“Que venga sobre ella vuestra paz”
- 10 Julio 2014
- 10 Julio 2014
- 10 Julio 2014
El funanmbulista de Dios
Liu Ming, el médico chino del Papa que le atendió y devolvió la salud cuando éste era arzobispo de Buenos Aires, anda preocupado. Y es para estarlo. Pero no sólo por la inhumana agenda del pontífice, que rebasa con mucho las fuerzas de un hombre de setenta y ocho años, sino porque Francisco, además de su carisma sacerdotal, tiene vocación de funambulista. Sus saltos, piruetas verbales y últimas denuncias confirman los altos riesgos que asume y acabarían con los nervios de cualquiera.
Los mafiosos de Calabria ya han respondido a su pública excomunión,manipulando una imagen de la Madonna –¡pobre aldeana de Nazaret!- que hicieron reclinar ante el domicilio de un famoso capo de la Ndrangheta en un pequeño pueblo de Reggio Calabria, escenario de una sangrienta guerra de clanes. O el boicot a la misa en la cárcel Mamertina de 200 presos de la Mafia. Y es que, ya se sabe, en Italia hasta el crimen organizado pretende el agua bendita de la Iglesia. Con todo parece, ojalá, que de momento los mafiosos no se atreverán a más, aunque solo sea por la popularidad mundial del papa Bergoglio.
Lo que muchos ignoran es que en esta cruzada hacia fuera y dentro de la Iglesia, los disparos más peligrosos proceden de casa. Comienzan cuando Francisco se sienta en la sede de Pedro con una bomba de relojería debajo: el desprestigio mundial que supone la plaga de la pederastia, una de las razones que influyeron en la renuncia de Benedicto XVI. La reciente petición de perdón a las víctimas de estos abusos, uno de los que más vivamente condenó, con “piedra de molino”, Jesús Nazaret, se une a varias destituciones y medidas contra los pecados de omisión, aunque queda mucho por andar.
¿Y qué decir de los “cuervos” de la corrupción, de los prelados adinerados, de los lobbies homosexuales, de las presiones de la caverna? Desde siempre un papa fue un solitario en su jaula de oro de los palacios vaticanos. Pese a que ahora vive con más gente en Santa Marta, el papa Francisco ha de sufrir seguramente en silencio y soledad el acoso de sus enemigos. Quizás los peores sean los más fieles, los rigoristas y ultraconservadores de dentro. Me consta que muchos de estos, que aún se confiesan con frecuencia, declaran ante la rejilla: “Padre, me acuso de criticar al Papa”. Paradójicamente, a pesar de leer y releer el Evangelio, no aceptan la misericordia del buen pastor en busca de la oveja pedida y los más alejados. Porque, como hacía decir el genial Mingote a dos beatas a la puerta de la iglesia: “Convéncete, hija, lo que se dice al cielo, iremos los de siempre”.
Eso, a pesar de que el papa argentino, ejerce de equilibrista también entre las “dos Iglesias” con las que le ha tocado vivir,repartiendo canonizaciones a los dos bandos –pues la santidad no es ni de izquierdas ni de derechas- y andando con pies de plomo, por ejemplo en temas de moral familiar. Los “Lineamenta” o documento preparatorio del Sínodo es el que más materia incluye de los que he conocido en largos años de informador y el único fruto de consulta con la base. Pero, ante el escándalo de algunos, ya ha anunciado que este sínodo es tan importante, que lo va a dividir en dos sesiones.
Algo reporta confianza en tal comportamiento. Y es que en mi opinión, Bergoglio ha experimentado una profunda vivencia interior. Los orientales lo llaman “iluminación”, los occidentales “ilustración”. Como Ignacio de Loyola, en su visión del Cardoner, ha visto claro. Basta comparar las fotos del cardenal bonaerense, casi siempre serio y preocupado, y las del actual Papa, revestido de un gozo, una valentía e inteligente prudencia que rompen moldes.
Francisco puede estar cansado, porque si no, a su edad, no sería un ser humano. Pero su espíritu es libre. Por dentro no teme a nadie, ni a las metralletas de los mafiosos, ni a los manejos de los corruptos, ni los inmovilismos de los “católicos de toda la vida”. No quiere cristales antibalas en su papamóvil, ni parapetarse en el prestigio del lujo o del protocolo. Muestra aquello de Pablo de que el espíritu está por encima de la ley. Sus únicas armas son una autenticidad espontánea y creíble y una alineación con los más pobres y pequeños de este mundo. A partir de ahí, puede pasarle cualquier cosa. No parece importarle. Se diría que vive el ahora como fuera del tiempo. Quizás como quien no quiere nada para sí y ya lo tiene todo.
Evangelio según San Mateo 10,7-15.
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Alocución en el encuentro interreligioso en Asís, 27•10•86
“Que venga sobre ella vuestra paz”
Esta jornada en Asís nos ayuda a hacer que seamos más consciente de nuestros compromisos religiosos. Pero también debe dar al mundo, que nos contempla a través de los medios de comunicación, una conciencia cada vez más grande de la responsabilidad de cada religión en lo concerniente a los problemas de la guerra y de la paz. Quizás como nunca en la historia se hace evidente para todos, el vínculo intrínseco que une una actitud religiosa auténtica y el gran bien de la paz. ¡Qué peso más terrible cargado sobre espaldas humanas! Mas, al mismo tiempo, ¡qué vocación tan maravillosa y entusiasta a seguir! Si bien es cierto que la oración es en sí misma una acción, eso de ninguna manera nos dispensa de trabajar por la paz.
Aquí, actuamos como heraldos de la conciencia moral de la humanidad en cuanto tal, de la humanidad que desea la paz, que tiene necesidad de paz. No hay paz sin un amor apasionado por la paz. No hay paz sin una feroz voluntad de realizar la paz. La paz necesita sus profetas. Juntos hemos llenado nuestros ojos de visiones de paz: engendran nuevas energías para un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz, gestos que rompan el encadenamiento fatal de las divisiones heredadas de la historia o bien engendradas por las modernas ideologías. La paz espera sus constructores.
Tendamos la mano a nuestros hermanos y hermanas para animarlos a construir la paz sobre cuatro pilares que son: la verdad, la justicia, el amor y la libertad. La paz es una obra en construcción abierta a todos y no solamente a los especialistas, a los sabios, a los estrategas. La paz es una responsabilidad universal: pasa a través de mil pequeños actos de la vida cotidiana. Es a través de su propia manera diaria de vivir con los demás que los hombres hacen su elección a favor o en contra de la paz… Lo que hemos hecho hoy en Asís, orando y dando testimonio de nuestro compromiso en favor de la paz, debemos seguir haciéndolo cada día de nuestra vida. Porque lo que hemos hecho hoy es vital para el mundo. Si el mundo debe continuar, si los hombres y mujeres deben seguir viviendo en él, el mundo no puede prescindir de la oración.
SÓLO PODEMOS IR A MÁS
Oseas 11, 1-4. 8c-9; Sal 79, 2ac y 3b. 15-16; Mateo 10, 7-15
A veces pensamos que lo pobre, lo pequeño, lo humilde es despreciable, siempre nos creemos con derecho a más, a lo mejor. Sin embargo todos hemos sido pequeños, hasta ese amasijo de células que tantos aprovechan para matar en el vientre de su madre. Hemos sido muy pequeños, casi informes, pero no nos acordamos.
«Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.» No me he podido resistir a poner casi entera la primera lectura. Dios es Dios, y no hombre. Se acuerda perfectamente de lo pequeños que hemos sido y ,ya desde entonces nos amaba. Es santo, no está dispuesto a echarnos en cara nuestras infidelidades, nos ha visto tan pequeños y tan débiles que no puede enfadarse ante nuestras “bravacunadas” y posturas de adolescente rebelde. Cuando Dios nos conoce desde nuestra debilidad comprende que a veces seamos un tanto despegados.
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.” No es que el Señor sea un rácano que quiere ahorrase el equipamiento del perfecto misionero. Es tan sencillo como que cuando no se tiene nada, nada te distrae de tu misión y te das cuenta que das lo que no es tuyo. Cuando uno se da cuenta que Dios te quiere aunque no tengas el templo parroquial más bonito y activo del mundo, es más, cuando tienes el Sagrario metido en una caseta de obra de quince metros cuadrados donde no caben los feligreses y el párroco tiene que ponerse a régimen; que no tienes electricidad, ni aire acondicionado, ni agua, ni adornos que puedan hacer atrayente el ir, entonces te das cuenta que los que vayan irán sólo por el Señor. Y ese es nuestro mayor tesoro. Igual podríamos decir de los casados (¿De qué no prescindirías en tu matrimonio, en tu trabajo, en tu familia?) Si es algo que se pueda contar o guardar en una caja fuerte, es que algo va mal.
María no creció. Delante de Dios es siempre esa niña pequeña, sencilla, humilde, que se fía completamente de todo lo que su Padre Dios quiera de ella y sabe que siempre puede decirle que Sí. Quitemos todo lo que estorba, olvidémonos de la prepotencia y vayamos, sin nada, al encuentro del amor de Dios. Así sólo podremos
Santa Felicita de Roma y sus 7 hijos mártires.
En el año 150 vivía en Roma una noble viuda cristiana llamada Felicita que tenía siete hijos, fervorosos discípulos de Cristo. Madre e hijos fueron encarcelados por la fe. A todos se les fue poniendo uno por uno ante la alternativa de apostatar o morir, más, ayudados por las heroicas palabras de aliento de su madre, todos aquellos jóvenes prefirieron la muerte en testimonio de fidelidad al Salvador. Madre e hijos murieron mártires bajo el emperador Antoninus.
"¡Ea!" –respondió el mayor de los hijos al juez que le inducía traicionar a Cristo-, acaba ya con tu charla; sábete que yo quiero permanecer fiel. Idénticas respuestas dieron los otros seis, y todos fueron muriendo por la fe ante los ojos de aquellos a quienes todavía no había llegado el turno. Y la madre, que había sufrido y muerto, por decirlo así, con cada unos de sus hijos, concluyó aquella inmolación heroica sufriendo cuatro meses después la gloriosa muerte del martirio. ¡Que recibimiento le harían sus hijos en el cielo! De la madre hace conmemoración la Iglesia el día 23 de noviembre, mientras que el 10 de julio celebra la fiesta de los siete santos hermanos.
Enterrados en el cementerio de Maximus, en la Via Salaria, Roma. Reliquias en la Iglesia capuchina de Montefiascone, Italia. Entre los siete hijos de Santa Felicita hay uno –el penúltimo, llamado Alejandro-, cuyos sagrados despojos fueron trasladados durante la temprana Edad Media, a la villa de Wildeshausen, en la actual provincia de Oldemburgo. No podemos imaginarnos la solemnidad y el gran concurso de gente, procedente de toda Alemania, con que fueron trasladadas las sagradas reliquias. Hoy todavía podemos seguir el itinerario de aquella solemne procesión, pues doquiera los restos del santo se detenían una noche, allí las gentes se encargaban de edificar un templo en honor del joven mártir. Por eso hay en Alemania tantas iglesias dedicadas a San Alejandro.
10 de julio 2014 Jueves XIV Os 11, 1-4.8c-9
La imagen que nos propone el profeta es la del padre que se acerca para corregir su hijo, y procura hacerlo con cuidado y ternura, pero el hijo se aleja. Esto le duele. Lo dice así: "Tengo el corazón agitado dentro de mí, tengo inflamadas las entrañas». Hasta aquí transmite unos sentimientos muy humanos que nos lo hace cercano y comprensible. Pero si nos quedáramos aquí tendríamos una visión de Dios parcial. El profeta nos anuncia el amor omnipotente de Dios cuando dice: "No satisfaces mi enojo, no volveré a devastar ..., porque yo soy Dios, y no hombre, santo presente dentro de ti." Tu tienes esta visión de Dios? Intentas vivir como nos enseña el amor de Dios? Señor, que sepa acoger tu santidad en mi
Sentado ante la pantalla, cierro los ojos durante unos momentos. Puede ayudarme repetir interiormente, varias veces y al ritmo de la respiración una sencilla saludo: «Señor, Dios de la Vida, aquí me tienes». Es posible que en estos momentos haya algo que no me deja ser plenamente libre. Pienso, pero no la pongo como excusa de nada: la fuerza de su Espíritu puede más que todas las cadenas. Pido confiar. Tomo conciencia del bien que recibo de Dios y los demás. A veces no soy lo suficientemente consciente. Me quejo y me lamento continuamente para no ser suficientemente querido, cuando realmente es mucho lo que cada día le debo y debo a otros.
El encuentro de los dos Papas
El Vaticano ironiza sobre a quién animarán Benedicto XVI y Francisco
Argentina vs Alemania. La final de los dos papas
"Los dos rezarán por igual, pero uno es Papa y el otro emérito", afirma Guillermo Karcher
Francisco prometió "neutralidad" a la presidenta del Brasil, DilmaRousseff, en la previa del Mundial
Argentina y Alemania disputarán este domingo la final del Mundial de fútbol de Brasil. Un partido que ya se vive en el Vaticano y los argentinos allí hablan de "la final de dos papas" en referencia a Francisco y su predecesor el alemán Benedicto XVI.
"Los dos rezarán por igual, pero uno es Papa y el otro emérito", dijo con humor el sacerdote Guillermo Karcher, oficial de protocolo de la Santa Sede, y afirmó que "el gol de los argentinos se sintió en toda Roma".
Antes del partido, el diario vaticano L'Osservatore Romano ya especulaba con una eventual final entre Argentina y Alemania.
"Brasil 2014 podría regalarnos una final Argentina-Alemania que, con dos forofos (fanáticos) de excepción como el papa Francisco y el emérito Benedicto XVI,entraría con todos los derechos a formar parte de la historia del fútbol", escribió el periódico de la Santa Sede.
Francisco, quien es un reconocido hincha de San Lorenzo de Almagro y seguidor constante de los partidos de fútbol, leprometió "neutralidad" a la presidenta del Brasil, DilmaRousseff, en la previa del Mundial.
Otro encargado de festejar el pase a la final fue el sacerdote porteño Fabián Báez, a quien el Papa reconoció en abril durante una recorrida por la plaza de San Pedro y lo hizo subir al papamóvil para saludarlo.
Sobre el 9 de julio, recordó tres características: "Día de la Virgen de Itatí, Día de la Independencia, Día de la repunta del calefón que vamos a la final".
En su cuenta de Twitter, el sacerdote volvió a sorprender con sus particulares tuits y hasta cambió su identificación por "Pater F. Mascherano".
"Queridos hermanos brasileros, les perdonamos los OLEEEE y las fotos y todo. Yo el sábado hinchó por ustedes", escribió y lo ilustró con una imagen de dos simpatizantes de laverdeamarella con un ataúd con la leyenda "R.I.P. Argentina".
Instrucción a los doce
Mateo, 10, 7-15. Tiempo Ordinario. Estar en medio del mundo como levadura en la masa, sal de la tierra, luz del mundo.
Oración introductoria
Señor, ayúdame a dejar atrás mi pereza espiritual y mi indiferencia, para que esta oración me dé la luz y fuerza que tanto necesito para vivir tu mandamiento del amor. Tú me das a manos llenas mientras que yo soy mezquino y calculador, por eso te doy mi corazón en esta oración, para que lo transformes con el fuego de tu amor.
Petición
Señor, ayúdame a aprender a ser tu apóstol, a ser hoy mejor de lo que fui ayer.
Meditación del Papa Francisco
Aquí se vive una hospitalidad abierta sin distinción de nacionalidad o de religión, según enseñanza de Jesús: "Gratuitamente han recibido gratuitamente den".
Debemos recuperar el sentido directo del don, de la gratuidad, de la solidaridad. Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del provecho a cualquier costo, del dar para obtener, del explotar sin mirar a las personas... ¡Y los resultados los vemos en la crisis que estamos viviendo!
Esta casa es un lugar que educa a la caridad, una escuela de caridad, que enseña a estar cerca de cada persona, no por provecho pero por amor. La música -digámoslo así- de esta casa es el amor, y esto es bello y me gusta que seminaristas todo el mundo vengan aquí para hacer una experiencia directa del servicio. Los futuros sacerdotes pueden así vivir en modo concreto un aspecto esencial de la misión de la Iglesia y hacer tesoro para su ministerio pastoral. (S.S. Francisco, 21 de mayo de 2013).
Reflexión
"Jesús, cuando leí por primera vez estas palabras, pensé que te referías sólo a los sacerdotes. Después me di cuenta de que no. También a mí me llamas para ser tu testigo. Me invitas a transmitir tu mensaje de esperanza. Me mandas a curar a los enfermos por el pecado, a resucitar la fe y la esperanza de los abatidos. Quizá no tenga la formación para ir de casa en casa o para dar grandes discursos en las plazas. Pero te propongo un plan. Yo me esforzaré por serte fiel, por vivir con coherencia mi cristianismo, por ser un testigo de tu resurrección como los grandes campeones de la fe. A cambio, te pido, por favor, la gracia de la generosidad, de dejar a un lado mi egoísmo y vanidad y tomar la cruz entre mis manos."
Lanzarse al apostolado del testimonio. Qué hermoso sería si alguno dijese lo que le escribieron a un tal Diogneto en los primeros años del cristianismo: Los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. Es decir, aquello que le da vida, lo que eleva al mundo.
Vivir en el mundo, sin ser del mundo. Estar en medio del mundo como levadura en la masa, sal de la tierra, luz del mundo. Es una misión difícil y por eso me atrae. Tú has dado tu vida por mí, porque me amas. Ahora me toca a mí.. Amor con amor se paga. Ayúdame a repetir con san Pablo con mis obras:No me avergüenzo del Evangelio.
Propósito
No dejarme influir por la indiferencia o la tibieza al renovar mi espíritu de generosidad.
Diálogo con Cristo
Las instrucciones son claras. Creer, confiar y amar me llevará a vivir en plenitud mi vocación cristiana, a vivirla con pasión y entrega generosa porque sólo tengo una vida y no debo perder el tiempo buscando placeres pasajeros y egoístas. Señor, quiero invertir todo mi tiempo y energía a llevar a cabo la misión que me has encomendado, con tu gracia lo puedo lograr.
Para encontrar a Dios hay que tratarle
Hemos de conocer lo esencial de la vida. Muchas veces vamos por la vida buscando la felicidad, y no la encontramos.
Una mujer comenzó a ir con sus padres a Misa por costumbre. Después, al profundizar en la fe, vio que "empezaba a tener otro sentido, un sentido de compromiso, me sentí más implicada... descubrí el valor de la Eucaristía como un encuentro con Cristo..."
En nuestra sociedad actual, la asistencia a Misa depende de la costumbre del entorno familiar, de la fe que se ha recibido desde pequeños… y cuando se asiste a Misa por ejemplo en acontecimientos sociales o fiestas principales, incluso los que no saben "qué pasa ahí" sienten alguna motivación, el gusanillo de profundizar, pues no solo queremos vestirnos de fiesta sino que queremos participar en la fiesta, celebrarla. Como en las familias, que tienen un plato preferido para ciertas celebraciones. Queremos tener una relación viva y personal, maravillosa, con Jesús. Qué lástima, escuchar palabras y cantos, pero no gozar plenamente de las emociones estéticas en la música o en la belleza de las celebraciones, al no vivir la esencia de la Misa y de la comunión... Recuerdo un compañero de estudios que iba a la catedral de Córdoba a escuchar la Misa del domingo fascinado por la belleza de la liturgia y la música. Es difícil entender a Bach sin su fe, pues muchas composiciones están unidas a un sentimiento.
Hemos de conocer lo esencial de la vida. Muchas veces vamos por la vida buscando la felicidad, y no la encontramos... más tarde nos damos cuenta de que estaba allí al lado, en las cosas pequeñas de cada día, en las cosas obvias, que son las que olvidamos más fácilmente, y así nos va... Como el sentido religioso, el sentido trascendente de las cosas. Olvidamos las cosas que no proporcionan un inmediato beneficio práctico con la excusa de que "no sirven para nada", cuando son las que más sirven. Cuando faltan estas cosas, nos damos cuenta de que la vida no sirve para nada. Cuentan de una araña que se dejó caer por uno de sus hilos desde un árbol, para anclar los soportes alrededor de una rama y tejer su telaraña, esa malla que va engrandeciéndose con sucesivas vueltas, hasta completar su obra. Entonces, paseándose por su territorio, orgullosa de su realización, mira el hilo de arriba y dice: "éste es feo, vamos a cortarlo", olvidando que era el hilo por donde empezó todo, el que sustentaba todo. Al cortarlo, la araña desmemoriada cayó enredada en su red, prisionera de su obra. Así nosotros, encerrados en la obra de nuestra inteligencia o en el cuidado de tantas cosas... podemos olvidar la esencial, cuando cortamos el hilo de soporte. ¡No prescindamos de Dios! Es el soporte de todo lo invisible, los valores de amor y respeto a los demás, en definitiva, de la felicidad. Esta dimensión invisible de la vida. Si no, nos enmarañamos en cosas que nos hacen perder la libertad.
La necesidad de dar culto a Dios está en lo más profundo de nuestro interior (y cuando no le hacemos caso, se proyecta en forma de supersticiones varias, idolatrías de todo tipo, sectas variopintas pero peligrosas algunas de ellas, o una apatía brutal por la que no se ve sentido a nada...) Estamos en una época de "complejidad", en la que hay avances técnicos de todo tipo (en el campo científico, en el genético, en la informática...) y en medio del estado de bienestar, muchos de nuestros compañeros de viaje están prisioneros de la angustia ante el futuro, tienen miedo, incluso miedo a vivir. ¿Por qué tanta inseguridad? Porque quizá hoy se absolutiza el bienestar y éste no da respuesta al sentido de la vida, impide volar hacia arriba, mirar el cielo, en ese horizonte no hay Dios; es el gran ausente.
Todo ello causa el sentimiento de "insoportable ligereza del ser". En medio del pensamiento moderno que tiene tantas cosas buenas tenemos al hombre enfermo de frustración y un deseo de búsqueda de Dios, de ahí las profecías de que el siglo XXI sería "místico", porque es la única forma de recuperar el norte. Se intuye que la medicina es la misma: recuperar la idea de Dios, que sirve para cultos e ignorantes, enfermos y sanos, pobres y ricos...
Pero para hallar a Dios hay que tratarle, darle culto. Y no externo, sino que implique la conciencia, un trato de corazón a corazón, fruto del amor y no de la costumbre, creando un "espacio interior" en nuestra conciencia, solos ante el espejo ante el cual encontramos el sentido de la vida, la seguridad que nos falta.
La religión pertenece a las cosas importantes de la vida.
Cuentan de un barquero que llevaba gente de un lado a otro de un gran río, y un día subió un sabiondo que empezó a increparle diciéndole: "¿conoces las matemáticas?" -"no", contestó el barquero. -"Has perdido una cuarta parte de tu vida. ¿Y la astronomía?" -"¿Esto se come o qué?", contestó el pobre. "-Has perdido dos cuartas partes de tu vida". -"¿Y la astrología?" -"Tampoco", dijo el barquero. "-¡Desgraciado, has perdido tres cuartas partes de tu vida!". En aquel momento la barca se hundió, y viéndolo que se lo llevaba la corriente, le dijo el barquero: -"¡Eh, sabio!, ¿sabes nadar?" -"¡No!", contestó desesperado. -"Pues has perdido las cuatro cuartas partes de tu vida, ¡toda tu vida!" Pues para quien va por un río, lo importante no es saber tantas cosas sino saber nadar. Así las cosas esenciales de la vida, muchas veces olvidadas, son saber quién soy, de dónde vengo y adónde voy, y descubrir el sentido religioso y -como dice el viejo refrán- al final de la vida el que se salva sabe y el que no, no sabe nada. Los peces se ahogan sin agua y los hombres se asfixian sin aire, así nuestra alma sufre asfixia si no tiene saciada esta sed de Dios, pues el corazón del hombre está inquieto y sin paz hasta que reposa en Él.
La religión es una experiencia personal de la que no podemos prescindir, es una necesidad. Y también es social, constituye una de las tradiciones no sólo culturales sino también basilares de la misma familia: la familia que reza unida permanece unida, dice el refrán. Ante una crisis familiar, para resistir ante las dificultades, es importante ver el cielo, recordar el sentido divino del contemplar el cielo.