“El Hijo del hombre es dueño del sábado”
- 18 Julio 2014
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Pederastia en la Iglesia
Que la justicia aplique el Código Penal
Tolerancia cero contra la pederastia
"No podemos esconder ni disimular un acto delictivo que, además va contra los más indefensos: los niños"
También me gustaría que debido a los casos de pederastia (todos ellos execrables) no se condenara a toda la Iglesia
(Josep M. Bausset).- Así lo defiende el papa Francisco. En el viaje de retorno de Tierra Santa, Francisco fue tajante: "El abuso sexual es un crimen horroroso". Y en unas declaraciones al diario italiano La Repubblica el pasado día 13, el papa volvía a insistir en la gravedad de la pederastia. Por eso el día 7 de este mes, el papa Francisco pedía perdón por los casos de abusos sexuales en la Iglesia.
La pederastia en la Iglesia (aunque no solo en ella) han alarmado y escandalizado la sociedad. Y con razón. El abuso sexual a menores es un delito muy grave. Y hace falta una tolerancia cero. No podemos esconder ni disimular un acto delictivo que, además va contra los más indefensos: los niños. Ha ce falta llevar delante de los tribunales de justicia a los delincuentes que han atentado contra menores.
Con la pederastia (en la Iglesia y fuera de ella) urge una iniciativa judicial, para que se aplique el Código Pena. No podemos caer ni la pasividad, ni menos aun esconder un caso detectado, porque eso seria un insulto a las víctimas.
La pederastia es un delito muy grave. Por eso Benedicto XVI, en la carta a los obispos de Irlanda, ya expresaba "la vergüenza y el remordimiento que todos sentimos", y denunciaba públicamente el hecho que algunos de los obispos hubiesen "fracasado a la hora de aplicar las normas sobre los delitos de abusos sexuales a menores". Y en su viaje a Portugal, Benedicto XVI aun fue más tajante: "el perdón no substituye a la justicia".
Los valores morales que la Iglesia predica, han de ser vividos con fidelidad y rectitud rectitud. Hoy y siempre. Unos valores que hace años, a menudo eran calificados de retrógrados o cavernícolas.
¿Quien no recuerda con "admiración" a Cohn-Bendit, el llamado Dani el Rojo? En su experiencia como monitor llegaba a declarar, sin que nadie se escandalizara: "Mi flirteo con los niños adquiría una tonalidad erótica. Podía sentir como las niñas de 5 años habían aprendido a excitarme". Recordaba este hecho el escritor Antoni Puigverd en un excelente artículo en La Vanguardia ("Espinas de semana santa". 29.03.2010)
¿Y quien no recuerda el "exaltado" Libro rojo del cole, defendido a capa y espada como el catecismo progre de la década de los 70? Este libro explicaba la manera de denunciar a un profesor. Y también hablaba de los exámenes y de los ejercicios en clase, que "sirven para dar miedo". Este "catecismo progre" llegaba a legitimar la pederastia con curiosas coartadas ideológicas: "Si un profesor (hombre o mujer) se va a la cama con un o con una de sus alumnas, se le destituye inmediatamente. ¿Por qué? Porque la moral oficial es muy retrógrada: considera que es mucho mas inmoral hacer el amor con un alumno, que romperle la cara".
Y seguía en estos términos: "A veces leemos en los periódicos que un maníaco sexual ha agredido sexualmente a una criatura. Se dice y se repite, aun hoy, que estos obsesos sexuales son peligrosos. Es extraño que sea así. No son criminales sexuales, sino hombres faltos de amor".
¿Y porque no recordar aquello que Sartre (tan "elogiado" hace tiempo) entendió por revolución sexual? En una carta a Simone de Beauvoir, decía: "Me diviertes, con tu harem de mujeres. Te animo a querer mucho a tu pequeña Sorokine, que es muy encantadora".
O la letra de alguna de las canciones de la Orquesta Mondragón, tan "aclamada" hace años: "El hombre de los caramelos..... a la puerta del colegio espera para hacerte feliz. Y si deseas con él disfrutar, no te debes, niño, asustar. Él tiene siempre lo que te hará gozar", como recordaba el profesor Ferran Sáez, en un artículo en el periódico Avui, ("L'homedelscaramels" 6.04.2010). ¿Eran estos los valores que se defendían, y que ahora nos escandalizan?
Ante estos hechos, es evidente que la pederastia se da en todas las capas de la sociedad, y no solo en la Iglesia, tal como declaraba el psiquiatra FacundFora (Revista El Temps, nº 1348) ¿O no recordamos los abusos sexuales del presentador de la BBC Jimmy Savile? ¿O el caso de RomanPolanski? ¿O más recientemente la acusación de abusos que hizo la hija de Woody Allen ? De hecho, es en el ambiente familiar donde hay más abusos. Y en todos los ámbitos han de ser igualmente perseguidos y condenados.
Es verdad que de todos los casos de pederastia, una ínfima parte han sido cometidos por religiosos. Por ejemplo, en Alemania, de los 210000 casos denunciados, han sido 95 los que han tenido una responsabilidad católica. Pero eso no es ninguna excusa. Con un solo caso, ya seria condenable.
Pero también se ha de condenar con la misma fuerza que se condena la pederastia en la Iglesia, los otros casos que se conocen. Porque, ¿como es posible que todavía hoy, en pleno siglo XXI, toleremos viajes de turismo a paraísos sexuales? ¿Como es posible que todavía hoy, en 2014, haya (como en la edad media una esclavitud sexual? ¿Porqué continúan publicándose anuncios donde se "venden" los cuerpos de las mujeres?
Ante la pederastia hace falta transparencia y tolerancia cero. Porque ante un error hemos de saber pedir perdón. Pero ante un error, que además es un delito, no solo hemos de pedir perdón a la víctima. Hace falta que la justicia aplique el Código Penal.
Si se han cometido graves errores hemos de comenzar a rectificar, como ha dicho el papa, protegiendo a les víctimas y denunciando a los agresores. Y también ayudar al delincuente, para que rehabilitado pueda rehacer su vida. Porque como decía el Abad Cassià Mª Just, no podemos dar definitivamente a nadie por perdido.
También me gustaría que debido a los casos de pederastia (todos ellos execrables) no se condenara a toda la Iglesia. Sé del trabajo ejemplar, generoso y fiel de los presbíteros y de la rectitud y la abnegación de los religiosos.
Tolerancia cero con la pederastia, sí. Pero teniendo en cuenta también la acción ejemplar de la Iglesia, que mayoritariamente, y alejada de cualquier tipo de delito, trabaja a favor de los marginados, de los enfermos o de los inmigrantes.
Evangelio según San Mateo 12,1-8.
Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado". Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado".
Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo
Homilía sobre el Libro de los Números, n° 23 (SC 29)
“El Hijo del hombre es dueño del sábado”
No vemos que las palabras del Génesis: "el sábado Dios descansó de sus obras" se hayan cumplido en este séptimo día de la creación, ni tampoco se cumplan hoy. Vemos a Dios trabajando siempre. No hay sábado en el que Dios deje de trabajar, ningún día en el que "no salga su sol sobre buenos y malos y caiga la lluvia sobre justos e injustos", donde "no crezca la hierba sobre las montañas y las plantas estén al servicio de los hombres"…, donde no haga "nacer y morir".
Así, el Señor responde a los que lo acusaban de trabajar y de curar en sábado: "mi Padre está trabajando ahora, y yo también trabajo" Mostraba así que, en este mundo, no hay sábado en que Dios deje de velar por el mundo y por el destino del género humano… En su sabiduría creadora no deja de ejercer sobre sus criaturas su providencia y su benevolencia "hasta el fin del mundo". Pues el verdadero sábado donde Dios descansará de todos sus trabajos, será el mundo futuro, cuando "dolor, tristeza y gemidos desaparecerán”, y Dios lo será "todo en todos".
(Referencias bíblicas: Gn 2,2; Mt 5,45; S. 146,8; 1Sm 2,6; Jn 5,17; Mt 28,20; Is 35,10 LXX; Col 3,11)
EL NUEVO MOISÉS
Isaías 38, 1-6. 21-22. 7-8; Is 38, 10. 11. 12abcd. 16; Mateo 12, 1-8
Una de las características del ministerio de Jesús es que se presenta como un nuevo Moisés. Así lo señaló Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret. En el Deuteronomio se había anunciado que llegaría un nuevo profeta reconocible, entre otras cosas, porque su palabra se cumpliría.
En la escena evangélica que hoy contemplamos asistimos a un nuevo enfrentamiento entre Jesús y los fariseos. En este caso la polémica gira en torno a unas espigas arrancadas en sábado. Para los legalistas observantes eso equivalía a trabajar y acusan a los discípulos del Señor. Jesús no busca una justificación sino que acentúa el conflicto al poner como ejemplo al rey David quien, en cierta ocasión, comió de los panes reservados a los sacerdotes para saciar su hambre y la de sus hombres.
Jesús se coloca así por encima de la ley y también del Templo. Benedicto XVI nos ha recordado también que el comportamiento y las enseñanzas del Señor no suponen la demolición de la ley antigua sino su cumplimiento. Las normas dadas por Dios a través de Moisés tenían un valor para el Israel histórico. Los ritos veterotestamentarios no pueden ser menospreciados. Cumplían un papel en la preparación de la venida del nuevo y definitivo Moisés: Jesucristo. Con la Encarnación todo lo que era figura palidece.
El sábado ocupaba un lugar muy importante en la religiosidad judía. Era un día de descanso consagrado al Señor. Ese día no se trabajaba y tenía lugar el culto de la sinagoga. Jesús se presenta como “Señor del Sábado”. Todo lo anterior conducía a Él quien, al estar en el mundo, redimensiona todo el culto y la moral. No se trata de abolir nada sino de mostrar su plenitud.
Al meditar sobre esta escena nos damos cuenta de que en las enseñanzas de la Iglesia hay cosas sujetas al tiempo y a la historia y otras permanentes. Por eso la Iglesia puede disponer normas distintas sobre los ritos pero, en cambio, no varía en su enseñanza sobre los principios morales fundamentales o sobre la esencia de los sacramentos. Pero aún en aquello que es mudable la Iglesia siempre atiende a una realidad que es la presencia del Señor en medio de ella. De ahí que sea muy cuidadosa en todo lo que dispone atendiendo siempre a cumplir la voluntad del Señor. Desde otro punto de vista podríamos señalar que todo lo ritual, al igual que la moral, se ordenan a la vida con el Señor. Por una parte buscamos unirnos a Él y recibir su vida y por otra mostrar nuestra pertenencia a su persona mediante nuestras obras. Todo es cristocéntrico. De esa manera en el corazón de la vida de la comunidad eclesial y de cada cristiano late el Corazón de Jesús y su misericordia.
San Bruno de Segni
Nació en Solero, Piamonte, Italia, hacia el año 1048. Algunas fuentes aseguran que su familia era acomodada y otras que fue de humilde cuna. Añaden también que se le conocía como Bruno Astensis. Su localidad natal, cercana a la ciudad de Alessandría, pertenecía a la diócesis de Asti. Se formó primeramente en el monasterio benedictino de San Perpetuo, y luego en la universidad de Bolonia. De allí salió preparado para recibir la ordenación sacerdotal, dispuesto para refutar las herejías del momento. Cuando tenía unos 25 años dedicó a Ingo, obispo de Asti, un texto sobre el Salterio gallicano. Le precedía su fama como buen orador y conocedor de la teología, lo que motivó que Gregorio VII, advirtiendo su fidelidad al magisterio de la Iglesia, lo seleccionara para participar en el sínodo que tuvo lugar en Roma a finales del año 1079. Y efectivamente mostró su insobornable unidad con la cátedra de Pedro doblegando a Berengario, prelado de Tours, que negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Éste, ante la firme y rigurosa defensa de Bruno, que expuso brillantemente la doctrina eclesial sobre el Santísimo Sacramento, tuvo que retractarse de su herejía. El papa siempre iba a contar con el juicio del santo como hicieron otros pontífices a los que también asistió. Además de Gregorio VII, Víctor III, Urbano II y Pascual II no ocultaron su admiración por él y valoraron sus consejos.
Bruno era canónigo de Segni cuando Gregorio VII, a la vista de sus virtudes y fidelidad, pensó otorgarle el cardenalato, pero aquél rehusó humildemente; prefería no asumir tan alta dignidad. Sin embargo, un año más tarde en la «Campagna di Roma», el pontífice lo consagró obispo de Segni. En esta labor pastoral brilló por su celo apostólico; se desvivía por los demás. Durante tres meses del año 1082 fue prisionero de Ainulfo, conde de Segni, quien lo recluyó en el castillo de Vicoli. El aristócrata simpatizaba con Enrique IV, que había sido excomulgado por el pontífice, mientras que Bruno secundaba al Santo Padre en sus proyectos de reforma eclesiástica. Era un momento en el que había que luchar contra la simonía, el problema de las investiduras y otros vicios escandalosos que lamentablemente diezmaban la feligresía. El prelado de Segni fue un importante «báculo» para Gregorio VII; por ese motivo fue detenido. Al ser liberado, regresó a Roma y siguió al lado del pontífice. En 1084 le acompañó a Salerno ciudad en la que se refugió escapando del asedio de los normandos. Cuando el papa murió, asistió a su sucesor Urbano II. Le acompañó en sus viajes por Italia y Francia, estuvo junto a él en sínodo de Melfi (1089) y en la consagración de la abadía de Cava deiTirreni, en Salerno. En años sucesivos, permaneciendo siempre a su lado, participó en los concilios de Piacenza y de Clermont-Ferrand. En éste se proclamó la Primera Cruzada y se renovaron los decretos contra el concubinato del clero, la simonía y las investiduras por los laicos. En 1097 intervino en el concilio de Letrán, en 1098 en el de Bari y al año siguiente participó en el Laterano, último concilio presidido por Urbano II. Entretanto, Ainulfo proseguía con su particular persecución, y Bruno anhelando la paz, pese a no contar con el beneplácito del nuevo papa Pascual II, determinó vincularse a los monjes de la abadía de Montecassino. Sin embargo, este pontífice, al igual que hicieron sus predecesores, siguió confiando en él y le encomendó nuevas misiones.
Bruno tomó el hábito en 1103, aunque no dejó de regir episcopalmente la sede de Segni. Fue tan fiel en la vivencia de la regla, que en 1107, a la muerte del abad Otto, lo eligieron para que le sucediese. Al año siguiente, en una visita que efectuó a la abadía, Pascual II respaldó esta designación ante los monjes, ensalzando las cualidades del santo. Pero Bruno defendía la ortodoxia eclesial por encima de todo, y en el momento en que vio que Pascual II había claudicado ante el emperador electo Enrique V, otorgándole privilegios contra los que había combatido con celo junto a los pontífices anteriores, no dudó en recriminar al papa, aunque lo hizo con un texto lleno de ternura y delicadeza en el que reiteraba con emocionadas palabras sus sentimientos de amor y de unidad. Con todo, el Santo Padre lo sancionó instándole a renunciar al cargo de abad, a la par que disponía su regreso a Segni. Bruno acató humildemente su voluntad. En 1112 en el concilio de Letrán, Pascual II se vio obligado a reconocer su error, y el santo que estaba presente en el mismo, acogió y ratificó su decisión con sumo gozo. El resto de su vida lo dedicó a orar, estudiar y meditar. Ha dejado numerosos escritos. Su obra se compone de tratados sobre las Escrituras y la liturgia, contra la simonía, sermones, vidas de santos, cartas y otras obras que ponen de manifiesto el celo apostólico y la intrepidez de este santo obispo. Murió el 18 de julio de 1123, poco después de exhortar y bendecir a su grey desde la ventana de su sede. Fue canonizado el 5 de septiembre de 1183 por Lucio III.
Play
El verbo inglés play tiene varias traducciones, y todas ellas remiten a actividades que ayudan a comprender la riqueza de la vida humana. Play significa principalmente: a) representar una obra de teatro; b) tocar un instrumento musical; y c) jugar a un juego / practicar un deporte.
a) Representar una obra de teatro. Los actores asumen unos papeles en vez de una trama creada por el dramaturgo, y representan la obra en un escenario y bajo unas circunstancias que define el director de la obra. El resultado es una representación que transforma las percepciones y los valores de los actores y los espectadores.
b) Interpretar una partitura. Tocando los propios instrumentos y escuchando a los demás, los músicos interpretan una partitura bajo la batuta del director de orquesta. Cada instrumentista y cada director desarrolla su manera de tocar el instrumento o de dirigir la pieza. El resultado es una música que hace emerger la belleza, inspirando así las vidas de los músicos y de los espectadores.
c) Jugar a un juego. El juego puede ser más o menos colaborativo o competitivo; y más o menos dirigido a divertirse oa obtener un resultado (una victoria, una marca). El juego está en parte definido por las normas, el terreno (o el tablero) de juego y los equipos. Los jugadores-a veces guiados por un entrenador-han de mostrar ingenio y destreza para diseñar e implementar estrategias que los lleven a interactuar con los demás de manera divertida o victoriosa.
En los tres casos, la actividad implica personas que interpretan individualmente e interactivamente unos papeles y unas directrices establecidas por alguien más. Es por eso que son tres metáforas de la vida, en la que representamos / interpretamos / jugamos varios guiones y roles, en escenarios y equipos diversos, a través de los cuales nos transformamos y transformamos la realidad, haciendo emerger valor y belleza. Como dice Lluís Llach:
"Y somos actores que a veces, espectadores que a veces sencillamente y como si nada la vida nos da y toma papeles. "
Estas metáforas de la vida como "play" remiten a un Personaje que algunos asocian con el dramaturgo, el compositor o el inventor del juego. Hay dos imágenes religiosas vinculadas con este Personaje:
1) La noción hinduista que toda la creación es "Leela", "el juego de Dios". El universo es el terreno de juego de Dios y el objetivo de la espiritualidad es hacer de toda la vida un juego. A veces, sin embargo, vivir es "trabajoso", ciertamente. Pero "el trabajo se convierte en espiritual cuando se transforma en un juego." (Anthony de Mello)
2) La noción cristiana de la presencia de Dios en la historia humana ("providencia"). Esta presencia "es su habilidad para responder a cualquier cosa que el universo o la acción humana dañan. Dios es como un tenista hábil, que siempre puede devolver el servicio." (R.F. Capon)
Ninguna imagen y ninguna metáfora no pueden definir, encapsular o agotar ni la riqueza de nuestra vida ni la realidad de Dios. Pero, en cuanto a Dios, el Leela y la providencia nos aproximan a la realidad de Dios como el autor del terreno de juego (el universo) y el inspirador de vidas que, interactuando, hagan emerger el genio personal, la comunión grupal, el valor, la belleza y la utilidad escondidos en el fondo de la realidad.
Ciertamente, no podemos ser ingenuos: hay mucho dolor en las vidas individuales y en la historia humana. Pero la habilidad del Dios-tenista es conseguir que nadie salga del juego, que todos recupere la alegría de vivir a pesar de todo. Y la habilidad de las personas consiste en inspirarse en el juego de Dios para sentir el gozo y invitar a todos a seguir jugando, incluso en las circunstancias más dramáticas.
· Con cuál de las tres imágenes de la vida identificas más: el teatro, la interpretación, el juego?
· Con qué personajes te identificas (directores, intérpretes, espectadores) en las diversas actividades de tu vida?
· ¿En qué ocasiones descubres momentos o dimensiones de juego en pleno trabajo, o en plenas dificultades?
· ¿En qué situaciones crees que Dios no está consiguiendo "devolver el servicio"?
· Ante qué problemas concretos te sientes llamado a "responder a cualquier cosa que el universo o la acción humana dañan"?
Quiero misericordia y no sacrificio
Mateo 12, 1-8, Tiempo Ordinario. Cuando no hay misericordia, ayudar a los demás es un molesto peso.
Oración introductoria
Padre Santo, me pongo en tu presencia mientras contemplo a tu Hijo en la cruz… Te imploro por la luz de tu Espíritu Santo, para comprender en esta oración qué es lo que tengo que hacer para crecer en el amor. Dame tu gracia para amar como Tú amas.
Petición
Señor, hazme comprender el auténtico sentido de tu Palabra, para vivirla,
Meditación del Papa Francisco
¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡Me encontré con el Señor ´. Recordar siempre. Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿verdad? Soplar para mantener el fuego, siempre.
En las parábolas evangélicas se habla de la negativa de muchos invitados a la fiesta del Señor. Por lo que Jesús se fue a "buscar a los pobres, a los enfermos, e hizo fiesta con ellos".
Y Jesús, continuando con esta costumbre, celebra con los pecadores y ofrece a los pecadores la gracia. "Quiero misericordia, y no sacrificios. No he llegado, por cierto, a llamar a los justos, sino a los pecadores". ¡Quién se cree justo, que se cocine su propio caldo! Él ha venido por nosotros, pecadores, y esto es lo bello. Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, ¡hagamos fiesta y tengamos memoria de esta salvación!... (Cf. S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, homilía en Santa Marta).
Reflexión
El espíritu de la ley es vivir la misericordia de Dios. Porque la misericordia es hija del amor. Y el amor es el centro, el corazón de toda la vida de un verdadero cristiano. En cambio cuando no hay misericordia, la ley se hace cadena, un molesto peso. Y Dios, de Padre de misericordias se hace Juez tirano.
Pero Dios es amor. Y su Hijo es la encarnación del amor. Jesús no se ha molestado con sus discípulos porque hacen algo "prohibido" en sábado. En realidad el descanso sabático era una imagen del descanso que el hombre debe encontrar en el Corazón de Cristo. Por eso lo que los discípulos hacen no tiene importancia.
En cambio los fariseos, creyendo "guardar" el sábado fielmente, cometen la atrocidad de juzgar con sus lenguas a los demás, quebrantando realmente el día consagrado a Dios con sus venenosas palabras y su impuro corazón. ¿Qué es lo más importante de la ley? ¿Cumplir la materia de la ley o su espíritu? ¿Qué honra más a Dios, estarse quieto un tiempo o vivir hasta las últimas consecuencias la misma misericordia de Cristo? Por eso, quien vive el espíritu, esto es, la misericordia del Señor al practicar la ley, la vivirá a fondo porque actuará con el mismo sentir de Cristo. Y el sentir de Cristo, ¿dejaría de cumplir algún punto de la ley, aunque fuera pequeñito? No, porque el que vive amando hace todo cuanto agrada a su Amado.
En cambio quien no vive el espíritu sino la ley sola, aparentemente parecerá cumplir pero será un cadáver que matará con su pensamiento a los demás quebrantando el mismo centro de la ley: el amor. De hecho los fariseos, tan cumplidores no tuvieron escrúpulos para llevar a la cruz a su mismo Dios. Cristo es Rey y Señor. Y de tal dignidad le viene a Cristo ser el Señor del sábado: ¡Él es el Amor!
Propósito
Procurar un estilo de vida más sencillo y sobrio para ser solidario con los necesitados.
Diálogo con Cristo
«Vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios». Permite, Señor, que ésta sea mi actitud, mi estilo de vida. No evadir egoístamente los problemas, afrontarlos sabiendo que Tú estás conmigo, viviendo auténticamente mi libertad, dando a mi vida la trascendencia para la cual fue creada.
¿Me estoy haciendo viejo?
¡Cuántos personajes, cuántos seres queridos, de repente, han comenzado a desfilar en la pantalla de mi corazón!
Revisando algunos cajones, he dado con este pensamiento. En la misma página aparecía un abuelo fumando en pipa. De sus frente cuelgan los años en arrugas. Su mirada es cansina, pero segura. Por momentos me parecía el protagonista de “El viejo y el mar”.
No me he podido resistir y he soltado en mi interior las palomas de los recuerdos. ¡Cuántos personajes, cuántos seres queridos, de repente, han comenzado a desfilar en la pantalla de mi corazón! Y es que me parece un canto a la juventud fresca de nuestros mayores. Léelo despacio, con bastón, si lo necesitas. Percibirás una mirada más profunda, más luminosa de esa etapa final de la existencia terrestre. Son líneas de ilusión y de esperanza.
Me dicen que me estoy haciendo viejo: les diré que no es así. La “casa” en que vivo, ya sé, se está deteriorando. Eso ya lo sé. Es que hace mucho tiempo que la habito. Ha pasado conmigo muchas tormentas.
Ya está algo débil. El techo está cambiando de color. Las ventanas ya están un poco empañadas: ya no se ve bien hacia afuera. Las paredes se sienten débiles, quebradizas: es que los cimientos ya no están tan sólidos como hace unos cuantos años. Mi “morada” se ha vuelto temblorosa, la estremecen el frío del invierno, las noches sin sueño.
Siento que estoy en plena juventud, ya que la Eternidad está a un paso de mí, una vida llena de vida, sin posibilidad de tristezas que envejecen, sin ausencias que nos sacan canas, sin dolor que atenta contra la verticalidad de nuestra existencia. La Eternidad está a un paso de mí. Sin embargo mi “casa” no soy todo yo.
Mis años, transcurridos velozmente, no me pueden hacer viejo a mí, alma siempre joven, lozana y alegre.
Una inacabable vida de gozo y de verdad. Yo viviré allá para siempre, amando sin temor de perder el Amor.
Y el Amor es la Vida: ¡que siga la vida! ¿Y decían que me estoy haciendo viejo? El que habita en mi pequeña “casa” está joven, lleno de luz y de alegría, principiando justamente una vida que durará, durará, durará... Ustedes solamente me ven por fuera y me repiten lo que todos dicen: anciano arrugado, cabizbajo, trémulo, lento... Parece que se terminan los horizontes. No confundan mi “casa” con lo que soy yo, conmigo: un nuevo amanecer, horizonte con luz indeficiente, cielo de azul indeclinable. ¡Que siga la vida!
¿Todavía dicen que me estoy haciendo viejo?
Nueva entrevista de Francisco a Scalfari
Lombardi matiza a La Repubblica
"No es en absoluto una entrevista en el sentido habitual de la palabra"
Redacción, 13 de julio de 2014 a las 16:10
El Papa Francisco y Eugenio Scalfari
Las citas del diario sobre la existencia de pedófilos entre cardenales y la posible reforma del celibato de los sacerdotes no corresponden con lo que el Papa quiso decir
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, afirma que las palabras que aparecen en 'La Repubblica' sobre la existencia de pedófilos entre cardenales y la posible reforma del celibato de los sacerdotesno corresponden con lo que el Papa quiso decir.
En una entrevista publicada el domingo en el diario italiano 'La Repubblica', Francisco reitera su condena de los abusos sexuales a menores, calificándolos de "lacra", y promete luchar contra ella "con la severidad necesaria"."Según cifras contrastadas, el porcentaje de pedófilos en la Iglesia está en el 2% (...) Este 2% incluye a sacerdotes e incluso a obispos y cardenales", afirma el papa, citando a sus asesores.Al preguntársele si alguna vez se autorizará casarse a los curas católicos, Francisco subraya que el celibato de los sacerdotessolamente fue instituido en el siglo X, y que algunos sacerdotes pueden contraer matrimonio en algunas iglesias del este de Europa que se hallan bajo tutela del Vaticano.
"Definitivamente, hay un problema, pero no es un problema importante. Se necesita tiempo, pero hay soluciones y yo las encontraré", dijo el santo padre, sin más precisiones.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, afirmó que las citas del diario sobre la existencia de pedófilos entre cardenales y la posible reforma del celibato de los sacerdotes no corresponden con lo que el Papa quiso decir."No es en absoluto una entrevista en el sentido habitual de la palabra", afirmó, y acusó al diario de "manipular a lectores ingenuos".
Lombardi no precisó cuáles fueron las verdaderas declaraciones del sumo pontífice en esta entrevista, tercera de una serie concedida por Francisco al fundador de La Repubblica, Eugenio Scalfari, de 90 años, conocido periodista e intelectual ateo.(RD/Agencias)