Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro
- 08 Febrero 2017
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Evangelio según San Marcos 7,14-23.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
Santa Josefina Bakhita
Santa Josefina Bakhita, virgen
Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo.
En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.
Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'". Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita al ver su especial carisma.
Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”
El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por quinta vez en 1882, y fue "Esta vez fui realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegada de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como hermanas de Canossa
Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación, al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada. Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"
En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia. "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000.
Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así que el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero
Su espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la llamó el Papa.
Oremos
Señor Dios, que otorgaste a Santa Josefina una especial dignidad como hija tuya y esposa de Cristo, por su obediente entrega, concédenos que movidos por su ejemplo, acompañemos a Jesús crucificado en los hermanos con amor constante y misericordia perseverante. Por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul Discursos espirituales, primera serie, 21
“Oh Dios, crea en mí un corazón puro.” (Sal 50,12)
Está escrito que sólo la ayuda de Dios salva. Cuando un hombre se da cuenta que ya no hay salvación, se pone a orar. Y cuanto más ora, tanto más su corazón se humilla, ya que no se puede orar y pedir sino es con humildad. “Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.” (Sal 50,19) Mientras no adquiera un corazón humilde, el hombre está expuesto a la dispersión. La humildad recoge su corazón.
A un hombre humilde le envuelve la compasión y su corazón percibe la ayuda de Dios. Descubre una fuerza que se levanta en su interior, la fuerza de la confianza. Cuando el hombre experimenta así el auxilio de Dios, cuando le siente cercano y le ayuda, su corazón se llena de fe y comprende entonces que la oración es el refugio y el auxilio, fuente de salvación, tesoro de confianza, puerto seguro, luz de aquellos que viven en las tinieblas, sostén de los débiles, amparo en tiempos de prueba, ayuda en la enfermedad, escudo que libera del peligro en los combates, flecha disparada contra el enemigo. En una palabra, una multitud de bienes le viene al hombre por la oración. Su delicia será la oración. Su corazón queda iluminado por la confianza.
Un corazón nuevo
San Marcos 7, 14-23, V Miércoles de Tiempo Ordinario. Ciclo A.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, purifica mi corazón, dame un corazón nuevo. Quítame el corazón de piedra y dame un corazón de carne para que sepa amar. Ayúdame a darme cuenta del gran amor que Tú me tienes para que aprenda a ser un hermano con mis hermanos. Quiero gozar, en este momento, del gran amor que me tienes para después llevar esta experiencia de tu amor a los que están necesitados de Ti.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Qué es lo que pasa cuando pensamos mal de alguien o lo criticamos? ¿De dónde vienen esos sentimientos negativos? ¿Porqué vemos de forma distinta los defectos del amigo y los defectos del vecino del cual ya estamos cansados? ¿Qué pasaría si en lugar de centrarnos en los aspectos negativos y los defectos de alguien viésemos sus cualidades? Y con estas preguntas nos podemos dar cuenta que muchas veces la visión del mundo parte de nuestro interior. Podemos ver las cosas con un espíritu positivo o podemos ver todo de forma oscura.
Por eso es necesario renovar nuestro corazón y hacerlo como el de un niño. Dejar a un lado nuestros intereses y amar con un corazón puro. Pienso que los niños nos enseñan muchas cosas, a ser felices; a ver las cosas con sencillez y no hacernos líos; a saber reír de uno mismo y a perdonar. Los niños son grandes porque no se quedan encerrados en sus problemas sino que saben abrir el corazón para recibir a todos, sea quien sea y piense como piense.
Jesús, dame un corazón que sepa amar sin cálculos ni medidas. Un corazón que no se limite ante las dificultades sino que sepa abrir el corazón a todos, sin temor a ser herido o humillado. Un corazón con buen humor para que sepa ver mis propias flaquezas y reírme de ellas. Un corazón inteligente que sepa ver en el otro no una barrera sino un amigo y un compañero. Un corazón que sepa dar y ver en los demás a hermanos necesitados de un consejo o un abrazo. Un corazón de niño.
«De diversos modos la Sagrada Escritura nos dice que las intenciones buenas y malas no entran en el hombre desde el exterior, sino que brotan de su “corazón”. “De dentro —afirma Jesús—, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas”. En la Biblia, el corazón es el órgano no sólo de los afectos, sino también de las facultades espirituales, la razón y la voluntad, es la sede de las decisiones, del modo de pensar y de obrar. La sabiduría de las elecciones, abierta al movimiento del Espíritu Santo, compromete también el corazón. De aquí nacen las obras buenas, pero también las que son fruto de una equivocación, cuando se rechaza la verdad y las sugerencias del Espíritu.» (Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Jesús, voy a vivir viendo lo positivo de todos. Voy a tratar a los demás con especial delicadeza y si alguien me cae mal pasaré un tiempo con él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Francisco en la audiencIa: ‘Estaré en comunión con los peregrinos que festejan en Lourdes’
El sábado 11 es la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y la 25º Jornada mundial del enfermo
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Estaré con todo mi corazón en comunión con los peregrinos que el sábado festejarán a Nuestra Señora de Lourdes, en particular con los enfermos”, dijo el papa Francisco en italiano, palabras inmediatamente traducidas en francés, durante la audiencia general de este miércoles 8 de febrero de 2017, en la Sala Pablo VI del Vaticano. Los jóvenes franceses reaccionaron calurosamente a las palabras del Santo Padre y él les saludó con la mano, sonriendo al mi “Saludo cordialmente –dijo el Papa– a los peregrinos que hablan francés, en particular a los jóvenes que viene de Francia. Estaré en comunión de oración con los peregrinos que el sábado festejarán a Nuestra Señora de Lourdes, en particular con los enfermos. La Virgen Inmaculada les dé el coraje y la esperanza y los custodie en la paz”. El evento será el próximo sábado 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y ’25º Jornada mundial del enfermo’, que tendrá lugar en el santuario mariano fancés, por la treceava vez después que fue instituida en 1992, tras las celebraciones de 1993 y 2004. El tema de la jornada es: “Maravillarse por todo lo que Dios ha realizado: el Todopoderoso ha hecho en mi grandes cosas…”.El cardenal secretario de estado, Pietro Parolin será el legado pontificio.
Francisco, en la audiencia de hoy
"La ofensa se vence con el perdón; para vivir en paz con todos. ¡Esta es la Iglesia!"
Francisco: "Los pequeños, los pobres, los sencillos, los marginados, mantienen viva nuestra esperanza"
"La compasión es soportar con el otro, sufrir con el otro... una palabra, una caricia, pero que salga del corazón"
Redacción, 08 de febrero de 2017 a las 12:17
Francisco: "La esperanza supone tener un corazón humilde, sólo quien es pobre sabe esperar"
Nosotros formamos parte de un cuerpo que es la Iglesia, y estamos llamados a sostenernos mutuamente en la esperanza. De aquí la necesidad de rezar unos por otros, en especial por aquellos que tienen una responsabilidad o se encuentran en dificultad
"Queridos amigos, si la morada natural de la esperanza es un cuerpo solidario, en el caso de la esperanza cristiana este cuerpo es la Iglesia, mientras que el soplo vital, el alma de esta esperanza es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no se puede tener esperanza", con estas palabras el Papa Francisco explicó en la Audiencia General del segundo miércoles de febrero, el significado de la dimensión comunitaria y eclesial de la esperanza cristiana.
Continuando su ciclo de catequesis sobre "la esperanza cristiana", el Obispo de Roma meditó sobre la importancia de esta virtud en el Nuevo Testamento, sobre todo en la Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses. El Pontífice señaló que, "el Apóstol muestra que la esperanza cristiana no tiene sólo un aspecto personal, individual, sino también comunitario, eclesial".
Se comprende entonces que no se aprende a esperar solos. Nadie aprende a esperar solo, agregó. No es posible. "La esperanza, para alimentarse, necesita necesariamente de un cuerpo - precisó el Papa Francisco - en el cual los diferentes miembros se sostengan y se animen recíprocamente. Esto entonces quiere decir que, si esperamos, es porque muchos de nuestros hermanos y hermanas nos han enseñado a esperar y han tenido viva nuestra esperanza".
Hablando en italiano, el Santo Padre explicó que el Pablo muestra que la esperanza cristiana no tiene sólo un alcance personal, individual, sino comunitario y eclesial. Por esta razón - dijo - su mirada se extiende a todas las realidades que componen la comunidad cristiana, y no es casual que comience haciendo referencia a quienes se les ha encomendado la responsabilidad y la guía pastoral, puesto que están llamados a alimentar la esperanza, no porque ellos sean mejores que los demás, sino en virtud de un ministerio divino que va más allá de sus fuerzas. De ahí que Francisco haya añadido que precisamente por esto, tienen más necesidad del respeto, de la comprensión y del apoyo benévolo de todos.
El Pontífice manifestó además que el Apóstol también pone su atención en los hermanos que corren el riesgo de perder la esperanza y caer en la desesperación. Porque quien se siente desanimado, débil, abatido por el peso de la vida y de sus propias culpas no logra levantar su ánimo. Sin embargo - prosiguió - la cercanía y el calor de toda la Iglesia deben asumir la forma exquisita de la compasión y del consuelo.
El Obispo de Roma afirmó también que la esperanza cristiana no puede prescindir de la caridad genuina y concreta. Y agregó que la esperanza, para alimentarse, necesita de un "cuerpo", en el que los diversos miembros se sostengan recíprocamente. Lo que significa - prosiguió diciendo el Papa Bergoglio - que si esperamos, es porque tantos hermanos y hermanas nuestros nos han enseñado a esperar y han mantenido viva nuestra esperanza; a la vez que añadió que entre estos, se distinguen los pequeños, los pobres, los sencillos y los marginados. Sí, porque no conoce la esperanza quien se encierra en su propio bienestar, en su propia satisfacción. Mientras quienes esperan son, en cambio, los que experimentan cada día las pruebas, las precariedades y sus propios límites.
Después de afirmar que son estos hermanos nuestros quienes nos dan el testimonio más bello, más fuerte, porque permanecen firmes en su entrega al Señor, el Papa Francisco concluyó recordando que la morada natural de la esperanza es un "cuerpo" solidario y en el caso de la esperanza cristiana este cuerpo es la Iglesia, a la vez que el soplo vital, el alma de esta esperanza, es el Espíritu Santo.
Texto completo de la catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El miércoles pasado hemos visto que San Pablo, en la Primera Carta a los Tesalonicenses, exhorta a permanecer arraigados en la esperanza de la resurrección (Cfr. 5,4-11), con esa bella palabra "estaremos siempre con el Señor". En el mismo contexto, el Apóstol muestra que la esperanza cristiana no tiene sólo un aspecto personal, individual, sino comunitario, eclesial. Todos nosotros esperamos. Todos nosotros tenemos esperanza, pero también comunitariamente.
Por esto, la mirada es enseguida extendida por Pablo a todas las realidades que componen la comunidad cristiana, pidiéndoles de orar los unos por los otros y de sostenerse recíprocamente. Ayudarse recíprocamente. Pero no solo ayudarse en las necesidades, en las tantas necesidades de la vida cotidiana, sino ayudarnos en la esperanza, sostenernos en la esperanza. Y no es un caso que comience justamente haciendo referencia a quienes les es confiada la responsabilidad y la guía pastoral. Son los primeros en ser llamados a alimentar la esperanza, y esto no porque sean mejores de los demás, sino en virtud de un ministerio divino que va más allá de sus propias fuerzas. Por tal motivo, tienen más que nunca la necesidad del respeto, de la comprensión y del apoyo benévolo de todos.
La atención luego es puesta en los hermanos con mayor riesgo de perder la esperanza, de caer en la desesperación. Pero, nosotros siempre tenemos noticias de gente que cae en la desesperación y hace cosas feas, ¿no? La des-esperanza los lleva a estas cosas feas. Se refiere a quien está desanimado, a quien es débil, a quien se siente abatido por el peso de la vida y de las propias culpas y no logra más levantarse. En estos casos, la cercanía y el calor de toda la Iglesia debe hacerse todavía más intensa y amorosa, y deben asumir la forma exquisita de la compasión, que no es tener piedad: la compasión es soportar con el otro, sufrir con el otro, acercarme a quien sufre... una palabra, una caricia, pero que salga del corazón, esto es la compasión. Tienen necesidad de la solidaridad y de la consolación. Esta es más importante que nunca: la esperanza cristiana no puede prescindir de la caridad genuina y concreta. El mismo Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Romanos, afirma con el corazón en la mano: «Nosotros, los que somos fuertes - que tenemos la fe, la esperanza o no tenemos tantas dificultades - debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos» (15,1). Sobrellevar, sobrellevar las debilidades de los demás. Este testimonio luego no permanece cerrado dentro de los confines de la comunidad cristiana: resuena con todo su vigor también fuera, en el contexto social y civil, como una llamada a no crear muros sino puentes, a no intercambiar el mal con el mal, a vencer el mal con el bien, la ofensa con el perdón: el cristiano jamás puede decir, me las pagaras. ¡Jamás! Esto no es un gesto cristiano. La ofensa se vence con el perdón; para vivir en paz con todos. ¡Esta es la Iglesia! Y esto es lo que obra la esperanza cristiana, cuando asume los lineamientos fuertes y al mismo tiempo tiernos del amor. Y el amor es fuerte y tierno. Es bello.
Se comprende entonces que no se aprende a esperar solos. Nadie aprende a esperar solo. No es posible. La esperanza, para alimentarse, necesita necesariamente de un "cuerpo", en el cual los diferentes miembros se sostengan y se animen recíprocamente. Esto entonces quiere decir que, si esperamos, es porque muchos de nuestros hermanos y hermanas nos han enseñado a esperar y han tenido viva nuestra esperanza. Y entre ellos, se distinguen los pequeños, los pobres, los sencillos, los marginados. Sí, porque no conoce la esperanza quien se cierra en su propio bienestar: espera solamente en su bienestar y esto no es esperanza: es seguridad relativa; no conoce la esperanza quien se cierra en su propia satisfacción, quien se siente siempre bien... Los que esperan son en cambio aquellos que experimentan cada día la prueba, la precariedad y el propio limite. Son estos nuestros hermanos los que nos dan el testimonio más bello, más fuerte, porque permanecen firmes en la confianza en el Señor, sabiendo que, más allá de la tristeza, de la opresión y de la inevitabilidad de la muerte, la última palabra será la suya, y será una palabra de misericordia, de vida y de paz. Quien espera, espera escuchar un día esta palabra: "Ven, ven a mí, hermano; ven, ven a mí, hermana, por toda la eternidad".
Queridos amigos, si - como hemos dicho - la morada natural de la esperanza es un "cuerpo" solidario, en el caso de la esperanza cristiana este cuerpo es la Iglesia, mientras que el soplo vital, el alma de esta esperanza es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no se puede tener esperanza. Es por eso que el Apóstol Pablo nos invita al final a invocarlo continuamente. Si no es fácil creer, mucho menos lo es esperar. Es más difícil esperar que creer. Es más difícil. Pero cuando el Espíritu Santo habita en nuestros corazones, es Él quien nos hace entender que no debemos temer, que el Señor está cerca y se preocupa por nosotros; y es Él quien modela nuestras comunidades, en una perene Pentecostés, como signos vivos de esperanza para la familia humana. Gracias.
Saludo del Papa en español:
Queridos hermanos y hermanas
Siguiendo con la lectura de la Carta a los Tesalonicenses, reflexionamos hoy con san Pablo sobre la dimensión comunitaria y eclesial de la esperanza cristiana. La esperanza, para alimentarse, tiene necesidad de un "cuerpo", en el que todos los miembros se sostienen y se animan. Nosotros formamos parte de un cuerpo que es la Iglesia, y estamos llamados a sostenernos mutuamente en la esperanza. De aquí la necesidad de rezar unos por otros, en especial por aquellos que tienen una responsabilidad o se encuentran en dificultad. Muchos hermanos nuestros nos enseñan a esperar y a mantener viva la esperanza. Los pobres y los humildes nos dan un gran testimonio de esto, porque experimentan cada día muchas pruebas, pero saben que más allá de la tristeza está el Señor, que es rico en misericordia y en paz. La Iglesia, este cuerpo al que pertenecemos, está animada por el Espíritu Santo. Su presencia en nosotros nos alienta a no temer algún mal, pues el Señor está a nuestro lado y cuida siempre de nosotros.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los animo a invocar la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, como también en medio de sus familias y comunidades, para que se avive en nosotros la llama de la caridad y nos haga signos vivos de la esperanza para toda la familia humana.