Hemos encontrado al Mesías
- 04 Enero 2021
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Ángelus del Papa: «Dios quiere comunicar con nosotros, invítale a casa, cuéntale todo»
El Papa, desde la Biblioteca apostólica, en el ángelus del 3 de enero de 2021
Este segundo domingo después de Navidad, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus, una vez más desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, sin presencia de fieles a causa de la pandemia, dirigiéndose a las cámaras y los medios de comunicación.
El gran tema de la cercanía del Dios hecho hombre ("El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros") llevó al Papa a animar a los fieles a comunicarse con Dios que ahora vive entre nosotros: "Quiere que compartamos con Él alegrías y penas, deseos y temores, esperanzas y tristezas, personas y situaciones. Hagámoslo, abrámosle nuestro corazón, contémosle todo", exhortó el Pontífice.
El Verbo, antes del universo
El Prólogo solemne del Evangelio de San Juan nos habla de Jesucristo, el Verbo, que existía con el Padre «antes del comienzo de las cosas, antes del universo. Él está antes del espacio y el tiempo. "En Él estaba la vida", antes de que apareciera la vida», detalló Francisco.
El texto llama "Verbo" o "Palabra" a Dios Hijo. ¿Por qué?
"La Palabra sirve para comunicar: no se habla solo, se habla con alguien. Así pues, el hecho de que Jesús sea desde el principio la Palabra significa que desde el principio Dios se quiere comunicar con nosotros, quiere hablarnos", afirmó el Papa.
Sobre la expresión "Hijo unigénito del Padre", Francisco señala que se refiere a "la belleza de ser hijos de Dios"; es "la luz verdadera" y quiere alejarnos de las tinieblas del mal; es "la vida que conoce nuestras vidas y quiere decirnos que las ama desde siempre". "Jesús es la Palabra eterna de Dios, que desde siempre piensa en nosotros y desea comunicar con nosotros" y para hacerlo "fue más allá de las palabras" ya que "se hizo carne y habitó entre nosotros", añadió.
Comunicar con la cercanía
La expresión "se hizo carne" hace referencia al hecho de que "Dios se hizo fragilidad para tocar de cerca nuestras fragilidades", dijo Francisco. Desde el momento en que el Señor se hizo carne, nada en la vida de los hombres le es ajeno. "Fue una decisión audaz la de Dios, la de hacerse carne", argumentó Francisco profundizando sobre el deseo de nuestro Creador de unirse eternamente con la humanidad. “No hay nada que Él desdeñe; podemos compartir todo con Él porque Dios se hizo carne para decirte que te ama precisamente allí, en tus fragilidades; precisamente allí donde más te avergüenzas. Se hizo carne y no se volvió atrás. No asumió nuestra humanidad como un vestido, que se pone y se quita. No, nunca se separó de nuestra carne. Y jamás se separará de ella: ahora y por siempre está en el cielo con su cuerpo de carne humana. Se unió para siempre a nuestra humanidad”
No vino 'de visita': siempre nos acompaña
San Juan dice en el Evangelio que Jesús vino a habitar entre nosotros: "No vino de visita, vino a vivir con nosotros, a estar con nosotros", concretó Francisco. Eso indica que el Hijo de Dios busca una relación de intimidad con nosotros: "Quiere que compartamos con Él alegrías y penas, deseos y temores, esperanzas y tristezas, personas y situaciones". "Hagámoslo, abrámosle nuestro corazón, contémosle todo", concluyó Francisco, compartiendo una intención de oración especial:
“Detengámonos en silencio ante el belén para saborear la ternura de Dios que se hizo cercano, que se hizo carne. Y sin miedo, invitémosle a nuestra casa, a nuestra familia, a nuestras fragilidades. Vendrá y la vida cambiará. La Santa Madre de Dios, en quien el Verbo se hizo carne, nos ayude a acoger a Jesús, que llama a la puerta del corazón para vivir con nosotros”.
Un Evangelio que puede cambiar tu vida
Santo Evangelio según san Mateo 4, 12-17.23-25. Lunes después de Epifanía
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hazme ser consciente de que Tú fuiste fiel a tu misión de proclamar la buena nueva del Reino. Quiero seguir tu camino y abrirte mi corazón. Que todos mis pasos en esta tierra me conduzcan a tu Reino, por tu inmensa misericordia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-17.23-25
Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:
Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: «Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos». Y andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.
Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes muchedumbres venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)
«El Evangelio es palabra de vida: no oprime a las personas, al contrario, libera a cuantos son esclavos de tantos espíritus malvados de este mundo: tanto el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la sensualidad… El Evangelio cambia el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en propósitos de bien. ¡El Evangelio es capaz de cambiar a las personas! Por tanto, es deber de los cristianos difundir por doquier su fuerza redentora, llegando a ser misioneros y heraldos de la Palabra de Dios.
Nos lo sugiere también el mismo pasaje de hoy que concluye con una apertura misionera y dice así: «Su fama -la fama de Jesús- se extendió inmediatamente por todas partes, en los alrededores de Galilea». La nueva doctrina que Jesús enseña con autoridad es la que la Iglesia lleva al mundo, junto con los signos eficaces de su presencia: la enseñanza competente y la acción liberadora del Hijo de Dios se transforman en las palabras de salvación y los gestos de amor de la Iglesia misionera.
¡Acuérdense siempre que el Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida! No se olviden de esto. Él es la Buena Nueva, que nos transforma sólo cuando nos dejamos transformar por ella. Por eso os pido siempre que tengan un contacto cotidiano con el Evangelio, que lean cada día un fragmento, un pasaje, que lo mediten y también que lo lleven con ustedes a todas partes: en el bolsillo, en el bolso… Es decir, que se alimenten cada día de esta fuente inagotable de salvación. ¡No se les olvide! Leer un pasaje del Evangelio cada día. Es la fuerza que nos cambia, que nos trasforma: cambia la vita, cambia el corazón» (Angelus de S.S. Francisco, 1 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Leer diariamente un pasaje del Evangelio, preferentemente en familia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Solo faltan hombres y mujeres que saben ir contracorriente.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
Cuando nos rodean las tinieblas, la luz queda oscurecida. El camino apenas se vislumbra. Aumenta el riesgo de perderse.
También hay tinieblas que aturden a las mentes y a los corazones: cuando la mentira se hace fuerte, cuando los ojos evitan la luz de las verdades, cuando los sentimientos secuestran a las personas y a los pueblos.
Salir de las tinieblas es posible cuando buscamos salir fuera de la zona de peligro, cuando nos acercamos a espacios abiertos y protegidos de las nubes bajas, cuando buscamos la luz que permite ver con claridad.
Salir del engaño, de las mentiras colectivas, es posible cuando nos unimos a buenos compañeros, cuando evaluamos serenamente lo que llega como "información" y puede ser algo falso, cuando pensamos de modo sereno y serio.
Causa maravilla ver cómo pueblos enteros y personas concretas quedan atrapados por tinieblas de sofismas y por presiones colectivas que impiden la claridad de mente y la perspicacia para denunciar las mentiras.
Pero incluso en situaciones de desorientación masiva, no faltan hombres y mujeres que saben ir contracorriente, que denuncian los sofismas repetidos mil veces, que tienen mentes y corazones abiertos a la verdad.
Quizá esos héroes de la luz sean declarados como seres peligrosos, como fanáticos tradicionalistas, como imprudentes progresistas, o con otras etiquetas que buscan neutralizar su osadía.
Por encima de las persecuciones y los esfuerzos por aislar a los amigos del saber bueno, su esfuerzo, tarde o temprano, ayudará a otros a salir de las tinieblas y a penetrar en el maravilloso mundo de la luz, la claridad y la honradez propia de inteligencias libres y rigurosas.
Abrir el corazón para poder escuchar
Aquél que sabe reconocer las palabras del corazón de quien escucha, ése sabe verdaderamente escuchar
¿Alguna vez has escuchado, con atención, hablar a una persona?, ¿alguna vez has asistido a una plática, conferencia, charla? No vayamos lejos, ¿alguna vez has escuchado una homilía o un sermón? Cuando percibes las palabras y las ideas que se presentan, ¿cómo las recibes?, ¿cómo las escuchas?
Existen dos modos de escuchar. Solo uno de ellos es verdadero. Solo uno de ellos es propio del hombre. Antes de referirnos a ellos encontramos primero lo que es tan solo "oír". Consiste en nada menos que en recibir sonidos. Después encontramos el primer modo de escucha. Éste sabe decodificar informaciones. Recibe las ideas y las organiza. Comprende el mensaje mismo. Al final encontramos, sin embargo, el único modo real: es aquél que recibe todo lo que escucha no solo como simples sonidos, pero tampoco ni siquiera como meras informaciones, sino sobre todo como aquello que podría llamarse la palabra de un corazón.
Aquél que sabe reconocer las palabras del corazón de quien escucha, ése sabe verdaderamente escuchar. Aquél que sabe reconocer las palabras del corazón, puede identificar al que tan solo emite solo ideas, pero también al que transmite todo su ser por la palabra.
Quizás si el gentío hubiese buscado mirar más allá de las ideas, quizá si los apóstoles hubiesen mirado más allá de las doctrinas, quizá si yo mismo buscara mirar más allá de las palabras para tocar el corazón, entonces quizás la parábola cesaría de ser parábola para pasar a ser vida.
Buscamos con la inteligencia, lo que encontraremos con el corazón.
Por: Marlene Yañez Bittner | Fuente: Catholic.Net
El relato de la conversación de la mujer Samaritana con Jesús, nos deja pensando frente a la capacidad de conversión de una persona que, sólo mediante palabras, logra creer en el verdadero Mesías (Juan 4,1-26).
Nos deja pensando hoy, tras 2000 años de historia. Contamos con una historia revelada en una recopilación de libros de distintos autores de diferentes épocas, lo que conocemos como la Sagrada Escritura. Tenemos la certeza de ciertos hechos verídicos que la ciencia no ha podido refutar y que incluso ha confirmado. Nos apoyamos de una congregación cristiana encargada de custodiar e interpretar la Palabra de Dios, nuestra Iglesia Católica. Sin embargo, aún no creemos porque lo que necesitamos es ver.
Nos toma demasiado trabajo reconocer a Dios Padre como el Creador de todo el Universo, a Jesucristo su hijo, como nuestro Salvador y al Espíritu Santo como Santificador.
¿Por qué? ¿Será que la razón ha superado al sentimiento? Incapaces somos de sentir, pues lo que necesitamos es comprender. Y así es como buscamos textos, artículos, videos, libros, papers, en definitiva toda fuente de información posible que nos pruebe que Dios existe, que Jesús fue un hombre que vivió entre nosotros y más aún, (aunque complejo de seguir entendiendo) que murió y resucitó.
Buscamos con la inteligencia, lo que encontraremos con el corazón. Y no está demás citar la historia de San Agustín y el niño junto al mar, quién le da una hermosa lección respecto a que no es posible que el hombre logre comprender el misterio de Dios. A Dios no se estudia, a Dios se ama. A Dios no se comprende, a Dios se siente.
San Juan relata la incredibilidad de Tomás cuando Jesús resucitado se aparece entre los discípulos: “… Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creo”. (Juan 20,25).
Y “Jesús dijo: Has creído porque has visto. Dichosos los que creen sin haber visto” (Juan 20,29).
En nuestra condición de debilidad humana, todos tenemos algo de Tomás. Todos hemos buscado cómo poder ver o comprender para lograr creer. Ciertamente, si nuestra fe fuera lo suficientemente grande, sólo pronunciando la palabra “Jesús”, tendríamos todo cuanto quisiéramos y necesitáramos. Sólo podemos lograr creer mediante la fe: ese Don maravilloso que nos abre las puertas del cielo.
Desanimo, desaliento, cansancio, desilusión tal vez, pues no logramos sentir verdaderamente la presencia de Dios en nuestras vidas. Decimos tener fe, somos cristianos activos también, pero aún no lo logramos. No logramos sentirlo…
Me refiero a esa presencia majestuosa de sentirnos acompañados por alguien… o por algo. No sucumbir en el temor, pues estamos abandonados a la voluntad del Padre. No preocuparnos por el mañana, pues Dios nos proveerá todo lo que necesitemos. No caer en la angustia, pues la esperanza de la vida eterna deja de ser esperanza y pasa a ser promesa de nuestro amado Señor.
Pero, no lo creemos. ¿Por qué nos cuesta tanto creer si incluso para la tranquilidad del intelecto, todo lo anterior está escrito en la Santa Biblia?
“Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia”. (Mateo 28,20)
“No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas”. (Mateo 6,34)
“Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, y yo os aliviaré”.
(Mateo 11,28)
No se trata de sólo creer que Jesús existe sino también creer que Jesús vive dentro de nosotros. Justamente la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no vemos.
Si podemos confiar en el diagnóstico de un Médico, en la gestión de un Abogado, ¡cuánto más podemos confiar en la Palabra de Jesucristo, nuestro salvador! Se trata de entender que nuestro verdadero propósito en nuestras vidas, no es precisamente trabajar, comer, dormir; sino conocer, amar y servir a Dios.
Y por último, me refiero a esa presencia majestuosa que nos hace sentir enamorados de alguien… o de algo. Una razón de existir que trasciende a lo terreno y a todo lo que tenga relación con el mundo. Dormir y despertar pensando en ello y vivir un día con alegría por cualquier cosa, o simplemente por nada. Conversar con alguien… o con algo y decirle… te amo.
Ocurre el milagro de escuchar en el silencio y de sentirnos escuchados en la nada. Confiar hasta lo más profundo de nuestros secretos, entregarse por entero a ese alguien, pero ya no con la mente, pues la inteligencia ha perdido importancia. Sólo sentir, sólo corazón.
El ¿Alfa y el Omega? (Apocalipsis 22,13), sí. Es Jesús. Un Dios vivo cuya presencia lo hace casi palpable. Eso es fe, eso es creer para ver.
Hellen Keller
Hellen Keller nació en Tuscumbia, Alabama. Sus incapacidades fueron causadas por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía 19 meses de edad
Keller nació en una hacienda llamada Ivy Green, el 27 de junio de 1880. No nació ciega y sorda, sino una niña típica, sana, y bonita. No fue hasta diecinueve meses después que contrajo una enfermedad que los doctores describieron como una congestión aguda del estómago y el cerebro. Keller no tuvo la enfermedad por mucho tiempo, pero la dejó ciega, sorda, e incapaz de hablar. A la edad de siete años había inventado más de sesenta distintas señas que podía emplear para comunicarse con su familia.
En 1887, sus padres, Capitán Arthur H. Keller y Kate Adams Keller, finalmente se pusieron en contacto con Alexander Graham Bell, quien trabajaba con jóvenes sordos. Les sugirió contactar con el Instituto Perkins para los Ciegos en Watertown, Massachusetts. Le delegaron a la profesora Anne Sullivan, quien tenía tan sólo 20 años, para intentar curar la mente de Helen. Esto fue el inicio de un período de 49 años de trabajar juntas.
Sullivan exigió y recibió permiso del padre de Helen para aislar a la niña del resto de la familia, en una pequeña casa en su jardín. Su primera tarea era disciplinar a la niña mimada. El gran progreso de Hellen ocurrió un día cuando se dio cuenta de que los movimientos que su maestra estaba haciendo con sus palmas simbolizaban la idea de “agua” y casi exhaustó a Sullivan quien siguió exigiendo nombres de otros objetos familiares en su mundo (incluyendo su preciosa muñeca).
Anne pudo enseñar a Helen a pensar inteligiblemente y a hablar, usando el método Tadoma: tocando los labios de otros mientras hablan, sintiendo las vibraciones, y deletreando los caracteres alfabéticos en la palma de la mano de Hellen. También aprendió a leer francés, alemán, griego, y latín en braille.
En 1888, asistió al Instituto Perkins para los Ciegos y también asistió a la Escuela Wright-Humason para los Sordos en Nueva York. Cuando Helen tenía 24 años en 1904, se graduó cum laude de Radcliffe College, donde Anne Sullivan había traducido cada palabra en su mano, y llegó a ser la primera persona sorda en graduarse de la universidad.
Helen se convirtió con una tremenda fuerza de voluntad en una oradora y autora mundialmente famosa. Estableció la lucha por los sensorialmente discapacitados del mundo como la meta de su vida. En 1915, fundó Helen Keller International (Helen Keller Internacional), una organización sin fines de lucro para la prevención de la ceguera. Helen y Anne Sullivan viajaron a más de 39 países, e hicieron varios viajes a Japón, llegando a ser favorecida por la gente japonesa. Helen Keller conoció a cada presidente estadounidense desde Grover Cleveland hasta John F. Kennedy y fue la amiga de varios personajes famosos incluyendo Alexander Graham Bell, Charlie Chaplin, y Mark Twain.
Helen Keller fue miembro del partido socialista y activamente hacía campañas y escribía en apoyo de las clases trabajadoras desde 1909 hasta 1921. Apoyaba al candidato Eugene V. Debs del Partido Socialista en cada una de sus campañas para la presidencia. Sus opiniones políticas se reforzaban por frecuentes visitas de trabajadores. En sus propias palabras, “He visitado talleres donde se explota al obrero, fábricas, barrios afestados. Si no lo podía ver, lo podía oler.”
Periodistas que habían elogiado su valor e inteligencia antes de identificarse como socialista ahora llamaban atención a sus incapacidades. El editor del Brooklyn Eagle escribió que “errores surgieron de las manifestas limitaciones de su desarrollo.” Keller respondió al editor, refiriéndose a que lo había conocido antes de que él supiera sobre sus visiones políticas:
"En ese tiempo sus cumplidos hacia mi eran tan generosos que me sonrojo al recordarlos. Pero ahora que apoyo al socialismo me recuerda a mí y al público que soy ciega y sorda y especialmente responsable de errar. Debo haberme empequeñecido en inteligencia desde que lo conocí... ¡Oh, ridículo Brooklyn Eagle! Socialmente sordo y ciego, defiende un sistema intolerable, un sistema que es la causa de gran parte de la ceguera y sordera física que nosotros tratamos de prevenir."
Hellen Keller también se unió a la unión industrial, los Trabajadores Industriales del Mundo (Industrial Workers of the World, IWW), en 1912 después de sentir que el socialismo parlamentario "se hundía en el pantano político". Hellen Keller escribió para el IWW de 1916 a 1918. En "Por qué me convertí en un Trabajador Industrial del Mundo" ("Why I Became an IWW") Helen escribió que su motivación para el activismo fue su interés por la ceguera y otras incapacidades:
"Era parte de un comité para la investigación de las condiciones de los ciegos. Por primera vez yo, quien había pensado que la ceguera era una desfortuna fuera del control humano, encontré que gran parte de eso se podía rastrear a las malas condiciones industriales, frecuentemente causadas por el egoísmo y la avaricia de los patrones. Y la maldad social también era parte de esto. Me di cuenta que la pobreza llevaba a las mujeres a una vida de vergüenza que terminaba en la ceguera."
Helen Keller escribió sobre la aparición del comunismo durante la Revolución Rusa (véase ISBN 0684818868). Sus contactos con supuestos comunistas fueron investigados frecuentemente por el FBI.
En 1920 era de los fundadores de la Unión Americana de Libertades Civiles. En los años 1920, envió cien dólares a la NAACP con una carta de apoyo que apareció en la revista The Crisis.
En 1925 se dirigió a una convención de Lions Clubs International dando gran foco a esa organización por su trabajo de servicio que continúa hoy día.
En 1960 se publicó su libro Light in my Darkness (Luz en mi Oscuridad) en el cual advocó las lecciones de Emanuel Swederborg. También escribió una larga autobiografía. Escribió once libros en total, y fue la autora de numerosos artículos.
Keller comprometió mucho de su vida en patrocinar la Fundación Americana para los Ciegos.
El 14 de septiembre de 1964, el Presidente Lyndon B. Johnson le recompensó con la Medalla Presidencial de Libertad, el mayor honor estadounidense de ciudadanos.
Helen Keller murió el 1 de junio de 1968 a la edad de 88 años, más de treinta años después de la muerte de Anne Sullivan. Fue incinerada y sus restos se guardaron en la Capilla de San Joseph de Arimathea en la Catedral Nacional de Washington.
El poder del santo nombre de Jesús
Después de leer esto, vas a querer invocarlo todos los días
Como nos dice el evangelista san Lucas, “cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno” (Lc 2,21).
Así, el santo nombre de Jesús fue dado por el cielo: por eso tiene poder. Santa Juana de Arco murió en la hoguera repitiendo el nombre de Jesús. El nombre de Jesús representa a la Persona divina del Verbo encarnado.
“Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre” (Flp 2,9-11).
«Dios salva»
El ángel le dejó claro a san José la razón de este nombre: “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). La palabra «Jesús» en hebreo quiere decir “Dios salva” o Salvador. Entonces, pronunciar el nombre de Jesús con fe es tomarlo como divino salvador.
Es en el nombre de Jesús que los pecados son perdonados. “El Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados” (Mc 2,10). Él puede decirle al pecador: “tus pecados te son perdonados” (Mc 2,5). Y él transmite ese poder a los hombres –los apóstoles– (Jn 20, 21-23) para que lo ejerzan en su Nombre.
La Resurrección de Jesús glorifica el nombre de Dios Salvador, pues a partir de ahora es el nombre de Jesús el que manifiesta en plenitud el poder supremo del “nombre sobre todo nombre”.
Los espíritus malos temen su nombre, y es en nombre de Él que los discípulos de Jesús realizan milagros, pues todo lo que piden al Padre, en su nombre, el Padre se lo concede.
Nombre bendito
Es en el nombre de Jesús que los enfermos son curados, es en su nombre que los muertos resucitan, los cojos andan, los sordos oyen, los leprosos quedan curados… Ese nombre bendito tiene poder.
Después de que el pecado alcanzara a la humanidad, solamente el nombre de Dios Redentor puede salvar al hombre. Y este nombre es Jesús.
Es por el nombre de Jesús que los apóstoles realizan maravillas.
“Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc 16, 17-18).
Invoca a Jesús
Por lo tanto, el nombre santo de Jesús tiene poder y debe ser invocado con respeto, veneración y fe.
Los fariseos y doctores de la ley quisieron impedirles a los apóstoles predicar en nombre de Jesús: “Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús” (Hch 4, 18).
Pero ellos se negaron a dejar de pronunciar este santo nombre, porque sabían que no existe salvación en ningún otro. “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hch 4, 12).
Jesucristo es el único nombre divino que trae la salvación y a partir de ahora puede ser invocado por todos, pues se unió a todos los hombres por la Encarnación.
El nombre de Dios Salvador era invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los pecados de Israel, después de asperjar el propiaciatorio del Santo de los Santos con la sangre del sacrificio.
El propiciatorio era el lugar de la presencia de Dios. Cuando san Pablo dice de Jesús que es “a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre” (Rm 3,25), quiere decir que “en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo” (2Co 5,19).
El corazón de la oración cristiana
El nombre de Jesús está en el corazón de la oración cristiana. Todas las oraciones litúrgicas se concluyen con la fórmula “Por Nuestro Señor Jesucristo…”.
El “Ave María” culmina con “bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. El nombre de Jesús está en el centro del Ave María; el Rosario está centrado en el nombre de Jesús, por eso tiene poder.
Que podamos también hoy y siempre pronunciar con fe y devoción este dulce nombre y santo que tiene poder, como el ciego de Jericó que clamó con fe y quedó curado: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!” (Lc 18, 38).
Preces
Oremos a Dios, que en estos días nos ha mostrado su bondad para con los hombres:
R/MJesús, tú eres nuestro Salvador.
Hijo del Padre, que has venido al mundo para hacer nuevas todas las cosas,
– enséñanos a amar como tú nos has amado, siguiendo el camino de la humildad.MR/
Jesús, Hijo de María y de José, que llenaste de sentido la vida familiar,
– aumenta nuestro afecto hacia nuestros parientes y no permitas que en nuestro país se legisle en contra de tu voluntad.MR/
Luz de Oriente, que iluminas el mundo con tu gracia,
– haz que caminemos en tu presencia y acompáñanos a lo largo de toda la jornada.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
Oración
Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Unigénito, eterno contigo en tu gloria, nació de Madre Virgen en la realidad de nuestro cuerpo, líbralos de los males de esta vida y hazles alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.