«No he venido a abolir, sino a dar plenitud»

Evangelio según San Mateo 5,17-19. 

Jesús dijo a sus discípulos: «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Tratado sobre los salmos, 149

«No he venido a abolir, sino a dar plenitud»

Hermanos «cantemos al Señor un cántico nuevo» (salmo 149,1). Al viejo hombre, el viejo cántico; al hombre nuevo, un cántico nuevo. Antigua alianza, antiguo cántico; nueva alianza, nuevo cántico. Las promesas de la antigua alianza son, sobre todo, del orden temporal y terrestre. Los que quedan todavía atados a las cosas de la tierra cantan aún el cántico antiguo; para cantar el cántico nuevo es preciso amar los bienes eternos. Este amor es, a la vez, nuevo y eterno; siempre nuevo porque no envejece jamás. 

Pero, bien pensado, es antiguo este amor, ¿cómo, pues, será nuevo? Hermanos míos, ¿la vida eterna nació ayer? La vida eterna, es decir, Cristo, en tanto que Dios, no nació ayer. Porque «en el principio era el Verbo... y el Verbo era Dios; en el principio estaba junto a Dios. Todo ha sido hecho por él; sin él nada se ha hecho» (Jn 1,1s). Si es él quien ha hecho las cosas antiguas ¿qué es él sino eterno, coeterno con el Padre? Somos nosotros que por el pecado hemos caído en el envejecimiento... El hombre ha envejecido a causa de su pecado; es por la gracia de Dios que ha sido renovado. Todos los que son así renovados en Cristo, esos tales cantan un cántico nuevo, porque empiezan ya a establecerse en la vida eterna.

Panorámica de la plaza de San Pedro

"En Caná, los discípulos de Jesús se convierten en su familia"
Papa: "La Virgen nos dice: 'Haced lo que Él os diga'. Es su herencia"
"La Iglesia es la familia de Jesús, sobre la que vierte su amor"

José Manuel Vidal, 08 de junio de 2016 a las 10:30

En una fiesta de bodas, si falta el vino, los esposos pasan vergüenza. Sería una vergüenza terminar la boda bebiendo té. El vino es necesario para la fiesta

(José M. Vidal).-El Papa Francisco centra su catequesis del miércoles en el pasaje de las bodas de Caná. Y de él extrae varias consecuencias pastorales. La primera es que "en Caná, los discípulos se convierten en la familia de Jesús". La segunda, las palabras de María sobre Jesús: 'Haced lo que Él os diga'. Y la tercera, la alegría de las bodas, en las que no puede faltar el vino, proque "los novios pasarían vergüenza"

Lectura del pasaje del Evangelio de las bodas de Caná

Algunas frases de la catequesis del Papa
"Antes de comenzar la catequesis, quiero saludar a un grupo de matrimonios que celebran su 50 aniversario. Ése es el vino bueno de la familia. El vuestro es un testimonio que los esposos jóvenes y los jóvenes tienen que aprender. Gracias por vuestro testimonio"
"Jesús con sus discípulos: Los unió en una comunidad y, como una única familia, son invitados a las bodas"
"Jesús se manifiesta como el esposo del pueblo de Dios, anunciado por los profetas"
"La vida cristiana es la respuesta a este amor. Es como la historia de dos enamorados, como el amado y la amada en el Cantar de lso cantares"

"La Iglesia es la familia de Jesús, sobre la que vierte su amor. Es este amor el que la Iglesia custodia y quiere donar a todos"
"No tienen vino. ¿Cómo es posible hacer fiesta si falta lo que los profetas indicaban como un elemento típico del banquete mesiánico"
"El vino expresa la abundancia del banquete y la alegría de la fiesta"
"En una fiesta de bodas, si falta el vino, los esposos pasan vergüenza. Sería una vergüenza terminar la boda bebiendo té. El vino es necesario para la fiesta"
"¡Haced lo que Él os diga! Son las últimas palabras de María reportadas por el Evangelio. Es la herencia que nos entrega a tdos nosotros"
"La Virgen nos dice: "Haced lo que Él os diga'. Es su herencia. Su bella herencia"
"Servir al Señor significa escuchar y poner en práctica su Palabra"
"Es el programa de vida del cristiano"
"El Señor continúa reservando el vino bueno para nuestra salvación"
"Las bodas de Caná son más que la narración del primer milagro de Jesús"
"En Caná, los discípulos de Jesús se convierten en su familia"
"En Caná nace la fe de la Iglesia"
"Todos estamos invitados a esa boda, donde el vino nuevo nunca falta"

Texto íntegro del saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:

En las bodas de Caná, Jesús comienza sus signos, revelando el amor del Padre y la profundidad de su relación con los hombres. Se manifiesta como esposo del Pueblo de Dios, y nos une a él con una nueva alianza de amor, que nosotros, su familia, tenemos que custodiar y extender a todos.

En este contexto de la alianza, es importante la observación que María hace a Jesús de que falta el vino, este es un elemento típico del banquete mesiánico y simboliza la abundancia del banquete y la alegría de la fiesta. Por eso Jesús, al convertir el agua de las purificaciones rituales en vino nuevo, realiza un gesto elocuente: transforma la ley de Moisés en Evangelio portador de alegría.

Por otra parte, las palabras de María: "hagan todo lo que él les diga", confían una nueva misión a la Iglesia, y configuran el programa de vida cristiano, que se concreta en servir al Señor, escuchando su Palabra y poniéndola en práctica, acercándose siempre a tomar de esta fuente el vino bueno de la salvación, que nunca deja de brotar del costado traspasado de Cristo.

***

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que recibiendo del corazón de Jesús la gracia que nos salva, hagamos de nuestra vida cristiana una continua respuesta de amor a Dios, nutriéndonos de su palabra de vida y compartiendo con todos el vino nuevo de la nueva alianza. Muchas gracias.

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Antes de comenzar la catequesis, quisiera saludar a un grupo de parejas - así al final - que celebran cincuenta años de matrimonio. ¡Aquello sí que es el vino bueno de la familia! La suya es un testimonio que los nuevos esposos - que saludare después - y los jóvenes deben aprender. Es un bello testimonio. Gracias por su testimonio. Después de haber comentado algunas parábolas de la misericordia, hoy nos detenemos en uno de los primeros milagros de Jesús, que el evangelista Juan llama "signos", porque Jesús no los hizo para suscitar maravilla, sino para revelar el amor del Padre. El primero de estos signos prodigiosos es narrado justamente por Juan (2,1-11) y se cumplió en Caná de Galilea. Se trata de una especie de "puerta de ingreso", en el cual se han esculpido palabras y expresiones que iluminan el entero misterio de Cristo y abren el corazón de los discípulos a la fe. Veamos algunos.

En la introducción encontramos la expresión «Jesús también fue invitado con sus discípulos» (v. 2). A aquellos que Jesús ha llamado a seguirlo, los ha ligado a sí en una comunidad y ahora, como una única familia, son invitados todos a la boda. Dando inicio a su ministerio público en las bodas de Caná, Jesús se manifiesta como el esposo del pueblo de Dios, anunciado por los profetas, y nos revela la profundidad de la relación que nos une a Él: es una nueva Alianza de amor. ¿Qué cosa hay en el fundamento de nuestra fe? Un acto de misericordia con el cual Jesús nos ha ligado a sí. Y la vida cristiana es la respuesta a este amor, es como la historia de dos enamorados. Dios y el hombre se encuentran, se buscan, se hallan, se celebran y se aman: exactamente como el amado y la amada del Cantar de los Cantares. Todo lo demás viene como consecuencia de esta relación. La Iglesia es la familia de Jesús en el cual se vierte su amor; es este amor que la Iglesia cuida y quiere donar a todos.

En el contexto de la Alianza se comprende también la observación de la Virgen: «No tienen vino» (v. 3). ¿Cómo es posible celebrar la boda y hacer fiesta si falta aquello que los profetas indicaban como un elemento típico del banquete mesiánico (Cfr. Am 9,13-14; Jo 2,24; Is 25,6)? El agua es necesaria para vivir, pero el vino expresa la abundancia del banquete y la alegría de la fiesta. Es una fiesta de bodas en la cual falta el vino; los nuevos esposos pasan vergüenza, sienten vergüenza y se avergüenzan de esto. Pero imaginen terminar una fiesta de bodas bebiendo te; sería una vergüenza. El vino es necesario para la fiesta. Transformando en vino el agua de las tinajas destinadas «a los ritos de purificación de los Judíos» (v. 6), Jesús realiza un signo elocuente: transforma la Ley de Moisés en Evangelio, portador de alegría. Como dice en otro pasaje el mismo Juan: «La Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo» (1,17).

Las palabras que María dirige a los sirvientes coronan el cuadro nupcial de Caná: «Hagan todo lo que él les diga» (v. 5). Es curioso: son sus últimas palabras reportadas en los Evangelio: son la herencia que nos entrega a todos nosotros. También hoy la Virgen nos dice a todos nosotros: «Hagan todo lo que él les diga». Es la herencia que nos ha dejado: ¡es bello! Se trata de una expresión que evoca la fórmula de fe utilizada por el pueblo de Israel en el Sinaí como respuesta a las promesas de la alianza: «Estamos decididos a poner en práctica todo lo que ha dicho el Señor» (Ex 19,8). Y en efecto en Caná los sirvientes obedecen. «Jesús dijo a los sirvientes: Llenen de agua estas tinajas. Y las llenaron hasta el borde. Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete. Así lo hicieron» (vv. 7-8). En estas bodas, de verdad viene estipulada una Nueva Alianza y a los servidores del Señor, es decir a toda la Iglesia, le es confiada la nueva misión: «Hagan todo lo que él les diga». Servir al Señor significa escuchar y poner en práctica su Palabra. Es la recomendación simple pero esencial de la Madre de Jesús y es el programa de vida del cristiano. Para cada uno de nosotros, sacar de las tinajas equivale a confiar en la Palabra de Dios para experimentar su eficacia en la vida. Entonces, junto al encargado del banquete que ha probado el agua convertida en vino, también nosotros podemos exclamar: «Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento» (v. 10). Si, el Señor continúa reservando aquel vino bueno para nuestra salvación, así como continua a brotar del costado atravesado del Señor.

La conclusión de la narración suena como una sentencia: «Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él» (v. 11). Las bodas de Caná son mucho más que una simple narración del primer milagro de Jesús. Como en un cofre, Él cuida el secreto de su persona y el fin de su venida: el esperado Esposo da inicio a las bodas que se cumplen en el Misterio pascual. En estas bodas Jesús liga a sí a sus discípulos con una alianza nueva y definitiva. En Caná los discípulos de Jesús se convierten en su familia y en Caná nace la fe de la Iglesia. ¡A estas bodas todos nosotros estamos invitados, porque el vino nuevo no faltará más! Gracias.

Medardo, Santo
Obispo, 8 de junio

Martirologio Romano: En Soissons (Francia), san Medardo, obispo de San Quintín, que trasladó su sede de esta ciudad a la de Noyon, desde la cual trabajó por convertir al pueblo del paganismo a la verdadera doctrina de Cristo. ( 560)

Breve Biografía
Los datos históricos sobre su persona y obra están en la penumbra, hay penuria de historia fiable y, por el contrario, contamos con abundancia de fábula.

Una antigua leyenda cuenta que siendo niño Medardo fue protegido de la lluvia por un aguila gigante, hecho que es usado frecuentemente en su iconografía. Por ello es que los franceses de la Edad Media recurrieran a él para pedir lluvia y verse libres de pedrisco, y posteriormente toda Francia le invocara contra el dolor de muelas por tomarle como protector contra este mal; de hecho, se le representa con una amplia sonrisa que deja ver sus hermosos dientes, y quedó para la cultura popular el dicho:

«ris qui est de saint Médard - le coeur n’y prend pas grand part» (En la risa de san Medardo - el corazón no toma mucha parte).

Nació en Salency de padre franco y madre galorromana cuyos nombres aportados por la imaginación posterior son Néctor y Protagia. Dicen que estudió en la escuela episcopal de Veromandrudum, lugar que sitúan cerca de la actual Bélgica, en donde hay recuerdos históricos para los hispanos por la victoria de Felipe II en san Quintín -Saint Quentin- que nos valió el Escorial. Ya como estudiante se distinguió -según las crónicas- por su caridad limosnera dando a algún compañero famélico su comida y a un peregrino caminante un caballo de la casa paterna.

Con estos antecedentes se ve natural que se decida por la Iglesia y no por las armas. Se ordena sacerdote y de nuevo la fábula lo adorna con corona de actos ejemplares, aleccionadores y moralizantes para adoctrinar a los amigos de lo ajeno sobre el respeto a la propiedad: unos desaprensivos que robaron uvas y no supieron luego descubrir la salida de la viña sirven para demostrar que el pecado ciega; de los ladrones de miel en las colmenas propiedad de otros y que fueron atacados por el enjambre saca la conclusión que el pecado es dulce al principio, pero después castiga con dolor; de aquel que, merodeando, se llevó la vaca del vecino y cuyo campanillo no dejó de sonar día y noche hasta su devolución dirá que es el peso de la conciencia acusadora ante el mal.

Y es que el tiempo de su vida entra dentro de las coordenadas del lejano mundo merovingio. Meroveo, rey de los francos, ha prestado un buen servicio a Roma peleando y venciendo a Atila (541), Childerico ha comenzado a poner las bases de un reino al que Clodoveo dará unidad política y religiosa cuando se convierta al catolicismo por ayuda de su esposa Clotilde y del obispo Remigio, después de las batallas de Tolbías (496) en la que venció a los francos ripuarios y alamanes y de Vouille (507) apoderándose de los territorios visigóticos con la expulsión de los arrianos. Ni la conversión de Clodoveo -que siempre apreció los dictámenes de su talento político más que los de su conciencia- ni la de sus francos consiguió un súbito cambio al estilo de vida cristiana; hizo falta más bien la labor callada y paciente de muchos para mejorar a los reyes, al ejército y a los paisanos.

A Medardo lo hacen obispo a la muerte de Alomer; con probabilidad lo consagra Remigio. Y se encuentra inmerso en el difícil y cruel mundo de restos de paganismo con resistencia a la fe; deberá luchar contra la superstición de sus gentes, contra la ignorancia, las duras costumbres, la haraganería, rapiña y asesinatos. A ese amplio trabajo evangelizador se presenta Medardo con las armas de la bondad y de la comprensión más que con el báculo, el anatema o el látigo. Por ello la fuente popular que describe graciosamente su persona y obra la adorna, agradecida, con el aumento de detalles que la fantasía atribuye al santo con la bien ganada fama de bondad. Detrás de la narración ampulosa que hacen los relatos se descubren, entre el follaje literario, los enormes esfuerzos evangelizadores de los -sin organización aún, ni derecho- primitivos francos.

Murió en torno al año 560 y sus restos se trasladaron a la abadía de Soissons donde le veneraron durante toda la Edad Media los ya más y mejores creyentes francos.

No he venido a abolir la Ley y los Profetas
Tiempo Ordinario. No basta cumplir con reglas para estar cerca de Dios, hay que amarlo. 


Oración introductoria
Dios mío, me postro ante Ti en esta oración, quiero escucharte y ser dócil a tus inspiraciones, porque sólo Tú podrás dar plenitud a mi vida.

Petición
Señor, dame la gracia para que nunca contradiga tus mandamientos, concédeme ser un auténtico seguidor y testigo de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
Integración: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés.

Jesús revoluciona también las conciencias en el Discurso de la montaña abriendo nuevos horizontes para la humanidad y revelando plenamente la lógica de Dios. La lógica del amor que no se basa en el miedo sino en la libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios, Nuestro Salvador, “que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. “Misericordia quiero y no sacrificio”» (Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).

Reflexión
Toda esa tremenda legislación se convirtió en una carga demasiado pesada. Los mismos judíos experimentan esta casi insuperable dificultad. Ser un hombre perfecto, como Dios lo quiere, sin estar unido verdaderamente a Dios desde el interior, es una tarea imposible.

Los actos externos, el culto, los ritos y todos los sacrificios, no pueden todo unido llegar al valor de un simple acto de contricción, de una simple y sencilla oración que nace del corazón y que diga: "Señor, ten piedad de mi, porque soy un pecador... un corazón contrito y humillado tú, Oh Dios, no lo desprecias", dice el salmo. Cuántos se habían olvidado de esto en aquellos tiempos, y cuántos hoy pensamos que para tranquilizar la conciencia basta un acto externo, una limosna, o ni siquiera eso... Hemos adaptado tanto a nuestro antojo la ley de Dios que su contenido casi ha desaparecido o nos contentamos con "decir algo a Dios de vez en cuando"...

El camino de una verdadera conversión interior, es el de un leal esfuerzo por interiorizar nuestra experiencia y relación con Él, pero sin dejar de aprovechar las riquezas espirituales de la Iglesia, sobre todo a través de los sacramentos. Ahí encontraremos al Señor siempre que le busquemos. Su espíritu está ahí presente y actúa por encima de las instituciones y de las personas... Yo estaré con vosotros hasta el final del mundo...

Propósito
Cumplir siempre las leyes civiles y de la Iglesia y reflexionar en qué sentido me lleva a vivir más plenamente el amor.

Diálogo con Cristo
Señor, erróneamente existe la tendencia de pensar que así como el agua y el aceite no se mezclan, tampoco lo hacen tus mandamientos y la felicidad. Por eso, con diligencia voy adormilando mi conciencia, y sutilmente hago a un lado todo lo que implique renuncia, esfuerzo, sacrificio. Gracias por recordarme que me ofreces tu gracia y amor para ser fiel siempre a tu ley, que tiene como fundamento el amor.



¿Qué es el alma?

La sustancia espiritual e inmortal del hombre que anima a su cuerpo.

A partir de san Agustín, que subraya el carácter pensante del alma, esta noción, muy influenciada por la tradición neoplatónica, se espiritualiza cada vez más. Para él es una sustancia plenamente espiritual e inmortal, no dependiente del cuerpo, que surge por la voluntad creadora divina, y es el centro de la subjetividad del hombre, que es ‘un alma racional que se sirve de un cuerpo mortal y terrestre’. Es en el alma donde el hombre encuentra a Dios y a la verdad, y es, al mismo tiempo, imagen de la Trinidad. Como en el caso de la Trinidad, el alma es una, pero posee facultades distintas.

Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, hará del alma forma sustancial del cuerpo, de modo que el hombre no es ni alma sola ni solo cuerpo, sino cuerpo y alma a la vez y atacará la doctrina averroísta de la unidad del entendimiento que ponía, de nuevo, en peligro la inmortalidad del alma. Tomás de Aquino, apropiándose del aristotelismo, distingue el alma vegetativa, el alma animal y la humana, y distingue también el anima y el animus (principio vital y entendimiento, respectivamente).

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