Entren por la puerta estrecha
- 22 Junio 2021
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Memoria Litúrgica, 22 de junio
Mártir inglés, patrono de los gobernantes y los políticos
Martirologio Romano: Santo Tomás Moro, mártir por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fue encarcelado en la Torre de Londres, en Inglaterra; padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia Católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo San Juan Fisher († 1535).
Fecha de beatificación: Culto confirmado por el Papa León XIII el 29 de diciembre de 1886
Fecha de canonización: 19 de mayo de 1935 por el Papa Pío XI
Breve Biografía
Nació en Londres, su padre era juez de Derecho común. Estudió en Canterbury Hall en Oxford y enseño Derecho en Inns of Court; en el 1501, ingresó en el colegio de abogados. Se planteó hacerse cartujo o sacerdote diocesano, pero terminó prefiriendo “ser un fiel marido antes que un sacerdote infiel”. En 1504 se casó con Jane Colt, con la que tendría cuatro hijos. Muerta su esposa en 1511, se casó por segunda vez con Alice Middleton, viuda y madre de una hija. Fue padre de familia numerosa, rico, gran señor, enamorado ferviente del arte y la cultura, experto en leyes, político y estadista, y admirador de Pico della Mirándola, de quien escribió su biografía, y de los Santos Padres y santo Tomás de Aquino. Muy amigo de Erasmo de Rótterdam, que le dedicó “El Elogio de la locura”. Fue uno de los hombres más cultos de su época. Escribió “La Utopía” (1516), que es uno de los textos paradigmáticos de la filosofía política, en dialéctica con el contemporáneo “El príncipe” de Macchiavelli.
En 1510 fue miembro del primer parlamento de Enrique VIII, y en 1515 fue agregado comercial de la embajada de Flandes. En 1517 fue nombrado miembro del Consejo Real. Tuvo que acompañar a la familia real de palacio en palacio, lo que le obligó a ausencias penosas de su hogar. En 1521 fue vicetesorero, en 1523 “speaker” de la Cámara de los Comunes, y en 1525 canciller del ducado de Lancaster y además mayordomo de ambas univesidades. Después de haber contribuido al éxito diplomático de la paz de Cambrai (1529) gozó del favor de Enrique VIII, y tras la caída del cardenal Wolsey, le sucedió en 1529, en el cargo de lord canciller. Ayudó al rey en su oposición a Lutero, y escribió el libro “Diálogo sobre las Herejías” y su “Apologia”. Se encontró con la imposibilidad de sostener el divorcio del rey con Catalina de Aragón y, cuando en 1531, Enrique VIII adoptó el título de jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, renunció a su cargo y, cuando se negó al juramento de supremacía fue encarcelado en la Torre de Londres, desposeído de su fortuna, escribió “Diálogo de la fortaleza contra la tribulación”. Fue decapitado 15 meses más tarde en la plaza londinense de Tyburn.
Sus últimos momentos tuvieron la ironía graciosa que conceden los mártires. Cuando fue a subir al cadalso le dijo gentilmente al verdugo: "Sir, ¿quisiera ayudarme a subir? Para bajar pensaré solo". Dirigiéndose al mismo verdugo, le dijo: "Coraje amigo mío, no tengas miedo. Sobre todo recuerda que tengo el cuello corto. Pon atención, ¡va tu honor!" y luego al poner la cabeza en el cepo, la alzó para acomodarse la barba y dijo: "esta no ha traicionado, por lo tanto no debe cortarse". Murió sin rencor. "Orad a Dios por el rey, para que lo ilumine y lo inspire". Murió nueve días después del cardenal san Juan Fisher (aunque le dijeron que éste había jurado).
Entrar por la puerta angosta
Santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14. Martes XII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te adoro, Señor, porque eres mi Dios y porque todo lo que tengo lo he recibido de ti. Quiero compartir contigo estos momentos de mi día. Te agradezco todo lo que me has dado y todo lo que has hecho por mí. Tú me conoces mejor que nadie y sabes qué es lo que más necesito. Concédeme, Señor, eso que necesito y que no me atrevo a pedirte. Aumenta mi fe, mi confianza y mi amor por ti. Ayúdame a llevar tu Evangelio al mundo entero y a ser un apóstol incansable de tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¡No echar las perlas a los cerdos! Ésta es una imagen muy elocuente. Me has dado una perla el día de mi bautismo; una perla preciosa, costosa, imposible de conseguir por mí mismo. Pero a veces no me detengo a considerar este regalo. Es como quien ha recibido un regalo, pero no lo abre para ver qué hay dentro, no lo disfruta, no le saca provecho. Simplemente lo tiene y basta.
La vida de gracia es uno de los grandes regalos que has hecho a mi vida. Es el regalo de la amistad, de la constante relación y sintonía contigo. Pero a veces no retiro del cofre este regalo, no lo contemplo, no lo aprovecho. Y en ocasiones considero este regalo como una carga difícil de soportar. ¡Qué mala visión de un regalo es ésta! Ayúdame, Señor, a valorar el regalo de mi vida de gracia. Concédeme disfrutarlo, contemplarlo, cuidarlo como el tesoro más grande que poseo y jamás arrojarlo, o perderlo en las algarrobas del pecado.
El sacrificio es el otro tema del que podríamos conversar este rato. El sacrificio, si vamos a su etimología, proviene de sacro (sagrado) y de facere (hacer). El sacrificio es un acto sagrado, es hacer sagrado lo que hago. Desde esta perspectiva es que me invitas a seguir el camino estrecho, ése en el que todos mis actos del día se van convirtiendo en sacrificios (actos sagrados) agradables a ti.
Concédeme, Señor, un espíritu capaz de sacrificarse por ti y por los demás en cada acción de mi vida, desde las cosas más grandes como orar, amar, ayudar, servir, hasta aquellas más sencillas, trabajar, conducir, lavar, conversar, leer, estudiar. Toda mi vida puede ser sacrificio para ti.
«Recordemos la regla de oro: “Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes”. Esta regla nos da un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados. Busquemos para los demás las mismas posibilidades que deseamos para nosotros. Acompañemos el crecimiento de los otros como queremos ser acompañados. En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros». (Discurso de S.S. Francisco, 24 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita al Santísimo y en mi oración le ofreceré algún acto del día que me cueste por una intención apostólica.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Las mascotas van al cielo? Esto dice la Iglesia católica
Nuestros animalitos merecen cariño, pero no deberían distraer el amor debido a nuestros semejantes.
Amamos tanto a nuestras mascotas que las consideramos miembros de la familia y quisiéramos que al morir también ellas fueran al cielo.
No faltan los dueños de mascotas muertas que desean que se celebre misa por su eterno descanso y llevan las cenizas para que el sacerdote las bendiga. En qué apuros nos vemos para explicarle a los dolientes que su animalito amado no tiene una vida sobrenatural y que no hay necesidad de orar por él. Ellos nos dicen que fue muy bueno y que casi, casi, era humano.
Lo que creemos los católicos
En el Génesis (2,18) leemos que Dios creó los animales como compañía y ayuda para el hombre. La historia de la humanidad nos enseña cómo ese mismo hombre aprendió a convivir con los animales y los hizo parte de su vida.
Dicen los que saben que el primer animal domesticado fue el perro, después vinieron las ovejas, las vacas, el caballo, el camello, el noble burro y otros animales que conviven con nosotros. También dicen que el gato no se domestica, que tan sólo hace un trato con los humanos pero que sigue conservando su libertad, ¡vaya usted a saber!
El hecho es que, aún en nuestros días, necesitamos de los animales para nuestro sustento, para que nos ayuden en nuestro trabajo y para que nos hagan compañía. ¡Gracias a Dios por tan hermoso regalo! Pero los hombres somos crueles con los animales y nos portamos mal con ellos, por eso ha sido necesario que la comunidad ponga leyes que los proteja del maltrato.
La Iglesia nos enseña también que es pecado la crueldad con los animales y con la creación en general. San Francisco de Asís que amaba mucho a su Padre Dios, amaba también a las creaturas de Dios y las consideraba sus hermanas. Por eso el día de san Francisco es también el día universal de los animales y él es patrono de la ecología.
¿Los animales tienen alma?
Nuestra mascota, cualquiera que sea, es casi, casi humana; pero no es humana.
El alma del hombre sobrevive a la muerte del cuerpo porque es el mismo espíritu divino insuflado por Dios a su creatura (Gen 2, 7) para hacerlo a su imagen y semejanza.
El hombre tiene comienzo, Dios le crea una alma nueva cuando sus padres le crean un cuerpo, pero el hombre es inmortal. Muere su cuerpo y descansa hasta el día de la resurrección el que se volverá a unir con su alma. El alma humana, al morir el cuerpo, sigue viviendo.
Los animales no son humanos, no son imagen y semejanza de Dios, aunque reflejan maravillosamente la bondad de Dios. Al morir, también muere el alma que les daba vida.
Ya sólo permanecen en nuestro recuerdo agradecido porque en ellos vislumbramos la providencia del Creador que nos los dio como compañía y ayuda.
No exageren
El amor que algunas personas tienen a sus mascotas nos hace pensar que sufren de una carencia de amor humano. A mí me encantan los esposos que, en lugar de adoptar perros, adoptan niños y los aman como sus verdaderos padres.
Nuestros animalitos merecen cariño, pero no deberían distraer el amor debido a nuestros semejantes.
Cada vez que vemos a una persona exageradamente encariñada de su perro o de su gato debemos reflexionar sobre el vacío de afecto humano que sufre y preguntarnos si nosotros no podríamos poner nuestro granito de arena para llenar ese vacío con nuestro amor humano.
Mientras tanto, nuestra fe y nuestro amor a Dios como Padre, nos deben llevar a amar y respetar la naturaleza toda, obra de nuestro mismo Creador y hermanada a nosotros por habitar esta misma casa que es nuestro mundo.
S.S. Francisco se reúne con un grupo de presos: "Gracias, nos da esperanza"
Algunos invitados del tercer centro de detención de Rebibbia fueron recibidos en Santa Marta.
Por: Giampaolo Mattei | Fuente: Vatican News
Doce reclusos del tercer centro de detención de Rebibbia han llevado una cesta de pan fresco al Papa esta mañana a las 8:45 en la Casa Santa Marta. Anoche prepararon ese pan, con sus propias manos, precisamente para dar las "gracias" a Francisco "por el don de la esperanza que nos ofrece a los reclusos".
Y, en un ambiente familiar, el Papa les confió precisamente su atención a las personas que viven la experiencia de la cárcel, recordando sus visitas a las prisiones allá en Argentina, y asegurando sus oraciones también por sus familias.
La cesta con pan preparada por los internos y entregada al Papa.
"Hoy toda la comunidad penitenciaria ha vivido una experiencia muy importante con el Papa": el padre Moreno M. Versolato, religioso de los Siervos de María, capellán de la más pequeña de las cuatro cárceles romanas, no ocultó su emoción. Sí, el padre Moreno habla de "comunidad" porque -insiste- "hoy aquí, en el Vaticano, nos hemos reunido: doce reclusos, la directora de la tercera cárcel de Rebibbia, Anna Maria Trapazzo, tres educadores, policías penitenciarios y dos juezas de libertad condicional".
La presencia de las dos juezas, Anna Vari y Paola Cappelli -señaló el capellán- tiene un fuerte significado: "Ellas son las que evalúan y firman los permisos en las vías de reinserción social, a través de las medidas alternativas de semilibertad, y es extraordinario que hoy aquí vivan, directamente con los internos, una experiencia de belleza que es una 'escuela de vida' para todos".
Sí, explica con pasión el padre Moreno, "estos jóvenes han crecido en suburbios degradados o tal vez proceden de países lejanos... en definitiva, han tenido, desde la infancia, otra "escuela"...".
El capellán se hizo eco de la directora de los "Museos del Papa", Barbara Jatta, que dio una cordial "bienvenida" a los "embajadores" de Rebibbia: "Estas galerías son la casa de todos, aquí cada uno, con su propia sensibilidad, puede captar "algo" valioso para su vida y hacerla mejor. Hoy es con gran alegría que los Museos Vaticanos -dice el director- se presentan y se ofrecen a los internos y a quienes los acompañan como una inspiración de belleza que toca el alma en su profundidad".
La visita a los Museos tiene aún más importancia, prosigue el padre Moreno, "porque en este periodo de pandemia, los internos han sufrido mucho el aislamiento y la marginación por la imposibilidad de abrazar a sus seres queridos". Son situaciones extremas, realmente "al límite" -dice- y es fácil ceder a la tentación de ceder al conflicto y a la ira. Y el pensamiento, añade, se dirige también a todo el personal de servicio.
"Puedo dar testimonio, como capellán, de lo grande y sincero que es el cariño de los detenidos por el Papa Francisco", plantea el religioso. "Esta mañana le hemos agradecido personalmente, todos juntos, la cercanía que nos muestra continuamente y en diferentes ocasiones". El regalo de las palomas en Semana Santa, añade, fue una sorpresa para todos. "Pero el mayor agradecimiento", concluyó el capellán, "es por sus oraciones y por sus peticiones a las autoridades políticas para que cambien cada vez más las condiciones de detención, especialmente cuando se viola constantemente la dignidad de la persona".
Al final de la mañana en el Vaticano, el director del centro penitenciario habló de una experiencia de acogida y esperanza: "El regalo del pan para el Papa tiene un valor enorme para nosotros: en pleno encierro hemos puesto en marcha un taller de panadería y siete internos han sido contratados por una empresa. El pan hecho esta noche para Francisco es, por tanto, un "gracias". Y también el regalo de la "baldosa" con la cruz, expresión del curso de mosaico, no es un gesto formal sino un signo de fe y esperanza".
Sagrado Corazón de Jesús
El Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios.
Les dejamos un video por el día de Sagrado Corazón de Jesús, y con él unas hermosas palabras del Papa Francisco a propósito de esta hermosa fiesta que se celebra cada año en el mes de Junio:
«La piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad
En los Evangelios encontramos diversas referencias al Corazón de Jesús, por ejemplo en el pasaje donde Cristo mismo dice: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11, 28-29). Es fundamental, luego, el relato de la muerte de Cristo según san Juan. Este evangelista, en efecto, testimonia lo que vio en el Calvario, es decir, que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza y de la herida brotaron sangre y agua (cf. Jn 19, 33-34). Juan reconoce en ese signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado en la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres.
Pero la misericordia de Jesús no es solo un sentimiento, ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre! Nos lo dice también el Evangelio de hoy, en el episodio de la viuda de Naín (Lc 7, 11-17). Jesús, con sus discípulos, está llegando precisamente a Naín, un poblado de Galilea, justo en el momento que tiene lugar un funeral: llevan a sepultar a un joven, hijo único de una mujer viuda. La mirada de Jesús se fija inmediatamente en la madre que llora. Dice el evangelista Lucas: «Al verla el Señor, se compadeció de ella» (v. 13). Esta «compasión» es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, es decir, la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia. El término bíblico «compasión» remite a las entrañas maternas: la madre, en efecto, experimenta una reacción que le es propia ante el dolor de los hijos. Así nos ama Dios, dice la Escritura.
Y ¿cuál es el fruto de este amor, de esta misericordia? ¡Es la vida! Jesús dijo a la viuda de Naín: «No llores», y luego llamó al muchacho muerto y le despertó como de un sueño (cf. vv. 13-15). Pensemos esto, es hermoso: la misericordia de Dios da vida al hombre, le resucita de la muerte. El Señor nos mira siempre con misericordia; no lo olvidemos, nos mira siempre con misericordia, nos espera con misericordia. No tengamos miedo de acercarnos a Él. Si le mostramos nuestras heridas interiores, nuestros pecados, Él siempre nos perdona. ¡Es todo misericordia! Vayamos a Jesús. un corazón misericordioso.
Dirijámonos a la Virgen María: su corazón inmaculado, corazón de madre, compartió al máximo la «compasión» de Dios, especialmente en la hora de la pasión y de la muerte de Jesús. Que María nos ayude a ser mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos».
¡Pidámosle hoy al Señor que nos ayude a tener un corazón semejante al suyo!
Claves para una vida feliz III. Vive tu libertad
Uno de los chispazos del signo de Dios es la libertad humana
Los chispazos son impresionantes. ¿Cuál sería la sorpresa del hombre cuando descubrió el fuego? Imaginémonos. Estamos de excursión en las montañas. Acampamos. Llega la noche, el frío se hace más fuerte. Necesitamos una hoguera. Hacemos todo el intento para conseguir el encendido. Es difícil y después de muchos esfuerzos angustiosos la encendemos con el chispazo. Con ello viene lo necesario y la esperanza de permanecer en el lugar. Uno de los chispazos del signo de Dios es la libertad humana. Esta consiste en hacerme yo mismo según mi propia dignidad y realizar mis actos en esa función. No hay otra manera de ser libres. Sólo cuando buscamos el bien y nos adherimos a ella somos realmente lo que aspiramos. La diferencia entre todos los seres de la creación y el hombre es abismal. Dentro de este orden la libertad es exclusiva siempre que realizamos nuestros actos con inteligencia y voluntad. De modo más concreto cuando decimos quiero estamos expresando nuestra adhesión hacia aquello que consideramos como bueno. La elección sólo depende de nosotros, pero como nuestra libertad es fallida entonces otros pueden ayudarnos a ser más libres. Aún si esa ayuda viene de lo alto, entonces la fuerza es mayor. De esta manera se vive la libertad con la fuerza de la fe.
Obedecer las leyes justas y las indicaciones buenas es también fortalecer nuestra libertad. Hay que decir también que no estamos determinados por nada. Absolutamente nada determina nuestro ser, salvo nuestras propias acciones y patologías que puedan influir. Es bueno tener claro esta idea para dejar de lado las excusas. Lo que quiero decir es que ni siquiera Dios puede condicionarnos. Pues hemos sido creados libremente y la mayor gloria de Dios es el hombre viviente (Gregorio Magno).
Nos hacemos buenos o malos con nuestras propias acciones, además que nos identificamos con ellas. La declaración entonces deberá ser en función a la realidad de nuestro ser.Siempre podemos crecer en libertad; necesitamos ser ayudados en fortalecerla. Al respecto encontré algo impresionante en el libro del cardenal Ratzinger y dice: “No se trata de quitarle al hombre el gusto por la vida, ni de coartársela con prohibiciones y negaciones. Se trata sencillamente de conducirla hacia la verdad y de esta manera santificarla. El hombre sólo puede ser santo cuando es realmente él” (Pecado y salvación).
Nardo del 22 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!
Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido...¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.
Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
Santo Tomás Moro, el íntegro patrón de los políticos
Prefirió ser condenado a muerte a reconocer con su firma la disolución del matrimonio de su amigo el rey Enrique VIII.
Santo Tomás Moro fue toda una personalidad en la Inglaterra del siglo XVI. Estaba casado, con cuatro hijos, y era Canciller del reino de Enrique VIII. De hecho eran amigos, él y el rey. Pero Tomás se negó a jurarle sumisión como cabeza de la Iglesia en Inglaterra. Cuando su mujer intentó persuadirle, él le preguntó: «¿Cuántos años crees que podría vivir en mi casa?». «Por lo menos veinte, porque no eres viejo», contestó ella. «Muy mala ganga, puesto que quieres que cambie por veinte años toda la eternidad». Su conciencia no le permitía reconocer la disolución del matrimonio de Enrique VIII y todo lo que ello conllevaba. Eso le costó la vida. Hoy es patrono de los políticos y los gobernantes.
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La fuente de la integridad de santo Tomás Moro
La razón, la integridad y la fe fueron grandes aliados de santo Tomás Moro para mantenerse fiel a su conciencia. Como él mismo reconocía, también la Eucaristía fue para él una fuente de fuerza a lo largo de su vida:
“Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme. Si se presentan cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me fortalezco cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía. Si necesito una luz especial y prudencia para ejercer mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco su consejo y su luz”.