María eligió la mejor parte, que no le será quitada

Evangelio según San Lucas 10,38-42. 


Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

San Bruno de Colonia

San Bruno, abad y fundador

San Bruno, presbítero, el cual, oriundo de Colonia, ciudad de Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, aunque después, deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, donde dio origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria, en la actual Italia.

El sabio y devoto cardenal Bona, hablando de los monjes cartujos, cuya orden fue fundada por san Bruno, los llama «el gran milagro del mundo: viven en el mundo como si estuviesen fuera de él; son ángeles en la tierra, como Juan Bautista en el desierto, y constituyen el mayor ornamento de la Iglesia; se elevan al cielo como águilas, y su instituto religioso está por encima de todos los otros». El fundador de esa orden extraordinaria había nacido en el seno de una familia distinguida, hacia el año 1030, en Colonia. Partió de su ciudad natal cuando era todavía joven, para proseguir sus estudios en la escuela catedralicia de Reims. Cuando volvió a Colonia, recibió la ordenación sacerdotal y se le confirió una canonjía en la colegiata de San Cuniberto (aunque es posible que haya gozado de la canonjía desde antes de partir a Reims). El año 1056, fue invitado a enseñar gramática y teología en su antigua escuela. El hecho de que haya sido escogido para puestos tan importantes cuando no tenía sino veintisiete años, demuestra que era un hombre extraordinario, pero no revela los caminos que Dios le tenía reservados para convertirse en lumbrera de la Iglesia. Bruno se ocupó de enseñar «a los clérigos más avanzados y versados en las ciencias, no a los principiantes». Su principal empeño consistía en llevar a sus discípulos a Dios y en enseñarles a respetar y amar la ley divina. Muchos de ellos llegaron a ser eminentes filósofos y teólogos, honraron a su maestro con sus talentos y habilidades y extendieron su fama hasta los más apartados rincones. Uno de ellos, Eudes de Chátillon, que ciñó la tiara pontificia con el nombre de Urbano II y fue beatificado.


San Bruno fue profesor en la escuela de Reims donde mantuvo, durante dieciocho años, un alto nivel en los estudios. Después, fue nombrado canciller de la diócesis por el arzobispo Manasés, quien era un personaje absolutamente indigno de su alto cargo. Bruno tuvo pronto ocasión de conocer la mala vida de su protector. El legado papal, Hugo de Saint Dié, citó a juicio a Manasés ante el concilio de Autun, en 1076; pero el arzobispo se negó a presentarse y fue suspendido en el ejercicio de sus funciones. San Bruno, el preboste de la diócesis (llamado también Manasés) y un canónigo de Reims, llamado Poncio, acusaron al arzobispo ante el concilio. La actitud de san Bruno fue tan prudente y reservada, que impresionó al legado, el cual, escribiendo al Papa, alabó la virtud y prudencia de nuestro santo. El arzobispo de Reims, furioso contra los tres canónigos que le habían acusado, mandó saquear y destruir sus casas y vendió sus beneficios eclesiásticos. Los tres canónigos se refugiaron en el castillo de Ebles de Roucy; allí permanecieron hasta que el arzobispo simoníaco, engañando a san Gregorio VII (cosa que no era fácil), consiguió ser restituido al gobierno de su diócesis. San Bruno se trasladó entonces a Colonia. Por aquel tiempo, había decidido ya abandonar todo cargo eclesiástico, según lo había comunicado en una carta a Rodolfo, preboste de Reims.

Durante una conversación que habían tenido san Bruno, Rodolfo y otro canónigo en el jardín del castillo de Ebles de Roucy, discutieron acerca de la vanidad y falsedad de las ambiciones mundanas y de los goces de la vida eterna. Los tres habían quedado muy impresionados por aquella conversación y habían prometido abandonar el mundo. Sin embargo, difirieron la ejecución de sus planes hasta que el canónigo volviese a Roma, a donde tenía que viajar. Pero éste no regresó, Rodolfo flaqueó en su resolución y volvió a establecerse en Reims. Bruno fue el único que perseveró en su propósito de abrazar la vida religiosa, a pesar de que todo le sonreía, ya que poseía abundantes riquezas y gozaba de gran favor entre los personajes de importancia. Si se hubiese quedado en el mundo, habría sido pronto elegido arzobispo de Reims. En vez de ello, renunció a su beneficio eclesiástico y a todas sus riquezas y convenció a algunos amigos para que se retirasen con él a la soledad. Al principio se pusieron bajo la dirección de san Roberto, abad de Molesmes (quien colaboró más tarde en la fundación del Císter), y se establecieron en Séche-Fontaine, cerca de Molesmes. Durante su estancia allí, Bruno, deseoso de mayor virtud y perfección, se puso a reflexionar y a consultar con sus compañeros acerca de lo que debían hacer para ello. Después de hacer mucha penitencia y oración para conocer la voluntad de Dios, Bruno comprendió que el sitio no se prestaba para sus propósitos y acudió a san Hugo, obispo de Grenoble, que era un hombre de Dios y podía ayudarle a conocer su voluntad. Por otra parte, Bruno estaba al tanto de que en los alrededores de Grenoble había muchos bosques solitarios en los que podría encontrar la paz que deseaba. Seis de sus primeros compañeros partieron a Grenoble con él; entre ellos se contaba Landuino, quien había de sucederle en el gobierno de la Gran Cartuja.

Llegaron a Grenoble a mediados de 1084. Inmediatamente se entrevistaron con san Hugo para pedirle que les designase un sitio en el que pudiesen entregarse al servicio de Dios, lejos del mundo y sosteniéndose del trabajo de sus manos. Hugo los recibió con los brazos abiertos, ya que, según se cuenta, había visto antes en sueños a los siete forasteros, en tanto que el mismo Dios construía una iglesia en el bosque de Chartreuse, y siete estrellas brillaban en el cielo como para indicarle el camino. El obispo de Grenoble abrazó fraternalmente a los peregrinos y les designó el desierto de Chartreuse para que viviesen y les prometió toda la ayuda que necesitasen para establecerse. Pero, a fin de mantenerlos alerta en las dificultades y para que supiesen perfectamente a qué atenerse, les previno que el sitio era de difícil acceso a causa de las abruptas montañas y de la nieve que lo cubrían la mayor parte del año. San Bruno aceptó el ofrecimiento con gran gozo, y san Hugo les concedió todos los derechos que poseía sobre ese bosque y los puso en relación con el abad de Chaise-Dieu, en la Auvernia. Bruno y sus compañeros empezaron por construir un oratorio y una serie de celdas a cierta distancia unas de otras, exactamente como en las antiguas «lauras» de Palestina. Tal fue el origen de la orden de los cartujos, que tomó su nombre del desierto de Chartreuse.

San Hugo prohibió a las mujeres el acceso al paraje en que se habían establecido Bruno y sus compañeros, así como la caza, la pesca y la cría de ganado en la región. Al principio, los monjes vivían por pares en las celdas, pero poco después cada uno tuvo la suya propia, y sólo se reunían en la iglesia para el canto de los maitines y las vísperas; el resto del oficio lo rezaban en privado. Unicamente en las grandes fiestas comían dos veces al día; en esas ocasiones, se reunían en el refectorio, pero de ordinario cada uno comía en su celda, como los ermitaños. En todo reinaba la mayor pobreza; por ejemplo, el único objeto de plata que había en la iglesia era el cáliz. El tiempo se repartía entre el trabajo y la oración. Una de las principales ocupaciones de los monjes consistía en copiar libros, con lo que se ganaban el sustento. La única dependencia verdaderamente rica del monasterio era la biblioteca. La tierra era poco fértil y el clima muy inclemente, de suerte que se prestaba poco para la siembra; en cambio, la cría de ganado prosperaba. El beato Pedro el Venerable, abad de Cluny, escribía unos veinticinco años después de la muerte de san Bruno: «Su vestido era más pobre que el del resto de los monjes y tan corto y delgado que se estremecía uno al verlo. Llevaban camisas de pelo sobre el cuerpo y ayunaban casi constantemente. Sólo comían pan negro; jamás probaban la carne, ni siquiera cuando estaban enfermos; nunca pescaban pero comían pescado cuando alguien se lo daba de limosna ... Pasaban el tiempo en la oración, la lectura y el trabajo; su principal labor consistía en copiar libros. Sólo celebraban la misa los domingos y días de fiesta». Tal era la vida que llevaban, por más que no tenían reglas escritas, pero se inspiraban en la regla de san Benito, en los puntos en que ésta era compatible con la vida eremítica. San Bruno acostumbró a sus discípulos a observar fielmente el modo de vida que les había prescrito. En 1127, el quinto prior de la Cartuja, llamado Guigues, puso por escrito los usos y costumbres. Guigues hizo muchas modificaciones, y sus «Consuetudines» son hoy todavía el libro esencial. Los cartujos constituyen la única de las órdenes antiguas que nunca ha sido reformada y que no ha tenido necesidad de reforma, gracias a su absoluto aislamiento del mundo y al celo que han puesto siempre los superiores y visitadores en no abrir la puerta a las mitigaciones y dispensas: «Cartusa nunquam reformata quia nunquam deformata». La Iglesia considera la vida de los cartujos como el modelo perfecto del estado de contemplación y penitencia. Sin embargo, cuando san Bruno se estableció en Chartreuse, no tenía la menor intención de fundar una orden religiosa. Si sus monjes se extendieron, seis años más tarde, por el Delfinado, ello se debió, además de la voluntad de Dios, a una invitación que se les formuló, y lo menos que puede decirse es que san Bruno no tenía el menor deseo de aceptar esa invitación inesperada.

San Hugo concibió una admiración tan grande por san Bruno, que le tomó por director espiritual. A pesar de las dificultades del viaje desde Grenoble a la Cartuja, acostumbraba ir allá de cuando en cuando para conversar con san Bruno y aprovechar en la vida espiritual con su consejo y ejemplo. Pero la fama del fundador se extendió más allá de Grenoble y llegó a oídos de su antiguo discípulo, Eudes de Chátillon, quien, al ceñir la tiara pontificia, había tomado el nombre de Urbano II. Cuando oyó hablar de la santa vida que llevaba su maestro y, convencido de que era un hombre de ciencia y prudencia excepcionales, el Pontífice le mandó llamar a Roma para que le ayudase con sus consejos en el gobierno de la Iglesia. Difícilmente podía haberse presentado al santo una ocasión más amarga de mostrar su obediencia y hacer un sacrificio muy costoso. A pesar de ello, partió de la Cartuja a principios del año 1090, después de nombrar a Landuino prior del monasterio. La partida de Bruno produjo una pena enorme a sus discípulos, y varios de ellos abandonaron el monasterio. Los demás le siguieron a Roma; pero Bruno los convenció de que volviesen a la Cartuja, de la que se habían encargado durante su ausencia los monjes de Chaise-Dieu.

San Bruno obtuvo permiso para establecerse en las ruinas de las termas de Diocleciano, de donde el Papa podía llamarle fácilmente cuando lo necesitaba. Es imposible determinar con certeza la importancia del papel de san Bruno en el gobierno de la Iglesia. Algunas de las disposiciones que se le atribuían antiguamente, fueron en realidad obra de su homónimo, san Bruno de Segni; pero está fuera de duda que nuestro santo colaboró en la preparación de varios sínodos organizados por Urbano II para reformar al clero. Por otra parte, el espíritu contemplativo del fundador de la Cartuja le llevaba naturalmente a trabajar sin ruido. El Papa intentó hacerle arzobispo de Reggio, pero el santo supo defenderse con tanta habilidad y supo dar al Pontífice tales argumentos para que le dejase retornar a la soledad, que Urbano II acabó por concederle permiso de retirarse a la Calabria; sin embargo, no le dejó volver a la Cartuja para tenerle siempre a mano. El conde Rogelio, hermano de Roberto Guiscardo, regaló al santo el hermoso y fértil valle de La Torre, en la diócesis de Squillace. Allí se estableció san Bruno con algunos discípulos que se había ganado en Roma. Imposible describir el fervor y el gozo que el fundador de la Cartuja experimentó al volver a la soledad. Escribió por entonces una carta muy cariñosa a su amigo Rodolfo de Reims para invitarle a reunirse con él, recordando amigablemente la promesa que le había hecho y describiéndole en términos amables y entusiastas los gozos y deleites que él y sus compañeros hallaban en ese género de vida. La carta demuestra ampliamente que san Bruno no era un hombre melancólico y severo. La alegría, que corre siempre pareja con la verdadera virtud, es particularmente necesaria a las almas que viven en la soledad, ya que nada hay para ella tan pernicioso como la tristeza y la tendencia exagerada a la introspección.

En 1099, Landuino, el prior de la Cartuja, fue a Calabria a consultar con san Bruno ciertos puntos del instituto que había fundado, pues los monjes no querían apartarse un ápice del espíritu del fundador. Bruno les escribió entonces una carta llena de ternura y de espiritualidad, donde les daba instrucciones acerca de la vida eremítica, resolvía todas sus dificultades, les consolaba de lo que habían tenido que sufrir y les alentaba a la perseverancia. En sus dos ermitas de Calabria, llamadas Santa María y San Esteban, Bruno supo inspirar el espíritu de la Cartuja. En la cuestión material, recibió generosa ayuda del conde Rogelio, con quien llegó a unirle una estrecha amistad. El santo solía visitar al conde y su familia en Mileto, con ocasión de algún bautismo u otra celebración familiar; por su parte Rogelio acostumbraba ir a pasar algunas temporadas en La Torre. Bruno y el conde murieron con tres meses de diferencia. En cierta ocasión en que Rogelio había puesto sitio a Capua, se salvó de la traición de uno de sus oficiales gracias a que san Bruno le previno en sueños. Cuando el conde comprobó la traición, condenó a muerte al oficial, pero san Bruno obtuvo el perdón para él.

A fines de septiembre de 1101, San Bruno contrajo su última enfermedad. Al sentir que se aproximaba la muerte, mandó llamar a todos los monjes e hizo una confesión pública y una profesión de fe. Sus discípulos se encargaron de transmitir a la posteridad dicha profesión. El santo expiró el domingo 6 de octubre de 1101. Los monjes de La Torre enviaron un relato de su muerte a las principales iglesias y monasterios de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra e Irlanda, pues era entonces costumbre pedir oraciones por las almas de los que habían fallecido. Ese documento, junto con los «elogia» escritos por los ciento setenta y ocho que recibieron el relato de su muerte, es uno de los más completos y valiosos que existen. San Bruno no ha sido nunca canonizado formalmente, pues los cartujos rehuyen todas las manifestaciones públicas. Sin embargo, en 1514 obtuvieron del papa León X el permiso de celebrar la fiesta de su fundador, y Clemente X la extendió a toda la Iglesia de Occidente en 1674. El santo es particularmente popular en Calabria, y el culto que se le tributa refleja en cierto modo el doble aspecto activo y contemplativo de su vida.

La Vita antiquior (Acta Sanctorum, oct., vol. III) no fue ciertamente escrita antes del siglo XIII. Pero basta leer la autobiografía de Guiberto de Nogent, la vida de san Hugo de Grenoble escrita por Guigues y las crónicas y cartas de la época (entre las que se cuentan dos del propio san Bruno), para obtener un vívido retrato del fundador de la Cartuja. Dichos materiales han sido aprovechados para el artículo de Acta Sanctorum y para el que le dedica Dom Le Couteulx en sus Annales Ordinis Cartusiensis, vol. I. En el web cartujo (en el apartado «textos» del menú de la izquierda) se encontrarán algunos textos de y sobre san Bruno, incluyendo la profesión de fe y la carta a Rodolfo de Reims a las que hace referencia el texto del Butler. fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Oremos

Señor, Dios nuestro, que llamaste a San Bruno a la soledad y quisiste que allí te sirviera en la oración y en el silencio, haz que nosotros, por su intercesión, en medio de la agitación de este mundo, sepamos encontrar siempre en ti nuestro descanso. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia 
Tratado sobre el evangelio de san Lucas, 7, 85-86

Marta y María en el único cuerpo de Cristo

En la parábola del buen Samaritano se ha tratado de la misericordia, pero no hay una sola manera de ser virtuoso. A renglón seguido viene el ejemplo de Marta y de María; vemos a una entregándose a la acción, la otra, religiosamente atenta a la palabra de Dios. Si esta atención va de acuerdo con la fe, es preferible incluso a las obras, según lo que está escrito: «María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán». Esforcémonos también nosotros a poseer eso que nadie nos podrá quitar, pongamos nuestro oído atento, no distraído... Seamos como María a quien animaba el deseo de la sabiduría: esta es una obra mayor, más perfecta que las otras... Así pues, no critiques, no juzgues como perezosos a aquellos que tienen deseo de esta sabiduría...

         Marta, sin embargo, no es criticada por sus buenas tareas, incluso si María ha escogido la mejor parte. En efecto, Jesús tiene múltiples riquezas y hace múltiples dones... Tampoco los apóstoles han juzgado que era mejor descuidar la palabra de Dios para ocuparse de la administración (Hechos 6, 2) sino que las dos cosas son obras de la sabiduría. Por su parte, Esteban, lleno de sabiduría, ha sido escogido como servidor. Así pues, que el que sirve obedezca al que enseña, y el que enseña anime al que sirve. El cuerpo de la Iglesia es uno aunque los miembros sean diversos: el uno tiene necesidad del otro. «El ojo no puede decir a la mano: No tengo necesidad de ti, ni la cabeza puede decirlo a los pies» (1Co 12,14s) La oreja no puede decir que no es parte del cuerpo. Hay unos órganos más importantes que otros; sin embargo, todos son necesarios.

Campaña Pro Papa Francisco


Uno de los principales portales de información y reflexión cristiana en portuqués de la red
El Instituto Humanitas Unisinos se une a la campaña "Pro Papa Francisco"
En apenas dos días, varios miles de fieles e instituciones se han adherido al proyecto
Redacción, 05 de octubre de 2015 a las 18:47
En los próximos días ofreceremos algunos de estos testimonios, así como un resumen de las principales instituciones y personalidades que se van adheriendo, día a día, a la campaña

Es uno de los principales portales sobre Iglesia y evangelización de Latinoamérica. Su implantación en Brasil ofrece, además, la posibilidad de llegar a decenas de millones de cristianos en su idioma original, el portugúes-brasileño. El Instituto Humanitas Unisinos, vinculado a la Compañía de Jesús, se une y se hace eco de "Pro Papa Francisco", lainiciativa mundial para apoyar al Papa y a sus reformas.

"El eje conservadores-progresistas no responde a lo que quiere Francisco", subraya la web, que incide en la necesidad de buscar, "todos juntos, una Iglesia más evangélica". Así, la información destaca la campaña "Pro Papa Francisco" (lanzada, entre otros, por Religión Digital), como un conjunto de iniciativas que "intenta apoyar las reformas de Bergoglio", en un momento histórico como es la apertura del Sínodo de la Familia.

"Aquí caben todas las sensiblidades y posiciones ideológicas", constata Unisinos, que añade que se trata de una "iniciativa plural y pluralista" para "todos los hombres de buena voluntad".

En apenas dos días, la iniciativa ha conseguido varios miles de firmas, además de millares de seguidores a través de las redes sociales, procedentes de los cinco continentes. En los próximos días ofreceremos algunos de estos testimonios, así como un resumen de las principales instituciones y personalidades que se van adheriendo, día a día, a la campaña.

San Bruno

Fundador de los Cartujos, 6 de octubre 


Martirologio Romano: San Bruno, presbítero, que, oriundo de Colonia, en Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, pero deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, dando origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria (1101).
Fecha de canonización: Su culto fue aprobado por el Papa León X y luego confirmado por el Papa Gregorio XV en el año 1623.

Bruno significa: "fuerte como una coraza o armadura metálica" (Brunne, en alemán es coraza).
Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.
Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.
Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo, pero al morir éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir arzobispo de esa ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó ante una reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le ofrecieron el cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar, porque se creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le hizo quitar a Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.
Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera dijo: "He sido juzgado". La segunda: "He sido hallado culpable". La tercera: "He sido condenado". Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todo.
Teniendo todavía abundantes riquezas y gozando de la amistad de altos personajes y de una gran estimación entre la gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims, Bruno renunció a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo del mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva fundación.
San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.
San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.
Nunca comer carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con el mundo... Es un reglamento propio para hombres que quieren hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de santidad.
San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peligro.
Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos reglamentos de La Cartuja.
Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande.
Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad.

Te preocupas por muchas cosas y solo una es necesaria

Lucas 10, 38-42. Tiempo Ordinario. Entre mil urgencias y ocupaciones, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre.



Oración introductoria


Señor, a imitación de María, escojo la mejor parte. Concedeme la gracia de estar contigo en esta oración. A menudo nos sentimos metidos entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración. Dame tu gracias para estar en este momento cerca de Ti.

Petición


Señor, ayúdame a escoger la mejor parte en estos momentos de reflexión donde escucho Tu Palabra y quieres dejar tu mensaje en mi.


Meditación del Papa Francisco


¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013).


Reflexión


Jesús iba con placer a Betania, y se sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de casa, está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su hermana. Él les es amisto, pero aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de escuchar la palabra del Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras.
¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y contemplativa no están en contraposición así como Marta y María, son" hermanas." Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación. El Maestro nos enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las obras." Si primera no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de él a los otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre bueno.


Propósito


Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la vida interior. Que ninguna actividad nos impida no dedicar un momento a la oración.


Adopta a un Sacerdote Sinodal
Apoya a través de la oración a uno de los obispos que participan en el Sínodo de la familia


Apoya a través de la oración a uno de los obispos que participan en el  Sínodo de la familia.

El Sínodo de la familia, que se celebra desde el día 4 al 25 de octubre de 2015 . En él, se afrontarán numerosos temas relacionados con la familia, como es el ejemplo de la homosexualidad, el divorcio o el papel de la mujer dentro de la Iglesia.

No es ni mucho menos una tarea fácil, sobretodo desde los últimos desacuerdos y posibles divisiones dentro del seno de la Iglesia. Ante esta situación, se ha lanzado la iniciativa "Adopta un Padre Sinodal", con el objetivo de ayudar a los obispos en la toma de decisiones a través de la mejor ayuda que podemos ofrecerles, la oración.

Para participar en esta iniciativa tan original, y a la vez efectiva, se debe en primer lugar, elegir un Padre Sinodal de la lista de los participantes de la Asamblea.  La elección es libre, por lo que se puede elegir a aquél que más te llame la atención (porque sea representante de tu país, porque te guste o simplemente a aquél del que no has oído hablar nunca.), ya que lo más importante no es el obispo que se elija, sino la ayuda que se le concede.

Una vez elegido el Padre Sinodal, no hay que hacer nada más, simplemente rezar por él. Puedes rezar por ejemplo un "Padre Nuestro" por la mañana cuando te levantes, o un "Gloria" después de haber recibido la Comunión… y luego, pedirle al Espíritu Santo que lo ilumine.

La iniciativa pretende apoyar al "adoptado", durante los 21 días que dura el Sínodo. Además del obispo elegido, debemos recordar en nuestras oraciones al Santo Padre, que como cabeza de la Iglesia, tendrá el papel de mediador.

Lista de los participantes en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
Si prefieres que te asignen un Sacerdote por quién rezar, consulta Adopt a Synod Father
http://www.adoptasynodfather.org/

Francisco acaricia al pequeño Davide al comienzo de la segunda sesión del Sínodo

Francisco vuelve a tomar la palabra, por sorpresa, en la segunda congregación
El Papa invita a "no reducir el Sínodo a la comunión de los divorciados vueltos a casar"
En la primera jornada intervinieron 72 padres sinodales de los cinco continentes
Redacción, 06 de octubre de 2015 a las 17:12
Lombardi ha agregado que, según el Papa, del Sínodo de Obispos celebrado el año pasado solo hay tres documentos oficiales que son sus dos discursos, además de la Relatio Finalis, el último informe que fue votado por los padres sinodales

El Papa ha invitado a "no reducir el tema del Sínodo a la comunión de divorciados y vueltos a casar" al tiempo que ha recordado "que la doctrina católica sobre el matrimonio no ha sido puesta en duda". El Pontífice ha hablado este martes 6 de octubre ante los más de 270 obispos y decenas de auditores y expertos, en una intervención que en principio no estaba prevista. El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha relatado, durante el briefing informativo, el contenido de las sesiones de debate de este lunes por la tarde y este martes por la mañana, en las que han participado un total 72 padres sinodales representativos de los 5 continentes. Esta primera semana la asamblea del Sínodo discute sobre el reto: "Escuchar los desafíos de la familia". La segunda semana estará dedicada al argumento "El discernimiento de las vocación familiar" y la tercera a "La misión de la familia de hoy en día".Por su parte, el sacerdote italiano Antonio Spadaro, ha añadido que el Papa ha pedido "no ceder a la hermenéutica conspirativa que es sociológicamente débil y no ayuda espiritualmente", al tiempo que ha solicitado del Sínodo un "profundo discernimiento"para intentar comprender cómo quiere el Señor su Iglesia. Este segundo Sínodo sobre la familia elaborará a partir de los resúmenes realizados por los llamados Círculos Menores, que dividen a los participantes por idiomas, la 'Relatio finalis', que será el documento final de conclusiones y que deberá ser votado el próximo sábado 24 de octubre. Sobre la posible participación del Papa en los debates de Círculos Menores, ha dicho que "no está previsto". "Pero ya lo veremos porque el Papa es libre y puede hacer lo que quiera", ha precisado. Por último, Lombardi ha agregado que, según el Papa, del Sínodo de Obispos celebrado el año pasado solo hay tres documentos oficiales que son sus dos discursos, además de la Relatio Finalis, el último informe que fue votado por los padres sinodales y que no encontró acuerdo ni soluciones sobre las nuevas formas de convivencia o si hay que dar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.

Al menos 10 veces ha surgido la propuesta de fomentar un catecumenado para los matrimonios, antes y después de la boda, durante las sesiones del Sínodo de la Familia, que arrancó este lunes 5 de octubre. Así lo ha explicado el sacerdote canadiense, Thomas Rosica, durante el breefing informativo celebrado este martes 6 de octubre para dar cuenta del contenido de las intervenciones. En este sentido, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha especificado muchas de las intervenciones han insistido en la necesidad del aumento de la fe en la vida de las familias y del acompañamiento necesario a las parejas, así como en una buena preparación para el matrimonio. Además, Rosica ha defendido que "el rol del sacerdote es indispensable en la formación de parejas" al tiempo que ha detallado que "la familia es la nueva protagonista de la nueva evangelización, son modelo de matrimonio y de cura de los problemas". "No hay que condenar la cultura en la que vivimos, sino que la cultura es de donde tiene que surgir la evangelización", ha señalado.

Invitado hoy a responder a las preguntas de los periodistas, el arzobispo Claudio M. Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, ha dicho que "el Sínodo tiene una visión amplia. La Iglesia es universal, no un gueto", y ha asegurado que en el Aula Sinodal "se respira una Iglesia guiada por el Espíritu Santo que sopla donde quiere y que sorprende continuamente". También ha estado en la Sala Stampa Paul-André Durocher, arzobispo de Gatineau y presidente del Episcopado de Canadá. En su opinión, los "obispos están de acuerdo que las enseñanzas de la Iglesia vienen de Cristo, no solo para la Iglesia, sino para el mundo", y ha subrayado la importancia de la inculturación: "Es necesario entender las bases en las que el Evangelio se apoya en nuestra cultura". Entre la tarde de ayer y la mañana de hoy, han tenido lugar la 2ª y la 3ª Congregación General, en las que han hablado 72 padres sinodales, representantes de todos los continentes y en varios idiomas. Unos 36 puntos de la primera parte del Instrumentum laboris fueron citados en las discusiones, abarcando de lo más general a las realidades más concretas de cada país. Por ejemplo, participantes de América Latina han denunciado "presiones económicas" en sus países para obligar a imponer una "ideología de género" que "busca hacernos creer que cualquier diferencia es una injusticia", se explicó durante la rueda de prensa. Los africanos han descrito desafíos como el de la poligamia; y los patriarcas orientales han puesto sobre la mesa la problemática derivada de las migraciones. Otros hablaron de la necesidad de una pastoral que se preocupe por fortalecer el vínculo del matrimonio y de la importancia de crear condiciones para ayudar a los matrimonios con problemas concretos. En palabras de un padre sinodal (en estas informaciones a los periodistas no se nombra al autor de cada declaración), "tenemos que tener la Palabra de Dios en una mano, y el periódico en la otra". Ha habido intervenciones referidas a la revolución cultural y cambio de época en el que se sitúan los trabajos del Sínodo; al lenguaje que tiene que adoptar la Iglesia para hablar al hombre y la familia de hoy, y evitar interpretaciones negativas; a la importancia de los ancianos en la institución familiar; a la violencia en la familia y la sociedad; y muchos han insistido en una perspectiva de esperanza en el anuncio del evangelio por parte de las familias en el mundo de hoy. Otros padres han pedido soluciones tan específicas como el facilitar el bautismo a parejas de no bautizados que viven juntos y quieren casarse por la Iglesia.

El Papa pide no resistirse a la misericordia
Francisco: "A Jesús no se lo entendía a causa de su misericordia"
"Donde está la rigidez, están sus ministros"

Es más importante todo ese elenco de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, que la misericordia de Dios

(RV).- El Pontífice exhortó a no resistirse a la misericordia del Señor, creyendo más importantes los propios pensamientos o una lista de mandamientos que hay que observar.

El profeta Jonás se resiste a la voluntad de Dios, pero al final aprende que debe obedecer al Señor. Francisco desarrolló su homilía partiendo de la Primera Lectura, tomada del Libro de Jonás y observó que la gran ciudad de Nínive se convierte, precisamente, gracias a su predicación.

"Verdaderamente hace el milagro, porque en este caso él ha dejado de lado su terquedad, ha obedecido a la voluntad de Dios y ha hecho lo que el Señor le había mandado".

Nínive, por lo tanto, se convierte y ante esta conversión, Jonás, que es un hombre "no dócil al Espíritu de Dios, se enoja": "Jonás - dijo el Papa Bergoglio - experimentó gran dolor y fue desdeñado". E, incluso, "reprocha al Señor".

Si el corazón es duro, la misericordia de Dios no puede entrar

Por tanto, la historia de Jonás y Nínive - explicó Francisco - se articula en tres capítulos: el primero "es la resistencia a la misión que el Señor le encomienda"; el segundo "es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios, y Nínive se convierte". En el tercer capítulo, "está la resistencia a la misericordia de Dios":

"Estas palabras, ‘Señor, ¿acaso no era esto lo que decía cuando yo estaba en mi país? Porque Tú eres un Dios misericordioso y piadoso', y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he hecho mi oficio bien hecho, ¿y Tú los perdonas? Es el corazón con aquella dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi predicación, son más importantes mis pensamientos, es más importante todo ese elenco de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, que la misericordia de Dios".

A Jesús no se lo entendía a causa de su misericordia

"Y este drama - recordó el Santo Padre Francisco - también Jesús lo ha vivido con los Doctores de la Ley, que no entendían por qué Él no dejó que lapidaran a aquella mujer adúltera, por qué Él iba a cenar con los publicanos y los pecadores: no entendían. No entendían la misericordia. ‘Tú eres misericordioso y piadoso'". El Salmo con el que hoy hemos rezado - añadió el Obispo de Roma - nos sugiere "esperar al Señor porque con el Señor está la misericordia, y grande es con Él la redención".

No a los ministros de la rigidez, el Señor nos pide misericordia

"Donde está el Señor - afirmó Francisco - está la misericordia. Y San Ambrosio añadía: ‘Y donde está la rigidez están sus ministros'. La testarudez que desafía a la misión, que desafía a la misericordia":

"Cercanos al inicio del Año de la Misericordia, oremos al Señor para que nos haga comprender cómo es su corazón, qué significa ‘misericordia', qué es lo que significa cuando Él dice: ‘¡Misericordia quiero, y no sacrificio!'. Y por esto, en la oración Colecta de la Misa hemos rezado tanto con aquella frase tan bella: ‘Derrama sobre nosotros tu misericordia', porque sólo se comprende la misericordia de Dios cuando ha sido derramada sobre nosotros, sobre nuestros pecados, sobre nuestras miserias..."

Nuestra Señora del Rosario Fiesta: 7 de octubre.



La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción sobre los moros en la famosa Batalla de Lepanto... 



Santo Domingo busca las ovejas perdidas


La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albingenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.


También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito. También habían factores políticos envueltos.


Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.


La Virgen acude en ayuda de Santo Domingo de Guzmán


La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.


Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albingenses volvieron a la fe católica.


Lamentablemente la situación entre albingences y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.


Las promesas de la Virgen a los que recen el rosario


Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.


Promesas de Nuestra Señora, Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato Alano:

1.    Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.    Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.    El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4.    El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5.    El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6.    El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.    Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8.    Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9.    Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10.    Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11.    Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.    Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.    He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14.    Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15.    La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria. 

Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no puede ocurrir pero, humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, y muchos mártires derramaron su sangre, muchas diócesis desaparecieron completamente. Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen de Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los reyes católicos, Fernando e Isabel, pudieron definitivamente expulsar a los moros de la península en el 1492. ¡La importancia de esta victoria es incalculable ya que en ese mismo año ocurre el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar en el nuevo continente!.


La batalla de Lepanto


En la época del Papa Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero se le hizo poco caso. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de Austria entró en batalla contra un enemigo muy superior en tamaño.

Se jugaba el todo por el todo. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el santo rosario con devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.


En Roma, el Papa se hallaban recitando el rosario en tanto se había logrado la decisiva y milagrosa victoria para los cristianos. El poder de los turcos en el mar se había disuelto para siempre. El Papa salió de su capilla y, guiado por una inspiración, anunció con mucha calma que la Santísima Virgen había otorgado la victoria. Semanas mas tarde llegó el mensaje de la victoria de parte de Don Juan, quién. desde un principio, le atribuyó el triunfo de su flota a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió la fiesta a la Nuestra Señora del Rosario.



Los turcos seguían siendo poderosos en tierra y, en el siglo siguiente, invadieron a Europa desde el Este y, después de tomar enormes territorios, sitiaron a Viena, capital de Austria. Una vez mas, las tropas enemigas eran muy superiores. Si conquistaban la ciudad toda Europa se hacia muy vulnerable. El emperador puso su esperanza en Nuestra Señora del Rosario. Hubo gran lucha y derramamiento de sangre y la ciudad parecía perdida. El alivio llegó el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre, de 1683, cuando el rey de Polonia, conduciendo un ejército de rescate, derrotó a los turcos.


La batalla de Temevar


Los turcos padecieron otra gran derrota en manos del Príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los ejércitos cristianos, en Temesvar (en la Rumania moderna), el 5 de agosto de 1716, en aquel entonces era la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves. El Papa Clemente XI atribuyó esta victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario. En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.


Excelencia del Rosario


A lo largo de los siglos los Papas han fomentado la pía devoción del rezo del rosario y le han otorgado indulgencias.


Dijo Nuestro Señor: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18:20). El rosario en familia es algo maravilloso. Es un modo práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar. Es una oración al alcance de todos. Los Papas, especialmente los más recientes, han hecho gran énfasis sobre la importancia del rosario en familia.


El Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dio el encargo a su congregación de propagar el santo rosario. Muchos Papas han sido grandes devotos del rosario y lo han propagado con profunda convicción y confianza.


Su Santidad León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario. Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo Rosario" en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de "El Papa del Rosario"


Todos los Papas del siglo XX han sido muy devotos del Santo Rosario.


Su Santidad Juan Pablo II nos insistía en el rezo del Santo Rosario. Recen en familia, en grupos. Recen en privado. Inviten a todos a rezar. No tengan miedo de compartir la fe. Nada mas importante. El mundo está en crisis. Nuestras fuerzas humanas no son suficientes. La victoria vendrá una vez mas por la Virgen María. Es la victoria de su Hijo, el Señor Rey del Universo: Jesucristo.


Un gran apóstol del rosario en familia es el Padre Patrick Peyton, quién llevó a cabo los primeros planes para que se hiciera una cruzada a nivel mundial del rosario en familia en el Holy Cross College, Washington D.C., en enero de 1942. Hizo esta cruzada en acción de gracias a María Santísima por la restauración de su salud. De una forma maravillosa la cruzada se propagó por todo el mundo con el lema: "La familia que reza unida, permanece unida".


Recomendado por la Virgen en diversas apariciones


A la Virgen María le encanta el rosario. Es la oración de los sencillos y de los grandes. Es tan simple, que está al alcance de todos; se puede rezar en cualquier parte y a cualquier hora. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. La Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Bernardita en Lourdes. Cuando se les apareció a los tres pastorcitos en Fátima, también tenía un rosario. Fue en Fátima donde ella misma se identificó con el título de "La Señora del Rosario".

PAXTV.ORG