Gracias a la constancia salvarán sus vidas

Evangelio según San Lucas 21,12-19. 

Jesús dijo a sus discípulos: «Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»

Santa Catalina de Alejandría

Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir

Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí. Desde el siglo X o aun antes, se venera mucho en el Oriente a santa Catalina de Alejandría. Sin embargo, desde la época de las Cruzadas hasta el siglo XVIII, la santa fue todavía más popular en Occidente. En efecto, se le dedicaron numerosas iglesias y se celebraba su fiesta con gran solemnidad; se la incluyó en el número de los Catorce Santos Auxiliadores y se la veneró como patrona de las estudiantes, de los filósofos, de los predicadores, de los apologistas, de los molineros, etc. Adán de San Víctor escribió un poema en su honor. Su voz fue una de las que oyó santa Juana de Arco. Bossuet le dedicó uno de sus más célebres panegíricos. A pesar de todo, no sabemos con certeza absolutamente nada sobre la vida de la santa. Según sus «actas», santa Catalina nació en Alejandría en la segunda mitad del tercer siglo. Descendía de una familia de abolengo y se distinguía por su inteligencia, erudición y belleza. Muchos ricos y nobles pretendientes pedían su mano. La madre y los parientes trataban de convencerla para que se casara, pero Catalina no se decidía y decía a sus allegados: «Si quieren que me case entonces encuéntrenme alguien que me iguale en hermosura y erudición.»

Dios hizo que Catalina conociera a un anacoreta, hombre inteligente y de vida ejemplar. Examinando con Catalina los méritos de sus pretendientes el anacoreta dijo:

-Yo conozco al Novio que es superior en todo a ti. No hay nadie igual.

Después le dio el icono de la Santísima Virgen, prometiendo que Ella ayudaría a Catalina a ver al Singular Novio. Durante la próxima noche, adormecida Catalina vio a la Reina Celestial rodeada de ángeles parada delante de ella con el Niño que resplandecía como el sol. Fueron vanos los esfuerzos de Catalina para ver Su rostro. El se daba vuelta.

-No desprecies a Tu creación -pedía la Madre de Dios a Su Hijo- dile lo que tiene que hacer para ver Tu imagen brillante, Tu Rostro.
-Que regrese y pregunte al anacoreta -contestó el Niño.

Este singular sueño asombró a la joven. Ni bien amaneció, fue a ver al anacoreta y se arrodillo a sus pies pidiendo consejo. El anacoreta le explico detalladamente sobre la verdadera fe, sobre el paraíso y la vida en el paraíso de los justos y sobre la perdición de los pecadores. La sabia joven comprendió la superioridad de la fe cristiana sobre la pagana. Creyó en Jesúcristo como el Hijo de Dios y se bautizó. Y entonces la luz divina entró en ella y la llenó con una gran alegría.

Cuando Catalina regreso a su casa con su alma renovada, rezó durante mucho tiempo agradeciendo a Dios por la gracia otorgada. Durante la oración se quedó dormida y vio nuevamente a la Madre de Dios. Ahora el Niño Divino la miraba con benevolencia. La Santísima Virgen tomó la mano derecha de la joven y el Niño le puso un maravilloso anillo, diciendo:

-No tengas otro novio terrenal. Catalina comprendió que a partir de este momento ella estaba comprometida con Cristo y se despertó con mayor alegría en su corazón. A partir de este sueño ella cambió completamente. Se hizo humilde, benévola y amable. Empezó a rezar a Dios frecuentemente pidiendo Su guía y ayuda. Única meta que la entusiasmaba: vivir para Cristo.

Poco tiempo después vino a Alejandría Maximiano (años 286-305) codirigente del emperador Diocleciano. Envió mensajeros a las ciudades de Egipto para invitar al pueblo a la fiesta en honor a los dioses paganos. Catalina estaba muy triste porque el emperador, en vez de ayudar a instruir al pueblo, extendía la superstición pagana. Cuando llegó el día de la fiesta ella fue al templo pagano, donde estaban reunidos los sacerdotes paganos, la nobleza y el pueblo y dijo sin miedo al emperador:

-¡Emperador, no te da vergüenza orar a los repugnantes ídolos? Conoce al verdadero Dios eterno e infinito. Por Él apareció el universo y los reyes reinan. Él bajó a la tierra y se hizo hombre para nuestra salvación.

Maximiano se enojo con Catalina por la falta de respeto hacia la dignidad imperial y ordenó encarcelarla. Después, ordenó a la gente erudita convencer a Catalina de la autenticidad de la religión pagana. Durante varios días ellos exponían diferentes argumentos en pro de la religión pagana, pero Catalina los vencía con su lógica, y con sus razonamientos les demostraba que no tenían razón. Demostraba que solamente puede existir un Sabio, Creador de todo, quien con sus perfecciones se eleva infinitamente sobre los dioses paganos. Finalmente, los sabios paganos tuvieron que admitir que perdieron con los argumentos imbatibles de Catalina. Sin embargo, al sufrir la derrota sobre el campo intelectual, Maximiano no dejó su intención de convencer a Catalina. La llamó y trato de seducirla con regalos, promesas de favores y gloria. Pero Catalina no se dejó seducir. Maximiano tuvo que ausentarse de la ciudad por un corto período. Su esposa, emperatriz Augusta, quien escuchó mucho sobre la sabiduría de Catalina, quiso verla. Se encontró con ella y, habiéndola escuchado, se hizo cristiana. Cuando Maximiano regresó a Alejandría llamó nuevamente a Catalina. Esta vez se quitó su mascara de benevolencia y empezó a amenazarla con torturas y muerte. Después mandó traer unas ruedas con sierras y ordenó matarla de esta horrible manera. Pero, ni bien empezaron las torturas, una fuerza invisible rompió el instrumento de tortura y santa Catalina salió ilesa. Cuando la emperatriz Augusta supo lo que pasó, vino a ver a su esposo y le reprochó que pretendiera él desafiar al mismo Dios. El emperador se enfureció por la intervención de su esposa y ordenó matarla ahí mismo. Al otro día Maximiano llamó a Catalina por última vez y le ofreció ser su esposa, prometiendo todos los bienes materiales. Pero Santa Catalina no quiso saber nada. Viendo la inutilidad de todos sus esfuerzos el emperador ordenó matarla y un guerrero la decapitó.

Existen ciertas variantes de la leyenda, tales como la conversión de Catalina en Armenia y los detalles que inventaron los chipriotas en la Edad Media para probar que la santa había vivido en Chipre. Todos los textos de las «actas» afirman que los ángeles trasladaron su cuerpo al Sinaí, donde más tarde se construyó una iglesia y un monasterio; pero el caso es que los primeros peregrinos que fueron al Sinaí no sabían nada sobre esa leyenda. El año 527, el emperador Justiniano construyó un monasterio fortificado para los ermitaños del Sinaí. Según se dice, allá fueron trasladadas las presuntas reliquias de santa Catalina en el siglo VIII o en el IX. Actualmente, el gran monasterio del Sinaí, tan famoso en una época, no es más que una sombra de lo que fue, pero todavía conserva las supuestas reliquias de santa Catalina, bajo el cuidado de los monjes de la Iglesia ortodoxa de Oriente. Alban Butler cita las siguientes palabras del arzobispo Falconio de Santa Severina: «El significado de la expresión de que 'los ángeles trasladaron el cuerpo de la santa al Sinaí', es que los monjes lo llevaron a su monasterio para enriquecerlo devotamente con tan preciosa reliquia. Como es bien sabido, en cierta época, el hábito religioso se designaba con el nombre de `hábito angélico' y se llamaba a los monjes 'ángeles' por su pureza celestial y sus funciones». Efectivamente las expresiones «vida angelical» y «hábito angélico» se usan todavía con frecuencia en la vida religiosa del Oriente. Migne, PG., vol. CXVI, pp. 276- 301. Hay otro texto ligeramente anterior; véase Biblioteca Hagiográfica Griega, n 31. Cf. Delehaye, Les martyrs d'Egypte (1923), pp. 35-36, 123-124; y Legends of the Saints, p. 57. Acerca de santa Catalina en el arte, cf. Künstle, lkonographie, vol. II, pp. 369-374. Alejandro Mileant, en sus «Selectas vidas de santos», que representa una versión sobria del relato tradicional; el artículo original del Butler-Guinea contenía en su lugar una breve síntesis de las líneas fundamentales de la leyenda. fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI. En el Sinaí el recuerdo de santa Catalina casi ha eclipsado el de Moisés, y el antiquísimo monasterio ortodoxo de esta región que lleva el nombre de la santa, cuyas reliquias se veneran allí.   Nada de ello es obstáculo para que Catalina no haya existido jamás, o al menos eso dicen los sabios hagiógrafos, que atribuyen su historia a un tardío relato de fines edificantes.   Es posible, no hay pruebas históricas de que existiera nuestra Catalina, pero es una de las santas que más hondo ha calado en la sensibilidad religiosa de Oriente y de Occidente.

En su vida, popularizada por ingenuos pormenores como el de la rueda en que sufrió tormento, y cuyas cuchillas acabaron hiriendo a los verdugos - la rueda Catalina que ha pasado al lenguaje moderno - hay el testimonio valiente de la verdad que culmina en el martirio, cuando el mártir se hace etimológicamente testigo.   Pero tal vez lo más atrayente del personaje, según lo describe su pasión, no es tanto la muerte a manos de infames sicarios, sino su ansiosa búsqueda de la verdad en el ambiente blando y cosmopolita, corrompido y ecléctico de la Alejandría de su época. Catalina, cuya verdad histórica se pone en duda, fue en su leyenda una apasionada e incansable buscadora de verdades.   Insatisfecha con las ideas comúnmente admitidas, fluctuantes, acomodaticias, un poco de Platón, unas gotas de panteísmo, algo de misticismo barato, los Evangelios adaptados, residuos de la enseñanza pagana, todo bien aderezado, estudia, investiga, y una vez bautizada confunde en un debate público a los teólogos a la moda y muere por lo que cree.   Si Catalina no existió, hubiera debido existir entonces y ahora, sin conformarse con la mezcla impura que casi todos dan por buena, y pagar con su vida la proclamada Verdad.

Oremos. Tú, Señor, que nos alegras hoy con la fiesta anual de Santa Catalina de Alejandría, concédenos la ayuda de sus méritos, ya que has querido iluminarnos con el ejemplo de su virginidad y de su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.   Dios eterno y omnipotente, que conservaste invencible a Santa Catalina en la virginidad y en el martirio por tu pueblo, concédenos que, por su intercesión, fortalezcamos nuestra fe y constancia y hay que podamos trabajar incesantemente por la unidad de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina enla unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

San Gregorio de Nisa (c. 335-395), monje, obispo. Instrucción catequética, 29-30

Todos os odiarán. Si el don de Dios al mundo que es su Hijo enviado al mundo es tan excelente, fruto de la gran dignidad de Dios ¿por qué tardó tanto en conceder este beneficio? Sí, porque cuando el mal en el mundo todavía estaba en sus principios ¿por qué Dios no acabó de raíz con su desarrollo ulterior? A esta objeción se puede responder en breve diciendo que es la sabiduría, la providencia de Dios, el bien por naturaleza que ha diferido este don. En efecto, así como el médico espera que el mal que se está incubando en el cuerpo se manifieste al exterior para poder aplicar el remedio, así, una vez que la enfermedad del pecado se había apoderado de la humanidad, el Médico del universo esperaba que no quedara oculta o disimulada ninguna forma de perversidad.

Esta es la razón por qué Dios no aplicó en seguida después de la envidia de Caín y del asesinato de Abel, el remedio al mundo caído en pecado... Fue cuando el vicio llegó a su culminación, cuando no quedó ya ninguna perversidad humana por realizarse que Dios puso el remedio a la enfermedad que ya no estaba en sus principios sino que se hallaba en pleno desarrollo. Así el remedio divino llegó a todas los males de la humanidad enferma. (...)

Entonces ¿por qué la gracia del evangelio no se extendió enseguida sobre todos los hombres? Ciertamente, la llamada de Dios se dirige a todos por igual, sin distinción de condición, ni de edad ni de raza... Pero aquel que tiene en sus manos la libre disposición del universo ha llevado hasta el extremo el respeto por el hombre. Permite que cada uno de nosotros tengamos nuestro dominio propio, donde somos amos nosotros mismos: es la voluntad, la facultad que rechaza la esclavitud, que permanece libre, fundada sobre la autonomía de la razón. La fe está pues, a la libre disposición de los que reciben el anuncio del evangelio.


     

Persecución de los discípulos
Lucas 21, 12-19. Tiempo Ordinario. Como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con amor el egoísmo.

Oración introductoria
Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma, Tú eres mi Abogado y Consolador, el que me asiste, el que me ilumina y guía. Ayúdame a ponerte en el centro de mi vida y de mi actividad, especialmente hazte presente en esta meditación.

Petición
Señor, dame la gracia de confiar siempre en tu Providencia divina.

Meditación del Papa Francisco
El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús preanuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán padecer, por su causa. Sin embargo asegura: “Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza”. ¡Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios!

Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia.

En este momento pienso y pensamos todos, hagámoslo juntos, pensemos en tantos hermanos cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe. ¡Hay tantos! Quizá más que en los primeros siglos. Jesús está con ellos. También nosotros estamos unidos a ellos con nuestra oración y nuestro afecto. También sentimos admiración por su coraje y su testimonio. Son nuestros hermanos y hermanas que en tantas partes del mundo sufren a causa de ser fieles a Jesucristo. Los saludamos de corazón y con afecto. (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).

Reflexión
Cuando un día el obispo, además de darnos una cachetada, nos ungió la frente con el óleo de la confirmación en la fe, no cumplió con una especie de rito necesario para que luego pudiésemos acceder a los demás sacramentos, especialmente el matrimonio.

Fuimos confirmados en la fe. Fuimos constituidos “testigos” de Cristo en el mundo. Llegamos a la madurez de nuestra entrega al Señor. ¿Y qué mejor testimonio que el martirio por Cristo?

Pero atendamos a las entrañas de amor de Cristo para con su tan amada criatura. No es nuestro Dios un dios que se goza viéndonos sufrir o queriendo que suframos simplemente porque sí. Seguir a Cristo no implica vivir de tormentos toda la vida. Amarlo no es dejar que nos golpeen toda nuestra bendita existencia.

Cuando Cristo nos previene de las persecuciones únicamente está siendo realista con nosotros, nos está dando como un voto de confianza. “Me habéis amado. Pues sabed que vuestros hermanos no siempre actuarán movidos por el amor como fuera de esperar sino que os harán sufrir. Pero confiad Yo he vencido con el amor al mundo”. No son, pues, palabras que hemos de temer sino consejos de amor, de grande esperanza.

Es el peso del amor. El egoísmo está muy difundido en nuestro mundo, pero como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con el amor el egoísmo. Y aunque tengamos mil problemas tenemos en Cristo la confianza de haber obtenido la victoria. ¡Ya hemos vencido! Porque Él nos ha amado primero y ya nos ha prometido de no abandonarnos en esta dulce lucha por Él que es nuestro Amado. ¿No es cierto que es un gozo, entonces, poder dar testimonio por Alguien a quien amamos de verdad?

Propósito. No podemos faltar en nuestra misión de llevar la luz de Cristo, de proclamar el feliz anuncio del Evangelio, aún si ello comparta la persecución. Que no me de pena hablar de Dios a los demás.

Diálogo con Cristo . Señor, seguir tu Evangelio, ser un discípulo y misionero de tu amor, es oponerse a lo que el mundo ofrece y que la mayoría considera como auténtica felicidad. Necesito hacer un sincero esfuerzo por adquirir aquellas virtudes que me permitan vivir auténticamente mi fe: la pureza, la fidelidad, la humildad, la sinceridad y la autenticidad. Te pido, por intercesión de María, la sabiduría y la fuerza que necesito para serte fiel.

¿Qué quiere Dios de nosotros?
Dios quiere que le amemos con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas


Uno de mis autores preferidos es San Agustín. Y un día leyendo uno de sus libros encontré esta frase que me hizo detenerme bruscamente, y volverla a leer: “¿Quién soy yo, Señor, para que me pidas y me exijas que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y te enojas muchísimo si no lo hago, más aún, me amenazas con castigos eternos. ¿Quién soy yo?. Y me puse a reflexionar en ello.

A Dios le importa de nosotros sobre todo una cosa, pero le importa muchísimo. Y es que le amemos. Pero que le amemos no de cualquier forma: con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Hay que concluir que, si no amamos, estamos perdidos. Con Dios no tenemos nada que hacer si no sabemos ofrecerle un poco de amor a Él y a nuestro prójimo. Pero si sabemos amar, estamos salvados. Después ese amor se demostrará con hechos, con actos de amor, como el participar en la misa, practicar la caridad con el prójimo etc.

Por eso, preguntémonos: ¿Cuánto amo yo a Dios? ¿Cuánto amo a mi prójimo? Ese es el máximo valor que tengo. Esa es mi salvación.

La religión cristiana era muy hermosa, la más maravillosa del mundo, cuando los cristianos cumplían sus dos únicos mandamientos.

Francisco, entrando en el avión que le lleva a Kenia

"Voy con alegría a encontrarme con los hermanos africanos", dijo a los periodistas
El Papa se encuentra con víctimas de la violencia machista antes de partir hacia Kenia

Francisco llega a las tres de la tarde a tierras africanas, en su 11 viaje apostólico

Jesús Bastante, 25 de noviembre de 2015 a las 12:24

Me dispongo a realizar un viaje apostólico a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, movido por el vivo deseo de visitar a los hermanos en la fe y a los habitantes de esas queridas naciones

(Jesús Bastante/RV).- En el día mundial contra la violencia doméstica, y antes de partir hacia Kenia, Francisco tuvo uno de esos gestos que tanto le acercan con el mundo y las realidades sufrientes. A las 7,15 horas, justo después de orar por su viaje en la basílica de Santa María la Mayor, el Papa se encontró con once mujeres, víctimas de la violencia machista, y con sus seis hijos.

Los niños y sus madres residen en la Casa Refugio de las víctimas de la violencia doméstica y de la trata, gestionada por una congregación religiosa en Roma. Entre ellas, había mujeres italianas, nigerianas, rumanas y ucranianas. Francisco les saludó antes de partir hacia Fiumicino en su habitual Ford Focus del Vaticano, que se detuvo a pocos metros del airbus A330-200 de la compañía Alitalia, en el que viaja en estos momentos.

A su llegada fue acogido por Mons. Reali, obispo de la diócesis de Porto-Santa Rufina, a la que pertenece el aeropuerto de Fiumicino; y por autoridades civiles y militares, de quienes se despidió cordialmente. Seguidamente, el Papa Francisco, llevando en la mano su acostumbrado maletín negro, subió al avión y saludó a los presentes antes de entrar. "Voy con alegría a encontrarme con los hermanos africanos", dijo a los periodistas del vuelo papal. Como es tradición en cada viaje internacional del pontificado, antes de partir el Papa envió un telegrama al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella:

"En el momento en el que me dispongo a realizar un viaje apostólico a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, movido por el vivo deseo de visitar a los hermanos en la fe y a los habitantes de esas queridas naciones, me complace dirigirle a usted, señor Presidente, la expresión de mi deferente saludo, que acompaño con fervientes oraciones por el bien y la prosperidad de todo el pueblo italiano".

Por su parte, el Presidente Mattarella ha respondido al Papa:

"Deseo hacerle llegar mi más sincero agradecimiento por el mensaje que cortésmente ha querido dirigirme en el momento en el que se dispone a partir para su viaje apostólico a Kenia, Uganda y la República Centroafricana.
 

Italia y la comunidad internacional observan con gran atención su primer viaje al continente africano, cuyo potencial de crecimiento y desarrollo aún se encuentra obstaculizado por guerras, inestabilidad política, pobreza y alarmantes desigualdades sociales. 

Su presencia servirá de apoyo y aliento a las comunidades cristianas locales, y llevará un importante signo de paz, fraternidad y diálogo a los países visitados y a todo el continente, proporcionando además un precioso mensaje de esperanza para el futuro. 

Me complace, Santidad, tener la ocasión de manifestarle nuevamente mi más profunda estima y consideración".

Se espera que Francisco llegue al aeropuerto de Nairobi a las tres de la tarde (hora española), donde será recibido por el presidente y dará el primero de varios discursos, la mayor parte de ellos en inglés, aunque no se descarta que utilice el swajili.

 

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