Una doctrina nueva llena de autoridad

Juan Bosco, Santo

Memoria Litúrgica, 31 de enero

Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: Memoria de san Juan Bosco, presbítero, el cual, después de una niñez áspera, fue ordenado sacerdote y en la ciudad de Turín, en Italia, se dedicó con todas sus fuerzas a la formación de adolescentes. Fundó la Sociedad Salesiana y, con la ayuda de santa María Dominica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana. Lleno de virtudes y méritos, voló al cielo en este día en la ciudad de Turín, en Italia (1888).

Fecha de canonización: 1 de abril de 1934 por el Papa Pío XI.

Breve Biografía

San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.

Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor.

“La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.

Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.

Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.

La fuente de una confianza sobrenatural

Santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28. Domingo IV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias por llamarme a estar contigo, Señor. Quiero ponerme en tu presencia. Sé que siempre vivo bajo tu mirada de amor y por ello ahora deseo renovar esta conciencia. Me pongo también en tus manos, Madre mía.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Y hasta entonces no había existido hombre que hablase con tal autoridad. Jesucristo, te manifestaste entre los tuyos de modo que incluso causabas confusión para tu misma familia. No sin razón varias veces saltaba la pregunta «¿no es éste hijo del carpintero?». Sí, aquel joven que antes se dedicaba a reparar las mesas o a construir alguna cosilla artesanal, ahora era un hombre. Y no era uno cualquiera, sino que incluso se proclamaba Hijo de Dios.

En verdad había un tanto de extrañeza entre los tuyos. ¿Un joven artesano, sencillo, convertido en una personalidad así?, ¿el hijo de María, el niño que no pocas veces pude haber visto por el pueblo, andando de la mano de su madre? Pero lo que más me desconcierta es que encuentro una obscura relación entre sus palabras y sus obras. No me da la impresión de que esté loco; pero me cuesta aceptar este mensaje que trae entre sus labios…

Dios mío, cuando me pides dar un salto hacia el vacío, cuando me pides confiar en el sol con tal sólo ver una lucecita, a pesar de que tantas veces te he dicho sí, los nuevos pasos que me pides me vuelven a costar. ¿Quizá en eso consiste el amor? Consiste en renovar mi libertad, mi entrega, mi sí, en cada instante; y en gozar de la conciencia de tu amor por mí. Y en gozar en dar mi vida en lo que me has mostrado es tu Voluntad.

He entregado mi vida, no a un cualquiera, no a un ídolo de barro, no a una persona como yo, sino al mismo Dios, al Amor. Y he aquí la fuente de mi confianza sobrenatural.

«Nosotros queremos, muchas veces, que la doctrina segura tenga esa seguridad matemática que no existe, ni con el laxismo, de manga ancha, ni con la rigidez. Pensemos en Jesús: la historia es la misma, se repite. Jesús, cuando hablaba a la gente, la gente decía: “Este habla no como nuestros doctores de la ley, habla como uno que tiene autoridad”. Esos doctores conocían la ley, y para cada caso tenían una ley específica, para llegar al final a unos 600 preceptos».

(Discurso de S.S. Francisco, 16 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Identificar algún miedo que aún deba superar y buscar afrontarlo lleno de confianza en ti, Señor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

10 tácticas muy astutas que usa el demonio para alejarte de la oración

El demonio puede atacar a cualquier hora y en cualquier lugar

Hay personas que no se toman su día libre, sus vacaciones, tal vez una siesta y una pausa para tomar un café con un sentimiento de alivio. Esas personas están siempre buscando una oportunidad para atacar, derribar, esclavizar o conquistar. ¿Quiénes son estas personas? Por si no lo adivinaron: ¡son los demonios!

San Pedro compara al demonio con el rugir de un león que busca la oportunidad para devorar a su presa, es decir, ¡para devorarnos a nosotros!

El demonio puede atacar a cualquier hora y en cualquier lugar. Es astuto, muy inteligente y despiadado. Sin embargo, hay un área en específico en la que él es más propenso a atacarnos: ¡nuestra vida de oración!

San Ignacio nos recuerda que el demonio ataca cuando nos encontramos en un estado de desolación. Con eso nos referimos a la falta de fe, esperanza y caridad, a un sentimiento de tristeza y desánimo que lleva a la depresión, tibieza y al letargo.

Nuestra visión sobrenatural se nubla y oscurece. Es como si se estuviese en una nube negra o dentro de un túnel oscuro que parece no tener salida. Éste es el estado de las almas al que apunta el demonio y les lanza sus dardos mortales.

¿De qué maneras puede el maligno (Santo Tomás), el león rugiente (San Pedro), el perro atado furioso (San Agustín), el enemigo mortal de nuestra salvación (San Ignacio), el mentiroso y asesino del comienzo (Jesús en Jn 8), el demonio atacar nuestra vida de oración? ¡Veamos!

1.- Procrastinación.

Te puede tentar de la siguiente manera: "No hay apuro; pospón tu oración para mañana. Dios entiende; Él conoce tus pensamientos y sentimientos. Dios no tiene prisa, tampoco tú la deberías tener".

2.- Hacer menos oración.

Bueno, si el demonio no puede vencerte haciendo que pospongas tu oración para mañana, entonces hará que ores menos. En lugar de asistir a una Hora Santa, haz una visita de 30 minutos; deja de asistir a Misa diario.

Sólo es necesario que asistas los Domingos. ¿El Rosario? En lugar de rezar todo el rosario, el demonio hará que solamente reces una o dos décadas.

3.- Distracciones en tu oración.

Otra táctica del demonio es hacer que pierdas la concentración.

En lugar de enfocarte en Dios, terminas enfocándote en algún asunto irrelevante como qué cocinar luego, quién está jugando tal o cual deporte, qué planes hay para el fin de semana.

4.- Pierde el tiempo.

El demonio no da tregua en sus ataques a la persona que se ha comprometido a una vida seria de oración.

Como nos recuerda la Palabra de Dios:

"Si decides seguir al Señor, prepárate para la batalla".

El demonio te puede tentar de la siguiente manera: Estás malgastando tu tiempo al orar. Mejor has lo imposible para ayudar a tu vecino. ¿Recuerdas a Jesús con Marta y María?

El demonio promueve el activismo al punto de convencernos de que nuestro trabajo es mucho más importante que nuestra vida de oración y conversación con el Señor.

Recuerda que Jesús vino en defensa de María cuando estaba sentada a sus pies y le escuchaba atentamente – ¡éste es un verdadero modelo de contemplación!

5.- Aún eres la misma persona

Estás orando más que antes, pero en realidad no eres mejor que antes y muchas personas te han dicho esto.

Por lo tanto, mejor abandona tu vida de oración y vuelve a la vida normal, cómoda y fácil que la mayoría de tus amigos y socios llevan.

6.- Sentimientos

El demonio puede tentarte de esta manera. Puede engañarte haciéndote creer que tus oraciones no van a ningún lugar por la sencilla razón de que no experimentas emociones ni sentimientos fuertes cuando oras.

Antes experimentaste esos sentimientos y emociones en ese primer retiro carismático, pero las emociones cesaron y la oración es más tranquila y pacífica.

Cualquier buen director espiritual o texto sobre la teología de la oración indicará que la ésta no depende siempre de emociones sino de la confianza en Dios.

7.- Dios se muestra callado y no responde a mi oración

Puede suceder que hayas orado durante mucho tiempo por una intención en específico, quizás hayas ofrecido novenas y Misas, pero esa intención no ha sido respondida.

El demonio puede convencerte de no orar, o de que la oración es un ejercicio inútil, una pérdida de tiempo.

Para algunos, el demonio describe a Dios como una especie de Santa Claus en el cielo o como un genio listo para salir de la lámpara si la frotamos lo suficientemente fuerte. Si no me contesta, Dios no existe.

8.- Desastres y ausencia de Dios.

Tal vez algunos desastres se han presentado en tu vida: pérdidas económicas, desafíos financieros, o incluso la muerte de un ser querido. ¿Cómo puede un Dios tan bueno permitir que esto suceda?

Un buen Dios no permitiría esto, si en realidad Él es bueno. Nuestra salvación puede ser el libro de Job:

"Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá volveré. Yavé me lo dio, Yavé me lo ha quitado, ¡que su nombre sea bendito!" (Job 1,21)

9.- Tentaciones en contra de la castidad.

Ha sucedido incluso en la vida de los santos – Santa Catalina de Siena, Santa Margarita María, San Antonio del desierto – ser atacados frecuentemente contra la virtud de la pureza.

El demonio usa muchas y diversas maneras de tentación para disminuir la vida de oración e incluso extinguirla.

10.- El Desespero.

Tal vez el ataque más fatal del enemigo es convencernos de ceder ante la desesperación.

Éste fue el caso de Judas Iscariote. Si se hubiese arrepentido, tal vez alrededor de todo el mundo tendríamos iglesias con el nombre: "San Judas el penitente".

Pedro se arrepintió y fue perdonado y se convirtió en santo. Después de que caemos en pecado, el demonio nos acusa y condena y nos lleva a la muerte y a la desesperación.

El Espíritu Santo nos consuela y nos llena de ánimo con la confianza y esperanza en la infinita misericordia de Dios. JESÚS EN TI CONFIO.

En conclusión, debemos aferrarnos a la oración como si fuese un chaleco salvavidas, el aire que nos mantiene vivos, el ancla o nuestra salvación. S

i el demonio nos tienta a abandonarla o a orar menos, entonces deberíamos seguir el consejo Ignaciano de “agere contra” para hacer exactamente lo contrario e intentar orar más y mejor; así ganaremos la batalla.

Quien no sigue el Concilio no está en la Iglesia

Un discurso contundente y con amplios añadidos fue el que el Papa dirigió esta mañana.

La ocasión de la audiencia del Papa Francisco a quienes sostienen la Oficina de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) es el 60° aniversario del inicio de la actividad del organismo destinado a ayudar a la Iglesia italiana precisamente en el ámbito de la catequesis después del Concilio Vaticano II. Un aniversario no sólo sirve de recordatorio, sino que también es una oportunidad para "renovar el espíritu del anuncio" – les dijo el Papa en su discurso – razón por la cual quería les manifestó su intención de "compartir tres puntos que espero puedan ayudarlos en el trabajo de los próximos años".

Jesús en el corazón de la catequesis
El primer punto es: catequesis y kerygma. "La catequesis es el eco de la Palabra de Dios", dijo Francisco, y a través de la Sagrada Escritura proclamada, cada persona entra a formar parte de "la misma historia de salvación" y con su propia singularidad "encuentra su propio ritmo". Y subrayó que el corazón del misterio de la salvación es el kerygma, y que el kerygma es una persona: Jesucristo. La catequesis, por tanto, debe "propiciar un encuentro personal con Él" y, por tanto, no puede hacerse sin relaciones personales.

“No existe una verdadera catequesis sin el testimonio de hombres y mujeres de carne y hueso. ¿Quién de nosotros no recuerda al menos a uno de sus catequistas? Yo lo recuerdo. Recuerdo a la religiosa que me preparó para mi primera comunión y que me hizo tanto bien. Los primeros protagonistas de la catequesis son ellos, mensajeros del Evangelio, a menudo laicos, que se ponen en juego con generosidad para compartir la belleza de haber encontrado a Jesús. ¿Quién es el catequista? Es el que guarda y alimenta la memoria de Dios; la guarda en sí mismo – es un recordador de la historia de la salvación – y sabe despertar esta memoria en los demás. Es un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para ser visto, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor, de su fidelidad”.

El anuncio es el amor de Dios en el lenguaje del corazón
A continuación, el Papa indicó algunas características que debe poseer el anuncio hoy, y es que sepa revelar el amor de Dios, antes que toda obligación moral y religiosa; que no se imponga, sino que tenga en cuenta la libertad; que sea testigo de la alegría y la vitalidad. Para ello el que evangeliza debe expresar "cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena".

Y hablando del catequista, Francisco añadió de paso que "la fe debe transmitirse en dialecto", explicando que se refería al "dialecto de la cercanía", el dialecto que entienden las personas a las que se dirige.

“Me conmueve tanto ese pasaje de los Macabeos, sobre los Siete Hermanos. Dos o tres veces dijeron que su madre los apoyaba hablándoles en dialecto. Es importante: la verdadera fe debe transmitirse en dialecto. Los catequistas deben aprender a transmitirlo en dialecto, es decir, ese lenguaje que sale del corazón, que nace, que es el más familiar, el más cercano a todos. Si no hay dialecto, la fe no se transmite totalmente ni bien”.

El Concilio no debe ser negociado
El segundo punto que indicó el Papa Francisco fue la catequesis y el futuro. Recordando el 50° aniversario del documento "La renovación de la catequesis", con el que la Conferencia Episcopal Italiana reconoció las indicaciones del Concilio, celebrado el año pasado, Francisco citó unas palabras del Papa Pablo VI en las que invitaba a la Iglesia italiana a mirar con gratitud al Concilio, del que decía "será el gran catecismo de los nuevos tiempos" y observaba que la tarea constante de la catequesis es "comprender estos problemas que surgen del corazón del hombre, para reconducirlos a su fuente oculta: el don del amor que crea y salva." Por ello, Francisco reiteró que la catequesis inspirada en el Concilio debe estar "siempre con el oído atento, siempre atenta a la renovación". Y sobre el tema del Concilio añadió una amplia reflexión:

“El Concilio es el Magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por lo tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia. Debemos ser exigentes y estrictos en este punto. No, el Concilio no debería ser negociado para tener más que estos... No, el Concilio es así. Y este problema que estamos viviendo, de selectividad del Concilio, se ha repetido a lo largo de la historia con otros Concilios. A mí me hace pensar tanto en un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, grupos allí, para contnuar la "verdadera doctrina" que no era la del Vaticano I. "Nosotros somos los verdaderos católicos"... Hoy ordenan mujeres. La actitud más estricta de custodiar la fe sin el Magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina. Por favor, nada de concesiones a los que intentan presentar una catequesis que no está de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia”.

La catequesis siempre escucha al hombre
La catequesis, dijo además el Papa retomando la lectura del discurso que había preparado, debe renovarse para influir todos los ámbitos de la pastoral. Y recomendó:

“No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de las mujeres y de los hombres de hoy. Sí, hablar la lengua fuera de la Iglesia: de esto, debemos tener miedo. No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de la gente. No debemos tener miedo de escuchar sus preguntas, independientemente de las que sean, sus preguntas no resueltas, de escuchar sus fragilidades y sus incertidumbres: de esto no tenemos miedo. No debemos tener miedo de desarrollar nuevos instrumentos”.

La salud como tesoro y como tarea

No implica caer en una obsesión dañina.

La salud es un tesoro con el cual podemos hacer tantas cosas: trabajar, estudiar, servir, rezar.

La salud es un tesoro frágil: basta un poco de viento, una comida defectuosa o un virus para que la enfermedad entre con fuerza en la propia vida.

Para proteger la salud, tomamos precauciones, pedimos ayuda, suplicamos a Dios que nos la conserve o la devuelva.

La salud, entonces, es también una tarea. Estamos llamados a protegerla en lo que respecta a nosotros y a quienes tenemos a nuestro lado.

Trabajar por la salud, ciertamente, no implica caer en una obsesión dañina que nos impida realizar obras buenas y correr algunos riesgos al ayudar a otros

Tenemos salud no como un fin en sí mismo, sino como un medio para mejor disponer de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón para amar y servir.

¿Y qué ocurre cuando una enfermedad breve o una enfermedad que se hace crónica obstaculizan nuestros deseos de vivir para los demás?

En muchos casos, la enfermedad deja espacios para obras de servicio quizá pequeñas, pero no por ello menos valiosas.

Basta con pensar, con la tradición de la Iglesia, en lo que significa ofrecer los propios dolores, unidos a los de Cristo, para el bien de otros (cf. “Catecismo de la Iglesia Católica”, nn. 1521-1522).

Como reza un himno de la liturgia de las horas en español, podemos pedirle a Dios fuerza para cuando nos llegue una enfermedad:

“Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz”.

Dios me concede un nuevo día. Con la salud recibida podré dedicarme a amar. Con los pequeños sufrimientos que lleguen me uniré más a Cristo y así colaboraré en la difusión de Su Amor en el mundo...

Magia ¿de la buena?

Imagínate la escena: veladoras de colores, amuletos, piedras, cuarzos, hierbas místicas, y un par de niñas en una pijamada invocando al dios del viento para que su energía haga que sus galanes les sean fieles de por vida.

FUEGO QUE NO QUEMA
Imagínate la escena: veladoras de colores, amuletos, piedras, cuarzos, hierbas “místicas”, y un par de niñas en una pijamada invocando al dios del viento para que su energía haga que sus galanes les sean fieles de por vida. ¿Verdad que la escenita parece de broma? Es más, si fuera alguna de ellas tu hermana, seguro no pararías de burlarte toda una semana por lo absurdo que te resultó todo aquél teatrito. Pero que me dirías si te aclaro que esa forma de “juego” a la Sabrina pero sin un gato parlanchín, realmente es una forma de brujería que se está extendiendo por muchas partes del mundo bajo el inocente nombre de Wicca. ¿Quieres saber por qué?, sigue leyendo…

¿LA QUÉ? LA WICCA
Lo más probable es que te quedaste como yo cuando escuché por primera vez el nombre; no entendí nada. Pues te cuento: la Wicca es un culto neopagano que tiene su origen en el mundo anglosajón y se presenta como una especie de “brujería buena”. No es ni una secta ni una organización con líderes o estructuras precisas. Es simplemente una corriente de pensamiento esotérica a la que se puede adherir cualquier persona sin un compromiso particular.

¿Y QUÉ TIENE DE RARA?
Para que veas dónde está lo peligroso de esta “inocente” corriente de pensamiento, déjame decirte que de inocente no tiene nada, pues es una mezcla de paganismo, magia y superstición. Además, se da una veneración exagerada de la naturaleza, hasta el punto de ser divinizada y adorada (justo lo que te causó risa de la escena de tu hermana).

Y la cosa no se queda ahí, también los seguidores de la Wicca creen en la reencarnación, que consideran como una “evolución del alma”. Practican una serie de ritos mágicos: desde encantamientos de amor hasta ceremonias para enriquecerse o atraer el dinero. A veces, se dirigen a espíritus, entidades no físicas o divinidades paganas, como quien reza al dios astado (patas de cabra, cuerpo velludo, cornamenta de ciervo o macho cabrio). ¿Verdad que ya se puso fea la cosa?

¿POR QUÉ SE PRESENTA COMO “BRUJERÍA BUENA”?
Porque los seguidores de la Wicca dicen que no quieren el mal para nadie y que rechazan el satanismo. Sin embargo, la Wicca no puede ser considerada como un culto positivo. En algunos casos, proponen rituales con los que se quieren ejercer poder sobre las personas. Sin embargo, como bien sabes, los seres humanos no somos marionetas que podamos ser controladas según los propios gustos.

Otro aspecto negativo es el de la superstición. Los seguidores de la Wicca están convencidos de que las piedras, las hierbas y el viento, contienen energías particulares capaces de producir efectos sobre la vida cotidiana. De este modo, los seguidores de la Wicca acaban convirtiéndose en esclavos de objetos, amuletos y talismanes.

¿A QUÉ SE DEBE SU ÉXITO?
Por desgracia, algunas películas y series de televisión se han encargado de hacerla popular. Incluso algunas revistas hablan de ella con frecuencia, proponiéndola como una especie de “religión alternativa”. A muchas niñas les han querido vender la idea de convertirse en “brujas buenas” y quedan fascinadas por todo el show que implica. Así las vez como a tu hermana, utilizando los rituales de la Wicca para resolver los problemas de su vida cotidiana. A eso se debe que se encierren en su cuarto y preparen auténticas ceremonias con velas, incienso y pequeños altares dedicados a alguna divinidad rara.

¿Y QUÉ RIESGOS TIENE ESTO?
El riesgo que se esconde detrás de la Wicca es claro. Es la invitación que te hacen a creer que existe una “magia buena”, una especie de “aliada” para resolver todos tus problemas; muchas veces causados por la soledad que experimentas, por tu alejamiento y falta de comunicación con tu familia, alguna decepción amorosa, las dificultades en tus estudios o en tus primeros pasos en el mundo del trabajo. Cuando estás solo es más fácil que seas víctima de la magia y la superstición. Te agarras de todo; incluso de un amuleto.

¿QUÉ EFECTO PUEDE TENER EN TU COMPORTAMIENTO?
A largo plazo, existe el riesgo de que pierdas la noción de compromiso; empiezas a confiar en algo ajeno a tu propia vida para resolver un problema. Así, renuncias a comprometerte para alcanzar un objetivo, dejando todo en manos de las presuntas “energías”, de algún ritual o amuleto. Es la ley del “quiero todo y cuanto antes”. ¿Me gusta una niña? En vez de conquistarla con simpatía y dulzura, haces un rito mágico. ¿Tengo una duda sobre el futuro? En vez de usar la cabezota para encontrar una solución inteligente al problema, te abandonas en brazos de la Wicca. Lo mismo sucede con los exámenes en la escuela y la universidad.

¿QUÉ HACER?
Si alguno de tus amigos(as) o tu hermana están metidos en la Wicca, puedes ayudarlos con los siguientes tips.

+ Hazlos sentir seguros; invítalos a que valoren los pequeños esfuerzos que hacen en su vida cotidiana para alcanzar un objetivo particular. De esa manera, si quieren conquistar a una niña, no tienen que comprar un amuleto, sino regalarle un ramo de flores.

+ Que acepten sus propios límites; desgraciadamente, no pueden tener todo en esta vida. Si no logran tener el amor de un(a) niño(a), no sirve de nada recurrir a la Wicca para cambiar la situación. Deben aceptar ese pequeño fracaso y volver a sumergirse en la vida de todos los días, buscando con nuevo entusiasmo el verdadero amor.

+ Que superen sus miedos. Ser fuertes les ayudará a afrontar mejor la vida, superando todas las incertidumbres y sin necesidad de recurrir a las supersticiones de la Wicca.

El Papa: Quien no sigue el Concilio no está en la Iglesia

Antoine Mekary | ALETEIA

El Papa: Quien no sigue el Concilio no está en la Iglesia

Un discurso contundente y con amplios añadidos fue el que el Papa dirigió esta mañana a quienes colaboran con la Oficina Nacional de Catequesis en el 60° aniversario de su nacimiento. Francisco insistió en la necesidad de actuar, recordando que el Concilio es el Magisterio de la Iglesia y que debe ser seguido. E invitó a la Iglesia italiana a dar inicio a un Sínodo nacional.

La ocasión de la audiencia del Papa Francisco a quienes sostienen la Oficina de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) es el 60° aniversario del inicio de la actividad del organismo destinado a ayudar a la Iglesia italiana precisamente en el ámbito de la catequesis después del Concilio Vaticano II. Un aniversario no sólo sirve de recordatorio, sino que también es una oportunidad para «renovar el espíritu del anuncio» – les dijo el Papa en su discurso – razón por la cual quería les manifestó su intención de «compartir tres puntos que espero puedan ayudarlos en el trabajo de los próximos años».

Jesús en el corazón de la catequesis

El primer punto es: catequesis y kerygma. «La catequesis es el eco de la Palabra de Dios», dijo Francisco, y a través de la Sagrada Escritura proclamada, cada persona entra a formar parte de «la misma historia de salvación» y con su propia singularidad «encuentra su propio ritmo». Y subrayó que el corazón del misterio de la salvación es el kerygma, y que el kerygma es una persona: Jesucristo. La catequesis, por tanto, debe «propiciar un encuentro personal con Él» y, por tanto, no puede hacerse sin relaciones personales.

“No existe una verdadera catequesis sin el testimonio de hombres y mujeres de carne y hueso. ¿Quién de nosotros no recuerda al menos a uno de sus catequistas? Yo lo recuerdo. Recuerdo a la religiosa que me preparó para mi primera comunión y que me hizo tanto bien. Los primeros protagonistas de la catequesis son ellos, mensajeros del Evangelio, a menudo laicos, que se ponen en juego con generosidad para compartir la belleza de haber encontrado a Jesús. ¿Quién es el catequista? Es el que guarda y alimenta la memoria de Dios; la guarda en sí mismo – es un recordador de la historia de la salvación – y sabe despertar esta memoria en los demás. Es un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para ser visto, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor, de su fidelidad”

El anuncio es el amor de Dios en el lenguaje del corazón

A continuación, el Papa indicó algunas características que debe poseer el anuncio hoy, y es que sepa revelar el amor de Dios, antes que toda obligación moral y religiosa; que no se imponga, sino que tenga en cuenta la libertad; que sea testigo de la alegría y la vitalidad. Para ello el que evangeliza debe expresar «cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena».

Y hablando del catequista, Francisco añadió de paso que «la fe debe transmitirse en dialecto», explicando que se refería al «dialecto de la cercanía», el dialecto que entienden las personas a las que se dirige:

“Me conmueve tanto ese pasaje de los Macabeos, sobre los Siete Hermanos. Dos o tres veces dijeron que su madre los apoyaba hablándoles en dialecto. Es importante: la verdadera fe debe transmitirse en dialecto. Los catequistas deben aprender a transmitirlo en dialecto, es decir, ese lenguaje que sale del corazón, que nace, que es el más familiar, el más cercano a todos. Si no hay dialecto, la fe no se transmite totalmente ni bien”

El Concilio no debe ser negociado

El segundo punto que indicó el Papa Francisco fue la catequesis y el futuro. Recordando el 50° aniversario del documento «La renovación de la catequesis», con el que la Conferencia Episcopal Italiana reconoció las indicaciones del Concilio, celebrado el año pasado, Francisco citó unas palabras del Papa Pablo VI en las que invitaba a la Iglesia italiana a mirar con gratitud al Concilio, del que decía «será el gran catecismo de los nuevos tiempos» y observaba que la tarea constante de la catequesis es «comprender estos problemas que surgen del corazón del hombre, para reconducirlos a su fuente oculta: el don del amor que crea y salva.» Por ello, Francisco reiteró que la catequesis inspirada en el Concilio debe estar «siempre con el oído atento, siempre atenta a la renovación». Y sobre el tema del Concilio añadió una amplia reflexión:

“El Concilio es el Magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por lo tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia. Debemos ser exigentes y estrictos en este punto. No, el Concilio no debería ser negociado para tener más que estos… No, el Concilio es así. Y este problema que estamos viviendo, de selectividad del Concilio, se ha repetido a lo largo de la historia con otros Concilios. A mí me hace pensar tanto en un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, grupos allí, para continuar la «verdadera doctrina» que no era la del Vaticano I. «Nosotros somos los verdaderos católicos»… Hoy ordenan mujeres. La actitud más estricta de custodiar la fe sin el Magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina. Por favor, nada de concesiones a los que intentan presentar una catequesis que no está de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia”

La catequesis siempre escucha al hombre

La catequesis, dijo además el Papa retomando la lectura del discurso que había preparado, debe renovarse para influir todos los ámbitos de la pastoral. Y recomendó:

“No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de las mujeres y de los hombres de hoy. Sí, hablar la lengua fuera de la Iglesia: de esto, debemos tener miedo. No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de la gente. No debemos tener miedo de escuchar sus preguntas, independientemente de las que sean, sus preguntas no resueltas, de escuchar sus fragilidades y sus incertidumbres: de esto no tenemos miedo. No debemos tener miedo de desarrollar nuevos instrumentos”

Redescubrir el sentido de la comunidad

La catequesis y la comunidad representan el tercer punto, un punto de especial relevancia en una época en la que, a causa de la pandemia, se ha visto crecer el aislamiento y el sentimiento de soledad.

“El virus ha socavado el tejido vivo de nuestros territorios, sobre todo los existenciales, alimentando temores, sospechas, desconfianza e incertidumbre. Ha socavado las prácticas y los hábitos establecidos y, por tanto, nos hace repensar nuestro ser comunitario. También nos ha hecho comprender que sólo juntos podemos avanzar, cuidando unos de otros. Hay que redescubrir el sentido de comunidad”

Una catequesis que acompaña y acaricia

Repitiendo lo que dijo en la Congreso eclesial de Florencia, el Papa Francisco reiteró su deseo de una Iglesia «cada vez más cercana a los abandonados, a los olvidados, a los imperfectos», una Iglesia alegre que «comprenda, acompañe y acaricie.» Y esto, continuó, “también se aplica a la catequesis”. Y exhortó a la creatividad para un anuncio centrado en el kerygma, “que mire al futuro de nuestras comunidades, para que estén cada vez más enraizadas en el Evangelio, fraternas e inclusivas».

Que la Iglesia italiana inicie un Sínodo nacional

Finalmente, cinco años después del Congreso de Florencia, el Santo Padre invitó a la Iglesia en Italia a iniciar un proceso sinodal a nivel nacional, comunidad por comunidad, diócesis por diócesis. En el Congreso de Florencia está precisamente la intuición del camino a seguir en este Sínodo. Ahora, retómenlo: es el momento. Y comiencen a caminar».

Preces

Jesucristo hablaba con autoridad y hasta los espíritus inmundos le obedecían. Llenos de confianza, le suplicamos:

R/MSeñor, que tu palabra nos ilumine.

Te pedimos por los ministros de la Iglesia,

– que su vida sea conforme con la verdad que predican.MR/

Abre nuestros oídos para que podamos escuchar tu voz,

– y ablanda nuestro corazón para que comprendamos lo que nos enseñas.MR/

Ilumina a los catequistas,

– para que puedan introducir en las verdades de la fe a sus alumnos.MR/

Que en los momentos de turbación no actuemos precipitadamente,

– y sepamos discernir qué hacer acudiendo a la oración.MR/

Que la celebración de este domingo nos ayude a acercarnos más a ti,

– para que nuestra vida sea según tu voluntad.MR/

Intenciones libres

Padre nuestro…

Oración

Señor, Dios nuestro, concédenos adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo.

Palabras Creíbles

Meditación al Evangelio 31 de enero de 2021

Es una experiencia extremecedora. Sus ojos parecían salirse de sus órbitas, su cara desencajada y descompuesta, su cuerpo arqueándose y retorciéndose, gruñidos, gritos, quejas e insultos, todo daba un espectáculo de pavor y de miedo. Era apenas una niña de trece años, pero nadie parecía advertirlo. Era imposible detenerla, a pesar de que ya la habían atado a los barandales de la cama. Los gritos y la preocupación estaban en todos los presentes. Lejos había quedado su apacible faz de adolescente inquieta y traviesa, dulce y enigmática. “Está poseída por el demonio” gritaba una señora. “Traigan al padre para que le haga un exorcismo” decía otra. Los familiares, desconcertados, no atinaban a buscar soluciones. Avergonzados y temerosos, no querían seguir siendo aquel espectáculo inaudito que aglomeraba a los mirones y para el cual que nadie parecía tener respuesta. ¿Estaba su hija realmente poseída por el demonio? ¿Era solamente una enfermedad sicológica o un trauma a causa de los problemas familiares que estaban enfrentando? Nadie les daba una respuesta. Hay momentos de incertidumbre y oscuridad, entonces se presenta Jesús.

Ya está listo Jesús, rodeado por sus discípulos emprende una intensa actividad con la que anuncia y manifiesta la presencia del Reino como una buena noticia. Las primeras acciones que nos narra San Marcos tienen dos dimensiones muy fuertes: enseñar con autoridad  y liberar de toda opresión. El lugar elegido es Cafarnaúm, pequeña ciudad a orillas del lago de Galilea, cruce de culturas, punto fronterizo y cosmopolita, que llegará ser especialmente entrañable al convertirse en el centro de sus operaciones. Enseña en la sinagoga, en el lugar ordinario de la proclamación de la palabra de la Ley de Israel. Allí su palabra resuena novedosa y llena de autoridad. ¿Por qué dicen las gentes que enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas? No porque mande mucho o haga ostentación de sabiduría y de poder, sino porque “tiene en su boca las palabras de su Padre” que dan vida y salvación. Su autoridad brota de su misma entrega, de su servicio y de su amor. Su palabra anuncia Buena Nueva y toca el corazón. Los escribas enseñan muy bien la ley, pero una ley que esclaviza y que al endemoniado lo deja atado al hombre impuro. Jesús libera y sana, y da una nueva interpretación de la ley al hacer una curación en sábado.

Hoy asistimos a una grave crisis de credibilidad de la autoridad y su palabra, en la vida política, social, económica, familiar y hasta religiosa. Y como se pierde la autoridad por no ir respaldada con hechos, se quiere imponer con gritos, amenazas, castigos y fuerza. Así encontramos desde padres que exigen obediencia “sólo porque yo mando”, hasta ejércitos que con muerte y destrucción hacen ver “la autoridad” de los poderosos. A la luz de la autoridad de Jesús ¿qué tendríamos que replantearnos todos los que de algún modo tenemos autoridad? ¿Cómo pueden las palabras de un maestro, de un papá, de un sacerdote o de un gobernante estar llenas de autoridad? Mientras nuestras palabras no vayan respaldadas por el amor y por hechos que den vida, quedarán huecas y vacías. 

Mucho se ha hablado a cerca de los milagros de Jesús y se ha cuestionado si realmente cada vez que se dice que Jesús expulsó a un demonio lo tendríamos que entender en el verdadero sentido de una posesión satánica. Debemos recordar que en aquellos tiempos toda enfermedad era vista como un castigo y como una obra del demonio y que su curación no solamente podía ser vista en términos de sanación física, sino como una verdadera liberación de un poder maligno. Todo mal y toda enfermedad esclavizan y atan a la persona y Cristo viene a liberar a la persona íntegra. Así que no siempre serán exorcismos los que haga Jesús pero sí todos sus signos serán liberación del mal y de la opresión. Como cristianos que intentamos seguir a Jesús hemos de traducir este “milagro” a nuestro tiempo y circunstancias. El reto en nuestros días es hacer “milagros” que, al igual que el de Jesús, humanicen, dignifiquen y liberen. Necesitamos expulsar los demonios de la pobreza, la mentira y de la corrupción, necesitamos sanar a nuestra sociedad de la ambición y del materialismo, necesitamos una lucha abierta contra las drogas y la violencia. Necesitamos rehabilitar al hombre y hacerlo nuevo. Estas serían las palabras de autoridad que cada uno de nosotros tendría que pronunciar  para que al proclamar que el Reino de Dios está cerca, se pueda percibir entre nosotros. 

A veces damos la impresión de responder a la presencia de Jesús con las mismas palabras que decían los demonios. Reconocían su autoridad pero no querían su presencia y por eso decían: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros?” Y ciertamente la palabra de Jesús es exigente y descubre el corazón, pero es la única que nos dará la verdadera vida y libertad. Purifica y sana, pero hemos de abrirle el corazón. En este día pensemos: ¿cómo estamos acogiendo esta palabra de Jesús? ¿En qué forma ejercemos la autoridad? ¿Qué “milagros” hacemos que dignifican a las personas y hacen creíble la presencia del Reino en medio de nosotros? Sin temores, con sinceridad y audacia, porque Cristo está con nosotros.

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