« El poderoso ha hecho obras grandes por mí»

Evangelio según San Lucas 1,39-45. 

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". 

San Pedro Canisio

San Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia

San Pedro Canisio, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y doctor de la Iglesia, que, enviado a Alemania, se dedicó con ahínco a defender la fe católica y a confirmarla con la predicación y los escritos, entre los que sobresale el Catecismo, y encontró el reposo de sus trabajos en Friburgo, población de Suiza.

Se ha llamado a san Pedro Canisio el segundo apóstol de Alemania, comparándole con san Bonifacio, que fue el primero. También se le venera como uno de los creadores de la prensa católica. Además, fue el primero del numeroso ejército de escritores jesuitas. Nació en 1521, en Nimega de Holanda, que dependía entonces de la arquidiócesis alemana de Colonia. Era el hijo mayor de Jacobo Kanis, quien recibió un título de nobleza por haber desempeñado el oficio de tutor de los hijos del duque de Lorena y fue nueve veces burgomaestre de Nimega. Aunque Pedro tuvo la desgracia de perder a su madre cuando era todavía pequeño, su madrastra fue para él una segunda madre. El joven creció en el temor de Dios. Cierto que él mismo se acusa de haber perdido el tiempo, de niño, en juegos inútiles; pero, dado que a los dicienueve años obtuvo el grado de Maestro en Artes, en Colonia, resulta difícil creer que haya sido muy perezoso. Por complacer a su padre, que deseaba darle una carrera de abogado, Pedro estudió algunos meses el derecho canónico en Lovaina; pero, al caer en la cuenta de que ésa no era su verdadera vocación, desechó el matrimonio, hizo voto de castidad y volvió a Colonia a enseñar teología. La predicación del beato Pedro Fabro había despertado gran interés en las ciudades del Rin. Fabro era el primer discípulo de san Ignacio de Loyola. Bajo su dirección, hizo Canisio los Ejercicios de San Ignacio, en Mainz y durante la segunda semana, prometió a Dios ingresar en la Compañía de Jesús. Fue admitido en el noviciado y pasó varios años en Colonia, consagrado a la oración, al estudio, a visitar a los enfermos y a instruir a los ignorantes. El dinero que recibió como herencia a la muerte de su padre, lo dedicó en parte a los pobres y en parte al mantenimiento de la comunidad. Canisio había empezado ya a escribir. Su primera publicación había sido la edición de las obras de san Cirilo de Alejandría y san León Magno (no se ha probado que él haya sido el editor de los sermones de Juan Taulero, publicados en Colonia en 1543). Después de su ordenación sacerdotal, comenzó a distinguirse en la predicación. Había asistido a dos sesiones del Concilio de Trento como delegado: una en Trento y otra en Bolonia. De allí le llamó san Ignacio a Roma, donde le retuvo cinco meses, en los que Canisio dio pruebas de ser un religioso modelo, dispuesto a ir a cualquier parte y a desempeñar cualquier oficio. Fue enviado a Mesina a enseñar en la primera escuela de los jesuitas de la que la historia guarda memoria, pero al poco tiempo volvió a Roma a hacer su profesión religiosa y a desempeñar un cargo más importante.

Recibió la orden de volver a Alemania, pues había sido elegido para ir a Ingolstadt con otros dos jesuitas, ya que el duque Guillermo de Baviera había pedido urgentemente algunos profesores capaces de contrarrestar las doctrinas heréticas que invadían las escuelas. No sólo tuvo éxito Canisio en la reforma de la Universidad, de la que fue nombrado primero rector y luego vicecanciller, sino que, con sus sermones, consiguió la renovación religiosa, en la que también colaboró con su catequesis y su campaña contra la venta de libros inmorales. Grande fue el duelo general cuando el santo partió a Viena, en 1552, a petición dcl rey Fernando, para emprender una tarea semejante. La situación en Viena era peor que en Ingolstadt. Muchas parroquias carecían de atención espiritual, y los jesuitas tenían que llenar las lagunas y enseñar en el colegio recientemente fundado. En los últimos veinte años no hubo una sola ordenación sacerdotal; los monasterios estaban abandonados; las gentes se burlaban de los miembros de las órdenes religiosas; el noventa por ciento de la población había perdido la fe y los pocos católicos que quedaban, practicaban apenas la religión. San Pedro Canisio empezó por predicar en iglesias casi vacías, quizás por el desinterés general, o bien porque su alemán del Rin resultaba muy duro para los oídos de los vieneses. Pero, poco a poco, fue ganándose el cariño del pueblo por la generosidad con que atendió a los enfermos y agonizantes durante una epidemia. La energía y espíritu de empresa del santo eran extraordinarios; se ocupaba de todo y de todos, lo mismo de la enseñanza en la universidad, que de visitar en las cárceles a los criminales más abandonados. El rey, el nuncio y el mismo Papa hubiesen querido nombrarle arzobispo de la sede vacante de Viena, pero san Ignacio sólo permitió que administrase la diócesis durante un año, sin el título ni los emolumentos de arzobispo. Por aquella época, san Pedro empezó a preparar su famoso catecismo o «Resumen de la Doctrina Cristiana», que apareció en 1555. A esa obra siguieron un «Catecismo Breve» y un «Catecismo Brevísimo», que alcanzaron enorme popularidad. Dichas obras serían para la Contrarreforma Católica lo que los catecismos de Lutero habían sido para la Reforma Protestante. Fueron reimpresos más de doscientas veces y traducidos a quince idiomas (incluyendo el inglés, el escocés de Braid, el hindú y el japonés) en vida del autor. El santo no despertó, ni en ésas ni en sus otras obras, la hostilidad de los protestantes contra las verdades que sostenía, ya que nunca los atacó violentamente.

En Praga, a donde había ido a fundar un colegio, se enteró con gran pena de que había sido nombrado provincial de una nueva provincia, que comprendía el sur de Alemania, Austria y Bohemia. Inmediatamente escribió a san Ignacio: «Carezco absolutamente del tacto, la prudencia y la decisión necesarias para gobernar. Soy orgulloso y apresurado por temperamento, y mi falta de experiencia me hace totalmente inepto para el oficio de provincial». Pero san Ignacio sabía lo que hacía. En los dos años que pasó en Praga, Pedro Canisio devolvió la fe a gran parte de la ciudad, y el colegio que fundó era tan bueno, que aun los protestantes enviaban a él a sus hijos. En 1557, fue invitado a Worms a tomar parte en la discusión entre los teólogos católicos y protestantes. Asistió a dicha conferencia, aunque estaba convencido de que ese tipo de reuniones provocaban disputas que no hacían más que ensanchar el abismo que separaba a los cristianos. Es imposible, dado el reducido espacio de que disponemos, seguir al santo en los numerosos viajes de su provincialato y en sus múltiples actividades. El P. Brodrick calcula que, entre 1555 y 1558, recorrió diez mil kilómetros a pie y a caballo y que, en treinta años, anduvo cerca de treinta mil kilómetros. Para responder a quienes le criticaban por trabajar demasiado, el santo solía decir: «Quien tenga demasiado qué hacer será capaz de hacerlo todo con la ayuda de Dios».

Además de los colegios que fundó o inauguró, dispuso la fundación de muchos otros. En 1559, a instancias del rey Fernando, fue a residir a Augsburgo durante seis años. Ahí reavivó una vez más la llama de la fe, alentando a los fieles, tendiendo la mano a los caídos y convirtiendo a muchos herejes. Además, convenció a las autoridades para que abriesen de nuevo las escuelas públicas, que habían sido destruidas por los protestantes. Al mismo tiempo que hacía todo lo posible por impedir la divulgación de los libros inmorales y heréticos, divulgaba en cuanto podía los libros buenos, ya que comprendía, por intuición, la importancia que la prensa tendría con el tiempo. En aquella época recopiló y editó una selección de las cartas de san Jerónimo, el «Manual de los Católicos», un martirologio y una revisión del Breviario de Augsburgo. Durante mucho tiempo se siguió rezando en Alemania los domingos la oración general compuesta por el santo. Al fin de su provincialato, San Pedro residió en Dilinga de Baviera, donde los jesuitas tenían un colegio y dirigían la universidad. Además, allí residía también el cardenal Otón de Truchsess, que desde hacia largo tiempo era íntimo amigo del santo. Allí se dedicó sobre todo a la enseñanza, a oír confesiones y a escribir los primeros libros de una colección que había comenzado por orden de sus superiores. Dicha obra tenía por fin responder a una historia del cristianismo, muy anticatólica, que habían publicado recientemente los escritores protestantes, conocidos con el nombre de «Centuriadores de Magdeburgo». Alguien ha dicho que se trataba de «la primera y la peor de las historias de la Iglesia escritas por los protestantes». Canisio continuó su obra mientras desempeñaba el cargo de capellán de la corte en Innsbruck y sólo la interrumpió en 1577, a causa de su mala salud. Sin embargo, seguía tan activo como siempre, pues predicaba, daba misiones, acompañaba al provincial en sus visitas y aun desempeñó, durante algún tiempo, el puesto de viceprovincial.

En 1580 se hallaba en Dilinga, cuando recibió la orden de ir a Friburgo de Suiza. Dicha ciudad, que se hallaba situada entre dos regiones muy protestantes, quería que se fundase desde hacía tiempo un colegio católico, pero, además de otros obstáculos que se oponían a la empresa se carecía de fondos suficientes para realizarla. En pocos años, venció san Pedro Canisio esos obstáculos y consiguió dinero, eligió el sitio y supervisó la erección del espléndido colegio que es en la actualidad la Universidad de Friburgo, aunque nunca fue rector ni profesor en él (no debe confundirse el cantón suizo de Friburgo y su universidad con la ciudad alemana de Friburgo de Brisgovia, cuya universidad es no menos famosa que la suiza). Además del interés con que seguía los progresos del colegio, su principal actividad, durante los ocho años que pasó en Friburgo, fue la predicación; los domingos y días de fiesta predicaba en la catedral y, entre semana, visitaba los pueblos del cantón. Se puede afirmar sin temor a equivocarse, que a san Pedro Canisio se debe el que Friburgo haya conservado la fe en una época tan crítica. La debilidad obligó al santo a renunciar a la predicación. En 1591, un ataque de parálisis le puso a las puertas de la muerte, pero se rehizo lo suficiente para seguir escribiendo, con la ayuda de un secretario, hasta poco antes de su muerte, que aconteció el 21 de diciembre de 1597.

San Pedro Canisio fue canonizado y declarado doctor de la Iglesia en 1925. Una de las principales lecciones de su vida es el espíritu y el estilo de sus controversias religiosas. El mismo san Ignacio había insistido en la necesidad de dar «ejemplo de caridad y moderación cristianas en Alemania». San Pedro Canisio advertía que era un error «citar en una conversación los temas que antipatizan a los protestantes ... , como la confesión, la satisfacción, el purgatorio, las indulgencias, los votos monásticos y las peregrinaciones, pues, como algunos enfermos, tienen el paladar estragado, son incapaces de apreciar esos manjares. Necesitan leche, como los niños; sólo poco a poco es posible llevarles a aceptar los dogmas sobre los que no estamos de acuerdo con ellos».

San Pedro Canisio se mostraba duro con los que propagaban la herejía y, como la mayor parte de sus contemporáneos, estaba dispuesto a emplear la fuerza para impedírselo. Pero su actitud era muy diferente con quienes habían nacido en el luteranismo o habían sido arrastrados a él. El santo pasó toda su vida oponiéndose a la herejía y tratando de restaurar la fe y la vida católicas. Sin embargo decía, hablando de los alemanes: «Es cierto que muchísimos de ellos abrazan las nuevas sectas y yerran en la fe, pero su manera de proceder demuestra que lo hacen más por ignorancia que por malicia. Yerran, lo repito, pero sin intención, sin deseo y sin obstinación». Según san Pedro Canisio, no había que enfrentarse ni siquiera a los más conscientes y peligrosos de los herejes «con aspereza y descortesía, pues ello no sólo es el reverso del espíritu de Cristo, sino que equivale a quebrar la rama desquebrajada y a apagar la mecha que humea todavía».

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Señor, Dios nuestro, que fortaleciste a san Pedro Canisio con la virtud y la ciencia para salvaguardar la unidad de la fe, concede a la comunidad de creyentes perseverar en la confesión de tu nombre, y a todos los que buscan la verdad, el gozo de encontrarte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de la Iglesia 
Poesía «Porqué te amo, María», estrf. 4-7

«El poderoso ha hecho obras grandes por mí» (Lc 1,49)

Te amo cuando proclamas que eres la sierva del Señor, 
del Señor a quien tú con tu humildad cautivas. (Lc 1,38) 

Esta es la gran virtud que te hace omnipotente 
y a tu corazón lleva la Santa Trinidad. 

Entonces el Espíritu, Espíritu de amor, te cubre con su sombra, (Lc 1,35) 
y el Hijo, igual al Padre, se encarna en ti... 
¡Muchos habrán de ser sus hermanos pecadores 
para que se le llame: Jesús, tu primogénito! (Lc 2,7) 

María, tú lo sabes: como tú, no obstante ser pequeña, 
poseo y tengo en mí al todopoderoso. 
Mas no me asuste mi gran debilidad, 
pues todos los tesoros de la madre son también de la hija, 
y yo soy hija tuya, Madre mía querida. 
¿Acaso no son mías tus virtudes y tu amor también mío? 
Así, cuando la pura y blanca Hostia baja a mi corazón, 
tu Cordero, Jesús, sueña estar reposando en ti misma, María. 

Tú me haces comprender, que no me es imposible 
caminar tras tus huellas, ¡oh Reina de los santos!. 
Nos hiciste visible el estrecho camino que va al cielo 
con la constante práctica de virtudes humildes. 
Imitándote a ti, permanecer pequeña es mi deseo, 
veo cuán vanas son las riquezas terrenas. 
Al verte ir presurosa a tu prima Isabel, 
de ti aprendo, María, a practicar la caridad ardiente. 

En casa de Isabel escucho, de rodillas, 
el cántico sagrado, ¡oh Reina de los ángeles!, 
que de tu corazón brota exaltado (Lc 1,46s) 
Me enseñas a cantar los loores divinos, 
a gloriarme en Jesús, mi Salvador. 
Tus palabras de amor son las místicas rosas 
que envolverán en su perfume vivo a los siglos futuros. 
En ti el Omnipotente obró sus maravillas, 
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios.

Navidad

"Proteger la vida de todos y todas para darnos vida mutuamente y dar vida al mundo"
Natividad, puerta de la vida: "Concebir y dar a luz es la consumación de la virginidad"
"Ni la unión por amor mancha, ni la sangre contamina, ni el dar a luz produce impureza"

Juan Masiá, 20 de diciembre de 2016 a las 08:40

No rompe la virginidad de María, ni la mancha, sino que la realiza, el hecho de que José entre con amor por esa puerta. No hace impura ni mancha a María el nacimiento de Jesús hiriendo físicamente y causando dolor en esa puerta de María

(Juan Masiá, sj.).- Concebir y dar a luz, virginidad consumada. En el uso corriente del lenguaje, cuando se habla de "ser o no ser virgen" se suele aludir a la primera relación sexual, penetración vaginal, ruptura del himen, sangrado, etc, y semejantes connotaciones fisiológicas; o también a los efectos que conlleva psicológica, social o moralmente la llamada "pérdida de la virginidad". Otras veces podrá ser el anuncio de la clínica de cirugía plástica o ginecología estética que ofrece una operación de reconstrucción del himen. Si se trata del guión para un telefilme cómico de ambientación medieval, quizás se harán chistes con el cinturón de castidad y la pérdida de la llave del candado. Más seriamente la antropología social y cultural se dedicará a explicarnos el significado de la virginidad como producto social y los tabúes consiguientes.

Pero cuando estamos ante el tema de la virginidad en las narraciones mitopoéticas de los evangelios según Mateo y Lucas, el tema no es fisiológico ni biocultural.

La anunciación a María y la anunciación a José, como vimos en el post de la semana pasada, están encuadradas ambas en un sueño y no son ni una clase de biología, ni una sesión de sexología, ni una crónica histórica de un matrimonio excepcional, ni siquiera de un nacimiento sobrenatural. Estas narraciones son poesía y teología, mejor dicho, simbólicas y de fe. Cuesta imaginar que el mejor poeta y el mejor teólogo consiguieran expresarlo mejor de como lo plasmaron Mateo y

Lucas en su interpretación de la Buena Noticia de Emanuel, el que salva y libera...
¿Se entiende en toda su profundidad el sentido humano y divino, poético y de fe, que entraña el cruce de ese umbral del hymen, tanto para que entre y salga por esa puerta el enigma de la vida, al concebir y al dar a luz? Porque se trata, efectivamente, de una Puerta de la Vida.

Por esa Puerta de la Vida entra lo que prepara el comienzo de una nueva vida y sale por ella la nueva vida que nace. Y también entra y sale al mismo tiempo el Espíritu de Vida, Espíritu Santo, para que se realice la co-creación de una nueva vida, co-creando los progenitores con el Creador. Lo cual es bien distinto del pensamiento dual que imagina a un Espiritu Santo viniendo en vuelo desde arriba a infundir un alma en un cuerpo todavía presuntamente "inanimado".

No. El Espíritu actúa desde dentro: desde dentro de la evolución; desde dentro del óvulo y desde dentro del esperma; desde dentro del seno materno que acoge al pre-embrión al realizarse y comsumarse la concepción al final de la implantación en su seno; desde dentro del corazón de los progenitores que desearon esa nueva vida y la esperaron ya desde antes que se cerciorasen del embarazo; desde dentro de la decisión de cuidar esa gestación hacia el nacimiento, en vez de rechazarla abortándola después de haberla aceptado biológica y humanamente al consumarse la concepción; desde dentro de la puesta de acuerdo en darle nombre a la criatura, como gratitud por su vida, como promesa de criarla y educarla en la vida y en la fe (lo que se hace cuando el bautismo infantil se entiende bien y no según esquemas agustinianos de supuesta culpa original...) y como súplica de bendición para su crecimiento; es decir, desde dentro de esos procesos biológicos y humanos, actúa el Espíritu para que se consume la co-creación de esa nueva vida y su personalización individual irrepetible

(Claro, esto está dicho en lenguaje no-dual, lo contrario de ese lenguaje que habla de un "instante de la concepción" o traza una línea límite para determinar el presunto momento en que se infunde un alma desde fuera).

Los antiguos catecismos decían inapropiadamente "virgen antes del parto, en el parto y después del parto". Pensaban que, antes del parto, la penetración sexual rompe la virginidad; pensaban también que la criatura que nace, al romper y herir esa puerta, mancha a la madre, que tendría que purificarse; pensaban también que si María y José engendraban otros hijos e hijas, hermanos y hermanas de Jesús, María dejaba de ser virgen. Pero hay que decir que ni la unión por amor mancha, ni la sangre contamina, ni el dar a luz produce impureza.



Hoy no podemos pensar así. Quien insista en seguir usando imágenes medievales, podrá decir que hay que cuidar esa puerta del castillo. Bien, pero... según quien vaya a entrar y salir, se abrirá o se cerrará. Si viene el enemigo a matar vida, cerrará la puerta. Si viene el amigo a dar vida y a que nos la demos mutuamente y co-creemos nueva vida, entonces se abrirá la puerta y se bajará el puente levadizo.

Hagamos un poco de travesura con las etimologías. Himen es en griego hymen, membrana. Himeneo era el dios griego protector de las bodas. Se suponía que en la noche de bodas se parte el hymen, algo que puede ser doloroso y gozoso al mismo tiempo. Según otros diccionarios se puede relacionar con la etimología de hymnos. En ese caso, la connotación es de canto de alegría.

Por tanto la virginidad no se pierde o se guarda con solo la ruptura o el cierre de la puerta. Si violan a una mujer y fuerzan esa puerta, la herida será doble, física y psicológica. Pero no se podrá decir que ese día ha perdido la virginidad. Su puerta sigue siendo puerta de la vida.

La próxima vez, cuando quien venga no sea un violador, sino la persona amada que viene para que ambos se den vida mutuamente, para co-crear nueva vida y para dar juntos vida alrededor, entonces hay que decir que la virginidad de esa mujer no se ha perdido, está ahí como capacidad de acogida de la vida, confianza en que la acción de dar via es "al alimón" con el Espíritu de Vida; capacidad de gratitud por la vida; y capacidad de dar vida de mil maneras a su alrededor. Lo mismo se puede decir de la decisión de aceptar y acoger la nueva vida (con lo que se completa el proceso -no el instante- de concebir-, al consumarse la concepción; ya el embrión recibe el nombre de feto...).

Por eso el título del post reza así: Concebir y dar a luz es la consumación de la virginidad.
No se pierde, se realiza. No rompe la virginidad de María, ni la mancha, sino que la realiza, el hecho de que José entre con amor por esa puerta. No hace impura ni mancha a María el nacimiento de Jesús hiriendo físicamente y causando dolor en esa puerta de María. La paternidad y maternidad carnal, biológica y humana de José y María no es incompatible con que ambos sean vírgenes que realizan y consuman su virginidad al engendrar a Jesús con el soplo del Espíritu de Vida que actúa desde dentro de José y María.

Al meditar esto en Navidad nos brota una gratitud inmensa hacia nuestros progenitores que nos engendraron con amor y gracias al Espíritu de Vida que nos hizo nacer por obra y gracia de Espíritu Santo. Y también sentimos la responsabilidad de proteger y cuidar toda vida y de vivir todos y todas (hombres y mujeres, célibes o casados, fértiles o estériles, de sexualidad mayoritaria o minoritaria, sin ninguna discriminación ni exclusión) para darnos vida mutuamente y dar vida al mundo. Permitiéndome repetir lo dicho en el post de la semana pasada:

La Navidad pone de manifiesto el sentido profundo de todo nacimiento humano", decía Juan Pablo II (Evangelium vitae, 1995, n.1). Toda criatura nace por Espíritu Santo.

Todo padre y madre pueden llamarse con propiedad co-creadores de la nueva vida, nacida de varón y mujer con la bendición del Espíritu de Vida y acogida por quienes le ponen nombre (como promesa de creación continua durante la crianza), tanto si nació de esa pareja por el proceso habitual, como si nació por medios de reproducción asistida, o si fue adoptada en otras circunstancias (otra pareja, una maternidad subrogada, una adopción por parte de una pareja LGBT, etc...).


 

Servicio pronto y alegre
Lucas 1, 39-45. IV Miércoles de Adviento. Ciclo A. La Visitación a Santa Isabel.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me permites estar en tu presencia. Aumenta mi fe. Ayúdame a creer con firmeza en tu amor y tu poder. Aumenta mi esperanza. Dame la gracia de confiarte a Ti todo mi ser, de abandonarme en tus amorosos brazos de Padre. Ayúdame a amarte cada día más, pero, ante todo, dame la gracia de experimentar el infinito amor que me tienes.
María, en estos últimos días de Adviento, ayúdame a preparar en mi corazón un lugar donde Jesús pueda nacer.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
María, te veo ir presurosa a donde está Isabel. Tú, que serás madre de Dios. Tú, que no tienes ninguna «obligación» de servir – pues también estás embarazada – te adelantas a las necesidades de los demás, ni siquiera esperas a que te lo pidan, vas presurosa y gustosa a ayudar…

¿Y yo?, ¿también me adelanto a las necesidades de los demás?, ¿o me tienen que rogar para que ayude? Y cuando ayudo, ¿cómo lo hago?, ¿presuroso y con alegría al igual que tú?, ¿o con cara de pepinillo en vinagre?

María, ayúdame a servir con alegría a los demás. Dile a tu Hijo que me arrepiento de no haber estado atento a las necesidades de los demás. Alcánzame la gracia de, a partir de ahora, estar atento a las necesidades de los que me rodean y de ayudar con alegría al igual que tú.

Isabel escuchó tu saludo y quedó llena del Espíritu Santo. ¡Qué lección tan grande me dan ambas! Por una parte, tú misma quedaste llena del Espíritu Santo cuando, no hace mucho tiempo, el ángel te saludara y te anunciara que serías la madre del Mesías. Por otra parte, Isabel ha sabido, en un simple saludo, descubrir en ti al Salvador del mundo y ha quedado, también ella, llena del Espíritu Santo. Las dos han sido capaces de descubrir la voz de Dios en una cosa tan cotidiana como lo es un saludo…

¡Cuántas veces yo no soy capaz de descubrir la voz del Señor en los momentos cotidianos de mi vida!
Madre, ¡no permitas que mi corazón se encierre en mí mismo!, ¡que no sea ciego ante las necesidades de los demás ni sordo ante la voz de Dios que me llama en lo cotidiano!

«María se puso en camino “de prisa...”. A pesar de las dificultades y de las críticas que pudo recibir, no se demora, no vacila, sino que va, y va “de prisa”, porque en ella está la fuerza de la Palabra de Dios. Y su actuar está lleno de caridad, lleno de amor: esta es la marca de Dios. María va a ver a Isabel, no para que le digan que es buena, sino para ayudarla, para ser útil, para servir. Y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, se lleva lo más valioso que tiene: Jesús, el Hijo de Dios, el Señor. Isabel lo comprende inmediatamente: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”; el Espíritu Santo suscita en ella resonancias de fe y de alegría: “Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”.»

(Discurso de S.S. Francisco, 31 de julio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a hacer un acto de caridad sin que nadie se dé cuenta.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Con María, hacia mi propia Navidad
¡Ya pronto es Navidad! María me invita a caminar hacia Belén, no la dejes sola, esperando, en un recodo del camino... 

Faltan pocos días para la Navidad aquí en mi ciudad. Ya has salido, junto a José, camino de Belén, Señora mía...

Preparaste amorosamente la ropita del pequeño, llevas todo lo que imaginas podrás necesitar. José organizó la logística del viaje, por donde ir, cuando parar, cuando llegar… cada uno en lo suyo, pero juntos. En el aire se respira “aroma de parto”.

¡Cómo quisiera acompañarte, Señora mía, en ésta, la más hermosa y decisiva peregrinación de la historia! ¡Cómo quisiera haber sido tan sólo uno de los perros que seguían al asno en su camino!...

Si tanto lo deseas, hija querida ¿Por qué entonces, no vienes con nosotros? …Vamos ... sin tanto preámbulo ¿Vienes?

Tu voz clara, tu mirada serena, tu perfume indescriptible, le preguntan a mi pobre alma aturdida por las cosas del mundo. Tantas veces te he olvidado, Señora, tantas veces te he dejado esperando y, aún así, tu amor de madre me invita a caminar hacia Belén.


- ¡Claro que sí, Madre querida!- te contesta mi voz en un hilo… quisiera llorar, reír... no sé… opto por seguirte.

Anochece. Nazaret ha quedado atrás. Se han detenido a descansar un poco. José junta un poco de leña para hacer fuego. Tú estás sentada tratando de cocinar algo… justo se cruza un animal del campo, José lo atrapa.

El Señor nos mandó una buena cena, hermosa mía te dice el esposo cuando llega con su trofeo de caza. Él nos provee siempre, esposo mío, sabe nuestras necesidades, pero por sobre todo, nos provee el alma con fuerza de su amor.

Te recuestas un rato, estás cansada. Yo te observo a pocos pasos… José va por más leña... Miras el cielo... Le hablas a tu bebé:

“Mira amor, desde aquella estrella grande, que brilla, Papá nos mira... ¿La ves?... bueno, bueno, tranquilo, no saltes así.- te ríes, una lágrima te acaricia la mejilla y se pierde en el viento de la noche - Amor, falta poco para llegar. ¿Qué haremos cuando sea tu tiempo? ¿Dónde nacerás? Seguro Papá ya tiene todo preparado, yo no pregunto, soy su esclava, voy donde me mande. ¿Sabes amor? Ser su esclava no es como las esclavitudes del mundo, que ahogan y atan, ser su esclava es como tener alas... como... soñar sin límites. Ser su esclava es llenarse de paz, no temer, caminar confiada, saber que todo camino es trazado por sus manos, que toda circunstancia es Camino hacia el Padre. Duerme ahora, hijo mío querido ¿Sabes? Estoy impaciente por verte, por besarte, por abrazarte… pero ya habrá tiempo, ahora, hijo, ahora es tiempo de caminar... 

José vuelve con más leña, prepara la cena, y te sirve una abundante y rica porción. El olor de la carne asada trepa el aire... comen alegres, riendo con recuerdos del pasado, soñando con el día del nacimiento…

De pronto, les sobresalta un ruido…

Quédate aquí quieta, veré lo que es...

Teme José a los asaltantes que podían haberse escondido entre las sombras ¿Qué podrían llevarles? Nada, pues nada tienen. El mayor de los tesoros estaba escondido en el seno purísimo de María.

No temas, querida, es sólo un animal vagabundo. Duerme, duerme ahora, hermosa mía, que el viaje aún no termina, y el día de mañana será largo.

Te recuestas, Señora mía, cerca del fuego, José te cubre delicadamente con una manta. Te quedas dormida. Él te mira con ternura infinita. ¿Qué pensamientos estarán cruzando por su mente y su corazón en estos momentos? No quiero yo moverme, pues temo me vea José.

¿Te piensas quedar toda la noche tras una piedra? – el esposo voltea hacia mí y me mira con una mirada llena de paz, aunque no exenta de cierta preocupación.

- Yo… lo siento, no quería molestar… es que…
Lo sé ¿Olvidas que me cuenta todo? Ella te invitó a venir con nosotros en este viaje del 2009.

- ¿Qué dices José? ¿Cómo del 2009? ¿No es éste una especie de sueño donde yo los acompaño en un viaje realizado hace más de 2000 años?
Pues no, querida mía. Cada año, María y yo volvemos a viajar a Belén. Cada año es como si Cristo volviera a nacer. Sólo que su nacimiento no es físico… Jesús quiere nacer en el corazón de cada uno.

- Pero… no entiendo… hay mucha gente buena en el mundo, religiosos, sacerdotes, laicos, que también quisieran acompañarlos… ¿Cómo, entonces, viajan tan solos?

Porque éste, mi querida, es TU viaje hacia Belén, nadie puede hacerlo por ti. Éste es tu camino para dejar que Jesús nazca en tu alma. Éste es el viaje que debes hacer, a través de las montañas de tu corazón, debes cruzar los ríos de tu orgullo, que, aunque torrentosos, pueden cruzarse si te acompañamos. Debes soportar los vientos de la soledad y la tristeza. Debes enfrentarlos y vencerlos por amor a Jesús. ¿Comprendes ahora? .

Me quedo sin palabras. José es un hombre sabio, me explica lo que sucede con la sencillez de los grandes hombres. Estoy en el desierto de mi corazón, cuando amanezca… ¡Oh Dios! Cuando amanezca se mostrarán todos los valles, quebradas y torrentosos ríos de mi alma… ¡Qué vergüenza!. Mi corazón está tan lleno de pecados, que… no sé… quisiera salir corriendo pero ¿Adónde?. Ni siquiera hallaré un lugar donde esconder mi rostro...

¿Por qué quieres esconderte? preguntas, María querida, despertando de tu reparador descanso.

- Es que José me ha explicado… y temo que, al amanecer, no te guste lo que veas, Señora…
¿Y que se supone que veré? 

- Mi corazón, que no es como yo quisiera, que hace el mal que no quiere y no hace el bien que desea, mi torpe corazón, tan lleno de culpas y olvidos para contigo.

Creo, hija mía, que no comprendes la verdadera dimensión del amor que Jesús tiene por ti- y colocas tu pequeña mano sobre el vientre abultado -Jesús estaba esperando a que tú desearas realizar este viaje, Jesús está esperando que tú te arrepientas de tus errores, pues Él es manantial de misericordia, Jesús espera que tú quieras recibirlo en tu alma. Para ello, busca el sacramento de la Reconciliación. Allí, verás cómo el paisaje de tu corazón se transforma, como los ríos se vuelven calmos, las quebradas se transforman en fértiles valles y el desierto de tu corazón se llena del perfume de su Amor. Jesús te llama, hija, te llama siempre. Desde su lastimado corazón, parte su pedido hasta el tuyo. El llamado es de Él, la decisión, tuya… indefectiblemente tuya… Ahora descansa, el día de mañana será largo.

Me recuesto cerca del fuego. No puedo dormir, mas bien no puedo dejar de llorar. Tanto me amas Jesús mío, que haces todo esto por mí, por cada ser humano, por todos, por todos. José me cubre con una manta… por fin me duermo.

Amanece. Tu esposo ha preparado un poco de pan para comer antes de reiniciar el viaje. Pan… me tiemblan las manos, lo recibo agradecida. Tiene el sabor del pan de la mesa de mi casa, el sabor conocido de las pequeñas cosas de mi vida.

Nos ponemos en camino, hay viento, cuesta avanzar, José y yo caminamos, María viaja sobre el animal que parece muy feliz de transportar tan preciado equipaje. Hay demasiado viento, la arena casi nos ciega, apenas si podemos conservar el rumbo.

- ¡Debemos detenernos!- le grito a José.
¡Aquí no, avanzaremos hasta esas rocas y buscaremos refugio! 
- ¡No lo lograremos, casi no se ve nada!

Déjate guiar, conozco el terreno, no temas, llegaremos ¿Ves? Igual actúas en las tormentas de tu alma, en lugar de dejarte guiar por Jesús, acampas en cualquier parte de tu dolor y te tapa la arena de la desesperación.

Llegamos por fin a las rocas, que ofrecían buen refugio. La tormenta pasó. José propone seguir el viaje. María está realmente agotada pero calla, sabe que no puede quedarse a la mitad del camino, ahora debe seguir, no hay regreso.

Anochece. Se pone frío. A lo lejos se divisa una fogata, José nos deja en buen resguardo y se acerca a ver si son confiables. Regresa emocionado.
¡Es Pablo, mi primo y unas familias más! Ellos también deben registrarse en Belén. Dicen que la ciudad esta atestada de gente. Eso me preocupa, pero ya veremos al llegar, ahora vamos, nos invitaron a compartir la cena.

José avanza con el animal. María prefiere caminar un poco. Le ofrezco mi brazo, y se apoya.

¿Ves hija? Muchas veces Dios nos pone buenos amigos, buenos consejeros en el camino, la decisión es nuestra, o quedarnos en la oscuridad de nuestra propia noche o arriesgarnos a avanzar un poco hacia aquellos que nos pueden ayudar.

La familia de José se muestra amable. María tiene una sonrisa encantadora y una voz tan exquisita que todos quedan muy admirados de ella y no dejan de felicitar a José por tan bella esposa.

Al amanecer seguimos caminando, José se despide de su familia, ya que ellos se quedarán en el campamento por unos días esperando a otros parientes.
Belén se dibuja nítido en el horizonte. La gente va y viene a causa del censo. Vamos llegando, cuando María le dice a José.
Esposo mío, ya es tiempo… el niño nacerá pronto… 

Ayúdame a encontrar un sitio para el nacimiento me pide José- recuerda que debe ser digno de Él, no por el lujo sino por la sencillez, el amor, la generosidad y la predisposición para recibirlo 
- Pero ¿Dónde encuentro ese sitio, José?

No lo sé, recuerda que estamos en tu corazón, tú lo conoces, al menos, deberías. Busca en tu corazón un lugar donde María pueda dar a luz.

El lugar que José me solicitaba debía estar libre de las espinas de mi egoísmo, protegido y al reparo de los vientos de mi ira, sin grietas, para que no le inundase la lluvia fría de mi falta de fe.

José me pide ese lugar... antes de ponerme a buscar haré caso del consejo de María, buscaré el sacramento de la Reconciliación.
María me despide…

Aquí estaremos esperando, hija querida, ve y encuentra ese lugar para Jesús. Dale esa alegría a mi Corazón Inmaculado, busca, hija, busca… estoy segura que ese lugar existe, pero debes encontrarlo por ti misma Recuerda, nadie puede hacer esa búsqueda por ti. Vamos, que Jesús espera…

Abrazo a mi Madre querida con todas mis fuerzas, beso sus hermosas manos. Abrazo a José, quien besa mi frente y murmura…
Confío en ti, sé que volverás, sé que no nos dejarás en espera. No te distraigas en el camino, no te distraigas, por fuerte que sea la tentación. Busca, hija, que el que busca encuentra.

- Gracias, gracias- y mi voz es un susurro ahogado por el llanto.
Los dejo, cada tanto giro el rostro para verlos, aún están donde les dejé, en un recodo del camino… debo encontrar el mejor lugar dentro de mi corazón.

Queda poco tiempo. Debo encontrar ese lugar y venir por ellos para guiarlos...
Sé que lo hallaré, no será fácil, deberé limpiarlo, asearlo y acondicionarlo. Llenarlo de amor y de fe. Pediré al Padre incremente mi fe… haré oración, seguiré los caminos del Adviento…

Dios jamás defrauda a los que en él depositan sus mejores sueños. Recuerdo que desde setiembre vengo pensando cómo hacer de ésta una Navidad especial... Dios me escuchó, María me escuchó, me invitó a caminar hacia Belén, nos invita a todos, no la dejemos sola, esperando, en un recodo del camino...




Francisco, en el aula Pablo VI

Pide a los políticos del Congo que "escuchen la voz de su conciencia"
El Papa invita a "mirar el belén, que, en su sencillez, transmite esperanza"
"Que Navidad sea un encuentro personal con el Señor y suscite propósitos de bien y de solidaridad"

José Manuel Vidal, 21 de diciembre de 2016 a las 10:49

Metámonos esto en la cabeza: Las propias seguridades no nos salvarán. La seguridad que nos salva es la de la esperanza en Dios

(José M. Vidal).- Audiencia papal con el lema de "Navidad, fuente de esperanza".En vísperas de Navidad, el Papa Francisco invita a "mirar al belén, que, en su sencillez, transmite esperanza". Una esperanza que quiso desear, de nuevo, al "amado pueblo del Congo", a cuyos políticos pidió "que escuchen la voz de su conciencia" y los gritos del pueblo que sufre.

Lectura del Evangelio de Lucas: "Hoy, en la ciudad de David, nos nació el Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tienen la señal: encontrarán unniño envuelto en pañales y acostado en un pesebre..."

Algunas frases del Papa en la catequesis
"El tema de la esperanza, muy vinculado al tiempo de Adviento"
"Reflexionar sobre el momento en que la esperanza entró en el mundo por la encarnación del Mesías"
"Dios se acerca a su pueblo de tal forma que se despoja de su divinidad"
"Una nueva esperanza a la Humanidad"
"La Navidad nos habla de una esperanza confiada, visible y comprensible, que está fundada en Cristo"
"Dios camina con nosotros en Jesús"
"Esperanza nunca se detiene, siempre está en camino y nos hace caminar"
"Caminando en este mundo en esperanza somos salvados"
"¿Yo camino en esperanza o mi vida interior está cerrada? ¿Mi corazón está abierto a la esperanza?"
"El portal de belén, en su sencillez, transmite esperanza"
"María, madre de la esperanza, que, con su sí, abrió a Dios la puerta de nuestro mundo"
"En el nombre de Jesús reside la esperanza para todo hombre"
"Por eso, es importante mirar al belén"
"Los pastores representan a los humildes y a los pobres, que esperaban al Mesías"
"Metámonos esto en la cabeza: Las propias seguridades no nos salvarán. La seguridad que nos salva es la de la esperanza en Dios"
"Ésa es la esperanza que nos hace caminar en la vida y hacer el bien"
"Los pequeños siempre confían en Dios"
"En estos días, contemplando el pesebre nos preparamos al nacimiento del Señor"
"Todo sí a jesús que viene es un brote de esperanza"
"Feliz Navidad y esperanza para todos"

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos iniciado hace poco un camino de catequesis sobre el tema de la esperanza, muy apropiado para el tiempo del Adviento. A guiarnos hasta ahora ha sido el profeta Isaías. Hoy, a pocos días de la Navidad, quisiera reflexionar de modo más específico sobre el momento en el cual, por así decir, la esperanza ha entrado en el mundo, con la encarnación del Hijo de Dios. El mismo profeta Isaías había preanunciado el nacimiento del Mesías en algunos pasajes: «Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel» (7,14); y también - en otro pasaje - «Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces» (11,1). En estos pasajes se entre ve el sentido de la Navidad: Dios cumple la promesa haciéndose hombre; no abandona a su pueblo, se acerca hasta despojarse de su divinidad. De este modo Dios demuestra su fidelidad e inaugura un Reino nuevo, que dona una nueva esperanza a la humanidad. Y ¿cuál es esta esperanza? La vida eterna.

Cuando se habla de la esperanza, muchas veces se refiere a lo que no está en el poder del hombre y que no es visible. De hecho, lo que esperamos va más allá de nuestras fuerzas y nuestra mirada. Pero el Nacimiento de Cristo, inaugurando la redención, nos habla de una esperanza distinta, una esperanza segura, visible y comprensible, porque está fundada en Dios. Él entra en el mundo y nos dona la fuerza para caminar con Él - Dios camina con nosotros en Jesús -, caminar con Él hacia la plenitud de la vida; nos da la fuerza para estar de una manera nueva en el presente, a pesar de ser difícil. Entonces, esperar para el cristiano significa la certeza de estar en camino con Cristo hacia el Padre que nos espera. La esperanza jamás está detenida, la esperanza siempre está en camino y nos hace caminar. Esta esperanza, que el Niño de Belén nos dona, ofrece una meta, un destino bueno en el presente, la salvación para la humanidad, la bienaventuranza para quien se encomienda a Dios misericordioso. San Pablo resume todo esto con la expresión: «Solamente en esperanza hemos sido salvados» (Rom 8,24). Es decir, caminando de este modo, con esperanza, somos salvados. Y aquí podemos hacernos una pregunta, cada uno de nosotros: ¿yo camino con esperanza o mi vida interior está detenida, cerrada? ¿Mi corazón es un cajón cerrado o es un cajón abierto a la esperanza que me hace caminar? No solo, con Jesús. Una buena pregunta por hacernos.

En las casas de los cristianos, durante el tiempo de Adviento, se prepara el pesebre, según la tradición que se remonta a San Francisco de Asís. En su simplicidad, el pesebre transmite esperanza; cada uno de los personajes está inmerso en esta atmósfera de esperanza.

Antes que nada notamos el lugar en el cual nace Jesús: Belén. Un pequeño pueblo de Judea donde mil años antes había nacido David, el pastor elegido por Dios como rey de Israel. Belén no es una capital, y por esto es preferida por la providencia divina, que ama actuar a través de los pequeños y los humildes.

En aquel lugar nace el "hijo de David" tan esperado, Jesús, en el cual la esperanza de Dios y la esperanza del hombre se encuentran.

Luego, miramos a María, Madre de la esperanza. Con su "si" ha abierto a Dios la puerta de nuestro mundo: su corazón de joven estaba lleno de esperanza, completamente animada por la fe; y así Dios la ha elegido y ella ha creído en su palabra. Aquella que por nueve meses ha sido el arca de la nueva y eterna Alianza, en la gruta contempla al Niño y ve en Él el amor de Dios, que viene a salvar a su pueblo y a la entera humanidad. Junto a María estaba José, descendiente de Jesé y de David; también él ha creído en las palabras del ángel, y mirando a Jesús en el pesebre, piensa que aquel Niño viene del Espíritu Santo, y que Dios mismo le ha ordenado de llamarlo así, "Jesús". En este nombre está la esperanza para todo hombre, porque mediante este hijo de mujer, Dios salvará a la humanidad de la muerte y del pecado. Por esto es importante mirar el pesebre: detenerse un poco y mirar y ver cuanta esperanza hay en esta gente.

Y también en el pesebre están los pastores, que representan a los humildes y a los pobres que esperaban al Mesías, el «consuelo de Israel» (Lc 2,25) y la «redención de Jerusalén» (Lc 2,38). En aquel Niño ven la realización de las promesas y esperan que la salvación de Dios llegue finalmente para cada uno de ellos. Quien confía en sus propias seguridades, sobre todo materiales, no espera la salvación de Dios. Pero fijemos esto en la cabeza: nuestras propias seguridades no nos salvaran. Las propias seguridades no nos salvaran, solamente la seguridad que nos salva es aquella de la esperanza en Dios, aquella que nos salva, aquella fuerte. Y aquella que nos hace caminar en la vida con alegría, con ganas de hacer el bien, con las ganas de ser felices para toda la eternidad. Los pequeños, los pastores, en cambio confían en Dios, esperan en Él y se alegran cuando reconocen en este Niño el signo indicado por los ángeles (Cfr. Lc 2,12).

Y justamente ahí está el coro de los ángeles que anuncia desde lo alto el gran designio que aquel Niño realiza: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él» (Lc 2,14). La esperanza cristiana se expresa en la alabanza y en el agradecimiento a Dios, que ha inaugurado su Reino de amor, de justicia y de paz.

Queridos hermanos y hermanas, en estos días, contemplando el pesebre, nos preparamos para el Nacimiento del Señor. Será verdaderamente una fiesta si acogemos a Jesús, semilla de esperanza que Dios siembra en los surcos de nuestra historia personal y comunitaria. Cada "si" a Jesús que viene es un germen de esperanza. Tengamos confianza en este germen de esperanza, en este sí: "Si Jesús, tú puedes salvarme, tú puedes salvarme". ¡Feliz Navidad de esperanza para todos!

Texto íntegro del saludo del Papa en español

En las catequesis de los miércoles estamos reflexionando sobre el tema de la esperanza. Hoy, a pocos días de la Navidad, contemplamos la Encarnación del Hijo de Dios, que marca el momento concreto en el que la esperanza entró en el mundo. Dios se despoja de su divinidad y se acerca a su pueblo, manifestando su fidelidad y ofreciendo a la humanidad la vida eterna.

El nacimiento de Jesús, nos trae una esperanza segura, visible y evidente, que tiene su fundamento en Dios mismo. Jesús, entrando en el mundo, nos da fuerza para caminar con él hacia la plenitud de la vida y vivir el presente de un modo nuevo.
El pesebre que preparamos en nuestras casas nos habla de este gran misterio de esperanza. Dios elige nacer en Belén, un pueblito insignificante. Allí, en la pobreza de una gruta, María, Madre de la esperanza, da a luz al Redentor.

J unto a ella está José, el hombre justo que confía en la palabra del Señor; los pastores, que representan a los pobres y sencillos, que esperan en el cumplimiento de las promesas de Dios, y también los ángeles cantando la gloria del Señor y la salvación que se realiza en este Niño. Dios siempre escoge lo pequeño, lo que no cuenta, para enseñarnos la grandeza de su humildad.

***

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. Que por intercesión de la Virgen y de san José, la contemplación del misterio de la Navidad nos ayude a recibir a Jesús en nuestra vida, y podamos ser humildes colaboradores en la venida de su Reino, Reino de amor, de justicia y de paz. Feliz Navidad, llena de esperanza para todos.

Saludo del Papa en italiano

"A la luz de un reciente encuentro  que tuve con el presidente y vicepresidente de la Conferencia episocpal del Congo vuelvo a hacer una llamada a todos los congoleños, para que, en este delicado momento de su historia sean artífices de reconciliación y de paz"
Los que tiene responsabilidad política escuchen la voz de su conciencia y sepan ver los crueles sufrimientos de sus connacionales y apoyen el bien común"
Aseguro mi apoyo y afecto al amado pueblo de aquel país e invito a todos a dejarse guiar por la luz del Redentor del Mundo y que la Navidad abra caminos de esperanza"

"Que Navidad sea un encuentro personal con el Señor y suscite en nosotros propósitos de bien y de solidaridad"

Carta del Niño Jesús
Historia sobre el verdadero sentido de la Navidad titulada “Carta de Jesús

La Navidad está próxima y con ella los regalos, la cena navideña, las actividades en la parroquia, los viajes, etc. Toda una serie de actividades que podrían hacer olvidar al verdadero agasajado. Por eso, te compartimos esta historia sobre el verdadero sentido de la Navidad titulada “Carta de Jesús”.

Querido Amigo: 
Hola, te amo mucho. Como sabrás, nos estamos acercando otra vez a la fecha en que festejan mi nacimiento.

El año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor y me da la impresión que este año ocurrirá lo mismo. A fin de cuentas llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos sobre lo poco que falta para que llegue.

La verdad es que se pasan de la raya, pero es agradable saber que por lo menos un día del año, piensan en mí. Ha transcurrido ya mucho tiempo cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad.

Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.

Por otra parte, me gusta que la gente se reúna y lo pase bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero aún así, creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata. ¿No te parece?

Como lo que sucedió, por ejemplo, el año pasado. Al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero ¿puedes creer que ni siquiera me invitaron? ¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pues se olvidaron por completo de mí!

Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron al margen. Ya me ha pasado tantísimas veces que lo cierto es que no me sorprendió.

Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en mi rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia? Ni se dieron cuenta de que yo estaba allí.

Estaban todos bebiendo, riendo y pasándolo en grande, cuando de pronto se presentó un hombre gordo, vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!".

Parecía que había bebido más de la cuenta, pero se las arregló para avanzar a tropezones entre los presentes, mientras todos los felicitaban.

Cuando se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: “¡Santa Claus!” Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor.

Aguanté aquella "fiesta" hasta donde pude, pero al final tuve que irme. Caminando por la calle me sentí solitario y triste. Lo que más me asombra de cómo celebra la mayoría de la gente el día de mi cumpleaños es que en vez de hacerme regalos, se obsequian cosas unos a otros y, para colmo, casi siempre son objetos que ni siquiera les hacen falta.

Te voy a hacer una pregunta. ¿A ti no te parecería extraño que al llegar tu cumpleaños todos tus amigos decidieron celebrarlo haciéndose regalos unos a otros y no te dieran nada a ti? ¡Pues es lo que me pasa a mí cada año!

Una vez alguien me dijo: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca; ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?". Ya te imaginarás lo que le respondí.

Yo siempre he dicho: "pues regala comida y ropa a los pobres, ayuda a quienes lo necesiten. Ve a visitar a los huérfanos, enfermos y a los que estén en prisión. Todo lo que regales a tus semejantes para aliviar su necesidad, lo contaré como si me lo hubieras dado a mí personalmente" (Mateo 25,34-40).

Muchas personas en esta época en vez de pensar en regalar, hacen bazares o ventas de garaje, donde venden hasta lo que ni te imaginas con el fin de recaudar hasta el último centavo para sus nuevas compras de Navidad.

Y pensar todo el bien y felicidad que podrían llevar a las colonias marginadas, a los orfanatorios, asilos, penales o familiares de los presos.

Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y yo no pinto para nada en todo esto. Además cada año los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.

Esto sucede inclusive en los templos. Y pensar que yo nací en un pesebre, rodeado de animales porque no había más.

Me agradaría muchísimo más nacer todos los días en el corazón de mis amigos y que me permitieran morar ahí para ayudarles cada día en todas sus dificultades, para que puedan palpar el gran amor que siento por todos; porque no sé si lo sepas, pero hace más de 2 mil años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo.

Por eso lo que pido es que me dejes entrar en tu corazón. Llevo años tratando de entrar, pero hasta hoy no me has dejado. "Mira yo estoy llamando a la puerta, si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos". Confía en mí, abandónate en mí. Este será el mejor regalo que me puedas dar. Gracias

Tu amigo,
Jesús.

Navidad es aceptar al niño Jesús, aceptar la vida
Jesucristo es el Evangelio de la Vida: agradece la vida, defiende la vida, proclama la vida

Navidad es aceptar al niño Jesus, aceptar la vida

1.- Hemos llegado al IV Domingo de Adviento. Nuestro camino ha sido dar el primer paso de la Vigilancia, afianzar nuestra Esperanza, escuchar la Voz que clama en el desierto. Este cuarto Domingo nos ofrece un anticipo de la Navidad, que es Misterio de Vida, de Nuevo Nacimiento, de Encarnación de Dios y de respuesta del hombre.

2.Textos. ORACION: Padre, por la gracia de la fe hemos conocido la encarnación de tu Hijo; ayúdanos a aceptar su Pasión para participar de su Resurrección. II 5AMUEL 7, 1 ss: David, el pequeño pastor ha defendido, unificado y organizado al pueblo de Dios. Ya vive en palacios y desea construir un templo al Señor. El Señor no se lo permite .Pero el Señor le ofrece su protección, una dinastía, un descendiente y heredero del Reino que durará para siempre. SALMO 88, Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. ROMANOS 16, 25- 27, El Padre nos revela su plan, antes oculto desde el principio del mundo, ahora manifestado a todas las naciones: REUNIR A TODOS EN LA FE DE ]ESUCRISTO, NUESTRO SALVADOR, POR EL CUAL DAMOS GLORIA AL PADRE. LUCAS, 1 26-30, El Arcángel Gabriel saluda a María: "ALÉGRATE -LLENA DE GRACIA -EL SENOR ESTA CONTIGO". María se extraña de tal saludo. Gabriel la anima "NO TEMAS - HAS HALIADO GRACIA DELANTE DE DIOS?, VAS A CONCEBIR Y A DAR A LUZ UN HIJO LE PONDRAS POR NOMBRE JESUS... María sinceramente expone una dificultad: ¿COMO PUEDO SER MADRE, SI YO SOY VIRGEN?. Gabriel explica: PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE ? EL ESPIRITU SANTO TE PROTEGERA - SERAS MADRE Y PERMANECERAS VIRGEN -Te doy un a prueba: tu anciana y estéril prima Isabel, ya va en el sexto mes de embarazo. María cree, obedece y acepta: "FIAT -YO SOY LA ESCLAVA DEL SEÑOR, HAGASE EN MI SEGUN TU PALABRA"

3.Estos textos ¿Qué tipo de Dios nos presentan?, ¿Cómo es su actuar con los hombres?

A) Es el Dios de la Historia, el Dios de la Vida, el Dios presente en la existencia de David, el muchachito simpático y desconocido, el pastor limpio y valiente, a quien el Señor reafirma como creyente, constituye como caudillo del pueblo; lo asiste en las empresas más difíciles, lo lleva a la victoria; le perdona su debilidad y su pecado; le concede ser el constructor y organizador del pueblo; un gran hombre de Estado. No le permite construir el templo. Pero le promete protegerlo dándole un descendiente y un heredero del Reino que no tendrá fin.

B) María de Nazareth: mujer sencilla, pobre, creyente, humilde, esposa fiel, sincera: llena de confianza expone su dificultad, ¿cómo ser virgen y madre?. El Señor ha escogido a María, la ha hecho Inmaculada, Santa, Virgen y Madre. La asiste de manera especial para que tenga fe y acepte a su Hijo, Cristo Jesús, fruto bendito de su vientre. Sea la cooperadora más cercana en su obra. María da su consentimiento libre y consciente: "FIAT" "HAGASE" María tiene fe: acepta al Dios de la Historia y coopera gustosa con Él.

C) El Dios de la Historia es el Creador y Padre de todos, confía en sus criaturas, dialoga con ellas, les da seguridad, les deja su propia responsabilidad. Espera que sus hijos sean sus colaboradores en toda la Obra de la Vida. Con toda razón R. Tagore decía: "Cada niño que viene al mundo nos trae el mensaje de que Dios todavía no ha perdido la esperanza en los hombres". Efectivamente el Misterio de la Navidad resalta que Dios ve en el ser humano los valores que le infundió en la creación y por la encarnación, haciendo que el HIJO ETERNO SEA VERDADERO HOMBRE, quiere dar la salvación, la vida plena, a todos los humanos que libremente la acepten. Es el glorioso intercambio de que nos habla San Irineo: "Dios se hace hombre para que los hombres se hagan Dios".

D) Plenamente convencido de la Misericordia de Dios proclamada en estos textos, me permito expresar a todos mis hermanos de Cuernavaca y de México mis deseos de Navidad: ¡FELIZ NAVIDAD! ¡ JESUCRISTO ES LA NAVIDAD ¡ ¡ SIN JESUCRISTO NO HAY NAVIDAD!

1. Nuestro Dios es el Dios Vivo, el Dios de la Vida.
2.- La persona humana es imagen y semejanza de Dios. Nunca puede reducirse a cosa.
3. Jesucristo nos ha revelado: "Yo he venido para que tenga Vida y la tengan en abundancia"
4. Jesucristo es el Evangelio de la Vida. Este Evangelio nos invita y nos dice a cada uno: a) Agradece la Vida. b) Cultiva la Vida c) Defiende la Vida d) Celebra la Vida e) Proclama la Vida.
5. Como personas responsables decimos NO a la clonación reproductiva
6. Como personas responsables decimos NO a la clonación terapéutica.
7. Como personas responsables decimos SI a la protección del genoma humano y del embrión humano.
8. La Iglesia nos enseña que nunca deben enfrentarse la razón y la fe: "Pues la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad ".
9. Decimos SI al progreso científico con Ética, con Moral
10. Decimos SI a las inversiones a favor de la persona. Nunca contra la persona, contra su dignidad, contra sus derechos.
11. Todos los Países civilizados dicen NO a la clonación en cualquiera de sus formas. México no puede ser el País de la maquila, de la manipulación del genoma, del embrión humano.
12. Bienvenidas las acciones científicas que NO atenten contra la vida, ni contra la dignidad de la persona, contra sus derechos.
13. Como personas responsables decimos NO al imperativo tecnológico: "Hay que aceptar lo que es técnicamente posible". Es necesaria la Etica, la Moral.
14. El individuo no está en función de la especie: esto sería dictadura.
15. El valor de la persona es radical. Este principio lo aceptan todos los hombres de buena voluntad, desde luego los cristianos.
16.No sólo se debe preguntar ¿QUÉ es el genoma, QUÉ es el embrión humano, sino fundamentalmente ¿ QUIÉN ES EL GENOMA, QUIÉN ES EL EMBRION HUMANO?.
17.Hay dos células fundamentales: el ovocito y el espermatozoo que dan origen a un nuevo individuo, distinto del padre y de la madre.
18. El embrión humano es un individuo humano desde la concepción.
19. El genoma humano, unico e irrepetible, presente al momento de la concepción ya es una persona con todos sus derechos, sobre todo con el primer derecho: EI DERECHO A LA VIDA.
20. El principio anterior lo reconoce la Suprema Corte de la Nación, basada en el artículo 14 de nuestra Constitución.
Que María, la Madre del Niño, la que anunció en México al Dios por quien se vive, nos acompañe y ayude a vivir esta Navidad

JESUCRISTO AYER HOY Y SIEMPRE
FLORENCIO OLVERA OCHOA + OBISPO DE CUERNAVACA

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