“Va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”

Francisco, el Papa del 'Podemos'

"En Argentina dicen que el Papa cambiará muchas cosas, a su ritmo"
'Podemos', una tarea urgente de Iglesia
"Hay también en la Iglesia indignación contra una política de poder sacral y social contrario al evangelio"

José Manuel Vidal, 29 de julio de 2014 a las 13:13

Desde mi retiro debo afirmar que me siento emocionado, indignado y con ganas de aportar lo que pueda al cambio de la iglesia

(Xabier Pikaza, teólogo).- Quizá más que el proyecto programa del partido político Podemos en España (año 2014) me interesa la experiencia y tarea del "podemos" en la Iglesia, un tema en el que pueden distinguirse también varios aspectos.

El partido político Podemos ha nacido de un tipo de indignación ciudadana en contra de una economía y política al servicio del puro poder, en contra de los valores de la igualdad y la justicia entre los ciudadanos. Pues bien, en esa línea muchos piensan que existe hoy también en la Iglesia un tipo de indignación contra una política de poder sacral y social contrario al evangelio. Más aún, muchos piensan que ha llegado la hora de mostrar una indignación semejante a la que mostró Jesús contra los poderes del templo de Jerusalén, siendo ajusticiado por ello.

Podemos es el nombre y lema de un nuevo movimiento político español, nacido tras el descontento reflejado por los indignados de las manifestaciones del 15 M 2001. Miles de personas protestaron entonces y siguen protestando contra una casta de políticos que se ha vendido al Gran Capital y que aparecen en su mayoría como intrínsecamente corruptos (o, al menos, así los aprecian muchos ciudadanos)Organizado en forma de partido, tras una campaña electoral poco "vistosa" (es decir, poco cara), y siendo apenas conocido por una gran masa de votantes (mis vecinos y otros muchos no sabía que existía), Podemos ha logrado 5 escaños al Parlamente Europeo, en las elección del 25.5.14, apareciendo así como el cuarto grupo electoral más votado de España, y con grandes posibilidades de futuro, si es que administra bien su "capital" de indignación creadora, de democracia interna y externa y de credibilidad social (en contra del sistema económico asfixiante bajo el que vivimos).

En ese contexto quiero recordar que Podemos no es un simple movimiento social, ni un partido político, sino algo más, una actitud, un proyecto, un reto, con una larga trayectoria bíblica y cristiana (eclesial), y así quiero presentarlo aquí, para ofrecer al fin unas breves reflexiones políticas.

Se trata de poder y de podar, no de arrancar y destruir, en la línea de una fuerte parábola de Jesús. Él quiso que la higuera de Jerusalén se secara, pues sus frutos eran malos (Mc 11), pero quiso podar aquella otra higuera que apenas daba frutos...¡Podemos! (Lc 13, 6-9).

1. PODEMOS, UNA EXPERIENCIA BÍBLICA ¡NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS!

Hay en la Biblia muchas referencias al “podemos”, y ellas deberían distinguirse y matizarse con cuidado. Estas tres me parecen las más significativas:

a. Abrahán y María. La narración bíblica estrictamente dicha empieza en Gen 12 con Abrahán, un anciano incapaz de iniciar nuevas empresas, casado con Sara, una mujer estéril… Pero la esperanza le pone en movimiento porque “nada es imposible para Dios” (Gen 18, 14). Esa certeza culmina en la anunciación de María, a quien el ángel le repite la misma palabra: “Nada hay imposible para Dios” (Lc 1, 37-39).

b. Jesús. En esta línea descubre Jesús, sin embargo, que siendo todo posible para Dios no todo es conveniente. Por eso, en la oración del huerto él ruego: ¡Abba, Padre! Tú lo puedes todo… pero no se haga mi voluntad sino la tuya (Mc 14, 36-37). Hay, por tanto, un poder que no conviene, pues no responde a la voluntad de Dios, y así debe aprenderlo el mismo Jesús.

c. Los zebedeos. Desde ese fondo se entiende el texto programático de Mc 10, 35-45, donde los Zebedeos piden a Jesús los dos primeros puestos en su Reino. Pero Jesús les responde diciendo que él no puede garantizar primeros puestos a nadie, preguntándoles después si están dispuestos (¡si pueden!) seguirle en el camino. Ellos responden ¡podemos! instituyendo así el primer partido o grupo del podemos dentro de la iglesia.

2. PODEMOS, UNA TAREA URGENTE DE IGLESIA

Quizá más que el proyecto programa del partido político Podemos en España (año 2014) me interesa la experiencia y tarea del “podemos” en la Iglesia, un tema en el que pueden distinguirse también varios aspectos:

1. ¿Podemos? ¿Debemos?
El partido político Podemos ha nacido de un tipo de indignación ciudadana en contra de una economía y política al servicio del puro poder, en contra de los valores de la igualdad y la justicia entre los ciudadanos. Pues bien, en esa línea muchos piensan que existe hoy también en la Iglesia un tipo de indignación contra una política de poder sacral y social contrario al evangelio. Más aún, muchos piensan que ha llegado la hora de mostrar una indignación semejante a la que mostró Jesús contra los poderes del templo de Jerusalén, siendo ajusticiado por ello.

En ese fondo surgen tres preguntas: (a) ¿Es justa esa indignación, o responde a un tipo de puro revanchismo frustrado de algunos? (b) ¿Debemos expresarla públicamente: Quienes, cómo, en qué contextos, con qué medios…? (c) ¿Podemos hacerlo? ¿Existen en la Iglesia medios para hacerlo, cauces sociales y religiosos, proféticos y aun económicos?

2. ¿Puede, debe el Papa?
Muchos piensan que la Iglesia católica es una “dictadura sacral”, avalada por el Espíritu Santo, de manera que sólo el Papa puede y debe indignarse, introduciendo en la iglesia y de un modo especial en la Curia Vaticana los cambios que juzgue convenientes.

Se dice que este papa (J. M. Bergoglio) fue elegido a principios del año 2013, tras la renuncia del Papa Ratzinger, porque había una gran indignación entre algunos cardenales, que querían que cambiara la Curia Vaticana y la forma de llevar algunos referentes a la dirección de la Iglesia. Como por desgracia los temas de la “santa política vaticana” son en principio secretos no podemos decir si esa indignación cardenalicia era cierta.

Sea como fuere, lo cierto es que el Papa Bergoglio/Francisco ha iniciado una “serena2 y al parecer muy honda reforma de la Curia Vaticana y del tipo de dirección de la Iglesia. Es aquí donde se plantea la pregunta: ¿Puede, debe el Papa?

Acabo de venir de Buenos Aires, tierra donde he estado con un grupo significativo de "iglesia del pueblo", pobre en dineros e influjos políticos, pero muy rica en evangelio, empeñada en la educación de aquellos a quienes se les niega la educación (Instituto Raspanti). Media docena de los participantes conocían muy, muy bien a Bergoglio. No he querido hacerles una encuesta, ni debo presentar aquí sus nombres, pero ellos representan un aspecto significativo de la Iglesia Argentina.

Ellos me han dicho que el Papa Bergoglio es un grandísimo político. Ha tomado el nombre de Francisco, porque quiere ser y actuar desde el Evangelio. Pero, al mismo tiempo, es un hombre de inmensa claridad social y política, y que cambiará muchas cosas, a su ritmo, con prudencia, pero con gran fortaleza. El tema que dejo aquí abierto es ¿Qué debe, qué puede cambiar el Papa en la Curia Vaticana y en la dirección general de la Iglesia?

3. ¿Qué debemos cambiar nosotros?
Tras las preguntas anteriores vienen las más importantes: ¿Qué debo, que puedo cambiar yo? ¿Qué debemos, que podemos cambiar nosotros? Porque la Iglesia no es (al menos para mí) un espectáculo: No me pongo en la barrera para ver cómo corren los toros, sino que debo (debemos) bajar al ruedo redondo y arenoso de la vida.

‒ ¿Qué debemos cambiar, por dónde tendríamos que empezar? No somos unos “mandados” de nadie, ni unos súbditos de ninguno, sino creyentes libros… El tema está en que queramos ver, descubriendo así lo que debemos cambiar, en nosotros y en nuestro entorno.

‒ ¿Pero, podemos cambiar? He dicho que la Iglesia Católica se ha estructurado como una Dictadura Sacral (clerical), una dictadura que puede tener sus elementos positivos, pero que nos lleva al pasivismo y pasotismo: ¡Que cambie el Papa! ¡Qué se pongan a la masa y que cambien los obispos y los curas… Pues bien, en contra de eso, estoy convencido de que la Iglesia es una fraternidad de hermanos y hermanas libres, que tenemos la obligación de indignarnos por aquello que nos parece.

‒ No tenemos que estar a la espera, aguardando lo que diga el Papa y digan los obispos… Debemos empezar nosotros, aquellos que sintamos un tipo de inquietud y queramos una Iglesia diferente, no para destronar al Papa o a los obispos, sino para iniciar un camino.

De todo esto he venido tratando en mi blog… y seguiré tratando en adelante. No quiero crear un partido “político” en la iglesia, vivo más bien muy “retirado”. Pero desde mi retiro debo afirmar que me siento emocionado, indignado y con ganas de aportar lo que pueda al cambio de la iglesia:

a. Me siento emocionado, como el primer día de mi conciencia cristiana y católica. Es una emoción, una gracia seguir creyendo en el evangelio.

b. Me siento indignado ante una Iglesia que, siendo admirable, en general, ha perdido no sólo el tren de la modernidad (¡cosa que me interesaría menos!) sino el tren del evangelio. Hay ansias de poder, hay mucho miedo, hay falta de libertad. ¡Jesús debería venir con un látigo a la Iglesia, como vino antaño al templo de Jerusalén!

c. Me siento con ganas de aportar lo poco que yo pueda, con mi reflexión, con mis libros, con mi presencia en algunos grupos cristianos. Así lo he sentido en Argentina. Así quisiera sentirlo en el futuro (algo de eso parece expresar la foto final).

3. OTRA VEZ EL PARTIDO POLÍTICO: PODEMOS

Siento un gran recelo por la “política directa” de partidos, porque en forma actual ellos me parecen maquinarias especializadas en tomar el poder y administrarlo. Normalmente, los políticos comienzan con buenas intenciones, como grupo de personas reunidas a partir de un ideal, para ponerse al servicio del conjunto de los ciudadanos, a los que representan, sacrificándose por ellos. Pero la misma dinámica del poder, una vez tomado, les convierte en esclavos de ese mismo poder, del que se sirven para dominar a los demás, no sólo mintiendo, sino aprovechándose de ellos. En esa línea saludo con esperanza y buen deseo al partido podemos Podemos. Pero tengo miedo de que se pierda y se tuerza en el camino, pues la toma de poder tiende a pervertir los mejores deseos.

Me dirán que no se puede generalizar, y es cierto, no quiero hacerlo. Pero no puedo olvidarme de Jesús, que decía que “aquellos que piensan tener el poder (¡que lo no tienen!) dominan y esclavizan a los pueblos” (Mc 10, 42). El poder, una vez tomado, se convierte en principio de opresión.

Un recuerdo de Verín

Esto significa que, en línea de evangelio, el poder no tiene “solución”, no se puede convertir (¡no se puede blanquear!). La única salida sería “superarlo”, negar el poder para que así todos puedan comportarse como libres, compartiendo en gratuidad la vida los unos con los otros.

Dije estos y otras cosas semejantes el año 1986, en una “misa” que me pidieron celebrar en Verín (Galicia) a la plana mayor de los “padres” del partido que hoy se siente aún mayoritario en España. Yo estaba allí de paso. Los “habituales” de la iglesia me pidieran que “dijera yo la misa y el sermón entero”, pues ellos no querían comprometerse con ningún “partido”.

Hablé del evangelio ya citado (Marcos 10, 35-45), y al acabar vino a darme un abrazo la homenajeada, una de las más destacadas políticas de la Derecha del lugar y de Galicia y España, bien conocida por sus cambios posteriores, diciéndome que eso eran lo que querían:
¡Nosotros queremos y podemos superar el poder de imposición, como quiere Jesús, como Usted ha dicho, para ser simplemente servidores del pueblo!
Me callé, no quise decir nada, me dejé abrazar, y me excusé diciendo que no podía asistir a la comida, que estaba de paso.

Indignados

Han irrumpido en la política indignados contra los que mandan más en España y Europa (PP, PSOE, otros partidos con vocación de poder). Éste es el partido del Podemos:

‒ Podemos echar abajo a los políticos convertidos en maquinaria de poder
‒ Podemos gobernar escuchando a todos, sin hacernos una casta mandarines, poniendo nuestra vida y administración al servicio de todos
‒ Podemos, podemos, podemos…

Del podemos al haremos
Personalmente me alegro mucho de que hayan obtenido muchos votos…. Me alegraría mucho más sin lograran aquello que proponen: echar abajo los partidos con “vocación permanente de poder”, convertido en imposición sobre los demás.

Me alegraría saber que pueden gobernar de un modo distinto, en democracia verdadera, sin convertir la “toma de poder” en dominio con poder sobre los demás…

(No quiero poner la foto de ninguno, para no hacer propaganda… Por humor, pongo la mía, casi en pose de “podemos”). Buen día a todos.

Evangelio según San Mateo 13,44-46.

Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró." 

San Juan Crisóstomo (345?-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía 18 sobre la epístola a los hebreos

“Va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mt 13,44)

“La pobreza hace al hombre humilde”, dice la Escritura y Cristo empieza sus Bienaventuranzas por ésta: “Dichosos los pobres en el espíritu”... ¿Queréis conocer el elogio de la humildad? Jesucristo la abrazó él mismo, él que “no tenía dónde reclinar su cabeza”....Pablo, su apóstol decía: “nos consideran pobres pero enriquecemos a muchos.” y Pedro dice: “No tengo oro ni plata...” No hay, pues, que considerar la pobreza como un deshonor, ya que, comparados con la virtud, todos los bienes de este mundo no son más que paja y polvo. ¡Amemos, pues, la pobreza si queremos poseer el reino de los cielos! “Lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo.”...

Nadie es más rico que aquellos que abrazan la pobreza voluntariamente y la aman con gozo. Son más ricos que un emperador. Los reyes temen perder lo que les es necesario, mientras que a los pobres, de los que hablamos aquí, no les falta de nada. No temen nada. Os pregunto, pues, de los dos ¿quién es más rico, el que teme constantemente perder sus riquezas o el que goza de lo poco como si  estuviera nadando en abundancia?... El dinero hace al hombre esclavo, “ciega los ojos del sabio”, dice la Escritura... Compartid vuestros bienes con los pobres y llegará el día en que comprenderéis esta feliz parábola: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.”

(Referencias bíblicas: Prov 10,4 LXX; Mt 5,2; 8,20; 10,9; 2Cor 6,10; Hech 3,6; Mt 19,21; Sir 20,29; Mt 25,34)

Encontrar el Reino de los Cielos, gran alegría

Mateo 13, 44–46. Tiempo Ordinario. Quien encuentra en Dios su tesoro, hace todo por "comprar" el cielo y le pide a Dios no perderlo.

Oración Introductoria 

Dulce Huésped del alma, Espíritu Santo, ven a visitar mi corazón para que me ayudes a encontrar los verdaderos tesoros por los cuales vale la pena dejarlo todo. Hazme digno depositario de tus dones e ilumina mi mente y entendimiento para escuchar tus palabras en este momento de oración en el que vengo humildemente a pedirte tu ayuda. Santifica mi vida para ayudar a otros a encontrarte. 

Petición 

Corazón de Jesús lleno de bondad, llena mi corazón de amor por ti y por los demás. Concédeme conocerte para amarte y poseerte como mi único tesoro. Hazme instrumento de tu amor para que todos se beneficien de las riquezas de tu gracia. 

Meditación del Papa Francisco

El amor es la mayor fuerza de transformación de la realidad, porque derriba los muros del egoísmo y colma las fosas que nos tienen alejados a unos de otros. Y esto es el amor que viene de un corazón cambiado, de un corazón de piedra que es transformado en un corazón de carne, un corazón humano.

Y esto lo hace la gracia, la gracia de Jesucristo que todos nosotros hemos recibido. 

¿Alguno de vosotros sabe cuánto cuesta la gracia? ¿Dónde se vende la gracia? ¿Dónde puedo comprar la gracia? Nadie sabe decirlo: no. ¿Voy a comprarla a la secretaria parroquial? ¿A lo mejor ella vende la gracia? ¿Algún sacerdote vende la gracia? Oíd bien esto: la gracia no se compra ni se vende; es un regalo de Dios en Jesucristo. Jesucristo nos da la gracia. Es el único que nos da la gracia. Es un regalo: nos lo ofrece a nosotros. Tomémosla. Es bello esto. El amor de Jesús es así: nos da la gracia gratuitamente, gratuitamente. Y nosotros debemos darla a los hermanos, a las hermanas, gratuitamente. (S.S. Francisco, 17 de junio de 2013) 

Reflexión 

Es más fácil adiestrarnos en los negocios del mundo que en los "negocios" espirituales. Los primeros los medimos con ganancias materiales y tangibles, mientras que los segundos sólo los medimos con la fe y el amor. Esto no significa que sea difícil encontrar las riquezas de la vida espiritual, más bien quiere decir que si nosotros no podemos, hay que asesorarnos con quienes conocen este mundo de negocios de la eternidad. Dios nos ha dado muchos medios para poder encontrarlo a Él: la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, la Santísima Virgen, los sacerdotes, los santos, los ángeles y tantas personas de buena voluntad que viven una vida ejemplar. 

Las comparaciones que nos pone el Señor con su Reino, las entendemos con facilidad, porque conocemos lo que vale un cofre lleno de monedas de oro o una perla de valor incalculable, aunque nunca las hayamos tenido en las manos físicamente. Para nosotros debe haber sólo una perla, como le expresa el pasaje, pues no son varias porque disminuiría su valor. Nuestra única perla preciosa es Cristo, y quien lo posee conoce su valor. Quienes no lo conocen a Él, tampoco saben cuál es nuestro tesoro por el cual podemos llegar a dar la vida, como lo han hecho los mártires, los santos. También hay quienes encuentran el campo donde está el tesoro, venden todo y luego lo compran. Ellos son los que eligen la vida religiosa, consagrada o sacerdotal; ellos dejan todo con tal de poseer las praderas donde está el Tesoro. Estas praderas son donde llegan a reposar y a descansar porque Cristo, el Buen Pastor y Único Tesoro, nos hace valorar las cosas en su justo precio. Cuando Jesús se convierte en nuestro único tesoro, también Él nos esmalta con las bellas joyas de la fe, de la esperanza, de la gracia, de las virtudes y del amor. 

En un bello himno se lee que un apóstol no es apóstol si no es también un mensajero. Este tesoro que descubrimos lo será más en la medida en la que lo hagamos descubrir a los demás. Es curioso pensar que cuando encontramos a Dios, se transforma en la joya invaluable que nadie nos puede quitar si la cuidamos bien, y al mismo tiempo podemos hacer que otros lo encuentren, pero nunca podremos hacer que otros lo aprecien como lo único que vale si ellos mismos no lo valoran así. Esta es la experiencia de Dios en la vida espiritual, de la que más necesitamos conforme más la vamos conociendo y gustando. 

Santa Teresita del Niño Jesús tiene una frase que encierra bien esta experiencia: «Jesús, dulzura inefable, convertidme en amargura todos los goces de este mundo». Quien encuentra este tesoro, sólo le pide a Dios no perderlo. Una sola es la Verdad, uno sólo el Camino, y una sola es la Vida, todo lo demás que hemos recibido de Dios en este mundo, no es malo, al contrario, pues si hubiera sido algo malo Él nunca nos lo habría dado. Pero las personas, las cosas, lo material está subordinado al único valor que está expresado en el primer mandamiento de la ley de Dios: amar a Dios sobre todas las cosas. En esta relación, lo demás será un don y una oportunidad para alabar y agradecer a Dios. 

Propósito 

Haré cinco minutos de oración para agradecer a Dios todas las personas, experiencias y cosas que me ha dado y permitido en mi vida y le pediré que lo descubra a Él como mi único Tesoro. 

Diálogo con Cristo 

Señor, Bondad infinita, yo te alabo y te doy gracias por haberme creado, por haberme permitido acercarme una vez más a ti y conocerte un poco más. Mira mi indigencia, mira mi pobreza y socórreme Tú. No permitas que mi corazón se llene de las cosas que tienen un valor efímero, de las caducas y pasajeras, y sobre todo de las que me vacían el alma y me apartan de ti. Vacíame de mí mismo y de mis egoísmos, para que sólo Tú me puedas llenar el alma y las ansias de felicidad y eternidad. Que tu Eucaristía sea mi prenda de eternidad para ganarme el cielo y los tesoros que nos has prometido. Amén. 


Jesús es el verdadero y único tesoro que nosotros tenemos para dar a la humanidad. De él sienten profunda nostalgia los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, incluso cuando parecen ignorarlo o rechazarlo. De él tienen gran necesidad la sociedad en que vivimos, Europa y todo el mundo. 

Benedicto XVI, Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos 

San Pedro Crisólogo, obispo y doctor de la Iglesia

San Pedro, «Crisólogo» de sobrenombre, obispo de Rávena y doctor de la Iglesia, que, habiendo recibido el nombre del santo apóstol , desempeñó su ministerio tan perfectamente que consiguió captar a multitudes en la red de su celestial doctrina y las sació con la dulzura de su palabra. Su tránsito tuvo lugar el día treinta y uno de este mes en Imola, en la región de Emilia Romagna.

La vida de Pedro, arzobispo de Rávena, llamado «Crisólogo» (es decir: de palabra áurea, de excelente predicación) desde el siglo IX, es mal conocida. De él habla el Liber Pontificalis y una biografía poco de fiar, obra de Agnello de Ravena (siglo IX). Por estas fuentes y por lo que de su obra se deduce, sabemos que Pedro nació en Imola hacia el 380, fue nombrado metropolita de Rávena entre el 425 y el 429 (ciertamente, antes del 431, fecha de una carta que le escribe Teodoreto), estuvo presente el 445 al fallecimiento desan Germán de Auxerre y tres o cuatro años después escribió a Eutiques, presbítero de Constantinopla, que había recurrido a él después de su condenación por obra de Flaviano, invitándolo a someterse a las decisiones de León, obispo de Roma, «quoniam beatus Petrus, qui in propia sede et vivit et praesidet, praestat quarentibus fidei vertiatem» (Ep ad Eutychen: PL 54,743: «Porque el bienaventurado Pedro, que en su sede vive y preside, otorga la verdad de la fe a los que buscan.»). Falleció entre el 449 y el 458 (fecha de una carta de León a su sucesor Neón), probablemente, el 3 de diciembre del 450, quizás en Imola [aunque en al actualidad se tiende a considerar como fecha más probable el 31 de julio]. 

Gracias a las pacientes investigaciones de A. Olivar, hoy es posible conocer con exactitud la producción auténtica de Pedro Crisólogo, que comprende una carta (ya mencionada), 168 sermones de la Collectio Feliciana (siglo VIII) y 15 «extravagantes» (escritos no clasificados). Otros escritos, como el célebre Rollo de Rávena, colección de oraciones de preparación a la Navidad (s. VII), no pueden ser tenidos por auténticos. Los sermones, a los que Pedro debe su celebridad, se distinguen por la esmerada preparación de un orador dotado de una cultura discreta y por el calor humano y el fervor divino de un santo varón. La condición peculiar de Rávena, sede de la corte imperial y ciudad marinera, explica la frecuencia de ejemplos tomados de la vida de la corte y de la vida militar y marinera, aunque no faltan ejemplos de la vida rural. «Entre los escritores del siglo V, pocos superan a Pedro Crisólogo en elegancia», en sus sermones nos ha legado «páginas de genuina elocuencia, enérgica y eficaz» (Moricca). 

El contenido de los sermones es variado, muchos son homilías sobre textos evangélicos, otros, sobre San Pablo, los Salmos, el símbolo bautismal, el padrenuestro o en conmemoración de santos y exhortaciones a la penitencia. Pedro Crisólogo, comentando la Biblia o exponiendo los temas que le sugerían las celebraciones litúrgicas, documenta ampliamente las inquietudes teológicas de su época. Su predicación, en efecto, no refleja sólo la doctrina latina sobre la encarnación como se profesaba entre Éfeso y Calcedonia, sino que es, asimismo, testimonio de la postura católica en las cuestiones sobre la gracia y la vida cristiana. Cuando reconoce claramente el primado del obispo de Roma (además de la carta a Eutiques, cf Serm 78), Pedro es, sin duda, portavoz del sentir común de los obispos de Italia. Su considerable actividad como predicador nos ha legado una documentación inestimable sobre la liturgia de Rávena y sobre la cultura de esa ciudad, etapa obligada entre Roma y el norte de Italia. Ningún obispo de su tiempo nos ha facilitado un cuadro tan completo de la celebración del año litúrgico. Por su actitud contra la resistencia que aún oponía el paganismo en su agonía y por su polémica contra la comunidad judia de su ciudad, Pedro Crisólogo representa la actitud pastoral del episcopado de la Iglesia imperial de su tiempo. Fue declarado Doctro de la Iglesia por SS. Benedicto XIII en 1729. 

Artículo, tomado del tomo III del Curso de Patrología de Quasten-Di Berardino, BAC, 1981, pág 701-2; ver amplia bibliografía allí mismo. En el Oficio de Lecturas, a lo largo del año, se utilizan muchos textos del santo, sirvan estos tres como muestra de su pensamiento y estilo: Martes de la IV de PascuaSábado, XXIX semana del Tiempo Ordinarioen la celebración de su memoria.

fuente: J. Quasten: Patrología

San Pedro Crisólogo («Palabra de oro»), nació probablemente en Imola hacia el 380. Cuando fue elegido como obispo de Rávena (entre 424 y 431), la antigua ciudad se hallaba en el apogeo de su grandeza imperial, bajo el gobierno de Gala Placidia.   El obispo Pedro   dio pruebas de ser un político de valer, permaneciendo totalmente fiel a las tareas de su oficio pastoral. Predicó mucho. Han llegado hasta nosotros cerca de 180 de sus sermones. Se trata de breves exhortaciones (Pedro predicaba menos de un cuarto de hora), de homilías acerca de la Escritura o del año litúrgico, preparadas para instruir con sencillez e impulsar al pueblo cristiano a vivir conforme al Evangelio.

No se advierten ellas ni la inspiración literaria de Agustín, ni la teología de León Magno - los dos contemporáneos de Pedro -, pero el pueblo de Rávena, altos dignatarios de la corte o marinos del puerto de Classe, veían en ellas unas palabras henchidas del calor adecuado a la vez que una enseñanza que nunca se apartaba de su vida.

El obispo se imponía a sí mismo voluntariamente el predicar de una manera tan sencilla: «Nuestras palabras, dice, han sido sepultadas con Cristo», «Hay que hablar al pueblo con el lenguaje del pueblo». Según la Crónica pontifical de Rávena, el obispo Pedro I murió un 31 de julio (antes del 451).

Oremos: Oh Dios, que hiciste a San Pedro Crisólogo, obispo, insigne predicador del Verbo encarnado, concédenos meditar siempre este misterio de salvación y manifestarlo en nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

¿Qué decía Jesús de sí mismo?

Jesús quiere ser conocido por su mensaje, como mensajero del Reino. Así estará para siempre dentro de nuestro corazón.

¿Qué decía Jesús de sí mismo? ¿Qué conciencia tenía de su personalidad? ¿Cómo se definió con sus palabras y con su modo de vivir y de obrar? En rigor sólo él podía dar la explicación clara y definitiva a la gran pregunta de quién era Jesús. 

El mensajero del Reino 

Jesús no parece tener gran interés en explicarnos quién es. Su predicación no se centra en la revelación acerca de su propia persona, sino en el anuncio de la buena nueva de la proximidad del reino de Dios. En ningún momento tuvo -como otros taumaturgos- la angustia de explicarse a si mismo y de demostrar quién era. Si algo dice y si algo demuestra, será sobre la marcha, con la más soberana naturalidad, como si en realidad no necesitase demostrar nada. 

¿Por qué no se preocupó Jesús de darnos por anticipado respuesta a las preguntas que nosotros juzgamos hoy importantes? ¿Por qué no nos dejó unos profundos razonamientos sobre la Trinidad, la encarnación, la infalibilidad pontificia, la colegialidad de los obispos o muchas otras importantes cuestiones teológicas? Las cosas nos hubieran resultado así mucho más fáciles, o al menos así lo creemos nosotros. 

Pero a Jesús no parece preocuparle el facilitar las cosas, casi se diría que, por el contrario, ama el dejarlas claras a medias. Quizá porque la adhesión que él pide no es la misma que damos al matemático que demuestra que dos y dos son cuatro; quizá porque pide un amor y una fe que cuentan con unas bases racionales, pero en ningún modo son la simple consecuencia de un simple silogismo. Jesús enfrenta a los hombres con su persona y se siente tan seguro de si mismo que parece molestarle el hecho de tener que ofrecer, además, signos probatorios. Y esto desde el primer momento en que llama a los primeros apóstoles. Este no centrar su predicación en su persona y el no esforzarse especialmente en mostrar su poder son ya dos datos absolutamente nuevos en el mundo de los grandes líderes de la humanidad. 

Sin embargo, al exponer su mensaje, Jesús hablará inevitablemente de si mismo, especialmente cuando tanta relación pone entre la entrada en el Reino y la adhesión a él. Pero, aun cuando hable de sí mismo, lo hará no como una autodefinición personalista, sino como algo que forma parte -y la sustancial- de su mensaje del reino de Dios que llega, que ya ha llegado. 

Jesús quiere ser conocido por su mensaje, como mensajero del Reino. Así estará para siempre dentro de nuestro corazón. 

Ponerse en camino

Por mucho que hayas revisado todo tipo de información, cuando llega el momento de ponerse en camino hacia un tiempo o un espacio desconocidos, siempre hay un momento de duda, un interrogante sobre qué puede pasar y una nostalgia de las seguridades caseras.

Desde hace días sientes en lo más profundo de tu corazón que no sacas nada de ir retrasando ese instante mágico de abrir la puerta, respirar el nuevo aire y empezar a mover el primer paso.

¿Qué es lo que dejas a tu espalda? Muchas cosas, muchas instalaciones que te dan una cierta seguridad, mucha vida seguramente desperdiciada y las burbujas de jabón de una felicidad siempre escapada. Dejas todo tantas horas de vacío y soledad, que sumadas podrían llenar el tiempo de una vida aún joven. Dejas un pasado, aún presente por unos instantes y que se resiste en el último esfuerzo desazonante tu espíritu.

¿Qué llevas? Poca cosa, aquella esencial sed de plenitud que sabes que no está en el tener mucho sino en el ser. La mayoría de paquetes y acumulaciones entiendes que no te servirán para el trayecto y en cambio serán bien pesados ​​en tus hombros. Puertas, sí, una pequeña luz para la posible negra noche, alimentos básicos para dos o tres días y aquella fe que ha ido creciendo en la confianza de que todo puede tener un sentido y que es mejor encender una vela que vivir renegando de la oscuridad total .

En el mismo momento que has cerrado la puerta y has dado el primer paso hacia una fe tan poco reconocida por tu racionalidad y ya un poco estimada por tu cordialidad, una voz resuena dentro de ti de manera floja y también bien clara. Es tuya, esta voz? Cierto. Pero hay una dimensión vinculada al tono ya la vibración que te provoca. Sí, soy yo mismo el que lo digo, y también antes lo he oído no sé dónde. Voy entendiendo a medida que un segundo paso deja atrás el primero, o un tercero el segundo... hasta el camino que habías visto hasta ahora sólo en los planes teóricos, y que ahora tienes enfrente.

    VEN, YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

Nos hemos puesto en camino ... con otros ... con él. Oh, hora tan esperada, por fin.

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