“Perdonar a su hermano de todo corazón”

Evangelio según San Mateo 18,21-35. 

Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". 

El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. 

El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. 

¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". 

San Rosendo Obispo

Obispo y abad   Nació Rosendo el 26 de noviembre del 907. Lo bautizó Sabarico, tío paterno del recién nacido. Ante el acontecimiento, agradecidos los padres, intensifican las buenas obras construyendo y dotando monasterios. Es nombrado Obispo cuando sólo tiene dieciocho años, en el 925. Sucede a su tío Sabarico en la sede de Mondoñedo. Pide al Señor la paz que buena falta hacía entre su pueblo. Se gana la confianza de los abades del entorno, dirime contiendas entre los nobles, soluciona pleitos, reconcilia penitentes y aconseja en las dudas; también apaga rencores, cura las heridas de la envidia tan presente en todos los tiempos, pacifica matrimonios, sofoca conspiraciones y serena ánimos inquietos. Abundando en el influjo social, contribuye poderosamente en la abolición de la esclavitud.      Pero en el año 955 le llega una orden un tanto extraña del rey Ordoño III. Ahora comienza a ser, además de obispo, militar y político de su tiempo. Luego, los normandos invadieron, en el 968 y por mar, las costas de su territorio; los expulsa de sus feudos mandándoles a don Gonzalo. La sede de Santiago queda vacante en ese tiempo y es la infanta Margarita, tutora del rey don Ramiro III, quien le insta para que la acepte. Cuida de nuevo del clero, rehace monasterios, atiende a los fieles, asegura aspectos civiles de los bienes eclesiásticos, asiste al concilio de León acompañado por san Pedro de Mezonzo e impregna de dinamismo apostólico a los a los clérigos y a los monjes. Pudo pasar los tres últimos años de su vida en el monasterio de Celanova, rezando, predicando y dando ejemplo.  Murió el 1 de marzo del 977.

Oremos. Señor, tú que por la predicación de san Rosendo llamaste a nuestros padres a la luz admirable del Evangelio, te pedimos que, por su intercesión, nosotros crezcamos también en tu gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo. 

Calendario de  Fiestas Marianas: Nuestra Señor de la Cruz (Della Croce) Crema,  Italia (1873)

San Cesáreo de Arlés (470-543), monje y obispo Sermón Morin 35; PLS IV, pag 303ss

“Perdonar a su hermano de todo corazón”

Sabéis lo que vamos a decir a Dios en la oración antes de acercarnos a comulgar: “Perdona nuestra ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Preparaos interiormente a perdonar, porque estas palabras las volveréis a encontrar en la oración. ¿Cómo las vais a decir? ¿No las vais a pronunciar? Por que al fin y al cabo, ésta es la cuestión: ¿diréis estas palabras o no las diréis? Detestas a tu hermano y pronuncias las palabra “perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que no ofenden”? --- “Evito estas palabras”, me dirás. Pero entonces, ¿estás realmente orando? Poned atención, hermanos míos. En un instante pronunciaréis la oración. ¡Perdonaos de todo corazón! 

Mira a Cristo colgado en la cruz, escucha su oración: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.” (Lc 23,34) Dirás, sin duda: él lo podía decir, yo no. Yo soy un hombre, y él es Dios. ¿No puedes imitar a Cristo? Entonces ¿porque el apóstol Pedro escribió: “Cristo sufrió por vosotros, y os ha dejado un ejemplo para que sigáis sus huellas.”? (1Pe 2,21) ¿Por qué el apóstol Pablo nos dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos suyos muy queridos.” (Ef 5,1) ¿Por qué el mismo Señor dijo: “Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón.” (Mt 11,29)? Andamos con rodeos, buscamos excusas cuando nos parece imposible aquello que no queremos hacer... Hermanos míos, ¡no acusemos a Cristo de habernos dado unos preceptos demasiado difíciles, imposibles de realizar! Con toda humildad digamos más bien con el salmista: “Qué justo eres, Señor, qué rectas tus decisiones!” (Sl 118,137)

Perdona no sólo siete veces, sino setenta veces siete
Mateo 18, 21-35. Cuaresma. Contar con un corazón que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades. 

Oración introductoria
Señor, yo necesito de tu perdón y tu misericordia. Sé que puedo acudir a ti con todos mis defectos y pecados. Tú me quieres perdonar. Me esperas con tu corazón de Padre para que yo llegue y acepte tu amor. Tú reinas y gobiernas con misericordia, y nada te agrada más que poder perdonar.

Petición
Señor Jesús, Tú moriste por mí en la cruz para librarme de mis pecados. ¡Ayúdame a reconocerlos y a pedirte perdón con un corazón humilde! ¡Dame la gracia de perdonar a los demás como Tú me perdonaste a mí!

Meditación del Papa Francisco
¿Por qué nos deberíamos convertir? La conversión concierne a quien de ateo se vuelve creyente, de pecador se hace justo, pero nosotros no tenemos necesidad, ¡ya somos cristianos! Entonces estamos bien». Pensando así, no nos damos cuenta de que es precisamente de esta presunción que debemos convertirnos —que somos cristianos, todos buenos, que estamos bien—: de la suposición de que, en general, va bien así y no necesitamos ningún tipo de conversión. Pero preguntémonos: ¿es realmente cierto que en diversas situaciones y circunstancias de la vida tenemos en nosotros los mismos sentimientos de Jesús?

¿Es verdad que sentimos como Él lo hace? Por ejemplo, cuando sufrimos algún mal o alguna afrenta, ¿logramos reaccionar sin animosidad y perdonar de corazón a los que piden disculpas? ¡Qué difícil es perdonar! ¡Cómo es difícil! “Me las pagarás”: esta frase viene de dentro. Cuando estamos llamados a compartir alegrías y tristezas, ¿lloramos sinceramente con los que lloran y nos regocijamos con quienes se alegran? Cuando expresamos nuestra fe, ¿lo hacemos con valentía y sencillez, sin avergonzarnos del Evangelio? Y así podemos hacernos muchas preguntas. No estamos bien, siempre tenemos que convertirnos, tener los sentimientos que Jesús tenía. (S.S. Francisco, Ángelus, 6 de diciembre de 2015).

Reflexión 
Dios nos muestra su amor perdonándonos nuestros pecados, deudas infinitas que tenemos con Él. Nos ofrece su misericordia para que también nosotros podamos ser misericordiosos con los demás. El perdón es una característica del amor perfecto de Dios a los hombres. Pero Él necesita de nosotros para que su misericordia llegue a la gente. Quiere que nosotros seamos instrumentos de su perdón. Quiere mostrarles a los hombres su perdón a través de nosotros. Cuando nos invita a amar como Él mismo nos ama, también se refiere al perdón. El perdón es la perfección de la caridad. Nos cuesta mucho porque requiere que venzamos nuestro orgullo y que seamos humildes. Pero solamente así podemos ser sus apóstoles y llevar su amor al mundo. Dios nos necesita y nos llama a esta misión maravillosa: ser instrumentos de su amor y de su perdón.

Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar? Con esta respuesta Jesús no nos dice que perdonar sea fácil, sino que es un requisito absolutamente indispensable para nuestra vida. Podríamos decir que es un mandamiento, porque nos dice ¡perdona! De otra forma el corazón se encuentra como una ciudad asediada por el enemigo, la caridad rodeada por el odio y el progreso espiritual sumergido en un pozo profundo.

Por otro lado, no debemos preocuparnos por la correspondencia del otro si hemos hecho lo que estaba de nuestra parte. Cada uno es diverso y, por lo tanto, cada uno dará cuentas a Dios de lo que ha hecho con su vida y con sus acciones.

Nuestro corazón deber ser un castillo donde sólo reine Dios. Él es amor, como dice san Juan en su primera epístola, y como tal aborrece el odio. Si, por el contrario, permitimos entrar al odio en nuestro corazón, Cristo abandonará el sitio que estaba ocupando dentro de nosotros porque no puede ser amigo de quien odia. Por este motivo debemos trabajar en amar en lugar de odiar, comprender en lugar de pensar mal, perdonar en lugar de buscar la venganza.

Odiando, matamos nuestra alma. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar la situación la empeora. Pidamos a Cristo la gracia de contar con un corazón como el suyo que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida.

Propósito
Hoy perdonaré de todo corazón a aquella persona que no he sabido perdonar o a quien hoy me pueda dar un disgusto.

Diálogo con Cristo
Jesús, hoy te ofrezco mis pecados y mi debilidad, porque soy tu deudor. Sé que me quieres perdonar. Por eso vengo con una gran confianza. Confío en tus méritos y en tu muerte. Yo quiero ser el instrumento de tu perdón. Dame esta gracia. Yo sé que perdonar es la solución de muchos de mis problemas. Ayúdame a ser humilde y a aceptar mis propios defectos y los de las personas a mi lado. ¡Ayúdame a ser un apóstol de tu perdón!

"Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca." (San Ambrosio)
 

Dios pide el sacrificio de nuestro corazón
Martes tercera semana Cuaresma. ¿De qué nos sirve sacrificar nuestras cosas si no nos sacrificamos nosotros?

“El que en Ti confía no queda defraudado”.

Esta oración del Antiguo Testamento podría resumir la actitud de quien comprende dónde está la esencia fundamental del hombre, dónde está lo que verdaderamente el hombre tiene que llevar a su Creador: un corazón contrito y humillado, como auténtico y único sacrificio, como verdadero sacrificio. ¿De qué nos sirve sacrificar nuestras cosas si no nos sacrificamos nosotros? ¿De qué nos sirve ofrecer nuestras cosas si no nos ofrecemos nosotros? El mensaje de la Escritura es, en este sentido, sumamente claro: es fundamental, básico e ineludible que nosotros nos atrevamos a poner nuestro corazón en Dios nuestro Señor.

“Ahora te seguiremos de todo corazón”. Quizá estas palabras podrían ser también una expresión de lo que hay en nuestro corazón en estos momentos: Padre, quiero seguirte de todo corazón. Son tantas las veces en las que no te he seguido, son tantas las veces en las que no te he escuchado, son tantos los momentos en los que he preferido ser menos generoso; pero ahora, te quiero seguir de todo corazón, ahora quiero respetarte y quiero encontrarte.

Ésta es la gran inquietud que debe brotar en el alma de todos y cada uno de nosotros: Te respetamos y queremos encontrarte. Si éste fuese nuestro corazón hoy, podríamos tener la certeza de que estamos volviéndonos al Señor, de que estamos regresando al Señor y de que lo estamos haciendo con autenticidad, sin posibilidad de ser defraudados.

¿Es así nuestro corazón el día de hoy? ¿Hay verdaderamente en nuestro corazón el anhelo, el deseo de volvernos a Dios? Si lo hubiese, ¡cuántas gracias tendríamos que dar al Señor!, porque Él permite que nuestra vida se encuentre con Él, porque Él permite que nuestra vida regrese a Él. Y si no lo hubiese, si encontrásemos nuestro corazón frío, temeroso, débil, ¿qué es lo que podríamos hacer? La oración continúa y dice: “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia”.

También el Señor es consciente de que a veces en el corazón del hombre puede haber un quebranto, una duda, un interrogante. Y es consciente de que, en el corazón humano, tiene que haber un espacio para la misericordia y la clemencia de Dios. Dejemos entrar esta clemencia y esta misericordia en nuestra alma; hagamos de esta Cuaresma el cambio, la transformación, los días de nuestra decisión por Cristo. No permitamos que nuestra vida siga corriendo engañada en sí misma.

Sin embargo, Dios está pidiendo el sacrificio de nuestro corazón: “Un sacrificio de carneros y toros, un millar de corderos cebados”. El reto de responder a ese Dios que nos llama por nuestro nombre, el reto de respoder a ese Dios que nos invita a seguirlo en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra vocación cristiana puede ser, a veces, un reto muy pesado; sin embargo, ahí está Dios nuestro Señor dispuesto a prestarnos el suplemento de fuerza, el suplemento de generosidad, el suplemento de entrega y el suplemento de fidelidad que quizá a nosotros nos pudiese faltar en nuestro corazón.

Si nos sentimos flaquear, si no somos capaces, Señor, de encontrarnos contigo, de estar a tu lado, de resistir tu paso, de ir al ritmo que Tú nos estás pidiendo, hagamos la oración tan hermosa de la primera lectura: “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia”. Si tengo miedo de soltar mi corazón, si tengo miedo de pagar alguna deuda que hay en mi alma... “Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia”. Si todavía en mi interior no hay esa firme decisión de seguirte , tal y cómo Tú me lo pides, con el rostro concreto por el cual Tú me quieres llamar... “Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia”.

Que ésta sea la actitud de nuestra alma, que éste sea el auténtico sacrificio que ofrecemos a Dios nuestro Señor. A Él no le interesan nuestras cosas, le interesamos nosotros; no busca nuestras cosas, nos busca a nosotros. Somos, cada uno de nosotros, el objeto particular de la predilección de Dios nuestro Señor.
Que en esta Cuaresma seamos capaces de abrir nuestro corazón, como auténtico sacrificio, en la presencia de Dios. O, que por lo menos, se fortalezca en nuestro interior la firme decisión de dar al Señor lo que quizá hasta ahora hemos reservado para nosotros. Quitar ese miedo, esa inquietud, esa falta total de disponibilidad que, a lo mejor, hasta estos momentos teníamos exclusivamente en nuestras manos.

Que la Eucaristía se convierta para nosotros en una poderosa intercesión ante Dios Padre por medio de su Hijo Jesucristo, para que en este tiempo de Cuaresma logremos renovarnos y transformarnos verdaderamente. Que nos permita abrir nuestra mente a nuestro Señor, con un corazón dispuesto a lanzarse en esa obra hermosísima de la santificación que Dios nos pide a cada uno de nosotros.


Consagración a la Divina Misericordia
Aprovechando el Jubileo de la Misericordia, proponemos una Consagración de 33 días a la Divina Misericordia

Aprovechando la iniciativa del Papa Francisco para convocar el Jubileo de la Misericordia, proponemos hacer una Consagración a la Divina Misericordia, basada en el modelo de la Consagración a María de San Luis Grignon de Montfort.

Estos 33 días de preparación de nuestro corazón a dicha consagración, pretenden hacernos más conscientes del amor que Dios nos tiene, enseñarnos a confiar cada día menos en nosotros mismos y nuestras propias fuerzas, y más en Dios y su amor omnipotente, para poder así ser nosotros mismos imagen del amor misericordioso con los demás; especialmente en este año de gracia, pues así dijo Cristo a Santa Faustina: “las gracias de mi Misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza”. (Diario La Divina Misericordia en mi Alma. Núm. 1578)

Cuando ejercitamos la docilidad y el abandono a la voluntad de Dios, basados en la fe y la confianza, dejaremos a Dios actuar en nuestras vidas y en nuestro corazón reinará la serenidad, la alegría y la paz de saber que somos todos de Él.
El mundo tiene necesidad de la misericordia. Respondamos al llamado del Santo Padre que nos dice “¡Ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”. (Misericordiae vultus 5)

Te invitamos a hacer tu Consagración al Amor misericordioso del Padre. ¿Nos acompañas?

CONSAGRACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA

INTRODUCCIÓN La misericordia es uno de los atributos más característicos de Dios. Es la forma en la que Él mismo quiso darse a conocer a Moisés: “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y pródigo en amor y fidelidad” (Ex 34,6). Es el “acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro”. Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. (Francisco. Misericordiae vultus 1)

Como dice Santo Tomás de Aquino, lejos de ser un signo de debilidad o flaqueza, la misericordia manifiesta especialmente la omnipotencia divina. La misericordia es una realidad concreta con la cual Dios revela su amor, como un padre o una madre que se conmueven con un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón hacia el hijo (Francisco. Misericordiae vultus 6).

Dios no pone límite alguno a su misericordia, no existe nada que su corazón no pueda perdonar, sin embargo, para que ella nos alcance, es necesario que nuestro corazón esté decidido a abrirse a esta gracia con la total certeza del Amor de nuestro Padre. La confianza es el fundamento de la devoción a la Divina Misericordia, por ello a la imagen le acompañan las palabras “Jesús, en Ti confío” y así lo demuestran las palabras de Jesús a Sor Faustina Kowalska: ·

“Las gracias de mi Misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza”.

Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. (Diario La Divina Misericordia en mi Alma Núm. 1578) ·

“Tu empeño debe ser la total confianza en mi bondad; el mío darte todo lo que puedas necesitar. Me hago dependiente de Tu confianza”. (Núm. 548)

La confianza es una opción enraizada en una fe viva. Confianza quiere decir que aceptamos dejar que Dios sea Dios. Estos 33 días de preparación a la consagración de nuestro corazón a la Divina Misericordia, pretenden hacernos más conscientes del amor que Dios nos tiene, enseñarnos a confiar cada día menos en nosotros mismos y nuestras propias fuerzas, y más en Dios y su amor omnipotente para poder así ser nosotros mismos imagen del amor misericordioso con los demás; especialmente en este año de gracia por el Jubileo de la Misericordia. 5 Cuando ejercitamos la docilidad y el abandono a la voluntad de Dios, basados en la fe y la confianza, dejaremos a Dios actuar en nuestras vidas y en nuestro corazón reinará la serenidad, la alegría y la paz de saber que somos todos de Él. El experimentar la gracia de la misericordia de Dios en nosotros debe transformarse en un impulso por irradiar ese mismo amor hacia el prójimo a través de la caridad en acción, con las obras de misericordia corporales o espirituales; a través de la palabra, llevando la Buena Noticia del Evangelio a las almas y finalmente a través de la oración, cuando no se puedan ejercer las dos primeras.

El mundo tiene necesidad de la misericordia. Respondamos al llamado del Santo Padre que nos dice “¡Ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”. (Misericordiae vultus 5)

METODOLOGÍA

Se iniciará el 1° de marzo (2016) para hacer la consagración en la fiesta de la Divina Misericordia el domingo 3 de abril (2016). El objetivo de los 33 días es ir preparando el corazón para la Consagración. No hace ninguna diferencia hacerlo en una fecha distinta a la sugerida. En el Anexo se presenta una tabla con otras fechas en las que se puede realizar, pero cualquier día es bueno para iniciar el recorrido de este camino. Durante esos días, se recomienda ir anotando ideas en una hoja (pecados, heridas, rencores, dolores…) para poder elaborar una carta a Jesús en donde se las entregue, junto con mi amor y mi deseo de conversión el día de la Consagración.

Cada día, después de invocar al Espíritu Santo, se rezará una oración tomada del diario de Sor Faustina (Núm. 1751) o la oración Posteriormente se proporciona una reflexión para meditar cada día. Finalmente, se sugiere terminar la meditación con un propósito a cumplir. Será de gran ayuda practicar alguna de las formas de devoción a la Divina Misericordia durante estos días de preparación:
1) Devoción a la Imagen de Jesús Misericordioso
2) Rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia
3) Oración a la hora de la Divina Misericordia

EL ORIGEN DE LA MISERICORDIA

DÍA 1

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA “Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
La miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad que tiene de salvación. La miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que le ha querido cargar sobre sí e identificarse con los más pequeños de sus hermanos. Catecismo de la Iglesia Católica. Núm. 2448

REFLEXIÓN
¡Cuánto me llega a doler mi naturaleza caída! Esa tendencia que me lleva, como dice San Pablo a “no hacer el bien que quiero sino el mal que aborrezco” (Rm 7,19). Y me pregunto si en el fondo, está el dolor real del pecado o más bien la vanidad de reconocerme lejos de ser perfecto. Señor, quisiera amarte más y amarte mejor. Ayúdame a entender que mi fragilidad, lejos de alejarme de ti, es justo la ocasión para aferrarme a ti, para que en mi debilidad se manifieste tu fuerza. Dame la humildad de reconocer y agradecer mi pecado, como una necesidad siempre creciente de tu salvación, para que como canta en el Pregón Pascual, yo pueda decir: “Feliz culpa que mereció tal redentor”.

PROPÓSITO
En un acto de humildad, haré un recuento de mis faltas, mis heridas y miserias. En este primer día de recorrido hacia la misericordia de Dios, iniciaré una lista donde las iré anotando para después quemarlas en el día de la Consagracion como símbolo de Dios abrasando en su amor misericordioso toda mi miseria.

DÍA 2
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
El amor al prójimo no se reduce a una actitud genérica y abstracta, poco exigente en sí misma, sino que requiere mi compromiso práctico aquí y ahora… En fin, se ha de recordar de modo particular la gran parábola del Juicio final (cf. Mt 25, 31-46), en el cual el amor se convierte en el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana. Benedicto XVI. Deus Caritas Est

REFLEXIÓN
Navegar con la bandera de la solidaridad y ayuda a los demás es fácil, asentimos con agrado a las causas nobles, pero con frecuencia olvidamos que el llamado a la caridad también es nuestro, es un compromiso que adquirimos como bautizados. Nuestra fe tiene que concretarse en obras y cada día, en cada lugar, Cristo nos sale al encuentro en el hermano necesitado, sólo basta que abramos bien los ojos. Recordemos que mi prójimo es quien está más próximo a mí.

Dios mío, no permitas que la velocidad y superficialidad de mi vida diaria, me impida reconocerte en el más pequeño de mis hermanos. Cada amanecer, todo lo que tengo y lo que soy son una muestra del gran amor que me tienes. ¡Ayúdame a amar como Tú! Que en los pequeños detalles, en la palabra amable, la sonrisa y hasta en mis obligaciones se impregne tu caridad. Que no olvide la frase de San Juan de la Cruz que dice: “Al atardecer de la vida, seremos juzgados en el amor”.

PROPÓSITO
El día de hoy haré un esfuerzo por identificar en las personas con las que me encuentre, a un hermano necesitado y me acercaré para ayudarle en la medida de mis posibilidades.

EL FUNDAMENTO DE LA MISERICORDIA

DÍA 3
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Misericordia: es la vía que une a Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado. Francisco. Misericordiae Vultus 2

REFLEXIÓN
Nuestros parámetros humanos nos impiden entender lo perfecto, gratuito, infinito y eterno que es el amor de Dios. Al no ser capaces de amar así, nos cuesta entenderlo o quizá incluso creerlo. Pero es verdad, es la Verdad. No importa lo que somos o hemos sido, lo que hacemos o hemos hecho; la realidad es que hemos sido amados “hasta el extremo” y nada puede cambiar esta realidad. Ese debe ser el fundamento de nuestra esperanza. Dios no puede dejar de amarnos y es fiel a sus promesas, de manera que la salvación y la eternidad en el cielo son una posibilidad real para cada uno de nosotros.

Señor, regálame una experiencia profunda de tu amor. Permite que en mi limitación, logre aunque sea intuir cuánto me amas, a pesar de que no he hecho nada para merecerlo. Deja que esta verdad rija mi vida para que nunca pierda la esperanza y ayúdame para que no me quede yo con este tesoro sino que pueda compartirlo con otros, sobre todo los que están más cerca de mí.

PROPÓSITO
El día de hoy, haré un acto de esperanza y en oración meditaré en el sacrificio de tu amor que ofreciste para salvarme y habiendo profundizado en ello lo compartiré con una persona.

DÍA 4
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Jesús nos acoge porque nos conoce. No teme acercarse a nosotros. Sabe qué hay en nuestro corazón, conoce nuestros límites, pecados e imperfecciones. No espera nada de nosotros, ¡nos 9 espera a nosotros! Somos vistos por Jesús en la oración con amor y misericordia. Conoce nuestra historia.
P. Guillermo Serra, L.C. Sal de tu Cielo. Cap. II, Núm. 3

REFLEXIÓN ¡Qué importante es que me conozca realmente como soy! Pienso en aquello que he llegado a decir o a hacer en contra de tu voluntad y que ha lastimado a otros al ser objetos o testigos de mis acciones, y me invade la amargura. Sé que Tú conoces cada uno de mis actos e incluso los pensamientos que nadie cree que soy capaz de tener. Me entristece que veas lo pequeño que soy. Sin embargo, estoy consciente también de que siendo así como soy, justo así, Tú me amas. Incluso en el momento mismo en el que mi libertad escoge apartarse de ti, Tú me sigues amando. Cuando lleno de arrepentimiento intento acercarme a ti a través de la oración o la confesión, descubro que me esperas con paciencia y ternura, sin reclamos o regaños pues sabes exactamente qué es lo que puedes esperar de mí.

Señor, no permitas que olvide esta realidad de tu amor ilimitado, que no está condicionado a los méritos que yo pueda conseguir. Tú me has soñado, creado, amado y perdonado justo así como soy y yo nunca podré pagártelo.

PROPÓSITO Haré una lista de mis cualidades y mis defectos. Agradeceré a Dios por los talentos que me ha dado y procuraré utilizarlos para darle gloria. Sin desanimarme, repasaré aquello que no me gusta de mí y que pienso puede desagradar a Dios, tratando con objetividad de pensar en las virtudes que debo de trabajar. DÍA 5 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA “Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino el criterio para saber quiénes son realmente sus hijos. Estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia. El perdón de las ofensas es un imperativo del que no podemos prescindir.
Francisco. Misericordiae Vultus 9

REFLEXIÓN
El Evangelio nos insta a ser misericordiosos como el Padre y aunque nunca podamos siquiera acercarnos a ello, debemos intentar dar un poco de lo mucho que hemos recibido. Cuando somos conscientes de nuestra miseria y pedimos perdón, Dios nos lo concede sin hacernos preguntas, sin exigirnos nada a cambio más que un arrepentimiento sincero. Y nosotros… ¿somos capaces de hacer lo mismo? Lo natural sería que tratáramos a los demás como hemos sido tratados por Dios. Con compasión, paciencia y mucho amor. Pero en la práctica esto parece no ser tan sencillo.

Señor, dame un corazón como el tuyo, que sepa perdonar y amar sin esperar nada a cambio. Permíteme que movido por la gratitud de la misericordia que has tenido conmigo, busque imitarte en el trato a cada uno de mis hermanos.

PROPÓSITO
Hoy rezaré pausadamente la segunda parte del Padre Nuestro, poniendo especial atención a la frase: Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Recordaré la consigna espontánea del Papa Francisco fuera de la Nunciatura en México: Hay que rezar por los que me quieren y por los que no. DÍA 6 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
La familia es la primera escuela de la misericordia, porque allí se es amado y se aprende a amar, se es perdonado y se aprende a perdonar. Francisco. El nombre de Dios es Misericordia

REFLEXIÓN
Los padres se quejan mucho de los hijos, de su rebeldía, su falta de respeto, su desobediencia, su inmadurez... Y nuestro Padre Dios ¿no tendría el mismo derecho a quejarse de nosotros? Hoy en día, los gritos, las ofensas, los reclamos y las amenazas son muchas veces práctica común en nuestros hogares. La velocidad y las demandas de la vida actual nos tienen en un estado de tensión que perjudica seriamente las relaciones con las personas más cercanas a nosotros. 11 ¿Cómo espera un padre que su hijo sea amable, tolerante, respetuoso y cariñoso si no es lo que ha visto, vivido y por tanto aprendido?

Jesús, María y José, Sagrada Familia que es modelo perfecto de caridad, les pido que me ayuden a trabajar en la paciencia, la afabilidad, la tolerancia y el perdón, para que en mi familia se viva un clima de misericordia y de paz, y que así cada uno de sus miembros pueda llevarlo también fuera de nuestro círculo familiar.

PROPÓSITO
Hoy dedicaré un esfuerzo especial a tratar a todos en mi familia con mucha caridad. Evitaré los gritos, las malas caras, la impaciencia y la intolerancia. Tendré al menos un gesto de cariño o ternura con cada miembro de mi familia.

DÍA 7
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
“A Dios en cierto sentido le gustan las carencias en tanto que le dan a Él la ocasión de mostrar su misericordia y a nosotros la de volvernos humildes y entender y compartir las carencias del prójimo”. San Francisco de Sales

REFLEXIÓN
¡Qué necesaria es la humildad! Es un requisito indispensable para la salvación. Debemos entender que no son nuestros méritos los que nos alcanzarán el cielo, sino la misericordia divina. Absolutamente todas las cosas buenas que podamos hacer, decir o pensar, son obra del Espíritu Santo que por pura gracia de Dios habita en nuestra alma. Se nos pide “ser perfectos como el Padre es perfecto” pero no para alimentar nuestra vanidad o para merecernos un premio, sino porque al centro de esa perfección está el amor, de manera que lo que se nos pide es amar, ser “misericordiosos como el Padre”. Cuando descubrimos que este camino no es fácil, que somos pequeños, que resbalamos y caemos con frecuencia, entonces aprendemos a ser dóciles y a esperar todo de Dios. Nuestra fragilidad es el punto de encuentro con la omnipotencia misericordiosa del Señor. 12 Padre mío, permíteme recordar siempre que es en mi debilidad “donde se manifiesta tu fuerza” (2Cor 12,19). Contágiame tu amor para que al ser consciente de mis carencias, me sea más fácil aceptar y entender las carencias de mis hermanos, y pueda salir a su encuentro para brindarles un mensaje de esperanza basada en tu misericordia.

PROPÓSITO
Cuando surja en mí la idea de quejarme o criticar las carencias de otros, haré un alto y en su lugar, pensaré en algún atributo que tengan y de ser posible, se los haré saber.

DÍA 8
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
El Señor nos primerea, nos precede. Dios nos aguarda, espera que le concedamos tan sólo esa mínima grieta para poder actuar en nosotros. El sitio en el que tiene lugar el encuentro con la misericordia de Jesús es mi pecado. Francisco. El nombre de Dios es Misericordia

REFLEXIÓN
Jesús dijo que no había venido para los sanos, sino para los enfermos (Lc 5,31). Dios quiere que todos los hombres se salven, incluido yo. Dios detesta el pecado, pero ama al pecador y es justo el pecado, uno de los puntos de encuentro entre mi alma y el amor de Dios. Él busca en nosotros el menor indicio de arrepentimiento, de duda acerca de la rectitud de nuestras acciones o de dolor por sus consecuencias, para poder así manifestar cuánto nos quiere. Dame la gracia Señor de experimentar con humildad un dolor real por mis pecados, pero también aprender a ver en cada uno de ellos, la oportunidad para poder acercarme a recibir ese abrazo gratuito de perdón que Tú siempre estás esperando darme. No permitas que mi soberbia o mi autosuficiencia me distancien de tu corazón.

PROPÓSITO
Con sinceridad, repasaré cada una de mis faltas e iré desechando poco a poco todas las excusas y pretextos que seguramente se me ocurren para intentar justificar cada una de ellas, para que así, 13 quede frente a mí sólo la ofensa que te he hecho. Tengo la seguridad de que Dios aprovechará el mínimo asomo de arrepentimiento para darme toda su misericordia. DÍA 9 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”. CITA “Debemos conciliar la sensación propia de indignidad con al amor divino, que es misericordioso y gratuito.” P. Guillermo Serra, L.C. Sal de tu Cielo. Introducción

REFLEXIÓN
¿Cuántas veces he permitido que la tentación de sentirme indigno me aleje de todo el amor que Cristo me quiere dar? Ciertamente el hombre no ha hecho, ni puede hacer nada para merecer su predilección, su sacrificio y su salvación. Es verdad, soy pecador. Todos los días caigo en las pequeñas y grandes cosas de mi vida diaria. Es parte de mi naturaleza el ser pequeño y limitado, pero con frecuencia olvido que Dios me creó con un amor eterno, infinito y perfecto. Al quedarme sumido en la vergüenza o arrepentimiento de mis pecados, sin darme cuenta desprecio la gracia de su perdón. Al recordar una y otra vez cada uno de mis errores, rechazo el hecho de que Él olvida cada una de mis culpas para siempre. Esto me lleva a dar un testimonio equivocado de ser un cristiano triste. Señor, no existe pecado que Tú no puedas perdonarme. Después de acudir a la confesión, Tú no guardas recuerdo alguno de mis faltas. No permitas que en mi soberbia, le dé más importancia a mis sentimientos o pensamientos. Dame un corazón humilde para que con toda libertad pueda abrirme a la misericordia de tu amor y alcánzame la gracia de comunicar a mis hermanos la alegría del hijo que descubre el abrazo amoroso de su Padre.

PROPÓSITO
Hacer un profundo examen de conciencia y acudir con humildad sincera al sacramento de la confesión. Aquí se ofrece una guía práctica para el examen de conciencia:

http://es.catholic.net/op/articulos/17221/cat/681/cuestionario-para-el-examen-deconciencia.html

DÍA 10
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
La misericordia rechaza siempre la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad de cada persona aunque esté dormida, anestesiada. Lejos de aniquilar, como muchas veces pretendemos o queremos hacerlo nosotros, la misericordia se acerca a toda situación para transformarla desde adentro. Ese es precisamente el misterio de la misericordia divina. Se acerca, invita a la conversión invita al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se está causando. La misericordia siempre entra en el mal para transformarlo. Francisco. Homilía en Ciudad Juárez, México. 17 febrero 2016

REFLEXIÓN
Todo ser humano por definición es creado a imagen y semejanza de Dios, su capacidad de amar lo coloca por arriba del resto de las criaturas. No hay persona, por mala que sea, que no haya experimentado el amor, ya sea a sus padres, esposo(a), hijos… y por eso Dios no se da por vencido. Sabe que en nuestro corazón siempre hay algo de bondad y su misericordia no cesa de buscar la manera de que ésta prevalezca sobre el mal. Sus caminos a veces son misteriosos pero siempre busca nuestro bien y nosotros necesitamos abrir el corazón a esa gracia, dejar que ese amor misericordioso nos encuentre y nos sorprenda. Dios es siempre fiel, nos ha amado hasta el extremo y no puede dejar de amarnos. Señor, dame la gracia de no pretender entender o medir tu amor por mí. Por muchos pecados que haya cometido o me falten cometer, Tú no dudaste en dar hasta la última gota de tu sangre por mi salvación. En mi pequeñez quiero hacer un acto de profunda gratitud por darme ese regalo que no merezco pero recibo con humildad porque Tú quieres dármelo. Te ofrezco rescatar la bondad tuya que hay en mí y trabajar en ella para ir poco a poco combatiendo mis defectos. Que el Espíritu Santo me ayude para poder imitar tu misericordia con mis hermanos. 15

PROPÓSITO
El día de hoy pensaré en alguna persona que me ha hecho daño o no me cae bien y con objetividad identificaré sus cualidades y virtudes. Trataré de buscar la imagen de Cristo en ella y desde lo profundo de mi corazón le daré gracias a Dios por ella y rezaré por sus intenciones.

SÚPLICA DE MISERICORDIA

DÍA 11
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Yo te invoco porque tú me respondes Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu misericordia, tú que salvas de los adversarios a quien se refugia a tu derecha. Sal 16

REFLEXIÓN
En los momentos más oscuros de la vida, cuando todos parecen haberse ido, dejándonos solos a manos de nuestros enemigos, en medio de nuestro dolor y nuestras dificultades, cuando el miedo se apodera de nuestros sentidos y nos hace dudar de la fidelidad y bondad de Dios, lo único que hace falta es un simple acto de fe. Dios no deja de escucharnos, pero espera que lo llamemos; no nos abandona, pero quiere que confiemos en Él. Como dice San Pablo, no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas y debemos tener la certeza de que todo, aun lo que no entendemos y lo que nos duele, “colabora para el bien”. Espíritu Santo, ayúdame a cuidar tu templo en mi corazón para que nunca me falte tu asistencia. Especialmente te imploro que ante la prueba, nunca me falte tu luz para clamar a Dios con la seguridad de que seré escuchado. Dame sabiduría para saber aceptar todo lo que la Providencia permita en mi vida con la certeza de ser amado infinitamente. 16

PROPÓSITO
Haré un acto de abandono confiado en el amor y la providencia de Dios. Pensaré en cada una de mis necesidades y las pondré en sus manos para dejar que Él actúe conforme a su misericordia. No me preocuparé más y durante el día repetiré en numerosas ocasiones: “Jesús, en ti confío”.

DÍA 12
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”. CITA Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Sal 50

REFLEXIÓN
El amor de Dios es tan grande que aceptó como pago por nuestra deuda el ofrecimiento de la vida de su Hijo. Él siendo Dios, por amor al Padre y a nosotros, aceptó encarnarse para asumir nuestra naturaleza humana y así ser en todo igual a nosotros, menos en el pecado. Una sola gota de su sangre hubiera bastado para lavar los pecados de toda la humanidad. Pero la Pasión de Cristo fue como un manantial que derramó salvación poco a poco desde su aprehensión, flagelación, coronación de espinas, su camino al Calvario y crucifixión, hasta dar la última gota de su sangre cuando su costado fue traspasado, triunfando así de una vez y para siempre sobre el pecado y sobre la muerte. Nos acostumbramos a ver a Cristo en la Cruz y perdemos la dimensión de lo que significa que nuestro Dios haya padecido por nosotros. Al ver el crucifijo estático, olvidamos el intenso dolor que Jesús soportó por 6 horas desde que fue clavado hasta que expiró. Todo por mí, por mi salvación. Con amor infinito para que “no se pierda ninguno de los que me diste” (Jn 6,39).

Jesús, dame la gracia de poder contemplar tu Pasión con ojos siempre abiertos al asombro del amor infinito que hay detrás de todo tu sufrimiento. No permitas que olvide lo que te ha costado mi salvación.

PROPÓSITO
Hoy contemplaré a Cristo en la cruz. Delante de un crucifijo, me quedaré en silencio, sin articular o pensar en palabras, simplemente meditaré en su Pasión. Miraré con detenimiento sus heridas 17 durante unos momentos, pensando que el soportó esa tortura por 6 horas. Escucharé cómo desde ahí me dice “Te amo. Lo volvería a hacer sólo por ti”. Y mi única respuesta será: “Gracias Señor. Aquí estoy, yo también te amo”.

GRATITUD POR LA MISERICORDIA

DÍA 13
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Dar gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? Sal 117

REFLEXIÓN
Siempre es más fácil clamar a Dios cuando las cosas no van bien, cuando necesitamos su luz, su ayuda y razones para nuestra esperanza. ¿Dónde estamos cuando todo marcha bien? ¿A dónde nos vamos después de que Dios ha salido en nuestro auxilio y nos ha otorgado las gracias que le habíamos pedido? La gratitud es una virtud que se ha ido perdiendo poco a poco, pidamos al Espíritu Santo la gracia de saber ser agradecidos, aunque como recita el prefacio, ello no aumente la gloria de Dios, sí nos aprovechará para nuestra salvación.

Dame Señor la conciencia de que no merezco tu gracia, que alcance a entender la gratuidad de tu amor en todo lo que me das, lo que poseo y lo que disfruto; desde mi vida y mi salud, hasta mis bienes necesarios y aquellos de los que podría prescindir. No dejes que sea yo como los 9 leprosos que no volvieron a darte las gracias después de que los habías curado y librado de su miseria. (Lc 17, 12-19) Regálame un corazón agradecido.

PROPÓSITO
Después de haber dado gracias a Dios por su misericordia, haré una lista de aquellas personas a las que tengo algo que agradecerles, aún las cosas pequeñas de todos los días. A mis papás, esposo(a), hijos, compañeros de trabajo, maestros, amigos… Seguramente hay mucho que agradecer y no siempre lo he hecho. La palabra “GRACIAS” puede tener un efecto muy positivo en las personas y hoy es un buen día para pronunciarla.

EL LLAMADO A LA MISERICORDIA

DÍA 14
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA “
Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
¿Puede existir un cristiano que no sea misericordioso? No. El cristiano necesariamente debe ser misericordioso, porque este es el centro del Evangelio. Francisco. Audiencia, 10 septiembre 2014

REFLEXIÓN
Jesús nos dejó toda la ley resumida en dos mandamientos: amar a Dios y amar al prójimo como a nosotros mismos. Y yo… ¿cómo amo a mi prójimo? ¿Amo de forma gratuita, sin esperar a cambio? ¿Amo a pesar de las diferencias de opinión o de que otros no hagan lo que yo quiero? ¿Amo de manera que estoy dispuesto a perdonar siempre y de corazón? ¿Mi amor me permite desprenderme de mis cosas para compartirlas con otros? ¿Amo a los demás saliendo a su encuentro en su necesidad? De todo esto, Cristo nos dio ejemplo con su vida. No nos dejó un mandamiento imposible de cumplir. ¡Él lo hizo primero!

Señor, quiero conocerte mejor para después intentar imitarte. Ayúdame a encontrarte a través de la lectura del Evangelio. Ilumina mi inteligencia y descúbreme todo el amor que está contenido en ese breve resumen de tu ministerio. Que en cada página encuentre no solo el amor que viviste con tu naturaleza humana en tu tiempo, sino ese mismo amor del que soy objeto yo en mis días, y entonces 19 sí, pueda colocar ese amor en el centro de mi vida y vivir acorde a él, siguiendo la máxima de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.

PROPÓSITO
La fe sin obras está muerta. Haré un esfuerzo por vivir lo que predico para no convertirme en un cristiano “de memoria” como dice el Papa Francisco. Después de una reflexión, sacaré tres puntos concretos sobre las responsabilidades de mi estado de vida, por los que pueda vivir mejor el amor que Cristo me enseñó. Como padre, como esposo(a), como hermano, jefe, o amigo… sé que puedo hacerlo mejor.

DÍA 15
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Cuando la misericordia del Padre se recibe con frecuencia, a través de la confesión, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso. Catecismo de la Iglesia Católica Núm. 1458

REFLEXIÓN
A veces siento pena cuando acudo a confesarme, pues me doy cuenta que muchos de mis pecados son recurrentes, los que más me cuesta combatir. Tal vez hay un poco de vanidad en esa vergüenza de descubrirme tan limitado, pero también hay un dolor real por hacer lo que Dios no quiere a pesar de que le amo. Y en cada ocasión, el Sacramento de la Reconciliación me confirma que Dios no pierde la paciencia, con toda la ternura de un Padre me espera para darme su perdón y su abrazo de amor incondicional.

Señor, hay personas que me han decepcionado u ofendido, otras me han herido profundamente, quizá sólo en una ocasión, pero me cuesta mucho perdonar. Es muy difícil para mí dejar ir el rencor o incluso el secreto deseo de venganza. Te pido que en esos momentos, me ayudes a recordar todas las ocasiones en las que Tú me has perdonado gratuitamente. En cada una de ellas me he sentido indigno de merecer tanto amor y te lo agradezco con la respuesta de Pedro: “Señor, Tú bien sabes que te amo”. Permite que en el nombre de ese amor, yo pueda también perdonar de corazón.

PROPÓSITO
Recordaré mis últimas confesiones no para volver sobre mis heridas sino sólo para confirmar la infinita misericordia de Dios. Al percatarme de su gratuidad, buscaré en mi corazón el impulso a hacer lo mismo con alguien que me haya ofendido, haciendo el compromiso con Dios de perdonarle. DÍA 16 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”. CITA “Acaso no soy yo tu madre? ¿No estoy aquí? No te dejes vencer por tus dolores, tristezas” nos dice. Hoy nuevamente nos vuelve a enviar; como a Juanito, hoy nuevamente nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas. Tan sólo camina por los caminos de tu vecindario, de tu comunidad, de tu parroquia como mi embajador, mi embajadora; levanta santuarios compartiendo la alegría de saber que no estamos solos, que ella va con nosotros. Sé mi embajador, nos dice, dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, no lo dejes solo, perdona al que te lastimó, consuela al que está triste, ten paciencia con los demás y especialmente, pide y ruega a nuestro Dios. Francisco. Homilía en la Basílica de Guadalupe, México, 13 febrero 2016.

REFLEXIÓN
Además del testimonio vivo de misericordia que Jesús nos dio en el Evangelio, nos dio el mandato de “ir y hacer lo mismo”. Y la primera que lo hizo fue sin duda la Santísima Virgen. Qué tranquilidad saber que contamos con su compañía, intercesión y los ánimos que como buena madre, infunde en nuestro corazón. Ella conoce nuestra realidad, nuestras circunstancias, ve en lo profundo del corazón y con ternura y paciencia nos insta a levantarnos después de caer, a esforzarnos después de fallar, a sonreír después de llorar y nos ofrece su consuelo maternal en medio del dolor. Con tan grande ayuda, no debemos sentirnos desamparados, no podemos cansarnos y darnos por vencidos. Siempre es posible volverlo a intentar cuando pensamos en la Santísima Virgen sonriendo complacida ante nuestro más pequeño esfuerzo. 21 María de Guadalupe, no permitas que me sienta solo. Haz que tu imagen quede grabada para siempre en mi memoria para que pueda recordar tus ojos misericordiosos, tu sonrisa tierna y serena que me llena de paz y la promesa de salvación que se encarna en tu vientre.

PROPÓSITO Siguiendo el ejemplo de María, hoy me acercaré con alguna persona que yo sepa esté pasando por una situación difícil, actuaré con la ternura, paciencia y cariño de una madre y le ofreceré mi ayuda, mi atenta escucha o mi consuelo.

DÍA 17
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Queremos seguir sus huellas pero sabemos que no es fácil. Sabemos lo que significa ser seducidos por el dinero, la fama y el poder. Por eso, la Iglesia nos regala este tiempo, nos invita a la conversión con una sola certeza: Él nos está esperando y quiere sanar nuestros corazones de todo lo que degrada, degradándose o degradando a otros. Es el Dios que tiene un nombre: misericordia. Su nombre es nuestra riqueza, su nombre es nuestra fama, su nombre es nuestro poder y en su nombre una vez más volvemos a decir con el salmo: “Tú eres mi Dios y en ti confío”. ¿Se animan a repetirlo juntos tres veces? “Tú eres mi Dios y en ti confío”. Francisco. Homilía en Ecatepec. 14 febrero 2016

REFLEXIÓN
Vivir en el mundo sin ser del mundo no es una empresa fácil. Como cristianos tenemos un credo distinto de lo que hoy se reconoce como importante o verdadero. Continuamente debemos hacer un acto de fe y confianza para recordar que sólo Dios es capaz de llenar el hueco permanente de nuestro corazón. Todos los satisfactores materiales o de fama y opinión, son pasajeros y no saciarán nuestra sed de ser amados.como bien decía San Agustín: nuestro corazón permanecerá inquieto hasta que descanse en Dios.

Padre bueno, siento que navego contra corriente y además descubo que casi siempre remo solo. Esto me duele y me cansa. Acude en mi auxilio y no me dejes olvidar que Jesús es el que duerme en mi barca. Dame la gracia de confiar incondicionalmente en Él con la certeza de que llegaré a puerto seguro. 22

PROPÓSITO
Haré un balance de los bienes que tengo, todas las cosas que poseo y no me son estrictamente necesarias. Daré gracias a Dios por ellas con el firme propósito de hacer buen uso de ellas, no depositar mi felicidad en su posesión, desprenderme de todo sentimiento de ambición o avaricia por tener más y en la medida de lo posible disponer de ellas para el bien de mis hermanos,

DÍA 18
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Nuestro Padre Dios no sabe hacer otra cosa que querernos y de echarnos ganas y echarnos adelante. No sabe hacer otra cosa, porque su nombre es amor, su nombre es donación, su nombre es entrega, su nombre es misericordia. Eso nos lo ha manifestado con toda fuerza y claridad en Jesús, su Hijo, que se la jugó hasta el extremo para volver a hacer posible el Reino de Dios. Un Reino que… pone en movimiento una dinámica capaz de abrir los cielos, capaz de abrir nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras manos y desafiarnos con nuevos horizontes. Un reino que sabe de familia, que sabe de vida compartida. Francisco. Encuentro con familias en Chiapas. 15 febrero 2016

REFLEXIÓN
La frase que capturó la atención del Santo Padre y adoptó como suya, debería grabarse en nuestras mentes. ¡Echarle ganas a la vida! No conformarnos con el mundo como está, ponernos en movimiento, ser agentes de cambio. Empezar cambiando en nuestra familia y nuestro ambiente para ir generando un cambio en nuestra sociedad, ciudad y país progresivamente. Fomentar los lazos de unidad entre los cristianos. ¡Somos muchos! Y no debemos quedarnos callados, parafraseando de nuevo al Papa: ¡hagamos lío! Aprovechemos los medios de comunicación, redes sociales y grupos sociales para difundir el mensaje de amor que Cristo nos trajo. Él nunca dejó de echarle ganas, ni a la hora de hacer milagros, ni a la hora de predicar la verdad del Evangelio y mucho menos al recorrer el camino al Calvario.

Señor y Padre mío, regálame la certeza de que Tú y la Santísima Virgen no me dejan solo. Lo único que necesito es creer, confiar, abrirme a tu gracia para dejar que el Espíritu Santo se adueñe de mi corazón.

PROPÓSITO
Buscaré dar a conocer a través de las redes sociales la Verdad de mi fe con el fin de hacer crecer el Reino de Dios en nuestro mundo, y de promover la unión de los católicos para dirigir nuestros esfuerzos en la misma dirección.

DÍA 19
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Abramos la puerta de la misericordia… De este jubileo, porque la primera puerta de la misericordia la abrió nuestro Padre Dios con su Hijo Jesús. Hoy, junto a ustedes y con ustedes, quiero reafirmar una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa: la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra. No hay espacio donde su misericordia no pueda llegar, no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar.
Francisco. Discurso a los Presos. Chihuahua, México. 17 febrero 2016

REFLEXIÓN
Dios quiere que todo hombre se salve, incluyendo los que están lejos de la Iglesia, los que han pecado o los que han renegado de Él. Siempre tendrá puesta su esperanza en que hasta el último suspiro de su vida, el hombre se arrepienta y como el hijo pródigo, busque regresar a casa del Padre. Y ahí es en donde entramos nosotros, los que hemos recibido el don de la fe y la gracia de haber sido hechos hijos a través del bautismo. Es nuestro compromiso como miembros de la Iglesia, junto con sus pastores, el llevar ese mensaje de amor no solo a los que nos rodean y tienen la gracia de creer, sino justo a esas personas a las que nadie les ha dicho simplemente: “Dios te ama”. ¿Por qué nos da pena? ¿Por qué creemos que es obligación de otros? Si por alguna razón cayeras en desgracia, ¿no te gustaría que alguien encendiera tu corazón con la esperanza de saber que hay un Padre que te ama, te perdona y te espera?

PROPÓSITO
Escribiré una nota con un mensaje que manifieste el amor incondicional de Dios, su infinita misericordia. Su deseo de ver a su hijo perdido arrepentido y necesitado de un abrazo, emprender su camino de regreso a casa. Saldré a la calle y se lo daré a alguien que crea que lo necesite.

EL PERDÓN

DÍA 20
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Amnesia: Dios sufre esta enfermedad de pérdida de memoria. No recuerda ya nuestros pecados. Ojalá nosotros recordemos más su misericordia que nuestros pecados. Su perdón es profundo y total. Si Él nos perdona, ¿quién soy yo para no perdonarme o para preocuparme de algo que Él ya no recuerda?
P. Guillermo Serra, L.C. Sal de tu Cielo. Cap. II, Núm. 11

REFLEXIÓN
Olvidar no es fácil. El demonio siempre trae a nuestra memoria el recuerdo del mal que nos han hecho o el que nosotros hemos obrado. Su único fin es tentarnos con el rencor o el desaliento. No hay pecado que Dios no nos pueda perdonar y lo que es más, los olvida para siempre arrojándolos “al fondo del mar”. Pero la salvación hay que aprender a aceptarla y a recibirla con humildad. El recuerdo constante de nuestros pecados no nos ayuda a mantenernos en pie de lucha. Creernos indignos de la redención no es humildad, sino un obstáculo para poderla abrazar.

Dios mío, enséñame a olvidar como Tú. Déjame aprender a perdonarme a mí mismo, para poder así refugiarme en tu misericordia con la seguridad de que no recuerdas cada una de las ocasiones en las que te he ofendido. Para ti, después de cada confesión, comienzo un camino nuevo de amistad e intimidad contigo. Permíteme creerlo para que lleno de entusiasmo me esfuerce en amarte cada día más.

PROPÓSITO
Pensaré en el error que más lamento, aquél que recuerdo una y otra vez y que por sus consecuencias me es difícil olvidar. Necesito perdonarme a mi mismo. Si no lo he confesado, acudiré a la confesión; si es posible, repararé el daño; y lo pondré como ofrenda durante la misa en el altar, con el firme propósito de olvidarlo para dejar sanar mi herida por Cristo.

DÍA 21
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA Jesús lo mira, lo ama, lo perdona. Podemos casi escuchar cómo Jesús interiormente le dice al buen ladrón: cuando me abra el costado, me acordaré de ti, me robarás el Corazón; la puerta de mi Corazón quedará siempre abierta, y quedarás purificado con mi sangre. Recibirás tanta misericordia como pecados tengas, pues mi amor se expresa así, siendo “robado”, acordándome de ti y tú estando conmigo.
P. Guillermo Serra, L.C. Sal de tu Cielo. Cap. II, Núm. 14

REFLEXIÓN
¡Qué hermoso consuelo es pensar que puedo robarle el corazón a Cristo! Que habiendo sido traspasado, ahora tiene una puerta por la que yo puedo entrar a descansar en él. Lo único que necesito es creerlo y quererlo, así de fácil. El deseo de ser amados está plantado en lo más profundo de nuestra alma, sólo falta abrir los ojos y darnos cuenta que… ¡lo somos! ¡Somos amados por Dios! El menor movimiento de nuestra voluntad hacia el corazón de Jesús, hará que Él nos lo dé todo entero sin importar lo que hayamos podido hacer.

Espíritu Santo, muévete en mi interior. Inspírame el deseo de entrar al corazón de Cristo. Dame el valor que necesito para enmendar mi conducta, pedir perdón, acudir al Sacramento de la Reconciliación y poder así recibir todo el mar de amor y de ternura inagotable que el Sagrado Corazón de Jesús tiene para mí.

PROPÓSITO
Traeré a mi mente con frecuencia durante este día, la petición que le hizo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María: “Al menos tú, ámame” y en cada ocasión responderé “Señor, Tú sabes que te amo”.

DÍA 22
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo. 26

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
El Señor no se cansa jamás de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón. Francisco. El nombre de Dios es Misericordia

REFLEXIÓN
Muchas veces he pensado que no tengo remedio, que nunca triunfaré sobre mis defectos dominantes, hasta el punto de estar tentado a abandonar la lucha. Ese desánimo puede ser la fuente de mi cansancio para pedir nuevamente perdón a Dios. Y es una falta grave pues en el fondo lo que existe es desconfianza en la omnipotencia divina, ¿acaso no creo que “nada es imposible para Dios”?

Padre mío, ¡cuánta necesidad tengo cada día de renovar mi fe! Necesito repetirme todos los días que Tú eres Todopoderoso, que Cristo puede hacer nuevas todas las cosas, incluido mi corazón que te ama pero no sabe amarte como quisiera, que anhela servirte pero se cansa al descubrirse tan frágil. Abre mis ojos a todos los signos que hay frente a mí y demuestran tu omnipotencia. Renueva mi esperanza en tu paciencia y misericordia cada día de mi vida.

PROPÓSITO
Hoy abriré los ojos a los muchos milagros que suceden frente a mí y daré gracias a Dios. El levantarme por la mañana, la salud mía y de los que quiero, los problemas que me angustiaban y que se han resuelto, las buenas noticias de las que me entero… Tomar cada uno de ellos como una razón para mi esperanza y mi confianza en la Providencia divina.

DÍA 23

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
El corazón hecho pedazos es la ofrenda más apreciada por Dios. Señal de que somos conscientes de nuestro pecado, de nuestra miseria, de nuestra necesidad de perdón y de misericordia. 27
Francisco. El nombre de Dios es Misericordia

REFLEXIÓN
La cruz en nuestra vida siempre es una oportunidad para avanzar en el camino espiritual. Podemos unir nuestro dolor al de Cristo Crucificado y ofrecerlo por las almas. A pesar de que nuestro sufrimiento nunca será comparable al que padeció Jesús, a través de él podemos entender mejor lo que Él pagó por nuestro rescate. Pero existe todavía un efecto más, de inmenso valor, que el dolor arroja en nuestras vidas y es el de hacer la experiencia del amor y el consuelo divino. Nuestras heridas pueden servir de puerta para que Dios entre en nuestro corazón y desde ahí las sane. San Agustín dice que para purificar el corazón, primero debemos romperlo en mil pedazos para poder extraer lo impuro. Experimentar la fractura de nuestro corazón no es fácil, pero es una gracia inmensa y si Dios lo permite en nuestra vida, debemos interpretarlo como un voto de confianza hacia nosotros para crecer en amistad con Él.

Jesús, ayúdame a encontrarte en cada uno de los sufrimientos de mi vida. Permíteme padecer contigo y que mis lágrimas ante el dolor sean un bálsamo para tus heridas. Dame la fe que me hace falta para aprovechar esta oportunidad de acercarme a ti uniendo mi sacrificio al tuyo para “completar lo que hace falta a tu Pasión” y colaborar en la redención. En tu omnipotencia, permite que el dolor purifique mi corazón y elimine todo egoísmo, rencor, culpa y soberbia para que sea libre de amarte cada día más y mejor en tu gloria y en cada uno de mis hermanos.

PROPÓSITO
Frente a Cristo Crucificado, ofreceré aquello que más me duele, la herida que sangra y me causa tanto sufrimiento. Ofreceré mis lágrimas como bálsamo para las heridas de Jesús, le prestaré mi hombro para cargar su cruz y uniendo mi dolor al de Él, le daré un sentido de redención.

DÍA 24
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA “Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”. CITA Bienaventurado serás si te dejas perdonar por Jesús, quien nunca te condena. Su mano toma la tuya y te levanta para invitarte a no pecar más y seguirlo de cerca (Jn 8). Ternura de Dios, hecha perdón y misericordia, acaricia mi corazón. P. Guillermo Serra, L.C. Sal de tu Cielo. Cap. III, Núm. 3 28 REFLEXIÓN Caer es prácticamente una garantía. La herida causada por el pecado original inclina nuestra alma hacia el mal. Sin importar nuestro grado de virtud, de alguna u otra manera pecaremos, está en nuestra naturaleza. Pero en cada caída, no estaremos solos, Jesús está con nosotros y así como Él recibió ayuda del Cireneo en su camino al Calvario, hoy extiende su mano hacia nosotros para ayudarnos a levantarnos. Cristo siendo Dios, asumió nuestra naturaleza y supo lo que era el miedo, el cansancio, la tristeza y el dolor. No es indiferente a nuestros sentimientos cuando estamos en el suelo a causa de nuestras faltas, más bien está ahí a nuestro lado para animarnos a que nos pongamos de pie. Dios mío, ayúdame a que mis ojos se fijen en la meta, que es la santidad y no en el camino, que será cuesta arriba, plagado de tentaciones y caídas. Permite que quite la mirada de mí mismo y la fije en ti. Yo solo nada puedo, pero Tú lo puedes todo. No será mi fuerza sino la tuya, no será mi mérito sino tu misericordia, no será mi camino, sino el abandono confiado a tu voluntad lo que al final me permita llegar a mi destino: tu ternura, tu perdón y tu Cielo. Solo en ti tengo puesta mi esperanza. PROPÓSITO Dios es fiel a sus promesas y esa es la certeza que regirá este día a mi corazón. En cuanto me tope con alguna dificultad o sinsabor, repetiré tres veces: “Jesús en ti confío”. DÍA 25 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Jesús pide también perdonar y dar. Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de Dios. Ser generosos con todos sabiendo que también Dios dispensa sobre nosotros su benevolencia con magnanimidad.
Francisco. Misericordiae Vultus 14

REFLEXIÓN
No encendemos una vela para ponerla debajo de la mesa. Una vez que hemos experimentado el amor y la misericordia infinita de Dios, estamos llamados a compartir este tesoro tan grande con nuestros hermanos. Si Dios ha sido generoso con nosotros, compartamos lo que nos ha dado con los que menos tiene; si Él ha perdonado nuestros pecados, perdonemos a los que nos han hecho mal; si nos ha 29 acompañado y consolado en nuestro dolor, acerquémonos al que sufre; si en su bondad nos ha permitido tener esperanza, compartamos esa semilla con el que ya no cree. Padre bueno, ayúdame a ser testigo vivo tuyo. No dejes que me quede con la perla de tu amor sólo para mí. No hay mayor tesoro que pueda compartir con quienes más quiero, que el de la fe en ese amor infinito que Tú nos tienes y en la fuente inagotable de tu misericordia. No permitas que el mundo, el respeto humano o la pereza me impidan llevar tu mensaje de salvación a todos aquellos que encuentre en mi camino.

PROPÓSITO
Buscaré la manera de realizar en este día una obra de misericordia corporal y una espiritual.

LAS OBRAS DE MISERICORDIA

DÍA 26
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Si permanecen unidos a Jesús, construyen su Reino, construyen fraternidad, participación y obras de misericordia, son una fuerza poderosa para hacer el mundo más justo y más bello, para transformarlo. ¿Tenéis el valor de recoger este desafío? ¿Os animáis a ser esta fuerza de amor y de misericordia que tiene la valentía de querer transformar el mundo?
Francisco a los jóvenes en la audiencia general. 4 septiembre 2013

REFLEXIÓN
Parece imposible cambiar el mundo. Para los jóvenes puede ser más fácil simplemente aceptarlo como está y conformarse con sobrevivir en él. La corrupción, la superficialidad, el olvido de Dios y el egoísmo están tan enraizados en algunos ambientes, que cualquier esfuerzo parece inútil en intentar modificarlos. Solo hacen falta dos cosas: fe y unidad. Si confiamos en Dios, si creemos firmemente en su misericordia, actuamos conforme a ella, contagiamos a otros y permanecemos 30 unidos, el cambio se dará. Como decía la Madre Teresa “Si quieres cambiar el mundo, primero cámbiate a ti mismo”.

Señor, no dejes que las malas noticias de nuestro tiempo nos desanimen. No permitas que nos hundamos en el conformismo y la comodidad de creer que no podemos hacer nada. Dame el valor y la fortaleza de ejercer la misericordia con todos los que me rodean. Hazme un mensajero de tu amor y de tu paz, para que como un testigo tuyo pueda llevarlos a mis hermanos. Juntos comenzaremos la revolución del amor que podrá cambiar la realidad de nuestro mundo.

PROPÓSITO
Pensaré en algún amigo del que sepa que comparte mi fe y mi deseo de extender el Reino de Cristo y lo animaré a que vayamos juntos a algún grupo parroquial o movimiento religioso para formarnos o hacer algún apostolado. Si nos unimos y lo hacemos juntos nos sentiremos más animados.

DÍA 27
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Las llagas de Jesús son todavía hoy visibles en el cuerpo de los hermanos que tienen hambre, sed, que están desnudos, humillados, esclavizados, que se encuentran en la cárcel y en el hospital. Tocando estas llagas, acariciándolas, es posible «adorar al Dios vivo en medio de nosotros». «¿Cómo puedo hoy encontrar las llagas de Jesús? Yo no las puedo ver como las vio Tomás. Las llagas de Jesús las encuentro haciendo obras de misericordia».
Francisco. Tocar las llagas de Jesús. Homilía en Santa Martha 3 julio 2013

REFLEXIÓN
Las heridas de los enfermos, la pobreza y precariedad en la que viven tantas personas, el ambiente de una cárcel o sanatorio para enfermos mentales… todos pueden causarnos cierta repulsión. Si acaso sentimos el impulso de ayudar, nos conformamos con hacerlo en especie, a la distancia suficiente como para que no nos impacte en forma directa. Queremos ayudar sin “ensuciarnos” las manos, olvidando que en cada uno de ellos está Cristo. Pensamos que si tuviéramos a Jesús crucificado frente a nosotros trataríamos de aliviar su sufrimiento, limpiaríamos su rostro, le daríamos de beber, curaríamos sus heridas… pero no lo hacemos con nuestros hermanos. 31 Jesús, no me dejes encerrarme en la comodidad, no permitas que sea indiferente al dolor de mi prójimo. Ayúdame a salir a tu encuentro en los necesitados, a tener una misericordia operante que no se reduzca a donar el dinero que me sobra o incluso a hacer una oración cuando de casualidad me acuerde de ellos. Como a Tomás, regálame la fe que me deje ver tus heridas en el rostro de mis hermanos y mueve mi voluntad para poner la caridad en acción.

PROPÓSITO
Como un acto de servicio hacia los enfermos, preguntaré en algún hospital o clínica cercana si hay algo en lo que pueda ayudar. Si no tengo la manera de hacerlo, ofreceré un Rosario por los enfermos.

DÍA 28
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Cada vez que cruzo la puerta de una cárcel pienso: “¿por qué ellos y no yo? Sus caídas hubieran podido ser las mías. Francisco. El nombre de Dios es Misericordia

REFLEXIÓN
¿Qué hice yo para merecer todo lo que tengo? ¿En qué méritos te basaste para obsequiarme el don de la fe? ¿Gracias a qué tuve la oportunidad de educarme y formarme para saber distinguir entre el bien y el mal? ¿Con qué obras me gané vivir en circunstancias favorables que no me orillaran a infringir la ley? Las respuestas a estas preguntas son: nada y ningunos. Todo ha sido don tuyo, todo lo he recibido en forma gratuita, sin merecerlo. Y si soy honesto, me cuestionaré ¿qué hubiera hecho o cómo hubiera actuado de encontrarme en las circunstancias de un preso? ¿Me atrevería a decir que hubiera salido victorioso frente al mal? Una madre no se cansa de esperar, no pierde la esperanza en sus hijos y nunca deja de rezar para que vuelvan al buen camino. María, enséñame a imitar tu corazón compasivo, paciente y perseverante en la oración para que nunca deje de pedir por los que están presos injustamente, por la conversión de los pecadores y por un sistema de justicia que promueva su verdadera rehabilitación.

PROPÓSITO
Pensaré en las características que más me irritan de los más próximos a mí (padres, esposo(a), hijos o hermanos) y me propondré por un día no mencionarlos, ni quejarme de ellos. Renovarlo cada día como muestra de la obra de misericordia que nos urge a soportar con paciencia los defectos de los demás.

DÍA 29
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
¿Sé acariciar a los enfermos, a los ancianos, a los niños? ¿O he perdido el sentido de la caricia?». Los hipócritas, continuó, no saben acariciar, olvidaron cómo se hace. He aquí, entonces, la recomendación de «no avergonzarse de la carne de nuestro hermano; es nuestra carne». Francisco. Homilía en Santa Martha, 7 marzo 2014

REFLEXIÓN
¿Cuánto cuesta una de nuestras caricias? ¿Cuánto nos toma tener una muestra de afecto? En nuestros días todo parece tener un precio, un valor que determina entre otras cosas, el que estemos dispuestos a dar de nosotros a los demás. Podría decirse que destinar una parte de mi sueldo a obras de caridad tiene un costo real, que necesitaré desprenderme o prescindir de algo para compartirlo con quien lo necesita. Pero… ¿acaso una sonrisa, una palmada en la espalda, un abrazo o una caricia me cuestan algo? Esa es la cariñoterapia de la que habla el Santo Padre. Y ¡no cuesta absolutamente nada! Podríamos ir por la vida regalando cariño sin que eso perjudique nuestra estabilidad. El costo infinitamente minúsculo para el que lo da, se transforma en un valor incalculablemente grande para el que lo recibe. Sólo hay dos obstáculos a vencer: el egoísmo y la indiferencia. María, imagino cuántas veces Jesús te habrá visto sonreír; cómo siendo un niño, lo llenaste de caricias; presenció tu disposición a ayudar a quien lo necesitaba o simplemente a acompañar al que estaba triste o solo. Al ir creciendo, Jesús seguramente aprendió a acariciar y a sonreír como tú, a amar desinteresadamente como tú. Eres mi madre, enséñame a dar cariño, contágiame de tu ternura para así poder regalarla a mis hermanos y que ellos a su vez, hagan lo mismo.

PROPÓSITO
Me esforzaré por tener muestras de cariño con las personas más cercanas a mí. Daré abrazos sólo porque sí, regalaré sonrisas o un beso tierno durante el día. Cuando me percate la gran satisfacción que siento de hacerlo y el efecto que tiene en los demás, lo querré hacer siempre.

LA ORACIÓN

DÍA 30
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Para dar amor a los hermanos, es necesario tomarlo del fuego de la caridad divina, mediante la oración, la escucha asidua de la Palabra de Dios y una vida centrada en la Eucaristía. Vuestra vida cotidiana ha de estar impregnada de la presencia de Jesús, ante cuya mirada estáis llamados a poner también el sufrimiento de los enfermos, la soledad de los ancianos o las dificultades de las personas con discapacidad. Saliendo al encuentro de estas personas, servís a Cristo. Francisco.
Discurso a la Soberana y Militar Orden de Malta. 9 febrero 2013

REFLEXIÓN
Para poder llevar a Cristo a los demás, primero necesitamos tenerlo dentro. La vida de gracia es indispensable para vivir la caridad con plenitud. Los Sacramentos son los medios para entrar, permanecer y regresar a ella. La lectura de las Sagradas Escrituras nos dan a conocer el amor y la misericordia de Dios, patentes desde la creación del mundo, y reveladas a su perfección en la vida de Jesucristo. La Eucaristía, es el pan de Vida que nos alimenta con el amor de Jesús, derramado en la hostia por acción del Espíritu Santo. Permíteme Señor ser un cristiano congruente. Que mi manera de vivir sea el resultado de una fe activa y operante, alimentada por tu amor a través de los Sacramentos, de tu Palabra y la oración. Dame la fuerza para custodiar mi estado de gracia pues sólo en él puedo recibir plenamente tu amor para después poder darlo a los demás. Estoy consciente de que no siempre podré hacer algo por los que pasan necesidad ya sea de alma o del cuerpo, pero permíteme al menos ser fiel en el ofrecimiento de mi oración de intercesión por sus intenciones.

PROPÓSITO
Analizaré objetivamente mi vida de oración. Por escrito, contaré cuánto de mi tiempo dedico a estar en comunicadión con Dios y la frecuencia con la que acudo a la Eucaristía o al Sacramento de Reconciliación. Más que hacerlo para desanimarme, lo haré para hacer un nuevo plan que asegure el crecimiento de mi vida interior. 34

DÍA 31
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Una oración que no conduce a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, el hermano en dificultad, es una oración estéril e incompleta… Es de la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor donde nace en nosotros la capacidad de vivir y llevar el amor de Dios, su misericordia, su ternura hacia los demás.
Francisco. Angelus 21 julio 2013

REFLEXIÓN
Vivimos siempre de prisa, llenando nuestros días de tareas diarias que apenas nos dejan tiempo para respirar. Es bueno detenerse a pensar ¿cuántos minutos del día dedico a la oración, a comunicarme con Dios, a cultivar mi relación de amistad con Él? Es a través de la oración como recibiré la fuerza que me hace falta para perseverar en la fe cuando me invada el desaliento, donde recibiré el consuelo cuando el dolor del mundo me aqueje y donde encontraré el amor que infunda caridad a mis acciones. Jesús, te doy las gracias porque Tú no solo nos enseñaste cómo orar, sino que no te cansaste de resaltar la importancia que la oración tiene en nuestras vidas. Te pido que me concedas la gracia de ser asistido por el Espíritu Santo en todo momento, de ser dócil a sus mociones para hacer de toda mi vida, de cada uno de mis pensamientos y actos, una oración que me acerque cada día más a ti. Estoy consciente de que sólo no puedo y dependo totalmente de la intimidad contigo para que la misericordia sea la manera en la que yo viva y de testimonio de ti.

PROPÓSITO
Con un acto de oblación, transformaré mis actividades cotidianas en oración y procuraré que antes de iniciar cualquier actividad, tomarme unos minutos para suplicar la asistencia del Espíritu Santo. MARÍA Y LA MISERICORDIA DÍA 32 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

MARÍA Y LA MISERICORDIA

DÍA 32
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo. 35

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. Su canto de alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende « de generación en generación » (Lc 1,50).
Francisco. Misericordiae Vultus 24

REFLEXIÓN
María, concebida sin pecado original, siempre llena del Espíritu de Dios y firmemente educada en la fe, conocía la historia del pueblo de Israel, la alianza pactada con Dios, su rebeldía al adorar otros dioses, las calamidades por las que habían pasado y la fidelidad de Dios a las promesas que les había hecho, incluyendo la salvación que les traería el Mesías. Ella lo esperaba también con ansia y confiaba en la misericordia de Dios que lo haría realidad. Por eso, cuando supo que a través de ella vendría Cristo, nuestro salvador al mundo, fue la primera en experimentar esa nueva revelación de la misericordia de Dios, llevada a su plenitud, en la persona de Jesús, el Hijo de sus entrañas. María, tú fuiste la primera testigo del amor misericordioso de Dios en la persona de Jesús. Pasado el asombro, tu aceptación y tu gratitud, tus acciones no hicieron sino comenzar con la revelación de esa misericordia. Fuiste a cuidar a tu prima Isabel, a ayudarla en sus necesidades y no te cansaste de proclamar con el Magnificat ese mensaje de salvación. Como la madre que eres, enséñame a imitarte en el servicio y la caridad a los demás y en ser mensajero de ese amor que quiere llegar al corazón de cada hombre.

PROPÓSITO
Frente a una imagen de la Santísima Virgen, rezaré el Magnificat haciendo consciente cada una de las frases para provocar en mí la alabanza al Señor por su eterna misericordia. (ANEXO 3)

DÍA 33
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo. 36

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
En la cruz María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.
Francisco. Misericordiae Vultus 24

REFLEXIÓN
María de pie junto a la cruz. El dolor jamás la hizo doblarse o apartar su mirada de su Hijo, como si con sus ojos pudiera acariciarlo, consolarlo y sostenerlo. Ella firme y dócil como Jesús en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Su “Sí” renovado día a día desde la Encarnación, nunca dolió tanto. Pero ella, siempre llena del Espíritu Santo, sabía que la salvación del género humano residía en su Hijo clavado en la cruz. La intuición femenina de María y el rechazo de todo un pueblo que ahora era responsable de la crucifixión de su Hijo, deben haberle hecho pensar si en verdad valía la pena, si nosotros valíamos el derramamiento de sangre de su Hijo Santo, pero ella no dudó, ni por un segundo, en aceptar el sacrificio que ofrecía Jesús y en ser corredentora nuestra.

Madre mía, ¡qué buena eres! Te doy las gracias por haber aceptado ser el canal de la gracia con la que Dios planeó nuestra salvación. Tu vida estuvo marcada por el olvido de ti misma y el abandono confiado a la voluntad del Señor. El dolor te hizo su presa y la espada atravesó tu alma. ¡Como quisiera acompañarte en tu sufrimiento! Quisiera sostenerte en esos momentos de oscuridad, enjugar tus lágrimas y pedirte perdón por lo que tengo de culpa en la muerte de tu Hijo. Pero sé que dibujarías una sonrisa en tu rostro y llena de paz, haciendo gala de tu misericordia, me dirías que te conformas con que ame mucho a Jesús y que con humildad acepte el Cielo que me quiere regalar. Eso es lo que hace que todo haya valido la pena.

PROPÓSITO
Al meditar en las situaciones difíciles o dolorosas de mi vida, pediré a María su ayuda para poder imitar su: “Sí, hágase” con confianza infinita en Dios y su amor misericordioso.

CONSAGRACIÓN

DÍA 34
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA
“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA
EL LÍMITE DEL MAL ES LA MISERICORDIA
Quien puede poner un límite definitivo al mal es Dios mismo. Él es la Justicia misma… La Redención es el límite divino impuesto al mal, por la simple razón de que en ella el mal es vencido radicalmente por el bien, el odio por el amor, la muerte por la Resurrección. Solo el sacrificio de Cristo en la cruz tiene el poder de conceder al hombre la justicia ante Dios. En Cristo, el hombre está llamado a una vida nueva, la vida del hijo en el Hijo, expresión perfecta de la gloria de Dios.
San Juan Pablo II. Memoria e Identidad

¡Qué descanso es saber lo grande que es la misericordia de Dios! Esta certeza debe de llenarnos de confianza pues lo único que Él espera de nosotros es que nos acojamos a su amor, que nos dejemos inundar por ese deseo que Él tiene de salvarnos y seguir amándonos por toda la eternidad. “¿Quién puede apartarnos del amor de Cristo?” (Rm 8,35) Ningún pecado, ninguna barrera puede impedir que yo llegue al cielo. Lo único que hace falta es que le entregue mis faltas, mis heridas, mis dolores y me abandone confiadamente en sus manos.

Hoy es domingo, Fiesta de la Divina Misericordia, por lo que se sugiere hacer la Consagración antes o después de la misa de este día. Si fuera posible, se recomienda aprovechar para cruzar la puerta santa, confesarse y así obtener la Indulgencia plenaria.

Leeré ante Cristo Eucaristía la carta que he preparado para consagrarme a su Divina Misericordia, y rezaré las siguientes oraciones.

ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II
Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo
y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad, derrota todo mal;
haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu Misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino
encuentren siempre la fuente de esperanza.
Padre eterno,
por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Amén.

ORACIÓN PARA VIVIR EL AÑO DE LA MISERICORDIA
Tú me abres Señor una puerta
y llenas de luz mi esperanza gastada.
Tú me cargas en tus hombros
y sostienes mi fe cansada.

Me recuerdas con ternura mis miserias
con tu mano tendida que acaricia.
Y repites a mi alma:
dame lo mío y toma lo tuyo.

¿Qué es lo tuyo Señor?
¿Por qué tengo miedo de este intercambio?
Tú has venido a cargar mis miserias
y sólo me pides que abra mi puerta.

Entras contento como un buen ladrón
me robas los miedos, rencores y dudas
y con tu huella profunda me marcas
dejando una estela de paz infinita.

Tu misericordia me levanta.
Tu misericordia me limpia.
Tu misericordia me alegra.
Tu misericordia me da vida.

¡Ven Señor Jesús!
Rompe las ataduras del pecado.
Venda mis heridas más profundas.
Carga mi cuerpo tan cansado.
Sana mi alma lastimada.

Y que restaurado por tu Amor
vaya y haga yo lo mismo con mi hermano.
Aquél que más me necesita.
Aquél que más me ha herido.
Aquél que es más temido.

Porque es deber de gratitud
crear una cadena de misericordia
tan fuerte como el Amor que tú nos tienes
tan grande como tu paciencia
tan brillante como tu ternura.

Déjame entrar en tu corazón
abreme tu puerta
Para que entrando descubra
a todos mis hermanos
que lo son por el gran amor
con que tú nos has perdonado

Autor: P. Guillermo Serra, L.C.
Del libro: Jesús a mi alma 

'Spotlight', destapando la pederastia  'Spotlight' denuncia el abandono de Evangelio

Espiritualidad e Iglesia en el punto de mira de los Oscar 2016
'El renacido' reflexiona sobre el origen de la violencia

Peio Sánchez Rodríguez, 01 de marzo de 2016 a las 08:54 

Spotlight es en primera instancia un elogio al periodismo de investigación

(Peio Sánchez Rodríguez).- Que Spotlight de Thomas McCarthy alcance los premios a la mejor película y el mejor guión original supone colocar nuevamente la denuncia de la pederastia en el centro de la crítica a la Iglesia. El film, extraordinariamente bien narrado, es en primera instancia un elogio al periodismo de investigación y su tarea en la búsqueda de la verdad. En el centro de la denuncia se sitúan los mecanismos de ocultamiento, que en defensa de su imagen, realizó la iglesia de Boston en connivencia con una sociedad que defendía su status quo.

Para los católicos, lo más doloroso de los hechos que presenta Spotlight es el abandono de Evangelio, que defiende la atención preferente a las víctimas, frente a los intereses de una institución que se protege a sí misma. Es cierto que los protagonistas ocultos de la pederastia se sitúan preferentemente en el entorno familiar de las víctimas. También es cierto que es una manipulación informativa, que no es de recibo, endosar a los creyentes y al mismo Dios la pederastia. Pero la película muestra con objetividad la pesquisa, llena de obstáculos y encubridores, de unos periodistas que tratan de denunciar la situación de las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes.

Ante Spotlight y su repercusión social, lo urgente para los creyentes, es reconocer en qué medida, puede haber formas de funcionar de la Iglesia que retienen el Evangelio. Por qué donde se espera la bondad y la acogida se cobija el mal y la santidad y el pecado crecen juntos. Spotlight puede ser usada como arma arrojadiza contra la Iglesia pero también recuerda las palabras de Jesús: "guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse" (Lc 12, 1-2).

El renacido de Alejandro González Iñárritu también sigue la pista a la pregunta por Dios. El director, guionista y compositor mexicano por segundo año consecutivo, en el 2015 fue con Birdman, gana su cuarta estatuilla. Su película enmarcada por una puesta en escena magistral y una actuación de DiCaprio también oscarizada es una reflexión sobre el origen de la violencia. El relato, basado en un referente real, cuenta el camino de supervivencia y venganza del explorador Hugh Glass, que participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles y donde las circunstancias le conducen a perseguir a un compañero asesino.


La naturaleza bella y salvaje, los seres humanos que agresivamente luchan por sobrevivir y se enfrentan, la traición y la venganza muestran la condición ambigua en la que existimos. Nuevamente Iñárritu, como ya hizo en 21 gramos o Babel, se pregunta por la presencia de Dios. Lástima que haya proyectado la justicia humana sobre el nombre de Dios al que al final se le involucra en la violencia humana y sella el deseo de venganza con el marchamo de la justicia divina. Trágico este Dios de Iñárritu pero sugerente y brutalmente explícita la reflexión sobre la tendencia a derramar sangre de la humanidad.

En esta misma línea hay que situar El hijo de Saúl, el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. El director húngaro László Nemes nos desciende al infierno de campo de concentración de Auschwitz. Saúl es un miembro de los 'Sonderkommando' judíos encargados de limpiar las cámaras de gas tras las ejecuciones.

Pegada la cámara a su nuca asistimos a las distintas tareas de estos desgraciados, que han de limpiar los restos de sus compañeros asesinados en masa. Pero la mirada del director deja en un doloroso segundo plano (desenfoques, gritos, fuera de campo) el holocausto para presentarnos a este muerto superviviente cuyo único objetivo es enterrar, según el rito judío, a un joven que adopta como su hijo.

En medio del aplastamiento del mal, Saúl busca, como nuevo Job, recobrar, aunque sea en una sola y última bocanada de aire, su dignidad. La teodicea radical nuevamente. Y allí una insignificante y leve apenas esperanza. Rotunda mirada a la noche a la luz de un rescoldo.

La actriz Brie Larson, que ya nos asombró con Las vidas de Grace, se lleva el Oscar por su interpretación de una joven madre secuestrada y sistemáticamente violada. La habitaciónde Lenny Abrahamson pese a la dureza es un canto a la maternidad salvadora y a la filiación agradecida. En medio del secuestro de la libertad en una habitación-cobertizo, madre e hijo sobreviven a la humillación, apoyándose mutuamente. El film aparentemente claustrofóbico se abre a un proceso de los personajes punteado por sorpresas y por la indagación interior. Una reivindicación de la fuerza de la vida que vence las circunstancias más difíciles. Donde la resistencia siempre necesita el rostro del otro.


El puente de los espías de Steven Spielberg se lleva el Oscar al mejor actor secundario, a Mark Rylance. Interpreta genialmente a un espía ruso detenido en EEUU durante la Guerra Fría y defendido por James Donovan (Tom Hanks), un abogado de Brooklyn que se ve involucrado en las luchas políticas entre el bloque occidental y el soviético. Donde los dos protagonistas quedan por encima de los sistemas y dignidad del encuentro tiene su base en el reconocimiento del otro, aunque sea calificado de enemigo.

La chica danesa, una película de Tom Hooper (Los miserablesEl discurso de rey) accede de nuevo a los Oscar. En este caso a la mejor actriz de reparto para Alicia Vikander por su emocional representación de Gerda, una pintora sueca que se casa con el pintor paisajista Einar Wegener, que se terminará cambiando de identidad sexual. Gerda acompañará el proceso de su esposo hasta convertirse en Lili Elbe. Un extraño y sorprendente biopic con una historia de amor y fidelidad en identidades revueltas.

Como era de esperar Del revés, de la factoría Pixar Disney, se ha llevado la estatuilla de animación. Aclamada por crítica y público, realiza una inmersión en la psicología de las emociones destinada tanto a los más pequeños como a los mayores. Alegría, Asco, Miedo, Ira y Tristeza guían la vida de la pequeña Riley. Con ellas deberá enfrentar los recuerdos, la imaginación, las relaciones e incluso el duelo. Interesante indagación antropológica que resalta el valor de los sentimientos pero tiende a relativizar las creencias y la dimensión espiritual. En la marca Disney vende psicología pero apunta al reduccionismo de la espiritualidad.

Dejamos para el final Mad Max: Furia en la carretera, que ha recolectado 6 Oscar, entre ellos mejor montaje. En fidelidad a la saga a la que pertenece está destinada al público al que gusta la acción y las innumerables persecuciones. Pero también en ella está la historia de redención de Max y la impronta de la esperanza en los personajes femeninos. La aventura fantástica al servicio de la lucha contra una especie de Estado Islámico. Interesante reconocimiento.

PAXTV.ORG