Cristo llama a todos a dejarse envolver por el perdón de Dios
- 27 Agosto 2014
- 27 Agosto 2014
- 27 Agosto 2014
Osoro, firmando ante las Hermanitas
A.Saiz/AVAN
Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia
Osoro: "Amáis a vuestros semejantes sin daros importancia"
En la misa de la fiesta de su fundadora, Sta. Teresa de Jesús Jornet
Jesús nos pide que hospedemos a los que están sin techo, que vistemos a los desnudos, que ayudemos a los demás
(AVAN).- El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha asegurado hoy en una misa organizada por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia, en la festividad de su fundadora, Santa Teresa de Jesús Jornet, que "la prisión más grande y terrible es no experimentar el amor de Dios" y ha añadido que "sólo hay libertad cuando se experimenta este amor".
En la eucaristía, que ha tenido lugar en la Casa Generalicia de la congregación en Valencia, el prelado ha destacado en su homilía que Santa Teresa de Jesús Jornet (Lleida,1843-Llíria,1897) hizo de su vida "un camino de generosidad y entrega, de amor y de libertad y encuentro con todos los hombres".
Así como "Jesús nos pide que hospedemos a los que están sin techo, que vistamos a los desnudos, que ayudemos a los demás", monseñor Osoro ha resaltado a las religiosas que "éste es vuestro camino, porque cuando alguien viene a vuestras casas no les pedís el carnet de identidad a ver qué piensan, no tenéis un registro, sino que veis a un semejante, a un hijo de Dios que necesita amor".
Igualmente, ha subrayado que "ya es hora de que esta humanidad pase de la muerte a la vida amando a los demás hermanos como Dios los ama, porque no amar es permanecer en la muerte, es ser homicida" y ha destacado "la maravilla de ver este amor en el camino que recorrió santa Teresa de Jesús Jornet".
Por último, monseñor Osoro, dirigiéndose a las hermanitas, ha señalado que "es una maravilla que el Señor os haya llamado a vivir este carisma" y ha precisado que "este mundo, esta Tierra y esta Historia necesita de mujeres como vosotras que hagan este camino de la generosidad y la entrega, haciéndolo como lo hacéis, sin daros importancia".
La misa ha sido concelebrada por el obispo valenciano monseñor Vicente Juan Segura, titular de la diócesis de Ibiza, y por los tres capellanes de la Casa Generalicia, José Antonio Llorca, Ramón Fita y Juan Navarro, otros sacerdotes de la diócesis y el coro de la Casa General, formado por las hermanitas, las junioras y las novicias".
Además, la misa "ha sido de acción de gracias por el decreto de aprobación de las virtudes heroicas del padre fundador de la congregación, Saturnino López Novoa, ahora venerable, cuya promulgación fue autorizada por el papa Francisco el pasado 8 de julio", según fuentes de la congregación.
Por este motivo, al finalizar la eucaristía ha tenido lugar la lectura del decreto, traducido del latín al castellano, y monseñor Osoro, acompañado por las religiosas y los participantes en la misa, ha bajado a la cripta, donde descansan los restos del padre fundador. Allí, las hermanitas han cantado un himno y el Arzobispo, tras sus oraciones, ha firmado en el libro de peticiones a Saturnino López.
Santa Teresa de Jesús Jornet
Santa Teresa de Jesús Jornet nació en Aitona (Lleida) en 1843. Junto con el sacerdote Saturnino López Novoa, fundó la congregación en enero de 1873 y abrió su primer centro en Valencia, en la Plaza de la Almoina, en mayo de 1873.
Fue canonizada por el papa Pablo VI el 27 de enero de 1974. Posteriormente, el mismo Pontífice la proclamó patrona de la ancianidad en España el 24 de febrero del 1977, título que también posee en doce países iberoamericanos.
En España, Santa Teresa de Jesús Jornet es titular de dos parroquias, una en Valencia, en la calle Fray Junípero Serra, 57, y otra en Lleida, que fueron erigidas después de ser canonizada. Además, es titular de otras cuatro parroquias en países de Sudamérica.
Evangelio según San Mateo 23,27-32.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!
Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: 'Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas'! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
Papa Francisco
Audiencia general del miércoles 2 de octubre de 2013 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
Cristo llama a todos a dejarse envolver por el perdón de Dios
Me podréis decir: pero la Iglesia está formada por pecadores, lo vemos cada día. Y esto es verdad: somos una Iglesia de pecadores; y nosotros pecadores estamos llamados a dejarnos transformar, renovar, santificar por Dios. Ha habido en la historia la tentación de algunos que afirmaban: la Iglesia es sólo la Iglesia de los puros, de los que son totalmente coherentes, y a los demás hay que alejarles. ¡Esto no es verdad! ¡Esto es una herejía! La Iglesia, que es santa, no rechaza a los pecadores; no nos rechaza a todos nosotros; no rechaza porque llama a todos, les acoge, está abierta también a los más lejanos, llama a todos a dejarse envolver por la misericordia, por la ternura y por el perdón del Padre, que ofrece a todos la posibilidad de encontrarle, de caminar hacia la santidad. […]
En la Iglesia, el Dios que encontramos no es un juez despiadado, sino que es como el Padre de la parábola evangélica. Puedes ser como el hijo que ha dejado la casa, que ha tocado el fondo de la lejanía de Dios. Cuando tienes la fuerza de decir: quiero volver a casa, hallarás la puerta abierta, Dios te sale al encuentro porque te espera siempre, Dios te espera siempre, Dios te abraza, te besa y hace fiesta. Así es el Señor, así es la ternura de nuestro Padre celestial.
El Señor nos quiere parte de una Iglesia que sabe abrir los brazos para acoger a todos, que no es la casa de pocos, sino la casa de todos, donde todos pueden ser renovados, transformados, santificados por su amor, los más fuertes y los más débiles, los pecadores, los indiferentes, quienes se sienten desalentados y perdidos.
Santa Mónica de Tagaste
Santa Mónica, madre de familia
Memoria de santa Mónica, que, aún jovencísima, fue dada en matrimonio a Patricio, con quien tuvo hijos, entre ellos a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios, y, anhelante de la vida celestial, abandonó la terrenal en Ostia Tiberina, en Italia, cuando regresaba de África.
Madre de San Agustín, Año 387 Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de San Agustín y por haber logrado la conversión de su hijo. Mónica nació en Tagaste(África del Norte ) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad ( como su nombre lo indica ) pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamada Patricio. Este era un buen trabajador, pero terriblemente malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión , ni gusto por lo espiritual.
La hará sufrir lo que no esta escrito y por treinta años ella tendrá aguantar los tremendos estallidos de ira de su marido que grita por el menor disgusto, pero este jamás se atreverá a levantar la mano contra ella. Tuvieron tres hijos : dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años. En aquella región del norte de África, donde las gentes eran sumamente agresivas, las demás esposas le preguntaban a Mónica porque su esposo era uno de los hombres de peor genio en toda la ciudad, pero no la golpeaba nunca a ella, y en cambio los esposos de ellas las golpeaban sin compasión. Mónica les respondió : "Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto la pelea, pues....no peleamos". Esta fórmula se ha hecho celebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en la casa. Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande con los pobres, nunca se oponía a que ella se dedicara a estas buenas obras. y quizás por eso mismo logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo lo hiciera la suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado harto la vida a la pobre Mónica.Un año después de su bautismo, murió santamente Patricio, dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor. Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarleaMónica noticias cada vez peores, de que el joven llevaba una vida nada santa. que en una enfermedad, ante el temor a la muerte se había hecho instruir acerca de la religión y propuesto hacerse católico, pero que sanado de la enfermedad había abandonado el propósito de hacerlo. Y que finalmente, se había hecho socio de una secta llamada de los Maniqueos, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el Diablo. Y Mónica que era bondadosa pero no cobarde, ni floja, al volver su hijo a vacaciones y empezar a oírle mil barbaridades contra la verdadera religión, lo hecho sin más de la casa y le cerró las puertas, porque bajo su techo no quería alberga enemigos de Dios. Pero sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que vio que ella estaba en bosque llorando por la pérdida espiritual de su hijo y que en ese momento se le acercaba un personaje muy resplandeciente y le decía :"tu hijo volverá contigo " y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narro al muchacho el sueño tenido y el dijo lleno de orgullo que eso significaba que la madre se iba a volver maniqueísta como el.
Pero ella le respondió : "En el sueño no me dijeron, mama ira a donde su hijo, sino tu hijo volverá contigo" Esta hábil respuesta impresionó mucho a su hijo, quien mas tarde la consideraba como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437. Por muchos siglos ha sido muy comentada la bella respuesta que un obispo le dio a Mónica cuando ella le contó que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió : "Este tranquila, es imposible que se pierda el Hijo de tantas lagrimas". Esta admirable respuesta y lo que había oído en el sueño, la llenaban de consuelo y esperanza, a pesar de que Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento. Y sucedió que en año 387, Agustín al leer unas frases de San Pablo sintió una impresión extraordinaria y se propuso cambiar de vida. Envió lejos a la mujer con la cual vivía en unión libre, dejo sus vicios y malas costumbres. Se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese año se hizo bautizar.
YO PUEDO MORIR TRANQUILA : Agustín, ya convertido, dispuso volver con su madre y su hermano, a su tierra, en el África, y se fueron al puerto de Ostia a esperar el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba es esta vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una casa junto al mar, por la noche al ver el cielo estrellado platicando con Agustín acerca de como serán las alegrías que tendremos en el cielo, y ambos se emocionaban comentando y meditando los goces celestiales que nos esperan. En determinado momento exclamo entusiasmada : " ¿ Y a mí que más me puede amarrar a la tierra ? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de Dios". Poco después le invadió la fiebre, y en pocos días se agravo y murió.
Lo único que pidió a sus dos hijos es que no dejaran de rezar por el descanso de su alma. Murió en el año 387 a los 55 años de edad. Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos siglos a Santa Mónica, para que les ayude a convertir a sus esposos e hijos, y han conseguido conversiones admirables.
Oremos: Dios de bondad, consolador de los que lloran, tú que, lleno de compasión, acogiste las lágrimas que Santa Mónica derramaba pidiendo la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por la intercesión de ambos, el arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Oh Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste piadosamente las lágrimas de santa Mónica impetrando la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros pecados y alcanzar tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
LA LECCIÓN DE SANTA MÓNICA
27 de agosto de 2014
2 Tesalonicenses 3, 6-10. 16-18; Sal 127, 1-2. 4-5; Mateo 23, 27-32
La memoria de santa Mónica despierta en nosotros la importancia de interceder por los demás ante Dios a fin de que alcancen un bien espiritual. Es lo que hizo esta santa africana, que imploró de Dios la conversión de su hijo Agustín y fue escuchada. Ahora bien, Dios no le ahorró las lágrimas ni los sufrimientos. Encontré hace tiempo este texto de León Bloy en una de sus cartas: “Cuando recibimos una gracia divina hemos de estar persuadidos de que alguien la ha pagado por nosotros”. Forma parte de la teología católica el afirmar que Jesucristo ha pagado por nuestro rescate. Igualmente sabemos que nosotros podemos unirnos a la ofrenda de Jesucristo en bien de nuestros hermanos.
Pensando en santa Mónica nos damos cuenta de muchas cosas. En primer lugar vemos que verdaderamente quería el bien de su hijo. Desde un punto de vista humano podía sentirse satisfecha ya que su hijo había triunfado en la vida. Pero Mónica nunca confundió las cosas. Ningún éxito humano de su hijo, ningún triunfo en esta tierra estaba al nivel del gran bien: conocer a Jesucristo y amarlo. Esto es lo primero que vemos: querer el bien espiritual de los hombres, que es su destino eterno. Sólo quien se preocupa del bien espiritual de las personas las ve en su verdadera dimensión y de forma completa. El hombre ha sido creado para Dios y mientras permanece alejado de Él no puede ser verdaderamente feliz. Amar a alguien significa desearle ese bien. Así amaba santa Mónica a su hijo y así debemos amar nosotros a quienes decimos son nuestros seres queridos.
Mónica eligió sufrir por el bien de su hijo. De alguna manera compendió que engendrar en la fe supone también sufrir en el mundo. San Agustín dirá después que es doblemente hijo de Mónica, ya que ella fue su madre biológica pero también quien lo ayudó a nacer en la fe. Al igual que estamos dispuestos a desgastarnos por ayudar a otros en el plano físico (dedicando horas, apoyando, trabajando por ellos), también existe un desgaste espiritual que es sufrimiento. Esto es difícil de explicar, pero en la experiencia se descubre que el sufrimiento tiene un carácter purificador y obra en bien de los demás.
El Agustín que no conocía a Jesucristo estaba clavado en el corazón de Mónica y ese dolor ella lo volvió útil. Ni lo negó refugiándose en otras compensaciones ni se desentendió de él. Su corazón fue el altar en el que amor y sufrimiento por su hijo se unieron y ella lo ofrecía cada día a Dios con su oración esperando la transformación que finalmente se produjo.
Que santa Mónica nos enseñe a amar así a nuestros seres queridos y nos ayude a permanecer fieles en el camino del sufrimiento si fuera necesario.
¿Quién es Él?
Cuando me pongo ante Dios en la oración, me pregunto, ¿quién es Él? Es el misterio donde se apoya toda existencia, más grande que el universo, la fuente de donde brota todo. Al mismo tiempo pero que su Trascendencia, es también el más íntimo a mí, lo que toca cada uno de los átomos y las moléculas, cada pensamiento y cada deseo: tan trascendente y tan íntimo a la vez. Ninguna imagen es adecuada para representarlo. El nombre que le dio a Moisés en el Sinaí era el de "Yo soy". Este es el Dios deseoso de revelarse Él mismo a mi existencia. El Dios que me espera en la oración.
No es un tópico decir que el nuestro es un tiempo de cambios profundísimos ya todos niveles. Estos cambios demandan a menudo de herramientas que nos ayuden a situarnos en el marco de la acción del Espíritu, en esa situación humana abierta a discernir y captar el dinamismo de un Amor que no para nunca de amar.
Aquí encontrará muchas iniciativas de oración dirigidas a niños, jóvenes y adultos; laicos, religiosos o sacerdotes; hombres y mujeres, en definitiva, del mundo presente y de nuestro país. Todo ello está unido por unos mismos lazos: una espiritualidad vinculada a la vida, fundamentalmente cristocéntrica, misionera, arraigada en nuestra lengua y cultura, abierta, libre y de progreso, que experimenta la fe como un don que fructifica en la justicia, la fraternidad y la simpatía por todo lo humano.
El Papa toma mate en la audiencia de los miércoles
Invita a la Iglesia a "reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia"
Papa: "Es el diablo el que separa, destruye las relaciones y siembra prejuicios"
Recuerda que mañana se colocará una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre
Redacción, 27 de agosto de 2014 a las 11:48
(RV).- Aunque está llena de pecadores, con divisiones y escándalos, los católicos recitan en su Credo que la Iglesia es una y santa. El obispo de Roma -que defiende a los pecadores pero condena el pecado, con su conocida afirmación "pecadores si pero corruptos no"- en su Catequesis del miércoles 27 de agosto de 2014, se refirió al tema de la unidad y santidad de la Iglesia, profesadas en el Credo Católico.
Jesús pidió a Dios Padre por la unidad de sus discípulos, confiándoles así su deseo de quela unidad sea nota característica de la comunidad, afirmó Francisco y explicó que "la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembre prejuicios".
Relacionando la unidad con la santidad, las dos palabras de referidas en el Credo, el Sucesor de Pedro explicó que "lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos, para parecernos cada vez más a Él que es comunión y amor", para definir que la santidad de la Iglesia consiste: "en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia".
Una imagen que replica la representación de María, en su advocación de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, traída para ser venerada también en los jardines vaticanos, fue el motivo principal del saludo del Vicario de Cristo a los peregrinos de lengua española y de su bendición al pueblo cubano.
Texto del saludo en español
Queridos hermanos y hermanas:
Cuando recitamos el "Credo", decimos que la Iglesia es "una" y "santa", aunque sabemos por experiencia que también está compuesta de pecadores y que no faltan divisiones.
Jesús, antes de su Pasión, pidió por la unidad de sus discípulos: "que todos sean uno". Nos confía así su deseo de que la unidad sea una de las notas características de nuestra comunidad.
Los pecados contra la unidad no son sólo los cismas, sino también las cizañas más comunes de nuestras comunidades: envidias, celos, antipatías... sacarle el cuero a los demás. Esto es humano, pero no es cristiano. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembra prejuicios. Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto consiste la santidad de la Iglesia: en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia.
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Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Chile, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Mañana tendrá lugar en los jardines del Vaticano la colocación de una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Saludo con afecto a los obispos de Cuba, venidos a Roma para esta ocasión, a la vez que les pido hacer llegar mi cercanía y bendición a todos los fieles cubanos. Que Jesús les bendiga y la Virgen Santa les cuide. Muchas gracia