Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo

Fernando lll, Santo

Memoria Litúrgica, 30 de mayo

Rey de Castilla y León

Martirologio Romano: San Fernando III, rey de Castilla y de León, que fue prudente en el gobierno del reino, protector de las artes y las ciencias, y diligente en propagar la fe. Descansó finalmente en la ciudad de Sevilla ( 1252).

Fecha de beatificación: 31 de mayo de 1655 el Papa Alejandro VII confirmó su culto
Fecha de canonización: 7 de febrero de 1671 por el Papa Clemente X

Breve Biografía

Era hijo del rey Alfonso IX y primo hermano del rey San Luis de Francia. Fue un verdadero modelo de gobernante, de creyente, de padre, esposo y amigo. Emprendió la construcción de la bellísima catedral de Burgos y de varias catedrales más y fue el fundador de la famosa Universidad de Salamanca. San Fernando protegió mucho a las comunidades religiosas y se esforzó porque los soldados de su ejército recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como idioma oficial de la nación y se esmeró para que en su corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario.

Sus enfrentamientos tuvieron por fin, liberar a España de la esclavitud en la que la tenían los moros, y por ende liberar también a la religión católica del dominio árabe.

Como todos los santos fue mortificado y penitente, y su mayor penitencia consistió en tener que sufrir 24 años en guerra incesante por defender la patria y la religión.

En sus cartas se declaraba: "Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima, y Alférez del Apóstol Santiago. El Papa Gregorio Nono, lo llamó: "Atleta de Cristo", y el Pontífice Inocencio IV le dio el título de "Campeón invicto de Jesucristo".

Propagaba por todas partes la devoción a la Santísima Virgen y en las batallas llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora. Y le hacía construir capillas en acción de gracias, después de sus inmensas victorias. Este gran guerrero logró libertar de la esclavitud de los moros a Ubeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla. Para agradecer a Dios tan grandes victorias levantó la hermosa catedral de Burgos y convirtió en templo católico la mezquita de los moros en Sevilla.

Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.

No estás solo. Yo estoy contigo

Santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20. Domingo de la Santísima Trinidad

Por: Rubén Tornero, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, una vez más vengo a ponerme delante de ti. Me conoces desde antes que naciera, me has confiado dones maravillosos y me has amado hasta entregar tu propia vida por mi salvación. ¡Gracias, Jesús, por todo!, ¡No permitas que tu amor sea estéril en mí!

Aumenta mi fe, te lo suplico. Quiero creer más en ti, en tu gracia, en tu amor.

Aumenta mi confianza en ti. Tú eres mi Dios, mi Padre, mi Buen Pastor. Ayúdame a abandonarme sin temor en tus manos.

Aumenta mi amor. Que nuestras vidas, Jesús, queden tan unidas que yo no sea más que un reflejo de tu amor.

Ayúdame a escuchar tu voz en esta oración y dame la gracia de saber responder a tus llamados.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Muy amada alma:

Estoy aquí. No tengas miedo de dejarme entrar en tu corazón, en tu vida. Yo quiero estar contigo… ¡aún más! ¡Quiero vivir en ti! Siempre he estado a la puerta de tu corazón, llamando, esperando a que me abrieras. Siempre he estado allí…aun cuando no lo sabías o no te querías dar cuenta.

En los momentos difíciles, cuando en tu corazón se anidaban sentimientos de tristeza y de soledad; cuando la melancolía, con sus manos gélidas, quiso apagar el fuego de tu amor… allí estaba Yo esperando que me abrieras.

En los momentos de luz, cuando te sentías feliz, cuando la vida te sonreía y parecía que nada podía ser mejor, allí estaba Yo… esperando que me abrieras para poder compartir y multiplicar tu gozo.

Siempre he estado aquí, a tu lado: cuando me ves y cuando no, de día o de noche, en las buenas y en las malas…, siempre he estado allí…, y ten por seguro que siempre estaré allí, contigo, cada día, todos los días hasta el final de los tiempos.

No importa si es de día o de noche, si me ves o no, pues soy como una estrella del firmamento: aunque no me veas, siempre estoy allí, a tu lado.? No estás solo. Nunca lo has estado y nunca lo estarás. No temas, yo estoy contigo. Eres precioso a mis ojos y Yo te amo. Nunca lo olvides.?Quiero estar contigo, ¿tú quieres estar conmigo?
Atte. Jesús.

«Este testimonio nosotros debemos llevarlo cada semana: ¡Cristo está con nosotros; Jesús subió al cielo, está con nosotros; Cristo está vivo! Jesús nos ha asegurado que en este anuncio y en este testimonio seremos “revestidos de poder desde lo alto”, es decir, con el poder del Espíritu Santo. Aquí está el secreto de esta misión: la presencia entre nosotros del Señor resucitado, que con el don del Espíritu continúa abriendo nuestra mente y nuestro corazón, para anunciar su amor y su misericordia también en los ambientes más refractarios de nuestras ciudades».

(Regina Coeli de S.S. Francisco, 8 de mayo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en medio de mi trabajo o estudio, trataré de frenarme un minuto para cobrar conciencia de la presencia de Jesús en mí.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

12 claves para comprender el dogma de la Santísima Trinidad

Te presentamos 12 datos importantes que debes saber sobre este misterio

El domingo siguiente a Pentecostés la Iglesia celebra la solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad, misterio central de la fe cristiana. Aquí te presentamos 12 datos importantes que debes saber al respecto:

1. La palabra Trinidad nace del latín

Proviene de la palabra latina “trinitas”, que significa “tres” y “triada”. El equivalente en griego es “triaddos”.00×

2. Fue utilizada por primera vez por Teófilo de Antioquía

El primer uso reconocido del término fue el dado por Teófilo de Antioquía alrededor del año 170 para expresar la unión de las tres divinas personas en Dios.

En los tres primeros días que preceden a la creación del sol y de la luna, el Obispo ve imágenes de la Trinidad: “Los tres días que preceden a la creación de los cuerpos luminosos son símbolos de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría”. (Para Autólicus 2:15)

3. Trinidad significa un solo Dios y tres personas distintas

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC) lo explica así: “La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”. (CCIC, 48)

4. La Trinidad es el misterio central de la fe cristiana

Sí, y el Compendio lo explica de esta forma: “El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (CCIC, 44)

5. La Iglesia definió de forma infalible el dogma de la Santísima Trinidad

El dogma de la Trinidad se definió en dos etapas, en el primer Concilio de Nicea (325 D.C.) y el primer Concilio de Constantinopla (381 D.C.).

En el Concilio de Nicea se definió la divinidad del Hijo y se escribió la parte del Credo que se ocupa de Él. Este concilio fue convocado para hacer frente a la herejía arriana, que afirmaba que el Hijo era un ser sobrenatural pero no Dios.

En el Concilio de Constantinopla se definió la divinidad del Espíritu Santo. Este concilio combatió una herejía conocida como macedonianismo (porque sus defensores eran de Macedonia), que negaba la divinidad del Espíritu Santo.

6. La Trinidad se sustenta en la revelación divina dejada por Cristo

La Trinidad solo puede probarse a través de la revelación divina que Jesús nos trajo. No se puede demostrar por la razón natural o únicamente desde el Antiguo Testamento. El CCIC explica:

“Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios”. (CCIC, 45).

Aunque el vocabulario utilizado para expresar la doctrina de la Trinidad tomó tiempo para desarrollarse, se puede demostrar los distintos aspectos de esta doctrina con las Sagradas Escrituras.

7. La Biblia enseña que existe un solo Dios

El hecho de que solo hay un Dios se puso de manifiesto en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Isaías dice:

"Ustedes son mis testigos, dice Yahvé, y son mi servidor, que he elegido; sépanlo, pues, y crean en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún otro existirá después”. (Is. 43:10)

“Así habla el rey de Israel y su redentor, Yahvé de los Ejércitos: ‘Yo soy el primero y el último; no hay otro Dios fuera de mí’. (Is. 44: 6).

8. El Padre es proclamado como Dios numerosas veces en el Nuevo Testamento

Por ejemplo, en las epístolas de San Pablo se narra lo siguiente: “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación (…)”. (II Cor. 1: 3).

“Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos. (Ef. 4: 5-6)

9. La Biblia también demuestra que el Hijo es Dios

Esto es proclamado en varias partes del Nuevo Testamento, incluyendo al comienzo del Evangelio de San Juan:

“En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad”. (Jn. 1: 1, 14)

También:

“Después dijo a Tomás: ‘Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree’. Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’”. (Jn. 20: 27-28)

10. El Espíritu Santo es Dios y así lo afirman las Escrituras

En el libro de Hechos, el Espíritu Santo es retratado como una persona divina que habla y que a la que no se le puede mentir:

“Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: ‘Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado’”. (Hechos 13: 2)

“Pedro le dijo: ‘Ananías, ¿por qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una parte del dinero; ¿por qué intentas engañar al Espíritu Santo? Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios’”. (Hechos 5: 3-4)

11. La distinción de tres Personas divinas se demuestra con la Biblia

La distinción de las Personas se puede demostrar, por ejemplo, en el hecho de que Jesús habla a su padre. Esto no tendría sentido si fueran una y la misma persona.

“En aquella ocasión Jesús exclamó: ‘Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”. (Mt. 11: 25-27).

El hecho de que Jesús no es la misma persona que el Espíritu Santo se revela cuando Jesús -que ha estado funcionando como Paráclito (en griego, Parakletos) de los discípulos- dice que va a orar al Padre y el Padre les dará “otro Paráclito", que es el Espíritu Santo. Esto demuestra la distinción de las tres Personas: Jesús que ora; el Padre que envía; y el Espíritu que viene:

“y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”. (Jn. 14: 16-17)

12. El Hijo procede del Padre y el Espíritu procede del Padre y del Hijo

“Es ciertamente de fe que el Hijo procede del Padre por una verdadera generación. Según el Credo Niceno-Constantinopolitano, Él es “engendrado antes de todos los siglos". Pero la procesión de una Persona Divina, como el término del acto por el cual Dios conoce su propia naturaleza, es propiamente llamada generación” (Enciclopedia Católica).

El hecho de que el Hijo es generado por el Padre está indicado por los nombres de esas Personas. La segunda persona de la Trinidad no sería un Hijo si no hubiera sido generado por la primera persona de la Trinidad.

El hecho de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo se refleja en otra declaración de Jesús:

“Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí”. (Jn. 15: 26)

Esto representa al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo ("que yo os enviaré"). Las funciones exteriores de las Personas de la Trinidad reflejan sus relaciones mutuas entre sí. También puede decirse que el Espíritu Santo procede del Padre por medio del Hijo.

El buen diplomático, anclado en la tradición, pero dispuesto al diálogo

El Papa Francisco se reunió con la Comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica.

"Esta mundanidad asfixiante se cura saboreando el aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de permanecer centrados en nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios. No nos dejemos robar el Evangelio" (EG 97). Con estas palabras se puede resumir bien el encuentro del Papa Francisco con la Comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica (PAE), que tuvo lugar ayer por la tarde en la Institución situada en la Plaza de la Minerva 74, de Roma, que desde hace 320 años forma al futuro personal de las Representaciones Pontificias.

Fue un encuentro sencillo, intenso y familiar, caracterizado por la fraternidad y la cercanía del Sucesor de Pedro con los jóvenes sacerdotes que se preparan para vivir su ministerio al servicio de la Iglesia y del Santo Padre en las distintas misiones diplomáticas.

Poco antes de las 18:30, el Papa fue recibido por el Presidente del PAE, Monseñor Joseph Marino, por el Secretario para las Representaciones Pontificias, Monseñor Jan Romeo Paw?owski, por el Ecónomo y Prefecto de Estudios, Monseñor Gabriel Marcelo Viola Casalongue y por los estudiantes. Un encuentro esperado durante dos años con inquietud y entusiasmo, que se perdió el año pasado a causa de la pandemia; un signo concreto de la paternal cercanía y atención del Santo P 

El Papa Francisco permaneció durante más de una hora con los sacerdotes en un diálogo sencillo y abierto. El Presidente, en nombre de todos, saludó y agradeció al Santo Padre la aceptación de la invitación, presentando a la comunidad, formada por 40 sacerdotes, 38 de los cuales son estudiantes de 25 países, e informándole de que, a pesar de la crisis sanitaria provocada por la pandemia, se han llevado a cabo todas las actividades previstas para el curso académico, marcadas por la oración, el estudio y diversos encuentros formativos.

En un ambiente familiar, los alumnos de la Academia formularon algunas preguntas al Santo Padre, que no dejó de dar respuestas claras, paternales y concretas. Se abordaron numerosos temas, como los desafíos actuales de la Iglesia, la labor misionera, el camino sinodal y el importante papel de la diplomacia papal bilateral y multilateral.

El Papa Francisco esbozó algunas características y atenciones que el buen diplomático debe cultivar y ejercer en su ministerio: ser hombres de oración, abiertos a la escucha del Evangelio, a las novedades, pero al mismo tiempo enraizados en la Tradición, dispuestos al diálogo y a la confrontación.

Al hablar de la esperada experiencia del año misionero de los ex alumnos, el Papa destacó que este período formativo, realizado en las periferias de la Iglesia Universal, enriquecerá su bagaje personal, humano, cultural y lingüístico.

Posteriormente, el Papa Francisco compartió la cena con la comunidad de la Academia, animando de manera especial a los 13 ex alumnos que pronto comenzarán su servicio en las Representaciones Pontificias. La Bendición Apostólica concluyó la velada y antes de regresar al Vaticano, el Santo Padre se reunió también con las Religiosas de la Comunidad Apostólica de María Siempre Virgen, que prestan sus servicios en la misma Pontificia Academia Eclesiástica.

Treinta días de oración a la Reina del Cielo. Flores del 26 al 31 mayo

Devoción a la Virgen a lo largo del mes de mayo con audio

Flor del 26 de mayo: María, salud de los enfermos

Meditación: María ama, María consuela y cubre con su Manto de amor, otorgando la curación del alma y del cuerpo a sus hijos enfermos. Intercede ante el Señor para nuestra sanación. Sino siempre se cura el cuerpo, es porque no nos conviene, pero María nos ayuda y conforta aliviando el dolor y sanándonos el alma con sus bellas lágrimas.

Oración: María salud de los enfermos, no sólo del cuerpo, sino de todos los que no tenemos un corazón bueno. Madre de todos los dolores, de los más atroces, sánanos en cuerpo y alma para que prestemos a Dios alabanza. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Orar a María por la salud de un enfermo, pidiendo su poderosa intercesión para su sanación física y espiritual.

Flor del 27 de mayo: María Rosa Mística

Meditación: ¡Quien puede dejar de admirar la perfección de la Rosa que el Señor nos dio!. De pequeña un capullo tierno bajado del Cielo que guardaba silencio y era la alegría de los que con Ella vivían. Al Templo la entregaron no sabiendo que Ella era un Templo Sagrado. Llena de pureza crecía, y aquella Virgen Bendita a Dios le consagraba su vida, sin advertir que el Señor su alma inmaculada miraba, haciéndola Su Esposa amada. La Rosa más hermosa se abría y en su corola escondido estaría el Mesías. Nueve meses los perfumes de aquella Flor abrigarían al Redentor, para darle permanentemente su amor como eterna oblación. Aquella pequeña Rosa excelsa nos guía como Rosa Mística, pues es María Madre de la Iglesia.

Oración: ¡Oh María Rosa Mística, preciosísima!. Muéstranos la pureza de corazón para agradar a Dios como lo hiciste vos, y haznos templos perfectos del Espíritu Santo para que seamos por El guiados. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Colocar en cada hogar un pequeño altar consagrado a María, como regalo a Su Hijo que busca que la amemos como El la ama.

Flor del 28 de mayo: María, Reina de los apóstoles

Meditación: “Pondré enemistad entre ti (satanás) y la Mujer (María), entre tu linaje y el suyo; y Ella te aplastará la cabeza” (Génesis 13,15). El apostolado ha de hacerse en lucha contra el diablo y los suyos, lo que origina persecuciones a toda la Iglesia, tanto en su cuerpo como en cada familia o individualmente. Somos los apóstoles que San Luis de Montfort señaló para este tiempo, que sólo dispone el Eterno. Sin embargo, la Reina y Capitana del pueblo de Dios dará la victoria a sus seguidores leales que la obedezcan y perseveren en el combate.

Oración: ¡Oh María Reina de los apóstoles!. Tú que haz enseñado, protegido y alentado a los apóstoles de todos los siglos, haz que seamos soldados leales y valientes de tu ejército, siendo apóstoles de tu Divino Hijo y propagando los mensajes del Reino, para que todos lleguemos al Cielo, con el Triunfo de tu Corazón Inmaculado y la vuelta de Cristo Resucitado. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Comprometerse a ser un fiel soldado de María, Capitana del ejercito de Jesús. Colocar los deseos de Dios por encima de las necesidades propias, con María como puente seguro y firme frente a las preocupaciones de cada día.

Flor del 29 de mayo: María, Reina del Santísimo Rosario

Meditación: “Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo” (Lucas 1,28). El Arcángel San Gabriel fue quien comenzó el Rosario, pero el Espíritu Santo nos ha manifestado a través de los místicos que todo lo que proviene de la boca de los enviados celestiales (ángeles, santos y la misma Virgen) viene de la Voz de Dios, de tal modo que el mismo Dios fue quien lo inició. A María, la Reina de nuestro corazón, la Reina de las rosas, presentémosle como regalo un ramo de Avemarías. La oración a María, Medianera e Intercesora, va dirigida por su medio a Dios; le pedimos “ruega por nosotros pecadores” para que su oración se una a la nuestra y le de valor. Ella siempre responde ”ruego por vosotros pecadores”, ya que la oración es el diálogo sublime de la pobre criatura con su Señor. Nuestra oración, en manos de María, es presentada ante el Trono de Dios como un delicado perfume, entregado por la criatura más perfecta que existió, ¿y qué no puede obtener ése Purísimo Corazón del Corazón del Amor…?.

Oración: ¡Oh María, Reina del Santo Rosario!. Enséñanos a rezar de corazón como lo hiciste vos, y a prestar eterna alabanza a nuestro Señor. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Rezar un Rosario pidiendo se derrame sobre nosotros el Espíritu Santo, y por las intenciones de la Virgen.

Flor del 30 de mayo: María Reina de la Paz

Meditación: “Reina de la Paz,…da al mundo la Paz en verdad, en la Justicia y en la Caridad de Cristo” (Pío XII, 1942, Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María). “Ella dio a Luz al Príncipe de la Paz” (Isaías 9,5). La Paz, bendición del Salvador, no es la del mundo, pues el seguirle es persecución (conforme a Mateo 10,34-39). Es la Paz del corazón que quita la angustia y el temor, es fruto del Espíritu de Dios que habita en nuestro corazón y nos anticipa la alegría de la esperanza de quien a Dios da su alma (conforme a Juan 14,26-28). En Fátima, María nos prometió que “al final mi Corazón Inmaculado triunfará y vendrá un tiempo de Paz”. Todo está cercano, pero Dios está esperando al hombre, para que vuelva a Su lado, para que haga la paz con El. Sometiéndose a Su Santa Voluntad, haciendo penitencia por los pecados de ésta pobre tierra que está desierta, y oración para reparar y volver todos al Padre Celestial. Confesemos nuestros pecados para tener un corazón sano y ofrezcamos la Santa Comunión por la conversión.

Oración: ¡Oh María, Reina de la Paz!. Enséñanos a orar y reparar a través de tu Inmaculado Corazón, para así alcanzar la Redención, trayendo a la tierra el Reino de Dios. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ayuno en reparación de los pecados y las ofensas al Santísimo Sacramento del Altar.

Flor del 31 de mayo: María Reina del Cielo
Fiesta de la Visitación de la Virgen

Meditación: “Apareció en el cielo una gran señal: una Mujer vestida de Sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Apocalipsis 12,1). Ha sido coronada Reina del Cielo la Madre del Señor de cielos y tierras. Esposa de Dios y Madre del Redentor, quien aquí en la tierra Le demostró obediencia y siempre Su consejo contempló, ¿cómo no podremos nosotros no ser sus esclavos y servirle junto a ángeles y santos?. “En la Iglesia todos están llamados a la santidad, pues ésta es la Voluntad de Dios: vuestra santificación (conforme Primera Tesalonienses 4,3 y Efesios 1,4). María se entregó a ésta Voluntad Divina y será verdaderamente Madre y Reina nuestra si buscamos responder a su llamado de santidad. No la hagamos llorar más por los pecados que en el mundo hay, sino que entreguemos nuestra voluntad para sólo por Ella trabajar.

Papa Francisco: «El signo vivo del Dios Trinidad es el amor recíproco y hacia todos»

Antoine Mekary | ALETEIA

30/05/21

Francisco alentó a los fieles a compartir "las alegrías y las penas; a no imponerse a los demás, sino cooperar los unos con los otros; a tener la valentía y la humildad para pedir perdón y también para darlo; valorando los diferentes carismas que el Espíritu distribuye para la edificación común"

El domingo 30 de mayo, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde la plaza de San Pedro en el marco de la fiesta de la Santísima Trinidad, el misterio del único Dios en tres Personas: Padre e Hijo y Espíritu Santo.

Un misterio inmenso que supera nuestra mente

Asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano junto a los fieles que acudieron a la cita dominical, el Santo Padre explicó que estamos ante «un misterio inmenso, que supera la capacidad de nuestra mente, pero que habla a nuestro corazón».

“En cuanto amor, Dios, aunque es uno y único, no es soledad sino comunión El amor, en efecto, es esencialmente don de sí mismo, y en su realidad originaria e infinita es Padre que se da generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad”

Asimismo, Francisco puntualizó que este misterio de la Trinidad nos fue desvelado por el mismo Jesús: «Él nos hizo conocer el rostro de Dios como Padre misericordioso; se presentó a sí mismo, verdadero hombre, como Hijo de Dios y  Palabra del Padre; habló del Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, Espíritu de la Verdad, Espíritu Paráclito, es decir, nuestro Consolador y Abogado».

Y cuando se apareció a los apóstoles después de la Resurrección -continuó el Papa- Jesús los mandó a evangelizar «a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19):

“Por eso, la misión de la Iglesia y, en ella, la de todos nosotros, discípulos de Cristo, es hacer que cada hombre y cada mujer puedan sumergirse en el amor de Dios y recibir así la salvación, la vida eterna”

Bebamos de la fuente de la «Comunión Trinitaria»

Por otro lado, el Obispo de Roma subrayó que la fiesta de hoy, «nos hace contemplar este maravilloso misterio de amor y luz del que procedemos y hacia el cual se orienta nuestro camino terrenal», a la vez que «nos invita a fortalecer nuestra comunión con Dios y con los hermanos, bebiendo de la fuente de la Comunión Trinitaria».

Jesús ora antes de su Pasión: «Que todos sean uno»

Evocando el momento de la última gran oración de Jesús, recogida en el Evangelio de Juan y «elevada al Padre inmediatamente antes de su Pasión»; Francisco recuerda que el final de esa oración es como un testamento espiritual ya que en el corazón de Cristo brota una súplica que expresa la voluntad del Padre:

«Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado»(17,21).

El amor de Dios hace crecer a la Iglesia, no las palabras

En el anuncio del Evangelio y en toda forma de misión cristiana -dijo el Pontífice- no se puede prescindir de esta unidad invocada por Jesús; la belleza del Evangelio requiere ser vivida y testimoniada en la concordia entre nosotros, que somos tan diferentes.

Antes de finalizar, el Papa señaló que el signo vivo del Dios Trinidad «es el amor recíproco y hacia todos; compartir las alegrías y las penas; no imponerse a los demás, sino cooperar los unos con los otros; la valentía y la humildad para pedir perdón y para darlo; valorando los diferentes carismas que el Espíritu distribuye para la edificación común».

Y esta unidad -añadió el Santo Padre- es sencial para el cristiano, porque es la unidad que nace del amor, de la misericordia de Dios y de la presencia del Espíritu Santo en todos nosotros.

«María Santísima, en su sencillez y humildad, refleja la Belleza de Dios Uno y Trino, porque recibió plenamente a Jesús en su vida. Que ella sostenga nuestra fe; que nos haga adoradores de Dios y servidores de nuestros hermanos», concluyó Francisco.

Oración a la Santísima Trinidad por santa Isabel de la Trinidad

Public Domain

Gaudium Press - publicado el 29/10/16

Reza con las apasionadas palabras de una gran mística: "Inunda mi alma de paz, haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo"

Para unirte profundamente a Dios -Padre, Hijo y Espíritu Santo- puedes rezar esta apasionada oración de la mística santa Isabel de la Trinidad:

¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Ayúdame a olvidarme enteramente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad.
Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, ¡oh mi Inmutable!,
sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio.

Inunda mi alma de paz,
haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo.
Que nunca te deje allí solo, sino que te acompañe con todo mi ser,
toda despierta en fe, toda adorante, entregada por entero a tu acción creadora.

¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor!
Quisiera ser una esposa para tu Corazón;
quisiera cubrirte de gloria, amarte hasta morir de amor!
Pero siento mi impotencia y te pido «ser revestida de Ti mismo»;
identificar mi alma con todos los movimientos de la tuya,
sumergirme en Ti, ser invadida por Ti, ser sustituida por Ti,
a fin de que mi vida no sea sino un destello de tu Vida.
Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi Dios!
Quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas,
para aprenderlo todo de Ti.
Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias,
quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz.
¡Oh, Astro mío querido! Fascíname para que no pueda ya salir de tu esplendor.

¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor,«desciende sobre mí»
para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo.
Que yo sea para Él una humanidad suplementaria en la que renueve todo su Misterio.

Y Tú, ¡oh Padre Eterno!, inclínate sobre esta pequeña criatura tuya,
«cúbrela con tu sombra», no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto
en quien has puesto todas tus complacencias.

¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita,
Inmensidad donde me pierdo!, yo me entrego a Ti como una presa.
Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos,
mientras espero ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.
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