“¿Has venido para acabar con nosotros?”
- 02 Septiembre 2014
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El Papa saluda a Maradona
El Papa recibe en audiencia a los protagonistas del 'Partido por la paz"
Francisco: "Con este partido, diréis 'no' a cualquier tipo de discriminación"
"Debéis dar un buen ejemplo a los jóvenes dentro y fuera del campo"
Redacción, 01 de septiembre de 2014 a las 18:20
Podéis dar testimonio en favor de los ideales de pacífica convivencia civil y social, para construir una civilización basada en el amor
Protagonistas del partido por la paz
El papa Francisco reconoció a los protagonistas del "Partido por la Paz", que se jugará este lunes en Roma, el papel fundamental que desempeñan para demostrar que es posible construir "un mundo de paz" y afirmó que, con este encuentro, el fútbol dirá "no" a cualquier tipo de discriminación.
"La discriminación es un desprecio y vosotros,con este partido, diréis 'no' a cualquier tipo de discriminación", afirmó Jorge Bergoglio, según informó la Santa Sede, durante el encuentro que mantuvo con los participantes de este partido en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa Francisco ha instado a los jugadores de fútbol a "dar un buen ejemplo a los jóvenes dentro y fuera del campo" durante la audiencia en el aula Pablo VI previa al partido Interreligioso por la Paz que se jugará esta noche a las 21,00 horas en el Estadio Olímpico de Roma, según ha informado Radio Vaticana.
"Ellos se fijan en vosotros cada día", ha comentado ante grandes estrellas del fútbol como Diego Armando Maradona, Alex Del Piero, Javier Zanetti, Buffon o Paolo Maldini.
El "Partido por la Paz", el primero de estas características, es una iniciativa organizada porScholas Occurrentes y la Fundación PUPI italiana, fundada por el ex jugador argentino Javier Zanetti.
El de hoy será un evento histórico pues reunirá en el mismo campo a futbolistas de diversas nacionalidades, desde Lionel Messi (Baja a última hora), hasta Arturo Vidal, pasado por Diego Armando Maradona, Juan Iturbe, Samuel Eto'o, Mesut Özil o Zinedine Zidane, entre otros.
Además, participarán más de veinte latinoamericanos, entre los que se encuentran Freddy Guarín, Maxi Rodríguez, Diego Alfredo Lugano o Ricky Álvarez, y otras viejas glorias como el chileno Iván Zamorano, el brasileño Ronaldinho o el colombiano Carlos Valderrama.
Todos ellos saldrán al césped del Estadio Olímpido de Roma a las 20.45 hora local (18.45 GMT) para jugar en favor de la paz y de la convivencia religiosa.
Durante su alocución, Bergoglio reconoció el papel fundamental que, dijo, pueden desempeñar los futbolistas para dar ejemplo y demostrar que es posible construir "un mundo de paz, en el que creyentes de diversas religiones" convivan "en armonía y con respeto".
"El evento deportivo de hoy es un gesto simbólico para hacer comprender que es posible construir la cultura del encuentro y un mundo de paz, en el que creyentes de diversas religiones, conservando su identidad, puedan convivir en armonía y con respeto mutuo", afirmó.
Y prosiguió: "Incluso con vuestras actitudes cotidianas, llenas de fe y espiritualidad, humanidad y altruismo, podéis dar testimonio en favor de los ideales de pacífica convivencia civil y social, para construir una civilización basada en el amor, la solidaridad y la paz".
Finalmente, el papa Francisco se refirió a la importancia del encuentro para recaudar fondos que serán donados al proyecto "Una alternativa de vida" para crear una red escuelas en Buenos Aires y dar un futuro a miles de niños.
"El partido de hoy será una ocasión para recaudar fondos que serán destinados a proyectos solidarios, pero también será un reflejo de valores universales que el fútbol y el deporte en general pueden fomentar: la lealtad, el intercambio, la aceptación, el diálogo y la confianza en los demás", concluyó.
Texto completo de las palabras del Papa
¡Queridos amigos, buenas tardes!
Estoy feliz de encontrarlos con motivo del partido interreligioso por la paz, que jugarán esta noche en el Estadio Olímpico de Roma. Les agradezco porque han adherido con rapidez a mi deseo de ver a campeones y entrenadores de varios países y de diversas religiones enfrentarse en una competición deportiva, para testimoniar sentimientos de fraternidad y de amistad. Mi reconocimiento va de forma particular a las personas y a los entes que han contribuido a la realización de este evento. Pienso de manera especial a la "Scholas Occurrentes", que obra ante la Pontificia Academia de las Ciencias, y a la "Fundación Pupi Onlus".
El partido de esta noche será ciertamente una ocasión para recoger fondos de apoyo a proyectos de solidaridad, pero sobre todo para reflexionar sobre valores universales a los que el fútbol y el deporte en general pueden contribuir: la lealtad, el compartir, la acogida el diálogo, la confianza en el otro. Se trata de valores que acomunan a toda persona independientemente de la raza, de la cultura y del credo religioso. Es más, el evento deportivo de esta noche es un gesto altamente simbólico para hacer entender que es posible construir la cultura del encuentro y un mundo de paz, donde creyentes de religiones diversas, conservando su identidad - porque cuando he dicho "independientemente" esto no quiere decir "dejar de lado": no - creyentes de religiones diversas, conservando su propia identidad, pueden convivir en armonía y en el respeto reciproco. Todos sabemos que el deporte, en particular el futbol, es un fenómeno - un fenómeno, si - humano y social que tiene tanta importancia e incidencia en los usos y en la mentalidad contemporánea. La gente, especialmente los jóvenes, los observan con admiración por sus capacidades atléticas: es importante dar un buen ejemplo ya sea en el campo que fuera del campo. En las competiciones deportivas están llamados a mostrar que el deporte es alegría de vivir, juego, fiesta, y como tal debe ser valorizado mediante la recuperación de su gratuidad, de su capacidad de estrechar lazos de amistad y la apertura de unos hacia los otros. También con sus comportamientos cotidianos, cargados de fe y de espiritualidad, de humanidad y de altruismo, pueden dar testimonio a favor de los ideales de pacífica convivencia civil y social, para la edificación de una civilización fundada sobre el amor, sobre la solidaridad y sobre la paz. Y esta es la cultura del encuentro: trabajar así.
Que el encuentro futbolístico de esta noche pueda reavivar en cuantos participan la consciencia de la necesidad de comprometerse para que el deporte contribuya a llevar un valido y fecundo aporte a la pacifica coexistencia de todos los pueblos, excluyendo toda discriminación de raza, de lengua, y de religión. Ustedes saben que discriminar puede ser sinónimo de "despreciar". La discriminación es un desprecio, y ustedes con esta partida de hoy, dirán "no" a toda discriminación. Las religiones, en particular, están llamadas a hacerse vehículo de paz y jamás de odio, porque en nombre de Dios se debe llevar siempre y solamente amor. Religión y deporte, entendidos en esta forma auténtica, pueden colaborar y ofrecer a toda la sociedad señales elocuentes de aquella nueva era en la que los pueblos "no alzarán más la espada uno contra el otro" (cfr Is 2,4).
En esta ocasión tan singular y significativa, como lo es la competición futbolística de esta noche, deseo entregar a todos ustedes este mensaje: ¡ensanchen sus corazones de hermanos a hermanos! Este es uno de los secretos de la vida: ensanchar los corazones de hermanos a hermanos; y también la dimensión más profunda y auténtica del deporte. Gracias.
Evangelio según San Lucas 4,31-37.
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!". Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Catecismo de la Iglesia Católica
§ 311-314 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
“¿Has venido para acabar con nosotros?”
Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral. Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien [...]. Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres, Dios, por la superabundancia de su gracia (cf Rm 5, 20), sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no por esto el mal se convierte en un bien.
"En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8, 28). El testimonio de los santos no cesa de confirmar esta verdad. Así santa Catalina de Siena dice a "los que se escandalizan y se rebelan por lo que les sucede": "Todo procede del amor, todo está ordenado a la salvación del hombre, Dios no hace nada que no sea con este fin". […] Y Juliana de Norwich: "Yo comprendí, pues, por la gracia de Dios, que era preciso mantenerme firmemente en la fe (...) y creer con no menos firmeza que todas las cosas serán para bien [...] Tú misma verás que todas las cosas serán para bien" ("Thou shalt see thyself that all manner of thing shall be well".
Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios "cara a cara" (1 Co 13, 12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra.
San Esteban
San Esteban de Hungria Hijo del rey Geza, San Esteban gobernó una de las etapas más difíciles para el cristianismo en Hungría, pues ésta estaba constituida por pueblos de raíces bárbaras y guerreros, y por lo tanto muy reacias a la religión católica. Al llegar al trono, el santo designó como primer Arzobispo a San Astrik a quien envió a Roma para obtener del Papa Silvestre II la aprobación de una auténtica organización eclesiástica en su país.
El santo monarca mandó construir en Szkesfehervar una Iglesia dedicada a "Nuestra Señora" así como también, terminó la construcción del monasterio de "San Martín", iniciada por su padre. No sin vencer grandes dificultades, consiguió eliminar muchas de las costumbres supersticiones bárbaras, derivadas de la antigua religión y, por medio de rigurosos castigos, logró reprimir las blasfemias, el asesinato, el robo, el adulterio y otros crímenes públicos.
Tuvo especial benevolencia a los pobres y a los oprimidos, por considerar que, al recibirlos con solicitud, se honra a Cristo, quien nos dejó a los pobres en su lugar, al abandonar la tierra. San Esteban fue el fundador y el arquitecto del reino independiente de Hungría; murió a los 73 años en la fiesta de la Asunción del 1038.
Fue sepultado en una tumba contigua a la de su hijo, el beato Emeric, en Szekesferhervar y en su sepulcro se realizaron algunos milagros.
Oremos
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de San Esteban, seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
LA AUTORIDAD QUE JESÚS NOS DA
1 Corintios 2, l0b-16; Sal 144, 8-9. 10-11. 12-13ab. 13cd-14; Lucas 4, 31-37
En las lecturas de hoy encontramos un elemento común que es bueno considerar. San Pablo nos dice: “el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie”. Y en el Evangelio se señala que Jesús hablaba con autoridad de manera que todos quedaban estupefactos.
San Pablo, en su carta indica que los cristianos recibimos un espíritu que no es de este mundo. Y al respecto señala tres cosas muy importantes. La primera es que ese Espíritu nos permite “tomar conciencia de los dones que de Dios recibimos”. La segunda es que dicho Espíritu está por encima del nivel humano, de tal manera que para muchos pasa desapercibido y otros no lo entienden. El tercer aspecto es el ya señalado de que gracias al Espíritu de Dios nos es dado juzgar sobre todas las cosas.
El pensamiento relativista y el escepticismo han llevado a algunos cristianos a minimizar el papel de la fe en la formación de la razón y en nuestra mirada sobre las cosas. Por la fe quedamos capacitados para ver el mundo con la mirada de Jesucristo. Si bien es verdad que la fe es oscura respecto de las realidades divinas, también lo es que ilumina las humanas. El cristiano entiende mejor el mundo porque conoce más el designio de Dios sobre las cosas. Lo mismo podemos decir sobre el hombre. Al conocernos en Jesucristo entendemos con mayor plenitud el sentido de nuestra vida y nuestra vocación.
El Evangelio nos da un ejemplo. Cuando Jesús entra en la sinagoga el hombre que estaba poseído por el demonio se pone a gritar. Lo que ha sucedido es que la presencia de Jesús ha sacado a la luz algo que estaba oculto. Esa verdad se muestra de una forma violenta porque allí hay algo que está contra el hombre y Jesús ha venido a destruirlo. Es decir, el Señor ha venido para salvar al hombre.
Meditando sobre estos textos me sorprende aún más el desprecio con que algunos fieles tratan su formación. Parecería que el conocimiento del dogma, del magisterio de la Iglesia, de las Sagradas Escrituras y la misma formación en la piedad no aportara nada al hombre. Todo ello construye al hombre en su integridad. Y la vida cristiana que nos es comunicada por Jesucristo conduce a la perfección nuestra humanidad. Es por ello que tantos santos han actuado como verdaderos “expertos” en multitud de asuntos humanos y han extraído lo mejor de las situaciones. Eso lo posibilita el Espíritu de Dios que nos es dado.
Que la Virgen María ilumine nuestros corazones para que sintamos el gran don de ser hijos de Dios. Que cada día lo afrontemos desde la conciencia de que Dios es nuestro Padre y Jesús nos acompaña en todas nuestras accciones.
2 de septiembre 2014 Martes XXII 1 Co 2, 10b-16
Pablo es muy claro cuando dice: "El que tiene miras puramente humanas no admite nada que venga del Espíritu de Dios; le parece un absurdo y no lo entiende, porque sólo lo podría penetrar con los ojos del Espíritu ».¿Com podríamos distinguir entre los criterios estrictamente humanos, y los del Espíritu? Señor, que sea limpio de corazón, y tenga la sabiduría del Espíritu.
El Papa con el cardenal Braz
"La gestión de bienes de Iglesia no puede ser de tipo capitalista, sino evangélico"
Braz d'Aviz pide a frailes y monjas que reflexionen sobre su "vida afectiva y sexual"
Su dicasterio realiza un sondeo sobre autonomía, formación y clausura de las monjas
Redacción, 31 de agosto de 2014 a las 16:30
Hay que abrir nuestros oídos a la cultura actual y captar las exigencias a las que el Evangelio puede responder
(L´Osservatore Romano).- En un mundo dominado por las lógicas de mercado, debe ser el Evangelio el criterio fundamental para la gestión de los bienes en las comunidades religiosas. Por ello la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica ha pensado en la publicación de algunas líneas orientativas sobre la economía. El documento es fruto también del simposio sobre la economía que tuvo lugar en el "Antonianum" el pasado mes de marzo. Habla de ello en esta entrevista al periódico el cardenal prefecto Joao Braz de Aviz, que traza, además, un identikit del religioso según las enseñanzas del Papa Francisco.
La gestión de los bienes patrimoniales de las comunidades religiosas en un tiempo de crisis de vocaciones y también de crisis económica constituye un doble desafío. ¿Cómo afrontarlo?
El tema es de gran actualidad. Por ello el Papa Francisco quiso que se dedicara un simposio a esta cuestión. Y nosotros programamos organizarlo del 8 al 9 de marzo pasado en la Pontificia Universidad Antonianum. El tema de los trabajos se refería precisamente a la gestión de los bienes eclesiásticos religiosos "al servicio del humanum y de la misión de la Iglesia". Y hemos descubierto una gran exigencia de algo más profundo y nuevo en este ámbito. Lo hemos comprendido al ver la sensibilidad de los religiosos en la participación en el simposio. Nos preparamos para recibir a cuatrocientas personas, en cambio, no solo participaron seiscientas, sino que otras quinientas quedaron fuera.
¿A qué se debe esta gran expectativa?
Al hecho de que el problema es real. Por un lado hay un nuevo florecimiento de monasterios, eremitorios, congregaciones, nuevas sociedades de vida apostólica, pero por otra parte hay una decadencia bastante acentuada de algunas realidades.
Tal decadencia plantea interrogantes respecto a los bienes. ¿A quién van estos patrimonios? ¿Cómo proceder? Y esto es solo un aspecto del problema.
¿Y el otro aspecto a considerar?
Es el que se refiere a los religiosos que trabajan en el ámbito de la educación y la salud, que son quienes perciben un cambio en sus relaciones con los Estados, no solo en Italia, sino en el mundo. Estas relaciones han llegado a ser más difíciles, porque, en muchos casos, la colaboración que había antes, ahora ya no existe. A decir verdad, parece que aún existe y que hay confianza, pero nos encontramos en un callejón sin salida del que no se puede salir. El dinero del Estado no llega o llega con mucho retraso o en menor cantidad. Otro factor a tener presente es la falta de preparación técnica de algunos consagrados en la gestión de los bienes con las nuevas disposiciones estatales y las diversas implicaciones administrativas. Por ello es urgente una formación más amplia. Además de esto, es necesario que ciertos criterios de administración evolucionen en el seno de la Iglesia, porque la gestión no puede ser de tipo capitalista, sino evangélico.
¿Qué significa en concreto?
Vivimos en una cultura que considera el capitalismo como la ley que gobierna la gestión del dinero. Para los religiosos no debe ser así: debe prevalecer el Evangelio, no al contrario. Mientras que en muchos casos el Evangelio se deja en segundo plano. Y en ese sentido nuestra mentalidad debe cambiar mucho. Precisamente por esto, gracias también a la aportación de muchas personas que han madurado una experiencia en el ámbito de la gestión de los bienes religiosos, hemos elaborado las Líneas orientativas para la gestión de los bienes en los institutos de vida consagrada y en las sociedades de vida apostólica.
A propósito de documentos, vuestra Congregación, en colaboración con la de los obispos, está revisando Mutuae relationes, o sea los criterios sobre las relaciones entre los obispos y los religiosos en la Iglesia.
El Papa lo pidió explícitamente. Y hay novedades. En primer lugar, creemos, y el Papa Francisco lo confirmó, que uno de los criterios para establecer relaciones maduras entre obispos y superiores religiosos en los diversos carismas debe ser la espiritualidad de comunión. Este debe ser el criterio. Juan Pablo II decía que será el criterio para el nuevo milenio cristiano. Esto tiene consecuencias muy fuertes en la relación entre obispos y fundadores.
Las dos realidades son necesarias, pero deben tomar como modelo para las relaciones humanas la comunión de la Trinidad. De manera secundaria, nos inspiramos en el Papa Wojtyla cuando usa una expresión en cierto sentido nueva y habla de aspectos co-esenciales de la Iglesia. Uno es el aspecto carismático y el otro el jerárquico. No dice que estén sometidos el uno al otro, porque no lo están.
En el carisma habla el Espíritu Santo. Por otra parte, ningún carisma existe en la Iglesia si la Iglesia no lo confirma. Si no se da esta relación entre las dos partes, basada en el misterio, hay problemas, hay superposiciones.
El Espíritu Santo no está sometido a la jerarquía, es al contrario. Hay que corregir esta mentalidad, porque no somos dueños del misterio. Por otra parte, el Espíritu no crea confusión, sino armonía para el desarrollo de la Iglesia. Y el Pontífice invita a seguir adelante en la co-esencialidad.
Estos dos principios guiaran el trabajo que estamos realizando junto con la Congregación para los obispos treinta y seis años después de la Mutuae relationes. Espero que el documento esté listo para el Año de la vida consagrada.
¿Entre los documentos en revisión está también la constitución apostólica Sponsa Christi de Pío XII?
Sí, si bien los trabajos están recién empezando. El Papa quiere que el texto sea revisado porque es preconciliar. Quedamos un poco sorprendidos por el hecho que no existe una constitución apostólica posterior sobre el mismo tema, sino sólo una instrucción de 1999, la Verbi sponsa. En este momento, estamos escuchando a las consagradas de vida contemplativa. Queremos madurar con ellas. Hemos promovido un sondeo sobre tres puntos: la cuestión de la autonomía, la formación y la clausura.
En lo que respecta a la autonomía es necesario comprenderla bien, para que favorezca la vida comunitaria según las diversas reglas. El segundo punto es la cuestión de la formación. ¿Cómo ofrecer la formación? ¿Solo dentro del monasterio? ¿Y cómo hacer para que se garantice algo más, para que no permanezcan al margen de la Iglesia o que su riqueza no permanezca solo dentro? Tercer aspecto: ¿cómo vivir la clausura en el mundo de hoy.
Usted antes hizo referencia al Año de la vida consagrada. ¿Qué se espera de esta cita?
Somos conscientes de los problemas que hay en la vida religiosa. Queremos, sin embargo, ver el aspecto positivo, porque los consagrados son un inmenso don para la Iglesia. Entonces deseamos dar una mirada al pasado incluso si hubo dificultades, errores, sobre todo desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, pero mirar con una memoria agradecida.
La gratitud es esencial, porque este don de Dios ha sido muy grande. Tratamos de descubrir cuál ha sido la acción de Dios en la vida consagrada.
Queremos también contemplar con pasión el presente. O reconstruimos esta mirada de pasión de la vocación de los consagrados o no tenemos sitio en la Iglesia. ¿Qué ha sucedido en los consagrados? Hubo una mirada de Dios que dio un carisma, como un don para ser vivido. Es, por lo tanto, la experiencia de Dios lo que interesa ante todo. Y esto no se puede perder. Se pueden dejar las obras, las estructuras, cosas de nuestra historia que son secundarias, pero la mirada de Dios, su amor, no podemos perderlo. Así, hemos enfocado todo esto en el presente. Y para el futuro, como Dios en la Biblia en toda la historia no abandonó jamás al hombre y jamás le ha sido infiel -la infidelidad se dio siempre por parte del hombre-, queremos mirar adelante con mucha confianza. No es que vayamos hacia la destrucción, vamos hacia la purificación de la experiencia de Dios. Esto es distinto. Entonces, no se trata tanto de aprender el ars moriendi, sino aprender a seguir al Señor. Útiles para reflexionar son también las cartas circulares que estamos publicando. La primera fue Alegraos. La segunda se basará en el éxodo, en la experiencia del pueblo de Dios que miraba la nube para escrutar los signos divinos.
¿Qué objetivos os habéis fijado?
En ese camino para el Año de la vida consagrada tenemos tres objetivos, muy sencillos, pero muy positivos, inspirados en el Concilio: la séquela Christi, porque no es posible ser consagrados si no somos discípulos de Jesús. El Vaticano II indica ir a la centralidad de la Palabra y de la vida de fraternidad. Debemos revisar completamente el concepto de autoridad y de obediencia. Rever también las relaciones hombre-mujer que tenemos que profundizar mucho más. Segundo objetivo es volver a la inspiración inicial de nuestros fundadores. ¿Estamos en lo esencial o estamos fuera del camino? Se debe encontrar el valor de cortar lo que no es del fundador y permanecer fieles a él. Volver, es decir, a la intuición carismática.
Tercera finalidad es tener consciencia de que Dios habló en el pasado y habla aún en el presente. Las personas de hoy no son las de ayer. Debemos actualizar el mensaje, hay que tener el valor de escuchar. A veces se piensa que se sigue a Cristo, pero se le sigue de un modo vinculado a un tiempo determinado. Esto no funciona. Porque si el fundador estuviese vivo dialogaría con el mundo de hoy. Hay que abrir nuestros oídos a la cultura actual y captar las exigencias a las que el Evangelio puede responder.
¿Se puede trazar el identikit del religioso según las enseñanzas del Papa Francisco?
Ante todo pienso que el religioso es un profeta, como dice el obispo de Roma. Es la profecía lo que define al religioso, porque anuncia valores que se están perfeccionando y serán los valores del futuro. Anuncia en el hoy las cosas que vendrán. El religioso debe despertar al mundo, para que conozca y sepa esto, para que se confronte con esta experiencia. Si pensamos en la consagración a Dios en la virginidad, al no apoyarse en los bienes, al no tener autoridad en el sentido de opresión, sino en el sentido de la fraternidad, anuncia los valores proféticos. El consagrado puede entonces despertar verdaderamente al mundo. El Papa luego insiste mucho en la cuestión de la fraternidad para salir hacia la gente, los pequeños, los pobres. En la fraternidad, si no hay un clima de familia no se permanece.
Se busca encontrar el propio sitio en la Iglesia. Sin embargo, a veces no se encuentra no porque no exista la llamada, sino porque la persona no se ha sentido en casa, no es feliz. El Pontífice luego no ve la vida consagrada como una realidad abierta, para que los demás entren, sino abierta para salir y decir lo que se tiene. Pero si uno no tiene nada, ¿qué puede ofrecer? En este sentido, hay un deseo muy grande de autenticidad. El de ir hacia los pobres ya está presente en los religiosos que, con un corazón inmenso, están presentes y cercanos a quien pasa necesidad. Aún hay que reforzar esta presencia.
¿Cómo ve el futuro de los consagrados?
Preveo que muchas de las formas históricas se perfeccionarán. Ya no es posible tener una visión «autoritaria» de la autoridad. No se es más porque se es superior, sino hermanos y hermanas como los demás. No puede darse, además, una obediencia que disminuya a la persona. Se obedece para ser más, para poder entrar en la profecía de Dios. La otra cuestión sobre la cual se debe reflexionar es la dimensión afectiva y sexual. Nos hemos alejado entre hombre y mujer de un modo que no es correcto, porque ya no nos conocemos y entonces no integramos el valor de la otra parte. Somos mundos completamente separados. Se debe encontrar una luz más alta que nos dé la capacidad de mirar a los ojos, pero con los ojos de Dios, de un modo hermoso, real, según las orientaciones de la Iglesia. Es necesario tener la sabiduría que preserva los valores, pero que te hace ser un hombre auténtico que no tiene miedo y que sabe relacionarse con las ideas, pero también con el cuerpo en el sentido auténtico, normal, de quien sonríe de la forma con la que se puede servir a Dios.
Presencia de Dios
Él viene y toca el corazón como y cuando quiere. Yo no hago más que ponerme a salvo de su suave presencia. Dios siempre entra de puntillas.
Libertad
Pido ser liberado de los ruidos interiores y exteriores que me impiden ir más a fondo en la vida. Una vida superficial es una vida encadenada por los engaños.
Conciencia
En este momento, Señor, vuelvo hacia ti mis pensamientos. Quiero descansar y renovarme con tu Palabra.
Decir adiós a Dios
Haredim
"Saying goodbye to God" ("Decir adiós a Dios") es el título de un artículo de Financial Times (5 y 6 de julio 2014) donde se narran las peripecias de algunos israelíes que han abandonado su pertenencia a la comunidad fundamentalista judía de los Haredim. Esta decisión les ha llevado a un cambio radical de vida. Han tenido que superar el desprecio de quienes se quedan en la comunidad, recuperar la falta de formación científica y técnica (los únicos estudios que hacían eran la memorización literal de la Biblia), adaptarse a una nueva manera de vestir (iban siempre vestidos de negro, y las mujeres con la cabeza cubierta), etc
Algunos de estos ex Haredim, además, han dejado de creer. Uno de ellos, en Yossi (25 años, casado y con un hijo) escribía una tierna carta de amor al Dios en que había dejado de creer: "Te echo de menos terriblemente. Eres un amigo, hermano, padre, educador, compañero y amante. Lo eras todo para mí y no me dejabas nunca solo ".
Las decisiones de creer o no creer son diversas, y todas radicalmente respetables: porque, más allá de la solidez racional de los argumentos, están probablemente relacionadas a experiencias vitales profundas. Y no es bueno despreciar ninguna experiencia vital. Por eso pienso que todo creyente debe respetar radicalmente todo no creyente, y todo no creyente debe respetar radicalmente todo creyente.
En el caso de Yossi, parece que la experiencia vital de la pertenencia a los Haredim la ha acabado ahogando y lo ha empujado a abandonar tanto la comunidad como la imagen de Dios que la legitimaba. Ojalá que esta decisión le ayude a deshacerse de la imagen de un Dios controlador, obsesionado por los detalles, despreciativo de la ciencia como medio para conocer y transformar el mundo, y excluyendo los que no son "de nuestros ".
Pero también ojalá que, vaciando la bañera, no se le escolio al niño con el agua sucia. porque nos puede derribar la imagen idealizada de un ser querido, sin que dejemos de amarla. Por eso me duele que a veces pase con Dios que alguien que la quiere desde el fondo del corazón, como en Yossi, acabe dejando de confiar en Él, aunque "lo echa de menos terriblemente".
Porque confiar en el propio corazón, que desea Dios, es confiar en Dios mismo.
Es confiar en el Espíritu de Dios, que habita en mi corazón (Romanos 5, 5).
Y, para aquellos que confían, este mismo Espíritu irá haciendo evolucionar paso a paso las imágenes -siempre idealizadas, siempre inadecuadas- que nos hacemos de Dios.
· ¿Qué debates interiores estoy viviendo en relación con la imagen de ciertas personas, que se cambian?
. ¿Qué hago para rehacer su imagen sin dejar de amarlas?
· ¿Qué experiencias vitales del pasado han configurado mis imágenes de Dios? Como reelaboro estas imágenes a medida que la vida me las derriba?
Dios te quiere santo
¿Y tú? Él te conoce por tu nombre y apellidos. Él quiere siempre lo mejor para ti y sigue soñando maravillas en tu vida.
Dios, tu Padre, que te ha creado, quiere lo mejor para ti Y, por eso, quiere que seas santo. La voluntad de Dios es tu santificación (1 Tes 4,3). Dios te eligió desde antes de la formación del mundo para que seas santo e inmaculado ante Él por el amor (Ef 1,4). Por eso, en la Biblia, que es una carta de amor de Dios, se insiste mucho: “Sed santos, porque yo vuestro Dios soy santo” (Lev 19,2; 20,26). Y Jesús nos dice: “Sed santos como vuestro Padre celestial es santo” (Mt 5,48). Así que tú y yo, y todos "los santificados en Cristo Jesús, estamos llamados a ser santos" (l Co 1,2).
El mismo Catecismo de la Iglesia Cató1ica nos habla en este sentido: "Todos los fieles son llamados a la plenitud de la vida cristiana" (Cat 2028). "Todos los cristianos, de cualquier estado o condición están llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad" (Cat 825). En el concilio Vaticano II, en la Constitución "Lumen gentium", todo el capítulo V está dedicado a la vocación universal a la santidad. Y dice en concreto: “Quedan invitados, y aun obligados, todos los fieles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado” (Lumen gentium n° 42). Así que está claro que puedes ser santo. Dios lo quiere ¿y tú? No digas que no tienes las cualidades necesarias. No digas que Dios no te ha llamado. No has venido al mundo por casualidad. No eres un cualquiera para Dios, no eres uno más entre los millones de hombres que han existido, existen o existirán. Él te ama con un amor personal. Él te conoce por tu nombre y apellidos. Él quiere siempre lo mejor para ti y sigue soñando maravillas en tu vida. ¿Lo vas a defraudar en sus planes divinos? ¿Crees que no vales nada? ¿Crees que todos los demás valen más que tú? Tú tienes que cumplir tu misión y ser santo, cumpliendo tu misión con las cualidades que Dios te ha dado. No envidies a nadie. No sueñes con otras misiones, no te sientas triste por no tener lo que tú quisieras “humanamente hablando”. Dios te ama así como eres. No te compares con los demás para devaluarte o para creerte superior.
Levántate de tus cenizas y de tus pecados. Levanta la cabeza y mira hacia el cielo. Allí te espera tu Padre Dios y cuenta contigo para salvar al mundo.
Sé humilde y servicial con todos. Sé amable, procura hacer felices a cuantos te rodean. Sé instrumento del amor de Dios para los demás. Que el amor sea la norma suprema de tu vida y que, por amor, des tu vida entera a1 servicio de los demás. Y tu Padre Dios se sentirá orgulloso de ti y te sonreirá en tu corazón y sentirás su paz y felicidad dentro de ti. No temas. Jesús te espera en la Eucaristía para ayudarte y nunca te abandonará. María es tu Madre y vela por ti. Los santos son tus hermanos. Y un ángel bueno te acompaña.
DESEO DE SANTIDAD
El primer paso para ser santo es querer ser santo. Si no quieres serlo, porque crees que es imposible para ti o simplemente no quieres, porque crees que hay que sufrir demasiado y prefieres tu vida tranquila y sin complicaciones... Entonces, estás perdido y nunca llegarás a la santidad.
Santa Teresa de Jesús nos habla de que hay que tener una "determinada determinación", una decisión seria de querer ser santos. Evidentemente, las personas que tienen una voluntad muy débil y que se quedan en bonitos deseos, pero no ponen de su parte y no se esfuerzan, nunca podrán llegar a ser santos, mientras no adquieran esa fuerza de voluntad que es necesaria para hacer grandes cosas.
Recuerdo que un día estaba paseando con otro sacerdote y se nos acercó un buen hombre que le dijo a mi compañero: “Padre, Ud. es un santo”. Y él le dijo: “No soy santo, pero quiero ser santo". Una buena respuesta, reconocer que somos pecadores y nos falta mucho, pero decir claramente y sin vergüenza: “Quiero ser santo”. Personalmente, cuando me dicen algo así, les digo: “Solamente soy un aspirante a la santidad”, ¿y tú?
Si quieres ser santo de verdad, debes comenzar por ser un buen cristiano. Eso significa que nunca debes mentir, ni robar, ni decir malas palabras ni ser irresponsable. Eso supone una decisión firme de evitar todo lo que ofenda a Dios y a los demás y querer ser siempre sincero, honesto, honrado, responsable...
Una vez que estás bien encaminado y deseas amar a Dios sobre todas las cosas, no debes angustiarte por no ver avances importantes, pues la santidad es un regalo de Dios que debes pedir también humildemente todos los días.
¿Lo pides de verdad y con sinceridad? Pero no pidas un determinado tipo de santidad, sea con dones místicos o sin ellos, con buena salud para trabajar o con enfermedad, con puestos importantes o sin ellos. Déjale a Dios que escoja el tipo de santidad que quiere para ti.
Él te conoce y te ama, déjate llevar sin condiciones, e invoca a tu santo patrono. ¡Qué importante es tener un nombre cristiano y tener un santo protector a quien invocar con devoción!