza II. Vivir las paradojas que constantemente nos tocan a la puerta...

"Sin ilusiones, la humanidad moriría de desesperación o de aburrimiento", dijo Anatole
France.

Todas las aventuras, los inventos, los hallazgos arqueológicos, se han llevado a cabo gracias a personas ilusionadas en la vida, a personas que han sabido entender las paradojas de la vida.

Acuérdense del alpinista Edmund Hillary, el neozelandés que escaló por vez primera la cima del Himalaya clavando, lleno de ilusión y sano orgullo, su bandera nacional. El bacilo de Koch, la penicilina de Fleming, la máquina a vapor de James Watt y Stephenson, el cine de los hermanos Lumiére, el submarino de Monturiol e Isaac Peral, el avión de los hermanos Whright. Todos estos inventos se llevaron a cabo gracias a la ilusión de estos hombres.

Sin ilusión, no hay avances, ni progreso, ni heroísmo. Sin ilusión, la humanidad muere de desesperación o de aburrimiento. La ilusión da ganas de vivir y nos hace crecer las alas de nuestra alma.

La ilusión empuja, arrastra, tira, fascina por su contenido y pone en marcha la motivación; es como sentirse hipnotizado ante aquello que queremos conseguir.

¡Cuántas veces hemos oído de algún amigo que, con el rostro radiante, nos dice con palabras rotundas: "¡Estoy muy ilusionado!" esto es vivir las paradojas que constantemente nos tocan a la puerta...

1. Paradoja de los Sentimientos (y la Lógica): "El corazón tiene razones que la razón no entiende." (Pascal).
2. Paradoja de la Ceguera: "Lo esencial es invisible a los ojos. Solo se ve con el corazón."(El Principito).
3. Paradoja de la Improvisación: "La mejor improvisación es la adecuadamente preparada".
4. Paradoja de la Cultura: "La televisión es una fuente de cultura; cada vez que alguien la enciende, me voy a la habitación de al lado a leer un libro" (Groucho Marx).
5. Paradoja de la Ayuda: "Si deseas que alguien te haga un trabajo, pídeselo a quien esté ocupado; el que está sin hacer nada, te dirá que no tiene tiempo".
6. Paradoja del Dinero: "Era un hombre tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero".
7. Paradoja del Tiempo: "Vete despacio que tengo prisa".
8. Paradoja de la Tecnología: "La tecnología nos acerca a los" más lejanos y nos distancía de los más próximos(Michele Norsa).
9. Paradoja del Sentido: "No llega antes el que va más rápido, sino el que sabe a dónde va" (Séneca).
10. Paradoja de la Felicidad: "Mientras que objetivamente estamos mejor que nunca, subjetivamente nos encontramos profundamente insatisfechos" (José Antonio Marina).
11. Paradoja de la Sabiduría: "Quien sabe mucho, escucha; quien sabe poco, habla. Quien sabe mucho, pregunta; quien sabe poco, sentencia".
12. Paradoja de la Generosidad: "Cuanto más damos, más recibimos".
13. Paradoja del Conocimiento: "El hombre busca respuestas y encuentra preguntas".
14. Paradoja del Humor: "La risa es una cosa demasiado seria"(Groucho Marx).
15. Paradoja de lo Cotidiano: "Lo más pequeño es lo más grande".
16. Paradoja del Silencio: "El bien no hace ruido y el ruido no hace bien" (Benedicto XVI).
17. Paradoja del Expertise: "No hay nada peor que un experto para evitar el progreso en un campo".
18. Paradoja de la Riqueza: "No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".
19. Paradoja del Cariño:" Quien te quiere, te hará sufrir".
20. Paradoja del Disfrute: "Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta, y gozamos poco de lo mucho que tenemos" (Shakespeare).
21. Paradoja de los sensacionalismos:"Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece" (Benedicto XVI).

Tanto si nos ocupamos en las tareas necesarias del cotidiano vivir, como si proyectamos cosas nuevas, debemos vivir con ilusión y realizando un constante ejercicio de esperanza. Un buen resultado se obtiene haciendo bien lo que debemos hacer, con ilusión positiva, con sentido común, con sexto sentido y algo de intuición. A ver cómo combinas todos estos ingredientes...

¡Acabamos de estrenar un nuevo año!

Si el año que terminó lo hemos puesto en la Misericordia de Dios, pongamos en su Providencia el año que acabamos de estrenar.

Terminamos un año, y nos invita el tiempo a reflexionar, a dar gracias por todos los beneficios que se nos ha dado. Ha sido un año con dificultades y situaciones difíciles que nos han hecho crecer como personas y como cristianos, porque Dios siempre nos da las cosas que necesitamos para que crezcamos, para que maduremos. Han sido 365 días que han tenido sus amaneceres y sus atardeceres, y todo ha tenido su encanto.

Gracias a Dios porque ha sido bueno con nosotros y por ello estamos contentos. Pongamos en sus Manos misericordiosas el año que terminó, de todo aquello que hicimos mal, o cuando dejamos de hacer el bien. Todo lo hemos de poner en la misericordia de Dios, nuestras heridas, nuestros resentimientos, nuestras envidias, nuestra pereza para hacer el bien, nuestro orgullo frente a la vida... dejemos en Dios todo aquello que nos ató, aquello que nos esclavizó, y caminemos con la libertad de los hijos de Dios al encuentro del nuevo año que acabamos de estrenar.

Iniciar el nuevo año, con un corazón agradecido, porque si no valoramos el trabajo que Dios ha hecho por nosotros, entramos al nuevo año con la tristeza del pasado, con la angustia de lo que nos hizo sufrir, y el nuevo tiempo, se tornaría como el deseo de fugarse del presente para esperar algo nuevo y esperar algo bueno como si fuera fortuna, como si fuera la suerte... sin ser responsable de nuestra existencia.

Un nuevo año es tiempo de encuentro y por lo tanto de celebración, porque es encuentro de oportunidades; ha de ser celebrativo porque lo iniciamos con un corazón agradecido, ha de ser un tiempo de encuentro donde tenga cabida la sorpresa, el milagro, el estupor. No es una esperanza fortuita, ni producto de un juego de azar, sino es ir al encuentro del nuevo tiempo en la esperanza, de la realización plena del amor de Dios.

Si el año que terminó lo hemos puesto en las manos misericordiosas del Padre, pongamos en su Providencia el año que acabamos de estrenar, que todos nuestros días que están por venir estén confiados a la Divina Providencia del Señor, que, bien sabemos, cada instante de nuestra vida depende totalmente de Dios. Es Él quien nos cuida, es Él quien nos protege, quien nos provee de lo necesario para cada día, pues cada día tiene lo necesario para que podamos descubrir Su amor y cada día tiene su propio afán.

El amor de Dios se complace en hacer nuevas todas las cosas, un amor que se regocija en compartirse en cada instante, es el mismo Amor que nos ha creado de la nada. Es Dios mismo que se comparte con nosotros en cada instante especialmente en la Eucaristía. Por eso, podemos aventurarnos ya desde este momento a desear y esperar un buen año y...¡Que se realice como nuestro Padre Dios lo haya dispuesto!

Consejos para hacer realidad los propósitos de Año Nuevo

Si dejamos que la sabiduría de Dios nos ayude, tendremos mejores resultados
 
Iniciar un nuevo año no debe ser únicamente acostarse por la noche para levantarse al día siguiente, ni cambiar el calendario viejo por el nuevo. El inicio de un nuevo año constituye una oportunidad para hacer proyectos de vida, fortalecer lo positivo o hacer grandes cambios para sacar de nuestra vida lo que es destructivo. No es la vida la que nos marca lo que tenemos que hacer, somos nosotros los que dirigimos la vida y le damos sentido. Nosotros somos los responsables de construir el presente y el futuro.

¿Cómo construir un Año Nuevo?

Si dejamos que la sabiduría de Dios nos ayude, tendremos mejores resultados. Para ello podemos tomar en cuenta lo que Jesús nos dice en el evangelio de Mateo 7,21,24-29. La primera parte nos recuerda que las palabras no son suficientes para tener logros. Es muy fácil hablar, prometer, decir propósitos, pero lo difícil es ponerlos en práctica. Quizá por eso hay tantas personas que hacen buenos propósitos, pero nunca los ven realizados. Bien decía Jesús: “No todo el que me diga ‘Señor, Señor’, entrará  en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”

Las obras son fundamentales

“Los propósitos y la oración van acompañados de obras”. Con estas palabras comprendemos perfectamente que no es suficiente hacer oración o invocar el nombre de Dios para transformar la vida o hacer frente a los retos  y obstáculos. Hacer un propósito o invocar el nombre de Dios exige tener una actitud de esfuerzo, trabajo y disponibilidad que convierten los pensamientos en acciones.

Lo fácil o lo difícil

Lo fácil no cuesta trabajo, no exige constancia ni esfuerzo. Quizá por eso la mayoría de las personas buscan ese camino y se conforman con pocos resultados. Es más fácil estar descansando que hacer algo de provecho; es más fácil pasar año con 6 de calificación que obtener un 10; es más fácil tener la casa sucia que arreglada y presentada; es más fácil relacionarse sólo con los que me caen bien que ampliar mi grupo de conocidos; es más fácil ver la televisión que leer un libro; es más fácil salir a jugar que estudiar o tomar un curso; es más fácil hacerse una operación de liposucción que hacer ejercicio; es más fácil divorciarse que luchar por el matrimonio; es más fácil alimentar sólo el cuerpo que el espíritu. Muchos buscan siempre lo más fácil, lo más cómodo, pero ese no es el camino del éxito ni del crecimiento. Así lo expresa Cristo cuando dice: “El que escucha mis palabras y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

Construyendo sobre arena

Construir sobre arena es fácil. No es necesario hacer una excavación, no es necesario picar piedra. Esa frase representa a quienes quieren obtener algo rápido y sin esfuerzo. Lamentablemente, los resultados de una actitud así no son los mejores. Cristo lo advierte cuando compara la destrucción y ruina de una casa, con el desmoronamiento o ruina a la que llegan muchas personas en su vida por haber buscado un camino fácil. En estos días de inicio de año no faltan algunos cristianos que buscan el éxito de un nuevo año sólo haciendo oración el día último o el día primero, pero todo el año se olvidan de Dios. Tampoco faltan los cristianos que, por ignorancia, creen que siguiendo determinados rituales mágicos estará seguro y mejor el nuevo año. Así, se comen las 12 uvas, se ponen ropa interior roja, prenden velas doradas, colocan cuarzos, colocan figuras de borregos en su casa, pasean maletas, etc. Esperan grandes cambios, pero al cimentar su futuro en supersticiones que son como arena, terminan sin recibir nada, con sus ilusiones y esperanzas destruidas, con el ánimo por los suelos y abatidos por los problemas y dificultades que, como los huracanes y sismos, destruyen las casas mal construidas. ¿Valdrá la pena preparar y provocar nuestra destrucción?

Sobre roca firme

La palabra de Cristo nos invita a esforzarnos, a exigirnos, a trabajar con entusiasmo y constancia, a buscar la sabiduría, a poner nuestra mirada en los valores duraderos y no sólo en las cosas pasajeras, a valorar lo terreno, pero sin dejar de cuidar lo espiritual. Por eso Jesús dice: “El que escucha mis palabras y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa, pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El año nuevo seguramente traerá muchas bendiciones, pero también nos presentará dificultades, retos, problemas, etc. Es importante estar preparados para afrontar todo lo que pudiera querer tambalearnos. Para eso es necesario construir nuestro presente y futuro sobre aquello que, como roca, sea estable, no sea pasajero, fundamente nuestra acción y nuestro pensamiento, fundamente nuestras relaciones personales, fundamente nuestra fe y nuestro actuar.

Planos y proyectos

Así como un arquitecto o ingeniero reflexionan y estudian de la mejor manera cómo van a construir una casa para que sea resistente, hermosa y duradera, así también el cristiano tiene que dedicar un tiempo para hacer un proyecto de vida: ¿Qué quiero para mi presente y mi futuro? ¿Hasta dónde quiero llegar? ¿Qué logros quiero obtener? De acuerdo con sus proyectos, tendrá que marcar los pasos y etapas necesarias para que se conviertan en realidad. Por eso, todo propósito tiene que marcar etapas y distinguirse en propósitos a corto plazo, a mediano plazo y a largo plazo. Las grandes cosas se van logrando poco a poco, pero se van evaluando constantemente. Si no hay un proyecto de vida se camina, pero no se avanza. Si no hay un proyecto de vida no se puede hacer una evaluación. Si no hay un proyecto de vida se puede perder el camino y la meta. Será necesario hacer proyectos personales, de pareja, de familia, para la salud, para la educación e incluso para lo económico.

Constancia

En una construcción no basta colocar la primera piedra. Después del entusiasmo inicial se tiene que continuar hasta el final. Es necesario vencer a la pereza, al deseo de comodidad, y buscar la constancia para luchar con ella. Muchos inician un maratón, pero no lo terminan. Muchos inician un curso y lo dejan a medias. Muchos van la primera semana al gimnasio para desertar después. Muchos leen las primeras páginas de un libro, pero no llegan al final. Muchos inician la lectura de la Biblia para dejarla después abandonada. Sin constancia los propósitos se quedan en palabras o escritos.

Más allá de los sentimientos y emociones

Los sentimientos y las emociones son bonitos, pero muy fugaces. Cuando nos dejamos llevar por ellos podemos cometer graves errores. Cuando sólo por sentimiento o emoción se casa una pareja, está preparando su fracaso. Cuando por lo mismo se decide una carrera profesional, un trabajo o incluso una religión, lo más seguro es que pronto cambiemos de parecer. Por eso, al hacer los propósitos de año nuevo será necesario hacerlos con toda calma, buscar un tiempo de reflexión profunda, pidiendo la ayuda de Dios, preguntando a nuestros seres queridos en qué consideran que podríamos ser mejores o qué ven en nosotros que no sea lo mejor. Así podremos hacer que nuestros propósitos se conviertan en realidad y sean como una casa que no es derribada por los días que se aproximan.
 
PRECES
Junto a san Basilio y san Gregorio, que meditaron asiduamente en la vida y enseñanzas de Jesús, oremos al Padre diciendo:
R/MQue tu palabra ilumine nuestros pasos.
Jesús es nuestro Salvador,
– haz que vivamos como redimidos.MR/
Jesús es hombre como nosotros,
– infúndenos sentimientos de respeto y afecto hacia todas las personas.MR/
Jesús es la cabeza de la Iglesia,
– vivifica a nuestras comunidades para que manifestemos su vida en nuestras obras.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN
Oh, Dios, que te has dignado instruir a tu Iglesia con el ejemplo y doctrina de los santos obispos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, haz que aprendamos humildemente tu verdad y la vivamos fielmente en la caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.

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