No juzguéis, para que no seáis juzgados
- 28 Enero 2021
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Memoria litúrgica, 28 de enero
Presbítero y Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: Memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).
Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII
Breve Biografía
Nació hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.
A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología. Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.
Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo, contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas, tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que murió a los 48 años.
En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó, en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos milagros realizó".
El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV), no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante, que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia - bienaventuranza.
El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos espirituales.
Oración de San Tomás de Aquino
Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.
Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.
Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento ¡Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.
¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Con la misma medida que midas serás medido
Santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25. Jueves III del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, sólo Tú conoces mi corazón. Tú conoces bien las heridas de mi alma, y sólo Tú las puedes sanar. Ayúdame a no buscar la cura en aquello que me hiere y vacía más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Siguió hablándoles y les dijo: “Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Las relaciones personales, son parte esencial de la vida del ser humano. Por ello, en gran medida, el éxito o el fracaso en las mismas, influye de manera directa en nuestra felicidad. La pregunta es, ¿por qué no tengo buenas relaciones personales? Creo que la respuesta está en que debo aprender a dialogar en lugar de tratar de huir del conflicto.
Pero el diálogo se da a través de la escucha y compresión sincera. No se puede pretender que exista el diálogo sin diferencias o discusiones.
Jesús, mi corazón experimenta continuamente el desprecio y las faltas de atención de las personas, sobre todo de aquellas que más quiero. Pero siempre me considero la víctima, ¿no será que recibo el trato que merezco? ¿No estaré recibiendo lo mismo que yo doy?
Jesús, qué exigente soy con los demás, y qué poco me exijo a mí mismo. Enséñame a tener un corazón misericordioso como el tuyo. Que desde la experiencia de mi propia miseria sepa amar y comprender las debilidades de los demás.
«El hecho comienza con una palabra clara de Jesús: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Por lo tanto, si no quieres ser juzgado no juzgues a los demás, claro. Y el Señor va un paso por delante, indicando precisamente el criterio de la medida: porque con el juicio con el que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con la que midáis se os medirá. Todos queremos, el día del juicio, que el Señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho en la vida, y esto es justo, porque somos hijos, y esto es lo que un hijo se espera del padre, siempre. Pero si tú juzgas continuamente a los demás, con la misma medida serás juzgado: esto está claro». (Homilía de S.S. Francisco, 24 de junio de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Concédeme, Señor, que este día no sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo que hay de bello en el alma de mi prójimo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
En nosotros está la lámpara maravillosa
Encendámosla con Él y un milagro se realizará en nuestras vidas.
Son tardes de lluvia pero ha dejado de llover.
Miramos la calle y parece que se ha roto un gigantesco espejo y sus pedazos, en el suelo, reflejan trozos de un cielo azul muy pálido. La tarde tienen algo de magia que nos hace meditar.
Nos viene a la mente un cuento de la infancia en que un humilde muchacho, llamado Aladino, tenía una lámpara que en un principio creyó inservible pero cuando la hizo brillar surgió de ella un gran Genio que le concedió todos sus deseos. Era la lámpara maravillosa y en muchas ocasiones hemos deseado poseerla
Pues bien, todos poseemos esa lámpara pero tal vez, como la del cuento, no tiene aceite, está apagada, inservible. Está dentro de nosotros y hoy es el momento propicio para buscarla.
Ya la encontramos, ¿por qué no le ponemos un poco de aceite? ¿por qué no la encendemos?¿lo intentamos?. Cuando ella brille se nos cumplirán todos nuestros deseos.
Tal vez le falta el aceite de nuestra sonrisa. Sonriamos y veremos cómo brilla. Dicen que una sonrisa vale más que todo el oro del mundo...o tal vez le falte el aceite de la Esperanza, ese aceite que hará que nuestra vida tenga un por qué. Y...quién sabe si no logramos hacerla brillar porque el bálsamo o aceite del Perdón ¡nos cuesta tanto!...¡nos resistimos a ponérselo!. Encendámosla con él y un milagro se realizará en nuestras vidas.
Perdonemos aunque está abierta la herida. Perdonemos aunque tengamos sabor a hiel en la boca, que nuestro corazón sabrá de la dulzura del perdón. Perdonemos y la Lámpara brillará y su luz dará calor a nuestra existencia.
Tal vez nuestra lámpara necesite tan solo del aceite de la Diligencia y la Alegría. Si se lo ponemos nos levantaremos cada día optimistas y felices. Trabajaremos de la mañana a la noche poniendo nuestro máximo esfuerzo en lograr la excelencia. Tal vez esos trabajos no nos sean muy gratos pero son nuestro deber, después buscaremos algo de nuestro gusto y le daremos un lugarcito en el día para poder dedicarnos a ello.
No dejemos pasar las horas sin hacer algo.
Llenemos nuestros días y nuestra lámpara brillará con nuevos destellos para nosotros y para los demás. Tenemos que hacer el esfuerzo para vivir esa magia. Busquemos dentro de nosotros y sabremos qué es lo que necesita nuestra lámpara para brillar y con su luz alcanzaremos a ver y a encontrar muchas cosas que ahora nos están negadas.
Que el aceite del amor sea el principal ingrediente para que su luz llene toda nuestra existencia y nuestros actos. Esa Lámpara Maravillosa que Dios puso en nuestro corazón no la dejemos arrinconada y sucia, si queremos que con ella se cumplan nuestros deseos la debemos pulir y no dejar apagar su llama.
Escuchar la Palabra de Dios con corazón abierto al Señor y en oración
Catequesis del Papa Francisco, 27 de enero de 2021
“A través de la oración, la Palabra de Dios viene a vivir en nosotros y nosotros vivimos en ella. La Palabra inspira buenos propósitos y sostiene la acción; nos da fuerza y serenidad, y también cuando nos pone en crisis nos da paz, en los días “torcidos” y confusos, asegura al corazón un núcleo de confianza y de amor que lo protege de los ataques del maligno. Así la Palabra de Dios se hace carne en aquellos que la acogen en la oración”. Con estas palabras el Papa Francisco dedicó la catequesis de este miércoles con el tema la Oración con las Sagradas Escrituras.
El Pontífice recordó que las palabras de la Sagrada Escritura no fueron escritas para quedar aprisionadas en el papel, sino para ser acogidas y germinar en nuestros corazones: “Del corazón abierto a Dios, de nuestra oración, depende la posibilidad de que un texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva de Dios. Y la Palabra de Dios, impregnada del Espíritu Santo, cuando se acoge con el corazón abierto, no deja las cosas como estaban antes. Inspira las buenas intenciones y apoya la acción, dándonos fuerza y serenidad; e, incluso cuando nos pone en crisis, nos da paz”.
¿Pero cómo hacerlo?
El Papa nos pregunta cómo hacerlo: “el método de la lectio divina es conocido. En primer lugar, se lee el texto bíblico con atención -yo diría que con "obediencia al texto"- para entender lo que significa en sí mismo. Luego lo meditamos entrando en diálogo con él: permaneciendo adherido al texto, comienzo a preguntarme qué me dice. Este es un pasaje delicado: es necesario no dejarse llevar por interpretaciones subjetivas, sino insertarse en el redil vivo de la Tradición que nos une a cada uno de nosotros con la Sagrada Escritura”.
La contemplación
Y el último paso dijo el Papa es la contemplación: “aquí las palabras y los pensamientos dan paso al amor, como entre los amantes que a veces sólo tienen que mirarse en silencio. Naturalmente, el texto bíblico continúa ahí, pero como un espejo, un icono a contemplar”. De este modo, afirmó, la Palabra de Dios se hace carne en las personas que la acogen en la oración. Se produce una nueva encarnación. “Y nosotros somos los "tabernáculos", donde las palabras de Dios quieren ser guardadas para visitar el mundo”.
“Cada día Dios pasa y siembra una semilla. No sabemos si hoy encontrará tierra seca, zarzas o buena tierra para crecer. Depende de nosotros. El creyente no busca en las Sagradas Escrituras apoyo para su propia visión filosófica o moral. Sabe que fueron escritas en el Espíritu Santo, y que es en este Espíritu donde deben ser recibidas y comprendidas”.
La Biblia escrita para cada uno de nosotros
Además, Francisco recordó que la Biblia no está escrita para una humanidad genérica, sino para nosotros, hombres y mujeres de carne y hueso. Y agregó diciendo que la tradición cristiana es rica en experiencias y reflexiones sobre la oración con la Sagrada Escritura.
Las Sagradas Escrituras son un tesoro inagotable”. La vida cristiana es obra, al mismo tiempo, de obediencia y de creatividad, señaló, “un buen cristiano debe ser obediente, porque escucha la Palabra de Dios; creativo, porque tiene al Espíritu Santo dentro de él instándole a hacerlo, a llevarlo a cabo”.
Santo Tomás de Aquino 28 de enero
Designado patrón de las universidades y escuelas católicas por León XIII, fue un prodigio de inteligencia y virtud que puso al servicio de Dios.
(ZENIT – Roma).- El 4 de agosto de 1880 fue designado por León XIII patrón de las universidades y escuelas católicas. No podía ser de otro modo. Aparte de ser uno de los santos más conocidos y aclamados en la Iglesia, es también, seguramente, el que mayor influencia ha ejercido y sigue manteniendo en el ámbito filosófico y teológico. Y hoy desde esta sección de ZENIT nos unimos a los millares de profesores y estudiantes que especialmente le veneran.
De la familia de los condes de Aquino y de Teano, emparentada con reyes europeos, vino al mundo en el castillo de Roccasecca, Nápoles, Italia, hacia 1225. Fue el benjamín de doce hermanos. Precoz en su interés por Dios sobre el que se preguntaba siendo muy pequeño «¿Qué és?» –cuestión a la que trataría de dar respuesta toda su vida–, se afanaba en el estudio y en la oración. Excepcionalmente dotado para la investigación, pronto superó a sus egregios profesores universitarios en Nápoles, Pietro Martín y Petrus Hibernos, hecho que se reprodujo con Pedro de Irlanda. El predicador dominico fray Juan de San Giuliano terminó de despertar su vocación a la vida religiosa y, sin plantear esta opción a sus padres, tomó el hábito a sus 19 años. La condesa se apresuró a viajar a Nápoles para ver a su hijo, pero los dominicos ya le habían destinado a Roma anticipándose a un hecho que de antemano consideraron sería irremediable: que sus padres se llevarían al novicio con ellos.
La persecución familiar se puso en marcha. Y sus hermanos, aguerridos soldados al servicio del rey, lo mantuvieron a buen resguardo durante dos años urdiendo tretas diversas, algunas rocambolescas, para derrocar su voluntad de entrega a Dios. La madre se apiadó y fue abriendo la mano progresivamente: autorización de lecturas de textos eruditos y obras de piedad, además de las Sagradas Escrituras. Cuando le permitieron abandonar el encierro, su progresión intelectual dejó a todos admirados. Fue enviado a Roma, de allí a París, y luego a Colonia, donde tuvo como maestro a san Alberto Magno. En esta ciudad fue ordenado sacerdote.
Mostraba una gran devoción por Cristo, en particular por la cruz y también por la Eucaristía así como por la Virgen María. Se caracterizaba por su inocencia evangélica y espíritu religioso; era sencillo, cercano, fiel al carisma dominico. Su breve existencia estuvo marcada por la oración, la predicación, la enseñanza y la escritura. La vida espiritual para él era fundamentalmente la caridad que culmina en oración y contemplación; ambas revierten en un aumento de aquélla virtud teologal. Pensaba, y así lo dejó escrito: que a Dios es mejor amarle que conocerle.
Se había propuesto buscar denodadamente la verdad con este lema: «contemplata aliis trajere», esto es, participar a otros el fruto de su reflexión. Hombre de extraordinaria inteligencia y memoria portentosa, siendo alumno se convirtió en profesor de filosofía y de teología. Primeramente, y por deseo de sus superiores, enseñó en París, y luego daría clases en Orvieto, Roma y Nápoles. Una de sus aplaudidas tesis es el reconocimiento de que no existe oposición entre fe y razón, sino que ambas se necesitan y complementan.
María con santo Domingo y santo Tomás de Aquino, por Fra Angélico, fresco (196 x 187 cm) ejecutado en 1420, hoy en Hermitage, San Petersburgo, Rusia
Para él no existía el tiempo; se quedaba completamente enfrascado en el estudio. Sus escritos y discursos denotan su sabiduría y el grado de su hondura espiritual. Y es que el estudio era oración para él y la oración estudio. Antes de ejercitar la labor docente, discutir, estudiar o escribir, oraba, y muchas veces lo hacía envuelto en lágrimas. Dedicaba muchas horas a la oración, postrado de hinojos ante el crucifijo. Así brotaron muchas de sus obras. El «doctor angélico» fue una persona devota que no dejó a nadie indiferente. Sus compañeros decían: «la ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la misa, después de la elevación, parece que estuviera en el paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía». Su obra máxima, la Summa Theologiae, de 14 tomos, es un ejemplo de síntesis y de claridad.
Renunció a ser arzobispo de Nápoles en 1265, como deseaba Clemente IV, que aceptó su decisión. El pontífice le encargó que escribiera los himnos para la festividad del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso el Pange lingua (Tantum ergo), Adoro te devote y otros bellísimos cantos dedicados a la Eucaristía. Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que se le decía en una visión: «Tomás, has hablado bien de Mí. ¿Qué quieres a cambio?». El santo le respondió: «Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más». Brotaba de su interior esta ferviente oración: «Concédeme, te ruego, una voluntad que te busque, una sabiduría que te encuentre, una vida que te agrade, una perseverancia que te espere con confianza y una confianza que al final llegue a poseerte».
Con frecuencia experimentaba raptos y éxtasis. En uno de ellos, el 6 de diciembre de 1273, mientras oficiaba la misa las revelaciones que recibió debieron tener tal altura que abandonó la pluma para siempre: «No puedo hacer más. Se me han revelado tales secretos que todo lo que he escrito hasta ahora parece que no vale para nada».
Murió el 7 de marzo de 1274 en el monasterio cisterciense de Fossanova, cuando partía hacia el concilio de Lyon. Fue canonizado por Juan XXII el 18 de julio de 1323. San Pío V lo proclamó doctor de la Iglesia el 11 de abril de 1567.
Del calentamiento global al gobierno mundial
Reflexiones sobre el cambio climático antropogénico y sus intereses políticos
Por: Rafael Domigo Oslé* | Fuente: El Mundo (Madrid)
* Catedrático de Derecho Romano Universidad de Navarra
Un punto de vista políticamente incorrecta
La cuestión del cambio climático antropogénico ha superado con creces la barrera de lo científico para entrar de lleno en el terreno político, cuando no en lo criminal, como se ha puesto de manifiesto en el reciente caso del Climategate.
A estas alturas, el global warming es ya una evidencia científica, corroborada por las dos olas de frío del gélido invierno americano. Sin embargo, existen datos suficientes para sospechar que, detrás del muñido cambio climático, se esconden intereses geopolíticos, económicos y financieros a corto, medio y largo plazo. Quien sólo ve en la guerra un mero conflicto armado entre dos partes enfrentadas, capta, por supuesto, la esencia de ella, pero no advierte el océano de matices políticos, diplomáticos y económicos que la provocan y, a veces, la prolongan innecesariamente. Algo parecido podría ocurrir con el cambio climático. Es, sin duda, una realidad cierta que nos amenaza con inmensas ramificaciones y consecuencias. No sorprende, por ello que, en esta primera etapa de globalización anárquica, una criptocracia financiera desee instrumentalizar el calentamiento para obtener el máximo rédito político y económico posible.
No soy amigo de conspiraciones. Pese a ello, me convencí de la manipulación mediática y política de que está siendo objeto el calentamiento global leyendo una sugerente entrevista a Freeman Dyson, eminente científico del Institute for Advanced Study de Princeton, publicada el año pasado en el Magazine semanal del New York Times. Dyson, hombre de talante liberal y sencillez exquisita, definió su postura sobre el calentamiento global –políticamente incorrecta, por supuesto– empleando tres frases lapidarias: «Todo el alboroto sobre el calentamiento global es terriblemente exagerado»; «El calentamiento global es el primer artículo de fe de una religión secular mundial»; y, para rematar, una caricia, «El hecho de que el clima sea más cálido no me asusta en absoluto».
En estos días, un excelente reportaje de Julien Eilperin y David A. Fahrenthold aparecido en The Washington Post de 15 de febrero de 2010, me ha vuelto a poner sobre la pista. En él, los conocidos periodistas americanos advierten sin tapujos de los errores contenidos en el informe seminal sobre el calentamiento global, que valió el premio Nobel de la Paz en 2007 al Intergovernmental Panel of Climate Change. El IPCC está formado por un grupo de expertos que, bajo los auspicios de la Organización Meteorológica Mundial y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, analiza en profundidad la información científica, técnica y socioeconómica más relevante sobre los riesgos del cambio climático provocado por las actividades humanas, así como las posibles repercusiones.
Sin una base científica y con intereses políticos
Las recientes pruebas sobre los errores contenidos en el informe del IPCC minan la confianza no sólo del grupo, sino también de la propia estrategia política sobre el tema. «Existe la impresión de que algo está podrido en el IPCC», ha señalado Richard H. Moss, científico de la Universidad de Maryland, quien ha trabajado en el IPCC unos cuantos años. Jeffrey Kargel, profesor de la Universidad de Arizona, también se queja porque «es realmente doloroso comprobar lo que ha sucedido». El informe señala que los enormes glaciares de la cordillera del Himalaya podrían desaparecer para 2035. Sin embargo, Kargel argumenta que es «físicamente imposible que se descongele el hielo tan rápido». Al parecer, la causa de los errores, podría deberse a que el grupo de expertos de la ONU citó un informe de un grupo activista, y no un estudio científico sometido a revisión.
El polémico informe ha caldeado estas semanas el ambiente de la Cámara Alta de los Estados Unidos. Si no, que se lo pregunten a los senadores republicanos James M. Inhofe y John Barrasso, dispuestos a poner todos los medios a su alcance, entre ellos los errores garrafales del informe, para bloquear los límites obligatorios de emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo demás, no debe olvidarse que el dinero del poderoso lobby energético va fundamentalmente a las arcas del partido republicano (más del 75%) y no al demócrata (en torno al 25%).
Es imposible conocer la totalidad de los intereses energéticos, financieros y políticos que se ocultan tras el calentamiento global, pero algunos se vislumbran. El global warming es un buen instrumento político para aumentar el proteccionismo estatal, y con él los impuestos; constituye un argumento sólido para invertir en empresas de energía alternativa y podría convertirse en el principio del fin del imperio del lobby energético tradicional. Pero hay más, mucho más. En mi opinión, a nivel internacional, detrás de la histeria provocada con el calentamiento global se esconde un plan para dar un paso adelante, tan firme como antidemocrático, en el establecimiento del nuevo gobierno mundial.
Muy oportuno
Este nuevo world government, del que tanto se habla en los últimos años, comenzaría de facto con la creación de una primera institución global, que podría dictar normas vinculantes para los Estados en materia climática y estaría económicamente controlada por poderosos magnates del imperio angloamericano (con capitales en Nueva York y Londres). De funcionar bien el modelo, se establecerían otras instituciones globales similares con el fin de resolver cuantos problemas afecten a la humanidad en su conjunto (terrorismo internacional, pobreza, armamento nuclear, etcétera).
Hay razones para pensar que sea el hecho climático y no otro el que dé origen a la primera institución global. En primer lugar, porque la normativa internacional y las organizaciones reguladoras del cambio climático son de naturaleza y contenido muy diverso por haber sido establecidas en momentos muy distintos y por países diferentes. No existe, ni por asomo, una jerarquía normativa que integre y armonice la variedad de disposiciones en la materia, sino que se trata más bien de un régimen fragmentado y complejo, que engloba desde tratados multilaterales como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, con acuerdos subsidiarios como el protocolo de Kioto o el acuerdo político de Copenhague, pasando por el Protocolo de Montreal, hasta iniciativas bilaterales (entre Rusia e India o China y Reino Unido, por ejemplo). También existen agencias especializadas de Naciones Unidas, clubes (como el G-20). En segundo lugar, porque el calentamiento global afecta a todos los humanos por igual con independencia de la raza, la religión, la posición social o la lengua. Este hecho facilita mucho las cosas pues evita tensiones ideológicas, que son a veces las más difíciles de superar.
Con un derecho global
Bajo el control de Obama, el calentamiento global sería el mejor instrumento para americanizar el proceso de globalización, promoviendo un cambio de política exterior en los Estados Unidos con el fin de asegurar el liderazgo mundial norteamericano durante los próximos años, siempre de la mano de China, que se convertiría, no ya en un mero aliado económico, sino en el socio geopolítico y estratégico por antonomasia. La creación de una institución global de estas características no fue posible en la cumbre de Copenhague, pero ello no significa que no vaya a serlo en un futuro relativamente próximo.
Soy un acérrimo defensor del derecho global, de su necesidad y de sus posibilidades. Sueño con él, como en su momento tantos lo hicimos con una Europa unida. Por eso, pienso que, sin un derecho global que las ordene, las nuevas instituciones globales son altamente peligrosas pues fácilmente serán esclavas de sus muñidores. A la ONU, esa mole cansina, me remito. Creo que la estrategia ha de ser otra: bosquejemos, en primer lugar, un plan urbano global; luego, si cabe, construyamos las casas y los rascacielos, es decir, las instituciones. Otro modo de proceder, es comenzar a construir la casa por el tejado, permitiendo que, a nivel global, se imponga una política de hechos consumados, al albur de una plutocracia sin escrúpulos. Si caemos en sus manos, todo, absolutamente todo, se podría perder.
PRECES
En la mañana de este día, elevemos nuestra mirada a Dios, que cuida de sus hijos:
R/MSeñor, enséñanos tus caminos.
Por la Iglesia,
– haz que no falten quienes, como santo Tomás de Aquino, se dediquen a profundizar en las enseñanzas de la fe y así nos ayuden a conocerte y a amarte mejor.MR/
Por todas las instituciones académicas y educativas que tienen a santo Tomás como patrón,
– que en ellas se cultive el amor a la verdad.MR/
Por todos los niños que no reciben una educación adecuada,
– haz que pronto puedan satisfacer el deseo de aprender que hay en todo hombre.MR/
Por todos los cristianos,
– para que nos preparemos para dar razón de nuestra esperanza a los hombres y mujeres de nuestra generación.MR/
Por todos los que por seguir su vocación se encuentran con obstáculos e incomprensiones,
– haz que no desfallezcan y las pruebas les sirvan
para intensificar su unión con Cristo.MR/
Te pedimos por todos los que no te conocen pero que buscan con honestidad,
– para que puedan encontrar la luz que les conduzca hacia ti.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
ORACIÓN
Oh, Dios, que hiciste a santo Tomás de Aquino digno de admiración por su ardoroso anhelo de santidad y por el estudio de las ciencias sagradas, concédenos comprender lo que él enseñó e imitar plenamente lo que realizó. Por nuestro Señor Jesucristo.