La libertad humana: “la gente le suplicaron que se marchara de aquella región”
- 02 Julio 2014
- 02 Julio 2014
- 02 Julio 2014
La Guardia Suiza quiere ver el partido con el Papa
"No está previsto" que Francisco acuda, pero "no pierden la esperanza"
Argentina-Suiza, en el Vaticano
El pontífice argentino, reconocido hincha de San Lorenzo y apasionado del fútbol, reiteró en una entrevista que "permanecerá neutral" porque se lo prometió a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff
La Guardia Suiza verá el Argentina-Suiza de esta tarde en una pantalla gigante instalada en los cuarteles del Vaticano, y esperan que papa Francisco los acompañe.
Fuentes vaticanas dijeron que "no está previsto" que Francisco vaya hasta las barracas ubicadas a pocos metros del Palacio Apostólico, pero reconocieron que los soldados pontificios "no pierden la esperanza de que se aparezca". El pontífice argentino, reconocido hincha de San Lorenzo y apasionado del fútbol, reiteró en una entrevista que "permanecerá neutral" porque se lo prometió a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Los efectivos de la Guardia Suiza crearon un ambiente agradable para seguir los partidos del Mundial de Brasil y además de la pantalla gigante, ubicada frente a la entrada del comedor, cubrieron el piso del patio con un césped artificial de color verde y en las paredes colgaron banderas de los países participantes.
Los uniformados se juntan allí para ver los partidos según las horas de descanso que coinciden con la programación del Mundial y en ese rato libre comparten una gaseosa o una cerveza.
La Guardia Suiza garantiza la protección del Santo Padre, el control de las entradas del Palacio Apostólico Vaticano y la residencia Santa Marta, donde vive Francisco. El ejército se compone de cerca de 110 hombres, todos católicos y ciudadanos suizos.
El Papa Francisco, con los jóvenes
El Papa, a los jóvenes holandeses
"Piensen en grande" -"Bienaventuranzas, programa de vida nuevo, puro e intenso"
Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyo en una lucha constante de la Verdad, no es vivir, sino ir tirando
(RV).- En las Bienaventuranzas, pueden encontrar un programa de vida "nuevo, puro e intenso". Es parte del mensaje que el Papa Francisco dirigió a los jóvenes holandeses que participan estos días en el Festival Nacional de la Juventud Católica de los Países Bajos. Francisco exhorta a los jóvenes a pensar "en grande" siguiendo el modelo del beato Piergiorgio Frassati, quien no se contentó con el ir pasando. "Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyo en una lucha constante de la Verdad, no es vivir, sino ir tirando". Papa Francesco tomó prestadas las palabras de Piergiorgio Frassati para estimular a los jóvenes holandeses católicos a ser "revolucionarios", como las bienaventuranzas de Jesús. El Pontífice recordó que el mensaje de las Bienaventuranzas - el cual también está en el centro de la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia - es "nuevo, puro e intenso", y propone "un modelo de felicidad en contra de la lógica del mundo." Aquellos a quienes Jesús llama "bienaventurados", señala el Papa, el mundo los llama "perdedores inútiles".
El mundo, añade, glorifica "el éxito a cualquier costo, la riqueza, el poder" y "la afirmación de sí mismos a expensas de los demás." Jesús, sin embargo, nos da una "definición muy diferente de lo que significa bendecido: muestra el camino a la vida y la verdadera felicidad." De hecho, es "Jesús mismo la vía" y "a través de su vida nos mostró cómo vivir concretamente cada una de las Bienaventuranzas".
Jesús, escribe el Papa, ama a cada uno de nosotros "con amor infinito", y con su muerte y resurrección nos mostró su infinita misericordia. Y así, dice, "cuando contemplamos a Jesús en su pobreza, su pureza de corazón y de su misericordia, entendemos la belleza de nuestra vocación cristiana y no dudamos en llevarnos por el camino que conduce a la verdadera felicidad"."No tengáis miedo de Cristo, Él no quita nada y lo da todo." Los jóvenes, insiste el Santo Padre, "quieren vivir experiencias intensas. Yo animo a tomar en serio las palabras de Dios. Digan no a una cultura efímera, superficial y de los desechos, una cultura que no os mantiene fuertes, que les tiene incapaces de hacer frente a los grandes retos de su vida. Piensen en grande.
Evangelio según San Mateo 8,28-34.
Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: "¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?" A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara".
El les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron. Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.
Concilio Vaticano II -Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual “Gaudium et spes”, § 12-13 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
La libertad humana: “la gente le suplicaron que se marchara de aquella región”
Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios.
Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como a Dios. Oscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador (Rm 1,21-25). Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como a su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación.
Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más todavía, el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas. Pero el Señor vino en persona para liberar y vigorizar al hombre, renovándole interiormente y expulsando al “príncipe de este mundo” (Jn 12,31), que le retenía en la esclavitud del pecado. El pecado rebaja al hombre, impidiéndole lograr su propia plenitud.
A la luz de esta Revelación, la sublime vocación y la miseria profunda que el hombre eperimenta hallan simultáneamente su última explicación.
San Bernardino Realino
Nació en Carpi, Módena, Italia, el 1 de diciembre de 1530. Su padre era caballerizo mayor de la corte de los Gonzaga, una responsabilidad que le mantenía frecuentemente alejado del hogar, por lo cual su educación prácticamente quedó en manos de su madre que le transmitió su devoción por la Virgen María. Cursó estudios en Módena y en Bolonia. Estudiaba filosofía, aunque en realidad su objetivo era la medicina. En 1550 falleció su madre y tuvo que acostumbrarse a vivir sin ella; su solo recuerdo suscitaba en su ánimo una incontenible emoción. Hasta ese momento su vida había discurrido como la de muchos jóvenes de su edad: componía poesías, escribía un diario, sufrió el típico mal de amores de la adolescencia, y hasta se vio involucrado en alguna que otra reyerta. Le gustaba cultivar las amistades y es posible que no supiera elegirlas siempre adecuadamente. En un momento dado, reconoció afligido «haber perdido muchísimo tiempo con algunos de sus compañeros, con los cuales trataba demasiado familiarmente». Y por si hubiese dudas al respecto, por la siguiente apreciación retrospectiva queda claro que su conciencia le reprochó determinados rasgos de su conducta: «Habiéndome introducido por senda tan resbaladiza, vino el ángel del Señor a amonestarme de mis errores, y, retrayéndome de las puertas del infierno, me colocó otra vez en la ruta del cielo».
Este «ángel» al que aludía metafóricamente tenía un rostro: el de la hermosa Clara, de la que se enamoró perdidamente en Bolonia después de regresar a la ciudad tras la muerte de su madre. Era una muchacha estudiosa y cultivaba la vida espiritual. Su candidez atrajo a Bernardino, que intercambió cartas y poemas con ella en un tono respetuoso e inocente. Pero la joven tenía cierta influencia en su voluntad y, a instancias suyas, aunque se decantaba por la medicina, abandonó esta carrera por la de derecho, disciplina en la que se doctoró en 1556. Con su título bajo el brazo, y quién sabe cuantos proyectos de futuro con su amada Clara, inició su andadura profesional. Uno de sus pleitos tuvo lugar en Ferrara. Se produjo una situación que juzgó injusta y saldó el asunto con violencia, hiriendo la frente de su oponente con el estoque. A tenor de ello, le aplicaron la sanción correspondiente y quedó inhabilitado para volver a ejercer allí. Después, con la protección del gobernador de Milán, que contaba con los buenos servicios de su padre, se convirtió en magistrado de Felizzano. Cuando Felipe II fue elegido nuevo gobernador, indirectamente, con la mediación de otra persona notable, el santo obtuvo la plaza de abogado fiscal en Alessandría, Piamonte. Un tercer gobernador lo nombró magistrado de Cassino. Finalmente, el marqués de Pescara lo designó juez de Castelleone, donde se reveló como un gran pacificador. Aún le quedaba otro destino, el último, para hallar el verdadero amor de su vida. Porque en las postrimerías de 1591, cuando todo parecía sonreírle, la muerte le arrebató a la joven Clara; tuvo noticia de ello a través de unos amigos que se lo comunicaron por carta. Deshecho por el dolor de tan prematura pérdida, no encontró más consuelo que el de Dios. Cuando el marqués se trasladó a Nápoles como gobernador, lo llevó consigo; fue auditor y lugarteniente general de la ciudad. Con frecuencia vagaba por las calles intentando dar un nuevo sentido a su vida. Una tarde se cruzó con dos alegres religiosos jesuitas, y animado por su gozoso semblante, fue a oír misa a la iglesia que tenían en la ciudad. Profundamente conmovido por la homilía del predicador, P. Carminata, se recluyó voluntariamente en su habitación. Durante unos días hizo los ejercicios espirituales y determinó seguir a Cristo. Aún no sabía la forma. Pesaban sobre él emociones comprensibles: la soledad de su padre, la confianza del marqués…; dudaba. En septiembre de 1564 María, a la que rogaba su auxilio rezando el rosario, despejó sus temores. Se le apareció con su Divino Hijo en los brazos en medio de un celeste resplandor, y le instó a ingresar en la Compañía de Jesús. Se disiparon las sombras de Bernardino instantáneamente y penetró en su espíritu la luz. Tenía 34 años cuando ingresó en el noviciado. Se deshizo de sus posesiones, y se formó a conciencia. Fue ordenado tres años más tarde y quedó destinado en Nápoles. En las calles, tantas veces transitadas por él como magistrado, se puso a prueba su humildad. Ciertas miradas reprobatorias, sorprendidas de la pobreza de su atuendo, lo decían todo acerca de lo que podían pensar; después, fueron apreciando sus virtudes. Le encomendaron la delicada misión de ser maestro de novicios, aunque él soñaba con partir a las Indias. No pudo cumplir su anhelo. En 1574 fue enviado a Lecce como superior de la comunidad añadiendo la responsabilidad de abrir allí un colegio. Nápoles lo despidió con enorme aflicción por tenerle en alta estima. Y este mismo sentimiento brotó en Lecce, ciudad que se opuso frontalmente a su salida cuando los superiores determinaron trasladarle a otros lugares. Además, siempre surgía algo que impedía su partida, desde inclemencias meteorológicas hasta enfermedades suyas que desaparecían misteriosamente en el momento que se revocaba la orden de salir. Era un excelente confesor y predicador. Prestó asistencia a enfermos, pobres, esclavos, etc.; ante él desfilaron personas de toda clase y condición, incluida la nobleza y prelados. Considerado como un san Felipe Neri para Lecce, fue agraciado con favores místicos, entre otros, visiones, especialmente de la Virgen. Y teniendo su nombre en los labios, murió el 2 de julio de 1616 con 82 años, casi la mitad de los cuales los pasó en Lecce. Hallándose moribundo, la ciudad lo eligió como su patrón. El alcalde Rapana acudió a su lecho, y le leyó el documento pertinente arrancándole un casi postrero: «Sí, señores», como signo de aceptación. León XIII lo beatificó el 12 de enero de 1896, y Pío XII lo canonizó el 22 de junio de 1947.
ESTABAN HOZANDO
Amos 5, 14-15. 21-24; Sal 49, 7. 8-9. 10-11. 12-13. 16bc-17; Mateo 8, 28-34
Los endemoniados del Evangelio de hoy se dirigen a Jesús y le dicen: “«¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?» Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: -«Si nos echas, mándanos a la piara.» Jesús les dijo: -«Id.» Salieron y se metieron en los cerdos.” Los pobres cerdos no tenían la culpa, estaban hozando porque eso es lo que hacen los cochinos de ellos. Y lo que consiguen los demonios de la pereza y la desidia es que nos comportemos como cerditos, dedicándonos a hozar, a dar vueltas a lo bien que se está sin hacer nada. Tristemente muchos padres van permitiendo que sus hijos e hijas se conviertan en una especie de jabalíes. De noche hozan de pub en pub y de discoteca en discoteca y, cuando llegar a casa al amanecer, encuentran un lecho agradable donde dormir hasta las tres de la tarde, se levantan para comer algo y, después de una buena siesta, vuelven a salir por la noche. Ya no se preguntan ¿qué hacemos hoy?, se preguntan ¿qué hacemos esta noche?. El día no existe. Esos padres que dicen “pobrecillos” y consienten en esta actitud por no enfrentarse con ellos son los que invitan a Satanás a tomar posesión de la vida de sus hijos. Suena un tanto fuerte, pero es así. Pero también, gracias a Dios, hay un buen número de jóvenes que no se contentan con vivir la vida mirando al suelo y rebuscando entre la basura, sino que miran hacia arriba, al cielo. “Buscan el bien y no el mal y por eso, saben vivir.”
Salen, se divierten, disfrutan de sus amigos y de su familia, se forman, rezan. Saben poner sus talentos en juego y se entregan a los demás, buscando la justicia. Unos irán a Sydney, otros están en voluntariados diversos o ayudando a misioneros en países más o menos lejanos, algunos ayudan en casa o se han puesto a trabajar para pagarse la matrícula del curso que viene, que la crisis (aunque sólo sea como una sensación), se nota en casi todas las casas.
Son jóvenes que tendrán algo que contar cuando acabe el verano aunque no quieran escucharles los que resumen el verano en cuantos litros de ginebra se han bebido y cuantas personas se han acostado. De la vida pueden presumir las personas, los cerdos no presumen de serlo, simplemente lo son. Vamos a vivir este tiempo unidos a nuestra Madre la Virgen, ella no permitirá que nos comportemos sino como lo que somos, como Hijos de Dios, que saben disfrutar de la vida y, en invierno y en verano, caminamos hacia el cielo.
Contempla el día que comienza. Debemos actuar con prudencia, así lo quiere Dios. La pregunta que nos podemos hacer es: "¿Qué haré hoy?" Tengo una larga lista de cosas escritas en una hoja de papel al lado de mi teclado. Trabajo en dos oficinas diferentes, pero la lista siempre va conmigo. No he sabido todavía incorporarla a mi teléfono, de hecho esto es una de las cosas que está en la lista. Mi lista es una mezcla de tareas personales y profesionales, pequeños encargos y grandes proyectos, lo urgente y lo importante, el pragmatismo y el sueño. Este trozo de papel es una hoja de ruta de mi futuro inmediato. La mayoría de los días se llenan con la selección de tareas que allí están anotadas.
Pero no todo saldrá como estaba previsto. Mi superior quizás me encargará un proyecto que no estaba en la lista y que pasará por delante de muchas cosas; hay trabajo que depende del compromiso de otras personas, pero que estas personas no podrán hacer; alguien del que no tenemos noticia desde hace tiempo llamará; o abriremos el correo electrónico y descubrimos que nos habíamos olvidado de una tarea urgente atender; la pareja no podrá llegar a la hora que habíamos previsto quedarse; o la hermana llamará para pedirte un favor ... No podemos controlar este caos, pero sí podemos modular. Hay algunas cosas que podemos aprender para vivir más unificados en Cristo, que está en todo lo que hacemos.
Un joven me decía un día: "con el Señor no nos encontramos nunca, porque llevamos ritmos de vida diferentes». Miro en este momento de encontrar «cuál es mi ritmo»; no aquel que me ponen desde fuera, sino aquel en el que me es más fácil de sentir tu presencia. Me ayudo del silencio, del tomar conciencia de la respiración Intento alejar por unos momentos problemas y preocupaciones que me quitan la paz. Pongo en sus manos estas preocupaciones y dejo solo espacio a la oración.
Pienso en las experiencias recientes o pasadas que la vida me ha proporcionado; las unas, gozosas, han llenado a rebosar mi corazón ... las otras, dolorosas, me han ayudado a crecer.
Un Papa "mundial"
Con sus santos, papas e Inquisición
El fútbol como religión secular universal
Casta sacerdotal de los entrenadores
En la religión existe la enfermedad del fanatismo, de la intolerancia y de la violencia contra otra expresión religiosa; lo mismo ocurre en el fútbol: grupos de un equipo agreden al equipo contrario
(Leonardo Boff).- La presente Copa Mundial de Fútbol que se está celebrando en Brasil, así como otros grandes eventos futbolísticos, asumen características propias de las religiones.
Para millones de personas el fútbol, el deporte que posiblemente moviliza a más gente en el mundo, ha ocupado el lugar que comúnmente tenía la religión. Algunos estudiosos de la religión, solo para citar a dos importantes como Emile Durkheim y Lucien Goldmann, sostienen que la religión no es un sistema de ideas; es antes «un sistema de fuerzas que movilizan a las personas hasta llevarlas a la más alta exaltación» (Durckheim).
La fe viene siempre acoplada a la religión. Ese mismo clásico afirma en su famoso libro Las formas elementales de la vida religiosa: «la fe es ante todo calor, vida, entusiasmo, exaltación de toda la actividad mental, transporte del individuo más allá de sí mismo» (p.607). Y Lucien Goldamnn, sociólogo de la religión y marxista pascaliano, concluye: «creer es apostar a que la vida y la historia tienen sentido; el absurdo existe, pero no prevalece».
Mirándolo bien, el fútbol para mucha gente cumple las características religiosas: fe, entusiasmo, calor, exaltación, un campo de fuerzas y una permanente apuesta de que su equipo va a triunfar.
El espectáculo de la apertura de los juegos recuerda una gran celebración religiosa, cargada de reverencia, respeto, silencio, seguido de ruidosos aplausos y gritos de entusiasmo; ritualizaciones sofisticadas, con músicas y escenificaciones de las distintas culturas presentes en el país; presentación de los símbolos del fútbol (estandartes y banderas), especialmente la copa, que funciona como un verdadero cáliz sagrado, un santo Grial buscado por todos. Y está, dicho sea con respeto, la bola que funciona como una especie de hostia que es comulgada por todos.
En el fútbol como en la religión, tomemos como referencia la católica, existen los once apóstoles (Judas no cuenta) que son los once jugadores, enviados para representar al país; los santos de referencia como Pelé, Garrincha, Beckenbauer y otros; existe demás un Papa que es el presidente de la Fifa, dotado de poderes casi infalibles. Viene rodeado de sus cardenales que constituyen la comisión técnica responsable del evento.
Siguen los arzobispos y obispos que son los coordinadores nacionales de la Copa. Enseguida aparece la casta sacerdotal de los entrenadores, portadores del especial poder sacramental de poner, confirmar y quitar jugadores. Después vienen los diáconos que forman el cuerpo de los jueces, maestros-teólogos de la ortodoxia, es decir, de las reglas del juego, que hacen el trabajo concreto de conducir el partido. Al final vienen los monaguillos, los jueces de línea, que ayudan a los diáconos.
El desarrollo de un partido suscita fenómenos que ocurren también en la religión: se gritan jaculatorias (estribillos), se llora de emoción, se reza, se hacen promesas divinas (Felipe Scolari, entrenador brasilero, cumplió su promesa de ir a pie, unos veinte km, hasta el santuario de Nuestra Señora del Caravaggio en Farroupilha si ganaba Copa ese año, como así sucedió), se usan amuletos y otros símbolos de la diversidad religiosa brasilera. Santos fuertes, orixás y energías del axé son evocadas e invocadas.
Existe hasta una Santa Inquisición, el cuerpo técnico, cuya misión es velar por la ortodoxia, dirimir conflictos de interpretación y eventualmente procesar y castigar a jugadores o incluso a equipos enteros.
Así como en las religiones e Iglesias existen órdenes y congregaciones religiosas, así hay«aficiones organizadas». Tienen sus ritos, sus cánticos y su ética.
Hay familias enteras que se van a vivir cerca del Club de su equipo, que funciona como una verdadera iglesia, donde los fieles se encuentran y comulgan sus sueños. Se tatúan el cuerpo con los símbolos de su equipo y no bien acaba de nacer un niño que a la puerta de la incubadora ya es adornado con los símbolos del equipo, es decir, recibe ya ahí el bautismo, que jamás debe ser traicionado. Considero razonable entender la fe como la formuló el gran filósofo y matemático cristiano Blas Pascal, como una apuesta: si apuestas a que Dios existe tienes todo a ganar; si después no existe, no has perdido nada. Entonces es mejor apostar a que existe. El hincha vive de apuestas (cuya expresión mayor es la lotería deportiva o la quiniela), de que la suerte favorecerá a su equipo o de que pase algo en el último minuto del juego, que cambie todo y finalmente gane, por muy fuerte que sea el adversario. Así como en la religión hay personas referenciales, lo mismo sucede con los cracs. En la religión existe la enfermedad del fanatismo, de la intolerancia y de la violencia contra otra expresión religiosa; lo mismo ocurre en el fútbol: grupos de un equipo agreden al equipo contrario. Apedrean autobuses y pueden ocurrir verdaderos crímenes, de todos conocidos, de hinchadas organizadas y de fanáticos que pueden herir y hasta matar a seguidores del otro equipo.
Para muchos, el fútbol se ha vuelto una cosmovisión, una forma de entender el mundo y de dar sentido a la vida. Hay quienes sufren cuando su equipo pierde y están eufóricos cuando gana.
Yo personalmente aprecio el futbol por una simple razón: portador de cuatro prótesis, en las rodillas y en los fémures, jamás hacer podría hacer esas carreras y dar esos saltos y estiradas. Hacen lo que yo nunca podría hacer, sin caer y romperse. Hay jugadores que son artistas geniales de creatividad y habilidad. No sin razón, el mayor filósofo del siglo XX, Martin Heidegger, no se perdía un partido importante, pues veía en el fútbol la concretización de su filosofía: la contienda entre el Ser y el ente, enfrentándose, negándose, componiéndose y formando el imprevisible juego de la vida, que todos jugamos.
La oración: el amor es el que habla
Orar es dejar que hable el amor.¡Cuántas veces le tenemos miedo al amor, no dejamos que el amor hable!
Esta frase del libro de la vida de Santa Teresa nos ayuda a comprender lo que es la oración. Ella encuentra en Toledo a un Padre dominico conocido que no ve desde hace mucho tiempo. Le cuenta bajo secreto de confesión todo lo que le pasa a su alma y las penas sufridas por la reforma del Carmelo.
El religioso la escucha, la consuela y le pide que no deje de pedir por él. Teresa, agradecida, confía al Señor el alma de este sacerdote. Ella va al lugar a donde solía orar y allí se queda "muy recogida, con un estilo "abovado" que muchas veces, sin saber lo que digo, trato". Y añade: "que es el amor que habla" (Libro de la Vida, 34, 8).
Orar es dejar que hable el amor. ¡Cuántas veces le tenemos miedo al amor, no dejamos que el amor hable! Sino que preferimos que hable sólo nuestra razón o nuestra mera capacidad humana de entender las cosas. Muchas veces reprimimos el amor como si fuera muestra de debilidad como si también en la oración tuviéramos que demostrar los fuertes e inteligentes que somos. Sin embargo la oración, sin dejar impedirnos usar nuestro entendimiento, es el momento explayar el corazón, y de dejar que el Amor divino nos inunde y nos queme con sus rayos. En una sociedad más racionalista y secularizada, nos da vergüenza de liberar la parte más noble de nosotros mismos, nuestra capacidad de amar y ser amados. Y vivimos como mutilados, no respirando a pleno pulmón, caminando sólo al ritmo que nos permite nuestras convenciones humanas o nuestro miedo de amar demasiado.
Orar, "es el amor que habla". Santa Teresa cuenta que, dejando al religioso, comenzó a hablar con Dios con toda sencillez, como ella solía hacer, dejando que el amor hablase. No sólo el amor que su alma nutría hacia Dios, sino también "comprendiendo el amor que Dios le tiene a ella". La oración usa un lenguaje de amor. Y el lenguaje de amor es especial, es único, tiene su lógica, su gramática y su sintaxis. Lo entienden los que aman. Basta un gesto, una mirada, un movimiento, una sonrisa. Dejemos que el amor hable en nosotros. Dejemos que el Amor nos hable. Dejémonos conducir por el Espíritu Santo que es la persona de la Trinidad que es el Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre.
Cuando aprendamos el lenguaje del amor que nos enseña el Espíritu Santo, lenguaje hecho de sencillez y espontaneidad, que cualquiera que tenga un corazón puede aprender, entonces comprenderemos que la oración no es sino un ejercicio de amor, es una expresión de amor, es un grito de amor, es una súplica de amor.
La mística Teresa continua diciendo que el Amor que Dios tiene al alma hace que ésta se olvide de sí y "le parece está en Él". Nada la separa de Él. La sencillez del amor logra el mejor estado de unión. Entonces el alma orante "habla desatinos". Comienza a usar el lenguaje más elevado y puro, el lenguaje del amor, porque, como diría San Juan de la Cruz, "ya sólo en amar es mi ejercicio" (Cántico Espiritual, 95).
Francisco expresa su dolor al rabino de Roma por los jóvenes asesinados
El santo padre Francisco llamó ayer por teléfono a la casa del rabino Riccardo Di Segni, médico y jefe de la comunidad judía de Roma, para expresarle su dolor por la muerte de los tres jóvenes israelíes asesinados por extremistas palestineses.
Los tres jóvenes Gilad Shaar de 16 años, Naftalí Fraenkel de la misma edad y Eyal Yifrah de 19 años, eran alumnos de escuelas religiosas judías. Se perdió contacto con ellos cuando el 12 de junio hacían auto-stop. El Papa, según declaraciones del rabino principal, Riccardo Di Segni, reportado por el diario romano Il Messaggero, expresó su dolor y le dijo “rezo por ellos”. Di Segni indicó que cuando respondió y escuchó la voz del papa Francisco, como primera cosa “pensé a una broma, porque no es cosa frecuente”. Indicó que en el pasado había siempre sido él a buscar al pontífice. Contó también que hace unos días atrás los padres de los jóvenes secuestrados, cuando aún no se sabía que habían sido asesinados, le habían pedido para que tomara contacto con el Vaticano de manera que el Papa pudiera recibir en audiencia a estas mamás y papás. Este lunes 8 de julio, según informaciones no oficiales, habrían llegado desde Israel para la audiencia.
La noticia era reservada, indicó el rabino, aunque ahora por ocho días, según el luto judío no tendrán ningún tipo de actividades o encuentros. Y concluyó indicando que el Papa le ha hecho saber que su disponibilidad de abrazar a los papás de los jóvenes es siempre la misma. El mismo día en el que se encontraron los cuerpos sin vida de los tres jóvenes, la oficina de prensa de la Santa Sede, emitió un comunicado indicando el dolor del Santo Padre y calificó el asesinato como un hecho “execrable”, "un obstáculo para la paz", y recordó que "la violencia genera violencia".
Funerales de los jóvenes
De otro lado la comunidad judía de Roma, invitó ayer a todos los negocios a cerrar una hora por la tarde, durante los funerales de Eyal, Gilad y Naftalì, mientras en el tempo mayor de Roma se realizaba una función religiosa presidida por el rabino Di Segni. En Israel, el primer ministro Benjamin Netanyahu presente en la ceremonia fúnebre de los jóvenes declaró que quienes le secuestraron y asesinaron “celebran la muerte; nosotros, la vida. Ellos alaban la crueldad; nosotros, la piedad. Esta es la base de nuestra fuerza". Mientras tanto los ministros más destacados de Israel debaten la respuesta que darán, que podrá oscilar entre acciones menores de castigo hasta una nueva ofensiva contra la Franja de Gaza, donde está el liderazgo del movimiento Hamas (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica). "Nosotros consideramos al Hamas responsable del secuestro --declaró el ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon-- y del asesinato de los jóvenes y sabemos cómo ajustarles las cuentas".
Grupo islámico se atribuye la acción. Israel apunta a Hamás
De otro lado un grupo desconocido autoproclamado "Partidarios del Estado Islámico" activo en Siria e Irak, reivindicó el secuestro y el asesinato, en un comunicado publicado en sitios islamistas, aunque Israel apunta siempre a Hamás.
Hamás, su brazo armado y político
Hamás es un grupo considerado terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea y diversos países, que tiene un brazo político y otro armado. El político llegó a un acuerdo con el actual presidente palestino Mahmoud Abbas, que llevó el 2 de junio a un Gobierno de unidad palestino con el acuerdo entre Al Fatá y Hamás. A partir de los secuestros, Netanyahu exigió a Abbas que anule un acuerdo de reconciliación que había alcanzado en abril con su rival Hamas.
Operaciones militares de Israel
En las operaciones del ejército israelí en Cisjordania en las últimas tres semanas durante la búsqueda de los adolescentes, fueron detenidos decenas de activistas, y residentes locales aseguran que murieron al menos seis palestinos palestinos murieron durante las mismas.
El Ejército por su parte, comunicó que sus aviones han atacado 34 posiciones islamistas en la Franja palestina, debido dijo, al lanzamiento de una veintena de cohetes palestinos en las últimas veinticuatro horas.